Viajes - Francisco de Miranda - E-Book

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Francisco de Miranda

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Beschreibung

Viajes de Francisco de Miranda por Europa, Rusia y Estados Unidos. Fragmento de la obra Viajes por Rusia 12 mayo 1787 Moscú. Tuve visita por la mañana del ayudante mister Besin, teniente coronel en este servicio que me significó que el marechál le prevenía que franquease cuanto yo hubiese de menester. Me hizo traer una berlina a cuatro cabos que cuesta diariamente 4 rublos. Salí a la una a hacer visitas, mas el gobernador no estaba en casa… le dejé mis cartas y un billete, pues ni yo entiendo a mis criados, ni ellos me en tienden a mí… después de otras vine a casa, me hallé serrado y me fui para comer algo en casa del Treteur francés a las tres, mas hallé que su tabla D'hote estaba ya concluida y que la compañía no era de lo más selecta… propuse el que me diesen un poco de sopa en un cuarto separado, pero no le había y me querían servir en el mismo en que estaba toda la compañía indistinta s'il vous plait mister (me decía madame) il ne me plait pas, le respondí, tomé mi coche para irme a casa a dar con un pedazo de jamón que me quedaba de mis provisiones de viaje; el cual, con un poco de leche que añadió mi criado, fue toda mi comida… Verificándose así el pasar tres días sin gustar cosa caliente, excepto el té que solía tomar cada veinticuatro horas; pues no se pudo encontrar que comer a esta hora en las hosterías (mi hospite el mayor no previo sin duda este caso, contando tal vez en que el general gobernador me convidaría a comer, más este no estaba en casa cuando yo llamé). A las cinco p. m. tomé otra vez mi coche y continué mis visitas dejando las cartas (según la nota adjunta) y un billete con ánimo de ir a la comedia a las seis, mas se me hizo tarde y no pude concluir hasta las ocho dadas. ¡O qué extensiva ciudad es esta! pues los jardines, parques y vacíos que en el medio se encuentran son muchísimos. Sin embargo, hay un gran número de muy buenos edificios y palacios construidos en el gusto italiano, francés, inglés, holandés &c y aún en un gusto peculiar, que se conforma muy poco, con el griego y romano. A las nueve volví a casa fatigado, tomé té, leí un poco, &…

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Francisco de Miranda

Viajes Edición de Josefina Rodríguez de Alonso

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Viajes.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño cubierta: Michel Mallard

ISBN rústica ilustrada: 978-84-96428-10-2.

ISBN ebook: 978-84-9816-927-0.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 13

La vida 13

El viaje 14

Viaje de La Habana a New Jersey 15

La Habana. La Mar, 1 junio de 1783 15

2 15

La Sonda de Occracoke, 8 junio de 1783 16

Newbern. Carolina del Norte, 9 junio de 1783 17

10 17

17 19

20 20

Camino de Beaufort. Carolina del Norte, 12 julio de 1783 23

Beaufort. Carolina del Norte, 13 julio de 1783 23

18 25

Cape Fear. Carolina del Norte, 22 julio de 1783 26

Wilmington. Carolina del Norte, 22 julio de 1783 26

La Mar. Georgetown, 25 julio de 1783 29

27 30

La Mar. Charleston. Carolina del Sur, julio a octubre de 1783 31

15 41

30 47

La Mar. Pensilvania. Carolina del Sur, 2 noviembre de 1783 a 16 enero de 1784 48

20 52

10 74

13 75

Camino a Nueva York, 16 enero de 1784 77

Vol. 2 77

Ciudad de Nueva York, 17 enero de 1784 84

29 86

West Point, 20 febrero de 1784 91

26 99

Viaje de Boston a Portsmouth. New Hampshire 107

Octubre 15 de 1784 107

16 107

17 108

18 110

19 111

20 112

21 115

22 117

23 117

24 118

25 120

26 120

27 120

28 123

Viajes por Rusia 125

Camino a Moscú 125

11 de mayo de de 1787 125

12 de mayo 126

13 de mayo 127

14 de mayo 129

15 de mayo 136

16 de mayo 139

17 de mayo 141

18 de mayo 143

19 de mayo 147

20 de mayo 148

21 de mayo 150

22 de mayo 152

23 de mayo 157

24 de mayo 160

25 de mayo 162

26 de mayo 164

27 de mayo 168

28 de mayo 170

29 de mayo 172

30 y 31 de mayo 173

1º de junio 173

2 de junio 173

3 de junio 175

4 de junio 175

5 de junio 176

6 de junio 177

7 de junio 178

8 de junio 180

9 de junio 184

Camino de San Petersburgo 185

10 de junio 185

11 de junio 187

12 de junio 189

13 de junio 190

14 de junio 193

San Petersburgo 194

15 de junio 195

16 de junio 196

17 de junio 197

18 de junio 198

19 de junio 200

20 de junio 201

21 de junio 202

22 de junio 203

23 de junio 205

24 de junio 209

25 de junio 209

26 de junio 214

27 de junio 215

28 de junio 215

29 de junio 216

30 de junio 218

1 de julio 220

2 de julio 220

3 de julio 222

4 de julio 224

5 de julio 225

6 de julio 227

7 de julio 228

Cronstadt 229

8 de julio 229

9 de julio 231

10 de julio 233

Oranienbaum 236

11 de julio 236

Peterhof 238

San Petersburgo 242

12 de julio 242

13 (7) de julio 243

14 de julio 245

15 de julio 250

16 de julio 250

17 de julio 251

18 de julio 253

19 de julio 258

20 de julio 259

21 de julio 262

22 de julio 263

23 de julio 265

24 de julio 266

25 de julio 267

26 de julio 268

27 de julio 269

28 de julio 269

29, 30 y 31 de julio 270

1º de agosto 270

2 de agosto 270

3 de agosto 271

4 de agosto 273

5 de agosto 276

6 de agosto 277

7 de agosto 279

8 de agosto 281

9 de agosto 285

10 de agosto 286

11 de agosto 289

Ribestzkoy-Pella Chlüsselburg 290

12 de agosto 293

San Petersburgo 296

13 de agosto 296

14 de agosto 297

15 de agosto 297

16 de agosto 298

17 de agosto 299

18 de agosto 299

19 de agosto 301

20 de agosto 302

21 de agosto 303

Viborg 303

22 de agosto 304

22 de agosto 305

23 de agosto 307

24 de agosto 312

25 de agosto 314

26 de agosto 314

27 de agosto 315

28 de agosto 316

29 de agosto 318

30 de agosto 319

31 de agosto 321

1º de septiembre 321

2 de septiembre 322

3 de septiembre 324

4 de septiembre 328

5 de septiembre 329

Cronstadt 330

6 de septiembre 330

Viaje por Italia 333

Noviembre de de 1785 333

13 334

14 338

15 340

16 343

17 345

18 346

19 347

20 349

Diciembre de de 1785 351

19 351

20 352

21 y 22 352

23 353

24 353

25 354

26 354

27 354

28 356

30 357

Enero de 1786 358

25 358

26 359

27 361

28 364

29 367

30 370

31 374

Febrero 378

1 378

2 380

3 383

4 388

5 391

6 395

Libros a la carta 401

Brevísima presentación

La vida

Francisco de Miranda (Caracas, 1750-España, 1816). Venezuela.

Hijo de Sebastián de Miranda, comerciante canario y Francisca Antonia Rodríguez, caraqueña, nació el 28 de marzo de 1750.

Estuvo involucrado en la Revolución Francesa, la Independencia de los Estados Unidos y la de Hispanoamérica.

Estudió en la Universidad de Caracas y fue uno de los hombres más cultos de su época. Tenía conocimientos de matemáticas y geografía y dominó el francés, el inglés, el latín y el griego. En 1781 combatió junto a tropas cubanas, a favor de las fuerzas independentistas, en Pensacola (colonia inglesa en la Florida).

Poco después se huyó de La Habana rumbo a los Estados Unidos, tras ser ordenado su arresto. Desde Boston Miranda se fue al Reino Unido en busca de apoyo en su pretensión de independizar Hispanoamérica de España. También con ese propósito fue, en plena Revolución Francesa (1792), a París. En Londres vivió con su ama de llaves, la inglesa Sarah Andrews, con quien tuvo dos hijos.

Hacia 1805 viajó a Nueva York y en 1806 marchó en una expedición revolucionaria a Haití. Más tarde se dirigió al puerto de Ocumare, en Venezuela, donde fue derrotado por los españoles.

Miranda fue arrestado el 31 de julio de 1812 por un grupo de civiles y militares, encabezados por Simón Bolívar. En 1813 fue conducido a España, a la cárcel del arsenal de La Carraca (Andalucía) y murió allí el 14 de julio de 1816.

El viaje

El ciclo de textos de viaje de Miranda aquí reunidos comprende Cuba, Estados Unidos, Europa y Rusia. Empieza en 1 junio 1783 cuando Francisco de Miranda huye de La Habana, perseguido por las autoridades españolas y termina a principios de 1786, en Roma, Italia.

Con este tipo de libros se inaugura algo que casi se puede considerar un nuevo género: el viaje en sentido inverso, la visión del mundo relatada por los nativos del continente americano.

Viaje de La Habana a New Jersey

La Habana. La Mar, 1 junio de 1783

A las nueve de la mañana me hice a la vela en la balandra americana La Prudente su capitán J. Wilson: mi buen amigo don Ignacio Menocal estuvo a verme y despedirse hasta el último momento, ofreciéndome su proceder cada día más y más fundamentos para admirar su probidad y sano juicio en el centro del vicio y la corrupción. ¡O grata idea a mi memoria! Asimismo se hizo a la vela toda la escuadra y convoy español que a las órdenes del teniente general don José Solano se dirige a Cádiz, llevando a su bordo la mayor parte del ejército de operaciones y por valor de cerca de 60 millones pesos en especie y frutos; cuyos productos habían estado retenidos en nuestra América desde la declaración de la guerra.

2

El viento y corrientes han sido tan favorables, que al amanecer solo descubrimos dos pequeñas embarcaciones del todo de la escuadra y convoy: al mismo tiempo vimos el pan de Matanzas; y dirigimos nuestra ruta a desembocar el canal de Bahamas. Al día siguiente al amanecer avistamos tierra y por ella reconocimos ser Cabo Cañaveral y estar por consecuencia desembocados. El viento continuó siempre fresco por el O. de suerte que el día 5 pasamos la latitud de Charleston donde era mi designio desembarcar; pero el buen capitán Wilson ya sea porque el viento no fuese muy favorable, o porque a él no le acomodase, que es lo más cierto, procedió desde luego a la Carolina del Norte, sin embargo, del ajuste y promesa que dio a mi amigo James Seagrove de llevarme a Charleston; no parece que es hombre delicado en este género de materias.

La Sonda de Occracoke, 8 junio de 1783

El 8 por la tarde recibimos piloto, pasamos la barra de Occracoke y dimos fondo en la Sonda inmediato a un pequeño lugarejo que está sobre el banco Core y es la habitación de los pilotos que conducen las embarcaciones que llegan a la Barra. Cuantas gentes vinieron a nuestro bordo en el bote del piloto me parecieron sumamente robustos y corpulentos; lo mismo noté en las mujeres y niños que vi después; las gentes del país atribuyen este efecto al alimento que no es más que pescado, ostras y algunos vegetales que cogen en unos pequeños jardines que cerca de las habitaciones cultivan y es cuanta agricultura les he conocido: la gente de mar repugna siempre toda idea de agricultura: el aire del mar creo contribuye principalmente a la salubridad del paraje y no dudo que el pescado compuesto en el simple modo que ellos le comen contribuía a la procreación extraordinaria, pues lo mismo se observa con la gente pobre en Málaga y otros puertos de mar. La Viruela parece que es su enemigo capital, pues antes de llegarse a nuestra embarcación nos hicieron hacer mil protestas de que tal contagio no venía a bordo. Los botes de que se sirven son de una excelente construcción para la mar y así se aventuran largo con todos tiempos; su Construcción y tamaño no se diferencia al parecer de los que usan nuestros navíos de guerra sino en que éstos en lugar de popa tienen otra proa de modo que rompen hacia todas partes sin la precisión de virar y que son sumamente ligeros; sus galigos y delgados me parecen también muy diversos: la construcción es tan barata en estos parajes, que por uno de los mejores me pidió el amo 80 pesos y no dudo que si hubiéramos venido a ajuste lo hubiera dado por 70.

Newbern. Carolina del Norte, 9 junio de 1783

El 9 a las diez de la mañana nos hicimos a la vela en demanda de Newbern y habiendo navegado como 40 millas en todo el resto del día y noche por esta Sonda que es bastante peligrosa (hace pocos años se perdieron en ella más de sesenta velas mercantes que componían un gran convoy que estaba aquí al ancla; sin que quiera suponerse sería tal vez falta de buenos pilotos, pues lo que hay allí son en mi concepto los más cuidadosos y hábiles que he visto) al siguiente día temprano entramos en el río Neuse y navegando 50 millas más sobre él, con viento fresco del N. E. llegamos a las doce y media del día a la ciudad de Newbern, capital de este Estado. Su situación es agradable en la confluencia justamente de los ríos Trent y Neuse, este particularmente es espacioso y su navegación agradable, sus orillas por una parte y otra están cubiertas de cerrado, espeso bosque bastante frondoso y algunas habitaciones con poca agricultura en sus inmediaciones.

10

A las cinco de la tarde bajé a tierra y tomé alojamiento en la Taberna de míster Oliver, pagando un peso diario por comida, alojamiento, etc.; cuyo precio me ha parecido sumamente barato en comparación del aseo y buen trato de alojamiento.

Los principales habitantes que se hallaban allí a la sazón son míster Ogden, míster Blount, marqués de Britgney (oficial francés en servicio de este Estado) míster Oram, míster Cooke; míster Seatgreaves, míster Ellis, míster Schilbeack, míster Goff, monsieur Heró, doctor McClure, doctor Halling, míster Johnston, monsieur Mayoli, etc. me estuvieron a visitar y obsequiaron con la mayor hospitalidad; cuyo buen trato ha durado todo el tiempo de mi residencia; sin embargo, de que sus ideas en general no son aún muy liberales y que el Sistema Social está todavía en mantillas. Las mujeres (con particular las casadas) guardan una reclusión monástica y tal sumisión a los maridos cual no tengo visto jamás: visten con aseo y toda su vida es doméstica. Luego que se casan se segregan de toda amistad íntima y sus miras tornan enteramente al cuidado de su casa y familia; el primer año de casadas juegan el rol o papel de amantes, el segundo de crianderas y el tercero y resto, de amas de llaves. Las solteras por el contrario gozan de toda libertad y van solas a pasarse donde gustan, sin que sus pasos se observen... Los hombres visten con negligencia y groseramente; todos fuman tabaco por lo general en pipa y lo que es más lo mascan con tanto exceso que algunos me aseguraron no poder irse a la cama y reconciliar el sueño sin tener la mascada en la boca.

Pocos días después de mi arribo a este paraje, tomé conocimiento con míster Nash y el coronel Spaight, que viven en sus casas de campo a 2 y 3 millas de la ciudad montando el río Trent: el primero es excelente jurisconsulto y ex gobernador del Estado en las pasadas emergencias, su trato y comunicación, como igualmente el de toda su familia (el joven Witherspoon incluso) me produjeron muchos ratos de agradable sociedad e instrucción, el otro es joven de buenas ideas y excelente disposición para sobresaliente instrucción si continúa en su plan de estudios y viajar: ambos son electos Delegados al congreso por el año siguiente.

La población de esta ciudad se compondrá de quinientas familias de todas clases: las casas son tal cual y pequeñas por lo regular, bien que cómodas y aseadas; casi todas son de madera. La iglesia y casa de asamblea son de ladrillo y correspondientes al lugar. El mejor edificio de todos y que realmente merece la atención de un viajero instruido es el palacio que llaman, construido hace dieciocho años por un hábil arquitecto inglés (míster Hauks) que a este efecto vino de Inglaterra con el gobernador Trion. Y aún permanece en la ciudad: le he tratado muy particularmente y posee un carácter admirable: me franqueó un plano exacto del edificio y jardines que da cabal idea del todo. La fábrica es toda de ladrillo y su construcción en el gusto puro Inglés; todos sus adornos sumamente sencillos y colocados con bastante gusto e inteligencia: en el gran salón de audiencia, o asamblea, hay el adorno de una chimenea en mármol de buen gusto, trabajada en Inglaterra; y según se infiere por una inscripción que se lee sobre la puerta interior del pórtico, es regalo que hizo Sir William Doctoraper; quien estuvo aquí a su vuelta de la expedición de Manila en el año de 63, a visitar a su amigo Trion. La situación del edificio sobre los bordes del río Trent en un paraje algo elevado le da el comando de un prospecto de más de 12 millas sobre el otro río Neuse y hace su situación bastante agradable.

17

Este día se declaró en el campo a son de cada, una compañía de milicias sobre las armas (cada soldado y oficial con su vestido y fusil de distinta especie) y descarga de cuatro pequeñas piezas de campaña; que a este efecto se llevaron de antemano; la suspensión de armas y tratados preliminares con la Inglaterra por remate de fiesta. A eso de la una del día hubo un Barbecue (esto es un cochino asado) y un tonel de ron, que promiscuamente comieron y bebieron los primeros magistrados y gentes del país, con la más soez y baja suerte del pueblo; dándose las manos y bebiendo en un mismo vaso. Es imposible concebir sin la vista, una asamblea más puramente democrática; y que abone cuanto los poetas, historiadores griegos nos cuentan de otras semejantes entre aquellos pueblos libres de la Grecia. Al remate hubo algunos embriagados, se trompearon de buena gana, hubo un herido y al anochecer cada uno se retiró a dormir, con lo cual y quemar algunos barriles vacíos por modo de feu-de-joy concluyó la fiesta.

20

Pocos días después estuve a ver la habitación de míster Green distante 12 millas del lugar, es uno de los más principales Farmers del Estado; su carácter, probidad y edad son remarcables; ésta excede ya de ochenta y cinco años, sin que en la salud, robustez y actividad se note la menor decadencia, su humor es festivo y agradable constantemente. La casa está situada sobre una pequeña altura y al pie hay dos o tres fuentes que producen agua en abundancia sumamente cristalina y hermosa; la agricultura que se ve a las inmediaciones es poca cosa y consiste principalmente en maíz, batatas y árboles frutales que forman una extensiva Orchard (jardín frutal). Sus casas de campo por lo común son cómodas y aseadas, bien que como se ha observado ya en las de la ciudad, algo pequeñas. No puede negarse lo industrioso de los habitantes, pues con motivo de la guerra y general escasez de manufacturas, cada vecino estableció un telar en su casa de campo, donde fabricó telas de algodón y lana para vestir toda su familia; algunas he visto de muy buen paño y dibujo con las manzanas, peras y duraznos hacen muy buena cidra y aguardiente. Entre los animales que tenía allí este venerable anciano noté un cisne de hermosa figura y que aún parecía joven, sin embargo, de que por el cómputo que su amo hacía, tenía ya más de sesenta años de vida. ¡Rara constitución por cierto, en tan pequeño individuo! Al ponerse el Sol me volví a Newbern en compañía de los amigos Oram y Cooke, que me hicieron el gusto de acompañarme en esta excursión, pues, sin embargo, de que mi ánimo era permanecer en compañía del buen viejo por tres o cuatro días, la casualidad de haberme querido recostar un poco después de comer, cuando un tropel de chinches me salieron a recibir en la cama; me hizo mudar luego de dictamen: este insecto es tan común y abundante en el país que todas las casas están contaminadas por lo general, a lo que contribuye no poco el que sean de madera: todo el tiempo de mi residencia me vi precisado a dormir en el suelo en medio de una sala, pues no hubo remedio de extinguirlas de la cama y son de un tamaño tan extraordinario, que una sola abulta por tres, o cuatro de las comunes en Europa. Otro animal hay también que no contribuye a incomodar menos el oído por la noche; la cantidad y especies distintas de sapos es tan inmensa que la música se oye a una gran distancia y como el país todo está cubierto de ríos, ciénegas y pantanos no faltan músicos en todas partes: unos hay particularmente que llaman bullfrogs, cuyo canto asimila perfectamente el bramido del toro; su tamaño es como cuatro veces uno de los comunes en Europa. Entre las aves de canto hay una que ciertamente es admirable y merece particular atención; ésta es la que llaman mockingbird (o arrendajo) su melodía y variedad de tonos es tan admirable que no cabe descripción; y lo mejor es de que son tan comunes que cada vecino que tenga un árbol a las inmediaciones de su casa, puede estar seguro de su rato de música en el discurso del día... ¡Bravo contraste al de la música nocturna de los sapos! —su forma y color es semejante a la de los sinsontes de la Nueva España.

Otro día estuve a ver la plantación de míster Ogden en su compañía, la del coronel Blount, Seatgreaves y el joven Ogden; vi sus plantíos que comúnmente consisten en maíz, cebada, trigo y batatas; los árboles frutales estaban tan cargados de fruta, particularmente manzanos, perales y duraznos, que el que no estaba apuntalado, tenía la horqueta rota y ramas desgajadas con el peso de la fruta. Los habitantes observan este espectáculo no con aquel agrado que el pasajero, pues saben por experiencia que el año de mucha fruta, sobran por todas partes tercianas; cuya enfermedad es muy predominante en el país y les arruina insensiblemente la constitución y complexión personal, tornando pálidas las más rozagantes teces europeas.

Algunas damas, sin embargo, conservan sus colores bellos y su salud en el mejor estado, el número de mis más favoritas y conocidas son miss Oram, miss Elis, miss Nash, miss Elis senior, miss Schilbeack, miss Cooke, miss Cooke senior, miss Oliver y miss Egliston, su trato es algo encogido, pero su sociedad cuando se ha conseguido alguna confianza y familiaridad es agradable y jocosa; miss Stanley (cuyo marido estaba ausente y es el principal comerciante del paraje) es dama de muy buenos modos y circunstancias, no tuve el gusto de tratarle de cerca; miss Cogdell, su hermana, es una de las más bien parecidas y floridas complexión que he visto en toda la América.

Camino de Beaufort. Carolina del Norte, 12 julio de 1783

El 12 de julio a las diez de la mañana dejé finalmente a todos mis amigos de Newbern y pasando el río Trent por el ferry (o barca) de la ciudad ésta tomé el camino de Beaufort y a las dos de la tarde llegué a la posada de Allways distante 23 millas de Newbern; el camino es bastante bueno, como lo son en general todos los de este país, pues el terreno es duro y arenoso e igual por todas partes; pero la casualidad de haber llovido mucho los días anteriores, hizo que todos los puentes de madera que hay sobre él estuviesen destruidos y no con poco trabajo hube de pasar los caballos y Sulky para seguir mi jornada ésta fue un poquillo fatigosa, pero una comida regular y aseada y la compañía de Confort y Constance dos hijas del posadero y muchachas de quince a dieciocho años muy bien parecidas, pronto pusieron en olvido la caminata: por la noche hubo buena cena y mejor conversación con las muchachas; una no tuvo embarazo en venir a mi solicitud, a continuármela en la cama después que todos se retiraron a dormir. Al siguiente día a las seis de la mañana emprendí otra vez mi jornada y habiendo andado 21 millas por caminos semejantes al del día antecedente, atravesando un Swamp (pantano) que tendrá más de una milla de ancho y millones de mosquitos encima, llegué a las diez del día a Beaufort.

Beaufort. Carolina del Norte, 13 julio de 1783

Tomé alojamiento en casa de miss Cheney que me trató y cuidó grandemente; su amable compañía pudo en algún tanto mitigar la aridez e insociabilidad del lugar. Aquí encontré todo mi equipaje a salvo, que desde Newbern había enviado el día antes de mi salida por el río; y, además, hallé también a mi amigo Schilbeak que para asistir a algunos comerciantes y pasajeros franceses procedentes de La Habana y náufragos sobre los bancos de Cape Look Out, había llegado aquí el día antes; con su sociedad, compañía y tocar un poco de flauta conseguía divertir un poco las incomodidades del clima, particularmente los mosquitos y el calor; este es con tal exceso, que jamás me acuerdo haber sufrido semejante desagradable impresión, aun en las costas de África y provincia de Extremadura en España. Los asuntos de los comerciantes y pasajeros franceses se transigieron con tan buen orden, justicia y equidad que todos se retiraron satisfechos y yo muy contento de verme entre gentes que aunque pobres son humanos y generosos. Por las leyes del país todo el individuo que con su asistencia y ayuda salvase cualesquiera efectos de embarcación náufraga sobre las Costas, tiene para sí la cuarta parte; y aquí es que los botes de los pilos que llevo mencionados arriba, o Whale Bots, como les llaman por este paraje, son la suma utilidad y hacen ver su habilidad y audacia; cuando esta embarcación que he referido varó sobre los bancos de Look Out, los golpes de mar la cubrían y pasaban de popa a proa, a cuyo tiempo los Whale Bots, sin la mayor fatiga se paseaban sobre las ondas irritadas protegiendo la embarcación y recogiendo cuantos efectos salían a flote: hasta el forro de cobre salvaron y lo trajeron a Beaufort. Este lugar está situado en una playa arenosa y bastante desabrigada, sino por algunos bancos de arena que hacen como barrera a la mar y forman, The Sound, o la Sonda: su población será como de ochenta vecinos y las casas bastante infelices; no hay comercio y así los vecinos son pobres, sin embargo de que su situación es mucho más ventajosa para tenerle que Newbern, pues en la Sonda pueden entrar hasta fragatas. Míster Parrat y míster Dennis que son los sujetos instruidos del lugar, me favorecieron con su compañía todo el tiempo que me detuve aquí aguardando embarcación en que embarcarme para Charleston: el primero es agrimensor general y me dio un muy buen plano del Estado, por lo que mira a sus costas e inmediaciones del mar.

18

En el medio tiempo hice una excursión en el país a distancia de 12 millas subiendo el pequeño río Newport en las habitaciones de dos hermanos cuáqueros, el uno rico e ignorante míster..., el otro (míster William) pobre, instruido y generoso este me escribió una larga carta, enviándome la célebre apología de R. Barclay por los de su persuasión y que inserto en el número para modelo del peculiar modo que tienen de escribir. Jamás he sufrido semejante incomodidad por calor, chinches y mosquitos que la que pasé estos dos días de investigación cuaquérica. La agricultura que por allí se observa es poquísima (maíz es lo general y batatas) el terreno arenisco y muy pobre. Sobre las riveras del mar o Sonda hay varios molinos de viento de muy buena construcción e idea; son todos de madera y duran, sin embargo, doce y veinte años: otros hay en las quebradas que caen a los ríos donde por medio de una calzada y compuertas que llaman Dam (en otros términos esclusa) recogen agua y forman por lo general dos molinos uno de aserrar madera y otro de moler grano de esta especie hay infinitos por todos estos parajes, pues la tablazón es uno de sus principales ramos de comercio.

Cape Fear. Carolina del Norte, 22 julio de 1783

El 22 a las dos de la tarde me despedí de mis pocos amigos y me embarqué en una pequeña goleta su capitán. J. Adison, para seguir a Charleston: el viento sopló favorable por el norte y el siguiente día a las tres de la tarde llegamos a Cape Fear, entramos en el río por la boca que llaman New Inlet y dejando a la izquierda enfrente de esta misma entrada el fuerte Johnston, a 10 millas más arriba subiendo dicho río, sobre la propia mano izquierda está el lugar de Brunswick, perfectamente situado tanto para el comercio, como para el goce de la vida; pero enteramente arruinado y demolido en la última guerra. Inmediato a este a cosa de una milla más arriba sobre la propia rivera izquierda del río Cape Fear se halla la habitación y estado del general americano Howe, en la cual vive (ínterin él se divierte en disipaciones por otra parte) su desgraciada familia, pues la mujer está en tono de divorciada y una preciosa hija suya de dieciocho años acaba de tener dos hijos con un negro esclavo suyo... ¡válgate Dios por naturaleza humana y leyes injustas que la afligen!

Wilmington. Carolina del Norte, 22 julio de 1783

Siguiendo nuestra navegación río arriba por espacio de 20 millas más, con poco viento llegamos a las once de la noche a Wilmington; y no me causó poca sorpresa ver aquí embarcaciones de 600 y más toneladas que con toda facilidad suben río arriba. A Brunswick llegan fragatas de guerra, pues la boca principal del río tiene en su entrada más de 3 brazas de agua por cuya razón no es extraño haya aquí mucho más comercio que en Newbern y demás lugares del Estado y que éstos florezcan sobre todos. La situación es ventajosa y agradable, muy abundante en aguas de fuentes cristalinas que brotan por todas partes; y sus edificios, aunque no muchos, son cómodos, aseados y mejores por lo general que en Newbern: hay mucho más comercio que en los otros parajes ya citados y sus habitantes parecen más sociables y generosos; ambos sexos visten también mejor. El mayor Walker, para quien traje carta de recomendación y míster Blount comerciante, ambos sujetos de respeto en el lugar me acompañaron y manifestaron el interior; por remate fuimos a la casa del billar donde se jugaron algunas partidas hasta el mediodía: este juego está tan introducido en el país que en ninguno de los lugares por donde pasé faltaban sus dos, o tres mesas de esta diversión; las mujeres se quejan de que los maridos frecuentan demasiado esta moda francesa, introducida en el tiempo de la guerra. Por la mañana temprano estuve en el mercado, que es bastante bueno en proporción y entre las frutas que allí trajeron noté unos duraznos tan grandes y hermosos que sin ponderación eran como una naranja, su color sumamente encarnado y por un lado amarillo. También observé a las inmediaciones del lugar en los parajes más elevados y de comando varios restos de fortificaciones de campaña, que los británicos erigieron en la guerra que acaba de concluirse, cuando tomaron posesión de este puesto.

Esta provincia está situada entre los 34º y 36º 33’’ latitud norte. Estará poblado como 300 millas en lo interior y 150 lo largo de la costa. La agricultura es cosa corta por lo general y la cría de ganados es mucho más considerable particularmente cerdos y ganado vacuno: el invierno es corto y bastante frío; pero el verano es calurosísimo; truenos y tormentas son muy frecuentes, produce maíz trigo y variedad de vegetales; mucha fruta y los árboles frutales son mayores que en Europa al doble: los caballos (cuya cría no es pequeña) son de raza inglesa y bastante buenos: la caza de venados es abundantísima y la diversión favorita de los caballeros y gentes del país, me hallé en una de estas partidas y protexto1 que a cada momento aguardaba que alguno de la comitiva viniese con pierna, brazo, o cabeza rota; pues el modo es echarse a correr a caballo tras del gamo que se descubre en medio de un bosque cubierto de ramazón y que a veces apenas cabe el caballo; éstos están ya acostumbrados y el jinete se baja ceñido al pescuezo del caballo que se suelta a todo correr conforme ve la pieza y es el que lleva la dirección; no faltan ejemplares funestos de este modo de diversión en el país. Los lugares son pequeños el gran número de sondas y pasajes estrechos les impide el aumento; excepto el río Fear y Clarendon, no hay ninguno que admita la navegación de embarcaciones mayores de ochenta toneladas. Los ramos principales de comercio son alquitrán, brea, terpentina, duelas, madera, pequeños mástiles y pelletería: el año de 70 se supone entradas y salidas de embarcaciones de todo porte en este Estado al pie de 990. Los habitantes por este mismo tiempo se calculaban al número de 150.000, pero por los cálculos publicados en Filadelfia en 84 son total 300.000, capaces para las armas 75.000; un medio proporcional entre estos dos será tal vez el número cierto.

Gobernador del Estado

Su excelencia Alexander Martin, Esqr2

Lugares principales

Newbern

Brunswick

Wilmington

Halifax

Edenton

Beaufort

Bath

Hildsborough

Hartford

Winton

Exeter

Tarborough

La Mar. Georgetown, 25 julio de 1783

El día 25 a la una del día nos hicimos a la vela y bajando el río por donde mismo salimos, dejamos a nuestra derecha el bien situado lugar destruido de Brunswick, el arruinado fuerte Johnston y antes de ponerse el Sol desembocamos a la mar por la grande inlet, o boca principal, que como llevo mencionado tiene fondo suficiente para admitir navíos de mayor porte —con el viento fresco por el N. E. continuamos nuestra navegación toda la noche y entre diez y once de la misma dimos fondo sobre los bancos que forman la embocadura de Winyah Harbour, por la parte del norte— al romper el día del 26: levamos el ancla y con toda seguridad entramos en el río Wackmaw, por la boca que llaman Town Entrance, que tendrá dos brazas de fondo; el viento continuó soplando por el N. O. flojo y nosotros continuamos nuestra navegación río arriba hasta que a las once del día nos amarramos en los Wharfs, o muelles de madera de Georgetown, situado sobre la ribera del norte de dicho río Wackmaw a distancia de 20 millas de su embocadura —la planta es bonita y sobre terreno un poco elevado, su población aunque pequeña parece decente y contiene muy buenas casas, algunas hay quemadas y otras enteramente arruinadas de resulta de la última guerra—. Inmediatamente saltamos a tierra y en compañía de nuestro capitán Anderson y míster Tucker, pasajero natural de Boston, fuimos a la posada única que hay en el lugar; aquí nos hubimos de hospedar pasablemente mal; por la noche tuve que reñir una pendencia con la ama de casa para que una mala cama que tenía dispuesta para que míster Tucker y yo la ocupásemos juntos, fuese solo para uno: sin embargo, dos huéspedes más que había en la posada los encajó juntos en otra camita dentro del propio cuarto que se había destinado para nosotros; creyendo sin duda que el privilegio de camas separadas, excluía por consecuencia el del cuarto que primero nos había acordado y después despojó sin más ceremonia ni cumplimiento. El pan que comimos todo el tiempo que estuvimos aquí, era de arroz, en unas tortillas pequeñas; lo mismo nos sucedió en Beaufort de Carolina del Norte; el gusto es bastante bueno y saludable su nutrimento.

27

El siguiente día por la mañana tomé un caballo y me paseé por las plantaciones inmediatas, observando las plantaciones de arroz y añil que hay por todos aquellos contornos. Las tierras son muy buenas por todo el distrito y su agricultura muy adelantada y floreciente (varios sujetos del país me han asegurado ser la mejor de todo el Estado). En las inmediaciones del lugar sobre los parajes de comando se ven algunos restos de fortificaciones de campaña, hechas por los británicos en el curso de la guerra que acaba de concluirse. Las casas de campo que se ven por las inmediaciones son hermosas, cómodas y espaciosas; denotando en ello la riqueza, sano gusto y amor justo a la vida rural, de sus habitantes. El 28 lo empleé del mismo modo visitando los contornos del lugar y algunas personas de forma de las poquísimas que había en él; entre ellas visité a miss N. que posee la mejor casa de todas y bastante propiedad: su trato es amable y posee la música medianamente; por su desgracia hubo de franquear sus privados deliciosos favores, a un sujeto casado; las consecuencias fueron un hijo, que, no habiendo tenido discreción suficiente, o tal vez no queriendo ocultarle, vive con su tierna madre por monumento de su infamia injusta... vaya una pequeña anécdota que me ocurrió aquí, para que se vea que todos los pueblos de la tierra y aun los más civilizados tienen preocupaciones de la más crasa superstición —uno de los días que pasé en este lugar acertó a ser domingo y hallándome en casa sin poder salir a dar un paseo por lo mucho que llovía, tomé la flauta y puseme a tocar una pieza de música por diversión; cuando el patrón y ama de la casa sorprendidos y escandalizados corren en busca de míster Tucker para que intercediese conmigo a fin de que dejase la flauta y no tocara en domingo: míster Tucker vino a mí inmediatamente y refiriéndome el pasaje, hube de soltar la carcajada y dejar por supuesto el instrumento; con cuya circunstancia toda la familia se tranquilizó y yo hube de hacer mi apología, por el olvido padecido— en Newbern me sucedió otro tanto habiéndome puesto por olvido a jugar a los naipes en domingo; y no tuve poco que hacer para dar una satisfacción a aquellas gentes y recobrar mi carácter, que de otro modo hubiera perdido irremisiblemente.

La Mar. Charleston. Carolina del Sur, julio a octubre de 1783

El 29 a las seis de la mañana nos hicimos otra vez a la vela y con viento fresco del norte bajamos el río en cosa de dos horas. A las ocho salimos a la mar y dejando el río Santee sobre la derecha a distancia de 6 millas más abajo en prolongación de la costa, montamos Cape Roman y sobre la misma costa pasamos las pequeñas Islas Bull, Capers, Davis, Long y Sullivans; a las cuatro de la tarde recalamos sobre el fuerte Moultry, situado sobre la punta del sur de la última de estas islas a la entrada de la bahía de Charleston: el fuerte Johnston, que está en la parte opuesta sobre la punta del norte de la isla James y forma el canal de la entrada nos llamó con una bandera: enviamos por descontado el bote y después de haberse informado el comandante de dónde veníamos y cobrar un peso fuerte, procedimos atravesando esta hermosa bahía y a las cinco de la tarde nos amarramos en uno de los Wharfs de la ciudad en medio de crecido número de embarcaciones mercantes que entran y salen constantemente en este puerto. Inmediatamente saltamos en tierra y, sin que nadie nos dijese una palabra, ni guarda o ministro alguno de rentas (porque no hay canalla de esta especie) intentase examinar nuestros equipajes ni cosa alguna, cada uno procedió a buscar alojamiento. Yo encontré por fortuna al desembarcarme a míster Bourdeaux comerciante de esta ciudad, que conocí en Newbern y fue tan atento que inmediatamente me acompañó a buscar buena posada: por su recomendación tomé alojamiento en la de miss M. Stone en Trad Street número 13. Pagando poco más de un peso diario por comida y alojamiento; hasta el 23 de agosto que para mejorar de cuartos, en la expectativa de conseguir el logro de una lisonjera empresa amorosa, pasé a Kink Street número 80. Miss Melar, ocupando el alojamiento que dejaban el coronel de artillería Carington y el mayor Eduard.

Al día siguiente estuve a visitar a Thomas Bee Esqr para quien traje una carta de recomendación de míster Seagrove en La Habana; me recibió con suma política y atención y me acompañó a visitar igualmente a su excelencia el señor gobernador actual Benjamin Guerard Esqr a quien entregué también carta de Introducción del general Cagigal;3 y en su consecuencia me ha colmado de honras y agasajos durante todo el tiempo de mi residencia en esta capital.

Estando justamente en estos asuntos y recibiendo varias personas de carácter que vinieron a visitarme al siguiente día por la mañana, ve aquí que llega el famoso abogado, consejero y mayor Eduard Rutledge Esqr, armado de espada en tono militar y llamándome aparte, me entrega bajo un preludio político y estudiado una carta sellada de parte de William Brailsford —abrila inmediatamente y hallé en ella un completo desafío, concebido, sin embargo, en términos bastante ambiguos, nombrando por segundo y ajustador de los preliminares al citado míster Rutledge— estas circunstancias me obligaron a abrir conversación y tratar el asunto con dicho emisario; cuyas consecuencias fueron pedirme este permiso para hablar en el intermedio a míster Brailsford, que sin duda procedía equivocado en el particular: no tuve embarazo en concedérsele con el bien entendido de que supiese míster Brailsford antes que nunca le faltaría por mi parte (en caso de no estar satisfecho) cualesquiera otra satisfacción que un Caballero debiese dar a otro en casos semejantes, de aquí provino que cuando aguardaba a mi adversario ostentoso y con las armas en la mano para recibir la satisfacción que indicaba por su carta; me avisa por la tarde por míster Rutledge en recado por escrito, de que había procedido equivocado y quedaría enteramente satisfecho, si por una carta mía le aseguraba, que su carácter no desmerecía en mi concepto; pero como el fundamento de su carta a mí era falso y, ambiguo el contenido yo le remití copia de las conversaciones y recados que el mismo Rutledge puso por escrito deseando que esto pudiese aquietar su desazón. Efectivamente parece surtió efecto, pues nunca después volvió a repetir instancia; antes bien al siguiente día comimos juntos en casa de míster Bee y saludándome amistosamente, me ofreció la mano con muestras y expresiones de amistad... y así concluyó este grande aparato caballeresco, dándome a conocer su autor en lo sucesivo que no falta gran porción de quijotismo a su carácter.

Los principales sujetos del país y oficiales del ejército del sur (a quienes fui introducido por el gobernador en un gran convite que me dio cuatro días después de mi arribo) que a la sazón se hallaban aquí estuvieron a visitarme y les debo suma distinción y agasajo. Trasladaré aquí algunos de sus nombres para grata memoria y reconocimiento. General Green —general, Moultry— Thos Bee —intendente Hutson— míster chef Justice Burck —coronel Washington— coronel Lewis Moris —coronel Walton White— doctor Turembul —míster Penman— coronel Pinckney —major Butles— míster Medliton —major Pearce— coronel Eustace —Rd. míster Purcel— doctor Ramsay —ex gobernador Mathews— colector general Hall —míster Jones— Judge Heward —doctor De la Howe— doctor Flag —míster Colleton— míster Moris marcht —míster Banks id.— monsieur La Canterie —míster Bethwne mart— míster Ewen id —tresurr Black— míster Campbel mart —míster Smith— míster Marshal —míster attorney general Moultry.

Los naturales habitantes del país son ricos por lo general y aman el campo y la vida rural, de que resulta tener muy buenas habitaciones de campaña: la caza, la danza y fumar tabaco en pipa son sus diversiones favoritas —la sociedad no está muy animada en la ciudad, sin embargo de que no faltan sujetos de instrucción y noticias— la juventud en general es vana e ignorante: las mujeres más agradables (aunque algo hurañas al principio del trato) y visten con sumo gusto; excepto el peinado que se le forman ellas mismas con bastante negligencia —el número de este cejo es crecidísimo respecto del de hombres; no falta quien haga el cómputo de cinco a uno; y la causa que dan es el crecido número de Tories que los Whigs han muerto en la pasada guerra y el de éstos que los Tories y británicos han destruido igualmente—. En el distrito 96 solamente (y esto lo sé por buena autoridad) se cuentan 1.200 viudas... ¡quien quiera escoger mujer desde luego puede venir a este país de abundancia! Las damas principales que tuve el honor de tratar más en el tiempo de mi residencia aquí fueron miss Eliot —miss Pinckney— miss Purcel, miss Moultry, miss Turembul, miss Bee (llamada por antonomasia Queen Bee), miss Ward, miss Colleton (canta muy bonitamente en el gusto inglés), miss Sawyer (agradable coqueta), miss du Bose (remarcable por su bella y majestuosa persona), miss Jones, miss Hall, miss Townsend (mi g. a) miss P. Turembul; miss Mareshal y miss Glower (las dos hermosuras en boga); miss Bay, miss Mareshal, the miss Tibault, miss Eliot, miss ButIer, miss P. Smith, miss Ramssay, miss Magot (una de las tres famosas viajeras que sin compañía de hombre alguno anduvieron la Francia, Italia, etc.), miss Feneque, miss, Mathews, miss White, miss Haleston.

La ciudad es bastante extensa y contiene muy buenas casas de ladrillo y madera, cuyo número se calcula en 1.500, bien que una gran parte está arruinada por un fuego que aconteció hace tres o cuatro años; entre los edificios quemados se ve la casa de asamblea que en sus ruinas manifiesta haber sido uno de los más capaces y mejores: es increíble el número de ocasiones que la historia nos informa haber padecido desastres esta ciudad por tan voraz elemento. Su situación es agradable y muy ventajosa para el comercio, justamente en el paraje que confluyen los ríos Ashley y Cooper, espaciosos y navegables, las brisas del mar le refrescan y hacen su morada menos insoportable en el verano, cuyo calor y multitud diabólica de mosquitos excede toda ponderación. Los edificios más remarcables son la casa de asamblea, la nueva y vieja iglesia y el Exchange, su arquitectura simple y pasablemente bien entendida: el Steeple de la nueva iglesia es bastante elevado y se descubre a considerable distancia, no solamente del mar afuera, sino en el país interior, pues el terreno por todas las circunferencias es sumamente bajo y llano. Las calles son rectas y espaciosas con pavimentos de ladrillo por ambos lados para la comodidad de los que transitan a pie: las más conspicuas entre ellas son Meeting Street, Broad Street y Chorche4 Street. En el medio y centro de la segunda a la inmediación de la casa de asamblea está la estatua de Pitt, situada sobre un pedestal de mármol con rejas de hierro alrededor: la ejecución es de mediano mérito, su tamaño del natural y el costume romano (extraña idea), está en actitud de perorar, la mano derecha apoyada sobre un libro en que se lee Stamp Act y de aquí se infiere que este fue el motivo de la erección de dicho monumento, en honor de este grande hombre; le falta actualmente parte del brazo derecho que una bala de cañón le quitó durante el último sitio en que la plaza fue tomada por los británicos. No hay teatro, ni espectáculo alguno; el único paraje donde las mujeres se ven en número general es la iglesia, en los días domingos y de aquí resulta que el número de la congregación es siempre por lo general crecido y muy lucido —el interior de las iglesias es sencillo y muy aseado lo cual contribuye a hacer el paraje más agradable y da lucimiento al concurso— las horas del servicio por la mañana son las diez y media y por la tarde las cuatro; a cuya hora tampoco falta concurrencia pues como el objeto de la juventud no solamente es el celo de religión y que ni hay paseos ni parajes públicos de concurrencia, la iglesia lo suple todo —una prueba de ello es que la gente anciana y padres de familia casi no concurren del todo y ¡por casualidad se ve uno en la iglesia!

A pocos días de mi llegada merecí al general Green el favor de que enviase su edecán el major Edwards para que me manifestase militarmente las fortificaciones de la plaza —efectivamente tomamos nuestros caballos a la punta del día y con bastante escrupulosidad lo examinamos todo—. Las que circuyen la plaza (que son bien extensivas) y sus avenidas están fabricadas provisionalmente y no se puede negar que con juicio y suma inteligencia, particularmente dos grandes reductos avanzados por la parte de tierra que (como casi todas las demás) son obra del famoso ingeniero británico Montcriff: todas van a toda prisa a su decadencia y no hay siquiera un cañón montado sobre sus explanadas: lástima por cierto, pues, sin embargo, que la construcción es provisional, los fundamentos de los principales baluartes son de ladrillo y el resto tan bien soportado con trabazones de madera, que con poco cuidado podrían durar largo tiempo. A cosa de 6 millas más adelante, saliendo por la puerta de tierra, esta otra obra de campaña compuesta de varios reductos que forman una completa línea de protección a un campamento británico que estaba allí establecido, como especie de puesto avanzado para impedir el acceso a la plaza y cubrir sin duda los trabajos de las obras citadas, al tiempo que se construían. Este en mi concepto es uno de los puestos de campaña más bien fortificados que puedan imaginarse, por un modo original: el terreno al frente está cubierto de un piñal espeso y por consecuencia debía proteger todo aproche del enemigo; pues que hizo Montcriff en estas circunstancias, tomó un crecido número de esclavos, hizo abatir todos los árboles por un considerable espacio, dejándolos caer sobre el terreno interpoladamente en el mayor desorden posible; y de este modo formó un abatis de casi 2 millas de largo y media de ancho, enteramente inaccesible, sino por un angosto paso que sirve de comunicación entre este puesto y el país; los flancos están apoyados sobre los ríos Cooper y Ashley. De este modo supo este hábil ingeniero formarse con las mismas desventajas del terreno, su mayor y más segura defensa.

El fuerte Moultry y Johnston, que están a la entrada de la bahía sobre las islas Sullivan y James se hallan en la misma situación que las demás corriendo a su decadencia; en el último solo se conservan dos malas piezas de artillería para llamar las embarcaciones que entran en la bahía cuando se ofrece. El primero, tan afamado por la defensa que el año de 79 hizo, repulsando el ataque de mar que dirigió el almirante Sir P. Parker, no tiene una pieza siquiera; pero su construcción merece atención; los parapetos son sumamente elevados, por cuya razón los fuegos superiores del bajel no podían hacer la mayor impresión sobre la gente que servía la artillería; y el maderaje de parapetos, etc. de palma muy bien trabado y rellenado con tierra, el efecto del terrible y constante fuego británico de cinco navíos de guerra, por más de diez horas de tiempo, no pudo hacer siquiera la impresión de demoler un merlon; la bala que tocaba en la palma (como se observa aún) se embotaba y caía afuera sin penetrar cinco pulgadas, ni levantar astilla. Esta madera sin duda es la mejor que puede encontrarse para este género de fortificación, pero concurre la circunstancia que con la tierra y la humedad se pudre pronto. Inmediato a este fuerte en el paraje que llamaban Pest House (pues en el día no se ve semejante edificio) está otra fortificación en figura elíptica que podrá montar treinta y cinco piezas de artillería y tiene hornillas en el centro para encender la bala roja (parece que la idea ocurrió también a Montcriff, antes que el comandante de Gibraltar la pusiese en práctica con nuestras flotantes) todo construido con aquel gusto, solidez, inteligencia y sencillez que caracteriza las obras inglesas: por dos o tres parajes se ve que se había puesto fuego a esta obra con designio de destruirla cuando los británicos evacuaron la plaza; pero una lluvia que sobrevino lo apagó, preservándonos por esta casualidad un monumento de la habilidad e inteligencia del genio militar que la erigió. No así otra pieza algo mayor al parecer que ésta, construida por el mismo ingeniero sobre un banco que se descubre al centro de la bahía, opuesto justamente a la boca de su entrada, que llaman Shule’s Folly y, el único punto seguramente de donde la artillería puede contener una fuerza naval que decididamente quiera atacar el puerto y la ciudad: el fuego quemó y redujo a cenizas todo el maderaje, arruinando por consecuencia cuantos parapetos y, obras exteriores se manifiestan, pero sin fundamentos que es la obra maestra (y sin duda la mejor de su especie que se ve en toda la América ésta) subsisten aún y existirán por largo tiempo. Este paseo y visita de los fuertes lo hice en una mañana agradable en compañía de míster Yung de Savannah y míster J. Penman, mi buen amigo, cuya generosidad y atenciones experimenté constantemente hasta el punto de mi embarque. El coronel Senf comandante del fuerte Johnston que debía acompañarme en esta excursión, hallándose obligado a marchar a Georgetown en asuntos de oficio, recomendó el asunto al capitán Bellevue, que manda el puesto en su ausencia y se portó con civilidad y atención.

En otra ocasión estuve a una partida de campo en compañía del coronel Lewis Morris, edecán del general Green y uno de los oficiales continentales más instruidos en su profesión que he conocido; la compañía fueron su mujer, su cuñada miss Huger, miss Eliot y miss Eliot su suegra: el día lo pasamos agradablemente ya paseando bajo la sombra de los copados pinos ya en la sensible y gustosa conversación de miss Eliot y miss Huger, que no son escasas de noticias, ni de gusto por las bellas letras. La casa de campo que sirve de recreo a esta amable familia está sobre la rivera del río Ashley a 8, o 9 millas de Charleston, se llama Accabee y está bien situada respecto de la configuración del país que siendo todo llano, no ofrece prospecto, ni comando ventajoso a la vista. Por la tarde nos volvimos a la ciudad y las damas jóvenes nos acompañaron a caballo, cuya diversión es favorita entre las damas del país y la practican a menudo: todos los días se ven partidas de a caballo de esta especie que corren las calles y avenidas de la ciudad. Una circunstancia ocurrió en esta ocasión que no quiero omitir: estando paseando con mi amigo el coronel por los alredores de las casas de campo después de comer, noté un pequeño edificio de ladrillo que estaba inmediato a modo de cementerio, pregúntele qué cosa era y me respondió que el depósito de los huesos de la familia: recombinele con la impropiedad de semejante idea, al frente justamente de un paraje de recreo y gusto, etc. exhortándolo a que lo removiese de allí cuanto antes; pero a esto me recombino con asegurarme que si tal cosa hiciera, no solamente le tendrían por un impío, sino que sus gentes se creerían infelices... ¡válgate Dios y hasta dónde se extiende aún el dominio de la superstición y del error!

Uno de los caracteres más originales que aquí conocí, es el general Gadsden; su edad irá ya muy cerca de los ochenta y, sin embargo, ahora está cultivando el idioma hebreo. Ha construido un Wharf de suma extensión sobre el río Cooper (por el cual se embarcaron las tropas británicas protegidas de dos baterías sobre los flancos, a su retirada de la ciudad) y sin embargo de que la mayor parte de los inteligentes desaprobaban la empresa durando mucho la ejecución, él la realizó al fin. En el tiempo de mi residencia aquí se le prendió fuego una noche al Wharf por un almacén de ron que allí había y sin embargo de que todo el mundo ocurrió inmediatamente con temor y sobresalto en tan terrible y horroroso espectáculo, él daba sus órdenes y ¡tomaba providencias con la mayor serenidad...! ¡Hombre de extraña fortaleza y presencia de ánimo!

15

Míster Chief Justice Burck, autor del papel intitulado Consideraciones sobre la sociedad, u orden de Cincinati, que bajo el nombre de Casuis se publicó en Charleston el 10 de octubre estando yo allí, es sujeto de ingenio, habilidad y buen juicio y no puede negarse que en las inclinaciones de los sujetos se descubre la analogía del genio, talento, etc. pues jamás he encontrado sujeto tan apasionado admirador del mérito y buen gusto de nuestro inimitable Miguel de Cervantes. Le he merecido particular amistad y concepto; aprovechando infinito en su conversación y noticias durante todo el tiempo que permanecí en esta ciudad.

Doctor John Turnbull, el Penn de la Florida... es sujeto de vasta erudición, profundos conocimientos y sano juicio; a lo que reúne un trato amable y don de gentes que le constituyen un completo ciudadano del mundo. Favoreciome con su apreciable amistad y trato durante todo el tiempo de mi residencia en la plaza; honrándome por último con cartas expresivas de recomendación por mi lord Shelburne, coronel Barre, general Haldiman, doctor Pristly, etc. sujetos del primer carácter en Inglaterra; cuyo contenido se lee al número.

Doctor David Ramsay, autor de la famosa oración sobre las ventajas de la independencia de los Estados Unidos de la América, leída ante una pública asamblea en Charleston el año de 1778. Un genio activo, ideas justas, amor a la libertad civil y costumbres algo austeras forman el bosquejo de este carácter republicano... varias cartas de recomendación con que me favoreció a mi propartida me sirvieron de introducción y concepto para con varios literatos y miembros del congreso en Pensilvania y Jersey.

Judge Heward: el famoso miembro del congreso que cuando se trató el arduo asunto de declarar la independencia el 4 de julio de 1776 con resolución y ánimo heroico echó el voto decisivo y terminó el asunto probablemente para siempre. Austeridad de costumbres y de trato; justas ideas; y fortaleza inalterable, componen la parte principal de su carácter.

General Moultry: marcado en los gloriosos anales de la América, por la defensa obstinada que hizo del fuerte Sullivan (llamado desde entonces Moultry, en su honor) contra el dictamen del general Lee, que a la sazón mandaba en Charleston y opinó que se evacuase el fuerte como incompetente para resistir un ataque tan desigual: el enemigo cometió mil errores y desaciertos; la casualidad quiso que fuese rechazado y ¡ve Vmo. aquí Moultry levantado a las nubes y el famoso Lee, decaído al extremo, por la misma razón que merecía el mayor aplauso! nada prueba más los conocimientos y genio militar del uno y los cortos alcances del otro, que el hecho mismo porque el vulgo les ha calificado tan errada e injustamente. Sano juicio y una disposición humana, sociable e imparcial, adornan su carácter de hombre de bien.

Intendente Hutson: este empleo fue criado en su persona estando yo allí en el mes de septiembre; y su espíritu y resolución se manifestó luego en la supresión de los tumultos, o mobs fomentadas por el picarón de Guillon y conducidas por el doctor Faguan. Estos dos personajes o caudillos del populacho, habían dos meses antes insultado infinitos habitantes sujetos de respecto y carácter, a quienes bajo el pretexto odioso de Tory, o British el dicho Guillon quería echar del país a fin de lograr sus negociaciones mercantiles con toda excepción y ventaja propia: el gobernador y sujetos del primer carácter intentaron contener el daño a los principios, pero no pudieron con toda su autoridad impedir el que muchos individuos de forma, fuesen Pump’d & Ducked (esto es bañados y enlodados); al fin esto se contuvo por algún tiempo, hasta que poco después de la elección de míster Hutson intentando la propia gente juntarse otra vez para el propio efecto, el intendente envió una guardia al paraje señalado para que arrestase a todo individuo que con este designio se juntase allí y por este medio se remedió en un momento, el mal que un jefe irresoluto y temeroso había creído incurable... nunca más han parecido desde entonces las tumultuosas bandas, ni sus caudillos. Un juicio sano, bastante instrucción, amor a las ciencias, a la sociedad y a la humanidad, son las cualidades de este carácter amable.

¡Durante este tiempo asistí muchas veces a las cortes de justicia; y no puedo ponderar el contento y gusto que tuve al ver practicar el admirable sistema de la constitución británica! ¡Válgame dios y que contraste al sistema legislativo de la España! Entre los sujetos que más brillaban in the Bar (esto es en estrados) se distinguían E. Rutledge; coronel Pinckney; fiscal Moultry; y el mayor Pinckney. El primero posee un conocimiento mediano de las leyes, brillante y fácil explicación, con un modo bastante agradable y recomendable persona: el segundo es hombre de buen juicio, profundos conocimientos en su profesión y fuerza en el argumento, aunque su elocuencia ni es tan brillante, ni tan sonora como la del primero. Moultry tiene solidez, juicio y muy buena locución: el último en nada es completo aún, sin embargo, de que muchos lo creen un prodigio en todo: ha logrado una buena educación en Europa, es joven aún y da muy buenas esperanzas, sin que sus progresos manifiesten todavía nada de extraordinario.

El terreno de todo este Estado (como igualmente el de la Carolina del Norte) es arenisco y sumamente pobre por toda su extensión en el espacio de más de 100 millas distantes de las costas del mar; a cuya amplitud el terreno varía ya enteramente en calidad muy buena y la superficie es montuosa. Arroz y añil son los productos principales del país, cuyo valor le constituyen el más rico Estado de todos los de esta América: el primero se cultiva como se sabe en parajes cenagosos y de agua dulce, cuya oportunidad se logra aquí por medio de los abundantes ríos y mareas. A distancia de 20, o 30 millas de la embocadura de un río elige el habitante su terreno en el paraje más bajo; la marea que dos veces al día hace montar las aguas en la embocadura por 4 pies y medio de altura, inunda el terreno perfectamente y le constituye muy a propósito para dicha cultura. El añil no necesita de tanta agua y así se forma la plantación en terreno más elevado, aunque siempre en paraje húmedo y llano... De aquí resulta que todo el país por lo general está infestado de tercianas; y con tal extremo en el verano, cuando los efluvios de las aguas estañadas se aumentan y corren más por la atmósfera, que sin embargo de que las gentes de alguna comodidad procuran venirse siempre a la ciudad, o puertos de mar para preservarse del contagio, respirando el aire puro de la brisa, casi todos padecen poco o mucho y los físicos han hecho una observación bastante singular, que es, que si en esta soson5 se muda de aire (esto es que los que viven en la campaña vienen a la ciudad, o los de la ciudad pasan a la campaña) irremisiblemente ataca la fiebre. Se observa igualmente que los efectos de este accidente sobre el forastero y particularmente sobre la balsámica sangre europea, son mucho más violentos y sensibles que en las gentes del país... éstas están tan acostumbradas ya al mal, que les saluda uno muchas veces preguntando ¿cómo va? y responden (batiendo los dientes con el frío de la calentura) muy bien, solo la calentura ¡pretty well only the fever! Una circunstancia bien rara se observa también en la historia de este país relativamente a la introducción del arroz y su siembra en él; conviene la historia en que el azar de los tiempos en el año 1729 trajo un bergantín procedente de la isla de Madagascar de arribo sobre la de Sullivan en su viaje hacia Inglaterra y que el capitán ofreció un pequeño saco de arroz al gobernador. De cuya simiente se propagó la planta en todo el país... y ¡con cuánta razón no merecía este benéfico introductor la memoria y aplauso de estos pueblos! ¡pero para que se vea con cuanta dificultad se destruye un habito y preocupación; hasta mucho tiempo después y esfuerzos de los hombres más sensatos no se pudo conseguir el que la cultura fuese general y el pueblo conociese la incomparable ventaja que de aquí le resultaba! A otro azar semejante debe la isla de Jamaica la introducción de la apreciable hierba de pasto que llaman guinee grass (pasto de guinea). Produce, además, este país, mucho maíz, algún trigo, muy buena fruta, granadas, nueces, algodón, moreras y uvas, la viña se encuentra silvestre en los montes más vírgenes y remotos con bastante abundancia, en términos de que varios sujetos han hecho vino, pero ni el jugo es a propósito, ni el clima permite el que la uva adquiera su buena sazón; varios experimentos confirman esta opinión. Entre los árboles abunda el pino que llaman light wood y produce excelente terpentina, brea y alquitrán de que forman un considerable ramo de comercio. El arbusto que llaman Bayberry, es singular por su producción, pues de una especie de frutilla redonda que produce en racimos, extraen los habitantes (haciéndole hervir en agua) suficientes cantidades de cera con que hacen velas muy buenas: su color es verde y cuando arde forma una luz muy clara y exhala cierto olor suave aromático que le hace preferible a la cera: aún la consistencia de la pasta parece más dura cera. El comercio del Estado comienza con vigor, pero aún no hay cómputos exactos; por cuya razón daremos los que con más certeza se formaron justamente antes de la revolución general.

navíos

marineros

importación de Inglaterra

exportación de esta provincia

140

1.680

£ 365.000

395.666