Baños de bosque - Annette Bernjus - E-Book

Baños de bosque E-Book

Annette Bernjus

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Beschreibung

Pasear por el bosque, disfrutar del susurro de las hojas y del verdor de los árboles, dejar de pensar y sumergirse en la calma y la paz de la naturaleza en una época que nos exige estar siempre localizables. Annette Bernjus nos invita a probar una terapia que en Japón forma parte de la medicina preventiva desde hace ya bastante tiempo: el shinrin yoku, o 'bañarse en el aire del bosque'.En diez sencillos pasos describe el camino para reencontrarse consigo mismo, equilibrarse y aislarse de la presión y las prisas del mundo gracias a la naturaleza en su estado puro. Esta terapia te ayudará a reducir tu nivel de estrés, fortalecer tu sistema inmunitario y activar tus poderes autocurativos.

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ANNETTE BERNJUS Anna Cavelius

Baños de bosque

Salud y felicidad con shinrin yoku

Redescubrirse a sí mismo a través

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Colección Espiritualidad

BAÑOS DE BOSQUE

Annette Bernjus y Anna Cavelius

1.ª edición en versión digital: marzo de 2020

Título original: Wald Baden

Traductor: Franziska Dinkelacker

Maquetación: Isabel Also

Corrección: Júlia Canoves

Diseño de cubierta: Isabel Estrada

© 2018, mvg-Verlag, Münchner Verlagsgruppe GmbH, München, Alemania

(Reservados todos los derechos)

© 2020, Ediciones Obelisco, S.L.

(Reservados los derechos para la presente edición)

Edita: Ediciones Obelisco S.L.

Collita, 23-25. Pol. Ind. Molí de la Bastida

08191 Rubí - Barcelona - España

Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23

E-mail: [email protected]

ISBN EPUB: 978-84-9111-586-1

Maquetación ebook: leerendigital.com

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

 

Portada

Baños de bosque

Créditos

¡Salgamos al bosque!

El poder del bosque

Breve relato de un gran amor

El descubrimiento del shinrin yoku

El maravilloso mundo del bosque

Bañarse en el bosque significa abrir los sentidos

Los baños de bosque y tu salud

Los niños: nacidos para sumergirse en el bosque

Diez ingredientes para tu baño de bosque

¿Hay pausa invernal en los baños de bosque?

Ejercicios para tus baños de bosque

Indicaciones para tus baños de bosque

Ritual inicial

Invitaciones para tus sentidos

Invitaciones al movimiento suave

Invitaciones a la atención plena y la meditación

Meditar a través de procesos creativos

Relajar la vista

Invitaciones desde un día hasta un año

Tres invitaciones para todo el año

Acompañar a otros al bosque: convertirse en profesor

Literatura para seguir leyendo

Direcciones

Acerca de las autoras

¡Salgamos al bosque!

Belleza, sombra, un sinfín de tonalidades de verde, aire puro, aromas, tranquilidad, refugio: el bosque es todo esto y mucho más. Es como un mundo paralelo a nuestro ajetreado mundo cotidiano; un mundo lleno de secretos que vale la pena descubrir; un mundo que nos ofrece amparo y seguridad, que nos invita a pequeñas aventuras y en el que residen poderes que sanan nuestro cuerpo, mente y alma o que simplemente nos devuelven la calma.

Y es que no cuesta nada encontrar este mundo paralelo: está a la vuelta de la esquina en un bosque cercano, una arboleda o incluso en el parque de tu barrio. En este libro te invito a aprender a sumergirte en el bosque y transformar tu vida en algo mucho más rico y vivo.

«Mis» baños de bosque, que enseño desde hace muchos años en seminarios, se basan en la terapia japonesa del shinrin yoku, como se denomina allí (véase: «El descubrimiento del shinrin yoku», pág. 15), y en mis propias experiencias. Para mí hay un aspecto esencial: a través de los ejercicios de baños de bosque (o invitaciones, como yo los llamo), la atención plena con la que nos enfrentamos a la naturaleza exterior también se arraiga en nuestra naturaleza interior y de esta manera irradia allí sus efectos de armonía y sanación. Así experimentamos el bosque como un lugar de tranquilidad que nos invita a no hacer nada más que sentarnos, mirar, escuchar, sentir y maravillarnos ante su viva belleza.

Todas las invitaciones y meditaciones que he recopilado en este libro para tus baños forestales han sido probadas repetidas veces y están pensadas para que las pongas en práctica en seguida, con cualquier tiempo y en cualquier estación del año. Al (re)descubrir el bosque también puedes descubrirte a ti mismo, encontrar tu paz interior, agudizar tus sentidos y profundizar en el conocimiento de lo que te hace bien y lo que no. Y todo esto simplemente deambulando tranquilamente por el bosque, con todos los sentidos despiertos, sin prisas ni rumbo fijo. Puedes sumergirte en el bosque solo, con tu mejor amigo o amiga, con tu pareja o incluso con niños, que a menudo han nacido para eso. En este libro te enseño qué puedes hacer durante tu baño forestal, empezando por un ritual inicial o continuar con algo tan sencillo como deambular y desacelerar, detenerse y maravillarse, practicar de manera atenta pequeños ejercicios de meditación, respiración o chi kung y muchos más ejercicios que abrirán tus sentidos.

Déjate inspirar por los ejercicios de este libro y disfruta de tus baños de bosque al máximo, conecta con la naturaleza y hazla tuya. Y ahora: ¡salgamos al bosque!

El poder

del bosque

Quien entre de manera atenta en el bosque experimentará que no puede sustraerse a su magia. No habrá lugar mejor para desconectar y recargar pilas. Experimentar la naturaleza de manera intensiva entrena los sentidos, ejercita la atención plena y sana cuerpo y alma.

Breve relato de un gran amor

Desde siempre, el bosque ha sido un lugar que nos evoca emociones. Hoy lo reconquistamos para nosotros: leemos libros sobre el bosque, abrazamos árboles, meditamos, callamos y nos bañamos en el bosque, a pesar de que nuestras sensaciones y actitudes hacia el bosque han ido cambiando a lo largo de nuestra historia.

Efectivamente, el bosque habita en el subconsciente de los alemanes y de los europeos en general hasta donde alcanza su memoria. Hoy en día la mayoría de las personas vive en ciudades, aun así todos nos hemos criado con mitos y cuentos en los que el bosque es un lugar misterioso, hogar de brujas, hadas, espíritus malignos, enanos, gigantes y otros seres fantásticos. El bosque esconde lugares por descubrir y sucesos má­gicos. A veces, con su naturaleza salvaje e impenetrable es el telón de fondo escalofriante de cuentos como Hansel y Gretel, otras veces, refugio idílico, como en Blancanieves. Los árboles, que a menudo sobreviven a muchas generaciones, arraigados e inamovibles en el mismo lugar, convierten al bosque en un lugar sagrado en el que uno puede entrar en contacto con poderes divinos. En la sociedad preindustrial, los paisajes forestales que rodeaban los pueblos y ciudades proporcionaban además medios de subsistencia vitales como madera, caza y frutos.

Pocos lugares en la naturaleza son tan ricos en matices como el bosque. La literatura y el arte se sirven de este amor tan arraigado por los bosques hasta la actualidad. Y es que en pocos países europeos se ha desarrollado una conciencia tan profunda por las tierras boscosas como en el país de los tataranietos de los germanos.

Hace miles de años, éstos veneraban a los árboles como el aposento de los dioses. Así, la diosa del amor Freya vivía en un tilo, su esposo Thor, en un roble. Un solo árbol, el fresno Yggdrasil, sostenía el mundo entero y unía el cielo, la tierra y el inframundo. En aquel entonces, la gente sencilla llevaba sus ofrendas para los dioses a los sotos y las arboledas para pedirles protección y buenas cosechas. Los celtas también vivían en estrecha relación con el bosque. En su espiritualidad y medicina, los árboles jugaban un papel importante en el que los druidas eran considerados los mediadores entre el bosque y la comunidad humana.

Con la llegada del cristianismo, esta relación llegaría por un tiempo a su fin. Según el Antiguo Testamento, los ídolos estaban prohibidos, así que simplemente se cambió la función de los árboles sagrados.

Un buen ejemplo es el tilo, que en vez de estar consagrado a la fertilidad, a la primavera y al amor, estaría ahora consagrado a la inmaculada Madre de Dios. Algunos misioneros, como Bonifacio en el año 723, decidieron talar santuarios arbóreos como el Roble de Thor o Donareiche en Hesse, Alemania. El bosque en sí, antes un lugar de refugio y protección, fue degradado a hogar de lo maligno, de ladrones y animales salvajes. A partir de entonces, el bosque fue un lugar a evitar, frecuentado sólo hasta sus lindes para recolectar bayas, setas, miel, frutos o leña. Hasta finales del siglo xiv se talaron grandes superficies, y solamente quedó un tercio de Alemania cubierto de bosques. Las tierras más fructíferas se empleaban para el cultivo y los bosques ya sólo persistían en tierras de arena o arcilla pobres en nutrientes, en praderas de valles con mucha agua o en la montaña. Sin embargo, esas superficies forestales constituían la base de supervivencia de las personas que allí vivían, ya que la leña era su única fuente de energía. La madera también suponía un valioso material de construcción para sus casas y el fundamento para múltiples oficios y manufacturas, además de para la minería.

No fue hasta el siglo xix que el bosque experimentó un renacimiento como lugar mitológico. Poetas como Joseph von Eichendorff, coleccionistas de cuentos como los hermanos Grimm o pintores como Caspar David Friedrich descubrieron en el bosque un paisaje de recuerdos que los humanos habían perdido con el avance de la industrialización y la consecuente alienación de la naturaleza. El anhelo de un espacio de descanso, de «una tienda de campaña verde», como escribía von Eichendorff, era inmenso. Con el tiempo, el bosque se convirtió en un preciado destino de excursiones a pesar de que con la creciente demanda de madera de la industria, el bosque también se había convertido en un factor económico. Los árboles talados simplemente se reemplazaban con monocultivos que crecían más rápidamente. Hoy en día, se procura mantener la biodiversidad a través de una economía forestal sostenible y de medidas concretas para la conservación de la natu­raleza.

Siguiendo la concepción del romanticismo alemán, el bosque es la imagen de la belleza y de la inimaginable diversidad de la naturaleza. Son muchas las personas que visitan el bosque con frecuencia, ya sea para pasear, para hacer deporte o simplemente para sumergirse en él, en ese lugar que nos regala tan generosamente sus recursos sanadores y que nos invita a dialogar con la naturaleza, a encontrar nuestras raíces, a abrir nuestro corazón y a dejar volar nuestra mente.

El descubrimiento del shinrin yoku

Desde hace siglos es sabido que las estancias en la naturaleza son beneficiosas para personas estresadas (de la ciudad). Pero desde hace algunos años, esta suposición también se estudia desde un punto de vista científico y se está demostrando que el contacto con la naturaleza tiene efectos positivos en nuestro bienestar físico, emocional y mental. Algunas de las pruebas más fascinantes sobre los beneficios para la salud de estancias en la naturaleza provienen de Japón. La historia tiene su origen en el Akasawa Natural Recreational Forest, el Bosque Recreativo Natural de Akasawa, cerca de la ciudad de Agematsu, en la isla principal de Honshu en Japón. Es uno de los tres bosques más hermosos de Japón y se considera la cuna del shinrin yoku, que literalmente significa «bañarse en el aire del bosque». El parque natural de Akasawa cuenta con un inmenso bosque de cipreses con algunos ejemplares de más de trescientos años.

En el año 1970, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón lo acreditó como primer «bosque natural de descanso» y desde el año 1982 se celebran allí eventos forestales nacionales. Cada año, aproximadamente cien mil personas se bañan en este bosque con efectos sanadores y siguen uno de los senderos shinrin yoku. El sendero más corto se extiende algo más de 1,5 kilómetros, el más largo invita a deambular por un trayecto de 3,5 kilómetros y a detenerse una y otra vez para absorber con todos los sentidos lo que uno puede ver, oír, oler y sentir. Las raíces enredadas, el canto de los pájaros, el aroma del bosque, la corteza de los árboles… Allí uno se siente como un buceador en el fondo del mar, ya sea a pie o sentado. El aquí y ahora lo es todo y sólo se percibe lo que es.

Un centro terapéutico con asesoramiento sobre medicina forestal y un centro de información forestal completan la oferta terapéutica del bosque sanador. Hoy en día, existen más de 60 bosques como éste en Japón. La terapia forestal basada en el shinrin yoku forma ahora parte integrante de la medicina preventiva en Japón y Corea del Sur.

Entre los años 2004 y 2007, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón ha iniciado un programa de investigación que estudia el efecto terapéutico de los bosques en la salud humana desde un punto de vista científico. Los resultados han sido impresionantes (véase: «Los baños de bosque y tu salud», pág. 39).

Uno de los investigadores japoneses más relevantes del shinrin yoku es el doctor Qing Li, profesor en la Nippon Medical School de Tokio y presidente de la Japanese Society of Forest Medicine, la Sociedad Japonesa de Medicina Forestal (forest-medicine.com/epage01.html [en inglés]). Ha publicado numerosos estudios que avalan los efectos positivos de los baños forestales en la psique, en la percepción del estrés y en el sistema inmunitario. Demostró en particular la eficacia de los baños regulares de bosque como medida preventiva para los trastornos relacionados con el estrés tales como trastornos cardiovascu­lares o metabólicos, enfermedades de autoinmunidad y cáncer. Así mismo, personas que padecen cualquier tipo de enfermedad necesitan menos analgésicos cuando tienen la posibilidad de salir al bosque. Los baños de bosque también ayudan a pacientes con depresión, en ellos también se ve reducida la necesidad de medicamentos. Quien pasa más tiempo observando la naturaleza tiene menos dolor de cabeza. A los niños que más naturaleza tienen delante de su ventana les es más fácil asimilar información. Lo bueno de todo eso es que en cualquier momento cada uno de nosotros puede usar el poder del bosque de una manera consciente y sacar beneficio de él.

BAÑOS DE BOSQUE

¡MUCHO MÁS QUE UN SIMPLE PASEO!

Shinrin yoku proviene del japonés y viene a significar «bañarse en el aire del bosque». Esta práctica natural procedente del archipiélago nipón tiene como objetivo la reducción del estrés y el incremento general del bienestar.

La idea de «bañarse» no significa literalmente meterse en un lago o arroyo en medio de un bosque, sino más bien que te sumerjas en la naturaleza del bosque con sus árboles, arbustos, musgos, aromas y sonidos. Aquí, el camino es la meta.

Deambula de manera atenta y no intencionada por el bosque, fúndete con el ambiente del bosque y colecciona así cada vez más impresiones sensoriales.

Si quieres, puedes detenerte en algún que otro lugar y abrir aún más tus sentidos.

Puedes bañarte en el bosque tú solo, con otra persona, con tus hijos o incluso con un grupo de personas.

Los ejercicios de este libro te ayudarán a vivir tus baños de bosque de una manera consciente, a meditar, a profundizar en tu atención plena y a encontrarte contigo mismo.

¡Los baños de bosque son tu relación con la naturaleza!

El maravilloso mundo del bosque

Nuestros bosques son un espacio vital para muchos animales y plantas, un regulador del clima de nuestro planeta, un tesoro, un parque de aventuras, un proveedor de madera, y además dan trabajo a millones de personas. Cada bosque es en sí un sistema ecológico complejo en el que todos y cada uno de los factores están conectados entre sí formando una enmarañada red de causas y efectos. Empleando la luz del sol, las plantas verdes convierten el monóxido de carbono, el agua y nutrientes del suelo en sustancias orgánicas, creciendo y dando así alimento a otros seres vivos. En cadenas alimenticias complejas, la sustancia viva se vuelve a desintegrar en organismos cada vez más pequeños hasta finalmente volver a convertirse en nutrientes para las plantas en el suelo.

El bosque es un mundo mágico en sí. Irradia calma, pero a la vez rebosa vida. ¿Pero en qué contexto un bosque se considera un bosque?

SABER MÁS SOBRE EL BOSQUE

Nuestro planeta azul también es un planeta verde: está cubierto por cuatro mil millones de hectáreas forestales, casi un tercio de la superficie mundial. Casi un tercio de la superficie de Alemania está cubierto de bosques. En España esa cifra es aún mayor, aproximadamente la mitad de la superficie está cubierta por bosques, lo que convierte a España en uno de los países más arbolados de Europa.

Aproximadamente dos tercios de los 1,6 millones de especies de animales, plantas y hongos que existen en el mundo viven en bosques. Ningún otro biotopo cuenta con tal diversidad de especies.

Según la ley federal de bosques de Alemania, un bosque es una superficie cubierta de árboles en la que se incluyen caminos, claros y prados. En cambio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sólo habla de bosque cuando los árboles adultos tienen al menos cinco metros de altura y cuando sus coronas cubren una décima parte de la superficie. Para un biólogo, un bosque tiene que estar densamente arbolado, de manera que se pueda desarrollar en su interior el típico clima forestal, es decir, un clima sin las grandes oscilaciones de temperatura que hay fuera y con más penumbra y humedad. En todo el mundo crecen bosques y ninguno es como los demás, todos se han adaptado a su entorno. Así, podemos encontrar selvas tropicales, bosques caducifolios, bosques de coníferas o frondosos bosques mixtos.