Construcción de los conceptos freudianos I - Juan Carlos Cosentino - E-Book

Construcción de los conceptos freudianos I E-Book

Juan Carlos Cosentino

0,0

Beschreibung

Este libro es el primero de la serie de tres que conforma la nueva edición de la obra ya clásica de Juan Carlos Cosentino, Construcción de los conceptos freudianos. Esta serie está basada en las clases que dictó el autor como titular de la materia "Psicoanálisis: Freud", en la Facultad de Psicología de la UBA. Esta nueva edición ha sido corregida y aumentada con nuevos capítulos, convirtiéndola en una inmejorable aproximación a los conceptos freudianos, con una combinación balanceada de erudición y claridad expositiva. Tanto el lector que se inicia en la lectura de Freud, como aquel ya familiarizado con su obra, obtendrán grandes beneficios con su lectura. Este primer volumen aborda tres cuestiones fundamentales de la obra freudiana: la defensa, el sueño y el aparato psíquico. Cada tema es tratado desde diferentes ángulos y textos clave. Cosentino muestra cómo se ponen en movimiento y estructuran estos conceptos básicos del psicoanálisis.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 404

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Portadilla

Legales

Presentación

I. DEFENSA

1. Psicoterapia de la histeria: defensa-yo, resistencia-síntoma

2. Trauma: angustia y compulsión del síntoma

3. La neurosis de defensa: el retorno de lo reprimido

4. Representación auxiliar: estructura y sujeto

II. SUEÑO

5. El trabajo del sueño

6. El trabajo de interpretación

III. APARATO PSIQUICO

7. La estructura del aparato psíquico: el tiempo de la excitación

8. La experiencia de satisfacción: el objeto perdido

9. La falla de la función del sueño

10. Primera ordenación metapsicológica

JUAN CARLOS CONSENTINO

CONSTRUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS FREUDIANOS

I

Defensa, sueño, aparato psíquico

Juan Carlos Cosentino

Construcción de los conceptos freudianos I : defensa, sueño, aparato psíquico

1a edición impresa - Buenos Aires : Manantial, 1999

1a edición digital - Buenos Aires : Manantial, 2015

ISBN edición impresa: 987-500-034-5

ISBN edición digital: 978-987-500-209-8

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Derechos reservados

Prohibida la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

© 1999, Ediciones Manantial SRL

Avda. de Mayo 1365, 6º piso

(1085) Buenos Aires, Argentina

Tel: (54-11) 4383-7350 / 4383-6059

[email protected]

www.emanantial.com.ar

A Juan

Presentación

“El conjunto de estas clases reproduce, con algunas modificaciones, eltrabajo con los textos freudianos que vengo realizando desde 1986 hasta la fecha, siguiendo el ordenamiento de la materia Psicoanálisis: Freud, cátedra II, que dicto en la Facultad de Psicología de la UBA”. Con esta frase se inicia la presentación de Construcción de los conceptos freudianos, publicado en 1993.

La primera parte de aquel texto que recorre tres ejes –defensa, sueño y aparato psíquico– ha sido corregida y ampliada.

La sección inicial que se ordena alrededor de la defensa, incluye un nuevo capítulo (4. Representación auxiliar: estruc tura y sujeto) que interroga la hipótesis auxiliar freudiana de 1894. Así, relaciona la primera clínica freudiana, la experiencia primaria y la constitución del sujeto.

La siguiente que gira alrededor del sueño como formación del Icc continua con sus dos capítulos que han recibido ampliaciones y precisiones. Ahora llevan los números 5 y 6.

La última sección le da lugar, con la primera ordenación metapsicológica, al aparato psíquico freudiano. En ésta se han introducido varias modificaciones.

En primer lugar se inicia con un nuevo capitulo (7. La estructuradel aparato psíquico: el tiempo de la excitación), que interroga la cuestión del tiempo: la temporalidad kantiana, el nachträglich, la temporalidad del instante, el tiempo desli gado (Zeit-los), y sus incidencias transferenciales.

En segundo lugar, como consecuencia de este fuera de tiempo que opera en el análisis, se han reubicado, precisado y extendido los restantes capítulos con un nuevo orden. El capítulo 8 retoma la experiencia de satisfacción, el 9 la falla de la función onírica y el 10 la primera ordenación metapsicológica.

Los anticipos que posibilitan los textos de esta primera parte, a partir de esta lectura retroactiva, intentan conectar el tiempo del instrumento psíquico y la subversión de la temporalidad freudiana, en su alcance transferencial, con lo inmodificable del síntoma, con la angustia de la neurosis fóbica y con los inmutables rasgos de carácter.

Así, el exceso de placer de la neurosis obsesiva o el escaso placer de la histeria, restos de la división del sujeto, retornan. Se trata de la posición del sujeto ante el goce, tal como lo anuncia, junto con la angustia, la fobia que de esta forma se distingue del fantasma.

Y también los “rasgos de carácter que permanecen” como continuaciones inalteradas de las pulsiones originarias o bien “como formaciones reactivas contra ellas”.

Con el tiempo de la excitación se abre la posibilidad de introducir un tiempo diferente para la discontinuidad: la temporalidad del instante. En ese brevísimo lapso irrumpen mociones e impresiones que nunca han salido del ello, fuera de tiempo (Zeit-los).

Los nuevos capítulos apuntan a interrogar los obstáculos que estas manifestaciones introducen en el análisis cuando “no se halla nada que corresponda a la representación del tiempo” y cuando no hay “ninguna alteración del proceso psíquico por el transcurso del tiempo”.

J. C. C.

I. DEFENSA

1

Psicoterapia de la histeria: defensa-yo, resistencia-síntoma

Comenzaré haciendo una breve referencia a un texto que se llama Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos. Como indica inicialmente allí: “Su título –nos advierte– que se trata de la patogénesis de lossíntomas histéricos (por allí Freud inicia su trabajo de investigación) y que los fundamentos más directos para la génesis de síntomas histéricos han de buscarse en el ámbito de la vida psíquica”. (1)

La primera frase del texto nos anticipa que la génesis de los síntomas histéricos hay que buscarla (un momento en el cual Freud discute con los psiquiatras y los médicos de su época) en el ámbito de la vida psíquica. De esa manera, nos señala muy inicialmente que esas afecciones, que se juegan en el ámbito de la vida anímica, pueden ser tratadas psíquicamente. Inauguran en ese momento lo que a posteriori va a constituir el método psicoanalítico y, en particular, el psicoanálisis.

Es decir, en el momento en que Freud está investigando el mecanismo de la producción de los síntomas histéricos, se presenta la idea de una cura por la palabra que prescinda de cualquier remisión de la causalidad a lo orgánico. Por eso es importante destacar este primer recorte que hace aquí, ubicando estos fenómenos en el ámbito de la vida psíquica.

La segunda conclusión que se puede obtener de la primera frase de este texto (Freud en esta época va a hablar fundamentalmente de representaciones, de recuerdos y de ideas; vamos a tener que manejarnos a lo largo de los diferentes textos que vayamos trabajando con esta noción de representación) es que un recuerdo, una representación, una idea puede ser patógena.

Un recuerdo, una representación, una idea (tendremos que ubicar, después, las características de ese recuerdo, de esa representación o de esa idea) puede llegar a ser patógena, porque, como decíamos antes, el escenario es la vida psíquica.

Por lo tanto –tal vez en el momento actual la importancia de esto es relativa–, en el debate que Freud mantiene con los psiquiatras de su época y en la ruptura que hace con la psiquiatría, es de capital importancia esta posición diferente que implica ir conceptualizando la histeria primero y después la neurosis obsesiva.

Los dos cuadros neuróticos por excelencia que definen su mecanismo como un mecanismo psíquico.

Pero les adelanto que Freud tampoco, a partir de este movimiento, hace una psicología. aquí comienza a inaugurarse, en ruptura con la psiquiatría, lo que se va a conocer, después, como la clínica freudiana. En estos textos comienzan a aparecer sus primeros elementos de conceptualización con referencia a esta clínica.

En este texto –resumo– pasa por el descubrimiento de Charcot y por el procedimiento de Breuer y llega a conectar, entonces, la llamada histeria adquirida con la histeria traumática (descubierta por Charcot a través del procedimiento catártico de Breuer, que es esa posibilidad de hacer catarsis a partir de los síntomas que se juegan en el ámbito de la vida psíquica). Vale decir, conecta la histeria adquirida con la histeria traumática, cuyo factor desencadenante era un trauma psíquico. a ese trauma psíquico Freud lo puede reproducir mediante la hipnosis y la sugestión –al mismo tiempo se convierte en el primer procedimiento terapéutico– y lo lleva a poder conectar la histeria adquirida con la histeria traumática.

Les señalaba antes que la ubicación de esta neurosis en el ámbito de la vida psíquica implicaba, mediante este procedimiento que después va a dar nacimiento al método psicoanalítico, la cura por la palabra. sin embargo, también les indicaba que en los textos freudianos va a predominar, con ciertas modificaciones, la noción de representación, de recuerdo, de idea. Freud no trabaja partiendo de una lingüística moderna. no parte de Ferdinand de saussure. Por lo tanto, la palabra en sus textos aparece en estado práctico.

La determinación del síntoma –escribe Freud– es por el trauma psíquico. Dicha determinación sólo consiste en una referencia simbólica entre el ocasionamiento y el síntoma histérico. Da un ejemplo –ustedes lo van a encontrar en el texto–: una enferma que padecía de penetrantes dolores en el entrecejo. razón: una vez de niña su abuela la escudriñó penetrándola con la mirada. Existe un propósito –añade– de expresar el estado psíquico mediante uno corporal, para lo cual el uso lingüístico ofrece los puentes.

En esta forma, en estado práctico, aparece lo lingüístico en Freud. así es que no van a encontrar, porque Freud no trabaja desde la lingüística moderna, ninguna referencia explícita al significante. Después, más adelante, cuando trabajemos lo que se llama “la segunda ordenación metapsicológica”, con una serie de articulaciones que Freud produce –el momento en el que va a definir la represión: un articulador bastante clave en su teoría– van a encontrar que va a establecer una diferencia entre la representación y lo que va a llamar el representante de la representación.

Retomemos Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos. Cuando se pregunta de qué índole es ese nexo causal que se produce, va a decir que se trata de una causación directa entre ese factor traumático –que es un factor traumático psíquico– y los síntomas que aparecen. Pero hace una aclaración: dice que ese factor opera como cuerpoextraño, como una causa estimulatoria patológica. Y lo va a hacer de continuo, incluso mucho tiempo después de que haya ocurrido ese trauma, hasta que pueda ser removido.

Sostiene que hay que hacer una inversión con ese viejo adagio que comenta en esta conferencia: “cuando cesa la causa, cesa el efecto”. si hay que hacer una inversión está sosteniendo entonces que cuando cesa el efecto, cesa la causa.

Les anticipo desde ya, que el lugar de la causa en la teoría psicoanalítica va a implicar una interrogación (con esta terapia sintomática parece que se resuelve muy fácilmente, pero acá comienzan los problemas) que ahora vamos a ubicar. aparece en esta época en un texto que se llama Sobre la psicoterapia de la histeria, que está contextuado con el anterior Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos.

Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos, les aclaro, es una conferencia que Freud da en el año 93, prácticamente igual a la Comunicación preliminar. La Comunicación preliminar, los primeros historiales clínicos de Freud más uno de Breuer –el famoso caso de Anna O– y Sobre la psicoterapia de la histeria constituyen un conjunto de textos que se llaman Estudios sobre la histeria. (2)

Ahora vamos a pasar a hablar de este texto que se llama Sobre lapsicoterapia de la histeria. a partir de una pregunta que él hace sobre las resistencias este lugar problemático de la causa en psicoanálisis, bajo la forma de una pregunta clínica, va a empezar a interrogarlo a Freud de entrada. En el año 1937 en uno de los trabajos más importantes que se llama Análisis terminable e interminable, donde se pregunta por la interminabilidad y por dónde pasa la terminación de un análisis, esta pregunta –insisto– bajo la forma de la resistencia, esta pregunta clínica alrededor de la resistencia lo sigue interrogando, también en el año 37.

Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos se cierra con dos preguntas, o por lo menos, con una afirmación de Freud y con una pregunta. La afirmación de Freud es que solamente se ha puesto en juego el mecanismo de la producción de los fenómenos histéricos y queda una cuestión abierta, que es la cuestión de la etiología. Una pregunta que se le puede hacer a este texto es ¿qué características tienen que tener las representaciones, las famosas representaciones, para que sean patógenas? todavía Freud no dice cuál es la característica que deben tener esas representaciones para que adquieran ese valor patógeno de ser rechazadas –como dice en esta época– de la conciencia y producir en otro lugar –que todavía no aclara cuál es, porque aún no ha construido el concepto de inconsciente– un síntoma.

En Sobre la psicoterapia de la histeria, Freud emplea lo que se llama la presión sobre la frente. Cuenta que mientras investigaba la patología de los síntomas histéricos descubrió al mismo tiempo un método terapéutico. señala que los síntomas desaparecían cuando se podía despertar con plena luminosidad el recuerdo del proceso ocasionador, cuando al mismo tiempo era convocado el afecto acompañante y cuando el enfermo podía describir ese proceso de la manera más detallada posible y expresaba en palabras el afecto.

Dejemos, por ahora, un interrogante abierto con respecto al afecto, ya lo iremos retomando. Pero este afecto, ligado a las representaciones, en este momento, tiene que ser, como Freud señala, abreaccionado o tramitado en palabras. acá aparece en estado práctico esta cuestión que les decía de la palabra, permite al afecto el decurso a través del decir.

Cuando se pregunta cuál es el modo en que su método terapéutico produce efectos, dice: “[...] cancela la acción eficiente de la representación originariamente no abreaccionada (o no tramitada; es una representación que quedó aislada del “comercio asociativo” con otras representaciones; como está aislada, el afecto está estrangulado y hay que darle curso a través del decir para que entre en el comercio asociativo y se movilice también este afecto) y la lleva hasta su rectificación asociativa al introducirla en la conciencia normal o al cancelarla por sugestión médica”. (3)

Esta representación está escindida, está apartada de la conciencia, entonces tiene que entrar en el comercio asociativo con otras representaciones para ensanchar –como dice el texto– el campo de la conciencia. Pero ya se insinúa que esta representación está ubicada, desde el punto de vista de cierta teorización que él está haciendo, en otro lugar.

Pero resulta que en Sobre la psicoterapia de la histeria se encuentra con un doble problema. hasta ese momento se estaba manejando con la hipnosis. se hipnotizaba a los pacientes. Pero con esta técnica se enfrenta con estos dos problemas: ciertas dificultades para poder hipnotizar a algunos pacientes, mientras que otros se rehusan directamente a la hipnosis.

Por lo tanto, en este momento aparece un esbozo en el texto de los obstáculos que deben ser superados en el mismo movimiento en el cual está construyendo ... –todavía no es el método definitivo–; comienza a trabajar con los obstáculos en el mismo movimiento en que está construyendo su método terapéutico en este pasaje de la hipnosis, de la sugestión hipnótica, a la “presión sobre la frente”.

Vale decir, el método catártico, que ya Breuer había descubierto con Anna O (con Anna O no había problemas porque entraba en una suerte de hipnosis e iba rememorando todas las situaciones que hacían a su cuadro patológico), cuando Freud se encuentra con pacientes que no los puede hipnotizar o que directamente rehusan la hipnosis, le plantea un problema.

¿Cómo soluciona este obstáculo? En la primera entrevista había que interrogar lo que Freud llama la ocasión primera de su síntoma. Cuando les pregunta si recordaban la ocasión primera de su síntoma, algunos pacientes le relataban un recuerdo que emergía muy borroso y que no podían seguirlo, mientras otros comentan que no la saben, que no pueden decir nada sobre esa “ocasión primera de su síntoma”.

Les insiste: “Usted tiene que recordarlo”. al mismo tiempo, les hace cerrar los ojos y mientras presiona levemente con su mano la frente del paciente, les dice que durante o al terminar esa presión, van a surgir los recuerdos. Este procedimiento permite que comience cierto movimiento de asociación de los pacientes.

Freud les dice: “verá algo o tendrá alguna ocurrencia” en ese instante en que dure la presión o cuando cese la presión. Y declara que ese mero empujar, en el sentido de insistir y en el sentido de la presión sobre la frente, puede hacer salir a la luz las series de las representaciones patógenas.

La investigación de este primer obstáculo que viene por el lado de la hipnosis, a partir de estos pacientes que no se los podía hipnotizar o que se oponían a la hipnosis, lo lleva a encontrarse con un segundo obstáculo.

Este segundo obstáculo pone en juego su encuentro con la resistencia. Cuando insiste, cuando lleva a cabo la presión sobre la frente se despierta –aquello que retroactivamente podemos anticipar– “la función de la resistencia”.

¿Cómo la define Freud en el texto? “Mediante mi trabajo psíquico yo tenía que superar en el paciente una fuerza –por ahora es enigmática esta fuerza– que contrariaba el devenir consciente (el recordar) de las representaciones patógenas”. (4)

Todavía no tiene definido el estatuto del inconsciente. aún no tiene definido el método de asociación libre. (Después de la catarsis con el método de la presión sobre la frente va a pasar a la asociación libre, ya los pacientes no cerrarán más los ojos, no les apoyará la mano sobre la frente y los invitará, con la introducción de la regla fundamental, a lo que se llama asociación libre.) todavía está en un momento intermedio. En este momento intermedio, se está preguntando, fundamentalmente, cómo opera la curación por el análisis Y, en el mismo momento que se está preguntando como opera asociativamente la curación, se encuentra con un esbozo de los obstáculos que impiden la curación por el análisis.

Esta puntuación es clave con respecto a la articulación que vamos a hacer. Porque no podríamos leer a Freud, si tenemos la ilusión de comenzar por los textos del año 1893, e ir siguiéndolo hasta los textos del año 1937.

Tendríamos la ilusión de que iríamos alcanzando ciertos progresos que va haciendo Freud, pero, al mismo tiempo, no podríamos sacar ninguna conclusión. no podríamos entender, no podríamos reflexionar, no podríamos interrogar qué anticipan los textos del 93. Y sólo se pueden leer ciertas anticipaciones en el 93 si se tienen en cuenta los textos del 37.

Quiero decir que necesariamente tenemos que trabajar con ciertos articuladores retroactivos desde donde podamos leer a Freud, ya desde el inicio, anticipando aquello que comienza a esbozar. Lógicamente que, al mismo tiempo, la estrategia de la enseñanza y la transmisión necesitan ciertos momentos. Entonces no podemos trabajar al mismo tiempo estos textos iniciales con los textos posteriores de Freud. nos sirven, fundamentalmente, para contar con estos ejes retroactivos, para leer ciertas anticipaciones y para ubicar cómo es el movimiento de preguntas y cuándo Freud produce cierto cambio de pregunta.

Pero, simultáneamente la estrategia de la enseñanza y la estrategia de la transmisión necesitan también constituir ciertos momentos en Freud, donde vayamos ubicando cómo va construyendo sus conceptos. Entonces, vamos a tener que manejarnos anticipando ciertos ejes retroactivos y, como sucede hoy, observar cómo se juegan en los textos que trabajamos; éstos iniciales, luego los textos metapsicológicos. Pero al mismo tiempo, dejando sólo señaladas, abiertas ciertas cuestiones que, en otros momentos, las iremos definiendo conceptualmente al retomarlas desde otros articuladores teóricos.

Resumo entonces lo que les decía recién. En el mismo momento en que Freud se está preguntando cómo opera –todavía con el método catártico de “la presión sobre la frente”– la curación por el análisis, aparece ya un esbozo de los obstáculos que impiden la curación por el análisis. En la época del 37, como les decía antes, va a ser ese lugar –el de los obstáculos– en el cual se va a establecer Freud.

Este otro lugar en relación con las representaciones, lo define como algo apartado de la conciencia, rechazado de la conciencia. En los textos, lentamente va introduciendo la idea de que se trata de procesos inconscientes. Pero todavía aquí, efectivamente, no está establecido plenamente el estatuto del concepto de inconsciente.

Freud señala que en todo análisis uno trabaja repetidas veces, en verdad de continuo, con ayuda de este procedimiento: el procedimiento de la presión sobre la frente, y como operación suprema de la reproducción (los pacientes a partir de esta operación y de esta insistencia reproducen esa serie de recuerdos patógenos), “[...] hace aflorar pensamientos que el enfermo no recuerda”. (5)

Con el método hipnótico había pacientes en quienes la terapia no daba resultado. Con el método de la presión sobre la frente, según Freud, para el campo de las neurosis que respondían al mecanismo psíquico, le daba resultado. Porque él diferencia en esta época aquellas neurosis que responden a un mecanismo psíquico, de otras neurosis que las llama actuales y que no responden a un mecanismo psíquico. Esas neurosis que no responden a un mecanismo psíquico no pueden ser tratadas con este método.

Sin embargo, el método de la presión es heredero todavía de la hipnosis y de la sugestión. aún les hace cerrar los ojos.

De todas maneras, aparece en este texto la primera definición que Freud da, todavía construyendo su método, sobre lo que es la terminación de un análisis.

Dice, entonces, que con ayuda de este procedimiento uno consigue la reproducción de esa serie de representaciones patógenas, que el enfermo nunca quiso reconocer como suyas, que no recuerda, si bien cuando se reproducen advierte por el contexto –añade Freud– que son imprescindibles, y en ese transcurso se convence de que esas representaciones que afloran con la reproducción, y no otras, producen el cierre del análisis y la cesación de los síntomas.

Vale decir que en esta época, muy inicial, donde él reconoce que no se trata de una terapia causal, sino de una terapia sintomática, sostiene que el cierre del análisis, que produce en el paciente un cambio psíquico (después vamos a ver que esta idea de un cambio psíquico es otro punto de interrogación en Freud), se mide, por ahora, en la cesación de los síntomas. Pero sabe que está en juego un procedimiento que no es causal sino solamente sintomático.

Este cambio psíquico, que ahora se mide por la cesación de los síntomas y que Freud sabe que no se trata de una terapia causal, es muy interesante rastrearlo en el idioma original de Freud que es el alemán. En alemán se escribe así: Veränderung, que ahora lo traducimos como cambio.

Es un término clave porque se lo puede rastrear en todos aquellos trabajos donde se pregunta cómo opera la curación por el análisis. Y cuando produce un giro en esa pregunta, que es clave para que de entrada nos ubiquemos con este articulador retroactivo, se lo puede traducir como alteración. Parte preguntándose ¿cómo opera la curación? y termina interrogándose, cuando hace un giro en la pregunta, ¿cuáles son los obstáculos que impiden la curación analítica?

Este cambio de pregunta está señalado por Freud explícitamente –lo vamos a trabajar en su momento–. Cuando explícitamente se pregunta por el cambio psíquico va a decir que –en términos muy amplios– levantar la represión, recuperar esas representaciones reprimidas, va a producir una modificación del yo. Es otra traducción que utilizo para la misma palabra alemana. Mientras se pregunta cómo se produce la curación por el análisis, va a decir que levantar la represión implica una modificación del yo. Cuando cambie la pregunta y se interrogue sobre los obstáculos que impiden la curación analítica, que va a ser clave para después definir el lugar de la causa, va a hablar de una alteración permanente del yo, como consecuencia de su actitud defensiva frente al ello propio y a las exigencias pulsionales tratadas como peligros externos.

Cuando se interroga por la curación, se pregunta: ¿cómo se modifica el yo por esa curación? Cuando se cuestione por los obstáculos que impiden la curación va a ubicar una alteración estructural –se los anticipo desde ya– en el mismo núcleo del yo. Pero de este yo inicial que aparece aquí, al yo de la segunda tópica se producen cambios muy importantes.

Cambio, modificación y alteración, son tres palabras que con esta inflexión distinta responden al mismo término alemán que nos permiten ubicar mejor este cambio psíquico como modificación del yo cuando se pregunta por la curación, y alteración del yo cuando se pregunta por los obstáculos que impiden esa curación.

“Tratándose del desenlace de una cura analítica, este depende en lo esencial de la intensidad y la profundidad de arraigo de las resistencias de la alteración del yo”, (6) pues los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros retornan en el tratamiento como resistencias a la curación y la curación misma –sostendrá en 1937– será tratada por el yo como un peligro nuevo.

De entrada, esa resistencia se le presenta a Freud como un obstáculo que debe ser superado; que haya abandonado la hipnosis trae la resistencia y permite investigarla. Por eso decía que hay un esbozo de los obstáculos que también impiden la curación. Pero además de ser un obstáculo que debe ser superado, es un obstáculo que debe ser investigado. Es un referente clínico que permite por excelencia a Freud que lo investigue. De este modo, a partir de Sobre la psicoterapia de lahisteria, sin demasiadas vacilaciones, se podría decir que la clínica que Freud inventa, la clínica freudiana que él construye, es una clínica delas resistencias.

Es cierto que en esta época un empujar, la presión sobre la frente, permite hacer salir a la luz la resistencia. Pero todavía está en las tinieblas de qué se trata: ¿qué es esa fuerza? sin embargo, lo interesante es que esta temprana aparición ya permite plantearse esa pregunta, permite esa interrogación. Freud lo dice así: “Una inteligencia nueva pareció abrírseme: la misma fuerza psíquica que cooperó en la génesis del síntoma (en la producción del síntoma) y en aquel momento impidió el devenir consciente de la representación patógena”, (7) ahora le aparece como resistencia. Es la misma fuerza psíquica que colaboró en la génesis del síntoma, cuando se pregunta por ese síntoma le aparece como resistencia. Una fuerza, que por ahora aparece enigmática, que tiene que ver con la producción del síntoma.

Sin embargo, las respuestas que Freud aporta aún son insuficientes. La pregunta que él hace es muy interesante, pero no la contesta todavía. En este texto hay un nivel distinto, el de la pregunta que Freud va a hacer y el de las respuestas que va a dar.

Las respuestas son insuficientes. La pregunta es interesante si se la ubica –como les señalaba antes– retroactivamente. Dice: ¿qué clase de fuerza cabía suponer ahí suficiente?, ¿qué motivo pudo llevarla a producir efectos? se está preguntando por las características de esa fuerza que hace a la génesis del síntoma y que cuando va a investigar ese síntoma vuelve como resistencia.

Esta pregunta recorre toda la obra de Freud. Es una pregunta clínica. Es esa pregunta que se juega en el nivel de la resistencia. Porque después cuando las cosas se compliquen y aparezca la transferencia, resulta que también va a haber una resistencia de transferencia. Luego –por el momento es algo que dejamos abierto–, habría que preguntarse por esa función que inaugura la resistencia en el interior mismo de la transferencia. E inclusive esta cuestión va a abrir dos ejes en Freud. Mientras él se pregunte cómo opera la cura analítica se va a encontrar, cuando pase a la asociación libre, con el lugar de la interpretación. Cuando haga un giro en la pregunta y se encuentre con los obstáculos –la resistencia al levantamiento de las resistencias– va a aparecer en juego, en el análisis, la construcción.

Estamos tratando de ubicar los ejes. Cuando se pregunte por la curación se va a encontrar con la interpretación, cuando se pregunte por los obstáculos va a surgir la construcción.

Comentemos algo más sobre la resistencia. Freud dice que ante el yo del enfermo –en estos momentos le da cierta importancia funcional y técnica al yo– se había propuesto una representación que demostró ser inconciliable (las características que en este texto tienen las representaciones inconciliables es que son representaciones, ya sí, de carácter sexual; responden a la pregunta que quedaba abierta del otro texto). ante el yo del enfermo se propone una representación que demuestra ser inconciliable (para el yo). Esta representación inconciliable convoca una fuerza de repulsión del lado del yo cuyo fin es la defensa, frente a esa representación. Esta defensa, añade Freud, prevalece de hecho, la representación correspondiente es empujada afuera de la conciencia y del recuerdo, y en apariencia es ya imposible pesquisar su huella psíquica (posteriormente vamos a trabajar esta cuestión de la huella psíquica).

El fenómeno que se produce acá es el siguiente: aparece una representación inconciliable para el yo, el yo en esta época pone en funcionamiento el mecanismo de la defensa y esa representación es expulsada, empujada afuera de la conciencia y en su lugar se forma un síntoma. sin embargo, aclara Freud, cuando uno se empeña en dirigir la atención hacia esa representación que fue expulsada, percibe como resistencia a la misma fuerza que en la génesis del síntoma se había mostrado como repulsión.

Vale decir que se encuentran acá con un movimiento circular:

Yo – Defensa

Síntoma – Resistencia

Defensa – Resistencia

Se encuentran con que el yo desencadena la defensa ante una representación inconciliable, que forma un síntoma. Cuando va a interrogar al síntoma se encuentran con la resistencia. Es decir que hasta cierto punto, en esta época, son solidarias las nociones de defensa-yo y las nociones de síntoma-resistencia. Y como éste es un movimiento circular, hasta cierto punto, la defensa queda conectada con la resistencia. Porque si, cuando voy a dirigir la atención hacia el síntoma (al interrogar ese síntoma), me encuentro con la misma fuerza que había participado en la génesis del mismo, entonces, finalmente, parece que la defensa y la resistencia quedan conectadas. hay un movimiento aparentemente circular.

Esto nos haría pensar, además, en un éxito directo de la represión a través del proceso defensivo iniciado por el yo. habría un éxito directo de la represión como acción defensiva del yo.

Otra afirmación de Freud, en esta línea dice: “Una fuerza psíquica, la aversión del yo, la animadversión del yo, había originariamente empujado afuera de la asociación –yoica– la representación patógena y ahora contrariaba su retorno en el recuerdo”.(8) sin embargo, hay una palabra clave que él emplea aquí: esta repulsión del yo empuja afuera de la asociación yoica la representación patógena. ¿Y cómo vuelve la representación patógena? Vuelve por asociación, más allá del yo. se le pide mediante la presión sobre la frente al paciente que asocie. no aparece directamente la representación patógena, sino lo que Freud llama representaciones intermedias que van formando eslabones intermedios que nos van acercando a la representación patógena. Pero resulta que estos eslabones intermedios aparecen por asociación y de esta manera, lo dejan afuera al yo.

Cuando se pregunta, como dice Freud de entrada, sobre la ocasión primera de su síntoma, el yo dice “no sé”, “no se me ocurre nada”. Cuando se insiste con la presión sobre la frente, desde algún otro escenario, más allá del yo, a pesar del yo, por asociación, fuera de la asociación yoica, aparecen ciertas representaciones que nos van acercando a la representación patógena. Entonces, ahí, ya se empieza a quebrar esa relación yo-defensa.

Yo ≠ Defensa

Este éxito directo de la represión como acción defensiva del yo, que implica esa conexión defensa-yo, cuando se va a investigar por asociación cómo retornan esos recuerdos, se empieza a quebrar. En textos posteriores vamos a ver que se divorcian completamente el yo y la defensa. tal es así que la defensa va a ser lo que va a anticipar en Freud el concepto de inconsciente.

La segunda cuestión que viene a interrogar este íntimo enlace que aparentemente se establece entre yo y defensa, es esa resistencia. ¿Por qué? Porque cuando uno se empeña en dirigir la atención sobre esa representación patógena (o sea, sobre el síntoma) percibe como resistencia a la misma fuerza que participó en la génesis del síntoma. Pero todavía no está aclarado qué es esa fuerza. Por eso Freud se lo pregunta. La respuesta que da es insuficiente, pero la pregunta es válida.

Les anticipo algo, sobre el final del texto va a distinguir dos tipos de resistencias. Va a hablar de una resistencia de asociación. Esta resistencia de asociación opera cuando se le piden asociaciones al paciente. Por ejemplo, se le piden asociaciones y el paciente dice “no me acuerdo”. Entonces, se realiza la presión sobre la frente, superada esta resistencia de asociación aparecen –habla de cadena asociativa– ciertos eslabones intermedios que nos van acercando a la representación patógena.

Esta resistencia de asociación se juega más allá del yo, a pesar del yo. se la puede interrogar. Freud señala que funciona como una especie de oráculo. Contesta a través de las ocurrencias del paciente. Por lo tanto se la puede agotar en las representaciones intermedias que van apareciendo, en la misma cadena asociativa, cuando se va interrogando, cuando se va preguntando.

Pero resulta que Freud descubre otra resistencia que la llama resistencia radial. Va a hablar de una triple ordenación de los recuerdos patógenos o de las representaciones patógenas. Una triple ordenación o también de una triple estratificación.

Una es lineal. otra es concéntrica y va a ordenar el material patógeno alrededor del núcleo patógeno.

Esta resistencia radial tiene que ver con el núcleo patógeno. Y el núcleo patógeno aparece anticipando en el texto el límite de lo interpretable. Freud dice así: algo que ni aun en la reproducción de los recuerdos aparece. Ese algo que no puede ser dicho (una de las vertientes del núcleo patógeno): un punto de carencia en la cadena asociativa.

En segundo lugar, esta resistencia radial comienza a desconectar la resistencia, como resistencia radial, del síntoma, porque parece ser que ese núcleo patógeno, en tanto resto, finalmente no se lo puede deshacer. Ese algo que no pasa por la palabra, que escapa a la función de la cadena asociativa, allí donde se oponen palabra y sexualidad (la otra vertiente del núcleo patógeno).

Por lo tanto, se quiebra aquí, se inicia la quiebra de la relación entre la defensa y la resistencia. Y en los textos que sigamos viendo vamos a ir observando que van siendo nociones de distinto orden.

Yo – Defensa

Síntoma – Resistencia

Defensa – Resistencia

Mientras la defensa va ir apuntando a la constitución del inconsciente, a la constitución de la cadena de las representaciones, a la cadena asociativa, la resistencia va a dejar abierto un interrogante en este texto alrededor de lo que en este momento aparece como etiología sexual de las neurosis. Después lo van a encontrar en Las neuropsicosisde defensa con las vivencias o las experiencias sexuales traumáticas infantiles. Desde allí Freud va a construir, posteriormente, el concepto de pulsión. Y vamos a ver, cuando nos encontremos con la pulsión, que la pulsión se puede inscribir como representante de la representación, pero no toda la pulsión se va a poder inscribir –así lo llama Freud– en el aparato psíquico regulado por el principio de placer.

Desde acá comienza a esbozarse este cierto divorcio entre la defensa, que tiende a constituir el inconsciente, y la resistencia, más ligada a aquello que no retorna y que Freud nombra de entrada sexualidad.

Esto que señalamos recién, y concluimos, lo escribe Freud de esta manera: la tarea del analista no se agota mediante un empujar (un insistir o la presión sobre la frente), un empleo de compulsión psíquica (en estos momentos insistir o la presión sobre la frente lo traduce como que se compulsa al paciente a que recuerde). no se agota allí, no termina allí, allí se inicia; superando esa resistencia de asociación –ésta que opera en la cadena asociativa– sino que cobra, en la trayectoria de un análisis (dicha tarea) otras formas y reclama en su auxilio otras fuerzas.

Vale decir, Freud está anunciando aquí que la tarea del analista no concluye solamente con este empujar o con la presión, sino que van a ponerse en juego otras formas y van a ser necesarias otras fuerzas.

Este texto termina con una vinculación implícita entre resistencia radial, que tiene que ver con ese núcleo patógeno, y la primera introducción de la noción de transferencia. señala que también hay un obstáculo externo –lo nombra así– en un análisis. Este obstáculo externo tiene que ver con lo que él llama falso enlace, que se va a establecer con el analista. “La transferencia sobre el médico, para ser más textuales a Freud, acontece por enlace falso”. (9)

Dicho de otra manera, de pronto aparece además de este empujar, además de esta cuestión de la presión sobre la frente, un obstáculo externo que tiene que ver con cierto lugar que el analista va a ocupar en la transferencia. Y queda establecida una relación entre ese núcleo patógeno y cierta transferencia por falso enlace con el analista, allí donde recién, para Freud, comienza a constituirse la transferencia en el análisis.

Pero también este obstáculo externo que pone en juego la transferencia con el analista aparece como el núcleo de la compulsión a asociar: ese resto que no se puede dialectizar en la cura. retroactivamente, habrá que esperar a Construcciones en el análisis, (10) dicho resto que no se agota en la cadena asociativa quedará a cargo del analista.

1. S. Freud,Sobre el mecanismo de fenómenos histéricos, AE, III, 29. Las remisiones corresponden a o.C., amorrortu editores (AE), Bs. as., 1978-85, y en idioma alemán a studienausgabe (sa), s. Fischer Verlag, Francfort del Meno, 1967-77.

2.. J. Breuer y S. Freud, Estudios sobre la histeria, AE, II, 27-43 y 261-309.

3. Idem, I: Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar, 42.

4. S. Freud, Sobre la psicoterapia de la histeria, ob. cit., 275.

5. Idem, 279.

6. S. Freud, Análisis terminable e interminable, aE, XXIII, 240-2.

7. S. Freud, Sobre la psicoterapia de la histeria, ob. cit., 275.

8. Idem, 276.

9. Idem, 303.

10. S. Freud, Construcciones en el análisis, AE., XXIII, 259-70.

2

Trauma: angustia y compulsión del síntoma

Vamos a continuar hoy, en principio, con algunas cuestiones que nos habían quedado del texto Sobre la psicoterapia de la histeria. En primer lugar Freud sostenía allí que las representaciones patógenas eran olvidadas y llevadas fuera de la conciencia. Es decir, que a partir de aquí le va a hacer falta constituir el concepto de inconsciente. ¿Acaso no nos viene insinuando que el ámbito de la vida psíquica se juega en otro escenario?

En segundo lugar, en este trabajo manifiesta que dichas representaciones son de carácter sexual. También le va a ser necesario constituir la sexualidad infantil y el concepto de pulsión que da cuenta de la sexualidad humana.

En tercer lugar se desprende de esa fuerza de repulsión –la defensa– y de ese carácter sexual de las representaciones inconciliables que la admisión de una nueva representación depende de la índole y de la dirección de las representaciones que ya están reunidas en el interior del yo. O sea, a partir de estas representaciones que están en el interior del yo, depende que el yo admita o no una nueva representación. Si esa representación tiene carácter sexual y es inconciliable para el yo, va a ser expulsada del interior del yo. Allí es donde Freud establece, en principio el lugar de la defensa. No obstante, señalamos la clase pasada que esa defensa, más allá del yo, le anticipa a Freud la constitución del inconsciente: por ahora, por aquellas representaciones que escapan a la asociación yoica; o sea que hay un límite en la asociación yoica. Aquellas representaciones que escapan a la asociación yoica están anticipando, a partir de la defensa, ese otro lugar donde Freud tendrá que constituir el inconsciente.

DEFENSA, RESISTENCIA, SÍNTOMA, TRANSFERENCIA

Comentábamos el otro día que en este texto aparece una primera paradoja. por asociación emerge una representación dentro de la cadena asociativa: un eslabón, como lo llama Freud, que ya no depende de la índole y de la dirección de las representaciones que están en el interior del yo. por asociación en la cadena asociativa, más allá del yo, aparece un eslabón entre la representación de partida y la representación buscada, o sea, la representación patógena.

Es necesario diferenciar el límite de la asociación yoica (depende de la índole y de la dirección de las representaciones yoicas, ya que el yo es el representante de dicha masa de representaciones que constituyen un sistema de creencias, prejuicios, certidumbres, etc., y dicho sistema sostiene ese límite a la asociación en el interior del yo) y la asociación que se pide y emerge a partir del método de la presión sobre la frente que justamente opera porque se despliega más allá del yo en la cadena asociativa, cuando aparece ese eslabón entre la representación de partida y la que se busca.

Es cierto que en el punto de partida de este texto aparecen unidas y son solidarias la defensa y el yo. El yo –señala Freud– se place en la defensa. pero, como anticipábamos el otro día, la clave para relativizar ese éxito directo del yo en la represión que nos llevó a ubicar la asociación que opera en la cadena asociativa, donde las representaciones se eslabonan por asociación, se ubica en la resistencia de asociación. cuando se puede sobrepasar la resistencia yoica se produce, más allá de los límites del yo, la asociación entre aquellas representaciones que no tienen que ver, casualmente, con esos límites del yo.

La paradoja con la que nos encontramos en este texto es que la defensa parte del yo. por lo tanto, parece que hubiera un éxito directo de la represión como acción defensiva del yo. pero resulta que cuando uno va a pedir asociaciones a partir del síntoma o de la representación patógena solamente se puede, por asociación, desplegar ese síntoma o articular esa representación patógena mediante la resistencia de asociación. Es decir que esa asociación se produce más allá del yo, a pesar del yo. Entonces, en el movimiento de vuelta, cuando se piden asociaciones para investigar ese síntoma o esa representación patógena, el analista descubre que los elementos asociados que aparecen en la llamada cadena asociativa se despliegan a pesar de la aversión del yo, a pesar de la índole de las representaciones ya reunidas en el interior del yo, ya que en el relato, el uso lingüístico ofrece los puentes.

La defensa –insisto– parte del yo, pero cuando se piden asociaciones, las asociaciones que se despliegan en el relato se producen más allá del yo. ¿cuál es el método en esta época? un empujar, un empleo de compulsión psíquica, como dice Freud, a fin de orientar, más allá del yo, la atención de los enfermos hacia las huellas de representación buscadas. pero sucede que la asociación que se juega en la cadena asociativa, ocurre a pesar del yo. lo dice el mismo método que emplea Freud y lo dice la misma resistencia de asociación: un obstáculo que se puede interrogar y, en tanto tal, responde a través de las ocurrencias del paciente.

Freud es claro al respecto: no siempre es un recuerdo olvidado el que aparece bajo la presión de la mano, los genuinos no están en la superficie, con más frecuencia emerge una representación que dentro de una cadena asociativa es un eslabón entre la representación de partida y la buscada, es decir, la patógena, o, añade, emerge una representación que dentro de la cadena asociativa constituye el punto de partida de una nueva serie de recuerdos, a cuyo término se sitúa la representación patógena. cuando pide asociaciones, estas asociaciones se juegan más allá de los límites del yo, en la cadena asociativa.

El material psíquico de una neurosis se presenta como un producto multidimensional de triple estratificación. En primer lugar un núcleo de recuerdos (recuerdos de vivencias o de ilaciones de pensamiento) en los cuales ha ocurrido el momento traumático o halló su formación más pura la idea patógena. y en torno de este núcleo una multitud, a menudo de increíble abundancia, de un material mnémico de distinta índole que en el análisis es preciso reelaborar (durcharbeiten). (11)

Primero, Freud ubica un ordenamiento lineal cronológico que tiene lugar dentro de cada tema singular. dicha estratificación dificulta el trabajo del análisis por la peculiaridad de invertir, en la reproducción, la secuencia de su génesis: “la vivencia más fresca y reciente del fascículo aparece primero como «hoja de cubierta», y la hoja de cierre está constituida por aquella impresión con que en realidad empezó la serie”. (12) lo designa como formación de un tema. Se trata de un agrupamiento de recuerdos de la misma variedad en una multiplicidad estratificada en sentido lineal, al modo de un fajo de actas o de un paquete.

Esos mismos temas muestran una segunda manera de ordenamiento: están estratificados de manera concéntrica en torno del núcleo patógeno. ¿Qué constituye esa estratificación? ¿cuál es la magnitud creciente o decreciente siguiendo la cual se produce ese ordenamiento? Son estratos de resistencia que se vuelven crecientes cuando nos acercamos hacia el núcleo, y con ello zonas –señala entonces– de igual alteración de conciencia dentro de las cuales se extienden los temas singulares. los estratos más periféricos contienen, de diferentes temas, aquellos recuerdos (o fascículos) que se rememoran con facilidad y fueron siempre conscientes; cuanto más se avanza con mayor dificultad se diferencian los recuerdos que surgen, hasta que, en la cercanía del núcleo, se choca con aquellos recuerdos que el paciente desmiente, desconoce o niega (verleugnen) aun en su reproducción.

Esta peculiaridad de la estratificación concéntrica del material psíquico patógeno le confiere sus rasgos característicos a la trayectoria de un análisis.

Dentro de esa triple ordenación que Freud propone en este texto –una triple ordenación para las representaciones patógenas o los síntomas–, emerge una tercera ordenación: el enlace por los hilos lógicos que llegan hasta el núcleo patógeno. Esta estratificación, que tiene un carácter dinámico, orienta la labor del analista. por las pistas que ofrecen las lagunas y las fallas del relato del paciente –afirma Freud– capta uno cierto tramo del hilo lógico en la periferia, y desde ahí facilita el ulterior camino. un nexo, un salto en la trama, entre dos estratos de igual resistencia –segunda ordenación concéntrica con relación al núcleo–, pero atravesándolos –tercer ordenamiento: al enlace por los hilos lógicos le corresponde un camino irregular y de múltiples vueltas que posee un carácter dinámico, por oposición al modo lógico de las dos estratificaciones anteriores–.

¿Qué son las lagunas? Tomemos un ejemplo clásico en Freud. lo voy a nombrar, no lo voy a desarrollar: es el ejemplo de Signorelli, en la Psicopatología de la vida cotidiana. (13) El frecuente caso del olvido de nombres propios –y es lo que le pasa a Freud que no recuerda el nombre de un pintor famoso que es Signorelli– donde aparece en lugar de ese nombre olvidado un nombre falso o un recuerdo falso. dicho de otra manera, aparecen nombres sustitutivos que no son el nombre olvidado y que vienen a ocupar su lugar. En el lugar del buscado –Signorelli– se le imponían otros dos nombres –Freud sabía que esos dos nombres sustituían el buscado– que eran también otros dos pintores: Botticelli y Boltraffio. por lo tanto, el proceso que estaba destinado a reproducir el nombre que Freud buscaba se ha desplazado a un sustituto, en este caso representado por Botticelli y Boltraffio.

Cuando un paciente comienza a hablar, las lagunas que aparecen en su relato nos permiten ir ubicándonos respecto de qué asociaciones le podemos pedir y, a su vez, qué sustituto puede aparecer. Alguien puede decirme: quiero contarle tal cosa pero no me acuerdo de tal nombre y en sustitución de tal nombre me acuerdo de tal otro y tal otro; a partir de allí, qué le sugiere. Este método de la asociación libre se anticipa un poco a esta época. En esta época trabajaba con la presión sobre la frente aunque esas lagunas lo llevan en esa dirección.

¿Qué son las fallas?: cualquiera de las llamadas formaciones del inconsciente. por ejemplo, los sueños, los actos fallidos, los chistes. cualquiera de las formaciones del inconsciente constituyen las fallas que aparecen en el relato del paciente. A través de dichas fallas es posible tener algún acceso al inconsciente que Freud todavía en esta época no lo ha terminado de definir.

“Si se escruta con ojo crítico la exposición que se ha recibido del enfermo sin gran trabajo ni resistencia, se descubrirán en ella, infaliblemente, lagunas y fallas”. (14) y cuando el nexo se ha roto: el analista hará bien en buscar por detrás de esos puntos débiles el acceso al material de los estratos inconscientes. Tenemos derecho, pues, a suponer tales motivos inconscientes dondequiera que se registre uno de aquellos