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William Walker Atkinson (Baltimore, Maryland, 5 de diciembre de 1862 - Los Ángeles, California, 22 de noviembre de 1932), fue abogado, comerciante, editor, y escritor, así como un ocultista y un pionero estadounidense del movimiento el Nuevo Pensamiento. También es conocido por haber sido el autor de las obras seudónimas atribuidas a Theron Q. Dumont, Magus Incognito y Yogui Ramacharaka. El objeto de esta obra está íntimamente ligado al “cómo” de su uso y su labor. La idea pragmática domina toda la obra, teniendo siempre presente la conciencia del “para qué sirve” y “qué haré con ello”.
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Veröffentlichungsjahr: 2016
William Walker Atkinson
Curso de Psicología Utilitaria
¡CONÓCETE!
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XIX
CAPÍTULO XX
Notas
La Psicología; definición y objeto. – La Psicología no es una ciencia nueva; origen y evolución. – La Psicología no es una ciencia práctica. – La “Nueva Psicología”; origen y objeto. – La Nueva Psicología es práctica, laborable y utilizable siempre. – Características y acción de la Nueva Psicología. Misión de este libro.
La Psicología es la ciencia de la mente. Su objeto es el estudio científico de la misma, de sus funciones, sus leyes y sus actividades. El estudio de la psicología abarca la consideración de los varios estados mentales, tanto en el terreno consciente como en el subconsciente, incluyendo “sensaciones, deseos, mociones, conocimientos, raciocinio, decisiones, voluciones y otras manifestaciones semejantes”, como ha expuesto con tanto acierto el profesor William James.
La Psicología no es una ciencia nueva. Su historia se remonta a tiempos remotos en la historia de la evolución intelectual de la raza. Durante algún tiempo se la consideró simplemente como una rama de las diversas que forman la metafísica y participaba del carácter brumoso de esta rama del pensamiento. Pero, saliendo gradualmente de la bruma, fue por último claramente definida como un estudio científico mejor que como una rama de la metafísica o de la filosofía.
A semejanza de cualquier otra ciencia, se basa en leyes y hechos comprobados y no en supuestas teorías abstractas. Dejando a un lado las opuestas teorías que atañen a la discutible naturaleza de la mente, se ciñe exclusivamente a los actuales trabajos, actividades y operaciones de la mente, y a las leyes que aparecen dirigiendo tales manifestaciones. En vez de enunciar teorías sobre el origen y naturaleza de la mente, y luego ir de la teoría a hechos que refuercen la teoría, la psicología comienza a practicar métodos científicos, y procede a examinar hechos y fenómenos para formular luego principios fundamentales. Dejando para la metafísica y la filosofía las especulaciones concernientes a la mente abstracta y su relación con el alma, la psicología dedica su atención entera al cuidadoso y científico examen de las leyes activas de la mente, sus efectos, consecuencias, condiciones y modo general de acción.
Pero, aun cuando esta trinchera ha sido ganada, la psicología no ocupa aún su práctico lugar en los asuntos de la vida cotidiana del pueblo. Aun cuando divorciada de las vagas especulaciones de la metafísica y la filosofía, y limitándose a probables hechos y principios, la psicología conserva todavía en mayor o menor grado, un abstracto y poco práctico aspecto en la mayor parte de la raza.
Aun cuando considerando hechos y principios de una manera científica, y adaptándose mejor a los cómo que a los por qué de las formas de la actividad mental, la psicología no ha conseguido aun su lugar en la lista de las ciencias que son capaces de actual aplicación en los diversos órdenes de la actividad humana. Mientras se la reconocía como una parte necesaria en la educación mental de un hombre o de una mujer, era considerada, sin embargo, por las masas, como algo poco práctico y de ninguna utilidad. Las preguntas: “¿Para qué es buena?”, que se hacían las gentes prácticas y de negocios, “¿Cómo he de usarla?”, ¿De qué puede servirme?”, “¿Qué beneficios reporta?”, se las hacía asimismo el público en general. Y la respuesta no llegaba nunca.
Pero, surgiendo de semejantes preguntas, directas o derivadas, nació un nuevo grupo de psicólogos que, infatigables, echaron los fundamentos de la hoy llamada “Nueva Psicología”. Esta vanguardia empezó a trabajar sobre la base de una psicología utilitaria, una psicología que puede emplearse en la vida cotidiana, una psicología laborable. Esta vanguardia no usó el término de la “Nueva Psicología”, ni quizá se dieron cuenta sus miembros de que desarraigaban la ciencia del abstracto campo que había ocupado hasta entonces. Desearon meramente llevar a la práctica los principios ya descubiertos, poner al pueblo en condiciones de “hacer cosas” con estos principios, en lugar de ver meramente en ellos algo un poco diferente de los principios metafísicos y filosóficos sin embargo, muy similares en naturaleza. Aquellos hombres y mujeres eran los inconscientes obreros de las bases de lo que hoy se llama la pragmática escuela del pensamiento, esa escuela que sustenta que la verdad y el valor de una ciencia, filosofía o idea, consiste en su valor cuando se aplica y pone en práctica: “¿Qué hará?” “¿Qué utilidad tiene?” “¿Qué puede lograrse con ello?” “¿Para qué es bueno?, siendo las pruebas hechas por esa nueva escuela de pensamiento.
Y sobre los cimientos erigidos por aquellos primeros pensadores prácticos, se ha levantado el edificio de la “Nueva Psicología”, o mejor dicho los primeros pisos de este edificio, pues continúa la construcción, y el conjunto parece destinado a exceder con mucho, en grandeza y magnificencia, a los sueños más maravillosos de sus primeros constructores. La Nueva Psicología ha realizado admirables progresos desde los comienzos del presente siglo. Aun cuando sus cimientos fueron echados durante el pasado, los actuales muros han sido levantados durante los últimos cincuenta años, y puede considerársela justamente como un producto del siglo XX. Algunos pensadores de la antigua escuela protestan contra esta aplicación de la pragmática prueba a la psicología, reclamando que debe continuar permaneciendo en el campo del pensamiento abstracto. Pero estos filósofos luchan contra la corriente de evolución y verdaderamente se ponen en evidencia, yendo contra la entera avalancha del moderno pensamiento y de la moderna actividad. La tendencia de la época es decididamente utilitaria, y la pragmática prueba se aplica rígidamente a todo lo que brota en el campo del pensamiento: “¿Para qué sirve eso? “¿Qué puedo hacer con ello?” “¿Qué beneficios reporta?” Estas son las características preguntas de la época, y todo cuanto se ofrezca a la mente pública debe ser sometido a esta prueba, y vive o muere según el grado de certeza que resulta de los requerimientos.
La Nueva Psicología es práctica, laborable, utilizable, primero, después y siempre. Su verdadera existencia descansa sobre su conveniencia con estos principios. Todo el esfuerzo de sus propagandistas y maestros va encaminado al objeto de hacer practicables las leyes de la mente. Ya no se trata de informar a las gentes lo “que son justamente” ciertas facultades mentales o estados, ni aun “justamente cómo” ellos actúan. El nuevo psicólogo se apresura a informar a sus discípulos justamente de lo que estos principios y leyes significan para él, con el fin de aumentar su eficacia mental, robusteciendo sus cualidades positivas, y restringiendo e inhibiendo sus facultades y cualidades negativas. El discípulo queda informado de las varias cualidades mentales que posee y de las leyes de su actuación; pero (y aquí existe la diferencia entre la antigua y la nueva psicología) también se le enseña cómo estas leyes pueden ser aplicadas al florecimiento, mejoramiento y reconstrucción de su ser mental. La forma de construcción, en la nueva psicología, ha sido tomada de su antigua posición, de un asunto para conferencias, sermones y admoniciones siguiendo las líneas de la sana advertencia y el prudente consejo, y ha sido colocada bien al frente como un campo práctico para experimentación, práctica y exacto cumplimiento. El discípulo no se ve ya obligado a contentarse con el mandato de: “Usted hará esto así o así”; hoy se le enseña justamente cómo este “así o así” puede realizarse. Se le enseña la labor práctica de “hacerlo por su propio ser”, de acuerdo con los bien comprobados y sencillamente expuestos métodos y principios.
Otro importante rasgo de la obra de la Nueva Psicología ha sido la traslación de ciertas poco comprendidas fases de actividad mental desde las regiones de lo oculto y del misticismo, a los reconocidos y al menos parcialmente comprendidos fenómenos de la psicología. Mucho de lo que primitivamente se consideraba una parte de la “psicología anormal”, tiene hoy su merecido puesto en la psicología normal de las escuelas. Nos referimos especialmente al admirable campo de la actividad mental separado del rango de la conscientividad, conocido generalmente como campo “subconsciente”, “subjetivo” o “subliminal”. Considerados primero como pertenecientes a las fases anormales de acción mental, estos campos se conceptúan hoy como conteniendo dentro de ellos nueve décimas partes de nuestras actividades mentales, por lo menos. El campo de la conscientividad, ha sido reconocido en la actualidad como conteniendo tan sólo una pequeña porción de las actividades de la mente. Y por tal razón la Nueva Psicología ha dedicado la mayor parte de su actividad a la exploración de estas, hasta hoy, no sospechadas regiones de la mente, siendo el resultado el descubrimiento de muchas cosas tan extrañas como admirables, examinadas científicamente, y clasificadas. Y en esta exploración los investigadores han conseguido proyectar mucha luz sobre varias oscuras cuestiones que fueron previamente negadas o atribuidas a lo sobrenatural. La Nueva Psicología ha salido airosa en demostrar que tan lejos como le fue posible extender sus investigaciones, no hay nada sobrenatural, que todo es natural, que lo que se consideró sobrenatural es simplemente un fenómeno natural, cuya naturaleza fue comprendida, y que la ley y el orden naturales están siempre en evidencia en estas nuevas y comprendidas fases de la mente.
Y, fiel a su pragmático origen, la Nueva Psicología no se ha contentado con una mera exploración y examen de estas subconscientes regiones de la mente. Tan pronto como hubo descubierto, examinado y clasificado, empezó a investigar el lado práctico de la cuestión. Empezó a considerar y plantear la manera como este lado práctico podría utilizarse en todos los casos de la vida humana, tanto para contribuir al desarrollo de las cualidades, como para disminuir y anular los defectos. El “qué es ello” va seguido del “cómo actúa ello” y seguidamente del “cómo puede ello usarse”; el “para qué es bueno” de los pragmáticos.
Y este es el espíritu en que ha sido escrito este libro sobre la Nueva Psicología. Muy poco tiempo y espacio hemos dedicado a la teoría o especulación concerniente al “porqué”. El objeto e intento de la obra está íntimamente ligado al “como”, fase del sujeto, particularmente el “cómo” de su uso y su labor. La pragmática idea domina a través de la obra entera, teniendo siempre presente la conciencia del “para qué sirve ello” y “qué haré
con ello”. Ciñéndonos estrechamente al punto de “cómo hay que hacer las cosas”, confiamos en conducir a nuestros lectores con toda seguridad sobre los mares de la Nueva Psicología al puerto del Éxito completo.
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
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