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Los distintos relatos presentados en este libro se agrupan en cuatro categorías: Reflejos, Escenarios, Viajes y Redes. En todos los casos, bajo la forma de diferentes géneros (microcuentos, anécdotas, estampas cotidianas, entre otros), lo que se busca es compartir miradas sobre la realidad, experiencias, opiniones, intentando un juego con el lector, que lo involucra como interlocutor activo de un diálogo. El recorrido de la obra plantea un ejercicio reflexivo tanto individual como social, y la idea de saberse protagonista de un andar, de un camino propio, personal y colectivo a la vez, en el que cada llegada es un nuevo comienzo.
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Seitenzahl: 54
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Gabriel Diosques
Camino propio
Microrrelatos
y otros textos
Editorial Autores de Argentina
Diosques, Gabriel
Camino propio / Gabriel Diosques. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0983-3
1. Literatura Argentina. 2. Narrativa. 3. Poesía. I. Título.
CDD A860
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.
Impreso en Argentina - Printed in Argentina
Con un estilo intimista y por momentos filoso, Gabriel Diosques fotografía instantes, escenarios; y ese álbum es este libro, su opera prima. El autor toma una forma textual muy antigua y a la vez muy vigente: el microrrelato, un tipo de texto breve que cuenta con la complicidad de un lector activo, dispuesto a atender a todos los indicios y a completar todos los significados, enriqueciendo la lectura con su propias vivencias. Tal vez por eso es fácil apropiarse de este libro; incluso en su lectura, dado que se puede seguir el orden de la presentación de los textos o leer de manera aleatoria, donde cada lector realiza su propio recorrido, interactuando con la obra.
Entre la verdad y la ficción, entre un ejercicio del lenguaje que es también un ejercicio de la vida, surgen estos relatos. Humor, ironía, juegos de palabras, metaficción e intertextualidad son algunos de los recursos que se combinan para dar dinamismo a esta selección de anécdotas, opiniones, escuchas atentas de la realidad.
Las categorías en que se divide esta obra orientan acerca de las diversas experiencias que inspiran y dan unidad a estas historias. Podemos reconocernos como protagonistas de Reflejos, que nos desafían al enigma de mirarnos; ser compañeros de esos Viajes, relatos de quiénes somos; sentirnos actores sobre Escenarios, que habitamos y nos habitan; adivinarnos en las experiencias de Redes, que nos plantean la cotidianeidad de la comunicación aunque también de la incomunicación. Y siempre sabernos agazapados ahí, en algunas líneas en las que el autor se cuenta y nos cuenta en nuestra idiosincrasia y también en nuestra universalidad.
Si algo aporta la literatura a nuestras vidas, ese algo es el encuentro con el otro. Encontrarnos en la mirada reflexiva sobre lo cotidiano. Saber que en este viaje particular que es la vida llegamos al lugar donde alguien más llegó y vemos con ojos extrañados lo que alguien más miró del mismo modo. Algo así como lo que vive el personaje de “Camino propio”, el hallazgo y la certeza del camino que recorrió otro, otro que tal vez sea uno mismo.
Norma Sesarego
Los viajes son los viajeros.
Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.
Fernando Pessoa
El verdadero viaje de descubrimiento no consiste
en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos.
Marcel Proust
El hombre se levantó refunfuñando como cada mañana, aunque más no sea para que no se le atrofiara la capacidad de articular sonidos por la boca y de memorizar el lenguaje. La soledad había ido calando hondo en su humor. Ya no recordaba cómo eran los timbres de voces ajenos ni qué palabras debían utilizarse para saludar a alguien; pero para su terca autosuficiencia eso no merecía siquiera un instante de desvelo. Se sentía pleno sin compañía, aunque fantaseaba que hablaría con alguien el día que las rocas, los sembrados y los ríos lo hicieran primero con él. Salió de la choza, que resistía estoica la monotonía de los años, y llenó sus pulmones del aire serrano. Tomó un balde de boca ancha y se dirigió al lago. Por primera vez sintió una punzada en el estómago, pero esta vez no se trataba de un dolor físico. Se acercó a la orilla, sumergió su mano para sentir la temperatura y cuando el agua hubo de calmarse adivinó su rostro allí reflejado. Se quedó mirando su imagen unos instantes y luego se volvió como una flecha, sin cargar el balde.
El lago había murmurado:
–Mirándome bien, ¡qué viejo estoy!
La arena limpia, fina, blanca, parecía perfecta. El cielo, huérfano de nubes, lucía un celeste furioso luego de colorearse por encima de la escena de la tormenta. Las palmeras que cobijaban a los amantes se dibujaban con esmeradas siluetas. Hasta las sombras brillaban y podía sentirse la brisa con solo ver. Un paisaje de imaginación. De imaginación tan perfecta que aburría por su irrealidad. Entonces, el arco iris empezó a quejarse en blanco y negro. Las palmeras se fueron desnudando, la arena se puso grumosa y los amantes dejaron de amarse.
Después de contemplar el paisaje unos segundos, cambió el lienzo y preparó de nuevo las témperas junto al pincel. Era lo que siempre hacía cuando dejaban de divertirle sus obras.
Y la Tierra habló: las tormentas contestaron a los tormentos.
Todos exclamaban azorados al unísono: “¡No puede saber tanto ese hombre!”. A un costado se oyó murmurar a alguien por lo bajo: “Ese hombre sabe de tanto no poder”.
Hay preguntas sin respuestas, respuestas que preguntan. Hay preguntas retóricas, hay repreguntas, hay preguntas que quién se las pregunta y preguntas que no preguntan. Preguntas juiciosas y preguntas que juzgan, preguntas filosas que hieren como una espada. Hay preguntas tendenciosas y preguntas sentenciosas. Preguntas que pre-gustan. Preguntas que se esperan y otras que desesperan. Grandes preguntas, las preguntotas, pero también las preguntontas. Preguntas subjetivas, preguntas sugestivas. Simples preguntas silvestres y preguntas bien domesticadas. Preguntas que aclaran. Preguntas que oscurecen.
Las hay de todos los tipos y todos los tipos las usan.
El que no sabe, pregunta.
El médico diagnostica cuando hace preguntas.
El buen maestro prefiere las mejores preguntas a las buenas respuestas.
El dictador se pregunta cómo hacer para que el pueblo no pregunte.
El corrupto, por las dudas, no pregunta.
El filósofo pregunta por amor al saber y para saber del amor.
El periodista pregunta para mostrar la cara de la realidad y muchas veces para maquillarla.
Pero, ¿hasta dónde nos llevan las preguntas?
¿Quién responde a esta pregunta?