Siéntate como un Buda - Lodro Rinzler - E-Book

Siéntate como un Buda E-Book

Lodro Rinzler

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Beschreibung

Todo lo que necesitas saber para comenzar a practicar la meditación aparece en este librito; una divertida y aguda guía de bolsillo para ayudarte abrir tu corazón y a concentrar la mente. Lodro Rinzler empieza desafiándote a que te preguntes, en primer lugar, por qué quieres meditar. (Lo bueno es que… ¡no hay respuestas equivocadas!) Así, pues, una vez que tengas clara tu intención, Siéntate como un Buda te enseñará todo lo básico; ofreciéndote consejos acerca de cómo convertir tu práctica de meditación en una prioridad, por muy ocupado que estés. Luego te mostrará cómo trasladar la sabiduría y compasión que descubres en la meditación a las demás áreas de tu vida.

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Lodro Rinzler

Siéntate como un buda

Traducción del inglés al castellano de Miguel Portillo

Titulo original: SIT LIKE A BUDA: A Pocket Guide to Meditation by Lodro Rinzler

© 2014 by Paul Rinzler

Publicado de acuerdo con Shambhala Publications Inc., Boston

© de la edición en castellano:

2015 by Editorial Kairós, S.A.

www.editorialkairos.com

Composición: Pablo Barrio

Diseño cubierta: Katrien van Steen

Primera edición en papel: Mayo 2015

Primera edición en digital: Diciembre 2022

© de la traducción del inglés al castellano: Esperanza Moriones Alonso

Revisión: Alicia Conde

ISBN papel: 978-84-9988-448-6

ISBN epub: 978-84-1121-121-5

ISBN kindle: 978-84-1121-122-2

Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita algún fragmento de esta obra.

Sumario

Introducción1. Entérate del porqué2. Aprende la técnica de meditación3. Aplica el Combinado tag-team esencial4. Sé regular5. Sé amable6. Supera los tres obstáculos principales7. Trabaja con las emociones8. Descubre la paz9. Conviértete en una persona dhármica10. RelájateRecursos

Para Milo, que es pequeño.

Que esto te beneficie cuando seas más grande.

Introducción

Me criaron como budista. Empecé a practicar budismo a edad muy temprana. Empecé a enseñarlo a los dieciocho años. Pero no ha sido el budismo lo que me ha convertido en lo que soy. Ha sido la meditación. La práctica de la meditación me ha calmado cuando me he sentido ansioso, me ha ablandado cuando levanté muros rodeando mi corazón abierto, y me ha permitido estar más presente tanto en los aspectos placenteros como dolorosos de mi vida. Todo el contento que he hallado en esta vida se lo debo a la práctica de la meditación. Dicho lo cual, me siento honrado de poder ofrecerte este libro, que te ayudará a poner en marcha tu práctica de meditación.

A los dieciocho años entré en la Universidad Wesleyan y no tardé en empezar a buscar una comunidad con la que meditar. Fui poniendo carteles por todas partes y en la primera reunión se presentó bastante gente. ¿Cuál era el problema? Nadie sabía cómo meditar. En el campus de la universidad no existían muchos recursos para practicar meditación. Cuando hablé del tema con un mentor, me señaló que yo ya había asistido a diversos retiros que eran requisitos previos en la formación de un instructor de meditación. «¿Por qué no lo haces tú?», me dijo. Al cabo de unos pocos meses estuve preparado y me arranqué para ofrecer meditación a otros por primera vez.

Me gustaría creer que en los más de doce años que vengo ofreciendo instrucción sobre meditación he ido mejorando. Aunque las palabras que pronuncio cuando ofrezco instrucción no hayan modificado sustancialmente mi comprensión de las mismas. Cuando apareció mi primer libro, El Buda entra en un bar, me encontré viajando mucho y ofreciendo meditación a nuevos practicantes por toda Norteamérica. Conocer a miles de personas en los últimos años me ha suavizado, y me ha permitido refinar aquello de lo que hablamos cuando tratamos de la meditación.

Nunca me he sentado para intentar escribir todo un libro dedicado únicamente a la práctica de la meditación. Aunque ya he presentado antes estas enseñanzas verbalmente, me preocupa que la experiencia de la meditación y la manera en cómo ha afectado a mi vida pudiera perder su sentido al verterlas en estas páginas. Espero que este volumen sea útil, que te ayude a la hora de establecer una práctica de meditación. Si no (y aunque lo consiga), házmelo saber. Lograr que una práctica de meditación funcione constituye un largo viaje, y yo estoy aquí para ayudarte lo mejor que pueda. Es fácil dar conmigo mediante el correo electrónico, en Facebook y en Twitter, y regularmente subo vídeos sobre meditación en YouTube.

Yo ya llevo un tiempo con una práctica de meditación establecida, que me ha cambiado de formas milagrosas. Continúa permitiéndome estar más presente y ser más compasivo. Si sigues leyendo este libro creo que también podrás establecer una práctica de meditación y ver los resultados de esta experiencia transformadora. Se trata de una especie de experimento, y esta lectura se basa en que realmente lleves a cabo la práctica que se presenta en estas páginas. Concédele una oportunidad a la meditación y únete a mí en este experimento, ¿vale? Te lo vuelvo a repetir: estoy aquí para ti; lo haremos juntos.

LODRO RINZLER

6 de junio de 2013

Brooklyn, Nueva York

Primer paso: entérate del porqué

Siempre que alguien me dice que le interesa la meditación, le pregunto por qué. A veces esas personas parecen sorprenderse, creyendo que debería sentirme encantado de saber que les interesa el tema, aunque sea superficialmente. A menudo lo estoy, pero me limito a mostrar un rostro impasible. Sin embargo, me he dado cuenta de que si alguien no tiene claro por qué quiere meditar no tardará en descubrir que la meditación no es necesariamente fácil y acabará desanimándose al poco tiempo, sin llegar a profundizar.

De la misma manera, cuando ofrezco instrucción sobre meditación a través de clases o en jornadas abiertas en centros de meditación, siempre empiezo con esta pregunta: «¿Por qué queréis meditar?». El año pasado estuve en Washington, la capital, y me encantó y sorprendió a la vez ver cuánta gente apareció un jueves por la noche para asistir a mi charla. «¿Qué os empuja a venir aquí, a un centro de meditación, un jueves por la noche? –pregunté–. Para citar a Jay-Z, podríais estar en cualquier sitio del mundo ahora mismo, pero aquí estáis, conmigo. En la tele ponen esta noche un estupendo capítulo de Parks and Rec1. ¿Alguien quiere compartir sus motivos?». Un joven levantó la mano. Debía de tener veintipico años. Alguien le pasó el micrófono: «Bueno, pues… –empezó diciendo– la meditación parece chachi así que pensé en probar. Además, tengo un DVR, así que no me perderé el capítulo de Parks and Rec».

Menciono esta anécdota porque subyace algo bueno en ella: según mi experiencia, al preguntarle a la gente por qué le interesa la meditación, nunca existe la respuesta incorrecta. Aunque sea: «Voy a posponer mi rutina de ver la serie de televisión de los jueves porque tengo curiosidad».

Sí, vale, de acuerdo. Es una respuesta bastante rara. A menudo la gente dice que quiere ir menos estresada, vivir más en el momento o trabajar sus emociones con más fluidez. Lo bueno es que la meditación ayuda en todo eso. Solo tienes que ser constante. Para ayudarte a obtener esa constancia he diseñado diez pasos que, si se siguen semirregularmente, te proporcionarán una sólida práctica de meditación que podrás realizar en casa. Al finalizar este libro no solo sentirás más confianza en cuanto a saber cómo meditar, sino que, lo ideal sería que la meditación se hubiera convertido en parte de tu vida cotidiana.

El primer paso trata de conocer tus motivos, tu intención. Regresaremos a ello en un minuto. El segundo paso es aprender una técnica de meditación. El tercer paso es cultivar dos herramientas necesarias para una intensa práctica meditativa: atención plena (mindfulness) y presencia o conciencia. El tercer paso es aprender a ser constante, regular. El quinto paso es desarrollar una profunda comprensión de la delicadeza. El sexto paso es descubrir cómo trabajar con los obstáculos que surgen en la meditación. El séptimo paso es aprender a evitar quedarse enganchado a las emociones. El octavo paso es conectar con tu estado inherente de paz. El noveno paso es convertirte en un practicante dhármico o auténtico. El último paso, el décimo, es aprender a permanecer en el momento presente cuando no estés sentado en el cojín de meditación.

Creo de verdad que si sigues estos diez pasos no solo habrás iniciado una práctica de meditación, sino que comprobarás cómo te afecta positivamente de todas las maneras. No obstante, ahora no podemos evitar la fastidiosa pregunta acerca de: «¿Por qué empezar, de entrada?».

Ejercicio para descubrir «el porqué»

Nos dedicaremos a la postura formal de meditación en el capítulo siguiente, pero por el momento vamos a hacer algo de calentamiento sentándonos derechos y tomándonos un minuto para comprobar la postura. Realiza un examen somero, empezando por los pies hasta llegar al cráneo. Si percibes que estás especialmente tenso en alguna zona, aporta una sensación de relajación a la misma. Una vez que te sientas un poco más afianzado, respira hondo unas cuantas veces. Relájate.

A continuación dirige toda tu atención a esta sencilla pregunta: «¿Qué motivos tengo para querer meditar?». Fíjate en las respuestas que aparecen como contestación. El propósito de esta contemplación no es centrarse en una respuesta y determinar si es lógica. Permite que emerja cualquier respuesta en tu mente, que desaparezca o regrese. Tu misión es regresar a la pregunta. Si te distraes y empiezas a pensar en lo que almorzaste, no te fustigues. Limítate a repetirte la pregunta a ti mismo: «¿Qué motivos tengo para querer meditar?».

Comprueba si puedes concentrar la mente en esta única pregunta durante tres minutos. Si lo deseas, puedes utilizar un cronómetro. Al final de ese período, deja de lado la pregunta por completo y respira hondo unas cuantas veces. Al salir de ese período de contemplación he de preguntarte: ¿alguna de esas respuestas te dio la impresión de ser genuina? ¿Hubo alguna que apareció continuamente? De ser así, ¿conoces ahora tus motivos para emprender este camino de la meditación?

Siempre tienes una intención

Existe una razón para que te insista con esta pregunta en particular. Se trata de que ya vives una vida con una intención, incluso aunque no seas consciente de ello. Para aclarar esta cuestión definiré unos límites: existe una diferencia entre una intención consciente y una inconsciente. Una intención consciente es cuando puedes sintonizarte con tu vida y demostrar que eres lo suficientemente consciente como para poder articular la lógica que subyace al motivo por el que haces cualquier cosa. Así que, si alguien te pilla pasando mucho tiempo en Facebook y te preguntan por qué lo haces, lo cierto es que tienes una respuesta, en lugar de decir: «No lo sé. ¿Porque me aburro?». Una intención inconsciente es precisamente ese tipo de respuesta: es cuando permites que tus caprichos y pautas habituales aparten tu atención de una actividad y te lleven a la siguiente sin pensártelo.

Tomemos un ejemplo muy común de tener una intención consciente frente a una inconsciente. Sales con los amigos un sábado por la noche. Sabes que beberás y que probablemente bailarás, tal vez hables con miembros del sexo que te atrae, e incluso puede que tengas un rollo o algo. Estupendo. De verdad. Me parece genial. Enrollarse es chachi. Es decir, siempre que pretendas hacer todo eso conscientemente, tras cierto nivel de reflexión. Eso implica que cuentas con la intención consciente de hacer lo que sea que hagas el sábado por la noche.

Pero lo más corriente es salir con amigos, iniciar una nueva relación o cambiarnos de trabajo sin tener claro por qué lo hacemos. Nunca nos paramos a desarrollar una intención consciente y el resultado es que las cosas tienden a complicarse.

Retomando nuestro ejemplo, podrías haber tenido una mala semana y decides salir directamente desde el trabajo. Sientes como si no hubiese tiempo para tranquilizarte y reflexionar e intentar vivir con una intención consciente. Así que bebes más de la cuenta para olvidarte de los capullos con los que trabajas, y como has bebido de más acabas tropezando mientras bailas, haciendo el ridículo ante aquellas personas con las que quieres enrollarte, y continúas bebiendo para evitar tener que lidiar con ninguna de esas tempestuosas emociones de agresividad y ridículo. Luego rematas vomitando los gin-tonics sobre esas personas, al final de la noche. Una genial elección de bebida, dicho sea de paso.

Rebobinemos y recorramos el mismo escenario, pero con una intención consciente. Sales del trabajo, pero decides darte un respiro primero. Das un paseo o te sientas en el parque, o bien te pasas por casa para darte una ducha. Te tomas algo de tiempo y reflexionas acerca de la jornada, permites una transición entre el trabajo y la diversión y luego contemplas: «¿Qué intención tengo esta noche?». Unos minutos después de haber retomado la pregunta (aunque estés haciendo la compra o de paseo), te das cuenta de que lo que quieres es conectar con esos amigos a los que vas a ver porque tienes la impresión de que no os veis lo suficiente. Sales y, en lugar de echar a perder la situación, disfrutas de unas cuantas copas con ellos, os relajáis y restablecéis el contacto. Todo está bien, tanto si bailas como si conoces a otra gente, porque estás viviendo en sintonía con tu intención consciente.