Caníbales blancos - Carlos Orlando Pantano - E-Book

Caníbales blancos E-Book

Carlos Orlando Pantano

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Beschreibung

La mayoría de los argentinos cree que los afrodescendientes desaparecieron en nuestro país hacia fines del siglo XIX, que en Buenos Aires fueron muy pocos, que sus amos los trataron amablemente, que su extinción total se debió a la participación en las guerras de la independencia, en las luchas internas del país y que, finalmente, las epidemias de cólera y de fiebre amarilla de la segunda mitad del siglo XIX les dieron el golpe de gracia. Este libro recorre todos esos mitos urbanos y analiza la introducción de esclavos a la ciudad de Buenos Aires, su participación en la sociedad colonial y en el devenir histórico de nuestra cultura. ¿Quiénes fueron los Caníbales blancos? ¿Por qué esta obra lleva ese título? ¿Por qué nuestra sociedad está convencida de que los afrodescendientes desaparecieron? ¿Será porque los argentinos somos racistas? ¿Tal vez nos contaron una historia tergiversada? ¿Hay afrodescendientes entre nosotros? El autor, basándose en una extensa bibliografía, reflexiona sobre todos estos interrogantes y recorre un camino de autoaprendizaje y descubrimiento que comparte con los lectores de esta obra.

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Imagen de tapa: Carimba, marcación de una esclava. (Fuente BBC y Archivo General de Colombia).

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Pantano, Carlos Orlando

Caníbales blancos: historia de la esclavitud y los afrodescendientes en Buenos Aires / Carlos Orlando Pantano. - 1a ed - Córdoba : Tinta Libre, 2021.

324 p. ; 22 x 18 cm.

ISBN 978-987-708-972-1

1. Historia Argentina. 2. Esclavitud. I. Título.

CDD 982

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2021. Pantano, Carlos Orlando

© 2021. Tinta Libre Ediciones

Dedicado a las razones de mi vida:

Milagros, Franco, Trinidad, Fátima y Emilia

Pablo y Lucía

Silvia, mi compañera y hacedora.

CANÍBALES BLANCOSHistoria de la esclavitud y los afrodescendientes en Buenos Aires

Carlos O. Pantano

Índice

Prólogo - 15

Introducción - 17

El fenómeno de la esclavitud - 17

La esclavitud de los africanos en el mundo - 22

Capítulo I

La trata de negros en América - 25

Compañías, monopolios y asientos - 28

Legislación respaldatoria - 31

Razas y mezclas: negros, mulatos, tercerón, zambos, zambos prietos, salto atrás - 34

Capítulo II

La introducción de esclavos en el Río de la Plata - 37

De dónde venían - 37

Cuántos esclavos llegaron - 40

Capítulo III

La travesía. Los caníbales blancos - 53

Las condiciones en los barcos. Los tumbeiros. - 53

Capítulo IV

Exposición y venta - 65

La “bienvenida” en el puerto de Buenos Aires - 65

Las ventas - 66

Capítulo V

Vida cotidiana - 77

Los primeros esclavos en llegar a Buenos Aires - 77

Las condiciones de vida en Buenos Aires - 78

El buen trato - 86

Las cofradías, naciones y sociedades de ayuda mutua - 93

El candombe - 105

El Tango, una herencia africana - 112

Capítulo VI

El duro camino a la libertad - 121

Intento de abolición: libertad de vientres - 121

Los esclavos en el ejército: liberación o muerte - 128

Carne de cañón - 134

Muertos antes que prisioneros - 138

Luchas posteriores a la independencia - 140

Capítulo VII

Tiempos de restauración - 141

Rosas y los negros - 141

Don Eusebio de la Santa Federación - 152

Biguá - 153

Una de bufones - 155

Capítulo VIII

¿Libres al fin? - 159

Caída de Rosas y Constitución de 1853: ¿abolición de la esclavitud? - 159

Abolición de la esclavitud en el mundo - 163

Capítulo IX

Desaparecidos - 165

Racismo, desaparición o invisibilización - 165

Afrodescendientes argentinos: fines del siglo XIX y siglo XX - 169

Diarios, revistas y periódicos afro - 175

Racismo en Argentina - 184

Capítulo X

Aparecidos - 205

Reaparición de los afroargentinos - 205

Un reconocimiento - 211

Conclusión - 213

Anexos - 217

Anexo IResumen de asientos otorgados por la Corona española - 218

Anexo IICódigo negrero - 1789 - 221

Anexo IIINaciones africanas en Buenos Aires entre 1770 y 1900 - 231

Anexo IV

El camino a la abolición - 232

Anexo VPoesía afroargentina - 234

Anexo VIAfrodescendientes célebres y ocultados - 240

Breves biografías de afroargentinos - 241

Anexo VIIPalabras de origen africano - 254

Anexo VIIIComidas afroargentinas - 258

Anexo IXEl folleto de Zenón Rolón - 259

Anexo XUna experiencia de racismo reciente en la Argentina - 269

Anexo XIDocumento para la reparación histórica de los afrodescendientes - 272

Anexo XIIAlgunas organizaciones de afrodescendientes en Argentina - 275

Anexo XIIIPersonajes - 279

Anexo XIVLos blancos negros - 306

Bibliografía - 311

Prólogo

En una visita al Museo Tradicionalista de Tandil en abril del 2010, encontramos expuesta la página de un diario local del año 1838.

Entre diferentes avisos de compra-venta locales, nos llamó la atención uno que ofrecía un esclavo a la venta. Estamos hablando de 1838, veinticinco años después que la Asamblea del Año XIII hubiera declarado la libertad de vientres.

Más allá y cerca del mismo exhibidor, otra página local ofrecía una esclava. Es decir, esto parecía ser una práctica normal casi llegando a la mitad del siglo XIX.

Entonces, o estas dos personas habían tenido la mala suerte de haber nacido poco antes de la mencionada libertad de vientres o, en realidad, la aberración de la esclavitud de los negros en la Argentina se extendió más allá de lo que la ley indicaba. Una vez más aparece en la investigación de la historia de nuestro país, el poco respeto por las leyes, haciendo prevalecer el interés individual sobre el de la sociedad.

Esto fue lo que nos llevó a interesarnos por el tema y a comenzar a recopilar información y fuentes sobre la esclavitud de los negros en la Argentina. Hay buena bibliografía específica, pero el tema aparece oculto. Además, los historiadores vernáculos no le dan demasiada importancia, como si ignorar la influencia de la raza negra en nuestro país puede cambiar la historia real.

Pretendemos con esta obra aportar algo más al conocimiento de la historia argentina y bucear en las causas y consecuencias del sometimiento del hombre por el hombre, el peor de los delitos en cualquier circunstancia. Dice Bernardo Kordon: “No corresponde, por lo tanto, estudiar una cultura africana en cualquier tierra americana, sino los jirones que han quedado de ella”.1

Tal vez el recorrido por este libro ayude a reconocer que la raza africana es parte de la identidad argentina, mal que les pese a los europeizantes de siempre. No queremos juzgar el pasado, sino entender cómo se construyó nuestra nacionalidad.

Carlos O. PantanoSan Martín, 4 de octubre de 2021

“El racismo socava la paz, la seguridad, la justicia y el progreso social. Es una vulneración de los derechos humanos que desgarra a las personas y destruye el tejido social.”

Mensaje del secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon en ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. 21 de marzo de 2012.

Introducción

El fenómeno de la esclavitud

Es difícil determinar cuándo comenzó el fenómeno de la esclavitud en el mundo. Sin temor a equivocarnos fue en épocas muy antiguas y como consecuencia de las luchas entre los pueblos: los derrotados en un principio eran ofrecidos en sacrificio a los dioses, pero en algún momento los vencedores decidieron aprovechar su mano de obra, por lo que pasaron de sacrificados y destinados a la muerte rápida, a esclavos destinados a una muerte lenta.

Ya en los albores mismos de la historia escrita, en Sumer (Mesopotamia) se registraron los primeros esclavos; Egipto y las antiguas Grecia y Roma desarrollaron el sistema con alto grado de complejidad, incorporándola como una práctica social de vital importancia para la vida cotidiana y la economía de sus civilizaciones.

Aristóteles, el reconocido filósofo griego que nació en Estagira en el año 384 a. C. y falleció en Calcis en el 322 a. C., se refirió de esta manera a la esclavitud en el libro primero de suPolítica:

“Los elementos de la economía doméstica son precisamente los de la familia misma, que, para ser completa, debe comprender esclavos y hombres libres […]. Ocupémonos desde luego del señor y del esclavo, para conocer a fondo las relaciones necesarias que los unen […]. Se sostiene por una parte, que hay una ciencia, propia del señor, la cual se confunde con la del padre de familia, con la del magistrado y con la del rey […]. Otros, por lo contrario, pretenden que el poder del señor es contra naturaleza; que la ley es la que hace a los hombres libres y esclavos, no reconociendo la naturaleza ninguna diferencia entre ellos; y que por último la esclavitud es inicua, puesto que es obra de la violencia.

[…] El señor es simplemente señor del esclavo, pero no depende esencialmente de él; el esclavo, por lo contrario, no es solo esclavo del señor, sino que depende de este absolutamente. Esto prueba claramente lo que el esclavo es en sí y lo que puede ser. El que por una ley natural no se pertenece a sí mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es naturalmente esclavo. Es hombre de otro el que en tanto que hombre se convierte en una propiedad, y como propiedad es un instrumento de uso y completamente individual […].

La autoridad y la obediencia no son solo cosas necesarias, sino que son eminentemente útiles. Algunos seres, desde el momento en que nacen, están destinados, unos a obedecer, otros a mandar; aunque en grados muy diversos en ambos casos […].

Por lo pronto el ser vivo se compone de un alma y de un cuerpo, hechos naturalmente aquella para mandar y este para obedecer. Por lo menos así lo proclama la voz de la naturaleza, que importa estudiar en los seres desenvueltos según sus leyes regulares y no en los seres degradados. Este predominio del alma es evidente en el hombre perfectamente sano de espíritu y de cuerpo, único que debemos examinar aquí. En los hombres corrompidos o dispuestos a serlo, el cuerpo parece dominar a veces como soberano sobre el alma, precisamente porque su desenvolvimiento irregular es completamente contrario a la naturaleza […].

Por otra parte la relación de los sexos es análoga; el uno es superior al otro; este está hecho para mandar, aquel para obedecer.

Esta es también la ley general, que debe necesariamente regir entre los hombres. Cuando es uno inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar, no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor; porque es esclavo por naturaleza el que puede entregarse a otro; y lo que precisamente le obliga a hacerse de otro, es el no poder llegar a comprender la razón, sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo […].

Sea de esto lo que quiera, es evidente que los unos son naturalmente libres y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es la esclavitud tan útil como justa […].

Y así, entre el dueño y el esclavo, cuando es la naturaleza la que los ha hecho tales, existe un interés común, una recíproca benevolencia; sucediendo todo lo contrario, cuando la ley y la fuerza por sí solas han hecho al uno señor y al otro esclavo”.2

Y así quedó justificada la esclavitud con una fuerte base filosófica basada en la naturaleza, aunque Aristóteles hizo una diferencia con los esclavos obtenidos por ley o por la fuerza.

En la Grecia antigua la esclavitud posibilitó que el amo disfrutara del ocio, dándole la oportunidad de dedicarse a tareas más “nobles” como la comunicación con el prójimo3. En Atenas no se permitía a los amos golpear a sus esclavos y estos gozaron de ciertas libertades4. Demetrio de Falerón5consignó que, en el siglo III antes de Cristo, en Atenas vivían 20.000 ciudadanos y 400.000 esclavos6.

En el Imperio romano, los conceptos no diferían demasiado y la esclavitud era aún más dura y rigurosa que en Grecia. En aquellas remotas épocas había dos especies de seres que podían ser objetos de propiedad: los hombres y las cosas. Y el esclavo era un hombre, pero, a la vez, un bien que se poseía, por eso se lo consideraba inferior. Esa inferioridad era natural, tanto que el esclavo no tenía ningún tipo de derechos jurídicos y en cualquier momento podía ser vendido. En cuanto a fuerza de trabajo, la cuarta parte de la mano de obra rural en la Italia del Imperio romano era esclava7. En pleno apogeo llegó a tener una población de 20 millones de hombres libres y 135 millones de esclavos8.

Hay referencias a la esclavitud también en La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Transcribimos solo algunos párrafos a modo de ejemplo:

Génesis 17: 12

“A los ocho días será circuncidado entre ustedes todo varón, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado con dinero a cualquier extraño que no sea de tu raza”.

Éxodo 21: 1-6

“Estas son las normas que has de dar: Cuando compres un esclavo hebreo, servirá seis años, y el séptimo quedará libre sin pagar rescate. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su mujer saldrá con él. Si su amo le dio mujer, y ella le dio a luz hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán del amo, y él saldrá solo. Si el esclavo declara: ‘Yo quiero a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; renuncio a la libertad’ su amo le llevará ante Dios y, arrimándolo a la puerta o a la jamba, su amo le horadará la oreja con una lezna; y quedará a su servicio para siempre”.

Levítico 25: 44-46

“Los siervos y las siervas que tengas, serán de las naciones que os rodean; de ellos podréis adquirir siervos y siervas. También podréis comprarlos entre los hijos de los huéspedes que residen en medio de vosotros, y de sus familias que viven entre vosotros, es decir, de los nacidos en vuestra tierra. Esos pueden ser vuestra propiedad, y los dejaréis en herencia a vuestros hijos después de vosotros como propiedad perpetua. A estos los podréis tener como siervos; pero si se trata de vuestros hermanos, los israelitas, tú, como entre hermanos, no le mandarás con tiranía”.

Colosenses 3: 22

“Esclavos, obedezcan en todo a sus dueños temporales, pero no con una obediencia fingida, como quien trata de agradar a los hombres, sino con sencillez de corazón, por consideración al Señor. Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón”.

Tito 2: 9

“Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones”.

Europa sostenida por África y América - William Blake.

En India, Egipto, Babilonia, Asiria, Persia, Roma y Grecia se practicó la esclavitud hasta entre miembros de un mismo pueblo, tal como se menciona en el párrafo del Levítico reproducido más arriba; había una conjunción entre trabajo, producción y esclavitud, no concibiéndose el uno sin el otro9.

Esta esclavitud blanca, fuerza de trabajo en beneficio de las clases dominantes, estaba extendida por toda Europa: alrededor del año 1000, a la mitad sur de Irlanda se la llamaba “la mitad esclava”; el norte de Francia se especializó en la fabricación de eunucos y, en España, Barcelona creció gracias a sus esclavos. En las ciudades del Islam y en la China, la esclavitud también era una práctica enquistada en la vida cotidiana10.

En Europa, durante la Edad Media, en general la servidumbre reemplazó a la esclavitud; los siervos eran libres jurídicamente y tenían ciertos derechos, pero estaban sometidos a trabajar la tierra para el señor feudal. En todo caso los siervos, a diferencia de los esclavos, eran semilibres y gozaban de una serie de derechos.

No vamos a profundizar en los casos de esclavitud de la Antigüedad y de la Edad Media. Como conclusión de estos antecedentes, podemos decir que, si bien el concepto de esclavitud difiere de acuerdo con las distintas épocas y lugares donde se utilizó, destacamos tres criterios que se proyectaron hacia el futuro y que impactaron en la época de la dominación española en América:

El esclavo era un ser inferior.Jurídicamente era considerado una “cosa”.La esclavitud representaba una importante fuerza de trabajo que impulsaba la economía.

La esclavitud de los africanos en el mundo

El tráfico negrero de africanos fue anterior al descubrimiento de América. En el siglo IX, los comerciantes musulmanes llevaron esclavos negros desde África a los puertos que controlaban en el Mediterráneo; así la España islámica recibió constantemente esclavos negros, si bien su número fue reducido. Es decir que el descubrimiento de nuestro continente no fue la causa de la sumisión de millones de personas, sino que esta práctica aberrante ya era comúnmente utilizada en los países europeos y sus colonias.

Ahora bien, fue el descubrimiento de América que potenció esta “industria” o, si lo prefieren, comercio de la trata, en el que participaron aquellos países europeos que se dicen civilizados y superiores a los americanos por su antigua cultura. No fue otra cosa que imponer la ley del más fuerte sobre el más débil.

Esta actividad involucró a portugueses, ingleses, holandeses, franceses y españoles y, como en la mayoría de los casos de dominación, tuvo la colaboración de algunos grupos de poder africanos que abastecían de esclavos a los europeos. Herbert S. Klein pone de manifiesto esta terrible complicidad:

“Los abastecedores solían ser autoridades locales o miembros de determinada clase de alguna sociedad africana, a veces, mulatos u otros, oriundos también de África, pero sin vinculación con tribu o nación alguna”.11

Los traficantes portugueses, que eran muy activos y capturaban ellos mismos a sus esclavos, con el tiempo, utilizaron cada vez más a estos intermediarios, traidores de su propio pueblo.

Los millones de esclavos que migraron forzadamente a territorio americano contribuyeron, por un lado, al desarrollo económico de determinadas zonas de la sociedad colonial y, por el otro, produjeron el estancamiento productivo de África12.

Sergio Bagú, en su Economía de la sociedad colonial, afirma que “el más formidable motor de acumulación de capital mercantil europeo, fue la esclavitud americana, a su vez ese capital resultó la piedra fundamental sobre la cual se construyó el gigantesco capital industrial de los tiempos contemporáneos”.

En definitiva, los europeos le deben su esplendor tan elogiado, al oro y la plata americana que se llevaron durante siglos, al sometimiento de los pueblos originarios y a la terrible institución de la esclavitud africana.

Capítulo I

La trata de negros en América

La introducción de la esclavitud negra en nuestro continente se realizó con el propósito de reemplazar en las Antillas a la mano de obra indígena, que se extinguía rápidamente ante la rigurosidad del trabajo forzoso, el sometimiento y la transmisión de enfermedades desconocidas.

Los padres dominicos de la isla La Española fueron los primeros en intentar llegar al rey para reclamar por la situación de los indios. Se sumó fray Bartolomé de Las Casas quien, viendo la indefensión de los indios, solicitó en su Historia de Indias la introducción de esclavos negros, hecho por el cual se arrepintió cuando observó la dimensión que tomó el fatídico comercio13. Veamos un párrafo de la carta que le envió al Consejo de Indias14, el 20 de enero de 1531:

“El remedio de los cristianos es este, mui cierto, que S. M. tenga por bien de prestar á cada una de estas islas quinientos ó seiscientos negros, ó lo que paresciere que al presente vastaren para que se distribuyan por los vecinos, é que hoy no tienen otra cosa sino Yndios [...] se los fien por tres años, apotecados los negros á la misma deuda [...]. Una, Señores, de las causas grandes que han ayudado á perderse esta tierra, é no se poblar más de lo que se han poblado [...] es no conceder libremente á todos quantos quisieren traer las licencias de los negros [...]”.15

Pero no fue solo la prédica de los dominicos y de Bartolomé de Las Casas la que hizo pensar en la introducción de esclavos negros en América, sino también la de funcionarios de Indias, laicos y eclesiásticos, que veían la necesidad económica de aumentar la fuerza de trabajo16.

Por lo tanto, los factores que influyeron en el reemplazo fueron tres:

Los indígenas preferían dejarse morir de hambre o suicidarse, antes que soportar las exigencias del trabajo al que los sometían los españoles.Tenían un elevado índice de mortandad debido a su debilidad física.La posibilidad real de reemplazarlos por trabajadores negros, para lo que contaban con todos los recursos necesarios17.

Tanto Hernán Cortés como Francisco Pizarro y el resto de los conquistadores de las tierras americanas, introdujeron gran cantidad de esclavos negros al continente. La Corona española también dio permiso a los funcionarios nombrados por el Consejo de Indias, demostrándose así que los esclavos negros llegaron a América con la conquista misma y no después18.

Debido al incremento del comercio con América, se consideró únicamente el tema de la mano de obra y su productividad, por lo que se abandonó por completo el cuestionamiento moral a la esclavitud y se la trató como un fenómeno natural originado en la antigüedad19.

Para los europeos del siglo XV (y de siglos posteriores también), los negros eran animales. La ignorancia y el racismo se ven reflejadas en Malafante, un mercader italiano agente del Banco Centurione20 que escribió:

“Los negros son en hechos carnales como las bestias: el padre conoce [tiene relaciones sexuales] a su hija, el hijo a su hermana y se reproducen grandemente pues allí una mujer da a luz hasta cinco hijos de un parto; tampoco puede dudarse de que son comedores de carne humana”.21

Este es solo un ejemplo de miles de testimonios que circularon y que describían a los africanos como hombres lobo, monstruos semejantes a los humanos, infieles y bárbaros, incultos, groseros, inhumanos y miserables, similares a perros hambrientos, viles, traidores, ociosos, borrachos. En fin, una serie de relatos fantásticos para alimentar el imaginario popular, que creía en la existencia de dragones, faunas enormes, hombres con un solo ojo, que no hicieron más que cimentar la justificación de los blancos para someter a los negros.

Como rara paradoja, durante la primera mitad del siglo XVI existieron esclavos que a su vez esclavizaban: eran grupos de negros necesarios para completar las tripulaciones de los barcos, que participaron de las expediciones y conquistas. Se consideraban aliados auxiliares de los españoles y obtuvieron el derecho a poseer esclavos22. Más tarde llegaron esclavos negros en forma masiva, exclusivamente como mano de obra.

Esclavos que esclavizaban. Dominio público/Wellcome images.

Compañías, monopolios y asientos

Un dato muy importante a tener en cuenta es que la Corona española intentó, desde el descubrimiento del mal llamado Nuevo Mundo, mantener el monopolio comercial con sus colonias. Por momentos lo logró, pero, la vastedad del territorio, las enormes distancias, los vaivenes de las alianzas y enfrentamientos europeos, hicieron prácticamente imposible que el intercambio comercial fuera solo con España.

En una primera etapa que abarca desde el descubrimiento hasta mediados del siglo XVI (abdicación de Carlos V en 1555), la Corona española tuvo la exclusividad del comercio de las Indias, y solo debió preocuparse por repartirse los territorios de influencia con Portugal. Los portugueses monopolizaron el comercio negrero en el siglo XVI, sobre todo después de 1580 cuando las coronas de España y Portugal se unieron bajo el reinado de Felipe II; entonces ya no había razones para prohibir a los mercaderes portugueses el indigno comercio, porque pertenecían al mismo reino.

La segunda etapa abarca hasta mediados del siglo XVII (fin del reinado de Felipe IV en 1655); su principal característica fue la aparición en escena de los corsarios holandeses e ingleses y de filibusteros y bucaneros franceses, mientras España se ocupaba de las guerras en Europa y la rebelión de los Países Bajos.

La tercera etapa se extendió hasta fines del siglo XVII, donde las potencias extranjeras pusieron pie en las Antillas españolas, donde contaban con bases para servir a las necesitadas colonias del reino de España.

El cuarto período abarcó desde 1700 hasta 1750 donde las potencias marítimas intentaron asegurarse ventajas comerciales, aprovechando la debilidad española que debía abandonar el monopolio para poder proveer a sus colonias de las mercaderías necesarias. Así surgieron los denominados “asientos”, contratos en los que un particular o una compañía reemplazaban al gobierno español en el comercio negrero.

El quinto y último período, desde 1750 en adelante, se caracterizó por el intento de España de no depender de extranjeros para la provisión de esclavos, por lo que se encaminó a la libertad de comercio.

Plano de Buenos Aires de 1757. Solo 47 manzanas. Nicholas Bellin - París.

Sobre la base de estos períodos comerciales, podemos identificar cinco momentosimportantes en la trata de esclavos negros:

Hasta 1510, no podemos hablar de trata ya que solo ingresan individuos aislados. Hacia 1513, la Corona española tomó una medida económica que favoreció el ingreso de esclavos en América, ya que aplicó un impuesto de dos ducados por cada cabeza de esclavos que ingresara, lo que implicó obtener una licencia previa, que en 1578 costaba 30 ducados; esto generó una enorme fuente de ingresos23.Licencias acordadas a particulares, con España fuerte en el monopolio. Había varios tipos de licencias:Esclavos para el servicio doméstico.Solo por negocio.Para fomentar la colonización de emigrantes, exploradores y agentes de empresa.Fiscales, empleadas como instrumentos de crédito y medios de pago.Mercedes o gracias, otorgadas para favorecer a determinados comerciantes24.Asientos o monopolios de traficantes especializados, con España debilitada y dependiendo de los extranjeros. Recordamos que, el asiento de negros, era un contrato en el que un particular o una compañía reemplazaban al gobierno español en la administración del comercio de esclavos, ya sea en todas las Indias o en determinada región.Grandes compañías negreras nacionales, en un intento por arrebatar a los extranjeros el negocio y cederlo a las propias colonias.
Portada del Asiento firmado entre Inglaterra y España para la introducción de esclavos negros en la América Española.
Libertad de comercio, en la que las colonias comerciaban directamente con los países extranjeros sin la participación de España como intermediario25.

En el anexo I encontrarán otra división más detallada de los asientos otorgados por la Corona española. Siempre debe tenerse en cuenta que estas divisiones son solo a los efectos de dar algo más de claridad a un período complejo.

Para no entrar en demasiados detalles que no son objeto de este libro, vale resumir que España, Francia y Portugal por un lado, Holanda e Inglaterra por el otro, se repartieron el comercio negrero; la preponderancia y supremacía de una sobre otra dependía de los avatares políticos y los resultados de las alianzas, treguas y guerras entre ellos. Entre los siglos XVI y XVIII, el comercio era llevado adelante por compañías que recibían las licencias del país dominador de turno o que utilizaban el contrabando como arma de debilitamiento económico del enemigo. Podemos decir que fue el primer negocio global, donde los países europeos triangulaban entre su continente, África y América, distribuyendo mercaderías y esclavos, para retornar a sus puertos de origen con materias primas americanas.

Con la intención de mantener el monopolio colonial, España solo tenía habilitados algunos puertos en la península (por ej. Cádiz y San Lucas de Barrameda) y dos en América del Sur (Cartagena y Portobelo), además de algunos en América Central como La Habana y Veracruz. Buenos Aires y Montevideo permanecieron cerradas al resto del mundo hasta fines del siglo XVIII, salvo por el intenso contrabando practicado sobre todo con el Brasil de los portugueses26.

Cuando comenzaron los movimientos de emancipación y sus guerras en Hispanoamérica, el tráfico negrero casi se suspendió totalmente, pero eso no significó su eliminación ni la abolición inmediata de la esclavitud27; veremos oportunamente cuánto tiempo duró en el territorio que hoy ocupa la Argentina, particularmente en Buenos Aires.

Legislación respaldatoria

Esta maldita institución tuvo una legislación que la respaldó a través de los siglos, con autorizaciones de reyes y gobiernos que le daban legalidad al secuestro y desarraigo de seres humanos africanos, utilizados como motor de la economía occidental.

A continuación, resumimos una serie hitos en la historia de la esclavitud americana, entre los que encontramos disposiciones, leyes y tratados que se aplicaron para favorecer el comercio de esclavos en América hasta su abolición.

1479 Tratado de Alcaçovas mediante el cual España autorizó la venta de esclavos en su territorio. El centro de la trata era Sevilla.1494 El Tratado de Tordesillas, que trazó la línea divisoria entre España y Portugal para las exploraciones de nuevas tierras, impuso igualmente límites que impidieron durante los primeros siglos de la colonia el comercio directo de esclavos desde las costas de África.1502 Se introdujeron los primeros esclavos en las islas del Caribe. Primero se autorizaron en La Española (hoy Dominicana y Haití), pero para 1530 se institucionalizaron ya en el resto del Caribe. Como ejemplo del aumento de la población negra en toda el área del Caribe, podemos usar el caso de Puerto Rico que contaba con 327 blancos y 2292 esclavos.1516 Se iniciaron los ingenios de azúcar en La Española.1518 Durante los años 1518-1519 tuvo lugar una fuerte epidemia de viruela en el Caribe que mermó drásticamente la población aborigen, acelerándose el aumento de la población negra.1522 Los esclavos negros se sublevaron en el ingenio del “gobernador de las Islas y Tierra Firme”, Diego Colón. Gonzalo Fernández de Oviedo en sus crónicas, describió la sublevación y la represión subsiguiente.1530Se sublevaron los esclavos en la ciudad panameña de Acla. Fue la primera rebelión de gran magnitud de una larga serie de alzamientos, uno de los métodos de los esclavos para obtener la libertad.1547 Las rebeliones de esclavos negros se repitieron en toda la región del Caribe: en 1532 en Venezuela, en 1533 en Cuba y Panamá. En 1547 se destacó la prolongada rebelión de Sebastián Lemba en La Española, en 1550 la de Juan Criollo que duró varios años. En 1579 los negros rebeldes en Portobelo (Panamá) llegaron a firmar un tratado de paz con los colonos españoles mediante el cual consiguieron la libertad colectiva.1600 La población de ascendencia precolombina prácticamente había desaparecido del Caribe.1619 Un barco negrero holandés llegó a Jamestown en las costas de Estados Unidos y se vio forzado a cambiar su carga de esclavos por provisiones. Se inició así la entrada de la población negra a Estados Unidos, pero recién en la década de 1680 se reguló la situación de los esclavos.1630 Inglaterra inició la industria del azúcar en Barbados. En 1692 sofocó un levantamiento general de los esclavos de la isla.1635 Inglaterra se apoderó de Jamaica. Se sucedieron rebeliones de los esclavos negros.1663 El Estado de Maryland (EE. UU.) estableció leyes que estipularon que “todos los negros importados deberán ser considerados como esclavos”. En 1664 se legisló que los esclavos debían servir de por vida. Se prohibió también el matrimonio entre mujer blanca y hombre negro.1685 Para regular la esclavitud en el Caribe francés, Francia promulgó el “Coda Noir”(Código Negro, ver la adaptación española en el anexo II de este libro).
Toussaint Louverture – Haití primera independencia americana. Dominio público/Alamy Stock Photo.
1713Acuerdo entre España e Inglaterra para que esta última se hiciera cargo del comercio esclavista en la América Española por treinta años.1780-90 Década de máxima actividad en el comercio transatlántico de esclavos.1789 La Real Cédula del Rey de España concedió libertad a españoles y extranjeros para el comercio de negros con las islas de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico y Provincia de Caracas.1791 Los esclavos se rebelaron en Haití y en 1804 declararon su independencia. Esta fue la primera revolución emancipadora de América.1801 Francoise Dominique Toussaint Louverture ocupó Santo Domingo y proclamó la libertad de los esclavos.1812 Se sofocaron las rebeliones de esclavos en Puerto Rico y Cuba; los esclavistas temían que se duplicaran los sucesos de Haití.En el Imperio británico sucesivas medidas legislativas (1807, 1827, 1833 y 1834) prohibieron primero la trata para, posteriormente, declarar abolida la esclavitud. La mayoría de los países europeos, en muchos casos bajo presión británica, hicieron lo propio entre 1830 y 1860. Sin embargo, estas nuevas leyes supuestamente proteccionistas de los derechos humanos, eran solo la fachada de lo que comenzó a implementarse mucho tiempo después, ya que extraoficialmente las principales potencias mantuvieron varios años más el tráfico de personas.

Razas y mezclas: negros, mulatos, tercerón, zambos, zambos prietos, salto atrás

Antes de entrar en la historia de la esclavitud en el Río de la Plata, vamos a detallar las diferentes variedades de las mezclas de razas con los africanos, muchas de las cuales aparecen en el desarrollo de este libro.

En los documentos coloniales, desde el siglo XVI y hasta el XIX, a quienes poseían entre sus antecesores sangre africana, musulmana o judía, los denominaban personas de mala raza, prohibiéndoles el casamiento con los blancos28. Sin embargo, este impedimento legal no dificultó el mestizaje de la raza negra con otras razas.

La mezcla de razas con los negros produjo muchas variedades, las principales eran:

Mulato o Pardo: negro con blanca, negra con blanco.Tercerón: blanco con mulata, blanca con mulato.Cuarterón: blanco con tercerona, blanca con tercerón.Quinterón: blanco con cuarterona, blanca con cuarterón.Zambo: negro con india, negra con indio.Zambo prieto: negro con zamba, negra con zambo.Chino: mulato con india, mulata con indio.Salto atrás: cuando un hijo era más negro que sus padres.Lobo/a: salto atrás con mulato, salto atrás con mulata.Gílvaro: lobo con china, loba con chino.Albarazado: gílvaro con mulata, gílvaro con mulato.Cambujo: albarazado con negra, albarazada con negro.

Asimismo, existía una clasificación que consideraba el tiempo que había transcurrido desde que el esclavo ingresó a América:

Bozal: esclavo recién llegado que todavía no había aprendido el castellano.Ladino: esclavo africano que ya había adoptado el idioma y las costumbres hispanoamericanas.Criollo: esclavo que había nacido en América.Cimarrón: esclavo castigado por la justicia por prófugo o por haber cometido un delito grave29.

También había una clasificación por edades:

Mulecón o Mulecona: entre 12 y 15 años.Muleque o Muleca: entre 7 y 10 o 12 añosMulequillos o Mulequillas: niños muy pequeños. Algunos ejemplos de naciones africanas - Dibujos de Juan Mauricio Rugendas.

Capítulo II

La introducción de esclavos en el Río de la Plata

De dónde venían

La esclavitud no solo mermó las comunidades africanas, sino también intentó suprimir todas sus formas culturales, dejando apenas algunos rasgos de esa cultura, profundamente modificados por las comunidades donde fueron obligados a servir30.

De los puertos hispanoamericanos, Buenos Aires junto con el de Cartagena fueron los que más esclavos recibieron.

¿De dónde eran arrancados los esclavos que llegaron a Buenos Aires? No todos los ingresados por el Río de la Plata provenían directamente de África: casi el 60 % procedía desde el Brasil, aunque allí llegaban también desde el continente africano.

Más de la mitad de los que venían desde África pertenecían a la zona costera del océano Atlántico, mientras que el resto era capturado en el interior o en las costas del océano Índico, especialmente en Mozambique. El mayor número provenía de África meridional:

Guinea: se decía que todos los bozales que llegaban a Buenos Aires eran guineanos, pero esto respondía al error de considerar África en conjunto, por lo que es imposible que esto sea un dato verdadero31.Congo (ex Belga y Francés): tiene una pequeña costa sobre el Atlántico y se interna en el corazón del continente. Angola: al sur del Congo, con una amplia costa.

Los dos últimos territorios eran habitados por los bantúes que no constituían una unidad étnica, pero sí una familia lingüística32. Eran fundamentalmente cazadores y agricultores y tenían arraigada la jerarquía social, por lo que los gobernaba un rey y estaba generalizada la creencia en un solo dios.

Los provenientes de Brasil venían de los grandes mercados negreros que funcionaban en Río de Janeiro, Bahía y Recife33, que en su mayoría también eran traídos de aquellas cuatro regiones de África (Mozambique, Guinea, Congo y Angola).

Mapa de la trata de esclavos 1500-1870.

Tabla 1: Esclavos arribados al Río de la Plata desde Brasil, según puerto de embarque 1777-1812.

Total

Río de Janeiro

Salvador

Otros Puertos

Sin especificar

Total

Cantidad

22.617

11.375

3.565

4.695

42.252

Porcentaje

54 %

27 %

8 %

11 %

100 %

Fuente: Borucki (2011), p. 92.

Tabla 2: Esclavos arribados al Río de la Plata desde África según área de embarque 1777-1812.

Total

África centro occidental

África sur oriental

Golfo de Benín

Golfo de Biafra

Costa de Oro

Guinea occidental

Sin datos

Total

Cantidad

5.638

12.509

385

3.610

1.869

1.859

2.103

27.973

Porcentaje

20 %

45 %

1 %

13 %

7 %

7 %

7 %

100 %

Fuente Borucki (2011), p. 95.

La bibliografía consultada difiere en la procedencia de los esclavos, debido a la falta de documentación provocada sobre todo por el contrabando. Las regiones mencionadas son aquellas en las que la mayoría coincide, aunque hay que agregar Sudán occidental y la isla de Madagascar34.

En los contratos de compraventa, solo en ocasiones se consignaba la procedencia del esclavo, ya que desde un punto de vista netamente europeo existía un prejuicio que indicaba que, de acuerdo con la zona de donde provenían, los esclavos podían ser mejores para uno u otro oficio, determinaba si eran haraganes o laboriosos, si tenían inclinación por el alcohol o su grado de docilidad35, debido a la misma mentalidad cerrada y obtusa que los europeos utilizaron al encontrarse con las culturas americanas, donde ellos representaban la civilización y todos los demás la barbarie.

Una dificultad más para el análisis de la procedencia fue que los esclavos que se desembarcaban en un puerto-factoría africano tomaban el nombre de estos y, si un barco debía tocar varios puertos para completar su carga, quedaba consignado el nombre del último36.

Como resumen, podemos decir que los esclavos africanos que ingresaron al Río de la Plata fueron arrancados principalmente de la costa oeste desde Gambia hasta Angola y desde la costa este desde Kenia hasta Mozambique. Lingüísticamente pertenecían a la familia de los negroides; esta familia puede ser dividida entre los negros puros ubicados más al norte, y los bantúes, al sur37. Studer asegura que se preferían esclavos de Angola y del Congo por ser “más robustos, buenos trabajadores y afables en el trato”38.

Cuántos esclavos llegaron

¿Para qué se necesitaban esclavos en Buenos Aires? Fueron fuerza de trabajo para el campo y la ciudad, destinados a proveer mano de obra al gobierno de turno, al clero y a los particulares. En la ciudad, principalmente se los destinó a la servidumbre doméstica39 y a algunos oficios que fueron aprendiendo. Nuestros ciudadanos, sobre todo los pertenecientes a las familias de la élite, obtuvieron numerosos permisos para traer esclavos para su propio usufructo40.

Podemos distinguir cuatro períodos diferentes del ingreso de esclavos al Río de la Plata, aunque tanto las etapas como las fechas difieren según los autores41. Establecer fechas límites en la historia, salvo cuando nos referimos a grandes acontecimientos, como por ejemplo, descubrimientos, batallas, ascensos o caídas de gobiernos, es un tema controvertido. Esta es una clasificación posible de los cuatro períodos:

Penetración esporádica hasta fines del siglo XVII (hasta el 1700).Capitulaciones y asientos desde 1701 hasta 1740.Licencias y asientos otorgados a comerciantes y compañías particulares de 1741 a 1791 (año de la Real Cédula de Libertad de Tráfico para el Virreinato del Río de la Plata).Penetración creciente y libre, desde 1791 hasta 181042.

La misma dificultad para determinar con certeza la procedencia de los esclavos la tenemos para determinar la cantidad; además de los motivos ya mencionados en el título anterior influyó el contrabando ejercido casi permanentemente en el período estudiado y también la medida pieza de indias, que podía estar integrada por más de una persona. Una pieza de indias era una medida que en general se utilizaba en los documentos. Podía estar integrada por un solo esclavo o por más de uno, de acuerdo con su edad o estado de salud. En general, era un esclavo de sexo masculino o femenino, entre los 15 y los 25 años, sano, fuerte y sin defectos físicos. Aquellos que no cumplían con todos estos requisitos se catalogaban como un cuarto, media o cuartas quintas partes de la medida. Por lo tanto, una pieza de indias podía estar integrada por un solo esclavo o por las combinaciones posibles; por ejemplo por cuatro (cuatro cuartos), por dos (dos medios), por tres (dos cuartos y un medio) o por cinco43. Esto es una dificultad más para determinar con cierta exactitud el número de esclavos que llegaron a América.

Vamos a recurrir a diferentes autores para dar un panorama aproximado de la cantidad de esclavos negros ingresados por nuestro puerto.

Entre 1595 y 1680, se registraron 22.892 ingresos legales, aunque seguramente la entrada por contrabando fue mucho mayor; un ejemplo de esa diferencia es que de los 12.778 ingresados desde el Brasil entre 1606 y 1625, solo 288 tenían permiso de la Corona española, 11.262 fueron confiscados a contrabandistas para luego ser vendidos en la ciudad y 1.288 fueron descargados de barcos a los que se les permitió el ingreso aunque no tenían permiso real. Esto hace suponer, con mucho fundamento, que si se detectaron todos esos ilegales, el número de los contrabandeados fue muy importante. Entre 1742 y 1806 desde Brasil ingresaron en forma legal 12.47344.

Un dato que podríamos llamar curioso: el primer informe de esclavitud ilegal en el actual territorio de Argentina señala al obispo de Tucumán fray Francisco de Vitoria, portugués y comerciante que, debido al fracaso de sus negocios, ingresó a la orden de Santo Domingo y llegó a procurador general de la provincia en 1580. En 1585 fue descubierto importando africanos desde Brasil sin permiso, por lo que se le confiscó todo el cargamento. Sin embargo, el religioso siguió con sus andanzas, contrabandeando esclavos aquí y también en Paraguay, hasta que en 1602 el propio rey de España lo acusó de sobornar a los funcionarios de Buenos Aires, sin los cuales el buen obispo no hubiera podido concretar sus negocios ilegales45. Cuando se le acabó el negocio al obispo, ya había importado algo más de seis mil esclavos.

Fray Francisco de Vitoria, obispo de Tucumán, el primer contrabandista.

Entre 1701 y 1712 la Real Compañía Francesa de Guinea estuvo a cargo del ingreso de esclavos a Buenos Aires. Introdujeron alrededor de 3.500 negros. A partir de 1704 eran despachados desde el puerto de Assinie en la Costa de Marfil, no solo hacia Buenos Aires, sino también hasta los puertos de El Callao (Perú), La Habana (Cuba) y Campeche (Brasil).

Desde 1713 hasta pasado 1740, fueron los ingleses de la South Sea Company los que obtuvieron la exclusividad del tráfico, e introdujeron cien mil esclavos. Los flemáticos ingleses ostentan el deshonroso título de ser los grandes traficantes de esclavos en todo el mundo, por eso Galeano dice que “Inglaterra fue, hasta que ya no le resultó conveniente, la gran campeona de la compra y venta de carne humana”46.

A partir de 1740, este comercio infame estuvo a cargo de negreros locales de ilustres apellidos: Martín de Sarratea, Thomas de Arroyo, Domingo de Acassusso, Juan de Narbona, Manuel de Basavilbaso, Tomás Antonio Romero, Pedro Duval, Francisco Dubois y Martín de Álzaga47.

Refiriéndose a los negreros locales, José Luis Lanuza asegura:

“A pesar de sus blancas gorgueras48 y de sus puños de encajes, nuestros antepasados de la colonia tienen sus puntas y ribetes negreros. Todos chalanean49 mercadería de ébano. Saben juzgar a una persona como a un animal, adivinándoles de un vistazo el rendimiento, la edad y las mañas. Psicología intuitiva que les servirá luego para valuar de una ojeada, en cuerpo y en alma, a negros y blancos”.50

Buenos Aires se convirtió entre 1770 y 1800 en una ciudad comercial y burocrática, ya que por su puerto tuvieron salida la mayor cantidad de las producciones del virreinato, fundamentalmente las de ganadería. El tráfico de negros, el comercio con otras colonias españolas y con las colonias extranjeras constituyeron la base del crecimiento de la ciudad, tanto en población como en estructura y, por consiguiente, del enriquecimiento de la burguesía comercial porteña.

Ricardo Rodríguez Molas hace un inventario parcial de los comerciantes de Buenos Aires que se dedicaron al oficio de negreros y amasaron su futuro y el de sus descendientes con el comercio de carne humana:

Miguel de Riglos

Pedro de Warnes

Domingo de Acassuso

José Luis de Arellano

Lezica y Torrezuri

Manuel José de Borda

Pedro Duval

Tomás Antonio Romero

José de María

Narciso Irauzaga

Manuel Aguirre

Rafael Guardia

Agustín García

José Hernández

Martín de Álzaga

Andrés Lista

F. de Añorga

José de la Oyuela

Casimiro Necochea

Dr. Francisco del Llano

M. A. Cornet

Francisco Javier Ferrer

Benito Olazábal

F. Pereyra

F. Vidal

Molino Torres

Manuel C. Pacheco

Francisco del Sar

Bartolomé Rosiano

José Mila de la Roca

José Antonio Blanco

Antonio Maciel

Francisco Ignacio Ugarte

Ventura Miguel Marcó del Pont

Román Braudix

Francisco Antonio Beláustegui

José Forneguera

Martín Elordi

Jaime Lavallol

Diego de Aguero

González Cazón

Juan Evangelista Terrada

Martín de Sarratea

Tomás O’Gorman

Mateo Magariños

Antonio Soler

Andrés Arroyo

Sánchez Boado

Domingo Belgrano Pérez

Nicolás del Acha, entre otros51.

En la lista encontramos apellidos de familias porteñas tradicionales, muchos de ellos convertidos en nombres de calles actuales. Me gustaría llamar la atención sobre uno de los nombres de la lista: Domingo Belgrano Pérez. Sí, era el padre de Manuel Belgrano y uno de los principales traficantes negreros del Río de la Plata. Había nacido en la ciudad de Oneglia, perteneciente a Liguria (Italia), aunque desde muy joven se radicó en Cádiz, el puerto comercial español que brindaba oportunidades de negocio. En la búsqueda de incrementar esas oportunidades, llegó a Buenos Aires en 1750, donde el contrabando rendía sus frutos rápidamente. Trabajó en la Aduana, puesto oficial que le permitió incrementar sus negocios y su fortuna, hasta que estalló un escándalo en 1789, ya que el virrey Nicolás del Campo y Rodríguez de Salamanca, abrumado por los negocios turbios, decidió terminar con un esquema de doble moral (comercio legal y contrabando) que él mismo había propiciado. Domingo Belgrano, junto con sus socios Francisco Ximénez de Mesa y Francisco de Ortega y Monroy, fue detenido y embargado. Su hijo Manuel, que estaba estudiando en España, creía que todo era una confabulación contra su padre. Finalmente, en mayo de 1792, el nuevo virrey Nicolás de Arredondo determinó la liberación de Domingo Belgrano y lo obligó al pago de las costas procesales. Una decisión arbitraria del virrey que, de esa manera, ocultaba toda la red de negocios ilegales que involucraba a la mayoría de la alta sociedad colonial52.

Schávelzon expone con palabras crudas aquello que ha sido ocultado y borrado de la memoria histórica de nuestro país:

“[...] las ingentes fortunas hechas con la venta de seres humanos y con la explotación de su trabajo; las terribles caravanas que salían desde Buenos Aires hacia Potosí, el interior del país, llevando los esclavos ingresados en su mayor parte de contrabando”.53

El contrabando benefició a los comerciantes, a los vecinos caracterizados ya sea españoles, extranjeros o criollos, y también a los funcionarios de la Corona que ganaron dinero extra con las rentas que recibían por mirar para otro lado u ocultar el comercio ilegal.

La historia es una construcción que se hace desde el presente y es difícil juzgar a las personas, sobre todo a quienes vivieron en el pasado y en circunstancias y contextos totalmente diferentes; sin embargo, esclavizar a otra persona es denigrante en cualquier época del devenir humano.

En la búsqueda de beneficios económicos, Buenos Aires se convirtió en un centro negrero:

“La corriente negrera comercial encauzada por el puerto de Buenos Aires, fue el motivo de serios cambios y desniveles con los negocios con el orden social. Los negociadores internacionales convirtieron a la ciudad en una verdadera factoría, en el centro de oficinas y establecimientos donde desarrollaban sus actividades administrativas y financieras, cuyos servicios brindaban jugosos beneficios económicos. Los gobernadores y oficiales reales, responsables del tráfico desarrollado en el puerto, se enriquecieron, no precisamente por su salario, sino por su participación en la actividad de los mercaderes, que tenían bajo su control. El orden burocrático imponía trabas y fiscalizaciones comerciales, u ofrecía la posibilidad opuesta: el disimulo. En torno a esta dos alternativas giraba toda la mala o buena fortuna de los funcionarios”.54

Así, los esclavos circularon por todo el país y poblaron también Buenos Aires, a un nivel que en el siglo XX y XXI ignoramos, producto de una negación que fue toda una política de Estado, como veremos más adelante.

Para 1770, Concolorcorvo, en su libro El lazarillo de ciegos caminantes (1776) relató con cierto grado de detalle cómo estaba compuesta la población de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires:

Detalle

Españoles

Europeos no españoles

Criollos

Total

%

Hombres

1.398

456

1.785

3.639

17 %

Mujeres

4.508

20 %

Niños ambos sexos

3.985

18 %

Oficiales, soldados y dedicados a la religión de ambos sexos; presos, indios, negros y mulatos, libres de ambos sexos y de todas las edades

 

 

 

5.712

26 %

Esclavos negros y mulatos, ambos sexos y de todas las edades

 

 

 

4.163

19 %

Total de población de Buenos Aires

22.007

100 %

Vemos en el cuadro anterior que casi un veinte por ciento de los habitantes de Buenos Aires eran esclavos, sin contar a los libertos55.

Entre 1777 y 1812, las cifras oficiales dicen que ingresaron al Río de la Plata, en especial a Montevideo (puerto autorizado para la trata), 60.393 esclavos en 582 viajes desde Brasil y África. El contrabando aportó seguramente muchos miles más que no han quedado registrados56. Estudios recientes indican cifras similares para el mismo período: 70.225 esclavos llegaron desde Brasil y África en 712 viajes, lo que incrementó la población esclava de la ciudad de Buenos Aires en un 101 %57.

La Corona española intentó conservar el monopolio del comercio con sus colonias americanas, pero la extensión del territorio, la lejanía del reino central y la avidez de los países competidores por explotar las riquezas del denominado Nuevo Mundo, lo hicieron imposible. Todo esto motivó cambios de política, otorgando primero permisos a particulares, luego asientos a compañías extranjeras de países por momentos aliados o bajo la misma casa monárquica, más adelante a los negreros locales y, finalmente, liberando el comercio. Todos los esfuerzos para mantener el monopolio fueron inútiles, ya que el contrabando superó con creces el comercio legal de esclavos, lo que hace casi imposible determinar con cierta exactitud los lugares de procedencia y el número real de ingresos.

¿Cómo se hacía ese contrabando? Una de las prácticas habituales era cargar el barco con esclavos hasta la mitad de su capacidad en nombre de una supuesta comodidad, completando la otra mitad con mercadería no declarada, la que se desembarcaba clandestinamente durante la noche o durante el día en la extensa costa que va desde el Delta hasta Samborombón. La mercadería se descargaba en pequeñas cantidades y en distintos puntos de la costa, desde donde los gauchos las llevaban a las quintas cercanas a Buenos Aires con la complicidad de los funcionarios de turno. Una vez descargada la mercadería ilegal, el barco entraba al puerto de Buenos Aires con los negros que habían sobrevivido a la travesía58.

Para formarnos una idea de procedencia y cantidades, a continuación detallamos un cuadro con cifras oficiales, publicado por Reid Andrews:

Lugar de nacimiento de africanos residentes en la ciudad de Buenos Aires. C. 1750-1830. Tabulados de tres fuentes diferentes59.

Región

Importaciones de esclavos 1742-1806

Africanos reclutados 1810-20

Africanos enrolados en muestra censo municipal 1827

África occidental

3.979

44

127

Congo y Angola

2.742

---

---

Congo

---

25

41

Angola

---

40

25

África del sur

114

0

0

África oriental

4.708

21

10

Lugar desconocido

1.529

19

51

Total

13.072

149

254

Fuentes: Columna 1: Elena F. Scheuss de Studer. La trata de negros en el Río de la Plata durante el siglo XVIII (Buenos Aires, 1958) pp. 324-25.

Columna 2: Archivo General de la Nación 3 59-1-1, 59-1-6, 59-2-1, 59-2-4, 59-2-7.

Columna 3: Archivo General de la Nación 10 23-5-5-, 23-5-6.

Si hablamos de cifras estimadas, Mellafe calcula que ingresaron vivos a Hispanoamérica en la época colonial alrededor de tres millones de esclavos negros60, de los cuales doscientos cincuenta mil entraron por los puertos de Montevideo y Buenos Aires entre 1580 y 181061.

Otros autores hablan de cifras estimadas entre diez y veinte millones, considerando que se trató de un negocio provechoso que se mantuvo por cuatro siglos y en el que no solo participaron los reinos de entonces, sino también especuladores, aventureros y contrabandistas62.

Por lo tanto, había esclavos en Buenos aires, muchos más de los que imaginamos y de los que la historia oficial nos cuenta. Durante años han sido invisibilizados, tal vez para ocultar el infame comercio que se realizó en nuestra ciudad capital y que cimentó la fortuna de muchas familias prestigiosas y, además, por el racismo que impide aceptar que la raza negra integra la génesis de nuestra sociedad, que por muchos años se creyó blanca y europea denigrando hasta las propias raíces americanas.

Frank Tannenbaum, en su libro “El negro en las Américas”, define claramente este tema:

“La Argentina, que se jacta de ser europea pura, olvida los hechos de su pasado, pues por más de dos siglos y medio el negro constituyó allí un elemento importante de la población total. No puede conocerse con exactitud el número al que ascendía en el país por ausencia de registros y el contrabando en gran escala.

Buenos Aires se había convertido en un puerto de entrada ilegal de esclavos negros cuyo destino era Perú y, debemos presumirlo, también la Argentina. Un solo hecho es harto significativo. En el breve espacio de veinte años comprendido entre 1606 y 1625, en el puerto de Buenos Aires se denunció la entrada ilegal de 8.925 negros”.63

Marta Goldberg es más dura en sus conceptos refiriéndose a la Argentina:

“Desaparición de personas, desaparición de sujetos históricos [...], se hace desaparecer lo que molesta del mundo de los vivos y hasta de la memoria histórica. País solo de blancos, donde no hubo ni indios ni negros. Argentina quiere ser un país de rubios de ojos azules. País ordenado y prolijo. Que no se parezca a los de Latinoamérica. Ni coreanos, ni bolivianos, ni peruanos, ni chilenos, ni uruguayos. Gente amarilla, gente negra: son raros, son distintos, son peligrosos.

Civilizados: sí, bárbaros y salvajes: jamás”.64

Hay testimonios de época que hablan de veinte mil esclavos en Buenos Aires, aunque nos permitimos dudar de la exactitud de este cálculo al compararlo con otras fuentes. El 26 de septiembre de 1730, el padre Ignacio Chome S.J. desde Corrientes informó:

“Había en Buenos Aires más de veinte mil negros y negras, a quienes faltaba toda instrucción, porque no sabían la lengua española. Como los más eran de Angola, Congo y Loango, me dio ganas de aprender la lengua de Angola, la cual está en uso en esos tres reinos. Salí con mi empeño y en menos de tres meses me puse en estado de oir sus confesiones, tratar con ellos, y explicarles todos los Domingos la Doctrina Cristiana de la Iglesia”.65

El primer censo en lo que luego sería la República Argentina se realizó en 1778, ordenado por el rey de España Carlos II al virrey Juan José de Vértiz y Salcedo; allí se indica que el 30 % de la población era negra, alrededor de 6.000 residían en Buenos Aires sobre 22.000 habitantes, alcanzando la cifra de treinta mil para todo el territorio66. Cifras un poco más exactas hablan de 24.083 personas censadas en Buenos Aires, de los cuales 2.997 eran mulatos, 3.837 negros y un pardo67. En todo el país, el censo de 1778 menciona que sobre un total de 210.000 habitantes, por lo menos 80.000 eran negros, mulatos y zambos. En las provincias del Tucumán (Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Salta y Jujuy) constituían el 60 % de la población.

El porcentaje de la población de origen africano en Buenos aires se mantuvo en el tiempo hasta las primeras décadas del siglo XIX, ya que en 1806 alcanzaban el 30,1 % y, en 1810, el 29,5 %.

Cifras incuestionables, citadas por diversas fuentes, que demuestran que es muy probable que usted o yo, nuestros vecinos, hijos o nietos lleven en la sangre ADN de la raza negra, aunque usted no lo crea.

Capítulo III

La travesía. Los caníbales blancos

Las condiciones en los barcos. Los tumbeiros.

En 1971, Gualterio Jiacopetti y Franco Prósperi dirigieron la película “Adiós Tío Tom”