Le encanta provocarlo, seducirlo desde lejos. La forma en que la mira hace que Elin se excite. Cuando alguien se siente deseado también se siente poderoso y en ese mismo momento siente que tiene el control de todo: de su propia vida y de su deseo sexual.Elin conoce a Roland por primera vez en un pub de estudiantes. Es encantador, apuesto y un verdadero caballero, todo lo que ella pide en un hombre. Solo hay un problema: ella ya tiene pareja. La noche siguiente regresa al pub para verlo de nuevo, aunque sabe que no debería. Elin sabe que las decisiones que tome podrían cambiarlo todo.-
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Original title:
Alltid trogen
Translator: Adrian Vico Copyright © 2019, 2020 Lisa Vild and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726334739
1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
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Siempre fiel
Relato erótico
Elin entra en una sala oscura y llena de humo. Las fiestas y las discotecas no son lo suyo. Hay demasiado ruido y demasiadas personas hacinadas en un espacio pequeño, pero lo que menos le gusta es la sensación de estar sola en medio de una multitud. Todos a su alrededor parecen felices bailando y cantando. Elin se siente fuera de lugar.
Está rodeada por un grupo de amigos, los cuales están en un ambiente de fiesta épica. Su entusiasmo casi es contagioso, así que Elin piensa que puede ser una noche divertida al fin y al cabo. Pero para eso necesita tomar algunas cervezas para relajarse y que pase la noche. Con este pensamiento en mente, se dirige hacia el bar, el cual está abarrotado como de costumbre, pero se abre paso con la determinación que solo una estudiante con ganas de cerveza barata puede tener. Llama a un camarero delgado para pedir, aunque parece que es un poco joven para trabajar allí.
La cerveza fría recorre su garganta apretada y al instante siente que su efecto afloja los tensos músculos del cuello. Elin analiza la sala. Son las 10:34 de la noche y ella se muere por irse a casa con su novio, meterse en su cama estrecha y quedarse dormida acurrucada junto a él.
—Vamos a bailar —le grita Joel al oído por encima del ruido y la música.
Agarra a Elin por el brazo y la arrastra a la pista de baile repleta de gente y sudor. Joel, Elin y el resto de la pandilla bailan hasta que no pueden más. Cuando baila es como si todo lo demás se volviera borroso. De repente, no importa que la sala esté abarrotada, que haya muchachos manoseándola o que alguien se emborrache tanto que acabe vomitando en una esquina. Es solo ella, la música y su respiración.
—Necesito un poco de aire. Voy a la zona de fumadores. ¿Alguien viene? —pregunta a sus amigos.
Todos sacuden la cabeza, por lo que Elin se abre paso a través de la gente que hay en la sala hasta llegar a la zona de fumadores con las piernas un poco temblorosas. No es una sala de fumadores realmente, es un patio muy pequeño con un solo banco largo y un cenicero grande.
