Conocer la Biblia. Iniciación a la Sagrada Escritura - Josemaría Monforte Revuelta - E-Book

Conocer la Biblia. Iniciación a la Sagrada Escritura E-Book

Josemaría Monforte Revuelta

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Beschreibung

La Biblia tiene una riqueza inagotable, y no solo como obra literaria. Es el "libro de cabecera" de los cristianos, porque es la Palabra de Dios, dirigida a los hombres de todo lugar y de todo tiempo. Conocerla es conocer a Dios. Conocerla mejor es conocer mejor a Dios. Vivir sus enseñanzas es acercarnos al Cielo aquí en la tierra. Para presentarla en este libro, el autor acude a cinco palabras clave: revelación, historia, literatura, salvación e Iglesia.

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Seitenzahl: 241

Veröffentlichungsjahr: 1997

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CONOCER LA BIBLIA

Primera edición: Febrero 1997

Segunda edición: Diciembre 2009

© Jose María Monforte, 2009

© Ediciones RIALP, S.A., 2009

Alcalá, 290 - 28027 MADRID (España)

www.rialp.com

ediciones@rialp.com

NIHIL OBSTAT, † Agustín, Arzobispo de Valencia, 4 de octubre de 1996 

Fotografía de portada: Anónimo s. XVIII, pintura al fresco. Abanassi (Bulgaria).

ISBN eBook: 978-84-321-4245-1

ePub: Digitt.es

Todos los derechos reservados.

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.

 Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE BIBLIA, REVELACIÓN E HISTORIA

CAPÍTULO I: LA REVELACIÓN DIVINA

La Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento

La Revelación divina

Revelación por medio de palabras y obras

Etapas de la revelación divina

La plenitud de la revelación

La palabra divina entregada por Cristo a su Iglesia

Conclusiones

CAPÍTULO II: LOS LIBROS DE LA BIBLIA

El país de la Biblia

La memoria de un pueblo

El marco histórico de los libros de la Sagrada Escritura

Principales etapas en la formación del Antiguo Testamento

1) Etapa patriarcal

2) Etapa mosaica

3) Etapa de la Monarquía

4) Etapa del Exilio o Cautividad babilónica

5) Etapa del judaismo

Los libros del Nuevo Testamento y su aparición histórica

Conclusiones

CAPÍTULO III: LA INTEGRIDAD DE LA BIBLIA

Las lenguas de la Biblia

Los manuscritos, fuentes documentales de la Biblia

Historia del texto bíblico

1) El texto hebreo del Antiguo Testamento

2) El texto griego del Nuevo Testamento

La crítica textual

Las versiones de la Biblia

Conclusiones

SEGUNDA PARTE LA BIBLIA COMO LITERATURA

CAPÍTULO IV: LIBROS INSPIRADOS Y VERDAD DE LA BIBLIA

La Biblia como literatura inspirada

La inspiración divina de la Biblia, verdad de fe

1) El testimonio de la misma Escritura

2) El testimonio de los Santos Padres

Naturaleza de la inspiración bíblica

Explicación teológica de la inspiración bíblica

Los libros inspirados enseñan la verdad

Veracidad e inerrancia bíblicas

Conclusiones

CAPÍTULO V: EL CANON DE LAS ESCRITURAS

La Biblia como literatura normativa

El canon de los libros inspirados, regla de fe

Historia del canon del Antiguo Testamento

1) En la tradición judía

2) El problema de los libros «deuterocanónicos» del Antiguo Testamento

3) La tradición apostólica y el canon del Antiguo Testamento

Historia del canon del Nuevo Testamento

Los libros «deuterocanónicos» del Nuevo Testamento

Criterios de canonicidad

1) Criterios católicos

2) Criterios protestantes

Los libros apócrifos

Conclusiones

CAPÍTULO VI: SANTIDAD Y UNIDAD DE AMBOS TESTAMENTOS

La Biblia como literatura santa

Perfección moral de los libros bíblicos

La unidad de la Sagrada Escritura

El Nuevo Testamento, plenitud del Antiguo

Unidad de contenidos de ambos Testamentos

Lectura del Antiguo Testamento desde el Nuevo

Conclusiones

CAPÍTULO VII: LA INTERPRETACIÓN DE LABIBLIA

La Biblia como literatura humana

El intérprete divino de la Biblia

La Encarnación y la interpretación de la Palabra

Disposiciones del intérprete humano de la Biblia

Métodos y acercamientos para la interpretación bíblica

Planos en la interpretación bíblica

El método histórico-crítico (Plano histórico-literario)

Los sentidos de la Escritura santa (Plano teológico)

La Biblia, libro de todos los tiempos (Plano actualizante;).

Criterios hermenéuticos de la Exégesis católica

Errores actuales

Conclusiones

TERCERA PARTE BIBLIA, SALVACIÓN E IGLESIA

CAPÍTULO VIII: LAS CLAVES DE LA ANTIGUA ALIANZA

«Historia sagrada», historia de salvación

Pedagogía divina y preparación evangélica

La Elección

Las Promesas

La Alianza

La Ley

La Tierra Prometida

El Reino o reinado de Dios

La Monarquía davídica

El Templo

El Exilio

El Mesías

La Sabiduría

Conclusiones

CAPÍTULO IX: LA NUEVA ALIANZA DE CRISTO

Plenitud de los tiempos y Nueva Alianza de Jesucristo

El mensaje salvífico de los Evangelios

La Iglesia en el libro de los Hechos

La salvación en las Cartas de san Pablo

Salvación y vida cristiana en las Cartas católicas

Salvación y tiempo futuro en el Nuevo Testamento

Conclusiones

CAPÍTULO X: LA ESCRITURA EN LA VIDA DE LA IGLESIA

La Biblia en la vida de la Iglesia

La unidad de los cristianos y los Libros sagrados

Las Escrituras santas en la Liturgia

La Sagrada Escritura, alma de la Teología

Biblia y oración

Los Libros sagrados en la catequesis

La predicación y la Sagrada Escritura

La Biblia y la inculturación

Conclusiones

EPÍLOGO

CUADRO DE LOS LIBROS CANÓNICOS

CRONOLOGÍA BÍBLICA

BIBLIOGRAFÍA BÍBLICA

Manuales

Ediciones de la Sagrada Escritura y Comentarios

Diccionarios y Enciclopedias

Monografías

Lecturas bíblicas para todos

Lecturas bíblicas para personas de cultura teológica

TABLA DE ABREVIATURAS

AAS

Acta Apostolicae Sedis

AG

Concilio Vaticano II, Decr.Ad gentes.

CEC

Catecismo de la Iglesia Católica,Madrid 1992

CT

Juan Pablo II, Exh. Apost.Catechesis tradendae,

16-X-1979

DAS

Pío XII, Enc.Divino afflante Spiritus,30-IX-1943

Dz

Dentzinger,El Magisterio de la Iglesia,Herder, Bar-

celona 1963

DV

Concilio Vaticano II, Const.Dei Verbum

EB

Enchiridion Biblicum

GS

Concilio Vaticano II, Const.Gaudium et spes.

IBI

PCB,La interpretación de la Biblia en la Iglesia,

21-IX-1993

IGMR

Instructio Generalis Missale Romano

LG

Concilio Vaticano II, Const.Lumen gentium

PD

León XIII, Enc.Providentissimus Deus,18-XI-1893

SC

Concilio Vaticano II, Const.Sacrosanctum Conci-

lium

SP

Benedicto XV, Enc.Spiritus Paraclitus,15-IX-1920

UR

Concilio Vaticano II, Decr.Unitatis redintegratio

INTRODUCCIÓN

Hace años me contaron una anécdota. No recuerdo el nombre del protagonista, ni los detalles de este suceso, pero su contenido quedó grabado en mi memoria.

Un sacerdote viajaba en tren desde la ciudad donde residía hasta un pueblo cercano, desconocido entonces para él, para dar una conferencia sobre la Biblia. Cuando llegó, en la estación del pueblo no había nadie a quien preguntar, pero observó a un grupo de niños que estaban jugando al fútbol en un descampado próximo. Se acercó a ellos en busca de información. «Perdonad que os interrumpa —les dijo—, ¿alguno me podría indicar cómo se va desde aquí al Ayuntamiento?». En seguida se acercaron todos rodeándole y uno más espabilado, balón en mano, inicia con el forastero este diálogo:

—Oiga Padre, ¿qué se le ha perdido en el Ayuntamiento?

—Tengo que dar allí una conferencia —responde el cura, pasando por alto la impertinencia del chico.

—Y... ¿de qué les va a hablar?

—Pues mira... —contesta divertido el sacerdote— les voy a hablar de cómo se va al Cielo.

El asombro se pinta en la cara del niño y suelta espontáneo:

—Les va hablar de cómo ir al Cielo... ¡y no sabe cómo se va al Ayuntamiento!

Me siento un poco identificado con este sacerdote, porque mi intención con estas páginas es también mostrarte el camino del Cielo, a través de la Biblia. Resumir en pocas páginas lo que es la Biblia —o “cómo ir al cielo”— no es nada fácil. Entre otras cosas, porque la Biblia es una biblioteca de 73 libros sobre los que se han escrito bibliotecas y bibliotecas.

ElLibro santotiene una riqueza inagotable. Es el “libro de cabecera” de los cristianos, porque es laPalabra de Dios en palabras humanas,dirigida a los hombres de todo lugar y de todo tiempo. Conocer la Biblia es conocer a Dios; conocer mejor la Biblia es conocer mejor a Dios; vivir lo que allí aprendemos es acercarnos al Cielo aquí en la tierra..., aunque no sepamos “ir al Ayuntamiento” de tantas cosas de esta vida.

Para presentarte brevemente el contenido de lasEscrituras santas, recurro a cinco nociones básicas, buscando una síntesis sencilla: revelación, historia, literatura, salvación e Iglesia. La Biblia es el momento privilegiado y cumbre de larevelaciónde Dios, manifestación divina a los hombres a través de lahistoria.La Biblia es una obra literaria, unaliteraturapeculiar que contiene un mensaje divino desalvación,dirigido a todos los hombres y que guarda como «en depósito» laIglesiafundada por Jesucristo, como instrumento salvífico.

La primera parte de este libro —Biblia, Revelación e Historia— presenta, en primer lugar, el marco divino del “cuadro” bíblico (cap. I); conocer la naturaleza de la revelación divina es esencial para entenderla cuando se hace “libro”, Palabra de Dios escrita. Pero esta revelación tiene a su vez otro marco humano: la historia de los hombres (cap. II) en la que se redactaron los textos de estos libros (cap. III).

La segunda parte, se ocupa de la obra literaria —La Biblia como literatura—, donde estudiaremos los rasgos particulares de una literaturainspiradapor Dios a los autores humanos (cap. IV);normativa,porque es regla de fe o canon de los creyentes (cap. V);santa y una, porque procede de la santidad del Dios Único —autor de los libros— y está destinada a la santidad de los hombres (cap. VI); yhumana—escrita por hombres, en un lenguaje humano—, y necesitada de interpretación (cap. VII).

En la tercera parte —Biblia, Salvación e Iglesia—, trataremos del mensaje salvífico que dirige a todos los hombres. La salvación es un proyecto divino que, desde los primeros tiempos de la humanidad, tiene un desarrollo que culmina en Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre. La Iglesia por Él fundada, en la roca de Pedro y en los demás Apóstoles, es el instrumento salvífico para instaurar el Reino de Dios en la tierra hasta la Parusía o Segunda venida del Señor; tiene, entre otras, la misión de custodiar la revelación divina, en general, ylas Escrituras, en particular, para defenderlas de posibles errores o desviaciones y para difundir la Palabra de Dios a todas las naciones hasta el fin de los tiempos.

El Antiguo Testamento es el tiempo de lapreparación del Evangelio: las palabras y hechos que se narran en los libros de la Antigua Alianza muestran la maravillosa pedagogía divina en su designio de salvación (cap. VIII). El Nuevo Testamento es la revelación deJesucristo y su Buena Nueva, plenitud de los tiempos, donde se cumplen las promesas y se realizan las profecías, donde se abre el camino a la consumación de la Historia (cap. IX). Finalmente, nuestra mirada se vuelve a la Iglesia (cap. X) para contemplar el uso de la Biblia en la vida cotidiana de los creyentes, que alimentan su vida espiritual, no sólo con el “pan eucarístico”, sino también con el “pan de la Palabra de Dios” para cumplir la voluntad del Padre que está en los cielos.

En esta breve exposición he acudido fundamentalmente a tres documentos: la Constitución DogmáticaDei Verbum, del Concilio Vaticano II acerca de la divina revelación; elCatecismo de la Iglesia Católica,publicado por Juan Pablo II el 11-X-1992; y el documento de la Pontificia Comisión Bíblica,La interpretación de la Biblia en la Iglesia,del 15-IV-1993. La Bibliografía que acompaña al final del libro puede servir para ampliar tantos temas que sólo he podido enunciar.

A la hora de los agradecimientos, debo recordar en primer lugar a mi maestro y amigo, el Prof. Casciaro, que hace tantos años infundió en mí el amor a las Escrituras santas y ha seguido alentándome en todos mis trabajos. También agradezco sinceramente al editor su colaboración en el empeño de lograr una divulgación eficaz de cuestiones tan centrales en la vida de cualquier cristiano. Finalmente, mi agradecimiento a María, la Madre de Jesús —con un libro a Ella dedicado se inicia esta «Biblioteca de Iniciación Teológica»— que aunque apenas aparece en estas páginas, la he tenido muy presente al redactarlas, sabiendo que siempre se alegra cuando se trata de conocer a su Hijo. A ella me encomiendo y bajo su dulcísima protección pongo los frutos apostólicos de este trabajo.

PRIMERA PARTE 

BIBLIA, REVELACIÓN E HISTORIA

Capítulo I

LA REVELACIÓN DIVINA

Palabras y hechos bíblicos

LaBibliaes el libro que contiene la Palabra de Dios expresada en palabras humanas. Es una gran obra literaria; un libro único, inagotable, inigualable, donde se encuentra todo lo que se refiere a Dios y al hombre. Es la obra más editada, más vendida, más leída y más estudiada de cuantas se han escrito. Es, sin duda, el libro que más ha contribuido a configurar la cultura occidental. El término «biblia» procede del griego y significa etimológicamente «libros» o «libritos». La Iglesia griega usaba este plural para designar la colección completa de lasEscrituras sagradas.Desde los comienzos del cristianismo, la Biblia ha sido la base de la vida espiritual, y de la predicación y enseñanzas de la doctrina cristiana.

La Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento

La colección de los 73 libros que forman la SAGRADAESCRITURAtiene dos partes bien diferenciadas, llamadas «Antiguo Testamento» (AT) y «Nuevo Testamento» (NT), que corresponden a los escritos antes o después de la venida de Cristo. La palabra «testamento» equivale aquí prácticamente apactooalianza.

El AT está compuesto por 46 libros1, que contienen todo lo queYahweh-Diosrevelaba a su pueblo para conducirle hacia un reino de plenitud para alcanzar una felicidad duradera2. Estos libros han sido aceptados también por los cristianos, porque en ellos descubren la preparación del gran acontecimiento salví-fico en Jesucristo. Los cristianos —en busca de nuestras raíces— ponemos gran empeño en familiarizarnos con el mensaje de estos libros tan distintos, en los que se recoge la andadura del pueblo de Israel desde sus orígenes hasta la aparición histórica de Jesús.

Se llama NT al conjunto de los restantes 27 libros, escritos de acuerdo con la «Nueva alianza» de Jesucristo, grabada no sobre tablas de piedra, sino sobre corazones de carne. Todos ellos anuncian la «Buena Nueva» proclamada por Jesús. Los cristianos tenemos la firme convicción de que tales libros contienen todo cuanto Dios nos ha querido enseñar —a través de Jesús— para librarnos de las ataduras del pecado e introducirnos en ese reino de gracia, cuya meta final es la vida eterna, el cielo para siempre.

La actual división de la Biblia en capítulos y versículos se remonta al sigloXVI, por Roberto Stephan, si bien el primero que introdujo la división de los capítulos, en las copias de la versión latina de la Vulgata, fue Stephan Langton hacia el año 1214; y más tarde, Sanctes Pagnini dividió cada capítulo en versículos, en la edición latina de la Biblia hecha en Lyon en el año 15283.

Ahora bien, AT y NT son dos partes deuna misma historia de salvación,y aunque los cristianos pertenecemos ya al pueblo de la «Nueva Alianza», no por ello podemos ignorar cuanto se refiere a aquella «Antigua Alianza» que durante tantos siglos preparará a la humanidad para la llegada de la «plenitud de los tiempos»4. La Sagrada Escritura vivió durante mucho tiempo en la tradición oral y sólo después, las leyes, las palabras de los Profetas, las sentencias de los Sabios, los cantos y poemas de los Salmistas y los recuerdos históricos de las intervenciones salvíficas de Dios, se fijaron por escrito.

La Revelación divina

Un hecho central y uno de los misterios fundamentales de la religión cristiana es que se nos presenta como originada y fundada en una Revelación histórica. Si Dios no fuesemisterio, no habría necesidad de revelación alguna. El término «revelación» significa literalmente “quitar el velo que oculta algo”; en fotografía —“revelar” unos clichés—, en periodismo —“revelar” algo en una noticia—, etc., son aplicaciones hoy vigentes de este término. En su aspecto religioso quiere decir lamanifestación que Dios hace a los hombres de su propio sery de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación. Dicho de otro modo, la revelación divina es un hablar Dios a los hombres(locutio Dei adhomines);es decir, Dios que sale al encuentro del hombre y se da a conocer de dos maneras: unanaturaly otrasobrenatural.La primera se produce a través de las criaturas; el hombre, mediante su inteligencia, puede conocer a Dios con certeza a partir de sus criaturas, como se reconoce a un artista a través de su obra; éste es nuestro conocimientonaturalde Dios. La segunda viene directamente de Dios: es otro conocimiento que el hombre no puede alcanzar por sus propias fuerzas y, por eso, lo llamamossobrenatural5. Por una decisión enteramente libre, Dios revela su misterioal hombre, es decir, su plan de salvación para todos los hombres, y lleva a cabo ese plan enviando a su Hijo amado y al Espíritu Santo.

¿Por qué se reveló Dios? Porque quiso y porque nos ama. ¿Con qué finalidad? Para darse a conocer de modo gratuito e invitarnos a una íntima comunión con Él, a través de una relación de amistad. «El Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía»6. La revelación divina es, pues, un gran regalo, don inmerecido e inesperado del amor de Dios, en forma de diálogo amoroso, «conversación» o comunicación entre amigos. Por eso, la revelación es inaugurada aquí en el tiempo, mediante la fe —respuesta humana a esa interpelación divina—, pero destinada a llegar a su plenitud en el más allá, en el encuentro cara a cara de cada hombre con Dios. En definitiva, «al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas»7.

Revelación por medio de palabras y de obras

La revelación divina es realmente Palabra de Dios, pero es también —e inseparablemente— acontecimiento, manifestación y desarrollo del plan de Dios a lo largo de la Historia. «El plan de la revelación —afirma el Concilio— se realiza porobras y palabrasintrínsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio. La verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda revelación»8.

La salvación de Dios aparece en todo lo que hace al intervenir en la historia de los hombres y no sólo en la conciencia de los creyentes al tener conocimiento de esa historia. Nos encontramos, pues, ante una estrechísima relación entre las palabras bíblicas y los hechos que esas palabras narran. Mediante laSagrada EscrituraDios da a conocer elsentido salvíficode los acontecimientos, y éstos pueden así comprenderse comohistoria de salvación.

Para profundizar en el misterio de la palabra divina, es preciso tener en cuenta que «Dios habla en la Escritura por medio de hombres y enlenguaje humano;es decir, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con dichas palabras»9. Además, no se puede perder de vista que la Palabra divina no es una pura información neutra y distante, sino que trata de comunicarse con los hombres, dándose a conocer y, a la vez, que se revela, pide una respuesta.

El encuentro de Dios con el hombre se realizapor mediode la historia, es decir, por medio de hechos, acontecimientos y acciones que después son explicados por medio de palabras. Por ejemplo, en el Sinaí, Dios comienza por pronunciar su nombre ante el pueblo: «Yo soy Yahweh, tu Dios»10; y antes de darles losMandamientosen las Tablas de la Ley —lasDiez Palabras—, les recuerda: «Yo soy Yahweh, tu Dios, el que te sacó de Egipto, de la esclavitud»11. Nos permite así entender cómo Dios para explicar su nombre, es decir, revelarnos quién es, no acude a un concepto o elucubración intelectual complicada y misteriosa acerca de su naturaleza, sino que hace referencia a su acción, recién cumplida, de liberación de la esclavitud.

Lapalabra bíblicaviene desde un pasado real —y no sólo desde el pasado, sino al mismo tiempo desde la eternidad de Dios—; pero pasapor el camino del tiempo, al cual corresponden pasado, presente y futuro. Lo verdaderamente revelador es, pues, una historia de sucesos, no un hecho aislado. La historia humana que nos presenta el texto bíblico no es reveladora por sí misma, sino cuando viene acompañada por la palabra que descubre el significado de lo que acontece. Un ejemplo clarificador es la conducta de Jesús en el lavatorio de los pies a sus discípulos en la Ultima Cena. Jesús primero actúa y luego explica su actuación: «Después de lavarles los pies tomó el manto, se puso de nuevo a la mesa, y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado ejemplo para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros»12. En el relato bíblico, pues, se descubre no solo el carácter único de un acontecimiento histórico, sino también el valor permanente de lo que Dios nos enseña con ese acontecimiento.

Etapas de la revelación divina

Dios se comunica con el hombre poco a poco, paso a paso, por etapas. Con una maravillosapedagogíase revela en una historia de salvación, gradual y progresivamente, no lo dice todo de una vez13. Los jalones o etapas de esta revelación divina son en síntesis: elprotoevangelioo primer anuncio de salvación14, la alianza con Noé, la elección de Abrahán con la alianza y las promesas, el Éxodo o salida de Egipto con Moisés y la alianza sinaítica, la promesa a David de un Mesías descendiente de su linaje, el Exilio o cautividad babilónica y la vuelta a la Tierra Prometida en el AT; la Encarnación del Redentor, la Iglesia fundada por Cristo y, finalmente, la Pa-rusía o Segunda venida del Señor en el NT.

En efecto,Dios se da a conocer desde los orígenesen todo lo que ha creado por su Verbo y, especialmente, en aquella relación personal que estableció con nuestros primeros padres, a quienes «invitó a una comunión íntima con Él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes»15. Esta revelación no fue interrumpida por el pecado original, ya que «después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación conla promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras»16. Al quebrarse por el pecado la unidad del género humano, Dios hace un pacto oalianza con Noédespués del castigo del diluvio; este pacto afecta a toda la humanidad y revela el plan divino con todas las naciones de la tierra.

Más tarde, para reunir a la humanidad dispersa, Dioselige a Abrahánllamándolo fuera de su tierra, de su patria y de su casa, y lo hace padre de una multitud de naciones17. El pueblo nacido de Abrahán será el depositario de lapromesahecha a los patriarcas, el pueblo de laelección, llamado a preparar la reunión un día de todos los hijos de Dios en la Iglesia; ese pueblo será el tronco en el que serán injertados los paganos hechos cre-yentes18. Desde entonces la humanidad queda dividida entre el pueblo que nace de Abrahán —los judíos— y el gran resto de la humanidad —los gentiles.

«Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo, salvándolo de la esclavitud de Egipto. Estableció con él laalianza del Sinaíy le dio por medio de Moisés su Ley,para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido»19. Moisés será desde entonces punto de referencia obligado del pueblo elegido, centro del resurgimiento hacia el cual Israel deberá volver, una y otra vez, después de sus crisis, para permanecer fiel a su vocación de Pueblo de Dios. Por eso, en momentos especialmente solemnes, se renovará la antigua Alianza.

La larga estancia en la Tierra Prometida fue forjando la religión y la historia de Israel. A impulsos del Espíritu divino, Jueces y Reyes defendieron la independencia nacional, condición necesaria para conservar la pureza monoteísta de sus creencias. Más tarde, Dios forma a su pueblo, a través de losprofetas, en la esperanza de la salvación —elMesianismodel AT—, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres, grabada en los corazones y que tendrá su cumplimiento en el Cristo o Mesías, Jesús de Nazaret20. Los profetas como portavoces divinos fueron profundizando en las verdades de la Revelación.

«Al mismo tiempo y, sobre todo en los últimos siglos de la historia del AT, y también a impulsos del mismo Espíritu divino, se ha ido desarrollando lasabiduríahebrea: espíritus selectos, escogidos por Dios, formados en la meditación de la Ley y en las enseñanzas de los Profetas, y cultivados en la reflexión profunda sobre la vida, irán elaborando, bajo la inspiración del Espíritu Santo, la llamada literaturasapiencialdel AT, que completará la Revelación, preparando a los hombres para la venida del Mesías Salvador en la “plenitud de los tiempos”»21.

La plenitud de la revelación

Y por fin, laplenitud de los tiempos:la Encarnación del Verbo de Dios, Jesucristo. ¿Han comenzado ya losúltimos tiemposde la historia? Sí, porque «Dios habló a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras por los Profetas.Ahora, en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo»22. La Encarnación supone que la Palabra eterna habita entre los hombres y revela la intimidad de Dios, hablando las palabras de Dios, realizando la obra de la salvación que Dios Padre encomendó a su Hijo. «Por eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre; Él, con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con testimonio divino; a saber, que Dios está con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y la muerte y para hacernos resucitar a una vida eterna»23.

La conclusión no puede ser más contundente: el Hijo de Dios hecho hombre es, pues, la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre; en Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta, como afirma san Juan de la Cruz24. En cada una de las páginas inspiradas me encuentro con una persona: Cristo, y no con una presencia sin rostro. «Toda la Escritura —decía Hugo de san Víctor— constituye un único libro, y su título esCristo».Y de tal afirmación esta consecuencia necesaria: «por ser alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo»25. Aunque la Revelación esté acabada —se ha clausurado con la muerte del último apóstol26—, no está completamente explicitada; su contenido podrá ser conocido mejor y gradualmente en el transcurso de los siglos. Esta es una razón de la misma existencia de la Iglesia.

La palabra divina entregada por Cristo a su Iglesia

Jesús entrega a la Iglesia su Palabra divina de dos maneras:oralmente y por escrito. Por una parte, los Apóstoles, con su predicación y su ejemplo, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó; y, por otra parte, los mismos Apóstoles —junto con otros de su generación— pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo27.

Por eso, junto a la Sagrada Escritura existe también en la Iglesia laSagrada Tradición28,que recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; «para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación»29. Ambas constituyen elsagrado depósitoque contiene verdades de orden tanto sobrenatural, como natural30. De esta forma, «la Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas, manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, se ordenan hacia el mismo fin»31.

La Biblia guarda, pues, toda la verdad, y sólo puede ser leída y comprendida dentro de la Tradición de la Iglesia. ¿Dónde buscar las enseñanzas de la Sagrada Tradición? Principalmente en las enseñanzas del Magisterio universal de la Iglesia, en los escritos de los Santos Padres, y en las palabras y usos de la Sagrada Liturgia. La misma vida de la Iglesia nos muestra que los herejes de todos los tiempos —así actuó el demonio cuando tentó a Cristo en el desierto— han acudido a la Sagrada Escritura para apoyar sus creencias... y enseña la experiencia de los siglos que cuando se prescinde de la Tradición es muy difícil captar la integridad del mensaje revelado. Gracias a la Tradición, por ejemplo, la Iglesia conoce elcanono lista de los libros sagrados y los entiende cada vez con más profundidad.

La Biblia debe ser leída en la Iglesia y con la Iglesia. El mismo Cristo quiso que hubiera en Ella unMagisterio vivocon el oficio de interpretar auténticamente la palabra divina, escrita o transmitida oralmente, ejerciendo su autoridad en nombre de Jesucristo; esto es, encomendada a los Obispos —sucesores de los Apóstoles— en comunión con el Papa —sucesor de Pedro—32.Tradición y Escriturahan sido confiadas a la Iglesia y, dentro de Ella, sólo alMagisteriocorresponde interpretarlas auténticamente y predicarlas con autoridad. Y así, ambas se han de recibir e interpretar con el mismo espíritu de devo-ción33



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