Sin miedo a la fotografía - Rosa Isabel Vázquez - E-Book

Sin miedo a la fotografía E-Book

Rosa Isabel Vázquez

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Beschreibung

Sin miedo a la fotografía es una obra didáctica pensada y creada no solo para el fotógrafo que empieza y quiere disponer de una buena base, sino también para aquel que desea ampliar y profundizar en sus conocimientos fotográficos. Se trata de un libro planteado como un curso de fotografía, con numerosas imágenes de ejemplo, gráficas ilustrativas y tareas propuestas, que también se puede usar como manual de consulta. En sus páginas podemos encontrar explicaciones precisas y consejos aplicados a la fotografía, desde la planificación a la edición y el tratamiento posterior de las imágenes, pasando por las cuatro acciones básicas de la toma: composición, exposición, enfoque y disparo. Una obra completa en la que apoyarte para tu aprendizaje, partiendo de los primeros pasos con la cámara hasta la creación de las imágenes más elaboradas, de la mano de Jose Antonio Fernández y Rosa Isabel Vázquez, dos fotógrafos con una gran experiencia docente y autores de varias publicaciones didácticas que se han convertido en libros de referencia, como Sin miedo al flash, Sin miedo al retrato y El proyecto fotográfico personal. Sin duda, la guía definitiva para aprender fotografía, una obra de consulta para disfrutar del arte y toda la técnica del atractivo mundo de la imagen. ÍNDICE Introducción Para empezar Planificar la salida Las cuatro acciones de la toma fotográfica Tomar decisiones compositivas Primeros pasos, el enfoque y el disparo Primera aproximación a la exposición Medición de luz y los filtros para la cámara El flash de mano Revisión de la imagen en el momento de la toma Después de la toma fotográfica

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A nuestro querido hijo Lucas, a nuestra familia unida.

 

AGRADECIMIENTOS

Daniel ArranzFoto321Javier VillabrilleMariano GonzálezJuan Carlos GonzálezJavier de JuanDan IdunnLorenzo SantosEva VázquezCarmen DaraeiJesús AlmendrosLandher IturbeLucas FernándezA nuestras familias

 

 

 

SIN MIEDO A LA FOTOGRAFÍA

José Antonio Fernández Rosa Isabel Vázquez

 

© JdeJ Editores, 2022© Juan Carlos González Pozuelo, 2022© de los textos y fotografías, José Antonio Fernández y Rosa Isabel Vázquez© Daniel Arranz: fotografía página 99 y 3ª fotografía de la página 145

Editor:

Javier de Juan y Peñalosa

Diseño y maquetación:

Juan Carlos González Pozuelowww.juancarlosgonzalez.es

Coordinación editorial:

María Dolores Bagudá

JdeJ EditoresSauces 7, Chalet 8. Montepríncipe28660 - Boadilla del Monte (Madrid)www.jdejeditores.com

Más información de la Colección FotoRuta:

www.FotoRuta.com

ISBN: 978-84-124338-9-0, edición en papelISBN: 978-84-124338-6-9, edición digital

*Todos los nombres propios de programas, sistemas operativos, equipos de hardware, etc., que aparecen en este libro son marcas registradas de sus respectivas compañías u organizaciones.

Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)

Índice

CAPÍTULO 1

Introducción

Pasión por la fotografía

La ilusión del fotógrafo

Cómo debería ser tu cámara de fotos

Cómo está escrito este libro

CAPÍTULO 2

Para empezar

La cámara de fotos

Un poco de información digital relacionada con nuestra cámara

Tipos de cámaras para tipos de fotógrafos

CAPÍTULO 3

Planificar la salida

¿Dónde tomaremos las fotografías?

¿Cuándo tomaremos las fotografías?

¿Cómo tomaremos las fotografías?

Delimitando qué fotografiar

CAPÍTULO 4

Las cuatro acciones de la toma fotográfica

Componer

Exponer

Enfocar

Disparar

Moverse dentro de las cuatro acciones

CAPÍTULO 5

Tomar decisiones compositivas

Introducción a la composición

Pasos a seguir

Conclusiones

Expresar con las imágenes

CAPÍTULO 6

Primeros pasos, el enfoque y el disparo

Primeros pasos con la cámara de fotos

El enfoque de la cámara

Los modos de avance de disparo

CAPÍTULO 7

Primera aproximación a la exposición

Primera aproximación a la exposición fotográfica

Parámetros de control, el diafragma y la profundidad de campo

Parámetros de control, la velocidad de obturación, movimiento y congelación

Parámetros de control, la sensibilidad

CAPÍTULO 8

Medición de luz y los filtros para la cámara

Medición de la luz avanzada

Los filtros para la cámara

Fotometría y rango dinámico

CAPÍTULO 9

El flash de mano

Introducción al flash

Sincronización del flash con la cámara

El zoom del flash

Los principales modos de flash

Flash como complemento a la exposición de la luz ambiente

El flash fuera de cámara

Conclusiones

CAPÍTULO 10

Revisión de la imagen en el momento de la toma

Introducción

La regla de las tres imágenes

Herramientas de revisión en la cámara

Qué revisar en una imagen

Conclusiones

CAPÍTULO 11

Después de la toma fotográfica

Descarga, selección y clasificación de las imágenes

Revelado de los archivos RAW

CAPÍTULO 1

Introducción

Las fotografías abren puertas al pasado, pero también permiten echar un vistazo al futuro.

Sally Mann

Pasión por la fotografía

Si viajamos hacia atrás en el tiempo y volvemos a la época en la que la representación más cercana a la realidad que existía era la pintura, podemos hacernos una idea de la fascinación que debió producir en aquellas personas la primera fotografía que vieron. Aunque parezca que ha pasado mucho tiempo, si lo pensamos un poco, la fotografía es una invención relativamente reciente, aunque ha sido en estos últimos años, con el cambio radical que se ha experimentado en la evolución tecnológica, cuando este arte se ha convertido en parte fundamental de las transformaciones producidas en la sociedad. Solamente hay que observar redes sociales, como Instagram, en las que la fotografía es el eje central.

Al inicio de la fotografía, esta disciplina estaba reservada únicamente a aquellos eruditos que, de manera artesanal y casi científica, eran capaces de realizar complicados procedimientos, empleando equipos complejos que no facilitaban el proceso. Más tarde, fabricantes como Kodak acercaron la tecnología a personas menos conocedoras de la técnica, creando cámaras de fotos más fáciles de usar. Con la llegada de la era digital, la fotografía se democratizó completamente e incluso se masificó gracias a la incorporación de cámaras fotográficas en los teléfonos móviles. Hoy, el número de imágenes que cada uno de nosotros ve a lo largo de un día puede resultar abrumador.

La primera versión de la Kodak Brownie se comercializó en febrero de 1900 bajo el lema “Usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto”, pues estaba destinada a un público que no necesitaba conocimientos fotográficos. Este modelo de cámara se fabricó durante más de ocho décadas casi sin alteraciones en su diseño.

Este uso intensivo y masivo de la fotografía por gran parte de la población ha generado que el espíritu de perfección, ilusión y especialización en la materia no solo se haya mantenido intacto en muchas personas, sino que, además, el número de adeptos a esta disciplina ha ido aumentando progresivamente.

La ilusión del fotógrafo

Un buen día, te despiertas pensando que te gustaría hacer mejores fotos. Sientes que muchas de las imágenes que ves o imaginas deben ser retenidas en una fotografía y observas que lo que disparas con tu teléfono móvil no es suficiente o no es lo que tú esperas, porque la herramienta se te ha quedado pequeña. Entonces, decides hacerte con un equipo fotográfico, una cámara, es decir, un artilugio que está pensado exclusivamente para retener estas imágenes. Ahora que la ilusión te embarga, te das cuenta de que, para sacar el máximo partido a esto de la fotografía, debes, no solamente aprender a buscar, construir o seleccionar los momentos o escenas más apropiados (siempre con la luz como telón de fondo), sino también a dominar, manejar y entender el instrumento que transformará esas escenas en fotografías: tu cámara de fotos.

En la elaboración de toda fotografía, hay tres elementos que deben existir y relacionarse. El primero es el director, la persona, un fotógrafo o fotógrafa con inquietud que quiere dejar plasmada una imagen y que toma todas las decisiones. El segundo es la luz, es decir, la materia prima que consigue que esta imagen sea visible. Y el tercer elemento es la cámara de fotos, la herramienta con la que la persona capta la luz para que la imagen quede representada en un archivo, en nuestro caso, digital o en papel.

Imagen de la red social Instagram en la que el contenido gira en torno a las fotografías.

Cómo debería ser tu cámara de fotos

Este libro está pensado para que trabajes con una cámara de fotos que te permita realizar las configuraciones de manera manual. Puede ser una réflex, una cámara sin espejo o, incluso, una de formato medio o una compacta, pero debe tener la posibilidad de modo de exposición manual (puedes consultarlo en tu manual de instrucciones). El manejo del equipo en modo manual supone una herramienta de control por parte del fotógrafo y, sin embargo, suele ser algo que, para algunas personas, se convierte en una barrera difícil de franquear. A lo largo de la lectura de este libro y siguiendo unos pasos sencillos, comprobarás cómo las cosas son mucho más fáciles de lo que parecen.

En muchas cámaras, existe una rueda con modos de exposición. El modo de exposición manual, en este caso señalado con la letra M, permite un mayor control al fotógrafo.

Para abordar este proyecto didáctico, lo mejor es empezar de cero, aunque, sin embargo, vamos a establecer un nivel de detalle elevado en cada una de las secciones y contenidos. De esta manera, hasta los fotógrafos profesionales o más avanzados pueden encontrar aspectos nuevos que resulten de interés. Si acabas de comprarte una cámara y aún no sabes cómo funciona, te encuentras en una situación privilegiada; si eres un fotógrafo que ya sabe trabajar con ella, mi consejo es que realices la lectura olvidando todo lo que has aprendido y redescubriendo cada concepto. Una mentalidad abierta siempre ofrecerá una mayor capacidad para entender y asimilar lo desconocido. Además, aunque mi recomendación es realizar una lectura lineal, si lo consideras oportuno, puedes saltarte materias y buscar en el índice aquello que te resulte interesante para de esta manera, realizar una lectura selectiva.

Cómo está escrito este libro

Llevamos muchos años dedicados a la docencia y si hay algo que hemos aprendido es que la construcción de cualquier proyecto didáctico, y este libro lo es, debe tener un objetivo general muy claro y una estructura de contenidos con una coherencia y orden adaptado y pensado para el alumno. Nuestro deseo es que, a través de este libro, aprendas, como un estudiante más, a fotografiar, y que adquieras seguridad en tus acciones y control sobre el resultado; que te sientas tan cómodo y capaz de hacer fotos que, al final, logres que la cámara se convierta en una parte más de ti.

Partiendo de este objetivo y de acuerdo a los tiempos que corren, el libro está adaptado y pensado para el mundo digital. Aunque la base de la fotografía no ha cambiado y es igual para aquellos que trabajan en analógico, ahora disponemos de algunas herramientas que antes no teníamos, por lo que es posible que la metodología de trabajo en algunas de nuestras acciones, con el uso de los equipos digitales, se lleve a cabo de manera diferente.

Para poder realizar una lectura clara, se ha pensado en el proceso fotográfico de la manera más completa y detallada posible, estableciendo tres momentos clave:

▪ LA FASE PREVIA A LA TOMA FOTOGRÁFICA

Aquí haremos un análisis de todo aquello que deberías tener en cuenta antes de ponerte a disparar las fotografías, como es la elaboración de la idea, la elección del equipo, la planificación de la salida, etcétera. Como ocurre en todas las disciplinas, no todo se reduce a la acción, sino que una buena previsión hará que tus resultados sean, no solo más controlados, sino más efectivos.

▪ LA FASE DE LA TOMA FOTOGRÁFICA

Para una mayor comprensión de esta fase, se han creado cuatro tipologías basadas en las cuatro acciones básicas que realiza toda persona que toma una fotografía: componer, exponer, enfocar y disparar. Esto te ayudará a mantener un mayor control sobre el punto en el que te encuentras durante la lectura y evitará que se mezclen determinados conceptos. La fase de la toma fotográfica es, quizá, la que puede parecer más interesante; sin embargo, debes pensar que solo se trata de la ejecución. Como ya hemos visto, existe una fase de preparación previa muy importante, pero también deberás realizar más pasos después que te ayudarán a llegar a unos mejores resultados.

▪ LA FASE POSTERIOR A LA TOMA FOTOGRÁFICA

Una vez realizadas las fotos debemos ser capaces de seleccionar, clasificar y revelar nuestras imágenes para después darles salida, ya sea digital o impresa en papel. Todo este proceso, con la época digital, se ha vuelto más sencillo de lo que era antes, pero también más importante y lleno de matices.

Nuestro consejo como docentes es que te impliques en cada una de estas fases al máximo nivel, dediques el tiempo que sea necesario a adquirir los conocimientos que harán de ti un mejor fotógrafo o fotógrafa y que, por supuesto, disfrutes de todo el proceso. Al final, se trata de un trabajo que implica esfuerzo y dedicación, pero también de un acto creativo y bonito que nos dará muchas satisfacciones.

TAREA

Revisa tu cámara de fotos y comprueba que dispone de un modo de exposición manual. Puedes buscar información en tu manual de instrucciones y leer cómo funciona. No te preocupes si todavía no sabes usarlo porque, a lo largo de la lectura, lo vas a dominar.

CAPÍTULO 2

Para empezar

AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO, HABRÁS APRENDIDO:

• Qué es una cámara oscura

• Por qué hay diferentes tipos de objetivos y para qué sirve cada uno

• Cómo funciona un obturador

• Para qué sirve el diafragma

• Qué son los megapíxeles

• Qué es el sistema RGB

• Para qué sirve el balance de blancos

• Qué son los bits en una fotografía digital

• Qué es la resolución de un dispositivo

• Cómo funciona el sensor de la cámara

• Qué es un archivo RAW

• Los diferentes tipos de cámaras

La cámara de fotos

▪ LA CÁMARA OSCURA

Te voy a hacer una propuesta. Adquiere una parcela de tierra en un lugar en el que tengas una hermosa vista. Ahora construye, como si de una habitación se tratase, un cubo de madera completamente cerrado de unos 3 metros de ancho por 3 metros de largo, con una altura de unos 2 metros. Después, coloca una puerta totalmente estanca para que no entre nada de luz, de manera que, una vez dentro de este cubo, te encuentres totalmente a oscuras. En una de las paredes realiza un pequeño orificio por el que puedas observar el precioso paisaje del exterior. Sitúate a un lado y observa cómo esa bonita imagen aparece proyectada, de manera invertida tanto horizontal como verticalmente, en la pared opuesta a la del agujero. Acabas de construir una cámara oscura.

Ilustración de una cámara oscura similar a la que acabas de construir.

Aunque podemos emplazar el nacimiento de la cámara oscura en China en el siglo V a. de C., cuando el filósofo Mozi (Mo Di o Mo Ti) habla de la “Sala del tesoro cerrada” y describe la imagen invertida al pasar por un orificio, no es hasta el Renacimiento cuando encontramos la primera descripción completa e ilustrada sobre su funcionamiento en los manuscritos de Leonardo da Vinci.

Debido a la dificultad de su uso, hacia la segunda mitad del siglo XVII se inventa una mesa de dibujo portátil, basada en el mismo fenómeno, que incorpora una lente para conseguir una proyección de la imagen más nítida. Este artilugio fue utilizado durante varios siglos por artistas pintores para recabar apuntes de la perspectiva con bastante precisión.

La cámara oscura incluso se ha llegado a construir como una atracción turística. Puedes visitar, por ejemplo, en Cádiz (España), la famosa y moderna instalación de la Torre Tavira y deleitarte con las vistas de la ciudad.

A pesar de que el dibujo fue durante largo tiempo la disciplina empleada para materializar aquello que la cámara oscura mostraba, el deseo de conseguir que la imagen proyectada quedase de alguna forma fijada en un soporte de manera automática y permanente generó diversas investigaciones en las que se experimentó con sustancias químicas sensibles a la luz. Estos descubrimientos desembocaron en el nacimiento de la fotografía. Mucho más tarde, con la llegada de la era digital, se crearon los primeros sensores CCD y CMOS que no hacían otra cosa que convertir la luz en datos informáticos y en imágenes formadas por píxeles.

▪ LA CÁMARA DE FOTOS

Una cámara de fotos es una caja estanca y oscura con un pequeño orificio por el que penetra la luz de una manera controlada. La palabra cámara es una herencia de la cámara oscura de la que antes hemos hablado, precursora de la fotografía. Básicamente, la principal diferencia entre el cubo de madera que has construido en el campo y tu máquina de fotos es que la segunda tiene, obviamente, un menor tamaño. La tecnología evoluciona, pero el comportamiento de la luz sigue los mismos principios que antaño sirvieron para la cámara oscura. Sin embargo, tu cámara de fotos tiene algunas características que la hacen especial.

▪ CUERPO DE CÁMARA Y OBJETIVO

Una cámara de fotos moderna tiene dos partes bien diferenciadas: el cuerpo y el objetivo o lente. De hecho, en muchos de los equipos actuales, estas dos partes se separan y combinan. Objetivo y cuerpo se complementan para otorgar al fotógrafo un mayor control sobre el resultado de la imagen.

Volviendo al ejemplo de la cámara oscura, tu habitación de madera solo dispone de un orificio por el que pasa la luz y, por tanto, esta luz entra en la estancia y, a medida que la pared opuesta a este agujero se aleja, la imagen se va haciendo cada vez menos nítida y más grande. En realidad, si colocáramos un objetivo con las lentes de cristal apropiadas en este pequeño hueco de la caja de madera, probablemente conseguiríamos una mayor nitidez de la imagen en la pared.

La mayoría de las cámaras medianamente avanzadas permiten la combinación con diferentes objetivos mediante una montura.

▪ EL SENSOR DIGITAL DE LA CÁMARA

El cuerpo de tu cámara, como ya habrás adivinado, es la habitación de madera, un lugar estanco en el que entra la luz cada vez que realizamos una fotografía. En él, se aloja un dispositivo sensible a esta luz que capta las imágenes y las transforma en información digital. Algo así, como si colocáramos, en la pared en la que se proyectaba el paisaje de nuestra cámara oscura, una lámina que reacciona a la luz y que deja impresionada y fija esa imagen proyectada. Este dispositivo, denominado sensor, es una de las partes más importantes. Según el modelo de cámara que tengamos, este sensor puede ser de mayores o menores dimensiones. Un poco más adelante hablaremos de la importancia de este tamaño.

El sensor digital es el encargado de recibir la luz, captarla y enviarla transformada en información digital. Se trata de la equivalencia digital al negativo de la película analógica.

▪ OTROS ELEMENTOS ALOJADOS EN EL CUERPO DE LA CÁMARA

En el cuerpo se alojan también otras partes importantes que debemos conocer:

• Los controles principales para manejar parámetros, es decir, los botones o ruedas de control con los que trabajamos ciertas decisiones fotográficas. Suelen situarse por todo el cuerpo de la cámara pero, principalmente, se ubican en la parte de atrás y superior (arriba). Si aún no sabes para qué sirven, no te preocupes, poco a poco los iremos estudiando.

• La tarjeta de memoria en la que se grabarán las imágenes una vez convertidas, alojada en algún compartimento de la cámara. En algunos modelos, se pueden insertar dos tarjetas, bien para duplicar los archivos, por seguridad, o para aumentar la capacidad.

Introducción de una tarjeta de memoria CompactFlash en la cámara.

• La pantalla digital LCD para ver las fotografías o realizarlas. Está situada en la parte de atrás y, en algunos modelos, es abatible, se puede mover o voltear para, por ejemplo, realizar selfis o visualizar de una manera más cómoda cuando la cámara se sitúa en una posición más baja o más alta que la de nuestros ojos.

Una pantalla abatible permite una mayor comodidad a la hora de realizar un ángulo de toma bajo o alto.

• El visor ocular. Sirve para observar y componer a la hora de fotografiar y, en el caso de que sea digital, también se puede emplear para visualizar las fotos realizadas. En una cámara réflex (luego hablaremos de las características de este tipo de cámaras), el visor óptico muestra una imagen real, una vez que pasa por el objetivo. En cámaras sin espejo (de las que también hablaremos más adelante), este visor es digital. En algunas cámaras compactas, se trata de una ventanita óptica independiente, aunque esto es casi una reminiscencia de la era analógica. Algunos modelos no lo incorporan, por lo que en ellos se utiliza únicamente la pantalla LCD. En muchas cámaras, el visor ocular dispone de un ajuste dióptrico que permite adaptar la visión a un cierto grado de miopía y astigmatismo. La mayoría de las veces, este ajuste es una pequeña rueda o botón deslizante situado muy cerca del visor.

El ajuste dióptrico del visor ocular permite que los fotógrafos puedan optar por no usar gafas para realizar fotografías.

Cómo utilizar el ajuste dióptrico de la cámara

Coloca tu ojo en el visor óptico y pulsa ligeramente el botón de disparo de la cámara, verás que aparecen una serie de datos numéricos, normalmente en la parte inferior. Mueve la rueda o el control del ajuste dióptrico, con cuidado de no meterte el dedo en el ojo, hasta que puedas ver estos datos numéricos de la manera más nítida posible.

▪ EL OBTURADOR

Otra pieza importante situada en el cuerpo en la mayoría de las cámaras es el obturador de plano focal, un mecanismo compuesto por dos cortinillas o compuertas que se abren y cierran. Lo más probable es que no puedas verlo, pues se encuentra en el interior, delante del sensor digital. Fundamental en nuestro proceso fotográfico, el obturador deja pasar la luz hacia el sensor una mayor o menor cantidad de tiempo, con el fin de conseguir una correcta exposición; es decir, con una adecuada regulación del mismo se logra que no llegue ni poca ni demasiada luz, sino la justa para que la foto aparezca bien expuesta.

El obturador de plano focal es un mecanismo que deja pasar la luz al sensor durante más o menos tiempo.

Diferentes tipos de obturador

•Obturador de plano focal: situado delante del sensor, está compuesto de dos cortinillas. La primera abre y deja pasar la luz al sensor; la segunda es la encargada de cerrar.

•Obturador electrónico: los teléfonos móviles y algunas cámaras compactas no disponen de obturador de plano focal. En su lugar, tienen un obturador electrónico que realiza la misma función, pero sin ser un aparato mecánico. Otros modelos, como las cámaras sin espejo, disponen de los dos tipos, mecánico y electrónico, de forma que el usuario puede elegir con cuál trabajar.

•Obturador central: lo suelen tener las cámaras técnicas y algunas de formato medio. En lugar de estar situado en el cuerpo, se aloja en el objetivo y su mecanismo es similar al de un diafragma, es decir, consta de unas láminas colocadas de tal manera que generan un orificio que se abre desde el centro a los extremos, de forma radial, durante un tiempo determinado.

•Otros obturadores: también existen otros modelos de obturador, como el de hoja simple o el obturador de rotación. Algunos de ellos fueron creados para la cinematografía.

Algunos objetivos de medio formato disponen de obturador central, en este caso, las siglas LS (Leaf Shutter) y el icono (parecido a un diafragma) así lo indican.

▪ EL OBJETIVO O LENTE

El objetivo es el dispositivo por el que pasa la luz antes de llegar al cuerpo de la cámara. Se compone, básicamente, de un conjunto de lentes de cristal que se desplazan hacia adelante y hacia atrás para enfocar, así como de un diafragma. Todos los objetivos tienen un ángulo de visión, es decir, son capaces de captar un campo determinado (el encuadre que vemos por el visor). En algunos, este campo es variable, girando un anillo situado en la parte externa del objetivo. Esto quiere decir que si, por ejemplo, estamos ante una escena campestre, podremos ver un encuadre completo de un paisaje montañoso o solamente uno de los picos de una de las montañas, según giremos este anillo. Los objetivos con ángulo de visión variable se denominan objetivos o focales zoom y los que tienen un solo ángulo, objetivos o focales fijas. Los objetivos zoom también disponen, además de las lentes para enfocar, de otras para cambiar este ángulo de visión y, por ende, la forma de la imagen. En algunos objetivos se alojan ciertos botones que sirven para activar o desactivar funciones como el autofoco o el estabilizador de imagen.

El objetivo zoom de la izquierda dispone de dos anillas, una de ellas para el enfoque manual, la otra para el cambio de distancia focal; la de la derecha es una lente fija, solo dispone de anilla de enfoque.

El ángulo de visión de los objetivos

El ángulo o campo de visión de una focal se corresponde con la zona que podemos ver y, por tanto, fotografiar. En los objetivos más angulares, el campo de visión es más abierto, pudiendo llegar, en casos extremos (como ocurre con las lentes ojo de pez), a los 180° de visión. Los objetivos con ángulos de visión estrecho, denominados teleobjetivos, permiten obtener un encuadre en el que ampliamos de tamaño aquellos sujetos que se encuentran más lejanos. La manera clásica de nombrar a los objetivos según el ángulo de visión es utilizando los milímetros a los que se encuentra el diafragma del plano focal, es decir, del sensor. Por ejemplo, un 24 mm o un 200 mm. Cuanto menor es el número en milímetros, la lente es más angular y, por tanto, dispone de un campo de visión mayor; cuanto mayor es el número, la lente es más tele y su campo de visión, más reducido.

TAREA

Localiza en tu cámara las siguientes partes o componentes:

• Cuerpo de cámara

• Objetivo

• Visor ocular

• Pantalla LCD

• Compartimento para batería

• Ranura para tarjeta/s de memoria

Comprueba si tu cámara permite la opción de objetivos intercambiables. Si es así, averigua cómo extraerlos y colocarlos de nuevo.

▪ EL DIAFRAGMA

En el interior del objetivo se aloja otra pieza importante: el diafragma que se encarga de que el orificio por donde entra la luz sea más grande o más pequeño, aumentando o disminuyendo su diámetro y generando así un mayor o menor flujo de luz hacia el sensor. No debemos confundir el diafragma, situado en el objetivo, con el obturador de plano focal, situado en el cuerpo de la cámara. Los dos dispositivos regulan el flujo de entrada de la luz hacia el sensor, pero el primero lo hace mediante un diámetro de orificio mayor o menor y el segundo, regulando el tiempo que entra la luz.

En el interior del objetivo se encuentra alojado el diafragma, en este caso es visible porque se ha extraído de la cámara mientras se pulsaba el botón de previsualización de la profundidad de campo.

El diafragma

El diafragma es una de las partes de la cámara más importantes para el proceso fotográfico. Se trata de un conjunto de laminillas colocadas de manera radial que permiten combinaciones de orificios de diámetros mayores o menores con el fin de generar un mayor o menor flujo de luz hacia el sensor. El número de laminillas del diafragma condiciona la forma del orificio.

▪ CONCLUSIONES

Aunque pueda parecerte que saber algunas de las partes que componen una cámara es algo que probablemente no sea del todo necesario para realizar fotografías, lo cierto es que ayuda a entender mucho mejor todo el proceso fotográfico. No hay que ser mecánico de automóviles para saber conducir, pero quizá sí es importante saber dónde se encuentra la batería, el líquido anticongelante o los fusibles porque, en un momento determinado, nos puede ser muy útil.

La manera en la que trabaja una cámara no ha cambiado, en esencia, desde sus orígenes hasta nuestros días. La tecnología ha evolucionado para que todo este proceso sea cada vez más efectivo, sencillo y rápido. Sin embargo, estos avances han generado también una necesidad de adaptación por parte del fotógrafo. Este proceso de aprendizaje continuo se hace más sencillo si previamente hemos entendido la base del funcionamiento fotográfico de nuestra cámara.

Un poco de información digital relacionada con nuestra cámara

▪ INTRODUCCIÓN

Dado que, en la actualidad, prácticamente toda la oferta fotográfica se basa en equipos digitales, conviene estudiar algunas nociones técnicas que nos ayudarán a comprender el proceso fotográfico actual y servirán de base para futuros conocimientos. También es interesante que te familiarices y entiendas algunas de las especificaciones de la cámara relacionadas con aspectos digitales; es posible, incluso, que te ayuden a decidirte por un equipo u otro, si estás pensando en adquirir uno nuevo.

Lo cierto es que, a día de hoy, la teoría digital se ha vuelto uno de los pilares fundamentales para la comprensión de los conocimientos fotográficos, al igual que ocurre con otras disciplinas como el vídeo o el audio. No tienes por qué ser un experto en la materia, pero sí es muy recomendable poseer unas nociones básicas para poder defenderte.

Aunque este capítulo seguro que será interesante para aquellos que ya están más familiarizados con el mundo fotográfico, es posible que pueda resultar algo complejo para algunas personas que estén empezando de cero. Si ves que este es tu caso, no te preocupes, pues podrás volver a él cuando lo consideres oportuno. En cualquier caso, sea cual sea tu situación, te animo a que leas lo que viene a continuación y que trates de comprenderlo lo mejor posible. Si finalmente ves que te resulta complicado, siempre puedes retomarlo más adelante.

▪ ¿CUÁNTOS MEGAPÍXELES DEBE TENER MI CÁMARA?

En las especificaciones técnicas de nuestra cámara, hay un dato que resulta interesante: el número de megapíxeles. Aunque no siempre es algo relevante, los diferentes modelos ofrecen un número mayor o menor y, pese a que en general, más megapíxeles se asocia con una cámara de mejores prestaciones y, por tanto, más cara, no siempre es así. Un megapíxel es un millón de píxeles, esto quiere decir que un equipo de 24 megapíxeles está formado por 24 millones de píxeles, pero ¿qué es un píxel?

El sensor del que ya hemos hablado está compuesto por millones de componentes sensibles a la luz, denominados fotodiodos. Cada uno de ellos transforma la información de luz que le llega en una información digital, con el fin de construir un píxel, que es, ni más ni menos, que un cuadradito con un color, es decir, la unidad más pequeña de información tonal que podemos encontrar en una imagen digital. Todas las fotos digitales que nuestra cámara crea están formadas por un gran número de estos píxeles, como si se tratase de un mosaico griego compuesto de pequeñas piezas cuadradas de piedra. Cada una de las piedrecitas de este mosaico es un píxel.

El píxel

Un píxel es la unidad más pequeña de información que contiene una imagen digital.

Cada píxel solo puede contener un valor de color y brillo, por ejemplo, color rojo muy oscuro. Esto significa que cada píxel solo puede contener un color, esto es, no puede ser rojo en una parte y verde en otra; de igual forma, tampoco puede presentar un brillo degradado, esto es, más claro en una zona y más oscuro en otra.

Cuantos más megapíxeles (millones de píxeles) tenga tu cámara, más piedrecitas tendrá el mosaico, por lo que, a la hora de visualizar las fotografías en un dispositivo digital, podrás comprobar que, al ampliar la imagen, eres capaz de ver más de cerca los detalles. Por otro lado, si lo que quieres es imprimirla en un papel, descubrirás que puedes realizar copias de mayor tamaño. Aunque parezca mentira, las imágenes que vemos impresas, también están formadas por estos cuadraditos, pero son tan pequeños que no los percibimos. Hoy día, casi todas las cámaras medianamente avanzadas del mercado tienen un número de megapíxeles más que suficientes como para poder hacer copias impresas relativamente grandes; por ejemplo, en un DIN-A3. A no ser que tengas pensado realizar trabajos de publicidad, en los que las fotografías se vayan a usar para carteles gigantescos que cubran edificios, cualquiera de las prestaciones de una cámara media serán más que suficientes.

Si abrimos una fotografía en un programa informático, como Adobe Photoshop, y ampliamos la imagen al máximo, podemos observar los cuadraditos que conforman la foto, los píxeles.

En este detalle de una imagen ampliada con Phtoshop a 3200 %, se pueden apreciar los píxeles y cómo cada uno de ellos adopta únicamente un color y un valor de brillo.

TAREA

Averigua cuántos megapíxeles tiene tu cámara. Puedes encontrar esta información en el menú, en el manual de instrucciones o investigando en internet.

¿Cuántos píxeles de ancho por alto se generan en tus imágenes?

▪ EL SISTEMA RGB, EL COLOR DE CADA PÍXEL

Dado que hemos empezado a hablar de los píxeles, es importante entender cómo funciona el color en los equipos digitales. Las imágenes digitales se basan en una construcción del color aditiva, es decir, una interpretación mediante la suma y combinación de tres canales de color (rojo, verde y azul). Estamos hablando de las famosas siglas RGB (red, green y blue). El modelo RGB se basa en luz o luminosidad porque los archivos se visualizan en dispositivos que utilizan esta luz para mostrar las imágenes, por ejemplo, una pantalla de ordenador, un televisor, un teléfono móvil, un proyector o, incluso, en la propia pantalla digital de la cámara. Estos dispositivos contienen pequeños cuadrados luminosos que pueden representar a cada uno de los píxeles de nuestra fotografía (si te acercas mucho al monitor de tu ordenador, lo podrás observar).

Los modelos principales de color: RGB y CMYK

Existen dos modelos principales, según el dispositivo usado, para representar los colores de las imágenes.

•RGB: se trata de un método aditivo (por suma de colores) basado en luz, en el que, a partir del rojo, verde y azul, se obtiene el resto de colores. La suma de los tres, en su valor más brillante y menos saturado, da como resultado el blanco; por el contrario, la ausencia de todos ellos, da el negro. Los dispositivos basados en luminosidad como las pantallas de ordenador, televisores o proyectores de cine, utilizan el modelo RGB.

•CMYK: se trata de un modelo sustractivo basado en tintas. El acrónimo hace referencia a los colores, en inglés, cian, magenta, amarillo y negro. Se utiliza la letra K en lugar de la B de black porque esta corresponde a la palabra key plate, utilizada en la impresión para el detalle artístico, generalmente en color negro. De esta manera, también ayuda a diferenciarlo de la letra B del azul del modelo RGB. Las impresiones sobre papel se realizan con dispositivos, como por ejemplo impresoras, que utilizan el modelo CMYK. Al contrario del RGB, la suma de los cuatro colores da como resultado el negro y su ausencia, el blanco.

En el modelo RGB, como ya hemos mencionado, para formar los colores de cada píxel, se vierte una cierta cantidad de luz roja, otra de verde y otra de azul. Si las cantidades son idénticas, es decir, en la misma proporción, aparecerá un tono neutro, o sea, gris, blanco o negro; sin embargo, una mayor cantidad de, por ejemplo, luz roja, hace que el color sea más cálido. Cantidades de luz mayores generan colores más brillantes o claros; cantidades menores, colores más oscuros.

Dado que la composición del color, en nuestra cámara digital, está directamente relacionada con la luz, conviene prestar atención a algunos términos y conceptos que veremos a continuación.

▪ EL COLOR DE LA LUZ Y DE LAS COSAS

La luz es la encargada de mostrarnos los colores de las cosas y, por tanto, también es la materia prima de la fotografía y la que genera los colores en las imágenes. Una luz blanca contiene la información de todo el resto de colores. De esta manera, el sol al mediodía, que es cuando emite una luz más blanca, emana rayos de luz que contienen todos los colores que forman el espectro lumínico (el rango de colores que el ser humano es capaz de ver).

Cuando la luz del sol impacta sobre un tomate, este absorbe todos los colores y refleja únicamente el rojo, por eso lo vemos, precisamente, de ese color. Cuando el sol ilumina un folio blanco, este refleja prácticamente la totalidad de los colores, por eso lo vemos blanco (la suma de todos ellos). Sin embargo, cuando la luz no es del todo blanca, por ejemplo, la del sol en horas crepusculares, los colores de las cosas no se perciben igual: el folio que antes veíamos blanco, ahora aparece ligeramente anaranjado. Dicho fenómeno se conoce como dominante de la luz y ocurre cuando esta no es totalmente neutra y genera una predominancia hacia uno de los colores del espectro lumínico, por lo general, hacia tonos cálidos/anaranjados o fríos/azulados.

El tomate absorbe todos los colores de la luz menos el rojo; por eso, lo vemos de ese color.

▪ LOS KELVIN Y LA DOMINANCIA DEL COLOR DE LA LUZ:

Para poder cuantificar la dominancia del color de la luz hacia tonos cálidos y fríos, se estableció un paralelismo entre temperatura de calor y temperatura de color. Para ello, se calentó un cuerpo sólido negro a diferentes grados kelvin de temperatura y, según el material iba adoptando diferentes colores, se fueron determinando los kelvin de color. Así, cuando el material se volvía blanco, la temperatura de calor era de unos 5500 kelvin, cuando esta temperatura era menor, el material se tornaba más rojo, y cuando era mayor, más azulado.

La temperatura de color es la dominancia producida en la luz de alguno de los colores del espectro lumínico sobre los demás, de modo que altera el color blanco hacia el rojo o hacia el azul en dicho espectro. La escala de temperatura de color representa las diferentes dominantes que puede adoptar una luz entre un tono cálido y otro frío y que pueden corresponder a diferentes situaciones lumínicas.

De esta manera, se estableció la denominada escala de temperatura de color en la que se marca un paralelismo entre el color de la luz y el color del material sólido negro calentado a diferentes grados kelvin.

Una luz neutra, como puede ser la de un foco de estudio o la de una lámpara de led de cine, ilumina a los objetos y a las escenas sin alterar los colores, porque no tiene una dominante de color. Una bombilla incandescente, por el contrario, sí tiene una dominante, en este caso, anaranjada, por lo que, al iluminar, por ejemplo, un folio blanco, este adoptará también esa dominante naranja.

Cuando adquirimos una bombilla led en una ferretería, en ocasiones, podemos seleccionar diferentes modelos con diferentes variaciones de temperatura de color. Estas variaciones vienen expresadas en kelvin, al igual que ocurre con los equipos de iluminación profesionales. La tonalidad de la bombilla puede ser más o menos cálida, neutra e incluso azulada. A medida que el valor kelvin que viene en las especificaciones de la bombilla es mayor, la luz es más fría o azulada, por ejemplo, de 6000 kelvin; por el contrario, un led cálido suele ser de unos 3500 kelvin y un led neutro es de 5500 kelvin, aproximadamente.

En la información del LED se especifica la temperatura de color, en este caso 3200 kelvin.

En el caso de la luz natural, la dominante del color del sol varía a lo largo del día, debido a la inclinación con que los rayos solares inciden en la atmósfera. Al mediodía, al caer verticales, todos los rayos refractan por igual y la luz aparece blanca o neutra, muy parecida a la del foco led de cine del que antes hablábamos. La luz del sol y de cualquier fuente de luz artificial está formada por radiaciones de distinto tipo que generan dominantes más cálidas o frías pero que, en una proporción equilibrada, por ejemplo, cuando el sol está en el cenit, pueden generar luces neutras. En horas crepusculares, los rayos del sol inciden de forma oblicua, teniendo que realizar un trayecto más largo y atravesar una capa más gruesa de aire y partículas, como polen y polvo. Las radiaciones más cortas, las que generan dominantes más azules o frías, descienden rápidamente hacia el suelo porque no son capaces de atravesar las partículas que hay en el aire. Las rojas, sin embargo, sufren una menor refracción y son capaces de llegar más lejos. Por eso el cielo aparece más cálido al amanecer o al atardecer; es el resultado de una mayor proporción de radiaciones cálidas con respecto a las frías.

El cielo de este paisaje agrícola aparece anaranjado porque las radiaciones predominantes corresponden a los colores más cálidos, pues estos tienen mayor capacidad de atravesar las partículas del aire y de la atmósfera en horas crepusculares.

▪ LA CORRECCIÓN DE LA DOMINANTE DE COLOR, EL EQUILIBRIO DE BLANCOS DE LA CÁMARA

Dado que la dominancia de la luz que ilumina a los objetos, personas o escenas altera la manera en la que las percibimos, el cerebro humano tiene un mecanismo de corrección que ayuda a que visualicemos las cosas de una forma más neutra, introduciendo una dominante del color opuesta, con el fin de contrarrestarla. Así, una dominante cálida se elimina con una fría y, una magenta, introduciendo una verde. Para saber cuáles son los colores complementarios, solo tenemos que mirar un círculo cromático RGB y observar cómo cada uno de estos colores tiene su contrario frente a él. Así, por ejemplo, el opuesto del cian es el rojo, el del violeta es un verde lima y el del azul cerúleo, es el naranja. A los colores opuestos se les llama complementarios.

Un truco para recodar los complementarios de los colores primarios es escribir, verticalmente y uno junto a otro, las siglas de los dos modelos de color (RGB y CMYK). A cada primario le corresponde su opuesto.

Al igual que el cerebro humano permite corregir la dominante de color para que la imagen resultante se parezca más a una escena neutra, en la cámara existe un mecanismo similar, denominado equilibrio o balance de blancos. Esta herramienta se puede utilizar de esta manera correctiva, pero también con unos fines creativos.

En la imagen, cada color tiene su complementario justo frente a él. Entre otras cosas, podemos emplear los complementarios para corregir dominantes; así, por ejemplo, una dominante verde se elimina introduciendo otra magenta.

Para utilizar el balance de blancos de la cámara de manera correctiva, debes seleccionar la situación lumínica correspondiente al icono que la representa, utilizar el equilibrio de blancos en automático o emplear la función K, en la que seleccionamos manualmente la temperatura de color correspondiente a los kelvin de color. Por ejemplo, en una escena iluminada por bombillas cálidas, podemos seleccionar el equilibrio de blancos en modo tungsteno o incandescente, para que la cámara introduzca una dominante fría, con el fin de contrarrestar el acusado tono anaranjado de esta situación.

1. Seleccionando AWB (Balance de blancos automático) permitimos que la cámara ajuste la temperatura de color de manera automática. En general, suele funcionar bastante bien.

2. En la posición K, podemos seleccionar los kelvin. Una cifra elevada genera dominantes más cálidas que contrarrestan situaciones de luz más azuladas; una cifra más baja provoca el efecto contrario. En este caso, seleccionar 4000 kelvin sirve para que la escena, iluminada por un led ligeramente cálido, aparezca más neutra.

Cuando elegimos la configuración automática para el balance de blancos, la propia cámara selecciona el ajuste del equilibrio de blancos que considere más apropiado para cada situación. La realidad es que, en la mayoría de los equipos digitales, este ajuste automático suele funcionar bastante bien de manera correctiva y ofrece unos resultados que, por lo general, son más que aceptables.

Balance de blancos

Modo

Temperatura de color (K: Kelvin)

Automático

3000–7000

Luz día

5200

Sombra

7000

Nublado

6000

Tungsteno

3200

Luz fluorescente blanca

4000

Flash

5500

Personalizado

2000–10000

Temperatura de color

2500–10000

En el ejemplo de esta pantalla de una cámara Canon, podemos ver los kelvin de temperatura de color de cada uno de los diferentes iconos que representan situaciones de dominantes de luz, en este caso, 3200, correspondientes a luces de tungsteno.

En el equilibrio de blancos, la cámara nos ofrece ciertos presets que corresponden a situaciones lumínicas determinadas, a través de iconos que las representan. Cada una de estas situaciones o iconos corresponde a una temperatura de color determinada. Si seleccionamos la opción K, podremos elegir directamente la temperatura en formato kelvin. Por otro lado, también disponemos de un símbolo que representa un modo de equilibrio de blancos automático en el que la cámara ajusta esta temperatura por nosotros. Este modo resulta bastante efectivo y natural en las cámaras actuales.

Para hacer un uso de esta herramienta de forma no correctiva, sino creativa, dado que nuestro equipo emplea dominantes para realizar los ajustes, podemos utilizar un icono o una temperatura de color de una situación que no corresponda a la realidad para acusar aún más una dominante determinada. De esta forma, podemos utilizar un ajuste de una supuesta situación muy fría, por ejemplo, el icono que representa un día nublado, para una escena de atardecer, y conseguir así una dominante aún más cálida en una escena que ya de por sí lo es.

En términos generales, si seleccionamos en la cámara un valor por encima de 5500 kelvin, estaremos introduciendo un tono cada vez más cálido en nuestra imagen; con valores por debajo de 5500, los tonos serán cada vez más fríos.

TAREA

Realiza tres fotografías (puedes utilizar un modo de exposición automático) con un mismo encuadre. En la primera, debes seleccionar el equilibrio de blancos en modo automático, en la segunda, utiliza la temperatura de color más baja que puedas y, en la tercera, la más alta. Puedes hacer estas dos últimas imágenes en el modo K o utilizando el preset más cercano a la temperatura más baja y alta posible.

▪ LOS BITS

Las imágenes digitales pueden contener una mayor o menor gama tonal en función de la profundidad de bits que utilice el archivo. Para simplificar un poco, cuantos más bits, mayor información tonal digital contendrá la imagen. Una fotografía en escala de grises con una profundidad de 8 bits puede representar 256 tonos para cada píxel. Basta con hallar las variaciones con repetición de dos elementos, el 0 y el 1, tomados de 8 en 8, o lo que es lo mismo, 2 elevado a 8. En este caso, el 0 representa el negro, el 255, el blanco, y asignamos a cada uno de los valores intermedios, desde el 0 hasta el 255, toda la gama de grises que va del negro al blanco.

Sin embargo, una imagen en color con una profundidad de 8 bits contiene una combinación de tres canales (RGB) en los que, en cada uno de ellos, encontramos una gama de 256 tonos, numerados del 0 al 255. En esta gama, los valores más cercanos al 0 representan tonos más oscuros y los más cercanos al 255, más claros (o cerca del blanco). Esta escala de tonos es la que utiliza, por ejemplo, Adobe Photoshop para cuantificar el brillo de cada uno de los canales, es decir, independientemente de que nuestra imagen digital disponga de una mayor gama tonal que esos 256 tonos, el software lo representa gráficamente de esta manera.

Las cinco muestras de color se corresponden con combinaciones de valores de 0 al 255 de rojo, verde y azul. Los píxeles más oscuros, por ejemplo, la muestra 5, tienen valores más bajos; los píxeles más claros, por ejemplo, la muestra 3, tienen valores más altos.

Piensa ahora en todas las combinaciones posibles de tres colores en los que cada uno de ellos puede adoptar un valor entre el 0 y el 255 y obtendrás la gama tonal que, con este sistema, podemos representar. Esto es, 3 valores con una variación de 256 posibilidades en cada uno de ellos:

Esto quiere decir que cada píxel puede adoptar 16.777.216 colores distintos. Es lo que denominamos color verdadero y se corresponde a una codificación del color con un sistema de 8 bits (2 elevado a 8, es decir 256 por cada uno de los tres canales, esto es, rojo, verde y azul). Una imagen con más bits tendrá una mayor gama tonal. El ojo humano, sin embargo, no es capaz de distinguir tantos colores. Esto no quiere decir que debamos trabajar con imágenes de 8 bits, sino más bien que, con la cantidad de colores que ofrecen estos 8 bits, obtendríamos imágenes perfectamente válidas para visualizar e incluso para imprimir. Sin embargo, una imagen con 16 bits (con una gama tonal mayor) proporciona a nuestros archivos una mayor flexibilidad a la hora de tratar y procesar las imágenes con un programa informático.

En el cuadro de la derecha, te muestro una serie de cálculos binarios para que sepas la cantidad de tonos que se pueden representar con distintas profundidades de bits. Pero recuerda, si nuestra imagen es en color, utilizamos tres canales, por lo que, para saber el número total de tonos que puede utilizar cada píxel, debemos multiplicar el número de tonos que aquí se muestra por sí mismo tres veces.

Como conclusión, podemos afirmar que una imagen con 8 bits representa con la suficiente calidad cualquier detalle que pueda distinguir el ojo humano, pero no tiene la suficiente profundidad como para poder tratarla digitalmente, corrigiendo el contraste, el brillo, la saturación, etcétera, sin que esta se degrade. Para esto es mejor trabajar con imágenes de 16 bits. Aunque más adelante hablaremos de los diferentes formatos de archivo que podemos emplear en nuestras imágenes, el JPG, uno de los más conocidos, solo puede trabajar a 8 bits, por lo que se trata de un archivo ideal para la visualización e impresión de imágenes digitales, pero no para su tratamiento y edición con programas informáticos.

▪ RESOLUCIÓN DE LOS DISPOSITIVOS Y FORMATO

Volvamos ahora al número de cuadraditos (píxeles) que contiene nuestra imagen. Por ejemplo, imaginemos que vamos a comprar una cámara que tiene un sensor capaz de captar fotografías de 24 megapíxeles, es decir, de 24 millones de cuadraditos. Este montón de píxeles se reparten en una escena rectangular que, de nuevo, según el fabricante, es de 6000 píxeles por 4000 píxeles aproximadamente (si multiplicamos el ancho por el alto, obtendremos los 24 millones).

La resolución no solo ofrece información acerca de la cantidad de píxeles que contiene nuestra imagen, sino que también nos informa de la proporción del formato. Así, 6000 por 4000 es un formato de 3 x 2 (puedes hacer una regla de tres para ver cómo coincide). Hay otras cámaras, como ocurre con las de marca Olympus, en las que el formato es 4 x 3 (por ejemplo, con una resolución de 5184 x 3888 píxeles), lo que significa que mantiene una proporción más cuadrada o menos rectangular que la anterior. Tanto la resolución como la proporción suelen aparecer en las especificaciones de la cámara; la primera nos informa del tamaño de la imagen (o del número de piedras del mosaico); la segunda nos dice cómo se distribuye la relación entre el ancho y el alto.

Los dispositivos digitales que permiten visualizar imágenes (monitores, televisores, tabletas gráficas, teléfonos, etcétera) tienen una determinada resolución. Por ejemplo, una tableta gráfica puede tener una de 1920 x 1200 píxeles, un teléfono móvil de 2160 x 3140 y un televisor 4K de 4096 × 2160 píxeles. Como habrás podido comprobar, la resolución no siempre va de la mano de las dimensiones de la pantalla en centímetros en la que visualizamos la imagen: una tableta gráfica puede ser de mayor tamaño que un teléfono y, sin embargo, la resolución puede ser mayor en el teléfono que en la tableta. Cuando hablamos de la resolución de los dispositivos nos referimos a la capacidad de representar las imágenes en un número determinado de cuadraditos luminosos, independientemente de que estos sean de mayor o menor tamaño. Cada uno de estos puntos es capaz de representar un píxel de nuestra imagen digital.

En la información que ofrece este ordenador sobre la pantalla podemos ver la resolución de 1920 x 1200 de un monitor EIZO ColorEdge CS2424.

Tener un número elevado de píxeles o megapíxeles en una cámara, como ya hemos mencionado, nos da una mayor capacidad para realizar ampliaciones o copias grandes sin problemas. En el caso de la visualización en dispositivos digitales, funciona de la siguiente manera. Imagina que estás mirando una fotografía formada por 2560 píxeles de ancho y 1440 de alto en un monitor de ordenador que tiene una resolución de 2560 x 1440, es decir, una pantalla que posee 3.686.400 cuadraditos luminosos. En este caso, cada píxel de la imagen está representado por cada uno de los cuadraditos luminosos del dispositivo, por lo que estaremos visualizando la fotografía en lo que llamamos píxeles reales, es decir, cada píxel de la imagen se acopla perfectamente a cada píxel del dispositivo, de modo que estaríamos viendo la mejor calidad posible para nuestra imagen ocupando toda la pantalla del monitor.

Piensa en lo siguiente: si fotografiásemos un tomate con una cámara que solo tuviera una resolución de 6 por 4 píxeles, obtendríamos una imagen de 24 píxeles. Si el tomate ocupa un 40 % de la foto, solo hay, aproximadamente, unos 10 píxeles para mostrarlo. Si observáramos la imagen en píxeles reales en nuestro monitor de ordenador de 2560 por 1440, esta sería tan pequeña que no podríamos apreciar nada (24 cuadrados luminosos de un dispositivo que contiene 3.686.400). Para poder ver algo, necesitaremos ampliar la imagen, es decir, usaremos varios cuadrados luminosos para representar cada uno de los 24 píxeles. Sin embargo, el píxel solo puede ser de un color y de un tono determinado, es decir, es más que probable que veamos un tomate pixelado, con escalones. Volviendo al ejemplo del mosaico, esto ocurre porque no hay suficientes piedrecitas para representar correctamente los bordes curvados de la fruta (el tomate es una fruta, si hablamos con perspectiva biológica) ni los degradados de color.

Un tomate representado por 24 píxeles es una imagen que necesita una ampliación por encima de los píxeles reales, lo que genera una foto que aparece pixelada en exceso.

A continuación, hacemos la misma fotografía con una cámara que contiene 24 millones de píxeles. Como el tomate ocupa el 40 % de la imagen, ahora dispone de 10 millones de píxeles para representarlo. Nuestro monitor, en píxeles reales, muestra un trozo ampliado del tomate en el que se aprecian los detalles perfectamente. Para verlo completo en nuestra pantalla de ordenador, debemos hacerlo más pequeño (reducir con la lupa) y para ello tenemos que dejar que la pantalla utilice cada uno de sus cuadrados luminosos para representar varios píxeles. En este caso, el dispositivo calcula el color que se muestra en cada cuadrado basándose en un algoritmo de proporción y medias de color de todos los píxeles que debe representar cada cuadradito.

Un tomate representado por 24 megapíxeles (24 millones de píxeles) es una imagen que necesita una reducción del zoom por debajo de los píxeles reales, lo que genera una foto con resolución suficiente como para poder observar la imagen e incluso ampliarla y obtener detalle.

La necesidad de que nuestras fotografías no aparezcan pixeladas es evidente; sin embargo, cualquier cámara (incluidas las de los teléfonos móviles) genera imágenes con suficiente resolución como para que se visualicen correctamente en casi todos los dispositivos digitales que tenemos a nuestra disposición (televisores, pantallas de ordenador, teléfonos móviles, etc.).

▪ LOS PÍXELES EN RELACIÓN CON LA IMPRESIÓN EN PAPEL

Ya hemos visto la relación entre los megapíxeles de la imagen digital y la resolución en los diferentes dispositivos de visualización, pero ¿qué ocurre cuando lo que deseamos es ver nuestra foto sobre un papel?

El problema puede llegar cuando lo que queremos es imprimir una copia en papel de grandes dimensiones. La resolución digital en píxeles se debe convertir a una resolución física en papel en centímetros o pulgadas. Dado ese caso, cuantos más píxeles se utilicen para formar la figura de un tomate, en la conversión a tinta sobre el papel, mayor ampliación de la imagen se permitirá sin el efecto desagradable de pixelado.

Por lo tanto, tu cámara debería disponer de un número adecuado de megapíxeles para tener la posibilidad de realizar copias en papel sin que el tamaño sea un problema. La buena noticia es que prácticamente todas las cámaras medianamente avanzadas del mercado permiten hacer copias más o menos grandes. Bajo mi punto de vista, a partir de 12 megapíxeles ya tendremos una resolución más que aceptable para realizar copias de un tamaño razonablemente grande.

▪ EL TAMAÑO DEL SENSOR

Las cámaras tradicionales analógicas más comunes, las denominadas de 35 milímetros, tenían un carrete con una superficie sensible analógica, equivalente al tamaño del sensor de una digital full frame, que generaba unos fotogramas (negativos o diapositivas) de 24 por 36 milímetros. El medio formato analógico era un sistema que admitía carretes de mayor tamaño, de 60 milímetros de ancho. Incluso había cámaras pequeñitas con carretes o cartuchos diminutos y otras enormes que utilizaban placas sensibles de gran tamaño. El sensor digital ha sustituido a estos antiguos carretes o placas sensibles a la luz y, en algunos casos, ha heredado algunos de estos tamaños.

El sensor, como ya hemos dicho, capta la luz a través de unas celdas fotosensibles (fotodiodos), que transforman la información lumínica en píxeles. Cuanto más grande es un sensor, mayor número de celdas sensibles cabrán o estas serán de mayor tamaño. Una celda más grande captará la luz de una manera más estable y con mayor precisión, pero también requerirá un mayor consumo de energía y más tiempo para gestionar la conversión a píxel.

El sensor de formato medio del respaldo Leaf Credo 40 de Mamiya tiene un tamaño de 43.9 x 32.9 mm.

Un sensor que tiene el mismo tamaño que el negativo o diapositiva tradicional de 35 milímetros es lo que denominamos sensor de formato completo, también conocido como full frame; sin embargo, hay muchas cámaras digitales con sensores más pequeños y algunas con otros más grandes. Los sensores de formato completo (24 x 36 milímetros) son los que se toman como referencia para describir, por comparación, el resto de tamaños. A las cámaras que tienen sensores de menores dimensiones que el formato completo también se las denomina cámaras con factor de recorte o sensores con factor de multiplicación de focal y, por lo general, estos sensores suelen tener unas dimensiones 1,5, 1,6 o 2 veces más pequeñas que el full frame. El término factor de multiplicación de focal puede resultar confuso porque se refiere al ángulo de visión al colocar un objetivo. Más adelante, cuando hablemos de las diferentes distancias focales, estudiaremos este tema con mayor profundidad.

Aunque, por lo general, podemos entender que cuanto más grande es un sensor, más cara y mejor es la cámara, debemos saber que no es una regla que se cumpla siempre. Un sensor de mayor tamaño, tal y como hemos mencionado, tiene más espacio para captar la luz y, por tanto, una mayor capacidad de albergar un número más alto de fotodiodos y, en ocasiones, un mayor rango dinámico (capacidad de captar más detalles en las zonas de mayor y menor luminosidad). Sin embargo, estos sensores también provocan que la cámara sea más lenta a la hora de procesar y grabar los archivos digitales en la tarjeta de memoria, lo que resulta fatal para, por ejemplo, la fotografía deportiva. Por esta razón, puedes encontrar cámaras con sensores de formato no completo en la gama más profesional.

En general, si piensas adquirir una cámara y estas empezando, lo más probable es que barajes dos posibilidades: o una full frame, o una con un sensor más pequeño. Algunos de los términos más conocidos en el mercado para estos tamaños de sensores son los siguientes:

Otra de las ventajas de las cámaras full frame está relacionada con las réflex que tienen un visor ocular no digital. La imagen que se observa a través de este visor es de mayor tamaño, lo que genera una escena ocular mucho más agradable que en otra con sensor más pequeño.

Las cámaras con sensores de menor tamaño suelen ser, por lo general, más económicas, y además permiten que los teleobjetivos (distancias focales largas que amplían la escena como si fueran prismáticos) lo sean aún más. Es decir, si, por ejemplo, con un teleobjetivo de 300 milímetros en una cámara de formato completo vemos por el visor un caballo, con una cámara con factor de multiplicación, el caballo aparecerá más grande. De igual manera, para obtener campos de visión más amplios, necesitan lentes mucho más angulares que las de formato completo. Esto significa que, si quiero fotografiar el interior de una habitación empleando el mismo objetivo, en una cámara full frame, podré ver más elementos, esto es, tendré un campo de visión más amplio que si lo hago con una con factor de multiplicación de focal. En referencia al comportamiento de las focales según su ángulo de visión, más adelante lo estudiaremos y volveremos a ello con más detalle.

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Averigua el tamaño del sensor de tu cámara. De nuevo, puedes encontrar esta información en el menú de tu cámara, en el manual de instrucciones o investigando en internet.

▪ EL FORMATO RAW

La cámara guarda en la tarjeta de memoria las imágenes en un formato determinado que luego podemos visualizar en otros dispositivos como el ordenador, el teléfono móvil o un televisor. Por lo general, cuando hablamos de fotografías, casi todo el mundo conoce el archivo JPG, quizá porque es uno de los más extendidos en internet, el que goza de la mayor compatibilidad con los dispositivos y el que todas las cámaras nos dan, como mínimo, como opción de salida. Sin embargo, los equipos medianamente avanzados disponen también de la posibilidad de que nuestras imágenes se archiven en formato RAW. Se trata de un formato bruto que equivaldría al negativo de las cámaras analógicas. ¿Qué es exactamente el RAW? Vamos a intentar explicarlo de la manera más sencilla posible, porque es más complejo de lo que parece.

Nuestra cámara no capta color, solo capta información de luminosidad que luego convierte en información de color para cada píxel. Cada fotodiodo vierte esta información recogida al píxel que le corresponde, de modo que estos píxeles son más claros o más oscuros, dependiendo de la cantidad de luz que llega al sensor; es lo que llamamos brillo. Para la construcción del color, la mayoría de las cámaras utilizan un filtro, situado delante del sensor, llamado Mosaico de Bayer