Con el poder de la presencia ¡Hacia la felicidad! - Martin Brune - E-Book

Con el poder de la presencia ¡Hacia la felicidad! E-Book

Martin Brune

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Beschreibung

Cuando en su día empecé a escribir la primera edición de este libro, estaba seguro de haber encontrado la "piedra filosofal". Era ingeniero diplomado y empresario y era un hombre que padecía del síndrome burnout (del quemado). Había estado muchas veces cerca de la muerte. Incluso había vivido durante un tiempo en la calle. Me convertí en maestro energético, músico, sanador, fundador de la escuela energética Vesseling y solicitado asesor energético de empresarios y artistas. . Yo me encontraba en la profundidad (2002) y conseguí volver de nuevo a la superficie, hacia una vida normal. A raíz de esta experiencia he creado el sistema de cursos de la enseñanza Vesseling, que a la vez ha inspirado a miles de personas y además les ha entregado fuerza. Estoy convencido, igual que antes, de haber encontrado la clave de la felicidad y de que cada uno la puede encontrar de nuevo para sí mismo. Mi propio viaje, mi búsqueda, me condujo a los sitios más aislados del mundo, conocí a la gente más llamativa, viajé por Sudamérica a una altura de 4000 metros, entre otras cosas, hasta que me di cuenta de que estos viajes al final no me ayudaban para nada: ¡solamente podía curarme yo a mí mismo! A raíz de este proceso se formó en los últimos 10 años (nos encontramos ahora en el 2013) una escuela energética/meditativa y visional, que ofrece a las personas una herramienta para autoayudarse a encontrar la fuerza del ahora (desde la cual se desarrollan visiones que enriquecen nuestras vidas). Este camino merece la pena, créanme. Yo mismo formo parte activa de lo que enseño a mis asistentes y asistentas. Entre el 2008 y el 2012 he escrito y grabado 6 discos en total. Este libro se convirtió en el bestseller de su editorial en su primera edición. Nunca pensé que sería capaz de escribir textos, de cantar ante personas, de dar discursos, de convertirme en maestro de visiones o de poder dirigir a un equipo de más de 100 maestros… ¡Si casi había vivido en la miseria!

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Martin Brune

¿Qué más quieres?
Con el poder del ahora

¡Hacia la felicidad!

- Cómo nos encuentra la vida-

De antemano quisiera advertir explícitamente de que la cura espiritual, la participación en mis seminarios o consultas no pueden ni deben

sustituir la visita a un médico ni su diagnóstico y tratamiento. De la misma manera, no se debe suspender la medicación prescrita por un médico.

Mis agradecimientos a los clientes y alumnos de la escuela energética (Vesseling) y, sobre todo, a la vida. Ella me ha dado la posibilidad de vivir todo esto.

Contenido

La leyenda del ave fénix
En la edición anterior…
El primer descubrimiento: El mundo de la energía, redención de bloqueos
SUERTE y DETERMINACIÓN
Energía, el camino hacia la determinación
ENERGÍA, ALTERACIONES, CURA y CONEXIÓN
CUERPO, ALMA, ESPIRÍTU… Y ENERGÍA
El mundo energético - Preguntas de los participantes
¡Hacia la felicidad!
El segundo descubrimiento: Vesseling, la segunda dimensión del ahora y GedankenLos!
¡La segunda dimensión del ahora! ¿Por qué muchos maestros espirituales hablan del momento presente, de la fuerza del ahora?
Trabajo de colocación Vesseling
El tercer descubrimiento: La lectura del mapa del alma (¡El vehículo energético!)
Visualización del vehículo energético
El cuarto descubrimiento: la escuela energética Vesseling. Cómo se puede enseñar y aprender todo esto.
¿Qué provecho saco realmente del proceso energético?
¿Quién participa realmente?
El curso básico – Las sesiones de vesseling
Ver con el corazón: El curso envisioning
Pensamientos finales:

Prólogo

No lo hay, comienza enseguida. No nos queda tiempo. ¿Por qué? Al final del libro se explicará.

La leyenda del ave fénix

Cuando en su día empecé a escribir la primera edición de este libro, estaba seguro de haber encontrado la “piedra filosofal”.

Era ingeniero diplomado y empresario y era un hombre que padecía del síndrome burnout (del quemado). Había estado muchas veces cerca de la muerte. Incluso había vivido durante un tiempo en la calle. Me convertí en maestro energético, músico, sanador, fundador de la escuela energética Vesseling y solicitado asesor energético de empresarios y artistas.

Lo que estaba experimentando era la historia del ave fénix que renació de sus cenizas.

El fénix es “un pájaro mítico que se consumía con el fuego para más tarde renacer de sus propias cenizas. Esta metáfora siempre se utiliza para algo que supuestamente estaba perdido pero que renace con nuevo esplendor (… )”1. Yo me encontraba en la profundidad (2002) y conseguí volver de nuevo a la superficie, hacia una vida normal.

A raíz de esta experiencia he creado el sistema de cursos de la enseñanza Vesseling, que a la vez ha inspirado a miles de personas y además les ha entregado fuerza. Estoy convencido, igual que antes, de haber encontrado la clave de la felicidad y de que cada uno la puede encontrar de nuevo para sí mismo.

Mi propio viaje, mi búsqueda, me condujo a los sitios más aislados del mundo, conocí a la gente más llamativa, viajé por Sudamérica a una altura de 4000 metros, entre otras cosas, hasta que me di cuenta de que estos viajes al final no me ayudaban para nada: ¡solamente podía curarme yo a mí mismo!

A raíz de este proceso se formó en los últimos 10 años (nos encontramos ahora en el 2013) una escuela energética/meditativa y visional, que ofrece a las personas una herramienta para autoayudarse a encontrar la fuerza del ahora (desde la cual se desarrollan visiones que enriquecen nuestras vidas).

Este camino merece la pena, créanme. Yo mismo formo parte activa de lo que enseño a mis asistentes y asistentas. Entre el 2008 y el 2012 he escrito y grabado 6 discos en total. En 2005 este libro se convirtió en el bestseller de su editorial en su primera edición. Nunca pensé que sería capaz de escribir textos, de cantar ante personas, de dar discursos, de convertirme en maestro de visiones o de poder dirigir a un equipo de más de 100 asistentes… ¡Si casi había vivido en la miseria!

Ser capaz de ello había sido siempre uno de mis sueños. Nunca lo hubiera conseguido sin el proceso que se enseña en la escuela energética, pero basta ya de publicidad, usted mismo podrá descubrir durante la lectura de este libro si “Vesseling” le sirve de inspiración para encontrar su “rollo” en la vida o no.

En mi caso, mi rollo y mi pasión es el trabajo con las personas. ¿Qué visiones tiene usted? ¿Ninguna? Pues bueno, ya es hora de crear algunas.

“No tiene nada de malo que los sueños no se conviertan en realidad. Lo malo es que no se intente.”

Ya que somos tan amantes de los números en este mundo…

El instituto de meditación, mediación y visiones GedankenLos! (liberarse de estar pensativo) Vesseling fue fundado hace aproximadamente 10 años (desde 2002/2003). GedankenLos describe el proceso para desengancharse de los pensamientos negativos.

En el 2005 escribí la primera edición del libro “Hacia la felicidad en el ahora” ya que cada vez me volvía más indiferente al contar la misma historia. -Un libro debería retirarme las palabras y ofrecer la historia a las personas interesadas en ella- pensé. Esa fue mi increíble e involuntaria historia y me encontré en un bombo publicitario.

Unos me llamaban “sanador”, otros en cambio “charlatán” o “el mago”, otros con algo de guasa mellamaban “chamartín” o “el chamán”. Dudaba de todas esas denominaciones y no me podía identificar con ninguna de ellas. Algunos me invitaban porque se sentían mejor con mis sesiones, otros en cambio me invitaban para tener a un tío chalado en su círculo de amistades. Pero todos tenían algo en común: Martin Brune y lo que él hacía era un tema habitual de conversación: hablaban mucho de mí.

„No estás muerto hasta que se deja de hablar de ti”, me contaba un amigo mío, un rockero americano.

Encontré verdaderamente interesantes las personas que acudían a verme para que les diera consultas energéticas: políticos alemanes y americanos, directivos ejecutivos y generales, músicos, estrellas de rock pero también muchas personas sin posición en la sociedad, estudiantes, alumnos, gente completamente normal, jóvenes y mayores.

Durante mi “auge sanador”, todo me parecía bastante ridículo. Contemplaba mi vida y sobre todo a mí mismo a vista de pájaro. Con la palabra ridículo no quiero decir que es “de risa”, “pequeño y cutre” o “desgraciado”, sino más bien que en realidad la vida y yo mismo somos de risa:

“Ahí residía el sueño de un chico que quería ser grande y poderoso, Martin que es importante y está en todos los sitios. Y él, sí, justo él, el gran Martin Brune, asesoraba ahora a gente muy importante... ¡mucho respeto!”

-Soy un megalómano, soy ridículo- pensaba yo en su entonces y me tronchaba de risa. Durante muchos años había perseguido la ilusión de ser algo grande. En el momento en que me di cuenta de ello, perdí el último bastión de mi ego. Desde entonces me daba igual quien viniese. No necesito recrearme a la luz de una ilusión. Para mí, todos eran iguales. Lo importante era poder ayudar.

Ardía una llama en mi interior, una llama de entusiasmo, y esta llama sigue ardiendo. Aquello que aprendían los participantes en la escuela energética (Vesseling) ayudaba y sigue ayudando. A ellos mismos y a muchas otras personas (y también a empresas). Los cursos han llevado a algunos a un estado de euforia por la vida.

Lo que vivíamos durante las semanas del curso estimulaba mi entusiasmo, que ha ido creciendo hasta el día de hoy. Aquello que había descubierto tenía sustancia para hacer al mundo y con ello, a la humanidad, más digna de vivir.

El ser humano es capaz de todo: ser negativo, estresarse, ser agresivo o ser partícipe de la guerra, pero también anhela la paz, el amor y la unidad. Durante los cursos, vivo diariamente esa milagrosa transformación. Cuando después de los cursos regreso al mundo “normal”, es cuando me doy cuenta de que este mundo tiene algo raro. A veces pienso que si todos pasaran por este profundo proceso energético el mundo sería diferente. Creo profundamente en el proyecto del “ser humano”. Lo que experimento en los cursos lo demuestra.

1 Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%A9nix

En la edición anterior…

Lo que no describí en las primeras ediciones de “Hacia la suerte hasta el ahora” y omitía en su entonces, eran detalles de cómo se había llegado a cabo el primer libro y a mis primeros seminarios de la escuela energética/visionaria de Vesseling. Los comienzos del instituto datan del 2001, así que casi 12 años, la primera edición de este libro es del 2003. Anteriormente había permanecido más de 8 meses en clínicas, vivía después prácticamente en la calle, pero no quería agobiar al lector con detalles sobre esos tiempos difíciles, sobre todo, con historias del pasado.

De todas formas, en los cursos había y siguen habiendo preguntas sobre ese tiempo, así que me he ocupado de ello. ¡Estimado lector/a, las siguientes tres páginas describen experiencias muy duras de esa época, si quieren leer algo más ligero, entonces simplemente… ¡sáltense estas páginas!)

Enero del 2001. Estábamos todos sentados en un sofà durante un descanso antes de la próxima sesión psicológica en grupo. Había una ventana. De repente, una sombra pasó volando delante de nuestras narices. Se oyó la sirena. Todos los médicos salieron corriendo al patio de la clínica. Nosotros tuvimos que quedarnos dentro. ¿Era realmente verdad que alguien se había suicidado? No se nos dijo nada, solamente vimos que los médicos volvían pálidos del shock. Hasta hoy sigo sin saber lo que sucedió. Solamente sé que entonces no sentía miedo al pensar en hacer algo parecido. Estaba en un estado de total desesperación…

... antes siempre me había reído de las enfermedades psíquicas. Siempre me burlaba de la gente y les decía que espabilaran. Cuando llegué a la clínica, ya ni podía comer debidamente, atarme los cordones, ni mucho menos ir a comprar. Con qué fuerza tomó mi psique posesión de mi cuerpo y me condujo a la parálisis… pude sentirlo en mi propia carne. Fue lo peor que he experimentado en esta vida.Uno está fuera de control, no sabes lo que dices o piensas, no tienes la mente clara – estas a pocos pasos de la incapacitación. Necesitas ayuda. Se necesita medicina. Necesitas a los médicos. Ninguna escuela chamánica, tampoco mi escuela energética Vesseling, me podía haber ayudado entonces. Estaba contentísimo de saber que había clínicas como aquella, hasta rompí a llorar de la emoción.

“... la razón por la cual me despidieron de la última clínica, fue porque los psicólogos notaban que estaba mejor. Una vez, durante las consultas de la mañana, expliqué que me gustaría volver a hacer footing, que tenía nuevas ideas para la fundación de empresas en internet y que había empezado una relación con una mujer. Además comenté que me encontraba muy a gusto en la clínica, que había encontrado amigos, una especie de familia. Eso tuvo que haber sido demasiado para los psicólogos. Prácticamente me echaron. –“¡Dos semanas más, más no, basta!”... Después me di cuenta que me iba mejor y que estaba bloqueando el puesto de alguien a quien quizás le iba bastante peor…

... Todavía en el acogedor calor de la clínica, me prometí que todo iría bien después de mi baja, pero cuando se iba acercando la fecha del último día, me di cuenta de que todos mis propósitos tenían poco poder: simplemente me sentía hecho una mierda. Sin embargo, ya no podía volver atrás. Aun así, no podía quedarme más tiempo – la seguridad social “solo” pagaba cuatro meses seguidos en su entonces y tendría que irme de todas formas. El último día en la clínica parecía un diluvio de lágrimas. En la clínica hacía casi cuatro meses que nos conocíamos y aunque al principio nos viéramos raros los unos a los otros, finalmente nos habíamos cogido cariño. Las próximas semanas y meses, hasta que tuve mi primer contacto con el chamanismo, fueron como una película de terror – caí en un bache – la clínica me daba más apoyo de lo que pensaba ...”

“... Sin la medicina y la labor de los médicos nunca habría salido de aquello. Antes de ingresar en la clínica, mi cuerpo estaba como enfriado, tieso, rojo, sudado y frio al mismo tiempo. No me podía alimentar a mí mismo, ni mucho menos ir a comprar. No podía ni sumar 1+1, ni mucho menos quedarme con números secretos, atarme los cordones ni vestirme – durante meses, imagíneselo. Era el testimonio vivo de cuando la psique se hace paso físicamente y te da un mazazo. Era un piltrafa y dependía de ayuda. Si no hubiera sido por mis padres, hubiera terminado en la cuneta – sin medicina en el estado en el que me encontraba, hubiera muerto, seguro... Durante mi baja los médicos me dijeron:

-Señor Brune, tiene que buscarse asistencia psicológica, no sabemos si algún día lo superará ...- Ese fue el pronóstico final, a mi parecer.”

“Solamente podemos decir “sí” a aquello “que es” disolviendo la resistencia a reconocer lo “que es”

“... por las noches no podía cerrar ojo. Estaba pensativo, mi cuerpo estaba rendido pero mi mente giraba como una noria. Tomaba pastillas – somníferos, que presuntamente no eran adictivos, pero había algunos que sí que lo eran. Me daba todo igual. Si no puedes dormir durante meses, te vuelves casi loco. Es entonces cuando empiezas a glorificar la medicina y los médicos, simplemente a todas las personas que te ayudan..”

“...Ya hacía tiempo que no veía a mis amigos. Con el tiempo se despidieron todos de mí. Entonces pensaba que eso tenía algo que ver con la corriente darwinista: se expulsa a los débiles. Era horrible porque incluso los “buenos amigos”, con los que pensaba que éramos uña y carne, no estaban ya. Hoy en día sospecho que mi enfermedad les extrañaba, que no eran capaces de tratarme. No me llegaba ni una llamada telefónica. Había algunos que decían: -Que espabile ese huevón-, sentía como si encima me pegaran un pisotón para hundirme más.”

“...El verano se asomaba por la puerta. Que suerte, pensé entonces, y como no sabía por dónde empezar, me senté en el parque, en el Volksgarten de Colonia. Allí estaban todos sentados – maestros escalabrados, gente licenciada, pintores, gente joven, gente mayor y también yo. Intentaba conformarme con el hecho de haber ido a parar allí. Me pasé tres meses en el parque, estaba en la repugnante miseria. Aunque todavía tenía un piso, me quedaba por las noches en el parque. Llegó un momento en el que todo me importaba un carajo. Muchas veces me despertaba el coche del barrendero que recogía la basura alrededor del banco o un perro que quería mear ...”

“... Había encontrado a un psicólogo. Por fin. Los guerreros de la luz de la clínica (los médicos y los psicólogos) me habían aconsejado buscar a uno...”

“... Si te encuentras en una situación como esa, es difícil encontrar a un terapeuta. Es increíble lo cotizados que están la mayoría, hay listas de espera de hasta 6 meses. Muchos incluso se podían permitir el lujo de elegir a sus pacientes. ¡Pero necesitaba ayuda ahora! ... Este era muy amable, venía también de la Cuenca del Ruhr, tenía una consulta en Friesenplatz, en Colonia…”

“... con él iba a tener en los próximos meses y años más de 400 horas de consulta....”

“... después de cada sesión el psicólogo miraba al reloj, cogía un lápiz, hacía una raya en sus notas, ponía el libro de notas a un lado y terminaba con estas palabras: “Señor Brune: sigue siendo difícil”, sonreía y me daba la mano, luego tenía que salir ...”

“...de una a dos veces a la semana tenía una sesión. Cada sesión era como un clavo ardiendo al cual me agarraba. Mi semana se dividía en esas dos valiosas horas de franqueza. Mientras tanto estaba agotado, escribía textos, intentaba distraerme...”

“... fue un shock cuando leí la carta de la seguridad social: a partir de octubre dejamos de enviarle la paga. Entonces a partir de octubre ya no podía pagar el alquiler... ¡esto se había acabado!”

“... Señor Brune, si quiere adquirir los zapatos, puede pagar en efectivo o con tarjeta. Le di la tarjeta. La señora intento tres veces retirar el dinero.

–¡La tarjeta no es válida!-, susurraba, cogió los zapatos y me señalo la puerta. Me sentía como un vagabundo… Ahora sí que lo era y volví al parque..”

“... mis padres llegaban el domingo. No conseguí arreglar el piso. Estaba hecho polvo. Les cité a la estación, allí había un restaurante. Cuando llegué allí, no había nadie todavía. Subí a la librería – Librería Ludwig se llamaba entonces. Estaba arrimado a una estantería y una encargada trajo un contenedor con libros nuevos. Había un libro con un hombre en la portada del cual salían imágenes curiosas de su cabeza. Enseguida me llamo la atención…”

“... el autor de ese libro también organizaba seminarios en Holanda, con indios de verdad. Tenía que ir, me sentía atraído…”

“... delante del indio se formó una cola de casi 30 metros. Cuando me tocó a mí, quise contarle mi biografía, “el porqué” estaba tan enfermo, explicarle el contexto, etc.. pero él solo dijo: -cállate y túmbate-. Por lo menos lo entendí así en esa ocasión, reaccioné bastante enfadado y con tozudez: -¿Qué? -¿No quieres escucharme?. ... pero si tengo una historia muy interesante y trágica que contar...después de un vaivén, me tumbé. ... mi cuerpo se estremeció un par de veces, en mi interior veía sombras, oía crujidos...No sé cuánto tiempo estuve ahí tumbado en el suelo. Solo sé que me iba algo mejor, tanto, que despertó mi espíritu científico y luchador. Quizás los médicos no tenían razón con su diagnosis de cómo iba a transcurrir mi vida en el futuro.

... Al final el indio me dijo: -Tienes un gran talento para trabajar como sanador...-, y se despidió de mí. –Eres mi hermano-.”

“... ¿Yo? ¿Sanador? ¿Qué? Yo era ingeniero diplomado y quería volver a trabajar en ese sector una vez estuviese recuperado. No se me iba de la cabeza así que me quedé un par de días más, ya que se iba a dar un curso de inicio en cuestiones de curación…

... Después de haber tenido una sesión con el indio, oí como le decía a otro: – Tienes mucho talento para trabajar como sanador, eres mi hermano-. Al principio fue como un shock oír eso pero después sonreí: -Buena estrategia de marketing… así que todos somos hermanas y hermanos…-“

“... Los días pasaban con innumerables sesiones de curación, que nos dábamos los unos a los otros, sobre diferentes temas: temor al futuro, molestias psicosomáticas, simplemente se tematizó todo. Había mujeres y hombres que lo tenían todo en sus vidas, pero siempre estaban tristes. Había temas muy difíciles. Y no lo escribiría si no lo hubiera vivido yo mismo: muchos temas cobraron un carácter más suave ...”

“... Así que volví a Colonia con una nueva encomienda. Todavía estaba bastante mal pero no tanto como antes. No se me iba de la cabeza lo que me había dicho el indio:

-Tienes gran talento para trabajar como sanador-, aunque se lo hubiera dicho a todos.

Entonces, como diversión, invité a amigos y mantuve sesiones sobre todos los temas posibles.”

¿Pero de qué le servía a la gente? No hacía otra cosa más que prestarles mi atención y darles silencio. Lo único que percibía al principio era que, durante las sesiones, me venían a la mente las imágenes más disparatadas y al final, esas imágenes se convertían en algo positivo y luminoso... estaba perplejo, confrontado con ese efecto, lo que estaba sucediendo me dejaba boquiabierto. A partir de ese momento me convertí en un investigador en cuestiones de trabajo energético...

“.... Era increíble, pero la gente que acudía a mí parecía mejorar. Corrió la voz. Al principio recibía chocolate como recompensa hasta que mi cocina reventaba...”

“... Pero también estaba claro que no me iba a convertir en indio. Aunque todavía estaba obsesionado con lo que había ocurrido con el indio, sabía instintivamente, que era algo completamente diferente lo que me hacía sentir mejor ... el qué no lo averiguaría hasta años más tarde…”

El primer descubrimiento: El mundo de la energía, redención de bloqueos

“Cuando me acuerdo de aquel tiempo, entonces sé que sin la medicina no hubiera salido de ese bache. A nuestra escuela energética no acude gente enferma. Las personas enfermas necesitan, como yo en aquella situación, asistencia médica. Todavía hoy estoy agradecido por la ayuda de los médicos y psicólogos de aquel entonces.”

¿Un libro?

Elenor

No puedo ver el lago, pero lo puedo oír por el suave murmullo de las olas. Hay mucha niebla y el cóndor está sentado sobre un árbol, muy cerca de dicho lago. Puedo oler el lago.

El agua huele a moho, como a veces la madera. Pienso en la madera. Puedo oír la madera, oigo como cruje. Al igual que los pasillos de un viejo barco de vela. El cóndor está allí sentado, encima del árbol completamente negro. Estupor y desamparo están escritos en sus ojos. Hay mucha niebla. Por eso el cóndor no puede volar, no puede ver. Porque no puede ver.

Retiro la niebla de la imagen, la niebla va desapareciendo lentamente y la imagen se hace más clara. Abajo en el lago hay un bote; así que de allí viene el olor a moho y los crujidos. Una mujer está tumbada en el barco. Está embarazada. Lleva un vestido que parece de otro siglo. Detrás del lago, al final del todo, se puede ver una casa en llamas. Huele a humo. La mujer se está muriendo.

− ¿De dónde vienes? −le pregunto.

− De esa casa de allí −dice con voz pesada.

− ¿Qué ha pasado?

− Nos han atacado. Somos adinerados y el hermano de mi marido es quien más le envidia. Él, que siempre fue un galavardo… − ¿Dónde está tu marido?

− Está muerto. Todos están muertos. El hermano de mi marido solo quería dinero, pero la discusión se volvió violenta. Las cortinas cogieron fuego y…

− ¿Y entonces? ¿Qué pasó? −. Le cuesta mucho hablar, está demasiado cansada.

− Galavardo, pienso yo, mientras contemplo su vestido lleno de sangre. Siglo XVIII, diría yo. De alguna manera galavardo se adecua a la época. El cóndor mira lo que está sucediendo y desea ser libre. Se quiere librar de esa terrible imagen.

− ¿Cómo te llamas? −le pregunto de nuevo a la mujer embarazada del barco.

− Caroline Metier −susurra ella con voz débil.

− Caroline, ¿quieres llegar a la luz? Llevas tanto tiempo aquí en la orilla

– más de 200 años. ¿Quieres ver la luz? ¿Quieres ser libre finalmente?

Quietud. Silencio. Fuertes aleteos resuenan por el lago y vuelven con ecos. El cóndor se agita, bate las alas tal como si no pudiera esperar más para salir volando.

− Sí…, dice ella en voz baja. Hace tanto que espero la salvación. No quiero seguir aquí. Por favor, por favor, llévanos a mí y a mi bebé a la luz.

De pronto veo a dos energías como figuras en la imagen. Sacan a la mujer del bote, la cogen por debajo de los brazos cuidadosamente y desaparecen con ella en un canal de luz que se alza desde la barca hacia el cielo.

Segundos más tarde, el lago, el árbol y la casa en llamas desaparecen. El cóndor vuela lejos, muy lejos. Vuelve a ser libre. Lo que queda es pura luz, pura energía. Como si estuviera contemplando una rueda de luz en movimiento. Luz cálida, agradable.

El tratamiento ha terminado.

− Oh, Martin, ha sido increíble −dice Eleonor y comienza a llorar, tras haberle contado lo que he visto en ella: Caroline Metier muriéndose, probablemente una antepasada y el terrible acontecimiento en el lago, que al parecer, ha pasado de generación a generación hasta haberse disuelto ahora.

Mis maletas todavía están en la entrada de mi instituto. Justamente había vuelto de una serie de conferencias y llegaba puntualmente a mi sesión de las ocho de la noche. Tratamiento a distancia por teléfono.

Elenor es una clienta de Los Ángeles, una de los médicos con más éxito de Estados Unidos. Incluso los médicos necesitan sesiones debido a que a menudo están expuestos a energías negativas por su constante contacto con personas.

Según una conversación previa por teléfono, su problema (tema) era desesperación y tristeza: el sentimiento permanente de pena y una especie de inhibición o estagnación en la vida.

En la siguiente conversación, Elenor solucionó esa estagnación por su cuenta: hace 15 años que ella y su marido intentan tener hijos. Nunca había funcionado. Hasta el día de hoy ha tenido tres abortos involuntarios; había apartado de su mente la posibilidad de tener hijos.

Nunca se hubiera imaginado que el desamparo, la frustración y el sinsentido de la vida las provocara la alteración de energía, es decir, de la mujer embarazada, del lago y de las demás visiones.

Seguramente, estará muy extrañado. ¿Qué escribe este señor? ¿Gracias a estas tonterías pretende haber curado a Elenor? ¡Por Dios! A lo largo de su lectura su asombro desaparecerá.

Con este libro no pretendo fascinar al lector de ninguna manera respecto a lo que veo y hago en los tratamientos. En el fondo no tiene ninguna importancia, los clientes no tienen que preocuparse por la imagen. Yo ni siquiera tendría que contarles nada al respecto. Pero naturalmente, todo cliente tiene curiosidad sobre quién y qué aún trasguea o ha trasgueado en su centro de energía. Aun si Elenor trazara un paralelismo tras el tratamiento, estas analogías no serían decisivas en su cura. Únicamente lo es el hecho de que aquella mujer en la imagen encuentre su paz, y el cóndor vuelva a volar.

Aquí se trata de una dimensión diferente, una dimensión de imágenes, que mediante éstas, informa. Ahora su chacra se ha purificado y eliminado las manchas oscuras.

Más tonterías, pensará usted. Por cierto, Elenor mientras tanto ha quedado embarazada.

Desde que trabajo así, he fundado la escuela y el instituto (2003), casi no tengo tiempo. Disfruto de mi profesión, disfruto mucho. Los tratamientos tienen mucho éxito.

Además tengo que escribir sobre ello, sobre medicina energética y sobre cómo funciona.

Pero aún sigo con los pies sobre la tierra:

-Hola, soy Martin Brune-. Aún llevo el mismo tipo de ropa que antes; ni togas blancas de gurú, ni sonrisa constante de santo, ni centro espiritual, ni promesas.

Escribir libros realmente es para personas con grandes posaderas y extrema necesidad de documentarse. Entonces, ¿para qué todo esto? Simplemente porque muchos de mis alumnos y clientes (el término paciente está reservado para médicos) ya me han preguntado varias veces cuándo aparecería un libro mío.

¿Cuál es la intención de este libro? Ganar dinero, no. ¿Llegar a más personas? ¿Difundir el conocimiento? Sí, tal vez, podría ser. Si para ello sirve, lo escribo con gusto. Aun siendo difícil apuntar el conocimiento. Para ello debe ser corto, ya que la naturaleza no ha previsto problemas graves. ¿Entonces por qué habría necesidad de un libro grande o de muchos libros sobre enfermedades y sus tratamientos? Créanme, la naturaleza ha previsto un camino más fácil.

La preparación

Y solo de antemano: en cuanto cambia el centro de energía, también cambia todo lo demás, sobre todo la calidad de vida. Eso mismo me ocurrió a mí. Cuando concluyen los procesos curativos usted encuentra su suerte; la suerte que lleva a su contrato de vida. Este fue liberado gracias a su cura. Igual que en mi caso.

Mi carrera profesional la encontrará cronológicamente organizada en los capítulos El mundo energético. Lo que ocurrió entonces y su razón, la encontrará en éstos otros (SUERTE Y DETERMINACIÓN; ENERGÍA, ALTERACIONES, CURA y CONEXIÓN; TRATAMIENTO, DETERMINACIÓN Y SUERTE).

Nadie tiene que creérselo

No les contaré nada que estén obligados a creerse. Tampoco les arrastraré a ningún enigma impenetrable, sin fin. La cura en sí puede durar una media hora y al principio se aplicará tres veces como máximo. En ese caso ni siquiera cerraremos las cortinas. Créalo o no... Esto no tiene ninguna importancia en el mundo energético. Después puede olvidarse de todo, no tiene que interpretar lo ocurrido, ni ir en busca de algo, no tendrá que cavilar, ni quebrarse la cabeza, ni siguiera pensarlo. Porque yo ya habré eliminado el problema.

Obviamente intentamos explicárnoslo. ¿El qué? Pues, que de pronto, tras el tratamiento, nos encontremos mejor, que un problema fuerte haya desaparecido, que las discusiones constantes se calmen solas o que de pronto reciba esa oferta de trabajo para la que tanto se ha esforzado.