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El CLIE Atlas Esencial de la Biblia de Carl G. Rasmussen es una mirada cercana y completa a las tierras de la Biblia, y que no se necesita un título bíblico Descubra todo lo que necesita saber sobre las tierras por las que caminó Jesús, viajó Moisés y predicó Pablo. Repleto de mapas multidimensionales, fotos y gráficos, el Atlas Esencial de la Biblia de CLIE está diseñado para ayudarle a comprender mejor la historia y los lugares de la Biblia y su mundo. Este atlas a todo color es conciso pero completo, perfecto para estudiantes de la Biblia, viajeros a Tierra Santa o cualquier lector de la Biblia que tenga curiosidad por saber más sobre los lugares comúnmente mencionados en el Antiguo y el Nuevo Testamento. El CLIE Atlas Esencial de la Biblia presenta: Casi 200 impresionantes mapas multidimensionales y tridimensionales e imágenes a todo color Tecnologías cartográficas precisas y actualizadas Innovadores gráficos y mapas cronológicos que cubren los antecedentes históricos, las regiones, el clima y los caminos. Con este atlas de fácil comprensión, el estudio de la Biblia le resultará más atractivo y comprensible, y aprenderá los datos esenciales sobre las fascinantes tierras de la Biblia.
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Seitenzahl: 221
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Portada
Página de título
Página de derechos
EDITORIAL CLIE
C/ Ferrocarril, 8
08232 VILADECAVALLS
(Barcelona) ESPAÑA
E-mail: [email protected]
http://www.clie.es
Publicado originalmente en inglés bajo el título Zondervan Essential Atlas of the Bible Copyright © 2013 by Carl G. Rasmussen.
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)».
El texto bíblico ha sido tomado de La Palabra (versión Hispanoamérica) (BLPH) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica España. Utilizado con permiso.
Copyrigth © 2022 por CLIE, para la edición en español.
ATLAS ESENCIAL DE LA BIBLIA CLIE
ISBN-e: 9788419055231
Depósito legal: B 18023-2021Obras de referencia
AtlasReferencia: 225168
Contenido
Portada
Página de título
Página de derechos
Prefacio
Abreviaturas
Sección Geográfica
1. Introducción a Oriente Medio general
2. La geografía de Israel y de Jordania
3. La geografía de Egipto
4. La geografía de Siria y Líbano
5. La geografía de Mesopotamia
Sección Histórica
6. El periodo prepatriarcal
7. Los patriarcas y la residencia en Egipto
8. El éxodo y la conquista
9. El asentamiento en Canaán y la época de los jueces
10. La transición a la monarquía: Samuel y Saúl
11. La monarquía unificada: David y Salomón
12. El reino dividido
13. Judá en solitario
14. El exilio y el retorno
15. La llegada de los griegos
16. La revuelta macabea y la dinastía asmonea
17. Los inicios del imperio romano en Palestina
18. La vida de Cristo
19. La expansión de la iglesia en Palestina
20. Los viajes de Pablo
21. Las siete iglesias de Apocalipsis
22. Jerusalén
I. Índice de pasajes bíblicos
II. Índice Temático
Prefacio
Y AGRADECIMIENTOS
Este libro es una adaptación de una obra más completa, el Atlas Zondervan de la Biblia. Comienza con una concisa sección geográfica, que acerca al lector a los territorios de la Biblia, incluyendo Israel/Jordania, Egipto, Siria y Líbano y Mesopotamia. Cada sección está ilustrada con útiles mapas, gráficas e imágenes: topografía, regiones, climatología, caminos, etc.
Tras la sección geográfica figura otra histórica, que proporciona mapas, comentarios, diagramas e imágenes relacionadas con el panorama completo de la historia bíblica, del Antiguo y del Nuevo Testamento, incluyendo el periodo intertestamentario. Hemos dedicado capítulos propios a Jerusalén y a las siete iglesias del Apocalipsis. Los lectores que estén interesados en análisis más completos de lugares, regiones y eventos concretos, pueden consultar el Zondervan Atlas of the Bible, The Zondervan Encyclopedia of the Bible y la página web del autor, www.HolyLandPhotos.org.
Este atlas va destinado a los lectores de la Biblia que quieran tener a mano una información concisa mientras leen el texto bíblico. Es ideal para su uso en grupos de estudio bíblico, clases para adultos sobre la Biblia y viajeros que vayan a Oriente Medio, y será un manual auxiliar útil para impartir clases en institutos de secundaria, universidades y seminarios.
Quiero expresar mi gratitud al lector profesional David Frees, quien contribuyó a iniciar este proyecto, y al lector profesional Madison Trammel, que se ha encargado de supervisarlo hasta su conclusión. Como en el caso del Zondervan Atlas of the Bible, la valiosa experiencia de Kim Tanner se evidencia en la creación y la presentación de mapas, gráficos y fotografías. Mark Connally ha aceptado generosamente ceder el uso de algunas de sus hermosas imágenes para este libro. Mark Sheeres y su equipo han realizado una maquetación que convierte en un placer la consulta y el uso de este volumen. Participé en gran medida en la revisión del texto de la obra más amplia para la redacción de este libro, pero quiero dar las gracias especialmente a Verlyn Verbrugge, cuya sabiduría y habilidad hicieron que este proyecto llegase a buen puerto. Además, quiero manifestar mi gratitud a Stanley Gundry y a Paul Engle por el respaldo y el ánimo que me han ofrecido con el paso de los años.
Por último quiero dar las gracias a mi esposa, Mary, cuyo amor, compañerismo y apoyo en todo momento han sido una bendición para mí y para todos aquellos con quienes entra en contacto.
Carl G. Rasmussen
Abreviaturas
a. C. antes de Cristo
ANET J. B. Pritchard, ed., Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament. Tercera edición. Princeton: Princeton University Press, 1969.
AT Antiguo Testamento
C grados Celsius, centígrados
c., ca. circa, aproximadamente
cap., caps. capítulo, capítulos
cm centímetros
d. C. después de Cristo, tras el nacimiento de Cristo
BA Edad del Bronce antigua o Bronce Antiguo
BM Edad del Bronce media o Bronce Medio
BT Edad del Bronce tardía o Bronce Tardío
ed. , eds. editor, editores
esp. especialmente
et. al. y otros
etc. etcétera, y otros
H. Horbat
heb. hebreo
Jos. Ant. Josefo, Antigüedades de los judíos
Jos. Apión Josefo, Contra Apión
Jos. Guerra Josefo, La guerra de los judíos
Jos. Vida Josefo, Vida de Flavio Josefo
Kh. Khirbet
km kilómetros
mt.(s) monte(s)
m metros
N. Nahr/Nahal
NASB New American Standard Bible
NVI Nueva Versión Internacional
NT Nuevo Testamento
pág., págs. página, páginas
párr. párrafo
p. e. por ejemplo
T. tell (árabe)/tel (hebreo)
v., vs. versículo, versículos
W. wadi
Sección Geográfica
1. Introducción a Oriente Medio general
El escenario en el que transcurren los principales acontecimientos de la historia del Antiguo Testamento incluye todos los países que se muestran en la página 9. Esta enorme masa de tierra está limitada al oeste por el río Nilo y el mar Mediterráneo, al norte por los montes Amanus y Ararat, y al este por los montes Zagros y el golfo Pérsico. Al sur, el desierto de An-Nafud y el extremo sur del Sinaí constituyen una frontera bastante imprecisa
.
Buena parte de Oriente Medio es desértica. Hay grandes sectores de países modernos como Siria, Iraq, Jordania y Arabia Saudí que tienen extensiones desérticas como el desierto Sirio, el An-Nafud, el desierto Arábigo, el Ruba al-Khali, el Néguev, el Sinaí y Egipto. Los mares y los golfos que contribuyen a perfilar Oriente Medio han influido en la vida en esa área. El más importante de ellos es el mar Mediterráneo, que proporciona lluvias vivificadoras a la mayor parte del territorio. Buena parte de lo que ha sucedido en Oriente Medio se puede resumir como la lucha entre la influencia del desierto y del mar Mediterráneo, por un lado, y las personas que han vivido allí, por otro.
La primera sección de este libro esboza brevemente algunos de los obstáculos que presenta esta parte del mundo: geografía, clima, caminos, rutas comerciales, suministro de alimentos y otros factores semejantes. Resulta sencillo determinar dónde ha vivido la mayoría de los habitantes de Oriente Próximo si señalamos en un mapa las áreas regadas por el Nilo, el Tigris y el Éufrates, así como aquellas regiones que reciben más de 30 cm de lluvia al año. Esta área tiene aproximadamente la forma de una luna creciente, con uno de sus extremos en el río Nilo y el otro en el golfo Pérsico. Se la ha llamado pertinentemente “el creciente fértil”.
2. La geografía de Israel y de Jordania
Orografía
En el extremo suroriental del mar Mediterráneo podemos distinguir cinco zonas longitudinales principales. A medida que nos desplazamos de oeste a este, son las siguientes: la llanura costera, la cadena montañosa central, la fosa tectónica, los montes Transjordanos y el desierto oriental.
(1) La llanura costera se extiende aproximadamente a lo largo de 195 km y es paralela al litoral mediterráneo, desde Rosh Hanikra hacia el sur, hasta Gaza. Recibe una media de entre 40 y 63 cm de lluvia al año, aunque las secciones al norte reciben más lluvia que las del sur. Había unas pocas fuentes naturales abundantes, pero lo más habitual era que los habitantes usaran pozos para suministrar agua a sus casas. La llanura costera está formada sobre todo por colinas bajas cubiertas de una tierra aluvial fértil. Se recogían cosechas de grano en los meses de invierno y de verano, y durante el resto del año pastaban allí los rebaños.
Aunque era fácil viajar por esta zona, los viajeros debían ser precavidos para evitar las dunas de arena, los grandes ríos como el Yarkon y las zonas más bajas, que se volvían pantanosas durante el invierno. Además, tenían que elegir la pista más indicada para cruzar el monte Carmelo. El único puerto de mar natural se encuentra en Acre.
(2) La cadena montañosa central se extiende desde Galilea en el norte hasta las tierras altas del Néguev en el sur. En algunos lugares alcanza una altura superior a los 1000 m, y siguiendo la dirección este-oeste se encuentra interrumpida por el valle de Jezreel en el norte y la cuenca del Néguev en el sur, por donde el tráfico este-oeste puede desplazarse con relativa facilidad.
En las colinas de caliza hallamos profundos valles en forma de V, llamados habitualmente wadis. Se encuentran secos durante los meses estivales, pero durante el invierno en ocasiones se llenan de agua. Se drenan o bien hacia la fosa tectónica o hacia el mar Mediterráneo. El desplazamiento por el fondo de esos profundos wadis resulta difícil debido a las peñas y a acantilados ocasionales, y es casi imposible viajar atravesando los wadis de norte a sur. Por lo tanto, las carreteras solían a estar situadas en las cordilleras.
Las laderas occidentales de los montes tienen una pluviosidad elevada (entre 40 y 100 cm); esto, unido a la feracidad de la tierra, garantiza la fecundidad del área. Aquí proliferan los pequeños campos de trigo, los olivares y los viñedos (Dt. 8:8; Sal. 147:14; Hab. 3:17-19), sobre todo en terrazas de las colinas, formadas en parte por los estratos naturales de la caliza.
LAS CINCO ZONAS LONGITUDINALES PRINCIPALES
El agua de lluvia invernal se filtra en la caliza hasta que alcanza una capa impermeable, donde comienza a fluir lateralmente hasta que brota en forma de manantial. Era frecuente que se formasen asentamientos cerca de esas fuentes de agua dulce, pero dada su localización en las laderas de las colinas eran de difícil defensa. En torno a 1400 a. C. la construcción de cisternas, enlucidas en su interior para evitar las fugas, comenzó a solventar este problema de la dependencia absoluta de las fuentes de agua naturales.
Los israelitas se asentaron primero en la cadena montañosa central. Dado que las potencias internacionales se interesaban primariamente por controlar la llanura costera, los montes ofrecían seguridad a los israelitas. Israel solo intentó hacerse con el control de la llanura costera durante los periodos en que consideró que gozaba de un gran poder, pero esto casi siempre resultó en un conflicto con una o más de las grandes potencias.
(3) La siguiente zona, parte del sistema de la fosa tectónica que llega hasta África, se extiende 420 km desde Dan a Eilat, situada en el extremo norte del mar Rojo. En la sección boreal de esta zona hay abundancia de precipitaciones (60 cm en Dan), mientras que en el sur la pluviosidad es insignificante (5 cm en el extremo sur del mar Muerto).
La sección más al norte de la fosa tectónica, llamada la cuenca del Jule, recibe unos 61 cm de lluvia al año. Las fuentes al pie del monte Hermón son el origen del río Jordán, y fluyen a través de un lago palustre que en la antigüedad se conocía como lago Semechonitis. Entonces el Jordán entra en el extremo norte del mar de Galilea, que está a 210 m por debajo del nivel del mar, y que mide 21 km por 12 km. El clima mediterráneo templado hace de esta región un entorno deseable para vivir. El propio mar es fuente esencial de pescado para los habitantes, y a lo largo de la historia se han cultivado intensamente pequeñas pero fértiles llanuras situadas junto a la costa.
El río Jordán sale del mar de Galilea y desciende hasta el mar Muerto. La distancia lineal del valle del Jordán es de 105 km, pero la longitud total del río, con sus meandros, es de 217 km. Hasta la era moderna, cuando israelitas y jordanos comenzaron a trasvasar agua con propósitos comerciales, el Jordán tenía una anchura de más de 30 m y una profundidad de entre 90 cm y 3,5 m. Después de las intensas lluvias invernales a finales del invierno y en primavera, su anchura podía alcanzar casi 1,5 km en algunos puntos.
El río Jordán desagua en el mar Muerto, el punto más bajo en toda la superficie de la Tierra (422 m por debajo del nivel del mar). Este mar no tiene salidas, y se le llama “el mar Salado” debido a su elevado contenido mineral. Al sur del mar Muerto la fosa tectónica prosigue durante 177 km hasta las orillas del mar Rojo. En los mapas modernos israelíes, esta sección se llama “Arava” o “Arabah”, aunque el Arabá bíblico se halla primariamente al norte del mar Muerto (p. e., Dt. 3:17; Jos. 11:2; 2 S. 2:29). Eilat señala la frontera sur del Israel moderno y, en ocasiones, también del Israel bíblico.
(4) A continuación se encuentran los montes Transjordanos, que se extienden desde el monte Hermón en el norte hasta el golfo de Áqaba/Eilat al sur, en la orilla oriental del Jordán. Si bien las laderas occidentales de estas montañas son a menudo empinadas, las pendientes orientales descienden gradualmente hasta el desierto oriental.
Algunos de los lugares reconocibles bíblicamente, de norte a sur, son: la región de Basán, la región de Galaad (con los ríos Yarmuk y Jaboc) y Moab (entre los ríos Arnón y Zered). La topografía, unida a una cantidad suficiente de precipitaciones, la convierten en una buena zona para cultivar trigo, olivos y viñas.
Al sur del valle del Zered se hallan los montes de Edom, que se extienden hasta Áqaba. A lo largo de la cresta occidental de esta cadena la pluviosidad permite cultivar trigo y cebada. La ciudad más famosa de esta remota región es Petra. El camino principal al este de la fosa tectónica era la carretera transjordana, que conectaba Damasco con los países situados en lo que actualmente es Arabia Saudí. La porción más al sur de esta carretera, cerca de Hesbón, se llamaba “el camino del rey” (Nm. 21:22), aunque este nombre también se aplicaba a otro camino (Nm. 20:17).
(5) Por último, está el desierto oriental, situado al este de los montes Transjordanos. Al norte, las grandes montañas volcánicas y la lava vuelven inhabitable la región, pero su elevada altura ofrece una pluviosidad suficiente para el cultivo. El desierto estéril se extiende casi 650 km hasta el río Éufrates.
Climatología
El año israelí se divide en dos estaciones principales: la temporada de lluvias (de mediados de octubre a abril) y la temporada seca (de mediados de junio a mediados de septiembre). Las condiciones climáticas durante los meses estivales son relativamente estables. Lo habitual son días cálidos y noches frescas, y casi nunca llueve. En Jerusalén, por ejemplo, la media de temperatura máxima en agosto es de 30° C, y la mínima nocturna es de 18° C.
Durante el verano maduran las olivas, las uvas, los higos, las granadas, los melones y otras cosechas, atendidas por los granjeros. La mayoría de frutos se cosechan en agosto y septiembre. Durante el verano, los pastores trasladan hacia el oeste sus rebaños de ovejas y cabras, permitiendo que se alimenten del rastrojo del trigo y de la cebada en los campos que se cosecharon a finales de primavera. Dado que la tierra está seca durante los meses de verano, esto facilita los desplazamientos, y las caravanas y los ejércitos se trasladaban por la mayor parte del país sin dificultad; a menudo los ejércitos se hacían con los abundantes recursos de grano a costa de la población local.
La temporada de lluvias es mucho más fresca. Durante enero, la media de temperatura diurna en Jerusalén es de 10° C, y en la ciudad nieva una o dos veces al año. La vida es difícil en las regiones de las colinas, pero es una incomodidad que los habitantes soportan gozosos debido a la capacidad vivificadora de las lluvias. La Biblia hace referencia a tres secciones de la temporada de lluvias, en Deuteronomio 11:14: “yo daré la lluvia [heb. matar; dic. –feb.] de vuestra tierra a su tiempo, la temprana [otoño, heb. yoreh; oct. –dic.] y la tardía [primavera, heb. malqosh; mar. –abr.]; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite” (cfr. también Jer. 5:24; Os. 6:3). Destaquemos que:
La pluviosidad decrece a medida que uno se traslada del norte al sur. La pluviosidad se reduce al viajar de oeste a este, alejándose del mar Mediterráneo. La pluviosidad aumenta con la altitud. La pluviosidad es mayor en la vertiente de barlovento (Mediterráneo) de los montes que en la de sotavento.Durante un año típico, un granjero rotura su campo y planta sus semillas después de que las “lluvias de otoño” de octubre a diciembre hayan reblandecido la tierra dura y reseca por el sol. El grano madura durante marzo y abril, cuando se va reduciendo la lluvia. Estas “lluvias de primavera” son importantes para producir cosechas de reserva.
Existen dos estaciones transicionales. Una va desde principios de marzo hasta mediados de junio. Se ve puntuada por una serie de días cálidos, secos y polvorientos, a los que se conoce por el nombre de esos vientos: chamsin o siroco. El chamsin puede arrebatar las fuerzas tanto a humanos como a animales, dado que seca por completo todas las hermosas flores y hierbas que cubren el paisaje durante los meses invernales (Is. 40:7-8). Pero estos mismos vientos, cálidos y secos, contribuyen a la maduración de los granos al “encamarlos” antes de la cosecha.
La segunda estación transicional, de mediados de septiembre a mediados de octubre, señala el final de las condiciones estables y secas del verano. Es el momento de cosechar la fruta, y los granjeros comienzan a esperar ansiosos la llegada de la estación de lluvias. En otoño, el viaje por el Mediterráneo se vuelve peligroso (Hch. 27:9), situación que perdura durante los meses de invierno.
Los caminos y el viaje
Las vías que existían en la antigua Israel se pueden dividir en tres categorías principales: internacionales, interregionales y locales. Las vías internacionales e interregionales tenían un propósito comercial, que era transportar mercancías como alimentos, ropa, metales, incienso y alfarería fina. Estas carreteras también servían como rutas de las expediciones militares y para el desplazamiento de comerciantes itinerantes, para la migración de pueblos, para la transmisión de mensajes gubernamentales y comerciales, y para el viaje de peregrinos a los lugares santos.
Quienes controlaban los caminos podían cobrar peaje a las caravanas que pasaban, vender alimentos y alojamiento y “ofrecer” los servicios de escoltas militares para “garantizar” la seguridad de los viajeros en territorios “peligrosos”. Quienes vivían junto a las rutas internacionales estaban expuestos a nuevas influencias intelectuales, culturales, lingüísticas y religiosas, pero también a los estragos de la guerra, porque los ejércitos se desplazaban por esas mismas vías.
Además de ir a pie, los primeros modos de transporte incluyeron asnos, carretas, carros y caballos. Se domesticaron camellos para llevar las cargas pesadas. La gente prefería viajar durante la temporada estival seca, para no enfrentarse a un terreno embarrado y empapado los meses de invierno. En primavera era “el tiempo que salen los reyes a la guerra” (2 S. 11:1), porque los caminos estaban secos y podían disponer del grano cosechado para alimentar a sus tropas.
La ruta internacional más importante que pasaba por Israel conectaba Egipto con sus rivales/aliados del norte y del este (hititas, hurritas, sirios, babilonios, persas, etc.). A veces a esta ruta internacional se la llama erróneamente “el camino del mar” (cfr. Is. 9:1) o “Via Maris”. En Yaham, el viajero elegía uno de los distintos pasos que cruzaban el monte Carmelo. Había varias opciones para viajar entre Meguido y Damasco, desde donde uno podía proseguir hasta Turquía o hasta el río Éufrates.
La otra ruta internacional llevaba al sur desde Damasco, y cubría toda la longitud de la Transjordania. Una rama de esta ruta pasaba justo al este de los montes Transjordanos, donde había grandes reservas de agua, pero el viajero debía cruzar wadis complicados como los del Yarmuk. La otra rama llegaba más al este, siguiendo el borde del desierto, donde no había tanta agua, y las caravanas que la recorrían estaban expuestas a los ataques de las tribus del desierto.
A veces, a la ruta interregional que iba desde Beerseba en el sur hasta Siquem en el norte (pasando por Hebrón, Belén, Jerusalén, Ramá, Bet-el/Hai y Siloé) se la llama “ruta de los patriarcas”, porque Abraham, Isaac y Jacob la recorrieron en su totalidad. Otros aluden a ella como “la ruta de las colinas”, porque en muchos lugares “pasa de puntillas” por la cuenca fluvial de las montañas de Judea y de Efraín. Este camino es el escenario de numerosos sucesos recogidos en la Biblia.
3. La geografía de Egipto
Orografía
Egipto, situado en el extremo nororiental de África, ha sido uno de los grandes centros de poder de Oriente Próximo. Su zona central es básicamente un largo oasis fluvial cercano al borde oriental del desierto del Sáhara. El 95% de Egipto es piedra, arena y desierto, y solo el 5% es tierra fértil para la agricultura, a la que el Nilo vivificador aporta sus aguas esenciales y sus sedimentos. El Nilo, que fluye hacia el norte desde su origen en África Central, es el río más largo del mundo (6 670 km).
Las fronteras tradicionales del antiguo Egipto eran el mar Mediterráneo al norte, el mar Rojo/golfo de Suez al este, la primera catarata (=rápidos) del Nilo cerca de Asuán al sur, y una línea de oasis norte a sur a unos 194 km al oeste del Nilo.
Egipto estaba dividido en dos regiones geográficas principales. El Alto Egipto, al principio del río (o sea, al sur), se extiende desde la primera catarata en el sur hasta el principio del delta cerca de El Cairo, mientras que el Bajo Egipto es el propio delta. En el Alto Egipto el terreno cultivable se halla a ambos lados del Nilo.
CICLO ANUAL EN EL ANTIGUO EGIPTO
En la antigüedad, normalmente el Nilo subía entre 4, 5 y 7 m, desbordaba sus orillas e inundaba los campos cercanos. Las aguas embarradas cubrían los campos durante varios meses; cuando empezaban a drenarse en septiembre/octubre se desprendían de las sales indeseadas dejando tras ellas un estrato fresco de sedimentos fértiles. Los campesinos plantaban trigo y cebada en el terreno fangoso durante octubre/noviembre, recogiendo la cosecha desde enero a marzo. También consumían peces del río y aves silvestres, como patos y gansos. Se cultivaba lino para elaborar ropa, cuerdas y velas, mientras se usaba el papiro para la producción de papel y su exportación.
El propio Nilo era la “carretera” principal, y las barcazas y los barcos comerciales eran formas de transporte habituales. La corriente trasladaba fácilmente esas naves río abajo, y los egipcios podían viajar río arriba aprovechando el viento del norte prevaleciente.
En la antigüedad, había siete ramales del Nilo en el Bajo Egipto que se abrían paso por el delta llegando al mar Mediterráneo. Esta área en forma de hondonada estaba bien provista del fértil limo arrastrado por el río durante milenios, y estaba atravesada por canales usados para la irrigación y el transporte. Además de las cosechas, las marismas proporcionaban algunos pastos para el ganado.
Desde el delta oriental, los ejércitos de los poderosos faraones de las dinastías XVIII y XIX (ca. 1500 – 1150 a. C.) lanzaban sus expediciones a Canaán y a otros países asiáticos.
Según Génesis, fue en el rico y fértil delta oriental, conocido como “la región de Gosén”, donde se asentaron Jacob y sus descendientes y comenzaron su estancia temporal en Egipto (Gn. 46 – 50).
Al este del delta se encuentra la península del Sinaí, de forma triangular. Su frontera norte es el mar Mediterráneo; esta costa está formada sobre todo por llanos arenosos y algunas dunas. El camino principal que conectaba Asia y África cruzaba esta área. No solo la usaban las caravanas comerciales, sino que los grandes ejércitos del mundo también pasaron por la zona. Las aguas de la mayor parte de la región se drenan mediante el Wadi el-Arish (“arroyo de Egipto”), que desemboca en el Mediterráneo en El-Arish.
Al sur, las dunas acaban dando paso a una serie de montañas. En esos montes y en sus proximidades hay manantiales, en concreto en el noreste, en Cades Barnea, donde está situada la fuente más caudalosa de la península. La punta sur del Sinaí está formada por impresionantes y dentadas cumbres de granito, algunas de las cuales superan los 2600 m de altitud. En ocasiones nieva sobre esta región montañosa granítica, pero la cantidad total de precipitaciones es mínima. En torno a los manantiales y las fuentes hay algunos oasis.
Debido a la escasa pluviosidad y al terreno anfractuoso, el Sinaí nunca ha tenido una población numerosa. En la antigüedad a los egipcios les interesaba sobre todo esta zona por sus minas de turquesas y de cobre.
Historia
La historia registrada de Egipto comienza en torno al año 3100 a. C., cuando el Alto y el Bajo Egipto se unieron formando un solo país. En un momento tan temprano como el tercer milenio a. C. los egipcios habían dividido el Alto Egipto en veintidós nomos, o distritos, y a finales del primer milenio a. C. se añadieron al total veinte nomos en el delta. Durante las épocas en que el gobierno central fue relativamente débil, a menudo los dirigentes de los nomos (los nomarcas) fueron poderosos.
Los historiadores dividen la línea monárquica en treinta o treinta y una “dinastías”. Normalmente, los historiadores sitúan el inicio de la primera dinastía en torno al 3100 a. C., y acaban la serie con la dinastía ptolemaica (ca. 30 a. C.). Además, los egiptólogos y los historiadores combinan estas dinastías para formar periodos más generales o eras: los “imperios” (Bajo, Medio, Nuevo) eran periodos de fortaleza y estabilidad, mientras que los “periodos intermedios” (Primero, Segundo, Tercero) eran tiempos de desórdenes y caos político.