Breve historia del ejército en la Antigua Grecia - Mª Isabel Menchero Hernández - E-Book

Breve historia del ejército en la Antigua Grecia E-Book

Mª Isabel Menchero Hernández

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El ejército griego en la antigua Grecia es uno de los elementos más importantes para entender la historia militar en la antigüedad clásica y por lo tanto, los hechos históricos, políticos y sociales que acontecieron en este periodo. En Breve historia del ejército en la Antigua Grecia, encontrará la explicación de cómo la historia militar griega hizo de sí misma un gran instrumento de conquista. El ejército griego ha sido caso de estudio por diferentes investigadores a lo largo de los siglos puesto que es uno de los ejércitos más importantes de la antigüedad. Sin embargo, la sombra del ejército romano y de Roma en general, lo ha dejado en un escalón inferior dentro de lo que son los estudios especializados sobre su ejército. Gracias a documentos antiguos, como la Odisea, se puede hacer una revisión del concepto de ejército griego y cómo evolucionó a través de las necesidades que las diferentes guerras y batallas provocaron en su seno. Descubra la historia del ejército griego antiguo a través de sus guerras más importantes como las Médicas o la Guerra del Peloponeso, sus generales más famosos como Alejandro Magno, clave para entender el desarrollo y evolución del ejército en el siglo IV a. C., sus fuerzas militares más devastadoras como los espartanos, los atenienses y el Batallón Sagrado de Tebas. En esta obra se explica de manera pormenorizada la evolución de uno de los ejércitos más importantes de la antigüedad clásica, haciendo hincapié en las diferentes estrategias, tácticas y armamentos utilizados durante las batallas

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BREVE HISTORIA DEL EJÉRCITO EN LAANTIGUAGRECIA

BREVE HISTORIA DEL EJÉRCITO EN LAANTIGUAGRECIA

María Isabel Menchero Hernández

Colección:Breve Historia

www.brevehistoria.com

Título:Breve historia del ejército en la Antigua Grecia.

Autor:© María Isabel Menchero Hernández

Copyright de la presente edición:© 2023 Ediciones Nowtilus, S. L.

Camino de los Vinateros 40, local 90, 28030 Madrid

www.nowtilus.com

Elaboración de textos:Santos Rodríguez

Diseño y realización de cubierta: ExGaudia, Asociación Cultural

Imagen de portada: Lécito de figuras negras (550-525 a. C.) fabricado en terracota. Representa a hoplitas luchando, portando casco, coraza, cnémides de bronce, escudo y lanza. Museo de Arqueología Griega de Ure (Reino Unido).

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjasea CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com;91 702 19 70 / 93 272 04 47).

ISBN edición digital:978-84-1305-409-4

Fecha de edición:noviembre 2023

Para mis padres, para mi hermano y para Marco.

Para Tamy, Vicky, Xaqueline y Ximena, mis mejores amigas.

 Y para mi marido, mi luz en la oscuridad,

Índice
1. Introducción
El origen del ejército griego
2. Evolución y desarrollo del ejército griego
Hoplitas: Atenienses, Espartanos y Macedonios
Hoplitas
La panoplia hoplita
La Falange Macedónica
Caballería
La caballería de Beocia
La caballería de Macedonia
Batallón Sagrado de Tebas
Las reformas de Ifícrates
3. La influencia de la literatura homérica en nuestra forma de contemplar el ejército griego
4. El ejército va de la mano de la política. Grandes generales que también fueron políticos
5. Esparta contra Persia. Las guerras médicas
La primera guerra médica
La Batalla de Maratón
La segunda guerra médica
La batalla de las Termópilas
La batalla de Salamina
La Batalla de Platea
La batalla de Mícala
La tercera guerra médica
6. Esparta contra Atenas. La guerra del Peloponeso
La guerra arquidámica
Final de la primera fase
La paz de Nicias
La expedición a Sicilia
La guerra jónico-decélica: la capitulación de Atenas
El fin de la guerra
7. Los espartanos: una fuerza militar devastadora
8. El padre contra el hijo: Filipo de Macedonia contra Alejandro Magno
Filipo II de Macedonia
Alejandro Magno y la expansión del imperio de Macedonia
El gobierno de los diádocos
9. Alejandro Magno en Egipto
10. La mujer guerrera: las amazonas
11. Estructuras militares: campamentos y poliorcética griega
Estructura del campamento militar griego
Sistemas defensivos y de vigilancia de los campamentos griegos
Estructura interna de los campamentos griegos
Las tiendas de campañas griegas
Poliorcética
El gastraphetes
El chalcotonon
El aerotonon
Catapulta de repetición de Dionisio de Alejandría
La torre de asedio
El ariete
La tortuga
El trépano
El tolleno
La sambuca
12. Los barcos, la mayor potencia de los griegos. El ejército naval
Trirremes
Espolón
Catapulta
Garfio
Proyectiles incendiarios
Tácticas de combate
13. La llegada de Roma
El ejército romano durante la monarquía
El ejército romano en la época de la República
El ejército durante la época imperial
Las unidades auxiliares romanas
Táctica de combate y poliorcética romana
Campamentos romanos
Anexo
Bibliografía

1

Introducción

El ejército griego ha sido caso de estudio para diferentes investigadores a lo largo de los siglos, puesto que es uno de los ejércitos más importantes de la antigüedad. Sin embargo, la sombra del ejército romano y de Roma en general, lo ha situado en un escalón inferior dentro de lo que son los estudios pormenorizados sobre el tema. Gracias a los documentos antiguos, como es el caso de la Ilíada o la Odisea, se puede hacer una revisión del concepto de ejército griego y cómo ha ido evolucionando a través de las necesidades que las diferentes guerras y batallas han suscitado en el seno del ejército griego. Es por ello que en este manuscrito se encontrará la creación del ejército griego como tal en época arcaica hasta su evolución en época helenística pero de una manera divulgativa, haciendo hincapié en los aspectos menos conocidos por el gran público como son el armamento, las estrategias, la caballería, los hoplitas, los espartanos, los macedonios, e incluso las amazonas.

Para hacer que el lector sea consciente de todos los cambios producidos en el seno del ejército griego, se hablará de las guerras más importantes como las Médicas o la Guerra del Peloponeso, claves para el desarrollo de los griegos frente a sus enemigos persas e incluso entre ellos, puesto que la guerra del Peloponeso enfrentó a espartanos y a atenienses. Es importante recalcar que no existe un ejército griego como tal, puesto que la Hélade es muy compleja a la hora de establecer quién era griego y quién no, así como el sentimiento de identidad de cada uno de los pueblos que la conformaban. Es por ello que se intentará explicar a través de diferentes elementos gráficos y del imaginario popular, como es el caso de películas, cómo se diferenciaba cada uno de los sujetos que conformaban el núcleo del ejército: espartanos, atenienses, macedonios, tracios, etc.

Gracias a la literatura antigua como la Odisea, podemos encontrar los conceptos que hacen del ejército griego antiguo algo único en su especie y cómo han llegado hasta nuestros días las ideas propias de aquellos que lo conformaron.

Por otro lado, se hará especial hincapié en Filipo de Macedonia y su hijo, Alejandro Magno, figuras claves para entender el desarrollo y evolución del ejército griego en el siglo IV a. C. Además, se hablará de los diferentes elementos que introdujeron a su paso gracias a las distintas culturas contra las que batallaron, como la caballería acorazada que utilizó Alejandro Magno contra los persas o incluso el uso de elefantes para acabar con sus enemigos, todo ello tomado de otros ámbitos lejanos al griego. Por supuesto, se hablará de cómo fue su entrada en Egipto y lo que supuso todo el compendio de política militar para el establecimiento de nuevas bases en el seno del ejército griego.

Por su parte, se hablará específicamente de las amazonas, ya que es importante resaltar su importancia aunque no formaran parte como tal del ejército griego antiguo, si bien pertenecen al imaginario popular. La mujer guerrera también ocupaba un espacio importante en el mundo griego y es por ello que se va a analizar en este libro.

Por otro lado, se mencionarán las estructuras campamentales así como la poliorcética que utilizaron los griegos en el campo de batalla, incluso la fuerza naval, importante a la hora de concentrar las fuerzas militares a través del mar. Todo esto conforma la base de lo que utilizará Roma para llegar a ser lo que fue. Sin comprender a los griegos, no se puede entender a los romanos.

EL ORIGEN DEL EJÉRCITO GRIEGO

Existe una tierra en mitad de las aguas vinosas: es Creta su nombre, bien hermosa y fecunda, cercada de olas. Noventa son allí las ciudades con razas sin número y lenguas muy diversas en gran mescolanza.

Homero, Odisea XIX, 171-175.

El origen del ejército griego se encuentra en la civilización minoica. Creta se consideró en la antigüedad como el lugar bendecido por los dioses. Sin embargo, aunque Homero la nombra como la tierra de las cien ciudades –ekatómpolis–, fue una civilización que cayó pronto dejando pocos vestigios de lo que llegó a ser. Según Heródoto el rey Minos llegó a ser el dominador del Egeo, mientras que por su parte Tucídides cuenta que este mismo monarca pudo conseguir que los piratas no invadieran el mar por aquella área. Se la denominó como la primera civilización europea. Dicha cultura se caracterizó por comerciar con diferentes sociedades del entorno del Mediterráneo. El periodo de mayor esplendor de la civilización minoica fue el periodo palacial, comprendido aproximadamente entre los años 1900 a. C. y 1450 a. C., conocido así por las construcciones palaciales desde donde los monarcas de Creta ejercían sus labores. También eran los centros económicos, sociales, administrativos y religiosos. En el terreno militar, la civilización minoica cuenta con pocos testimonios que hablen de ello, por lo que se pensó en un primer momento que era una civilización pacífica que no necesitaba de un ejército para defenderse de otras sociedades. Sin embargo, Homero dice todo lo contrario en sus obras, además de que se cuenta con el fresco conocido con el nombre de La Flotilla o Procesión de Barcos, fechado en el año 1600 a. C., donde se representa a una flota de barcos, probablemente refiriéndose a un ámbito militar o procesional-festivo.

Fresco de La Flotilla o Procesión de los barcos, encontrado en la Casa del Oeste del yacimiento arqueológico de Acrotiri, la antigua Tera, ubicada en la isla de Santorini. Se observa en la parte izquierda del fresco un puerto de salida con un buque insignia, mientras que en la parte derecha se refleja un puerto de llegada. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Sin embargo, aunque no se tenga una certeza total sobre este tema, las últimas investigaciones van aportando más información acerca del ámbito militar del mundo minoico, puesto que siendo una civilización que basaba casi toda su economía en el terreno comercial, se necesitaría una flota que los defendiera del pillaje y de la piratería, entre otros asuntos que tuvieran relación con la organización y la administración de la misma actividad. Probablemente el ejército minoico estaría formado por una infantería armada con lanzas, dagas y espadas largas y cortas hechas en bronce, además de portar escudo y casco también en bronce. Los caudillos montarían carros de guerra y contarían con el apoyo de arqueros.

Lo que llevó al final de esta civilización todavía no se tiene muy claro, aunque hay algunos investigadores que lo relacionan con la erupción del volcán de la isla de Santorini alrededor del 1500 a. C. que provocaría un tsunami que destruiría gran parte de las infraestructuras. En este contexto los griegos micénicos aparecerían para hacerse con el control de la isla de Creta en torno al año 1450 a. C.

De esta manera, la civilización micénica –1600-1200 a. C.–, los famosos aqueos descritos por Homero en sus obras, se impuso sobre los minoicos en todos los ámbitos. Las tablillas micénicas Lineal B se han podido descifrar, dando más información sobre esta sociedad a diferencia de las tablillas Lineal A minoicas que todavía no se han podido traducir. En cuanto a la jerarquía social de los micénicos se sabe gracias a estas tablillas que desde la sala del trono, llamada mégaron, el soberano wanax gobernaba de manera autónoma. El lawagetas era el encargado de las misiones militares, entre otras figuras de la aristocracia. En lo referente a la vida militar, se sabe que la panoplia que utilizaban los guerreros micénicos, los cuales debían procurarse su propio armamento, consistía en un armamento ligero para las infanterías de a pie mientras que para las élites guerreras contarían con armaduras compuestas de una túnica de cuero o lino que eran reforzadas por piezas metálicas. Ejemplo de ello es la armadura de Dendra. En lo referente al escudo se encuentran representados en algunos frescos encontrados gracias a la arqueología, por lo que podemos saber su forma, siendo lo más común el escudo-torre, un escudo más tosco con una forma rectangular pero en su extremo superior contaría con una forma redondeada para cubrir el cuerpo del soldado, y el aspis en forma de ocho, también llamado de perfil pinzado, que tenía como su nombre indica forma de número ocho. También contaban con carros de guerra que tenían dos y cuatro ruedas, probablemente utilizados por los caudillos, aunque debido a que el terreno es totalmente irregular en aquellas zonas, se ha pensado que debían ser utilizados en mayor medida en desfiles. Las armas que utilizarían para el cuerpo a cuerpo eran diversas, encontrándose dagas, puñales, lanzas y espadas, incluso jabalinas o puntas de flecha.

El fresco de los delfines del Palacio de Knossos, ubicado en la isla de Creta, datado alrededor del 1450 a. C. Museo del Heraklion.

Aproximadamente entre el siglo XIV y el siglo XII a. C. comenzaría la destrucción de los palacios micénicos que supuso su desaparición. También la aparición de los Pueblos del Mar hizo que muchas civilizaciones cayeran en el mundo mediterráneo. Se cree que estos Pueblos del Mar introdujeron aportaciones militares como un escudo de pequeñas dimensiones. El Vaso de los Guerreros muestra claramente la etapa micénica post-palacial, donde vemos una mujer en duelo o despidiéndose de los guerreros, los cuales marchan en fila portando un escudo y lanzas de pequeño tamaño, con cascos adornados con cuernos y una bolsa que colgaba de la lanza. Tras esta civilización comenzaría la época de la Edad Oscura, de la cual no se tiene ningún tipo de información.

Representación de un aspis en forma de ocho en un fresco hallado en un palacio de la antigua ciudad de Micenas. Estaba hecho en piel bovina quizás sobre una cama de mimbre, teniendo un nervio longitudinal fabricado en madera. Finales de la Edad del Bronce. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

El llamado Vaso de los Guerreros, proveniente del círculo de tumbas A de Micenas, siglo XII a. C. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

2

Evolución y desarrollo del ejército griego

Dicen unos que un ecuestre tropel, la infantería

otros, y esos, que una flota de barcos resulta

lo más bello en la oscura tierra, pero yo digo

que es lo que uno ama.

Y es muy fácil hacerlo comprensible a cualquiera.

Pues aquella que mucho en belleza aventajaba

a todos los humanos, Helena, a su esposo,

un príncipe ilustre,

lo abandonó y marchose navegando hacia Troya,

sin acordarse ni de su hija ni de sus padres

en absoluto, sino que la sedujo Cipris.

…También a mi ahora a mi Anactoria ausente

me has recordado.

Cómo preferiría yo el amable paso de ella

y el claro resplandor de su rostro ver ahora

a los carros de guerra de los lidios en armas

marchando al combate.

Safo de Lesbos, Lo mejor es lo que uno ama.

Como se puede suponer, el mundo bélico de la antigua Grecia está regido por una serie de continuas guerras cuyo objetivo era conseguir la supremacía de la región sobre las otras poleis, como por ejemplo en la guerra del Peloponeso o defenderse de una invasión exterior como en el caso de las guerras médicas. De esta forma, en torno a estas guerras evolucionaron los elementos alrededor de los cuales se conformaba el ejército. Así pues, teniendo en cuenta los aspectos del ejército, se pueden distinguir dos épocas: la época arcaica y la época clásica.

La actividad de guerrear para los antiguos griegos llegó a considerarse una tarea nobilísima entre todas las que podían realizar. Durante la época arcaica, el ejército griego se caracterizó por tener un número de soldados reducido, puesto que solamente estaba formado por ciudadanos, ya que eran los únicos que se podían costear el equipamiento (ellos mismos se lo debían pagar). Normalmente las batallas se basaban en pequeños combates entre las ciudades-estado, nada comparado con lo que pasaría en época clásica con las grandes guerras. En lo referente a armamento era muy poco habitual el uso del arco, puesto que se consideraba un mejor ataque la formación basada en la disposición del soldado delante del enemigo, para estar frente a frente.

En época clásica el ejército evolucionó puesto que la situación social así lo dispuso. Los cambios que se produjeron están caracterizados por el aumento del número de efectivos puesto que la ciudadanía era otorgada a más población, la evolución de las tácticas militares, la aparición del hoplita –cuya característica principal era el uso del escudo redondeado llamado hoplon–, quien combatía en una formación cerrada en la cual los soldados dependían del grupo, denominada falange.

Para poder conocer de una manera general el concepto de la guerra occidental en la antigua Grecia, así como todas las técnicas y estrategias que se crearon alrededor de la misma, hay que remontarse a la época de los palacios micénicos y a la Edad Oscura, periodo que se encuentra datado entre los años 1100 y 800 a. C.

En el siglo VIII a. C. se crearon una serie de comunidades que fueron el origen de la polis griega y, por consiguiente, la actividad militar en la cultura occidental como la conocemos hoy en día. La guerra se realizaba a través de batallas campales más que las grandes batallas que veremos en época clásica, cuyas tácticas estaban cuidadamente pensadas, al igual que contaban con una gran dificultad de ingeniería. En esta época, a la que se remonta el origen de la guerra griega, hay que incidir en el hecho de que ya aparecía una especie de sentimiento patriótico de parte de los griegos para con su polis en concreto, puesto que la ciudad-estado constituía una institución individual, con una autonomía y cada una de ellas contaba con una serie de costumbres. En el siglo VI a. C. el poeta Alceo aborda este asunto del patriotismo diciendo lo siguiente: «lo que hace a la polis no son sus casas bien techadas, ni las piedras de unas murallas bien construidas, ni siquiera los canales o los muelles, sino unos hombres capaces de enfrentarse a los retos planteados». Mientras que por su parte otro poeta, Tirteo, dijo: «porque es hermoso que un valiente muera, caído en las primeras filas, luchando por su patria».

La Edad Oscura, periodo que abarca los siglos VIII y VII a. C., hace que sea complicado entender y conocer los conflictos y el desarrollo evolutivo que tuvo la sociedad griega en todos sus aspectos, puesto que carecemos de documentos que nos aporten datos sobre los mismos. Los escasos datos que se han podido conservar sobre esta época nos informan de que en el campo militar los hoplitas combatían, como se ha dicho anteriormente en la descripción de la época arcaica, frente a frente, de manera muy estática, donde no existían las fuerzas auxiliares, como caballería o arqueros. Simplemente era la infantería pesada contra enemigos de la misma índole. Esto hacía que el combate durara poco tiempo y todos ellos contaban con las mismas características, puesto que normalmente se realizaba la batalla de una manera similar en todos los aspectos; no existía una táctica o una estrategia para cada una de ellas, ya que el combate no lo demandaba.

Los soldados eran educados de manera distinta dependiendo de la polis, aunque entre todas ellas destacan Atenas y Esparta, las más conocidas. En Atenas, los muchachos de 18 años eran integrados en la efebia, que era lo más parecido a lo que hoy conocemos como servicio militar. Este tenía una duración de dos años, donde primaba el aprendizaje en el combate, además de realizar unas «prácticas» en un puesto de guarnición fronterizo, donde podían probar sus conocimientos y habilidades aprendidos durante la formación. Cuando cumplían los 20 años, el Estado podía llamarlos a filas, si hubiera necesidad. De esta forma, el estrategos o jefe de la unidad militar sería el responsable de los soldados a su cargo y era quien los organizaba dependiendo de la especialidad: infantería pesada, infantería ligera y caballería, la cual estaba formada por aristócratas, que eran los únicos capaces de poder mantener a un caballo, siendo alrededor de 1.000 el número de jinetes.

En cuanto a la panoplia que utilizaban los soldados atenienses llevaban como equipamiento principal el escudo u hoplón, lo que les daría la característica para denominarlos como hoplitas. Además, portaban un casco de bronce, coraza, lanza y espada. El escudo protegía completamente la zona izquierda del soldado, mientras que con el brazo derecho blandían la espada o la lanza, más utilizada, la cual medía unos dos metros, aunque más adelante entraremos en detalle sobre este elemento militar, puesto que hay un gran debate acerca de la longitud de la misma.

La manera de combatir del ejército ateniense se basaba en el choque frontal contra el enemigo, puesto que ellos formaban en falange y se protegían con los escudos por el frente y los laterales, usando la lanza como arma a distancia para ir acabando con los soldados enemigos. Si algún soldado de la falange hoplita caía, era sustituido por un soldado de la fila posterior y este por uno de la retaguardia, de manera que no se perdiera la formación. Es por ello que es un trabajo en equipo, en el que si falla uno, fallan todos.

El sentimiento de unidad y compañerismo del que se ha hablado en uno de los anteriores apartados lo transmite Tirteo como un elemento característico de afecto, psicológicamente hablando, que se encontraba en los soldados griegos, siendo la valentía la que se premiaba y se veía como la mejor actitud que podrían mostrar los soldados durante la batalla.

Según la estela hallada en el año 1932 en el santuario de Ares, ubicado en Acarnas, los jóvenes soldados atenienses debían realizar un juramento en el templo de Aglauro, diciendo lo siguiente:

No deshonraré estas sagradas armas, ni abandonaré a su suerte a mi compañero en la línea de batalla. Defenderé tanto los lugares sagrados como los profanos, y a mi descendencia no entregaré una patria mermada sino engrandecida y más poderosa, en la medida que mis compañeros y yo seamos capaces, y obedeceré a los que detenten el poder en cada momento, así como las leyes que se han promulgado y las que se promulguen, y si alguien quisiera abolirlas, no se lo permitiré, en la medida que mis compañeros y yo seamos capaces, y honraré los cultos ancestrales. Mis testigos son los dioses Aglauro, Hestia, Enio, Enialio, Ares y Atenea Areia, Zeus, Talos, Auxo, Hegémone, Heracles, las fronteras de la patria y su trigo, cebada, viñedos, olivos e higueras.

Más que una guerra, a lo que se enfrentaban los hoplitas en el siglo VI a. C., era a una serie de batallas que estaban pensadas como un enfrentamiento único con el enemigo, batallas que eran muy breves puesto que el cansancio hacía mella en ellos. Es por eso que cabe decir que la guerra en esta época estaba especialmente delimitada por una serie de patrones que se debían seguir. No contaban con el pensamiento de conquistar, sino que se trataba más bien de enfrentamientos entre diferentes polis por otros motivos. Aquellos que conseguían la victoria, erigían una estela o un trofeo, para más tarde regresar a sus casas, donde se volverían a dedicar a sus tierras y a sus granjas. No querían largas campañas porque así podrían regresar a su trabajo. El ciudadano libre y que contaba en su propiedad con tierras era el que se merecía el honor y también el prestigio para con su polis.

Los griegos procedentes de las poleis fueron los primeros que combatieron de una manera ordenada, formando un grupo de tropas en las que estaban considerados como iguales, donde el único objetivo era crear una falange fuerte y sin ceder en ningún momento el terreno para que así el enemigo no pudiera infiltrarse en sus filas. La formación cerrada marchaba contra el enemigo cuando se les daba la señal y normalmente se inclinaban hacia la derecha, puesto que seguían los movimientos del extremo derecho. Los soldados se apoyaban en el escudo de su compañero situado a la derecha, por lo que se puede deducir que esta posición implicaba mayor seguridad para los soldados.

Los atenienses, al igual que los espartanos, y al igual que los griegos en general, también contaban con las definiciones de hombre valiente, por ejemplo, el general ateniense Laques (475-418 a. C.), afirmaba que «cualquiera que esté dispuesto a permanecer firme en la fila, a resistir ante el enemigo y a no huir» era para él el hombre valiente griego que se necesitaba.

Por otro lado, en Esparta, conocida por ser un estado militar muy estricto, la disciplina en la educación fue el elemento primordial para alcanzar los objetivos dentro del panorama bélico. Los débiles no eran admitidos en sus filas. El ejército espartano estaba basado en los hoplitas, al igual que el ateniense, pero dirigido con un afán más victorioso, donde el trabajo en equipo basado en una estricta disciplina resultaba primordial para conseguirlo. Se podría decir que el sentido «patriótico» espartano estaba por encima del ego o el éxito personal que podría leerse en la literatura épica, teniendo en cuenta que el patriotismo que conocemos hoy en día no tiene nada que ver con el sentimiento de pertenencia a una ciudad-estado griega. El desempeño de dicha educación, con características inflexibles, se suma a un sistema que se basaba en la ética pero también en el aspecto militar. Es por ello que a cualquiera que se le pregunte por los espartanos contestará que eran una sociedad estricta, basada en las características que se han mencionado anteriormente. Los soldados espartanos son considerados los mejores de la antigüedad griega, de manera general por su férreo control sobre sus habitantes y su disciplina llevada hasta extremos que son impensables hoy en día. Sin embargo, hay que tener cuidado con aquello que se piensa que fue la realidad espartana, puesto que a su alrededor se han creado una serie de mitos que en los últimos años los investigadores han tomado como falsos, ya que no existen pruebas de que se realizara, como por ejemplo, la práctica de abandono de los bebés recién nacidos que eran presentados ante un comité de ancianos que decidían que no eran lo suficientemente fuertes como para llegar a ser espartanos, arrojados al pie del monte Taigeto o en su defecto, abandonados a su suerte en la cima del mismo. Esta práctica la encontramos en Plutarco, pero los restos arqueológicos no han podido confirmar tamaña afirmación, por lo que se cree que es una leyenda negra que se creó alrededor de la figura de los espartanos.

Nacido un hijo, no era dueño el padre de criarle, sino que tomándole en los brazos, le llevaba a un sitio llamado Lesca, donde sentados los más ancianos de la tribu, reconocían al niño, y si era bien formado y robusto, disponían que se le criase repartiéndole una de las nueve mil suertes; mas si le hallaban degenerado y monstruoso, mandaban llevarle a las que se llamaban apotetas o expositorios, lugar profundo junto al Taigeto; como que a un parto no dispuesto desde luego para tener un cuerpo bien formado y sano, por sí y por la ciudad le valía más esto que el vivir.

Plutarco, Vida de Licurgo, XVI.

En lo que concierne a la educación espartana, teniendo en cuenta lo que se dice de la misma en las fuentes como el citado ya Plutarco –todo ello hay que tomarlo con extremo cuidado puesto que no se acerca a la realidad–, se basaba como se ha dicho en la forma física y una salud de hierro, y comenzaba desde el nacimiento hasta que el niño tuviera siete años. Fuera de todo régimen de cariño y amor paternal, los niños eran criados sin pañales y casi sin ropa, para que su cuerpo pudiera adaptarse al frío y al calor cuando fuera necesario sin grandes lujos. Tampoco se les consentía el llanto, ni las rabietas y mucho menos los caprichos. Además, se les acostumbraba a estar en un entorno hostil, en soledad y normalmente a oscuras, para que así no pudieran tener miedo en ningún momento.

Había también en las nodrizas su cuidado y arte particular; de manera que criaban a los niños sin fajas, procurando hacerlos liberales en sus miembros y su figura; fáciles y no melindrosos para ser alimentados; imperturbables en las tinieblas; sin miedo en la soledad, y no incómodos y fastidiosos con sus lloros.

Plutarco, Vida de Licurgo, XVI.

A la edad de siete años se les aislaba del hogar familiar para estar bajo la supervisión del llamado paidónomo, que era un magistrado que estaba al frente de la escuela militar infantil donde los niños permanecían hasta los diecinueve años. En dicha escuela los niños espartanos aprendían a escribir, a leer, a cantar coros de estilo militar, así como a luchar y a combatir, además de disciplinas como el atletismo que les permitía mantenerse en buen estado físico. Sin embargo, el estudio al que hacían más hincapié era el de que Esparta estaba por encima de todo y el de la disciplina, obedecer a sus superiores, que como se ha dicho anteriormente era de lo que se nutría el ejército espartano para tener controlados a sus soldados y que estos fueran un grupo donde no se admitía queja alguna.

En dicha escuela, los niños eran rapados, estaban siempre descalzos, aunque a los doce años se les permitía portar un mantón para estar más tapados, puesto que normalmente estaban desnudos y sucios ya que el hábito del baño se les tenía casi prohibido. En cuanto a la alimentación, esta era bastante escasa para hacer que su cuerpo estuviera acostumbrado a estar bajo situaciones de gran estrés y falta, además de que esto fortalecía el hecho de que pudieran sobrevivir por cuenta propia, robando o realizando algún pillaje. Si se les descubría robando se les aplicaba un castigo oportuno, no por el robo en sí, sino por haber permitido que se les encontrara realizando el hurto. Dormían en un lecho que tenían que hacer ellos mismos hecho de cañas. Cuando cumplían los quince años, ya podían llevar el pelo largo, limpio e incluso perfumado, mientras que desde los veinte hasta los treinta su vida se basaba en permanecer en los barracones militares. En dichos barracones continuaba su entrenamiento militar, que normalmente terminaba a los sesenta años.

Mas a los jóvenes Espartanos no los entregó Licurgo a la enseñanza de ayos comprados o mercenarios, ni aun era permitido a cada uno criar y educar a sus hijos como gustase; sino que él mismo, entregándose de todos a la edad de siete años, los repartió en clases, y haciéndolos compañeros y camaradas, los acostumbró a entretenerse y holgarse juntos. En cada clase puso por cabo de ella al que manifestaba más juicio y era más alentado y corajudo en sus luchas, al cual los otros le tenían respeto, y le obedecían y sufrían sus castigos, siendo aquella una escuela de obediencia. Los más ancianos los veían jugar, y de intento movían entre ellos disputas y riñas, notando así de paso la índole y naturaleza de cada uno en cuanto al valor y perseverar en las luchas. De letras no aprendían más que lo preciso; y toda la educación se dirigía a que fuesen bien mandados, sufridores del trabajo y vencedores en la guerra; por eso, según crecían en edad, crecían también las pruebas, rapándolos hasta la piel, haciéndoles andar descalzos y jugar por lo común desnudos. Cuando ya tenían doce años no gastaban túnica, ni se les daba más que una ropilla para todo el año; así, macilentos y delgados en sus cuerpos, no usaban ni de baños ni de aceites, y sólo algunos días se les permitía disfrutar de este regalo. Dormían juntos en fila y por clases sobre mullido de ramas que ellos mismos traían, rompiendo con la mano sin hierro alguno las puntas de las cañas que se crían a la orilla del Eurotas; y en el invierno echaban también de los que se llaman matalobos, y los mezclaban con las cañas, porque se creía que eran de naturaleza cálida.

Plutarco, Vida de Licurgo, XVI.

Los espartanos, al contrario de lo que cabría pensar, sólo estaban obligados a formar parte del ejército cuando provenían de la clase privilegiada conocida con el nombre de los Iguales, que eran los que componían el cuerpo de los hoplitas. La ley les obligaba a realizar la vida militar y descartar cualquier otra actividad que no tuviera que ver con el ejército.

La clase de los periecos estaba formada por aquellos que tenían un estatus social más bajo puesto que su economía así lo regía. Normalmente eran comerciantes o artesanos, que conformaban la infantería ligera. La última clase social la componían los ilotas, esclavos que podían ser reclutados en caso de que se necesitaran más personas para conformar las unidades de tipo ligero. La necesidad de buscar en otras clases sociales soldados para conformar el ejército pone en sobreaviso de que el principal problema del ejército espartano era que estaba compuesto por un número reducido, debido a sus grandes exigencias para formar parte de él, lo que haría que este contara con escasos cinco mil hombres.

En lo referente al momento de llevar a cabo el enfrentamiento bélico, los espartanos estaban comandados por dos reyes, algo que cambiaría en el siglo VI a. C., puesto que desde ese momento solamente los lideraría un rey mientras que el otro se mantendría en la ciudad.

Cuando ya habían venido a este estado, se manifestaban los apasionados y amadores de los jóvenes que más se señalaban, y también los ancianos concurrían más a menudo a sus gimnasios, hallándose en sus luchas y sus chanzas, no de paso, sino en términos de parecer que todos eran padres, ayos y superiores también de todos; de manera que no había momento vacío, ni lugar libre de amonestador y castigador del que en algo errase. Nombrábase además un director de los jóvenes de entre los varones de más autoridad; y este por clases elegía como por cabo al más prudente y belicoso de los Eirenes. Dan este nombre a los que están en el segundo año de haber salido de la puericia, y el de Meleirenes, a los de más edad de los jóvenes. El Eirén, pues, que tenía veinte años, mandaba a los que le estaban sujetos en las peleas, y de los mismos se valía como de sirvientes en los banquetes públicos. A los más crecidos les mandaba traer leña, y verduras a los más pequeños, y para traerlo lo hurtaban, unos yendo a los huertos y otros introduciéndose en los banquetes de los hombres con la mayor astucia y sigilo; y el que se dejaba coger, llevaba muchos azotes con el látigo, haciéndosele cargo de desidioso y torpe en el robar. Robaban también lo que podían de las cosas de comer, estando en acecho de los que dormían o se descuidaban en su custodia, siendo la pena del que era cogido azotes y no comer; y, en general, su comida era escasa, para que por sí mismos remediaran esta penuria y se vieran precisados a ser resueltos y mañosos. Y este era el objeto de la comida tan tasada: pero dicen que además servía para que los cuerpos creciesen: porque se tiene por cierto que el espíritu se difunde a lo largo cuando no tiene que detenerse y ocuparse mucho en lo ancho y profundo, comprimido del excesivo alimento, sino que va arriba por la misma ligereza, estando ágil el cuerpo, y prestándose con facilidad. Créese que conduce también para la belleza, porque las constituciones delgadas y esbeltas son más propias para que los cuerpos sean derechos, y las gruesas y bien mantenidas se oponen a esto por la pesadez; así como de las mujeres encinta se dice que, purgando, los hijos salen de sí delgados, pero bellos y graciosos, por la ligereza de la materia, que es más dócil a la formación. Pero quede para mejor examen la causa de este suceso.

Plutarco, Vida de Licurgo, XVII.

HOPLITAS:ATENIENSES,ESPARTANOS YMACEDONIOS

Hoplitas

Los conocidos hoplitas forman parte de la infantería pesada del ejército de la antigua Grecia. El nombre de dichos soldados proviene del escudo que utilizaban, el hoplón, cuya característica principal era que contaba con una forma redondeada. La formación táctica que seguía este cuerpo militar era la de constituir una falange, que se compuso como un elemento primordial dentro del ejército en época clásica, sobre todo en Atenas. La alineación consistía en formar a los soldados entre cuatro y ocho filas, organizadas por unidades regulares, bien ordenadas, de manera que se posicionaran dentro de una organización cerrada. Así, los soldados de infantería pesada se podían proteger unos a otros de forma que era muy difícil atacarlos. Solamente si estos perdían la formación, la cual dependía sobre todo de aquellos que estaban colocados en los flancos. El éxito de la falange se encuentra en que el compañerismo debe ser real, porque si falla uno, están condenados los demás. Aquellos que caían en combate eran sustituidos por los que se encontraban en la fila de atrás y así se mantenía la formación. Los soldados que se encontraban en la retaguardia eran los que se encargaban de mantener el ánimo en el resto de sus compañeros para que no decayeran y así poder seguir con el mismo ritmo de batalla hasta que esta terminara. La primera vez que se nombró a la falange hoplítica de manera literaria fue cuando Jenofonte escribió la Anábasis y la denominó como tal, es decir, no sería hasta el siglo IV a. C. Como se ha dicho anteriormente el término de hoplita proviene de la palabra con la que llaman al escudo que portan estos soldados, el hoplon, aunque es cierto que hopla era utilizado por los griegos para designar a cualquier parte del equipamiento, ya fueran elementos de la armadura como armas en sí mismas. El escudo lo portaban en el brazo izquierdo agarrado mediante dos asas, lado con el que protegían a su compañero mientras que el lado derecho estaba protegido por otro soldado cuando formaban la falange.

Con la evolución y transformación de las ciudades también cambió el modo de combatir y la concepción que se tenía de la guerra. Tras la finalización de la denominada como época oscura, se llevó a cabo lo que para algunos investigadores es la reforma hoplítica, aunque para otros se trata simplemente de una evolución de la manera de concebir a esa unidad de infantería, cambiando su manera de combatir y su equipamiento, adaptándose a las nuevas circunstancias que se daban en el territorio griego.

El armamento de los hoplitas estaba compuesto por el hoplón, la lanza, la espada, la coraza y el yelmo, normalmente de tipo corintio, el cual estaba formado por una abertura en forma de T para dejar hueco a la boca y a los ojos. Habitualmente un hoplita cargaba con 36 kilos de equipamiento.

Lécito de figuras negras (520-510 a. C.). Representa a dos hoplitas luchando, portando casco, coraza, cnémides de bronce, escudo y lanza. Museo Arqueológico de Madrid.

La manera de combatir y la guerra pasaron a ser democratizadas, lo que significa que aquellos que no pudieran costearse el equipamiento, como se ha dicho anteriormente, tendrían la posibilidad de acceder al armamento para poder combatir, lo que aumentó el número de soldados. Todo ello pagado por el Estado. Esto lo refleja muy bien Aristóteles, en su obra Política, donde deja claro que la guerra es la manera de hacer que las revueltas sociales queden a un lado mientras a todos se les dé alimentos, por lo que estarán dispuestos a luchar por la ciudad que les da de comer:

El gobierno debe estar constituido sólo por los que tienen las armas […] y cuando hay guerra, las gentes suelen vacilar si no reciben alimento y son pobres, pero si se les proporciona alimentos están dispuestos a luchar. En algunas ciudades, el gobierno está constituido no sólo por los que llevan armas, sino también por los que las han llevado. Entre los malios el cuerpo político estaba constituido por estos, mientras que las magistraturas se elegían entre los que prestaban servicios en el ejército. El primer gobierno entre los helenos, después de la monarquía, se componía de los combatientes, y en un principio de los jinetes (pues la guerra tenía su fuerza y su superioridad en los jinetes, ya que el cuerpo de hoplitas sin una formación ordenada es inútil, y la experiencia y la táctica militar no existían entre los antiguos, de modo que la fuerza residía en la caballería); pero al crecer las ciudades y fortalecerse los hoplitas fueron más los que participaban del gobierno.

Aristóteles, Política, 1297b.

Casco de tipo corintio hecho en bronce, datado en el siglo VI a. C. Museo de Málaga.

Casco de tipo corintio, del año 630 a. C., encontrado en un barrio de Jerez de la Frontera en el año 1938. Está fabricado en bronce, con una pieza única de este material, batida a martillo. En la parte superior se observa una pequeña anilla, para fijar un penacho o una cimera. Los agujeros alrededor de la parte en forma de T fueron colocados para introducir el cuero. La protección nasal se ha perdido. Este ejemplar es el más antiguo encontrado en la península ibérica. Museo de Jerez de la Frontera.

Lo que provocó esta nueva concepción de la actividad militar es que a partir de entonces se confundirían las condiciones de ciudadano y de soldado, puesto que se crearía una nueva forma de dejar fuera de la política a aquellos que no pudieran costearse el armamento. Los que contaban con una economía suficiente para poder comprarlo por sí mismos eran aquellos que podían participar en las asambleas populares y por lo tanto, aquellos que gozaban de los derechos políticos en su totalidad. A los primeros Aristóteles los denomina como «aquellos que poseen las armas pesadas», afirmando que serán los que constituyan el gobierno, aludiendo a ellos como los mejores para asumir tareas como la legislación, la comandancia del ejército y la vigilancia de la ciudad. Se van a mostrar una serie de ejemplos del libro de Política de Aristóteles para que esto se entienda mejor:

…la clase combatiente tiene el poder supremo y participan en él los que poseen las armas…

Aristóteles, Política, 1279b.

…el gobierno debe estar constituido sólo por los que tienen las armas…

Aristóteles, Política, 1297b, 1-2.

…es necesario que los estrategos, los guardianes de la ciudad y, en general, los magistrados supremos sean nombrados de entre los poseedores de armas…

Aristóteles, Política, 1268a, 9.

…los que disponen soberanamente de las armas son también dueños absolutos de la permanencia o no permanencia del régimen.

Aristóteles, Política, 1329a, 5.

Sin embargo, el mayor cambio en el seno del ejército fue la manera en la que el pensamiento del soldado hoplita cambió, puesto que ahora serán adiestrados dentro del mundo militar como una fuerza unida relacionada con una misma disciplina, dejando de lado el ansia de quedar como el héroe que recordaría todo el mundo gracias a las obras épicas que se verán con Homero. El siglo VI a. C. es el momento en el que el ejército griego empieza a añadir a sus filas el compañerismo y la igualdad a la hora de combatir, pensando como una unidad y no en el individualismo. Este cambio se puede observar en la obra de Tucídides cuando habla sobre la manera en que actuaron los espartanos –o lacedemonios– cuando tuvieron que formar para enfrentarse al enemigo:

Al día siguiente, los argivos y sus aliados se dispusieron en el orden inesperadamente en el que iban a combatir si se encontraban con el enemigo. Los lacedemonios, al dirigirse de nuevo desde el lugar de las aguas hacia el santuario de Heracles, al mismo campamento de antes, vieron que sus enemigos estaban a escasa distancia, ya todos formados en orden de batalla y lejos de la colina. En este momento los lacedemonios sintieron el mayor terror del que guardan recuerdo, pues sus preparativos tenían que hacerse en un tiempo muy corto. De inmediato y con apresurado afán, se colocaron en su orden de batalla habitual, dirigiendo el rey Agis todos los movimientos de acuerdo con la ley.

Tucídides, La Guerra del Peloponeso, Libro V, 66.

La unidad de hoplitas debía mantener la posición de filas pero no con afán de heroicismo sino a través del compañerismo, si era preciso, hasta la muerte. Esto se ve muy bien reflejado en Tirteo, cuando narra cómo sería este momento de formación de las tropas y el momento de la batalla:

No hablaría de un hombre ni tan siquiera lo tendría en consideración sea cual fuere la velocidad de sus pies o su destreza en la lucha ni aunque tuviera el tamaño de un Cíclope y la fuerza que lo acompaña, ni aunque pudiera superar al mismo Bóreas, el viento del norte de Tracia ni aunque fuera más bello y hermoso que Titonos ni aunque fuera más rico que Midas, o que Kinyras, ni aunque fuera un rey superior al mismísimo Tantálida Pelops, o tuviera el poder de persuasión y de palabra que tenía Adrasto, ni aunque poseyera toda distinción excepto el furioso coraje [alké]… Esto es areté, la mejor posesión que pueda tener un hombre, lo más noble que un joven pueda aspirar a ganar.

Tirteo, 12.1-9 y 13-14.

Por lo tanto, se puede decir que la falange de los hoplitas más que en una táctica militar se convirtió en la manera que tenían los soldados de mantener un código de honor para con sus compañeros y para con su polis. Cuantas más victorias cosechaban estas tropas, mayor era el sentimiento de compañerismo y de confianza que se creaba entre ellos. Cuando formaban, realizaban una formación cerrada, aunque contaba con sus puntos débiles como por ejemplo la falta de movilidad producida por estar siempre unos pegados con otros. Los persas al ver combatir a los griegos de esta manera, pensaron que eran insensatos por su estrategia a la hora de entablar batalla, hecho que recoge Heródoto en su obra, donde Mardonio le cuenta a Jerjes cómo luchaban sus enemigos:

Sea como fuere, según mis informes, los griegos por su arrogancia y estupidez, tienen por costumbre entablar combates de la manera más insensata: cuando se declaran entre sí la guerra, los contendientes buscan a toda costa el terreno más aprovechable y despejado, y bajan a luchar allí, de manera que los vencedores acaban retirándose con elevadas pérdidas y, acerca de los vencidos, huelga que diga nada, pues, como es natural, resultan aniquilados. Dado que esas gentes hablan la misma lengua, deberían dirimir sus diferencias apelando a heraldos y mensajeros, o por el medio que fuese, antes que en el campo de batalla. Y, si fuera absolutamente necesario que, entre sí, recurriesen a la guerra, deberían buscar a toda costa un lugar en el que ambos bandos resultasen prácticamente imbatibles y medir allí sus fuerzas.

Heródoto, VII, 9, 2.

Aunque ellos eran conscientes de que la movilidad de la infantería era totalmente reducida, no desarrollaron otras tácticas entre los siglos VII y IV a. C. Es por ello que en las llanuras se continuaría con la batalla entre hoplitas que tuvieran el mismo entrenamiento, mientras que por otro lado, la guerra de asedio no se podría realizar, puesto que el ejército se encontraba en campo abierto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la geografía griega no es precisamente llana, sino que más bien es montañosa, por lo que se desarrolló más la infantería ligera, es decir, aquella infantería que era rápida, que realizaba emboscadas y que seguían las órdenes creadas por un estrategos que basaba la victoria sobre el enemigo gracias a la importancia de las tareas realizadas por la infantería ligera de manera rápida y efectiva.

Es por ello que la infantería ligera portaría un equipo menos pesado que la falange de hoplitas, compuesto por arco, jabalina, honda, espada corta, escudo de madera o de mimbre, a veces recubierto de piel –pelta– y más tarde, casco de tipo peltasta. Los peltastas serían la infantería ligera compuesta por los mercenarios, famosos por llevar un escudo denominado pelta cuya característica principal era que en uno de sus lados tenía una escotadura que le daba forma de media luna. Su objetivo principal era realizar ataques rápidos en zonas montañosas y podían ser apoyo de la caballería, además de ser un enemigo fuerte por su rapidez contra la caballería a la que se enfrentaran. Por lo tanto, el equipo al ser más ligero era menos costoso.