50 Discursos Inspiradores - Catherine Dumont - E-Book

50 Discursos Inspiradores E-Book

Catherine Dumont

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Beschreibung

Un extraordinario recorrido a través de las palabras de los hombres y mujeres que marcaron hitos históricos. Líderes que supieron hablar con la voz de los pueblos y trascender su propia época, protagonistas de momentos críticos que alcanzaron, gracias a su particular expresión, la conciencia del conjunto.

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Seitenzahl: 88

Veröffentlichungsjahr: 2015

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Introducción

“El hueco que la obra genial ha producido a nuestro alrededor es un buen lugar para encender nuestra pequeña luz. De allí la inspiración que irradian los genios, la inspiración universal que no sólo nos impulsa a la imitación”, dijo alguna vez el escritor alemán Franz Kafka, reconocido por obras literarias como El proceso, La metamorfosis y El castillo. Este es el efecto que muchos discursos han tenido a lo largo de la historia, y la razón por la cual son recurrentemente citados más allá del paso de los años. Se trata de obras geniales que lograron encender la pequeña luz que se encontraba dentro de personas o pueblos, inspirándolos a hacer cosas tan fascinantes como atroces, según el caso.

En distintos momentos y circunstancias, ciertos discursos han propiciado guerras y restablecido la paz, han llevado a personas a ser capaces de vencer las barreras de sus propias limitaciones y a obtener resultados que ni ellos creían posibles, y han influenciado la evolución de naciones.

Tal es así que la propia historia parece haberse construido a sí misma a través de estas oratorias. Sus acontecimientos más emblemáticos parecen puntuados por líderes que supieron hablar con la voz de pueblos, de un modo que parece trascender el plano terrenal. Estos discursos, en definitiva, son momentos históricos anclados en un contexto social, político y económico, y su narración es la narración de ese momento, traducida con los ojos de una persona que supo no solo comprenderlo y expresarlo, sino también elevarlo a la conciencia del conjunto y transportarlo a sus propias emociones.

Así, este recorrido a través de los cincuenta de los discursos más inspiradores de los siglos XX y XXI pretenderá, al menos en parte, reconstruir algunos de los momentos históricos más emblemáticos que la humanidad ha vivido en estos más de cien años.

- 1 -

Mahatma Gandhi

(1916)

“No hay salvación para India”

Si de líderes que han sabido canalizar la voz de una época y encender las luces de pueblos se trata, una de las figuras indiscutibles es Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948), mejor conocido por el nombre honorífico Mahatma. Este abogado, pensador y político, reconocido como el “padre” de la India, fue el líder más importante que conoció esta nación y quien mejor supo expresar el espíritu independentista de su era.

Muchos son los legados que Gandhi dejó tras sus 79 años de vida, entre los que se destacan su énfasis en la resistencia no violenta y la tenacidad de su lucha más allá de las numerosas ocasiones en que fue encarcelado, instancias que llegaron a sumar los 2.338 días en total.

El discurso que aquí se menciona es el que pronunció ante un grupo de jóvenes estudiantes en Benarés, con motivo de la inauguración de la Universidad Hindú el 4 de febrero de 1916. En él, Gandhi reflexiona sobre la necesidad de independizar la India del Reino Unido (de cuyo Estado fue colonia hasta 14 de agosto de 1947), y de recuperar su lengua y cultura nativas.

“Quisiera decir que es motivo de profunda humillación y vergüenza para todos nosotros que esta tarde, bajo la sombra de esta gran escuela, en esta sagrada ciudad, esté obligado a dirigirme a mis compatriotas en una lengua que me es ajena (…) Nuestras lenguas son el reflejo de nosotros mismos…”, dijo en aquella jornada, al tiempo que expresó: “Al comparar los millones de pobres con estos nobles tan ricamente engalanados, me siento con ganas de decirles a estos nobles: ‘No hay salvación para la India, si no se quitan estas joyas y las dejan en fideicomiso a vuestros compatriotas de la India’”.

- 2 -

Clarence Darrow

(1926)

“Yo creo en la ley del amor”

Durante la década de 1920, la ciudad de Detroit, al igual que otras dentro de Estados Unidos, estaba signada por una fuerte discriminación contra las personas de raza negra, que representaban solo el 4,11% de sus 993.678 habitantes. Por entonces, la organización de extrema derecha Ku Klux Klan (KKK) –que promovía la xenofobia, la supremacía de la raza blanca y la homofobia, y recurría con frecuencia al terrorismo, a la violencia y a otros actos intimidatorios– sumaba alrededor de 4.000.000 de miembros en este país, 22.000 de los cuales eran residentes de Detroit.

El recibimiento que obtuvieron el médico Ossian Sweet y su familia cuando se mudaron a Garland 2905, un barrio “de blancos”, el 8 de septiembre de 1925, fue ilustrativo de este contexto. Esa misma noche, entre quinientas y ochocientas personas se reunieron alrededor de su nueva residencia, lanzando rocas contra ella. A las 20.25 del día siguiente, desde el interior de la casa (donde se refugiaban sus once habitantes) Sweet disparó un arma y una de sus balas mató a Leon Breiner, un manifestante. Este es el hecho que dio inicio a uno de los juicios más recordados de Estados Unidos, en el que Sweet fue acusado de asesinato en primer grado.

El abogado y directivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, Clarence Darrow (1857-1938) fue su abogado defensor y pronunció un argumento de cierre (de siete horas de duración, el 11 de mayo de 1926) que inspiró a generaciones de abogados y llevó a que el jurado, tras horas de deliberación, declara a Sweet “no culpable”. Aquí los extractos más recordados de su discurso:

“(…) No creo en la ley del odio. Podré no siempre ser fiel a mis ideales, pero creo en la ley del amor, y creo que no se puede hacer nada con odio. Me gustaría ver el momento en que el hombre ame a su prójimo, y se olvide de su color o de su credo. Nunca seremos civilizados hasta que ese momento arribe.

“Sé que la raza negra tiene un largo camino por recorrer. Creo que la vida de la raza negra ha sido una vida de tragedia, de injusticia, de opresión. La ley lo ha hecho a él un igual, pero el hombre no. Y, después de todo, el último análisis es, ¿qué ha hecho el hombre? ¿Y no: qué ha hecho la ley? (…)

“Señores, ¿cuál creen que es su deber en este caso? He visto, día tras días, estos tensos rostros negros que llenaron esta corte. Estos rostros negros que ahora están mirándolos a ustedes, doce blancos, sintiendo que las esperanzas y los temores de una raza están a su cuidado (...)”

- 3 -

Franklin D. Roosevelt

(1933)

“Lo único que debemos temer es al temor mismo”

Nacido el 30 de enero de 1882, el demócrata Franklin Delano Roosevelt fue el único presidente de Estados Unidos en ser electo cuatro veces consecutivas para este cargo (1932, 1936, 1940 y 1944), el que ejerció hasta el día de su muerte. Sucede que, a pesar de contraer polio 1921 –padecimiento que le produjo una parálisis parcial–, Roosevelt no abandonó la política sino hasta el 12 de abril de 1945, fecha en que falleció a causa de un derrame cerebral.

El ilustre discurso “lo único que debemos temer es al temor mismo”, que pronunció el 4 de marzo de 1933 al asumir por primera vez la presidencia, poco después del colapso bancario nacional, es una demostración de su capacidad de liderazgo en momentos de crisis.

“Esta gran nación resistirá como lo ha hecho hasta ahora, resurgirá y prosperará. Por tanto, ante todo, permítanme asegurarles mi firme convicción de que a lo único que debemos temer es al temor mismo, a un terror indescriptible, sin causa ni justificación, que paralice los arrestos necesarios para convertir el retroceso en progreso (…)

“A cambio de la confianza en mí depositada, devolveré el coraje y la entrega que requieren estos tiempos. Es lo mínimo que puedo hacer (…) El pueblo de Estados Unidos no ha fracasado. En su momento de necesidad nos ha transmitido el mandato de que desea una acción directa y enérgica. Ha exigido al gobierno disciplina y dirección. Me ha convertido en el actual instrumento de sus deseos. Lo acepto como si fuera un regalo. (…)”

- 4 -

Dolores ‘La Pasionaria’ Ibarruri

(1936)

“No pasarán”

“¡No pasarán!” es el lema insignia de la dirigente comunista española Dolores Ibarruri, conocida como ‘La Pasionaria’. Nacida en una familia minera conservadora el l9 de diciembre de 1895, ella se introdujo en la lucha obrera por influencia de Julián Ruiz Gaviña, un militante socialista con quien contrajo matrimonio en 1916. Junto a él participó de la huelga general revolucionaria de 1917, a partir de la cual fue adquiriendo notoriedad como oradora y articulista política, al tiempo que ascendió a lugares de influencia dentro del partido.

Su frase insignia se enmarca dentro del llamamiento que pronunció en nombre del Partido Comunista el 19 de julio de 1936 en el Ministerio de Gobernación, luego de una sublevación militar contra el gobierno de la Segunda República Española, que había surgido de las elecciones de febrero de aquel año. A continuación, un extracto del mismo:

“Al grito de ¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre! Los obreros y campesinos de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los enemigos de la República alzados en armas. Los comunistas, socialistas y anarquistas, republicanos demócratas, soldados y fuerzas fieles a la República han infligido las primeras derrotas a los facciosos, que arrastran por el fango de la traición el honor militar de que tantas veces han alardeado.

“Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero ¡no pasarán! (…) ¡Que nadie vacile! Todos dispuestos para la acción. Cada obrero, cada antifascista debe considerarse un soldado en armas.”

- 5 -

Neville Chamberlain

(1938)

“Paz en nuestro siglo”

El nombre de Arthur Neville Chamberlain (1869-1940), Primer Ministro del Reino Unido desde el 28 de mayo de 1937 hasta el 10 del mismo mes de 1940, no es siempre citado en los mejores términos. Lo que es más, Winston Churchill, su sucesor en el cargo, supuestamente dijo de él: “¡Pobre Neville! Saldrá mal parado en la historia. Lo sé, pues seré yo quien la escriba”.

La política de apaciguamiento en política exterior, con la cual esperaba salvaguardar la paz ofreciendo algunas concesiones a las ambiciones expansionistas de Adolf Hitler, fue una de sus acciones más recordadas. La misma derivó en el Pacto de Munich, firmado el 30 de septiembre de 1938, en el que el Reino Unido y Francia aceptaron el desmembramiento de Checoslovaquia y la transferencia de la región de los Sudetes a Alemania.

“Mis buenos amigos, por segunda vez en nuestra historia, un Primer Ministro inglés ha retornado desde Alemania trayendo paz con honor. Creo que es paz para nuestro tiempo. Vayan a casa y duerman tranquilos”, expresó Chamberlain al retornar ese día a Londres.

Cuatro meses más tarde, Hitler invadía Checoslovaquia, mostrando el error de este acuerdo, y en 1939, tras la invasión a Polonia, el Reino Unido le declaraba la guerra. El dudoso accionar de Chamberlain durante la Segunda Guerra Mundial llevó a que su propio partido lo sustituyera por Churchill, a quien de todas maneras Chamberlain apoyó desde la presidencia del Consejo de Estado.

- 6 -

Winston Churchill

(1940)

“Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”