Brevísima relación de la destrucción de las Indias - Bartolomé de las Casas - E-Book

Brevísima relación de la destrucción de las Indias E-Book

Bartolomé de las Casas

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Beschreibung

Los tratados de Bartolomé de las Casas son alegatos en favor de los indios. El más célebre de éstos, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, no fue publicado hasta 1552. De las Casas se interesa por las condiciones de los habitantes autóctonos del Nuevo Mundo y describe sus maravillas. Así escribe, por ejemplo, sobre el tabaco: son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos la pascua del Espíritu Santo; y, encendida por la una parte dél, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual adormecen las carnes y casi emborrachan. Junto a pasajes como el anterior, con apasionadas descripciones del Nuevo Mundo, Bartolomé de las Casas reflexiona sobre la Conquista y sus secuelas. Desde entonces el «genocidio» fue la idea de referencia a la hora de pensar en la experiencia americana.  Brevísima relación de la destrucción de las Indias sufrió en 1660 la condena del Tribunal de la Inquisición. Se le consideró «un libro pernicioso para el justo prestigio nacional». El alegato de Bartolomé de las Casas cuestionó de manera incisiva y explícita los métodos, los procedimientos y las acciones violentas de la conquista española. Condenó también formas encubiertas de la esclavitud como las encomiendas. Denunció, además, el exterminio masivo de la población indígena, así como también alertó de los desastrosos efectos ecológicos sobre la naturaleza americana.

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Seitenzahl: 158

Veröffentlichungsjahr: 2010

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Bartolomé de las Casas

Brevísima relación de la destrucción de las Indias

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Brevísima relación de la destrucción de las Indias.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica ilustrada: 978-84-9007-550-0.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-045-9.

ISBN rústica: 978-84-96290-09-9.

ISBN ebook: 978-84-9897-020-3.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Criterios de edición 9

Brevísima presentación 11

La vida 11

La obra 12

Brevísima relación de la destrucción de las Indias 13

Argumento del presente epítome 13

Prólogo del obispo don fray Bartolomé de las Casas 15

o Casaus para el muy alto y muy poderoso señor el príncipe de las Españas don Felipe, nuestro señor 15

Brevísima relación de la destrucción de las Indias 19

De la isla Española 23

Los reinos que había en la isla Española 25

De las dos islas de San Juan y Jamaica 32

De la isla de Cuba 32

De la Tierra Firme 35

De la provincia de Nicaragua 40

De la Nueva España 43

De la Nueva España 45

De la provincia y reino de Guatemala 53

De la Nueva España y Pánuco y Jalisco 58

Del reino de Yucatán 62

De la provincia de Santa Marta 69

De la provincia de Cartagena 72

De la Costa de las Perlas y de Paria y de la isla de la Trinidad 73

Del río Yuyapari 80

Del reino de Venezuela 81

De las provincias de la tierra firme por la parte que se llama la Florida 86

Del Río de la Plata 89

De los grandes reinos y grandes provincias del Perú 90

Del Nuevo Reino de Granada 96

Libros a la carta 111

Criterios de edición

La presente edición parte del texto de la princeps (Sevilla, 1552), tiene en cuenta el manuscrito de la versión primitiva (1542), la adaptación de 1548 (Historia sumaria y relación brevísima...); y la edición barcelonesa de 1646. Estas versiones han permitido a los sucesivos editores de la Brevísima relación y, en especial a José Miguel Martínez Torrejón, enmendar las erratas del texto original.

Se moderniza la ortografía en s/ss, z/ç, g/x, i/j, u/v. Se simplifican los grupos consonánticos pt, bd, ct, gn (escripto, cobdicia, fructo, cognoscer) con algunas excepciones, si se trata de términos inusuales en el castellano actual.

Asimismo, la puntuación sigue criterios modernos y se aplica el libro de estilo de Linkgua para unificar enumeraciones y cifras.

Se mantienen, siguiendo el criterio aceptado por otras ediciones contemporáneas, las metátesis (alderredores, vernía) y se actualiza la elisión de las vocales átonas: hobiera, nenguna, debujar, añidir, invincible, escrebía, cudicia, complida, debría, vían.

Brevísima presentación

La vida

Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474-Madrid, 1566). España.

De las Casas fue colono y encomendero en La Española, y más tarde fraile dominico y obispo de Chiapas. En 1502 llegó a La Española para hacerse cargo de las propiedades de su padre, y diez años más tarde fue el primer sacerdote ordenado en América. Después vivió en Cuba y obtuvo numerosas riquezas gracias a los repartimientos y encomiendas. En 1514, regresó a España y renunció a todas sus propiedades. Tras su experiencia en América, promulgó un nuevo modelo de evangelización y se convirtió en un ferviente defensor de los derechos de los indios, lo cual provocó la enemistad de obispos, gobernadores y miembros del poderoso e influyente Consejo de Indias. En 1520 viajó a Venezuela para poner en práctica sus ideas sobre una colonización pacífica, y años después predicó en tierras de Nicaragua y Guatemala, hasta que en 1540 regresó a España, donde fue uno de los más destacados impulsores de las Leyes Nuevas (1542) y escribió Brevísima relación de la destrucción de las Indias, obra dirigida al príncipe Felipe, futuro rey Felipe II de España, quien por entonces se ocupaba de los asuntos de Indias. En 1544, tras ser nombrado obispo en Sevilla, tomó posesión de la diócesis de Chiapas, donde denunció los crímenes de los colonos y se ganó un buen número de enemigos. En 1546 se trasladó a México y un año después regresó a España, donde redactó su Historia de las Indias (1552-1561), que solo se publicaría en 1875.

La obra

Los tratados de Bartolomé de las Casas son alegatos en favor de los indios; el más conocido de éstos, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, no fue publicado hasta 1552. De las Casas se interesa por las condiciones de los habitantes autóctonos del Nuevo Mundo y describe sus maravillas. Así escribe, por ejemplo, sobre el tabaco: «son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos las pascua del Espíritu Santo; y, encendida por la una parte dél, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual adormecen las carnes y casi emborrachan».

Junto a pasajes como el anterior, con apasionadas descripciones del Nuevo Mundo, Bartolomé de las Casas reflexiona sobre la Conquista y sus secuelas. Desde entonces el «genocidio» fue la idea de referencia a la hora de pensar en la experiencia americana.

Brevísima relación de la destrucción de las Indias

Colegida por el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus, de la orden de Santo Domingo. Año 1552

Argumento del presente epítome

Todas las cosas que han acaecido en las Indias, desde su maravilloso descubrimiento y del principio que a ellas fueron españoles para estar tiempo alguno, y después en el proceso adelante hasta los días de agora, han sido tan admirables y tan no creíbles en todo género a quien no las vido que parecen haber añublado y puesto silencio, y bastantes al poner olvido, a todas cuantas, por hazañosas que fuesen, en los siglos pasados se vieron y oyeron en el mundo. Entre éstas, son las matanzas y estragos de gentes inocentes y despoblaciones de pueblos, provincias y reinos que en ellas se han perpetrado, y que todas las otras no de menor espanto. Las unas y las otras refiriendo a diversas personas que no las sabían el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus, la vez que vino a la corte después de fraile a informar al Emperador, nuestro señor, como quien todas bien visto había, y causando a los oyentes con la relación dellas una manera de éxtasis y suspensión de ánimos, fue rogado e importunado que destas postreras pusiese algunas con brevedad por escrito. Él lo hizo, y viendo algunos años después muchos insensibles hombres (que la codicia y ambición ha hecho degenerar del ser hombres, y sus facinorosas obras traído en reprobado sentido) que, no contentos con las traiciones y maldades que han cometido, despoblando con exquisitas especies de crueldad aquel orbe, importunaban al Rey por licencia y autoridad para tornarlas a cometer, y otras peores (si peores pudiesen ser), acordó presentar esta suma de lo que cerca desto escribió al Príncipe nuestro señor, para que Su Alteza fuese en que se les denegase, y parecióle cosa conveniente ponella en molde por que Su Alteza la leyese con más facilidad. Y esta es la razón del siguiente epítome o brevísima relación.

Fin del argumento

Prólogo del obispo don fray Bartolomé de las Casas

o Casaus para el muy alto y muy poderoso señor el príncipe de las Españas don Felipe, nuestro señor

Muy alto y muy poderoso señor:

Como la providencia divina tenga ordenado en su mundo que para dirección y común utilidad del linaje humano se constituyesen en los reinos y pueblos reyes como padres y pastores (según los nombra Homero) y, por consiguiente, sean los más nobles y generosos miembros de las repúblicas, ninguna duda de la rectitud de sus ánimos reales se tiene o con recta razón se debe tener. Que si algunos defectos, nocumentosy males se padecen en ellas, no serotra la causa sino carecer los reyes de la noticia dellos, los cuales si les constasen, con sumo estudio y vigilante solerciaextirparían. Esto parece haber dado a entender la Divina Escritura en los Proverbios de Salomón: Rex qui sedet in solio iudicii, dissipat omne malum intuitu suo, porque de la innata y natural virtud del rey así se supone, conviene a saber: que la noticia sola del mal de su reino es bastantísima para que lo disipe, y que ni por un momento solo en cuanto en sí fuere lo pueda sufrir.

Considerando, pues, yo, muy poderoso señor, los males y daños, perdición y jacturas(de los cuales nunca otros iguales ni semejantes se imaginaron poderse por hombres hacer) de aquellos tantos y tan grandes y tales reinos y, por mejor decir, de aquel vastísimo y nuevo mundo de las Indias, concedidos y encomendados por Dios y por su Iglesia a los reyes de Castilla para que se los rigiesen y gobernasen, convirtiesen y prosperasen temporal y espiritualmente, como hombre que por cincuenta años y más de experiencia siendo en aquellas tierras presente los he visto cometer, que constándole a Vuestra Alteza algunas particulares hazañas dellos, no podría contenerse de suplicar a Su Majestad con instancia importuna que no conceda ni permita las que los tiranos inventaron, prosiguieron y han cometido, que llaman conquistas; en las cuales, si se permitiesen, han de tornarse a hacer, pues de sí mismas, hechas contra aquellas indianas gentes, pacíficas, humildes y mansas que a nadie ofenden, son inicuas, tiránicas, y por toda ley natural, divina y humana condenadas, detestadas y malditas; deliberé, por no ser reo callando de las perdiciones de ánimas y cuerpos infinitas que los tales perpetrarán, poner en molde algunas y muy pocas que los días pasados colegí de innumerables que con verdad podría referir, para que con más facilidad Vuestra Alteza las pueda leer.

Y puesto queel arzobispo de Toledo, maestro de Vuestra Alteza, siendo obispo de Cartagena, me las pidió y presentó a Vuestra Alteza, pero por los largos caminos de mar y de tierra que Vuestra Alteza ha emprendido y ocupaciones frecuentes reales que ha tenido, puede haber sido que o Vuestra Alteza no las leyó o que ya olvidadas las tiene; y el ansia temeraria e irracional de los que tienen por nada indebidamente derramar tan inmensa copia de humana sangre y despoblar de sus naturales moradores y poseedores (matando mil cientos de gentes)aquellas tierras grandísimas y robar incomparables tesoros, crece cada día, importunando por diversas vías y varios fingidos coloresque se les concedan o permitan las dichas conquistas (las cuales no se les podrían conceder sin violación de la ley natural y divina, y por consiguiente gravísimos pecados mortales, dignos de terribles y eternos suplicios), tuve por conveniente servir a Vuestra Alteza con este sumario brevísimo de muy difusahistoria que de los estragos y perdiciones acaecidas se podría y debería componer.

Suplico a Vuestra Alteza lo reciba y lea con la clemencia y real benignidad que suele las obras de sus criados y servidores que puramente, por solo el bien público y prosperidad del estado real servir desean. Lo cual visto y entendida la deformidadde la injusticia que a aquellas gentes inocentes se hace, destruyéndolas y despedazándolas sin haber causa ni razón justa para ello, sino por sola la codicia y ambición de los que hacer tan nefariasobras pretenden, Vuestra Alteza tenga por bien de con eficacia suplicar y persuadir a Su Majestad que deniegue a quien las pidiere tan nocivas y detestables empresas; antes ponga en esta demanda infernal perpetuo silencio, con tanto terror que ninguno sea osado dende adelante ni aun solamente se las nombrar.

Cosa es ésta, muy alto señor, convenientísima y necesaria para que todo el estado de la corona real de Castilla, espiritual y temporalmente Dios lo prospere y conserve y haga bienaventurado. Amén.

Brevísima relación de la destrucción de las Indias

Descubriéronse las Indias en el año de 1492. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta y nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles. Y la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fue la grande y felicísima isla Española, que tiene 600 leguas en torno. Hay otras muy grandes e infinitas islas alrededor, por todas las partes della, que todas estaban y las vimos las más pobladas y llenas de naturales gentes, indios dellas, que puede ser tierra poblada en el mundo. La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano 250 leguas, pocas más, tiene de costa de mar más de 10.000 leguas descubiertas y cada día se descubren más, todas llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de 41 se ha descubierto, que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpeo la mayor cantidad de todo el linaje humano.

Todas estas universas e infinitas gentes, a toto genere, crió Dios losmás simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas, fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no querulosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son así mismo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión y que menos pueden sufrir trabajos, y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad; que ni hijos de príncipes y señores entre nosotros, criados en regalos y delicada vida no son más delicados que ellos, aunque sean de los que entre ellos son de linaje de labradores. Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes temporales, y por esto no soberbias, no ambiciosas, no codiciosas. Su comida es tal que la de los Santos Padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus vestidos comúnmente son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, y cuando mucho cúbrense con una manta de algodón que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima de una estera y cuando mucho duermen en unas como redes colgadas que en lengua de la isla Española llamaban hamacas. Son eso mismo de limpios y desocupados y vivos entendimientos; muy capaces y dóciles para toda buena doctrina, aptísimos para recibir nuestra santa fe católica y ser dotados de virtuosas costumbres, y lasque menos impedimentos tienen para esto que Dios crió en el mundo. Y son tan importunas desque una vez comienzan a tener noticia de las cosas de la fe, para saberlas, y en ejercitar los sacramentos de la Iglesia y el culto divino, que digo verdad que han menester los religiosos para sufrillos ser dotados por Dios de don muy señalado de paciencia, y, finalmente, yo he oído decir a muchos seglares españoles de muchos años acá y muchas veces, no pudiendo negar la bondad que en ellos ven: «Cierto, estas gentes eran las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios».

En estas ovejas mansas y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte hasta hoy, y hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las extrañas y nuevas y varias y nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado que habiendo en la isla Española sobre trescientos de ánimasque vimos, no hay hoy de los naturales della 200 personas.

La isla de Cuba es cuasi tan luenga como desde Valladolid a Roma: está hoy casi toda despoblada. La isla de San Juan y la de Jamaica, islas muy grandes y muy felices y graciosas, ambas están asoladas. Las islas de los Lucayos, que están comarcanas a la Española y a Cuba por la parte del norte, que son más de sesenta, con las que llamaban de Gigantesy otras islas grandes y chicas y que la peor dellas es más fértil y graciosa que la Huerta del Rey de Sevilla y la más sana tierra del mundo, en las cuales había más de quinientas mil ánimas, no hay una sola criatura: todas las mataron trayéndolas y por traerlasa la isla Española, después que veían que se les acababan los naturales della. Andando un navío tres años a rebuscar por ellas la gente que había después de haber sido vendimiadas, porque un buen cristiano se movió por piedad para los que se hallasen convertirlos y ganarlos a Cristo, no se hallaron sino 11 personas, las cuales yo vide. Otras más de treinta islas que están en la comarca de la isla de San Juan, por la misma causa están despobladas y perdidas. Serán todas estas islas de tierra más de 2.000 leguas, que todas están despobladas y desiertas de gente.

De la gran tierra firmesomos ciertos que nuestros españoles, por sus crueldades y nefandas obras, han despoblado y asolado, y que están hoy desiertas, estando llenas de hombres racionales, más de diez reinos mayores que toda España, aunque entre Aragón y Portugal en ellos, y más tierra que hay de Sevilla a Jerusalén dos veces, que son más de 2.000 leguas. Daremos por cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los dichos cuarenta años por las dichas tiranías y infernales obras de los cristianos injusta y tiránicamente más de doce cientos de ánimas, hombres y mujeres y niños, y en verdad que creo, sin pensar engañarme, que son más de quince cientos.

Dos maneras generales y principales han tenido los que allá han pasado que se llaman cristianos en extirpar y raer de la haz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La una, por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras; la otra, después que han muerto todos los que podrían anhelar o suspirar o pensar en libertad o en salir de los tormentos que padecen, como son todos los señores naturales y los hombres varones (porque comúnmente no dejan en las guerras a vida sino los mozos y mujeres), oprimiéndolos con la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias pudieron ser puestas. A estas dos maneras de tiranía infernal se reducen y se resuelven o subalternan como a génerostodas las otras diversas y varias de asolar aquellas gentes, que son infinitas.

La cau