Como un poco de agua en la palma de la mano - Mireia Sallarès - E-Book

Como un poco de agua en la palma de la mano E-Book

Mireia Sallarès

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Beschreibung

Del amor puede hablarse de muchas formas, y probablemente no hay ninguna que alcance a explicarlo por entero. En este libro, Mireia Sallarès hace una tentativa de aproximación, una investigación, a este concepto para desvelar su realidad poliédrica y su eventual poder subversivo. En él no encontraremos teoría.  El amor se halla en las relaciones con los otros, puede expresarse tanto en el hecho de confeccionar un diccionario tanto como en el de organizar turnos de comedor; tiene una geografía y una ideología; es esencialmente nómada y en muchas ocasiones actúa como fuerza primordial. El amor, la verdad y el trabajo han vertebrado la «Trilogía de los conceptos basura», a la que Mireia Sallarès ha dedicado los últimos años. Este ensayo es solo un modo de desplegarla. 

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«En Como un poco de agua en la palma de la mano. Una investigación sobre el amor la artista Mireia Sallarès, usa la escritura para cerrar una investigación sobre el amor, entendido de forma amplia, hecha en Serbia. El texto, que bascula entre un dietario vital desorganizado y la ficción, está estructurado en forma de interrogatorio policial […], y dentro se desgranan una serie de reflexiones, conversaciones y citaciones sobre el amor, a veces más veladas y otras más explicitas. El interrogatorio, con preguntes escépticas y respuestas informativas, es un depósito de voces vivas y muertas, eruditas y populares que reflexionan sobre el amor en un contexto de postguerra.» MISAEL ALERM, La Lectora, diciembre de 2021.

«Como un poco de agua en la palma de la mano […], subtitulado Una investigación sobre el amor, es un texto de una enorme originalidad, difícil de circunscribir en pocas palabras. La autora es una artista multidisciplinar que plantea su trabajo como un reto y una interrogación que no deja indiferente al espectador o al lector, porque los interpela sin miramientos.» Gustau Muñoz, El diario, junio de 2019.

MIREIA SALLARÈS (Barcelona, 1973) es artista visual. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, estudió cine en la New School University y en la Film & Video Arts de Nueva York. Sus proyectos se han presentado en diversos museos e instituciones internacionales. Entre sus exposiciones hay que destacar Se escapó desnuda. Un proyecto sobre la verdad (2021). Las Muertes Chiquitas (2007-2013), Monuments (2013), Campos de Batalla (2018) y Nuestros problemas (2021).

El trabajo que dio origen a este libro, Kao Malo Vode Na Dlanu, un proyecto de amor en Serbia, se exhibió en el Centre d’Art Contemporani de Barcelona Fabra i Coats (2019) y fue galardonado con el premio Ciutat de Barcelona de Artes Visuales de 2020. Su trabajo más reciente ha sido el documental Història potencial de Francesc Tosquelles, Catalunya i la por, escrito con Joana Masó (2021).

Entre sus publicaciones podemos mencionar To Have and To Lose (2008), Las Muertes Chiquitas (2009), Se escapó desnuda. Un proyecto sobre la verdad (2011-2012), Literatura de replà (2014) y una relectura de Las Muertes Chiquitas (2019) publicada por Arcadia.

COMO UN POCO DE AGUAEN LA PALMA DE LA MANO

Una investigación sobre el amor

Mireia Sallarès

Con el apoyo de

Y de la associación

 

 

Edición digital: mayo de 2023

Primera edición: marzo de 2022

© 2022, Mireia Sallarès Casas, por el texto y las fotografías

© 2021, ATMARCADIA, SL, por la presente edición

Muntaner, 3 1º 1ª

08011 – Barcelona

www.arcadia-editorial.com

Diseño de la cubierta: Víctor García Tur

Revisión de texto: L’entrellat SCCL

Composición: LolaBooks

Producción del Epub: Booqlab

ISBN: 978-84-125926-8-9

No se permite la reproducción total o parcial de esta publicación a través de cualquier medio, en cualquier lengua, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjanse a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesitan fotocopiar o escanear fragmentos de esta obra: www.conlicencia.com

 

 

 

A Margarita y Valentí.

 

El presente informe recoge la transcripción de la informativni razgovor, o conversación informativa, mantenida con Mireia Sallarès Casas, mujer, extranjera, nacida en la ciudad de Barcelona en enero de 1973 y artista de profesión, sobre el caso «Kao malo vode na dlanu» [Como un poco de agua en la palma de la mano], correspondiente al título del proyecto artístico que la declarante dice haber desarrollado en Serbia durante sus estancias entre los años 2014 y 2018. Como agente encargado del caso confirmo que, tal y como ella declara, el citado proyecto corresponde al segundo capítulo de una investigación de alcance temático y geográfico más amplio, llamada «Trilogía de los conceptos basura», sobre la verdad, el amor y el trabajo, que inició en Venezuela en el año 2011; además, también he encontrado relación y una misma metodología de trabajo con una obra anterior que la artista realizó en México sobre los orgasmos de las mujeres, titulada Las Muertes Chiquitas.

La interrogada afirma que el proyecto sobre el que aquí se la interroga se realizó a partir de una larga investigación sobre la noción de amor en Serbia que inició con la ayuda de la ciudadana serbia Helena Braunštejn, residente en México desde 1996; asimismo, declara que ha contado con varios apoyos económicos para realizarlo, todos de origen extranjero y sin relación aparente entre ellos: la convocatoria BCN Producció La Capella del Ayuntamiento de Barcelona y el programa Mataró Art Contemporani, ambos en 2014; y en 2016 las Becas Leonardo para creadores e investigadores culturales de la Fundación BBVA, gracias a las cuales la interrogada dice haber podido producir las obras fruto de su investigación. La artista ha declarado haber entregado a todos documentación visual y escrita sobre sus descubrimientos.

Asimismo, he verificado que Mireia Sallarès, efectivamente, realizó diversas estancias no solo en territorio serbio sino también en la mayoría de los países fronterizos, y que estableció relaciones y trabajó estrechamente con numerosos colaboradores, la mayoría de los cuales se han podido identificar. En el siguiente informe también se incorporan imágenes de una rara serie fotográfica de retratos que la artista dice haber realizado con la ayuda del ciudadano serbio Srđan Veljović (quien, según he confirmado, también dispone de copias). Además de esta serie, Sallarès declara haber realizado una película de ficción de dos horas de duración, en formato de interrogatorio policial, y una publicación en tres idiomas de más de cuatrocientas páginas que lleva el título Kao malo vode na dlanu, informe de una investigación sobre el amor en Serbia. La artista afirma que es la primera vez que ha escrito una ficción y que lo ha hecho desesperada porque la escritura es un acto de desesperación.

Habiendo leído varias veces el resultado de la entrevista, quisiera destacar una coincidencia extraña, pero clara, con la literatura de Danilo Kiš, por lo que se refiere a la forma irregular y poco ortodoxa con la que la artista cita a varios autores a lo largo de la conversación, sin decir directamente su nombre ni su fuente. Sospecho que es una especie de homenaje al escritor serbio, fallecido en 1989, que fue acusado de plagio hace cuatro décadas a causa de unas citas irregulares que realizó en una de sus novelas. Una acusación que parece no tenía fundamento.

La informativni razgovor tuvo lugar en nuestras oficinas de Novi Sad, duró el máximo permitido en estos casos, se grabó en vídeo y puede ser consultada.

La interrogada tuvo una actitud positiva en todo momento y se pudo recopilar una notable cantidad de información, a pesar del frío, la niebla y el rumor de fondo. Sin embargo, como responsable del caso, recomiendo no cerrar la investigación porque queda patente que los proyectos de la artista tienen un vínculo estrecho con la vida, las personas, los imprevistos y la política; y siempre quedan inacabados.

EL AGENTE ENCARGADO DEL CASOBelgrado, 14 de febrero de 2018

Buenas tardes.

Buenas tardes. Pase, disculpe la espera. Siéntese aquí. La hemos citado para una Informativni razgovor. ¿Comprende de qué se trata?

Sí: que quieren hablar conmigo pero no tengo claro por qué.

Simplemente tenemos que hacerle algunas preguntas sobre una serie de actividades que usted ha realizado y algunos materiales que ha publicado. No se la acusa de nada; esto solo es una conversación informativa. ¿Empezamos?

De acuerdo.

En un informe ordinario de la comisaría de policía de la Estación Central de tren de Belgrado consta que el pasado día 3 de marzo de 2017, usted, acompañada de otra mujer, entró y repartió a varios agentes copias de un documento en árabe. ¿Es correcto?

Sí, pero no era árabe, era pastún, una lengua afgana que utiliza el alfabeto árabe. Eran unas fotocopias de un diccionario básico de pastún, español, inglés y serbio.

¿Y quién era la mujer que la acompañaba?

Vahida Ramujkić, una artista serbia con quien yo vivía en Belgrado en ese momento. De hecho, la idea de repartir diccionarios a la policía fue suya.

¿Dónde vivían?

En la calle Birčaninova, en Slavija. Lo puede corroborar en sus archivos porque me registré en la comisaria de la zona.

¿Por qué repartieron estos «diccionarios» a la policía?

Pensamos que les serían útiles para comunicarse con los refugiados que había en los alrededores de la estación. Les dimos a los refugiados, también a los camareros de los bares donde cargaban los móviles y a los dependientes de la Western Union donde recibían el dinero que les mandaban sus familias.

¿De dónde sacaron estos «diccionarios» que dice usted?

Los hicimos nosotras.

¿Y qué significan estos logotipos de «Gente de las barracas» y «No Name Kitchen» con la cara de una rata, un cuchillo y una cuchara?

Ni el logotipo ni los nombres pretendían ser nada oficial. Se inventaron para referenciar los diccionarios por si alguien quería saber dónde se hicieron.

¿Y dónde los hicieron?

Allí mismo. Detrás de la estación, en las naves de las antiguas instalaciones del tren que habían sido ocupadas por refugiados que no querían ir a los campos oficiales.

¿Y sabían de dónde venían esos refugiados?

La mayoría venían de Afganistán, Pakistán e Irak. Pero de vez en cuando aparecían otros.

¿Qué otros?

Gente inesperada.

¿A quién se refiere?

A un indigente bosnio que siempre estaba borracho, a tres tibetanos que habían huido de un terremoto y siempre sonreían y a un cubano muerto de frío, que había llegado desde Rusia e intentaba seducir a todas las voluntarias.

¿Sabe usted por qué no querían ir a los campos?

Porque son deprimentes, están en la periferia y mal comunicados. Además, no querían quedarse en Serbia porque no huían de conflictos considerados prioritarios, como la guerra de Siria, y pensaban que sería imposible conseguir asilo en un país de la Unión Europea. Temían que solo serviría para que los ficharan y los deportaran a sus países o, que por culpa de los acuerdos de Dublín, los devolvieran a Bulgaria, el país de la UE por el que habían entrado.

¿Y por qué no se quedaron en Bulgaria?

Por malos tratos.

¿Ha estado usted en algún campo oficial?

En el de Krnjača, pero solo en la puerta. Es muy difícil conseguir autorización para entrar.

¿Fue a repartir «diccionarios»?

No, fui a conocer a un refugiado kurdo.

¿Quién era?

Solo me dijo que se llamaba Raman, que estaba casado, que tenía un hijo enfermo que no estaba bien atendido en el campo en el que vivían desde hacía más de un año y que no creía en los derechos humanos ni en la humanidad…, que el humanismo había muerto.1

Volvamos a los «diccionarios» de la estación de tren. ¿Quién les ayudó a realizarlos?

Los mismos refugiados fueron nuestros maestros y ayudantes.

¿Quién les encargó la tarea?

Nadie. Los hicimos porque quisimos y los pagamos de nuestro bolsillo. Pero la idea surgió cuando empezamos a hacer trabajo voluntario con la No Name Kitchen.

Ajá… volvamos a ello, pues. ¿Qué es la No Name Kitchen?

Una iniciativa plural, autogestionada y autofinanciada que creó un grupo de voluntarios de origen español que por azar se encontraron en Belgrado en plena crisis de refugiados. La mayoría venía de Grecia cuando se disparó la alarma de que en Serbia había refugiados en muy malas condiciones en asentamientos ilegales, espacios abandonados y en ruinas y de los cuales el gobierno local se despreocupaba.

¿Y a qué se dedicaba la No Name Kitchen?

A varias cosas. La principal era montar y desmontar cada noche una cocina en los mismos espacios ocupados de la estación para que los mismos refugiados pudiesen preparar comida caliente para unas quinientas personas. Era algo fantástico.

¿Tenían permiso para hacerlo?

Creo que oficialmente no, pero había cierta permisividad porque, al fin y al cabo, hacían un servicio gratuito al gobierno suministrando ayuda humanitaria. A efectos legales, la No Name Kitchen solo proveía de utensilios, energía y alimentos a los mismos refugiados para que cocinaran y se organizaran el trabajo con los diferentes equipos.

¿Cuáles eran los equipos?

El que iba a comprar y se pasaba la mañana cortando alimentos; el que trasladaba y montaba la cocina; el que cocinaba; el que repartía la comida y vigilaba la cola, y el que desmontaba y lo limpiaba todo. Empezaban a las ocho de la mañana y terminaban a las nueve de la noche.

¿Y en qué equipo trabajó usted?

En el que repartía la cena y vigilaba la fila, pero sobre todo en el que limpiaba. Limpiar me gusta y se me da bien. Creo que incluso tiene relación con mi práctica artística.

Hablemos de su práctica artística, pues. Tenemos constancia de que el 10 de junio de 2014 usted entró por primera vez en territorio serbio para realizar una actividad artística. Le acompañaba otra persona. ¿Quién era?

Helena Braunštajn, una amiga serbia que vive en México desde mediados de los años noventa y que conocí en 2006.

Ah, ella se marchó durante la guerra…

Sí.

No tiene un apellido demasiado serbio, la señora Braunštajn…

No.

¿Y la razón por la que usted decidió venir a Serbia es su amistad con la señora Braunštajn?

Sí.

¿Se lo propuso ella?

No. Se lo propuse yo.

¿Cuándo surgió la idea?

Hace diez años en México la entrevisté sobre sus orgasmos, y entonces me habló de la guerra y de la dificultad de quienes, como ella, fueron víctimas y tuvieron que huir y, al mismo tiempo, se sintieron culpables sin serlo. Entender aquello me pareció tan difícil que pensé que sería fascinante conocer el contexto y realizar allí algún proyecto.

En una carta que ella escribió el 28 de febrero de 2013, de la que tenemos copia, afirma que el objetivo de su visita es acompañarla a usted en una investigación artística sobre el concepto de amor en Serbia. ¿Es correcto?

Sí, es correcto.

En esta carta, escrita en castellano, dice cosas como: «Nací en un país (Yugoslavia) que me adiestraron a amar y que ahora no existe. Aprendí que el nombre de mi tierra es circunstancial (ahora es Serbia) y que las desterritorializaciones me reviven el deseo de construir nuevos territorios de refugio, intimidad y amor. […] Me inquietan y me motivan estas palabras de Derrida: “Un tratado sobre el amor deber ser un acto de amor, sí, un acto: una declaración y una prueba firmada. […] Y toda esta precisión no excluye ni a los fantasmas ni a la locura”». ¿Esta afirmación incidió de alguna manera en el objetivo de su trabajo?

Decidimos que nuestra investigación sobre el amor debía ser un acto de amor. Cosa que comportó que el amor no solo fuera el tema de trabajo sino también el método. Es decir: decidimos hacer el proyecto sobre el amor con amor.