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"Sobre la felicidad" de Séneca es un ensayo filosófico que explora el concepto de la felicidad y cómo alcanzarla. Séneca argumenta que la verdadera felicidad no reside en la riqueza, el poder o los placeres mundanos, sino en la virtud y la sabiduría. A través de ejemplos de la vida cotidiana y reflexiones sobre la naturaleza humana, Séneca ofrece consejos prácticos para cultivar la tranquilidad interior y la satisfacción personal. Destaca la importancia de vivir en armonía con la naturaleza, aceptar las adversidades con serenidad y enfocarse en lo que realmente importa en la vida. "Sobre la felicidad" es una obra atemporal que sigue siendo relevante en la búsqueda de una vida significativa y plena, y ofrece una guía valiosa para aquellos que buscan encontrar la verdadera felicidad en un mundo cambiante.
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Veröffentlichungsjahr: 2024
De la felicidad
Lucio Anneo Séneca
EAN: 7502319075340
Edición: 2024
© Aroha
© Grupo Editorial Neisa
Fuente de Pirámides, No. 1, Int. 501-B,
Lomas de Tecamachalco, Naucalpan de Juárez,
C.P. 53950, Estado de México.
Coordinación editorial: Arturo Romero Santeliz
Diseño de portada: Víctor Manuel Garay Téllez
Prohibida la reproducción total o parcial de este material sin la autorización expresa de sus editores.
Editado en México
Descubre las sorpresas que tenemos para ti
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Libro de regalo para ti
Todos los hombres, hermano Galión, desean vivir felices, pero son torpes para percibir exactamente qué es lo que hace que la vida sea feliz: y tan lejos está de ser fácil alcanzar la felicidad, que cuanto más se esfuerza un hombre por alcanzarla, más se aleja de ella, si toma el camino equivocado; pues, como éste lleva en dirección contraria, su misma rapidez lo aleja aún más. Por lo tanto, primero debemos definir claramente qué es lo que pretendemos: después debemos considerar por qué camino podemos alcanzarlo más rápidamente, porque en nuestro propio viaje, siempre que se haga en la dirección correcta, sabremos cuánto hemos progresado cada día, y cuánto nos acercamos a la meta hacia la que nos impulsan nuestros deseos naturales. Pero mientras vagamos al azar, sin seguir ninguna guía, salvo los gritos y los clamores discordantes de quienes nos invitan a proceder en diferentes direcciones, nuestra corta vida se desperdiciará en vagabundeos inútiles, aunque nos esforcemos día y noche para conseguir un buen entendimiento. No decidamos, pues, hacia dónde debemos tender y por qué camino, sin el consejo de alguna persona experimentada que haya explorado la región en la que vamos a entrar, porque este viaje no está sujeto a las mismas condiciones que otros; pues en ellos alguna pista claramente entendida y las averiguaciones hechas a los nativos hacen imposible que nos equivoquemos, pero aquí las pistas más trilladas y frecuentadas son las que más nos extravían. Por lo tanto, nada es más importante que no seguir, como las ovejas, el rebaño que nos precede, y así no ir hacia donde debemos, sino hacia donde van los demás. Ahora bien, nada nos mete en mayores problemas que nuestra sumisión al rumor común, y nuestro hábito de pensar que son mejores aquellas cosas que son más generalmente recibidas como tales, de tomar muchas falsificaciones por cosas verdaderamente buenas, y de vivir no por la razón sino por la imitación de otros. Esta es la causa de esos grandes montones en los que los hombres se precipitan hasta amontonarse unos sobre otros. En una gran aglomeración de gente, cuando la multitud se aprieta a sí misma, nadie puede caer sin arrastrar a otro sobre él, y los que van delante causan la destrucción de los que les siguen. Lo mismo se puede observar en la vida humana: nadie puede equivocarse por sí mismo, sino que debe convertirse en causa y consejero del mal de otro. Es perjudicial seguir la marcha de los que nos preceden, y como cada uno prefiere creer a otro que formarse su propia opinión, nunca emitimos un juicio deliberado sobre la vida, sino que algún error tradicional nos enreda siempre y nos lleva a la ruina, y perecemos por seguir los ejemplos de otros hombres: nos curaríamos de esto si nos desprendiéramos del rebaño; pero tal como es, la multitud está dispuesta a luchar contra la razón en defensa de su propio error. En consecuencia, sucede lo mismo que en las elecciones, donde, cuando la veleidosa brisa del favor popular ha virado, los que han sido elegidos cónsules y pretores son vistos con admiración por los mismos hombres que los hicieron así. Que todos aprobemos y desaprobemos las mismas cosas es el fin de toda decisión que se da según la voz de la mayoría.