Sueños del viento noctámbulo y sus rimas despiertas - Maximiliano Vita - E-Book

Sueños del viento noctámbulo y sus rimas despiertas E-Book

Maximiliano Vita

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Beschreibung

¿Qué somete a un hombre al insomnio? ¿Qué reflexiones fecunda el vientre nocturno? Con los ojos abiertos de par en par, tendido en la larga y poderosa noche, el viento comienza a hablar, y en sus labios surge el poeta que piensa, que alumbra la oscuridad: "…Y la antorcha que es mi alma, y su chispa, la imaginación, junto al viento taciturno, en la noche reventó." Maximiliano Vita nos muestra en este poemario las confabulaciones que arremeten entre el sueño y la vigilia, cuando el alba emerge entre las cenizas de la noche.

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© Maximiliano Vita

© Sueños del viento noctámbulo y sus rimas despiertas

ISBN papel: 978-84-686-8703-2

ISBN digital: 978-84-686-8704-9

Impreso en Argentina

Editado por Bubok Publishing S.L.

Dedicado a todos aquellos que no podrán verlo.

Especialmente a Juan Pablo Capó,

Enrique Asmar e Isabel Aquín.

Tres personas que han sido, son y serán parte de mí;

y mucho de lo que mi pluma delibera con el pensamiento

y en catarsis deja como huella sobre celulosa,

se inspira en los luceros radiantes

que en el cielo renacieron

cuando ellos la senda desanduvieron.

Y también a mi familia y amigos,

que igualmente son nostalgias del viento

que en la noche deambula,

cuando el mundo duerme y se enciende la penumbra.

A todos ellos, y a todos ustedes, con la mano en la pluma

y el recuerdo en el corazón:

Aquí les dejo… mi primera canción.

Preludio

Concibo esta obra, si es que puede adquirir tal carácter, como aquellas confabulaciones que arremeten entre el sueño y la vigilia, cuando el alba emerge entre las cenizas de la noche, como el disco rayado de una mente en pleno rechazo de cordura. Entonces diría, si es posible describir lo que la escasez de imaginación entreteje en la negrura interior del pensamiento, que todo lo que aquí aparece no es más que un ínfimo compendio de lo que los sueños, o aquel que los sueña –con toda volatilidad-, defectuosamente y en forma precaria, puede expresar a través del lenguaje escrito.

Riberas altas del consciente

La noche me invita a escribir

La noche me invita a escribir;

me seduce con su semblante dormido,

las luces menguadas, el silencio tendido.

La noche llama a mi mente,

derrama tus letras, ordena,

enséñame aquello que sientes.

La noche vigila despierta,

mi pluma, en vela,

rehúsa su oferta.

La noche me invita a escribir,

no hay otra cosa que pida de mí,

mas que atienda su decidir.

Pero no es mía la petición,

es del poeta en mi interior.

La noche lo invita a escribir;

infortunada sea ella, porque

Sólo palabras

Vanas resultan mis vagas palabras,

sin fuerza, sin alma, son sólo palabras.

Proyecto las letras que abogan la causa,

escasas de ímpetu,

lucen trazos inertes que resbalan sin gracia.

No consigo designio que alimente los versos,

sólo hallo palabras, vacías, sin peso.

Con tantas estrofas escritas en roca

anhelo las rosas que en pieles afloran.

Vanas resultan mis vagas palabras,

no encuentro respuesta al misterio que encierras,

Sin respuesta

Cómo tenerte, si eres abstracta,

cómo tocarte, si tu piel es porcelana.

Cómo huirte, tallada en mi mente,

cómo espantarte, si un fantasma eres.

Cómo mirarte, si eres ilusión,

cómo atraparte, si tú eres prisión.

Cómo olvidarte, cuando eres infinita,

cómo recordarte, si no hay huellas en la brisa.

Cómo odiarte, en sueños tan perfectos:

tus ojos de esmeralda, tus besos de sahumerio.

Cómo amarte, si a mis rimas escapas,

Vagando entre la luz y las sombras

Me naces

Me naces de una idea abstracta,

de un pincel sin filo,

del muerto que sabe de muerte,

pero poco de vivo.

Me naces de la mañana desnuda,

de un mundo vacío bajo la serenata añil del cielo;

del calor de la palabra y del hielo del silencio.

Me naces del sueño del mar, que por hondo es frío,

y el anhelo de la arena, que es áspera e impía.

Me surges del desvelo de la noche

y las lágrimas del día,

como un ángel de alas blancas

y vestido de cenizas.

Me naces del sol naciente, hijo del fuego,

y la luna argentada, musa de melancolía;

como un lago de estrellas

y una canción de las mismas.

Me naces del dolor del alma

y el estigma del cuerpo,

como una punzada de acero

o capricho de aguacero.

De la nieve te arrojas

cual princesa enamorada,

de largo vestido albo

y sonrisa apasionada.

Me naces del viento

que susurra tu nombre,

y de los árboles verdes

que entre sombras lo esconden.

Me naces de pasiones ocultas

y deseos perdidos,

de un cuadro bonito

y un desierto sin río.

Me creces en el arrebol del ocaso

y en el agua cristalina, en paisajes lejanos

y aventuras recorridas.

Me naces del amor por la vida y el temor por la muerte,

de palacios de azúcar y delirios de suerte.

Desde el risco más alto hasta la cueva más profunda,

desde el insecto pequeño hasta el dios sin defecto;

de todos ellos me naces, y te llamo…

Poesía

Grises mañanas

Gris, mañana gris (¡la detesto!);

infortunio de ciudad desamparada.

Se enciende el día como una vela apagada,

como la noche postrera cobrando venganza.

Vaga, pasmada, mi mente en esta página,

sin extrañas razones, como fría nostalgia.

Desayuno locura bañada en malteada (¡la detesto!),

sin objeto dormido, sólo verla en mis mañas.

Beldad divina que mora en mis recuerdos,

faroles malditos que te borran de ellos.

Gris, mañana gris (¡la detesto!);

fatal martirio del alma, frecuencia sin tiempo, eterno anagrama.

Yaces dormida en las fauces de la tierra,

aguardando compañía, condenando mi estadía.

Gris, mañana gris (¡la detesto!); de luces apagadas;

de sentencias cumplidas y balas disparadas.

Caigo en tu pelo coronado de fuego,

esperando el aliento que me lleve al infierno.

Gris, mañana gris (¡Cuánto la anhelo!);

de hombres vencidos y conductas de entierro.

Sobre mi cama descansa una página,

junto a un arma hambrienta de balas.

La abraza la sangre de un cuerpo olvidado,

sin razones ocultas, sin objeto perdido,

Dormitando destierro

He dormitado entre tu mundo y el mío,

he despertado de un coma divino.

Desde tus brazos se extienden los cielos,

con esa pureza malvada del hielo.

Jadean tus labios un beso huidizo,

lo encuentro en tu boca punzante de frío.

He dormitado entre tu mundo y el mío,

me encuentro atrapado en un espacio vacío.

Mas es tu aliento la llama que siento,

me guía de nuevo al calor de tu cuerpo.

Y así he ido y he regresado,

deambulando en el sueño de dos enamorados.

Porque es blanca la nieve que llena tu mente,

y triste el destino que ampara tu suerte.

He dormitado entre tu mundo y el mío,

pero he olvidado a qué he venido.

Quizás por deseo, quizás por nostalgia,

y aquí estoy de nuevo, perdido en el tiempo.

He cambiado hoy tus ojos por la luz de la mañana,

tu rostro tapizado de rosas por la estela de tu alma.

Un lamento ubicuo arrasa la noche,

y es a tu aroma que el viento responde.

Porque no hay sueño que acuda al dormido,

y yo dormitando, siempre…, entre tu mundo y el mío.

Cosmogonía del sueño

Solo pasamos

Pasamos, solo pasamos;

como el día y la noche,

como el sol en ocaso.

De los dioses nacen hombres

Y de los hombres nacen dioses,

como ciclo de existencia,

cual efecto de herencia.

Pasamos, solo pasamos;

sobre el fuego y bajo el agua,

en el llanto y en la calma.

Veredicto dicta el tiempo

y no ha sido más que un sueño;

pues pasamos, solo pasamos;

Hermana

Mi pareja infranqueable, mi alianza sin tiempo.

Mujer de ojos grandes y sonrisa perfecta.

La nieve del invierno, la hoja de primavera,

la sal con el mar y el tinte azul del cielo.

Mis abrazos dorados, mi predilecta compañía.

Eres eso y mucho más, mi hermana del alma,

mi eterna alegría.

Ella

Déjame hablarte de Ella,

de sus grandes ojos verdes y su cuerpo de doncella.

Del amor que le profeso que por nadie es conocido,

de la insistencia del tiempo en volvernos enemigos.

Del fervor de su conducta en tempestad desenfrenada,

del atisbo de dulzura que le asoma en la mirada.

Del deleite de su andar que me acosa junto al viento

y la luz de su cantar que sosiega mi tormento.

Porque Ella es acción y Ella es templanza,

Ella es melodía y la luna sonrosada.

Sus labios de nubes blancas y su pelo de carbón

a cada ser le inculcan el amor de una canción.

La impaciencia del reloj y el carácter del león

de Ella son, y todo lo que sé es amarla con dolor.

Como una triste estrella siempre brilla en la distancia,

y yo sigo aquí aguardando que la noche me la traiga.

Porque el mundo ya no es mundo cuando Ella está conmigo,

es más bien un largo sueño que jamás yo he vivido.

Déjame callarla, porque siempre me ha vencido,

y si entonces lo supiera, no sería su cariño.

Si tú la conocieras, te prometo una cosa,

que en Ella encontrarás el delirio de una rosa.

Pues la historia es pasado y el pasado es olvido,

y si no la recordara…

sería un cruel asesino

Más de un año

Me has dado más de un año

y ni cuenta yo me he dado.

La atención y la alegría

que ilumina cada día.

Me has dado parte de tu corazón,

y aún no te he devuelto el favor.

Por eso debo decir que lo siento,

que el tiempo pasa y las palabras

se las lleva el viento.

Eres la roca y la flor,

lo mejor de las dos;

la página en la que escribo

y la musa en que me inspiro.

Me has dado más de un año

y ni cuenta yo me he dado.

He sido cómplice del tiempo

y la luz de sus momentos;

he nadado entre tu voz

y reído sin razón.

Pero nada me cuesta

cuando de ti se trata,

solo enseñarte…

que sin ti no soy nada.