Disforia de Género - Catherine Dumont - E-Book

Disforia de Género E-Book

Catherine Dumont

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Beschreibung

El término "Rapid Onset Gender Dysphoria"; "disforia de género repentina", fue propuesto por la doctora Lisa Littman en 2018. Su investigación reflejó dos datos importantes: por un lado, varias jóvenes de Rhode Island habían declarado ser trans después de haber pasado semanas investigando el tema en Internet. Por otro, la prevalencia entre grupos de amigas aumentaba 70 veces en relación a las tasas esperables. La información reunida la llevó a hablar de "contagio entre pares". La doctora Littman postuló que la disforia de género era lo que había sido la anorexia en años anteriores: no tanto una condición médica, sino una respuesta cultural a las dificultades de la pubertad. Por supuesto, Littman fue desacreditada completamente, pero el debate continúa porque varios casos han requerido una de-transición difícil y angustiante. En las siguientes páginas, las opiniones a favor y en contra sobre lo que ocurre con las nuevas sexualidades, la inclusión de sus contenidos en el sistema educativo y otros aspectos relacionados con la diversidad de género.

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Seitenzahl: 45

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Políticamente correcto vs cancelación

El mundo occidental funciona por ciclos espasmódicos. Lo que un momento es anulado, perseguido y combatido, luego es tímidamente aceptado, y más tarde, incorporado y exprimido por el sistema. Solo entonces, se buscan nuevos grupos o ideas a quienes atacar. Hay cientos de ejemplos en la historia: desde los hippies hasta el cannabis, desde la minifalda hasta el rock and roll.

En las últimas décadas hemos experimentado el avance de lo “políticamente correcto”, una corriente que se ha vuelto tan hegemónica que a veces se sitúa en el límite de aquello a lo que combate: la inclusión, el hecho de ser abiertos, el aceptar y respetar, muchas veces deriva en nuevas formas de intolerancia. El discurso de la aceptación es intolerante con todo otro discurso, lo cual resulta en una evidente paradoja. Si hay un lugar en el que el discurso de lo políticamente correcto se ha logrado posicionar, es el lugar de la superioridad moral, de lo que “está bien”, de lo “correcto”. A él se han rendido tanto la política como la cultura y la economía. Todo lo que se aleje de sus cánones, debe ser combatido por incorrecto e inaceptable. Por ejemplo: cierta clase de humor. Ya no se pueden hacer chistes con decenas de temas, porque alguien se podría sentir ofendido. Entonces: cancelemos al humorista, quitémosle el micrófono, saquémoslo del aire, excluyámoslo de los eventos y las redes sociales. Para que triunfe la cultura de la inclusión, debe necesariamente funcionar un aparato de exclusión, que hoy se resume en la cultura de la cancelación.

En tiempos en los que no existen los grises, las sociedades juegan al todo o nada: o apoyas una causa, o eres su enemigo. Y no hay lugar para dudas, cuestionamientos, o siquiera para expresar en voz alta alguna sensación de disconformidad. Cualquier cosa que no sea el apoyo total y ciego de una causa, se erige en contra de la misma. No se piensa que una idea, discurso o posición podría enriquecerse a partir de las preguntas que se le formulen. Los discursos se cierran sobre sí mismos, y se regodean y alimentan por los que lo apoyan.

Hablar de la cuestión de género en estos términos podría resultar antipático y de seguro será blanco de críticas: en el mundo del blanco y negro, analizar e incluso cuestionar los modos en que una ideología o discurso circulan, los modos en que los distintos ámbitos lo incorporan (educación, política, salud), es ser un fascista, es alimentar el trans-odio, etcétera.

Se trata de un tema delicado puesto que para muchas personas ha sido una lucha, genuina y dura, contra los prejuicios, ataques e invisibilización. Lo que no se tiene en cuenta es que la plena e incondicional incorporación de la teoría “queer” al sistema podría terminar yendo en contra, por ejemplo, de los ideales y las conquistas del feminismo, movimiento del cual se desprendió. ¿Se trata de un fenómeno nuevo, que no se puede explicar con los parámetros y el lenguaje anteriores? ¿Es una respuesta actual a la incomodidad frente a los estereotipos, al tener que encajar en roles impuestos? ¿Es parte de una moda? Como sea, las disputas al respecto son muchas, y se analizarán en las páginas que siguen.

El boom de las nuevas sexualidades

Desde la década del 2000, y en paralelo con el avance hegemónico de lo políticamente correcto, hemos asistido a un “boom” de las “nuevas sexualidades”. Es que el colectivo “queer” se ha expandido y diversificado, y cada vez son más y más los tipos de sexualidades. Pero no se trata tan solo de aceptar y respetar, de que cada cual haga con su cuerpo y su intimidad lo que le plazca, porque la corriente de la “diversidad de género”, como se la llama en algunos países, ha ingresado en la educación, en la política, en la cultura y en el entretenimiento.

Transexual, género fluido, no-binario, homosexual, queer, lesbiana, bigénero, bisexual, asexual, hetero-cis, cross-dresser, hétero-flexible, homo-flexible, intersexual, pansexual, pangénero. La clasificación de posibles identidades de género se amplía y complejiza con el correr del tiempo.

Desde el kindergarden, en los países y ciudades más “liberales” (ya sea los Estados Unidos, España o Colombia), se explica a los niños que pueden estar disconformes con su género, y se impone el “día de cambio de género”, en el que cada uno de los niños debe vestirse, comportarse, mostrarse, como si fuera del otro género. En las escuelas de nivel primario o superior, cada joven puede elegir que lo llamen con el pronombre que haya elegido, puede incluso cambiarse el nombre, y esto suele suceder sin que los padres lo sepan. La “disforia de género” se ha disparado en los últimos años, y distintos estudios muestran que existe una especie de “contagio” entre jóvenes mujeres que realizan su transición (ya sea social, hormonal o quirúrgica). Cuando una joven acude aduciendo disforia de género en los Estados Unidos, las clínicas de orientación sexual suelen recetar hormonas en la primera consulta: muchas veces sin referencia de un psicólogo.

La única referencia que se necesita es la palabra de la persona interesada, y el procedimiento estandarizado es la afirmación: padres, maestros, médicos, terapeutas, todos deben basarse en la “afirmación”. Ello supone respetar la palabra del joven, usar los pronombres que elija y ayudarlo en su camino a la transición.

Del feminismo a la Teoría Queer

Para entender en toda su dimensión la teoría queer o el discurso de identidad de género, es necesario hacer un repaso por las distintas etapas de la teoría feminista, que tras años de luchas y conquistas, nos trajeron a este punto.