Códigos sagrados - Isabella Valenzano - E-Book

Códigos sagrados E-Book

Isabella Valenzano

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Beschreibung

Santiago Chile Cristina Mohr, tras romper su noviazgo, siente que su vida se derrumba, pesan en ella los legados familiares, heredados por generaciones en una conciencia invisible, ciertos códigos que hay que aceptar. Compra un boleto aéreo a Alemania Hamburgo. El destino la hará viajar a Lübeck. En ayuda de un astrofísico alemán. Al llegar se enamora, de esta hermosa Ciudad Medieval estilo gótico, se conjugan emociones, cuestionamientos internos. Al volver a Hamburgo, sufre un grave accidente. Al tiempo en un Hospital, una junta médica analizan el estado de la paciente, en los archivos podemos ver, no tiene identificación, llegó con traumatismo craneoencefálico, se encuentra en coma inducido, deciden retirar los fármacos, reacciona amnésica con pérdida total de memoria. Los enigmas de la vida la llevan asumir otra identidad, en Cornualles Inglaterra. Podremos ver los valores en un principio cuestionados a lo largo de esta hermosa historia, donde podrán ir revelándose los paradigmas. Imperdible hasta el final. Isabella Valenzano

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Seitenzahl: 135

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Isabella Valenzano

Códigos sagrados

Ruz Valenzano, Nora Isabel Códigos sagrados / Nora Isabel Ruz Valenzano. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2271-9

1. Novelas. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

CAPÍTULO 1

CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 8

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 10

CAPÍTULO 11

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 13

CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 17

CAPÍTULO 18

CAPÍTULO 19

CAPÍTULO 20

CAPÍTULO 21

CAPÍTULO 22

CAPÍTULO 23

CAPÍTULO 24

CAPÍTULO 25

CAPÍTULO 26

SOBRE LA AUTORA

Dedico Códigos sagrados, especialmente a mi madre Nora Valenzano Cortes, te agradezco por ser mi mayor inspiración, te amo mamá. También brindo esta Novela a todas las Mujeres de mi familia y amigas, gracias por poner alas a mi creación.

 

Toda historia de amor narra la misma vida,

en los terrenos más inhóspitos.

Cuando todo está perdido,

viaja ciertos códigos por las corrientes químicas del cerebro,

guardando la información, existencial en toda su esencia.

 

CAPÍTULO 1

Cristina despierta semidormida, nerviosa.

¡Oh, cielos! Tendré que terminar de armar la valija lo más rápido posible, pasarán a buscarla en pocos minutos el transfer que la llevará al aeropuerto. Pensó: ¡Uff, qué haré, ¡darme prisa!

No le dio tiempo para llorar despedirse de Deisy, su perrita, y regar sus plantas.

Como todos los años en Navidades, en la casa de sus padres comenzaban los preparativos con mucha anticipación, era una tradición y costumbre familiares, todos se reunían en la casa de sus padres, hermanas, abuelos y amigos.

Ella preparaba con mucha emoción, cada fiesta de Navidad personalizaba con detalle únicos. Desde pequeña el entusiasmo era especial, diferente a otros hogares. Este año sería todo lo opuesto.

En su cabeza los pensamientos retumbaban, como golpes de picaflor.

No desea responder ciertas preguntas, más en estos momentos de tanta tristeza. Todos esperan que anuncie la fecha de matrimonio, como es la tradición la mayor de las hermanas se casa primero:

¿Cómo contarles la desilusión que había sufrido con Pedro Augusto su exnovio?, le partió el corazón.

¿Cómo se lo diré a papá? ¡Él lo quiere como si fuera su hijo! ¡Qué decepción! Postergará la conversación con sus padres, al regreso de Alemania, hablará con la familia.

Comprenderán la razón de este viaje, estaré más entera, son fiestas de unión, no para darles semejante disgusto. Verme deprimida, saben cómo disfruto cada momento en estas celebraciones.

Hace mucho deseaba visitar Hamburgo, compartir con los amigos de la familia. Soñaba con una Navidad blanca, la que su padre todos los años recordaba en sus cuentos, muy opuesto al lugar donde nació.

Cerró los ojos y deseó ¡Oh, Dios!, que me toque un buen compañero de asiento. Al realizar el check-in se dispone a abordar, ubica su asiento, prepara su equipaje de mano y le pide a su compañero, me permite tomar asiento.

Todavía de espalda, inmerso en su celular, contestando todas las preguntas supuestamente en relación con su trabajo, al tratar de volverse, entra otra llamada, se escucha molesto: ¡Será posible!, en voz fuerte. Gira volviéndose:

—Hola, disculpa, Fredy Neumann. –Todo bien, sonrió, Cristina Mohr. –Permítame que la ayude. –Muchas gracias. –Un placer.

Al sentarse, se deslizó tímidamente, como si pudiera hacerse un ovillo, se sonrojó y deseó ser invisible. Recorrió en su memoria una y otra vez, si todo había quedado en su lugar. No me preocuparé, llamarán si hay algún inconveniente en el trabajo. Al volver a conectarse, escuchó lo último de la conversación de su compañero.

En el trascurso del viaje la conversación fue trivial plana, la mayor parte durmió.

Al llegar a su destino final, en busca de su equipaje mira la cinta, tarda mucho en llegar su valija. Fredy durante todo el viaje no dejó de mirarla, la observó sin que ella se diera cuenta mientras dormía.

Se adelanta. –Me permite. Alzó la valija, para colocarla en el carro.

—Gracias, no se hubiese molestado. Salen juntos del aeropuerto.

Cristina observa a la gente, todo es tan diferente, ¡se siente feliz, también con mucho frío!

Austin, el mayordomo de la familia Neumann, se acerca a saludarlo.

—¡Señor, qué alegría, sea bienvenido!. Fredy se aproxima a Cristina, habla cerca de su oído:

—Tardará en tomar un taxi. Permítame que la lleve a su hotel.

—No es necesario, gracias. –Insiste con voz suave, a la vez firme.

—Austin, suba el equipaje de la señorita.

—Permítame –abrió la puerta, sonrió al indicarle con la mano el asiento. .

—Bien, gracias, le agradezco.

En el transcurso le pregunta:

—¿Está de vacaciones?

—¡Sí!, esta ciudad es hermosa, será encantadora en primavera.

—Tiene su encanto, ¿pasas con amigos?

—No entiendo.

—Digo las fiestas.

—Serán unas fiestas diferentes, siempre soñé con una Navidad blanca, por trabajo y mi familia nunca pude tomar vacaciones en estas fechas.

—Acá se viven con entusiasmo y celebran desde los primeros días de Adviento, se comienzan los preparativos. Tiene que conocer Lübeck, le fascinará.

—¿Está cerca?

—En una hora aproximadamente.

En ese momento suena el móvil, escucha a su madre.

—Disculpe, Cristina.

—Hola, hijo, qué tal el viaje, ¿cómo has llegado?

—¡Bien gracias, mamá! ¿Cómo están ustedes? ¿La salud de mi padre?

—No quise hablarte antes, es muy preocupante la salud de tu padre, está muy enfermo, cada día decae más, se animó al enterarse que estás por llegar, él lo único que desea es verte formar una familia, sueña con un heredero. Nos enteramos que viajas acompañado, qué felicidad, nos quieres sorprender, hijo.

Austin lo mira por el espejo.

—¡No, señor!, no me he comunicado con su madre. Se sentía agobiado, molesto, después de la conversación.

—Austin, podrías parar para tomar un chocolate.

—¡Enseguida, señor!

—Podría acompañarme, Cristina, degustarás las más exquisitas tortas, son las delicias de esta zona. No se puede pasar sin detenerse en este lugar.

Al llegar lo saluda la dueña de la Kuchen Haus.

—Buenas tardes, Fredy, ¿cómo estás? Luego de saludarlos, estoy enterada de la salud de su padre, lo siento mucho, espero que se recupere pronto. ¿Qué se sirven?

—Dos chocolates y kuchen por favor.

¡Su gusto lo sé!, el de la señorita no.

—Frutos rojos está bien, gracias.

Al mirarlo a los ojos:

—Cuánto siento lo de su padre.

—Gracias, Cristina, estoy impactado, debe ser grave su enfermedad, mi madre no pudo esperar a que llegara a casa para conversarlo. Discúlpeme, estoy confundido, ahora mis padres asumen que viajo acompañado. Es un mal entendido, perdone mi osadía, no acostumbro a hacer esto, quisiera invitarla a que me acompañe a casa como una amiga, será por el tiempo que usted desee quedarse, sin ningún compromiso, le agradará mi familia.

—¿Qué situación? No vine preparada para algo así, no sé qué responder, comprendo su situación, también me siento confundida.

—Por favor acepte. Sé que le agradarán mis padres.

—Lo comprendo, no traje una vestimenta adecuada, lo siento, estoy pasando también por un mal momento.

—No se preocupe por el tema de la vestimenta, pasaremos a comprar lo necesario.

Se levanta preocupada.

—Disculpe, ya vuelvo.

No podía reaccionar, toma su celular y llama a Ana, su mejor amiga: Hola, Ana, ¿cómo estás? ¿Llegaste bien? Estoy bien, me ha pasado una situación inusual, lo que te he contado, por eso te he llamado, ¡no sé qué hacer!, estoy nerviosa. No lo dudes, ¡hazlo! Necesitas unas vacaciones totalmente diferentes, que te ayuden a olvidar, si estás de acuerdo, adelante y tenme al tanto. Cuídate mucho, llámame cuando llegues.

Vuelve a la mesa sonrojada.

—Dadas las circunstancias aceptaré su invitación.

Respira profundamente, para ella es un desafío importante, será romper muchas barreras emocionales, al ser una chica tímida, sin darle importancia a su imagen, no le agrada el maquillaje, esto será todo lo opuesto.

Habla su voz interna, Cristina tú puedes, te ayudará a crecer y afrontar nuevos desafíos, se lo repetía una y otra vez.

CAPÍTULO 2

Llega la chocolatada al servirles la moza lo saluda, hermosa su novia, señor. Sonríe, gracias, es una amiga, visita Alemania desde Chile.

—Me siento halagada, muchas gracias, ¡exquisito lugar!

—Siéntase bienvenida.

Camina hacia la caja a despedirse. Como siempre todo delicioso. Salude a su madre, Fredy, esperamos una pronta recuperación de su padre. Gracias, seré portador de sus saludos y preocupación.

—Ves lo que pasa cuando te conocen desde pequeño, pensaron que eras mi novia.

—¡No sé si podré con todo esto! Si no nos conocemos, ¿cómo podremos compartir? Jamás he vivido una situación como esta.

—Por favor, Cristina, es por una buena causa.

—¡Está bien, Fredy, no se angustie!

Caminan por el centro en busca una tienda de ropa.

Cristina mira admirada el lugar, los adornos de las vidrieras, hasta el aroma a rosas, es una fragancia diferente su favorita, la vendedora es muy amable, la asesora fantásticamente, aun con los nervios observa todo, para ella el lugar es un sueño, sale del vestidor, cada vez que se prueba se mira al espejo.

Es alta, delgada, cintura pequeña, hermosa figura, cabello largos color almendra, tez blanca, grandes ojos verdes, bella sonrisa, nunca le dio importancia a la moda, al vestir siempre de jeans, camisolas largas uno o dos talles más, para ocultar su figura, la hace sentir más cómoda, el cambio será total.

Desde el asiento Fredy la mira embelesado, con cada prenda que se prueba, no podía dejar de contemplarla cuando la veía sonreír, tomó unas botas de la vidriera, se las acerca a la vendedora Creo que estas combinarán con el color del tapado, fue divertido, ambos terminaron relajándose.

Al salir del lugar se sentía otra persona con su cabellera suelta, un maquillaje muy suave, su imagen había cambiado.

—Eres hermosa, Cristina.

—Para mí es muy incómoda esta situación, no me permites cancelar todo lo que he comprado, no estoy acostumbrada a una circunstancia así. Por favor permítame cancelar la mitad.

—Tranquila, no quiero incomodarte, no me tomaré otras atribuciones. Nunca he vivido una situación así, simplemente incómoda. No tiene valor lo que haces por mí, disfrutar de su compañía en estos momentos es maravilloso.

—Soy yo quien agradece ahora, estar abrigada no tiene precio, mi equipaje era liviano, ¡no pensé que haría tanto frío!

—En estas fechas bebemos vino caliente con especias, para calentar el cuerpo. –

Ya quiero probar, sonrió.

—Hace mucho frío, Cristina.

—Háblame de su persona, quisiera saber más de usted, si no le molesta:

—Ah, no, por favor, no nos tratemos de usted, sonrieron ambos a la vez.

—Soy ingeniero mecatrónica, la mayor de tres hermanas, vivo en Santiago Chile, soy de la sexta región de Colchagua, vengo de familia tradicionalista conservadora, como toda familia alemana chilena.

—¿Existe novio?

—No, después de una larga relación mi novio se recibió de médico. Decidió especializarse en Europa, esperaba que nos comprometiéramos como fue planeado, anunciaríamos nuestro matrimonio en esta Navidad y fue todo lo opuesto, terminamos, nuestros caminos eran diferentes. No me di cuenta a tiempo de que no estaba en sus planes, desilusionada, decidí alejarme de todo en estas fechas.

—Lo siento, trataré de cambiar su estado de ánimo.

—¿A qué te dedicas?, ¿o qué te llevó a trabajar en Chile?

—Soy hijo único, no novia, soy astrofísico. Viajé al desierto de Atacama, a 5000 mil metros de altitud en el Llano de Chajnantor, en la región de Antofagasta, para unirme al Radio Observatorio.

—He escuchado hablar de este gran proyecto, ¿qué te motivó a ser astrofísico?

—Desde pequeño soñaba con las estrellas, me recostaba en mi habitación, amanecía observándolas, era todo tan místico y mágico a la vez.

Al convocarme no lo dudé, es algo fantástico trabajar con este gran equipo de astrofísicos de diferentes países, es el radio observatorio más grande del mundo, son 66 antenas operando, componen un solo radiotelescopio de diseño revolucionario, permite vislumbrar la formación de las estrellas en los albores del universo, obtienes imágenes de estrellas en proceso de nacimientos.

—¡Fascinante! Ahora comprendo por qué no hay novia…

—Siempre he pensado que cuando me enamore va a ser para siempre, se dará en forma natural. No tengo tiempo para otra cosa que no sea trabajo.

—Se podría decir entonces que desde Chile se puede tocar el cielo.

Sonrió.

—Así es son los ojos al universo.

—Te entiendo, Fredy, es apasionante lo que haces. Así me siento con mi profesión, realizada.

—¿Cómo hablas bien Alemán?

—Por mi padre.

—Ahora todo tiene sentido, por qué viajó a Hamburgo.

En el trascurso del viaje conversaron de los diferentes pasajes de la historia. Mitigó sus nervios, ella observaba la ciudad, las construcciones de ladrillos estilo gótico báltico. Increíble, me impresiona, ¿cómo se conserva todo?

En la Segunda Guerra Mundial, no fue devastada, por ser sede de la Cruz Roja. Fue construida en el siglo XII, ha sido sede de la Liga Hanseática Lübeck, fue la reina de la Hansa.

—¿Habrá una historia muy interesante?

—Si conoces el Hansemuseum con sus elementos interactivos, podrás ver escenas históricas y documentos originales, que te ayudarán a conocer nuestra historia.

CAPÍTULO 3

Al llegar a la elegante residencia, su madre aguarda en la entrada:

—Hijo, qué alegría, lo abraza, te extrañamos, deseábamos verte, ha sido muy largo el tiempo. –Fredy abraza a su madre, besa sus manos.

—¿Cómo estás, mamá? Perdón con la emoción, no te he presentado a Cristina Mohr, una amiga de Chile.

—Un placer conocerla, sea bienvenida a nuestro hogar.

—El placer es mío de conocerla, muchas gracias por recibirme.

—Cristina, sea bienvenida, mi hijo nunca ha invitado a casa a una amiga, usted debe ser muy especial.

Jean es el ama de llaves, esposa de Austin. Fredy la abraza.

—Mi querida Jean. ¿Cómo estás?

—Más delgado, no te has cuidado.

Sonríe.

—Ay, Jean, como siempre sobreprotectora, siempre cuidándome. Te presento a una amiga de Chile.

—Encantada de conocerla, señorita.

—Adelante, pasemos a tomar el té.

—Madre. Cristina debe estar agotada.

—Gracias, es un té, con todo gusto lo tomaré.

Al sentarse a compartir, estaba nerviosa, sonrió en todo momento, conocer a la familia la tranquilizó. Rose la observó y miró con complacencia.

—¿Cómo fue el viaje?

—Bien, sin contratiempos.

—¿Quieres descansar?

—Bien, gracias.

—Austin, lleve el equipaje a las habitaciones, y acompañe a la señorita a su dormitorio. Descansa, querida, debe haber sido un viaje agotador.

—Enseguida, señora.

—Vamos a saludar a tu padre, no ha querido que lo veas en cama, te espera en el sillón. Se hubiera quedado recostado, no quiero que se esfuerce.

—Papá, qué gusto verte. –¡Se abrazan emocionados!

—No me he sentido bien, hijo, me niego a operarme.

—¿Cómo sabes si no has visitado al médico?

—Hijo, sabes lo que pienso de los médicos.

—Mañana iremos juntos, te prometo que estaremos a tu lado en todo momento.

—¡No quiero!

—Trato de comprender por qué tienes tanta fobia, lo que has vivido con el abuelo eran otros tiempos, padre, hoy la tecnología es avanzada.

—Bien, pasemos a otro tema.

—Cómo te gusta cambiar el tema.

—Quiero conocer a tu novia.

—Es una amiga, no es mi novia.

—Cuéntame, ¿cómo es?

—Es adorable, es ingeniero mecatrónica.

—¿Trabajan juntos?

—¡No! Su familia es alemana chilena.

¿De dónde?

—De Hamburgo es el padre y madre chilena.

—¿Cómo se conocieron? ¿Por qué no nos hablaste antes de ella?

—Padre, me aturdes con tantas preguntas.

—Pensé que no te volvería a ver, hijo.

Fredy, nervioso, responde:

—Te he enviado las imágenes de los últimos descubrimientos, he estado siempre comunicado, ¿cómo me ocultaron tu salud?, tendría que haber sido el primero, en estar en conocimiento sobre el estado de tu salud, habría volado cuanto antes. –Paul lo mira y mueve la cabeza, con un gesto de tristeza.

—Cuéntame, ¿cómo está la fábrica?

—Rose está al frente, no voy hace algún tiempo, he trabajado toda una vida para que te encargues de ella, te has ido lejos, no sé qué hacer enfermo, nos ha pertenecido por generaciones, qué diría tu abuelo, es un compromiso con nuestros trabajadores y nuestro público que nos ha seguido siempre.

—Hablaremos… quiero que estés tranquilo, recién llego papá, habrá tiempo, mañana iremos al doctor.

—Ves, querida, porque no quería que le avisaras.