Autobiografía no autorizada - Gaetano Longo - E-Book

Autobiografía no autorizada E-Book

Gaetano Longo

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Beschreibung

La antología poética que recoge este libro es una biografía lírica de quien atesora la experiencia de distintas geografías y distintas lenguas en una experiencia del mundo asumida como una totalidad, contradictoria y amable a la vez, dotada siempre de las más alta expresión poética.

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Seitenzahl: 131

Veröffentlichungsjahr: 2022

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ediciónauspiciada por

el festival internacional de poesía de la habana

y el movimiento poético mundial

Diseño de cubierta: Elisa Vera Grillo

Diseño interior y diagramación: Onelia Silva Martínez

Coordinación editorial: Yanixa Díaz / Katy D’Alfonso / Marlene Alfonso

© Sobre la selección y traducción, Gaetano Longo, 2020

© Colección Sureditores, 2021

ISBN: 9789593023009

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Centro Cultural CubaPoesía

Casa del Alba Cultural

Línea No. 556 esq. a D

El Vedado, 10400 La Habana, Cuba

colección sur

dirigida por alex pausides

   

http//www.cubapoesia.cult.cu

http//www.palabradelmundo.cult.cu

http//www.festivaldepoesiadelahabana.com

[email protected]

VERSOS BARATOS

(2005-2009)

Primeros pasos

Soy el perfecto viajero imperfecto

por el cual cada promesa es una deuda.

Mis vientos fueron equivocaciones y pasiones

que laceraron a menudo mis velas

pero no la curiosidad.

Ungrande pájaro ruso

puso dulcemente mi maleta vacía sobre Berlín del Este

que olía a carbón y a madera quemada

y a versos tropicales

oídos en la penumbra

del restaurante de un hotel

puro estilo socialista.

En París dí mis primeros aletazos

en una pequeña habitación sucia

en Pigalle

donde me hice un hueco en la oreja

con una pluma

y por primera vez

escondí mis ojos al mundo

con unas gafas oscuras.

Durante una breve pausa

escuché la voz profunda de Ginsberg al teléfono

sin tener el valor de abrir la boca,

llenándome sólo de su sonido

y de mi respiración

y desde aquel día

nunca renegué de laPoesía.

En Salamanca

como adiós recibí

de dos australianas locas

una grande puerta de madera

que todavía intento cerrar

y en Copenhagen

me perdí entre los hippys de Christiania

y salí de ahí lleno de colores y humo.

Como un perfecto viajero imperfecto

robé para comer y leer

y mantuve mis velas remendadas

siempre listas

y hasta me hice el que se venía

con muchachas con ojos de peces congelados.

Con un bus peruano

entre bosques sin árboles

y orillas sin mar

llegué a un jardín

que no era encantado

donde manejé un Cadillac del ‘63

del dictador venezolano Pérez Jiménez

y de Buenos Aires quiero sólo recordar

las noches en libertad

los versos de Mario Trejo

y el cigarro siempre encendido

donde el fondo musical

era el mundo maravilloso de Luis Armstrong.

Siempre me acompañan los Reyes Magos y la Bruja

también en mi trabajo

entre chicos problemáticos

y gitanos sin viajes.

Como un perfecto viajero imperfecto

me divido entre un tabaco y un ron

y entre La Habana y Cartagena

voy al abordaje

busco tesoros

y me lleno de ostras y doblones de oro.

Dentro de poco cumpliré 44 años

que es la madurez para un pirata

—casi de retiro, dirían los corsarios más jóvenes—

y si todo anda como dicen las estrellas

continuaré siendo un perfecto viajero imperfecto

por el cual cada promesa es una deuda

que rueda en sus propios sueños

y que conserva su parte mejor

sólo para sí mismo

de manera que los demás

siempre sepan con quién tienen que hacer.

Aprendí solamente que volver

es siempre una broma de marinero,

pero me quedo fiel a mis empeños

entre una ola ligera y una borrasca.

Soy sólo un perfecto viajero imperfecto

con el ojo lleno de huracanes y defectos,

pero que tire la primera piedra

quien es libre de todo pecado.

Levante la mano

quien nunca meó

sobre la tablilla.

El náufrago

Quisiera retirarme sobre una isla desierta

solamente con el mar, arena y sol,

regalándome otra posibilidad,

sin deseos, besos desentonados,

sin citas y últimas modas,

sin noticias buenas o malas.

Quisiera esconderme en una cabaña

cerca de un río salvaje

y pasar el tiempo pescando

enormes peces brillantes

sin apuro, sin teléfono,

sin pálidas paredes.

Pero la soledad de una isla

me pondría triste,

además pescar siempre me aburrió.

Vértigos

Me aterran las flores marchitas

la mirada de un gato que me mira fijo,

los aviones nocturnos,

los amores que se acaban.

Me deprimen las fotos de mi pelo largo,

las cicatrices que el tiempo deja con su paso seguro,

las caras a las cuales no sé dar un nombre.

Me entristece el tabaco que se apaga entre los dedos,

un poema que espera ser entendido,

la mirada de un viejo que vive de recuerdos.

La habilidad más grande

es llegar a evitar todas estas cosas.

Lo que queda viene por sí mismo

desde el alba hasta el ocaso,

sin apuro.

Puntos de llegada con retorno

Estoy acostumbrado a los prodigios.

Todavía estoy aquí

bien vivo

y después de una ausencia de más de veinte años

París es más hermosa y me entristece.

Llegué con una mochila llena de sueños

y vuelvo con todo lo que todavía no llegué a hacer.

Si este no es un prodigio,

¿qué tendría que ser?

Yo todavía estoy aquí

bien vivo

París también

con todas sus Pigalle y Montmartre,

con sus restaurantes turcos y el barrio africano.

Falta sólo mi vieja mochila,

pero cada cosa está siempre en su lugar,

también todo lo que todavía no llegué a hacer.

Breve divina comedia andina

En el Infierno

la guía de Dante

fue Virgilio.

Yo, que obviamente no soy Dante,

aunque tenga una nariz grande,

en el Paraíso peruano

tuve una guía celeste

que se llamaba Julio.

Bajo sus velas,

entre olas de pisco sour y algarrobina,

atravesé los laberintos de Chiclayo y Lambayeque,

las calles de Trujillo,

el polvo de Chan Chan

y el horizonte infinito de Huanchaco.

Bajo su guía atenta

llegué hasta las cimas que rozan a Dios

de Santiago de Chuco,

donde conservo la memoria

de vertigos andinos, té a la coca,

la casa destruída del gran Vallejo

y una poética diarrea.

Acuarelas romanas

Lloran desesperadamente las estatuas

mientras esperan el eterno milagro

de la Primavera.

Sobre los techos romanos duermen las pasiones

al compás sucio de la vida.

Se levantan de noche

bajo la luz de los faroles

y vagan hambrientas

en busca de una presa

y en la luz del día

reposan como gatos bajo el sol.

El Tevere fluye como si nada

pero siempre cuidadoso custodio y heredero

de la memoria de la ciudad

y como un antiguo canto

hace de fondo

al tráfico desfachado

que se mueve sin sentido.

Entre las tumbas antiguas

el hombre se nutre de obsesiones y talismanes

y desde la pupíla corrompida

renace el deseo

de hombres que nadan

en un pentagrama de vagínas excitadas.

La ciudad es un gran acuario

con sus peces exóticos

armados de máquinas fotográficas,

lejos de aquellos barrios marginales

irreales, trágicos y ya desaparecidos.

En Campo de Fiori

pasea el fantasma de Gregory Corso.

Se sienta, toma un trago

de la botella de vino tinto

y recita sus versos callejeros.

Así lo habría visto

si hubiese apuntado mis ojos

hacia aquella dirección.

Así lo hubiera visto

si no hubiese perdido mi tiempo

detrás de faldas ácidas.

Exactamente así habría podido verlo

e imaginar el Poeta mientras pasea

en el aire tibio de la noche romana

rodeado de versos, vino

y la mirada atenta de Giordano Bruno.

El mejor truco de la ciudad

es aquel de creerse eterna.

La puntilla, diciembre de 1991

Para nosotros, siempre.

Había un lugar en la noche tropical

donde la luna acariciaba el agua

donde el malecón se movía lentamente,

donde los grillos cantaban boleros desconocidos.

Estábamos nosotros envueltos en la noche,

unidos en la hierba callada y caliente.

El alba llegó sin hacer ruido

y no permitió a nadie despertarnos

porque la luna, el malecón, los grillos

y aquellos boleros desconocidos

estaban ahí sólo para nosotros, como ahora,

también cuando aquel lugar

que no existe más

nos conserva como la primera vez.

Cuba revisitada

Muchachas impertinentes como mosquitos

rodean a los turistas

bajo la mirada amenazante

de chulos poco profesionales.

Los adivinos dicen

que también este año

el viento hará mover sus cuerpos

entre las olas.

El Malecón tambalea sensualmente

al compás de una vieja radio rusa.

Niños multicolores

se tiran entre las olas

mientras dos mulatas

mueven las caderas desfachatadamente

como ángeles irreales.

Un grupo de muchachos

gesticula con una botella de ron

entre sus garras.

La luz

invade el corazón de la ciudad

de ceniza y mármol.

Los tambores empiezan a gritar

desde lugares misteriosos.

Otra vez llegará la noche tropical

entre ejercicios de supervivencia.

Tropical blues

Todos reunidos sobre el tablero,

acurrucados al propio destino.

Un guapo en camiseta

orinó sobre la escalera blanca de la iglesia

llenándose de pecados y avemarias.

Sin un centavo

el sombrero de la limosna

se cocina bajo el sol

y las flores se marchitan

en el agua sucia de los portales.

Las almas se salvan

con un poco de ron,

unas charlas

y el paso cojeante.

Música y bulla

no llenan los faroles apagados.

Nada de tabacos,

palmas verdes y pedazos rotos de coco.

Sólo el mar

y su voz

que susurra quién sabe qué

en paz.

El tranvía número seis y otros sueños

En la mañana el olor de café con leche caliente

y aquella insoportable radio

encendida por mi abuelo

que disparaba noticias a todo volumen

y que de verdad quisiera oír otra vez.

Mi vestido de mosquetero

con el sombrero negro con plumas

y los bigotes diseñados con carbón

entre pasillos y gritos de niños.

Aquella tarde perezosa entre las sábanas

mirando el reflejo del sol en la ventana

y aquella luz baja y caliente sobre la mesa

que nunca más pude saborear.

El fondo musical del tranvía número seis

que navegando por las calles de las maravillas

anuncuiaba el mundo.

Hoy mi abuelo es sólo un recuerdo,

el vestido de mosquetero no está de moda,

el sol baja hacia otra dirección

y los asientos consumados del tranvía número seis

descansan en una estación apagada.

Todo desapareció,

todo se fue y queda intacto

sólo en este poema.

El hígado de Dios

Fue exomulgado por haber ofendido el hígado de Dios.

Roque Dalton

Nos habían prometido una vida maravillosa,

una autopista ancha y limpia,

sin trampas,

mucho vino y danzas eróticas.

En cambio, huérfanos, nos jugamos todo en coitos aburridos,

historias descoloridas, muertes accidentales

y redenciones de conveniencia.

¿Donde están aquellas promesas?

¿Donde están los que prometieron?

¿Donde estamos hoy nosotros?

Si el que todo sabe y todo crea

se pasa la vida de un bar celeste a otro

¿por que tenemos que pagar por su divina cirrosis hepática?

Elegía de Buffalo Bill

Yo era el héroe perfecto y elegante

con mi barbilla bien cuidada

y el pelo sobre los hombros.

Un verdadero señor en los salones más exclusivos

que se sentía bien

también en los burdeles y en los bares

de la frontera salvaje.

Con el tiempo,

los sueños dejan el lugar a los recuerdos

y la memoria también empieza a tambalear.

¿Donde se metieron mi vaso de noche,

mi reloj de chaleco,

las fotos del circo con los niños,

el chaleco y la escupidera,

el sombrero, el bastón para pasear,

mi fusíil para la caza del bisonte

y las plumas indias?

Me quedan sólo los enemigos

y el olor de su sangre

porque aquellos no envejecen

nunca.

Síndrome del aventurero

Había tomado todo lo que existía en sus tiempos

para poder enloquecer

incluído el sabor del Southern Confort

y la voz negra de Janis Choplin

para dar al todo

un poco de sabor a rock’n roll.

Había dado vuelta a toda Europa

viviendo al día.

Había entrenado grupos de guerrilleros

en los Balcanes

y campesinos indios

en las montañas de Centro América.

Todo lo que quería

era despertarse en la mañana

para poder leer el diario tranquilamente

vivir en paz con todo el mundo

sin muchos problemas.

En fin, soñaba una vida exagerada.

Melancolía de la mariposa

Es reciente el viaje que nunca hice

y es reciente también la vida

que todavía no viví.

He volado sobre la casa destruída

y sin respeto

de Vallejo,

sobre la tumba asesina de Roque Dalton

que no existe,

sobre la estatua invisible de Gastón Baquero,

sobre lugares de desmemorias y vergüenza.

Si me apoyo sobre una flor

no es por romanticismo barato.

Es sólo cansancio

que me acompaña sin una meta.

De repente no me reconozco

porque ahora,

sin alas,

mi vida

es sólo un pasatiempo de los dioses.

Pensando en algo diferente que escribir un poema

Siempre hay un verso que falta

que hace la noche pesada.

Siempre hay un verso barato

que es antídoto para el más allá.

Siempre hay un pedazo de luna que me mira,

pero tal vez es sólo una invención de soñadores y dementes.

Es que a veces no tengo ganas de escribir.

Es que a veces no tengo ganas de pensar.

Es que a veces no tengo ni ganas de resoplar.

No tengo soluciones para proponer

sino el ruído caliente de libros antiguos.

Mejor que un verso

es siempre lo que ahí adentro se puede cantar.

Breve tratado acerca de la pornografía

Las palabras nunca son más vulgares

que la muerte y toda su oscuridad,

que el hambre con sus mil lamentaciones

de un niño abandonado a su destino

sin destino,

de quien dice que una palabra es vulgar

y siempre quiere dar a la verdad del dolor del otro

una máscara de colores.

La muerte es más pornográfica

de lo que puede ser indecente.

Pero la esperanza está siempre alerta

y soñar no cuesta nada.

Si la vida fuera de papel

lo que no va

se podría facilmente borrar.

Vida de artista

El payaso corre y salta,

hace una mueca

hacia el niño de la primera fila,

pone el culo en el agua

y salpica hacia arriba.

Se pasa la lengua sobre los labios

mirando la muchacha linda y disponible

que acompaña al niño.

Cae y se levanta

empujado por un resorte invisible.

Con una reverencia y cuatro saltos

vuelve atrás del escenario

sudado, triste y un poco encorvado.

Sabe que para ganarse realmente el pan

tendrá que dar de comer

a monos y leones.

Educación a la autocrítica

Por primera vez

la rosa ponga de lado

su propia vanidad

y piense un poco en las espinas,

tan malvistas y nunca cantadas.

¿Pero que sería aquella flor

sin los pequeños dientecitos afilados,

pequeños y perfectos,

aquellas flechas que defienden su perfume,

que conservan su alma?

Hoy, por un momento,

que la rosa se ponga de lado

porque sin espinas

sería sólo perfume huérfano,

música que agoniza

sin notas y sin aire.

Time-out

Abandonar el partido

no siempre es signo de cobardía

o de inconsciencia.

No es tampoco un acto inocente

sin consecuencias o dramas.

Abandonar el partido

es encontrarse siempre a la deriva,

es jugar sin barajas y sin adversarios,

es enamorarse de una foto sin colores.

Para abandonar sin riesgo el partido

es siempre mejor

continuar a quedarse en juego.

Una sucia estafa

Cuando el lobo se acercó a la cabaña

al fin del cuento,

se acordó de las palabras de su madre

cuando decía que las hembras

no se tocan ni con una flor.

Entró sin hacer ruído

como sólo un lobo hambriento

sabe hacer.

Vió a Caperucita Roja

envuelta por sus sueños

y por la luz del fuego de la chimenea

y decidió rescribir el final.

En silencio

se quitó su abrigo de piel,

con su lengua lo hizo brillante

y lo apoyó dulcemente