Amar bien, querer mejor - Verónica Portillo - E-Book

Amar bien, querer mejor E-Book

Verónica Portillo

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Beschreibung

Conoce las claves para construir conexiones afectivas equilibradas y sanas en tus relaciones amorosas, poniendo siempre el foco en el cariño y la ternura. Un libro con perspectiva inclusiva para quienes, independientemente del modelo relacional que practiquen, quieran construir vínculos de buen amor, en un mundo en el que la inmediatez y el consumismo lo ponen difícil. En este libro, escrito por la psicoterapeuta de parejas Verónica Portillo Serrano: ❤ Conocerás estilos relacionales y de apego; mitos del amor romántico. ❤ Detectarás banderas rojas, serás consciente de las mochilas emocionales y gestionarás las heridas y las expectativas. ❤ Atenderás a las grietas: cómo gestionar las crisis de pareja. ❤ Cuidarás y consolidarás la relación; qué hacer cuando nos desalineamos. ❤ Aprenderás la buena gestión de una ruptura. SI SIGUES CREYENDO EN EL AMOR, ESTE LIBRO ES PARA TI.

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Seitenzahl: 243

Veröffentlichungsjahr: 2025

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Índice

PORTADILLA

INTRODUCCIÓN

1. PREPARANDO EL TERRENO: CONCEPTOS E IDEAS

2. LOS PILARES DE MI CASA: TRABAJANDO EL YO

3. LOS MATERIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN: QUÉ PUEDE APORTAR LA PAREJA

4. MUROS EXTERIORES, INTERIORES Y TEJADO: QUÉ NECESITAMOS PARA QUE NUESTRA RELACIÓN SEA SÓLIDA

5. LOS ACABADOS DE LA CASA: LOS DETALLES IMPORTAN

6. ATENDER A LAS GRIETAS: LAS CRISIS DE PAREJA

7. EN CASO DE MUDANZA: LA BUENA GESTIÓN

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

© del texto: Verónica Portillo, 2025.

© de esta edición: RBA Libros y Publicaciones, S. L. U., 2025.

Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: febrero de 2025.

OBDO440

ISBN: 978-84-1098-148-5

Composición digital: www.acatia.es

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). Todos los derechos reservados.

PARA NELSON

PARA MI PERSONA FAVORITA PARA TI, QUE CREES EN EL AMOR

INTRODUCCIÓN

Este es un libro sobre afectos. En un momento social en el que todo es veloz y efímero, el cariño y los mimos, que necesitan espacio y tiempo para crecer, apenas tienen lugar. Muchas personas añoran las relaciones de amor sólido, pero el miedo social que existe a los vínculos de intimidad y el cúmulo de experiencias personales que lo refuerzan hacen que no nos estemos atreviendo a construir juntos. Y yo, que creo en el amor y he tenido la oportunidad de escribir sobre ello, he querido reivindicar que aún hay esperanza.

Por esta razón, tienes en tus manos una guía de buenas prácticas. Mi objetivo es que, cuando llegues al final del libro, sientas que has vuelto a lo esencial, a todo lo que está en la base de las relaciones sanas y bonitas. Las relaciones son complejas, pero el buen amor es fácil y sencillo.

Antes de entrar en materia, me gustaría contarte algunas cosas relacionadas con el libro que creo que aportan contexto.

Los nombres de los capítulos hacen referencia a la construcción de una casa porque espero que pienses en una relación de pareja como tu hogar, como tu sitio cálido y seguro.

El libro tiene siete capítulos, pero tiene dos partes diferenciadas: el primer capítulo, que aborda conceptos y reflexiona sobre ciertos aspectos relacionados con las relaciones románticas, y los demás capítulos, que tienen un enfoque más práctico y aplicado a las diversas circunstancias que conforman las relaciones.

En este libro apenas hay referencias al sexo, y esta es una decisión totalmente intencional. Aunque el sexo forma parte de la esfera de la intimidad de las personas y las relaciones sexoafectivas y lo contemplo como tal, en esta ocasión he preferido centrarme en otras cuestiones relacionadas con el afecto. Quienes me conocen saben que no es una decisión moralista, sino que parte de la base de que considero que hay muchas lecturas centradas en el sexo y pocas centradas en el papel de la ternura y el mimo en las relaciones de pareja. Por tanto, aquí vas a encontrar una reivindicación de los afectos.

También parto de la base de que el amor es para todo el mundo, y es lo que he intentado expresar en el texto. Lo vivimos en formas infinitas y por eso creo que merecemos cultivar buenos amores, sanos, bonitos y enriquecedores a lo largo de la vida.

Al tratar los temas de forma generalizada, la unicidad de las relaciones queda en muchos casos en un segundo plano. Por este motivo te recomiendo que, de todos los asuntos que abordaremos, te quedes con las herramientas que a ti te sirvan. Quizás las demás te sirvan en otro momento, o tal vez no las necesites a lo largo de tu vida. Hazte el libro tuyo, porque es para ti. 😀

Verás que durante el texto hago referencia a distintos tipos de relaciones, aunque más de una vez utilizaré el término «pareja» o «compañero» como un genérico. Quiero que sepas que todos los modelos relacionales son bienvenidos aquí y, aunque cada uno tiene sus particularidades, los fundamentos de cualquier relación sana son comunes.

También verás que utilizo el masculino genérico para ajustarme al libro de estilo de RBA. Mientras lees, por favor, piensa en todas, todes y todos, tal como lo he hecho yo mientras escribía. 💛

Muchas gracias por leer este manual, espero que disfrutes de la lectura y que te sirva para regresar a lo esencial.

1

PREPARANDO EL TERRENO: CONCEPTOS E IDEAS

Hace unos meses me encontré con una buena amiga que estaba conociendo a alguien desde hacía muy poquito. Llevábamos un tiempo sin vernos, así que tomamos un café y nos pusimos al día.

—Me tiene como encantada, en las nubes, hacía mucho que no sentía esto por una chica. Todo lo que pasa entre nosotras parece de peli, ya la quiero, ¡a veces pienso que va a ser mi futura mujer!

Unas semanas después volvimos a vernos y su discurso era un pelín distinto:

—Las cosas no fueron a más. Empecé a darme cuenta de que no encajábamos en muchas cosas, tuvimos varios conflictos y me asustó lo rápido que estaba yendo todo. Preferí decírselo y dejar de tener citas, pero ella sigue insistiendo... Quiere que nos demos otra oportunidad, dice que está hecha polvo y yo me siento fatal cada vez que hablamos... Pero es que no lo veo.

Pese a haber decidido parar, mi amiga también se sentía muy triste, cansada y enfadada por cómo habían ido las cosas. ¿Qué había pasado? En un rato lo retomaremos.

Los seres humanos somos animales sociales y, por este motivo, las relaciones interpersonales conforman una de las esferas más importantes y complejas de nuestra vida. Los vínculos con los demás participan en la construcción de nuestra identidad individual y colectiva, influyen en nuestra autoestima, nos conectan con nuestros sentimientos, nos aportan alegrías y, de vez en cuando, también dolores. Aunque algunas personas sean más sociales y otras más solitarias, todos somos interdependientes.

Los vínculos sexoafectivos tienen particularidades que los colocan en un lugar muy específico de nuestra vida. No me malinterpretes, cuento con que las relaciones familiares y de amistad también son especiales, solo que sus estructuras son diferentes en algunos aspectos.

En este capítulo vamos a explorar varios conceptos e ideas vinculados a las relaciones románticas, para empezar a distinguir todos los matices que las hacen únicas en nuestra vida.

¡Vamos allá!

TRES CONCEPTOS INTERRELACIONADOS

Aunque conozcamos infinitas historias, más o menos bonitas, reales y ficticias, de conexión romántica entre seres humanos, no es tan fácil que esto ocurra. No nos pasa con cualquiera ni todos los días. Que alguien te guste y que a la vez le gustes tú, que estéis en un momento vital parecido y que exista afinidad entre ambos conlleva una parte de azar importante. Si además hablamos de crear relaciones sólidas, al azar y a la afinidad tendremos que sumarles la voluntad de construir un proyecto de vida conjunto.

Cuando existe atracción entre dos personas, las hormonas sexuales y el aumento de cortisol nos llevan a sentir una conexión mutua rápidamente. En ese momento no razonamos como habitualmente, lo que nos lleva a sentir enseguida que «estamos hechos el uno para el otro», y a descubrirnos con la fascinación de quien encuentra un tesoro. De repente, sentimos que todas las piezas encajan a la perfección, imaginamos nuestro futuro con esa persona y solo tenemos ganas de hacer crecer ese sentimiento.

En cierta forma, nuestro cerebro nos «engaña» al generar una sensación de conexión emocional con el otro, por eso es tan importante tener presente que, al principio, casi todo lo que creemos saber del otro son proyecciones nuestras. Por norma general, reflejamos en quien nos gusta todo lo que deseamos en una pareja. ¿Que me gustan las parejas atentas y detallistas? Pues resulta que he dado con la persona más atenta del planeta. ¿Que para mí es muy importante que compartamos las mismas pasiones y el mismo proyecto de vida? He conocido a esta persona que, casi mágicamente, me va como anillo al dedo. Esto puede que sea así o puede que no, pero en cualquier caso habrá que ir viéndolo, porque la realidad es que todavía no nos conocemos tan bien como parece, y para ello vamos a necesitar tiempo material.

¿Recuerdas esos mapas que hay en algunos puntos de las ciudades con un punto rojo y el mensaje «usted está aquí»? Pues ahora mismo estás en el flechazo inicial. 😀 Procura disfrutar del viaje y dejarte llevar, ¡solo que con (al menos) un pie en la tierra!

Me gustaría que tuvieras presente que cualquier cosa que percibas en este momento tiene más que ver contigo que con el otro. Aún no ha habido tiempo para el conocimiento profundo y, por tanto, ni tú ni la otra persona podéis saber aún si querréis compartir una vida juntas.

Además, estamos en la etapa de la seducción y estamos mostrando nuestras mejores cartas, porque queremos gustar. Todo lo demás (y ojo, no tiene por qué ser negativo, me refiero a lo que supone compartir nuestra vida cotidiana con otra persona) necesita tiempo y espacio para que surja y sea visto.

Estos dos factores nos llevan a percibir a la persona que nos gusta como la pareja ideal, por eso podemos llegar a sentir que amamos y queremos compartir nuestra vida con el otro. El sesgo de confirmación, que hace que prestemos atención a todo lo que nos encaja de la posible futura pareja y lo prioricemos sobre los aspectos que tal vez no nos encajan tanto, hará el resto... Así que la probabilidad de idealizarlo es muy alta.

Pero, como te contaba, esta primera etapa dura muy poco y no siempre va a más. En función de lo que ocurra al inicio, del momento vital «real» de ambas personas y de muchos otros factores que están fuera de nuestro control, puede que ese interés mutuo se mantenga y pase a convertirse en enamoramiento, o tal vez no y la historia termine ahí. Lo segundo fue lo que le había pasado a mi amiga.

El enamoramiento se produce por una reacción neuroquímica intensa que nos predispone a vincularnos con la persona que percibimos como nuestro compañera; entre otros procesos, se da una liberación de serotonina, dopamina y norepinefrina en nuestro cuerpo, que son tres neurotransmisores relacionados con el sistema de recompensa de nuestro cerebro, y son responsables de las mariposas en el estómago, el escalofrío en la espina dorsal al sentirnos cerca, la sensación de bienestar, las ganas de vernos y tocarnos, el apego emocional... Lo que sentimos, en definitiva, es ansiedad a la que culturalmente hemos atribuido una connotación romántica que nos permite experimentarla de manera más o menos agradable. ¡Y está muy bien! Es un momento muy especial y muy chulo.

Antes de seguir, te cuento otra cosa. Existen tres pilares básicos en una relación de pareja: el eros, la philia y el agapé. El eros es el amor pasional, el deseo de fusionarnos con el otro, la atracción mutua que sentimos. La philia es el amor íntimo, cuánto nos conocemos y en qué medida nos comprendemos realmente. El agapé es el amor desde el compromiso y los cuidados, la voluntad de que la pareja esté bien, el deseo de participar para que nuestro compañero se sienta a gusto. Estos pilares van construyéndose a lo largo de la relación y son fundamentales para que tengamos una vida en pareja que sea fácil y bonita.

En el enamoramiento hay un eros grande, y una philia y un agapé todavía por desarrollar. Pese a lo que nos han contado las películas románticas, la fase del enamoramiento no es eterna, así que hay que utilizarla sabiamente, porque equivale a la oportunidad. Cuando dos personas avanzan juntas en el tiempo, existe compatibilidad real entre ellas y aprovechan este deseo de fusión para construir la philia y el agapé, es ahí cuando empieza el amor.

Conforme se construye el amor, los tres pilares se equilibran: la pasión se suaviza, mientras que la intimidad y el compromiso pasan a ocupar más espacio. A nivel cerebral, el amor está relacionado con la oxitocina y la vasopresina, neurotransmisores ligados al afecto, el apego, la seguridad y la relajación. En esta etapa, la pareja se convierte en un equipo y el vínculo ayuda a crecer, a llegar más lejos juntos.

Como ves, llegar a este punto con alguien no es tan fácil como enamorarse y encajar de manera espontánea. El amor no se encuentra ni aparece por arte de magia, el amor se construye. Y como esta aventura requiere de mucha energía y cuidado, te recomiendo que elijas sabiamente a tu compañero de equipo.

RELACIONES Y CASI-ALGOS

Cuando dos personas son compatibles y están en puntos vitales parecidos buscando algo similar, es probable que el vínculo se desarrolle más fácilmente durante el enamoramiento. Pero ¿qué pasa si una persona está emocionalmente disponible para empezar a construir, mientras que la otra tiene otros planes?

En nuestra cultura todavía impera el amor romántico. Con esto me refiero a todos los mitos relacionados con el amor que nos influyen en la interpretación que las personas hacemos de las relaciones. Iremos identificando muchos de ellos durante la lectura, pero ahora quiero que nos centremos en uno en concreto: la creencia de que «el amor todo lo puede» y que «las personas cambian por amor».

Hay muchos ejemplos de este mito. Te animo a que pienses en algunos más por tu cuenta. Yo quiero ponerte el de la Bella y la Bestia, una historia en la que Bella es encerrada contra su voluntad junto a la Bestia, tiene que soportar situaciones muy desagradables a lo largo de la historia, pero ¡ah!, al final, gracias a la paciencia de Bella, la Bestia se convierte en su príncipe azul. ¿Cómo te quedas? ¿No te parece esto un síndrome de Estocolmo en toda regla? El cuento nos muestra que «hay que aguantar» porque algún día el otro se convertirá en príncipe y ahí obtendremos nuestro premio; este es el mensaje de fondo que hay en esta historia.

Aunque al ver el relato de esta manera es probable que estemos de acuerdo en que no son términos sanos para empezar a construir una relación de pareja, no te imaginas lo que nos influye esta creencia desde nuestro inconsciente. Te cuento un caso:

Sonia y Aran se conocieron a través de una app de citas. Ambos buscaban cosas diferentes. Mientras que Sonia estaba preparada para construir una relación estable, Aran expresó desde el principio que solo quería un rollete. Tuvieron varias citas y Sonia se dio cuenta de que Aran no encajaba demasiado en sus estándares de pareja, pero decidió quedarse y darle una oportunidad. A medida que iban quedando, Sonia se iba sintiendo peor: cuando se veían conseguían estar muy a gusto, pero al separarse dejaba de haber comunicación y ella cada vez se sentía más descuidada por Aran. Aun así, Sonia se mantuvo a la espera de que Aran cambiara de opinión y la escogiera como pareja, y durante todo el proceso su autoestima se resintió mucho. La historia acabó, porque Aran decidió dejar de quedar con Sonia al ver que ella quería ir a más.

Puede que este relato te resulte familiar, incluso que tú o alguna persona de tu entorno haya vivido una experiencia muy parecida a la de Sonia y Aran. Como ves, detrás de historias como esta, la mayoría de las veces está la creencia de que «el amor todo lo puede».

Vamos a desgranar este caso para analizarlo de la manera más objetiva posible.

Desde el primer momento, Sonia y Aran saben que buscan cosas diferentes. En este caso, Aran tiene sus necesidades afectivas cubiertas porque quiere algo casual; le va bien tener encuentros de vez en cuando sin sentir la responsabilidad de cuidar de Sonia como pareja. Sonia, en cambio, no tiene (ni tendrá) sus necesidades afectivas cubiertas; quiere construir una relación estable en la que cuidar y sentirse cuidada. Entonces, ¿qué hace que Sonia se quede? En gran parte, en su caso es la creencia de que tal vez Aran cambie de opinión más adelante.

Por otro lado, Aran, que no quiere involucrarse en una relación de pareja, cada vez percibe más la incomodidad de Sonia. Y como persona responsable y coherente con sus actos, prefiere decirle a Sonia que es mejor que dejen de verse.

La realidad es que, cuando una persona (en este caso Aran) expresa desde su racionalidad que no quiere tener pareja, lo más común es que se mantenga en su decisión pese a compartir tiempo con alguien (en este caso Sonia) y estar a gusto. Por una parte, tenemos la disponibilidad emocional; si alguien no está abierto a construir un vínculo de pareja, difícilmente va a poder ofrecerle esto a otra persona. Por otro lado, tenemos la elección de la pareja; a veces no es solo sentirse abierto o no a construir una relación, sino con quién. Y esto se tiene en cuenta y se expresa muy pocas veces. Así como todos tenemos derecho a elegir a nuestra pareja (y en el camino encontraremos personas que nos encajen y otras que no), los demás tienen derecho a escogernos o no como potenciales compañeros de vida. Y aunque la manera de gestionar estas situaciones influye muchísimo en cómo vivimos el rechazo, no es agradable para nadie, pero es importante con templarlo como parte del proceso.

Probablemente, algunas personas piensan que, a veces, la persona «menos comprometida» al inicio acaba cambiando de opinión en algún momento. Y es verdad, a veces pasa, pero muy, muy pocas veces. Pongamos que el 95 % de las veces las personas no cambian de opinión, ya sea por su disponibilidad emocional o porque no están convencidas de su relación con esa persona, y hazte la siguiente pregunta: ¿Pondrías tu tiempo, tu esfuerzo y tu energía en una historia que puede que, en algún momento indeterminado, pase a formar parte del 5 % restante? Te corresponde a ti valorar si te compensa.

Cuando elijo quedarme al lado de alguien que no me ofrece lo que yo desearía, corro el riesgo de entrar en una relación desequilibrada, lo que conocemos como no-relación, casi-algo, etc. Son vínculos desiguales que se generan entre dos personas que no están en el mismo momento afectivo o, dicho de otra manera, cuando una desea una relación de pareja y la otra no quiere ese compromiso y no se va a hacer cargo de los cuidados que requieren este tipo de vínculos. En estos casos, cuanto más tiempo pasa, mayor es el malestar y la sensación de carencia afectiva en la persona que sí desea emparejarse, y a la vez más le cuesta marcharse de ahí.

¿Por qué nos ocurre esto?

En líneas generales, te diré que está implicada nuestra mochila emocional (experiencias vitales, aprendizajes inconscientes, miedos, etc.), pero también hay parte de nuestro ego, esa parte que se niega a soltar porque no quiere sentir que ha perdido el juego. Y, curiosamente, con tal de no enfrentarnos a este sentimiento, nuestro ego nos puede llevar a permanecer en la no-relación hasta alcanzar un nivel de desgaste enorme. Créeme cuando te digo que es más saludable tomar la decisión más cuidadosa para nosotros, aunque a veces no sea la que desearíamos.

Te parecería increíble lo que las personas podemos llegar a sostener mediante el autoengaño, por eso es tan importante mirar las situaciones de frente y ser honesto con uno mismo. Permanecer en una no-relación no sale gratis; de hecho, el precio a pagar es muy alto, porque podría afectar mucho a tu autoestima. Si alguna vez te encuentras en esta situación, valora la posibilidad de recoger tus bártulos y salir de ahí, en lugar de mantenerte donde te hacen daño a la espera de que suceda un cambio.

Entonces, ¿qué sucede cuando dos personas no quieren lo mismo? ¿La persona que no se quiere comprometer es «la mala de la historia»? Lo cierto es que no tiene por qué. Puede que ciertas conductas sean menos cuidadosas por parte de esta persona, pero si ha expresado su intención de no vincularse (y, ojo, porque no todo el mundo lo hace, esto es importantísimo) estará actuando en coherencia con sus palabras. En el caso de las personas que no lo expresan o dan señales confusas (no todo el mundo tiene las mismas herramientas a la hora de comunicarse, y no todo el mundo muestra sus intenciones de forma honesta), te animo a que tengas una conversación sobre lo que es importante para ti y observes sus conductas. Las acciones expresan mucho; quedarnos solo con la comunicación verbal sería perdernos gran parte del mensaje, así que procura observar, apreciar y tomar en serio lo que recibes. Es muy posible que tu percepción te esté aportando información relevante, solo tienes que querer mirar.

Veamos otra historia.

Adrià y Núria se conocieron a través de unos amigos, conectaron desde el principio y empezaron a quedar. En aquella época, Núria tenía claro que quería una pareja estable. Desde el principio se lo contó a Adrià, que le dijo que él estaba abierto y que «podían ir viendo». Con el paso del tiempo, Núria se fue involucrando más en la relación, mientras que Adrià se relajó y pasaron a quedar solo cuando Núria lo proponía. Si ella le explicaba cómo se sentía al respecto, él solo decía que estaba ocupado, que últimamente tenía muchas cosas que hacer, y volvían al mismo punto previo a la conversación.

Un día, Núria se cansó y decidió esperar a que Adrià le propusiera una nueva cita; quería que él llevara la iniciativa. Pasaron dos meses antes de que él le escribiera un «¡Oye, cuánto tiempo! ¿Cómo te va todo?» y le contara que seguía «muy liado».

Núria decidió acercarse otra vez. En los siguientes seis meses se vieron cuatro veces más (siempre en función de la disponibilidad de él), hablaron varias veces sobre lo que estaba pasando (siempre porque Núria ponía el tema sobre la mesa) y Adrià se mantuvo en el mismo argumento todo el tiempo. Al final, el tiempo pasaba y pasaba... Hasta que Núria dejó ir la esperanza de volver a la conexión del principio. Aquellos días lloró mucho, pero prefirió despedirse de sus expectativas y seguir adelante.

De nuevo, vamos a ceñirnos a lo que estamos observando. Ambos empiezan muy bien, con ganas de conocerse y energía. Núria expresa desde el principio sus ganas de tener pareja, porque es importante para ella, y Adrià le da una respuesta abierta que ella interpreta como receptividad por parte de él, por eso asume la iniciativa.

Lo que pasa después es una de las muchas posibilidades que pueden darse cuando conocemos a otras personas. A medida que pasa el tiempo, Adrià pierde el interés por Núria, por los motivos que sean (esto no es tan importante como solemos pensar); se relaja, queda con ella cuando se lo ofrece porque pasan buenos ratos juntos, pero ya está. Ya ves que hay una diferencia enorme entre hacer espacio en nuestra agenda para quedar, y quedar en los huecos libres que tenemos.

Núria percibe este relajamiento y tiene la sensación de que ella está invirtiendo mucha más energía que él. Ella ha puesto mucho de su parte para hacer funcionar el vínculo, y ahora le cuesta marcharse, porque siente que perdería, no quiere renunciar. Hasta que, después de varios intentos y varias decepciones, se da cuenta de que Adrià no va a involucrarse como ella querría. En ese momento toma conciencia de la realidad y decide irse.

La decisión que toma Núria es muy difícil, pero en este caso es acertada. Si no me crees, hazte estas dos preguntas: ¿Quieres quedarte con alguien que te está mostrando que lo que te ofrece es menos de lo que tú desearías? ¿Sería el tipo de pareja que querrías?

Intenta tenerte en cuenta y ponerte en el centro de tus decisiones. El otro tiene sus circunstancias, tú las tuyas y sabes qué aspectos son importantes para ti, de modo que está en tu mano priorizarte en caso de incompatibilidad. Es el inicio de la relación; hay implicación, pero muy poco construido. Valora el conjunto y toma las decisiones que necesites.

Todos tenemos derecho a relacionarnos como deseemos, no tiene por qué haber maneras mejores o peores siempre y cuando partamos de un lugar sano, maduro, consciente y honesto. A esto se le llama responsabilidad afectiva.

La mejor manera de construir vínculos horizontales es coincidir con quienes buscan lo mismo. ¿Te apetece una relación larga y estable? Encuentra a alguien que esté abierto a ello. ¿Quieres relaciones sexuales esporádicas sin compromiso? Busca personas a quienes les apetezca lo mismo. ¿Prefieres una relación monógama o no monógama? Intenta exponerlo desde el principio para saber que el modelo relacional del otro es similar al tuyo.

¿De qué manera podemos practicar la responsabilidad afectiva?

Para comenzar, te recomiendo que practiques mucho con la comunicación, tanto hacia dentro como hacia fuera.

Cuanto mejor te conozcas y más te escuches, más fácil te será identificar lo que deseas y necesitas, y al ponerle palabras podrás expresarlo también a los demás. Cuando queremos ir a más, lo responsable es compartirlo con el otro. Cuando no queremos más compromiso, también. Y cuando tenemos dudas o no sabemos hacia dónde queremos ir, lo responsable es que haya una conversación abierta, revisarnos y volver al tema las veces que haga falta. Estas son las mejores maneras de alinearnos con nosotros mismos y con el otro.

Ten las conversaciones que necesites tener, cuando las necesites tener y sobre los temas que sean importantes para ti. Nunca es pronto o tarde, el momento adecuado es cuando sientes que lo necesitas. Si estas charlas te dan miedo, identifica por qué y busca la manera de sentirte seguro. Se puede hablar de todo con respeto y cuidado, y te aseguro que la respuesta de la otra persona, te guste más o menos, te aportará información útil.

Me gustaría que tuvieras muy presente lo siguiente: una persona que esté interesada en ti no se irá de tu lado porque le expliques algo que te preocupa; más bien al contrario, intentará implicarse en hacer lo posible para que estés bien. No es ninguna utopía, es consideración humana. Una persona que se aleja cuando le compartes algo que te importa te está mostrando parte de su gestión emocional en pareja. Puede que sea por su propio bagaje emocional o porque no tiene el interés que desearías en hacer crecer la relación, pero de nuevo pon el foco en ti, en cómo te hace sentir eso.

Y es que uno de los miedos más comunes a la hora de enfrentar ciertas conversaciones es el de que la otra persona se vaya de nuestro lado, y por lo tanto no las enfrentamos. Esto siempre me llama la atención, porque tras estas situaciones hay un autoengaño: «Percibo que esta persona no tiene interés en lo que le voy a proponer y es posible que se aleje; entonces, como no quiero que eso pase, es mejor que no saque la conversación y de esta forma no se irá».

Negar nuestras necesidades afectivas no hará que todo funcione de repente. Tampoco te aportará bienestar en la relación, más bien al contrario. Cuando te pones tú en el centro, está muy claro que ¡esto no es para nada una solución! Si estás en una situación como esta, te animo a mirar de frente a la realidad y pensar en qué es lo mejor para ti. Cuídate siempre.

¿QUÉ ES UN VÍNCULO DE PAREJA?

Si preguntas a las personas de tu entorno qué es para ellas un vínculo de pareja, seguramente todas te responderán algo parecido, pero no exactamente igual. Con los conceptos abstractos ocurre que las personas que comparten una misma cultura tienen una idea común, pero también ponen matices de su cosecha en sus definiciones. Revisar este concepto puede ayudarnos a situarnos, a poner palabras concretas y a saber así a qué nos referimos.

Una relación de pareja implica un vínculo íntimo entre dos personas que mantienen una relación amorosa. Aunque el amor tiene muchas formas, ya te he comentado que el amor de pareja tiene unas particularidades muy especiales, distintas a las relaciones familiares o de amistad.

A lo largo de la historia, se han hecho muchas investigaciones sobre los vínculos y el amor. En general se observa que, cuando una pareja tiene una relación sana, el vínculo tiene beneficios muy potentes. Contar con un compañero de vida puede tener un impacto positivo en la calidad y en la esperanza de vida. Eso sí, para que esto ocurra, la relación debe ser sana y equitativa. Históricamente y en estudios con parejas mujer-hombre, puntúan más en satisfacción los hombres casados que las mujeres casadas. ¿Se te ocurre a qué puede deberse?

Volviendo a nuestra perspectiva de equidad, te cuento que un vínculo de pareja implica la creación de una unidad psicológica compartida entre tu pareja y tú. Vives la vida en equipo y, donde no llegas tú, llega tu compañero. Cuando tu compañero necesita parar, tú arrimas el hombro para continuar. Cuando uno tiene miedo, el otro acompaña y da seguridad, ayudando al otro a ser valiente y atreverse. Das unas cosas y recibes otras a la vez. Podemos encontrar muchísimos ejemplos. La clave no es la paridad absoluta, sino una complementariedad que funcione para ambos y que pueda revisarse cada vez que sea necesario, pero que sea equitativa. Ahí es donde encontramos la horizontalidad real.

Entonces, ¿tener pareja nos condiciona la vida? Por supuesto que sí. No estoy hablando de tener que ceder o hacer renuncias importantes cuando no queremos, pero, al comprometernos con un compañero en una relación, ya no estamos pensando solo por nosotros mismos; pensamos desde el «yo» y pensamos desde el «nosotros».

Tengo que reiterar que trabajar e involucrarse en la relación es cuestión de todas las partes, no solo de una de ellas. Se trata de repartir las responsabilidades, brindar apoyo en las dificultades y compartir los logros; así es como se forman los buenos equipos.