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Este no es un libro de esos que dejas olvidados en un rincón, es un libro de esos a lo que vuelves cada vez que lo necesitas. Es de esos que logran derrumbarte, pero también hacerte brillar. Te hará llorar y reír, te acercará más a la vida.Aquí encontrarás verdades, de esas sin filtro, que te hacen reflexionar. No encontrarás utopías, pues cada palabra nace de una experiencia. Valentía es un camino, tiene sus obstáculos, sus dolores y tristezas, pero también está lleno de esperanza, de fe. Es un libro que avivará el fuego de tu corazón, pondrá tus emociones a flor de piel y, sobre todo, te recordará que en esta vida vale mucho más ser valiente que cualquier otra cosa.
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Valentía
Kelbin Torres
© 2020, Kelbin Torres
© de esta edición:
Ediciones Venado Real
En “El amor también respira”: © Guera, J. L. 1990. Bachata rosa. En Bachata rosa. República Dominicana: Karen Records.
En “Ansiedad”: © Blunt, J. 2007. Same mistake. En All the lost souls. Reino Unido: Atlantic Records.
Segunda edición: diciembre de 2020
ISBN: 978-9974-8780-7-5
Corrección: Juliana Del Pópolo
Diseño de tapa e interior: H. Kramer
Ilustraciones: Patricia León
Reservados todos los derechos.
No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Prólogo
Y si alguien quiere acompañarme
Que no se te olvide
I
Cuando la soledad se vuelve tu amiga
1, 2, 3, 4…
Me quiero
Nada fácil
Declaración
Ojalá
II
III
Te agradezco
IV
A ellos
V
Viviendo, confiando, sonriendo
VI
Ansiedad
Me estoy encargando de mí
Preciosa
Tácticas
Te acostumbraste
Calma
Y sonrío
Sola y tranquila
Chance
Suposiciones
VII
¿Por qué vivir en el lodo?
Te pertenezco
Decides ser tú
Nadar en desiertos
Resurgir
Efímero
Escombros
Su sonrisa
Te curarás, me curaré
Celebraré
Brújula
A ese amor
Domingos
Espinas
Amores indelebles
A mí
Pájaros
VIII
Me prohibí
Un amor bonito
Sin boleto de retorno
Si mañana despierto
Ámeme así
No era nuestro tiempo
El amor también respira
Nada personal
Lo único que tenemos
Es normal
El lugar más seguro
Evolucionar
Me amé
A ti
Silencio
IX
Tierra firme
Alguien
X
Entre flores de amapola
Sobrevivo a mi manera
XI
Salvación
Recordatorio de vida
Semejantes
XII
Bonita
Te sentí, tú estabas ahí
Sin reservas
Conquistando mi libertad
No está en mis planes
Resilientes
Vale la pena
Fe
XIII
Lo conseguí
Tal como eres
XIV
Juegos pirotécnicos
Reina de su vida
Metamorfosis
XV
Cuando la vida me borre
Alguien como ella
Apostándole a la vida
XVI
Resistente y plena
Propuesta
11:11
Sonreía
A mis años
El mejor de los revolucionarios
Eternos
Te perdí
XVII
Confesión
Me vestí de esperanza
Cuestión de tiempo
Quédate conmigo
No dudes
XVIII
XIX
Ni las cenizas
Punto de quiebre
Sé decir adiós
XX
En las mismas heridas
Seguir en el camino
Consejo
A punto
XXI
Lunes
XXII
Alfarero
Sigue brillando
No me arrepiento
Una mujer distinta
XXIII
Ley de vida
XXIV
No está para cualquiera
Te veré otra vez
Diferente
Victoria
Querer ya no es suficiente
Precaución
Descenlace
Que la felicidad siempre te encuentre
Renuncias
No me subestimes
Viernes
Se puede
Por mí, por ti
XXV
Sé que voy a estar bien
Si supieras
Los azahares del limón no se pueden sostener
XXVI
No te niegues
Nos despedimos, nos perdonamos
Oración
XXVII
Agradecimientos
Sobre el autor
Mendoza, noviembre de 2020
Es curioso que, de pequeños, cuando nos preguntan qué queremos ser, respondemos con convicción. ¿Será porque la vida tiene esa breve cuota de indulgencia? Sea como sea, la respuesta se encuentra, sencilla y fresca, en la punta de nuestros sueños. Es como despertar y comprender el sentido de vivir.
Sin embargo, con el paso del tiempo y a lo largo del camino, las dificultades se hacen presentes; las dudas no golpean la puerta, simplemente se instalan, se materializan en nuestra piel, van descamando nuestra seguridad y, junto con cada caída y golpe, van trazando un mapa en el alma. Un mapa lleno de rutas, de valles, de ríos —desbordados de lágrimas— que desembocan en océanos infinitos llenos de recuerdos. Un mapa con gélidas montañas, que esconden millones de secretos. En ellas hay cuevas y lugares recónditos a los cuales, a veces, es difícil regresar.
Como si de cartógrafos habláramos, somos hacedores de nuestro mundo interior, construyendo caminos para volver a pasar por esos lugares que nos hicieron felices y, por el contrario, levantamos barreras cuando no queremos retornar a lugares sombríos, cuando no estamos dispuestos a volver atrás. Cada vivencia va despertando nuevas emociones, nuevos aromas, nuevos sabores. Como cuando nos damos de bruces contra el dolor, allí el petricor nos saluda y el gusto a sal nos invade la boca. O cuando la decepción nos golpea, el sabor metálico inunda cada átomo de nuestro ser y es cuando aprendemos que hay personas que, por más que juraron no hacer daño, terminan lanzando sus dardos.
En su recorrido, el autor nos muestra pantallazos de paisajes de su alma, nos abre las compuertas de su dolor, nos hace naufragar junto a él por los mares de la desolación, de la desesperanza y, poco a poco, vamos acercándonos con él a esa valentía. A esas ganas de ser él en todo su esplendor, a esa faceta suya de conquistador, porque se hizo dueño de su alma al aceptar cada uno de sus relieves y climas, de sus mesetas, sus riachuelos y lagos. Al admitir que cercó ciudades y dejó atrás a esos desconocidos que un día confundió con amigos.
La valentía no es cosa simple, conlleva resiliencia, decisión, aceptación. Ser valiente implica abrazar el dolor, comprender que no debemos rogar por falsos abrazos. Ser valiente supone darle la mano a la pérdida, quedarnos con los instantes de felicidad, con las risas, la complicidad; supone llorar, pero también secar las lágrimas y recomenzar, hacer visible lo invisible. Honrar lo que aprendimos compartiéndolo con el mundo. La valentía se construye a base de tropiezos, de dudas, de miedos. Pero siempre está ahí, en algún lugar escondida, esperando para volver a sonreír, tal como lo hace hasta el día de hoy en el rostro de cada niño.
“Te acostumbraste tanto a ser una sombra, que se te olvidó que un día fuiste el sol.”
Este pasaje habla de que, a pesar de los días grises y las dolencias, siempre podemos ser arcoíris, volver a la luz, a la vida. Y no hay otra manera de hacerlo que siendo valiente.
Valentía es una oda a la fortaleza del ser humano, en sus páginas Kelbin pone de manifiesto que, más allá del sufrimiento, estamos hechos para volver a confiar, amar, sonreír. Nos demuestra que la valentía es una ruta más en el mapa de nuestra alma. Quizás en ocasiones, el camino se torna inaccesible, pero es solo cuestión de tiempo para poder llegar ahí.
Este libro es ese abrazo que el autor se dio, el amor que decidió germinar en él, sabiendo que el día que floreciera, ese amor llegaría a todos sus seres queridos, e incluso a muchas más almas. Porque él halló su olvidada valentía y en estas páginas nos regala uno de sus sueños.
He aquí la obra de un ser valiente y cautivador que sabrá llegar a tu corazón, tanto como supo llegar al mío.
Juliana Del Pópolo
Escribo para no apagarme, para que nunca muera mi
alma de niño.
“Entonces desperté y todo aquello que un día me hizo daño ya no
dolía, busqué mi olvidada valentía, empaqué unas cuantas sonrisas
y me marché para ser feliz”.
Y si alguien quiere acompañarme, sepa que soy bastante complicado, que amo los días nublados y que a mi soledad nunca la dejo de lado.
Que sepa que me gusta ser libre y que sonrío cuando me siento triste.
Que escribo para sentirme vivo y que mañana puede que ya no sea el mismo.
Y si alguien quiere acompañarme que no me juzgue por mi pasado, que se quede a mi lado porque quiere quedarse y que se vaya cuando le sea necesario.
Que sepa que soy humano y que hay cosas que se me escapan de las manos.