A cabrona, la vida, no me va a ganar - María José Rivero - E-Book

A cabrona, la vida, no me va a ganar E-Book

María José Rivero

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Beschreibung

La vida, a cabrona, no me va a ganar. Vine a ser feliz y a evolucionar. Evidentemente, tenía deudas con el universo: una prueba tras otra y nunca termino de pagar. Con las piedras construí varios castillos, tantos que, en esta vida, no los llegaré a habitar. Pero, a cabrona, la vida no me va a ganar. Mientras tenga latidos, soy yo la que decide cómo pintaré mi camino. Si me encuentro con un lienzo gris y frío, lo tomaré como fondo de mis arcoíris. A cabrona, la vida no me va a ganar. Me levantaré nuevamente de este nuevo round, dispuesta a colorear con lo que acabo de soñar. Tengo muchas dudas, pero de algo estoy segura: la vida, a cabrona, no me va a ganar.

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EPUB
MOBI

Seitenzahl: 36

Veröffentlichungsjahr: 2025

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MARÍA JOSÉ RIVERO

A cabrona, la vida, no me va a ganar

Rivero, María José A cabrona, la vida, no me va a ganar / María José Rivero. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6357-6

1. Relatos. I. Título.CDD A860

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

Agradecimientos

Prólogo

La mentira

Perdón

Sacrificio

Regalías

Soltar

En pausa

14 de febrero

Y dices que me amas

Salto cuántico

Los domingos

Ironía de la vida

Alimentaré el amor

Carnaval sin alegría

Mi inconsciente

Dejaré de huir

Desde el sillón

Aquí y ahora

El pacto

El manto gris

Cambio de hábitos

Sin palabras

Me duelen los libros que escribí

La receta de las pastas

Perdonar

Otoño

Una salida

Sigue la luz

Momentos bordados

Punto de partida

El patrón de mi primer amor

Viento

Lenguaje corporal

Corona de amapolas

Elijo perdonar

La firma

Perspectiva

Princesa

Ramo de flores frescas

Te vi en un sueño

02:02

¿Ahora para qué?

Me contó un pajarito

La cortina

Anhelo

Epílogo

Dedico esta obra a todo lector que se encuentre luchando, sin importar la situación,y a mis niñas, que llenan mis días de calidez y colores.Es de valientes imponerse y cambiar el destino,cuando este nos lleva por caminos grises y fríos.

Agradecimientos

Gracias a mis niñas, que me potencian con sus sonrisas.

Gracias a mi madre, que no me juzga.

Gracias a mis hermanos, que me acompañan.

Gracias a todas esas miradas que respetan mi silencio, pero acarician mi alma.

Gracias a este arte, que me sana.

Prólogo

A cabrona, la vida, no me va a ganar. Más que un libro... esto es un desafío.

A medida que pasan los años, los tropiezos se acumulan y, si cargamos con las piedras, en algún momento nos desplomamos. Una vez que tocas fondo, el suelo suele dar cierto confort, tanto que te preguntas si vale la pena volver a intentarlo.

Cada duelo lleva su tiempo, pero no caigas en el encanto de permanecer tendido en el suelo. Los duelos me recuerdan a las olas del mar. Por momentos alcanzan la calma y suavidad; y en otros, el dolor es tan bravo que es difícil permanecer en silencio o evitar llorar.

Resulta difícil salir nadando en medio de la tempestad, pero siempre hay esperanza si decidimos intentarlo. Nuestro corazón sabe que, en algún lugar, hay una orilla que alcanza, con nuevos paisajes y aventuras por explorar.

Respetemos nuestro tiempo de vivir el duelo, pero también aprendamos a valorar y cuidar lo que aún tenemos.

La mentira

Me sacó de un descanso reparador

con un simple “tenemos que hablar”.

Su mirada ya me mostraba el final.

Me expuso su enojo, su rabia;

me miró y preguntó:

—¿Qué es esta pesadilla, por Dios?

Y, aunque vi en sus ojos su desolación,

yo, aún dormida, sentí paz en mi corazón.

Las mentiras enferman, y eso me pasó hasta hoy.

La verdad duele, pero me libera del dolor.

Me pides explicación,

pero fue tu indiferencia y tu maltrato

lo que me llevó a caer en manos de alguien peor.

Presa de sus antojos y despojada de tu amor,

me convertí en una mendiga,

a quien le robaron el corazón.

Perdón

Perdón, hice lo que pude con lo que tenía.

Te hablaba de mis sentimientos

mientras tú solo me callabas.

Ahora me reclamas porque no dije lo que pensaba.

Perdón, me detuve en tu mirada,

mientras me preguntaba internamente:

“¿Cuándo entenderá que mi amor le sobraba?”.

Quería lavarte las manos,

besar tu frente y acariciar tu espalda.

Quería tantas cosas, pero tú

solo tranquilidad reclamabas,

como si mi amor te ahogara.

¿Me preguntas si te amé?

Fui yo quien borró cada mancha que dejabas;

en cambio, tú me empujaste al lodo

y ahora no me quieres embarrada.

El error fue mío,

al seguir esperanzada

cuando la realidad me mostraba

que tú no cambiabas.

Como toda niña enamorada,