Costa Brava. Las mejores excursiones - César Barba - E-Book

Costa Brava. Las mejores excursiones E-Book

César Barba

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Beschreibung

La Costa Brava modela la fachada marítima de las comarcas catalanas del Alt y Baix Empordà y de la Selva, desde Portbou, en la frontera con Francia, hasta la desembocadura del río Tordera en Blanes. Se trata de uno de los litorales más pintorescos de España, formado por acantilados abruptos, bosques de pinos, calas recónditas y playas de ensueño. Esta costa debe su relieve accidentado a una serie de sistemas montañosos que caen en picado sobre el mar Mediterráneo, formando acantilados rocosos que le dan un aspecto salvaje, con pequeñas calas donde los pinos remojan sus pies en el mar y extensos arenales –como el golfo de Roses o la playa de Pals– que confieren variedad al paisaje. Los Pirineos no se resignan a perder su carácter de alta montaña al llegar a la Costa Brava, mantienen su personalidad y nos regalan bellos pueblos de pescadores y villas rurales colgadas de las alturas, humedales costeros de delicado equilibrio ecológico y hayedos que crecen al amparo de umbrías empinadas. El extremo oriental del Pirineo ha sido, desde siempre, un lugar de paso entre los pueblos y culturas de la península ibérica y el resto de Europa, lo que ha dejado en el territorio un legado muy preciado. Este patrimonio histórico-artístico, enclavado en el punto de encuentro del mar y la alta montaña, conforman un atractivo territorio para los paseos y excursiones.

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SUMARIO

Las mejores excursiones COSTA BRAVA
Introducción
1 Paraje Natural de la Albera
2 Calas y playas de Llançà
3 Sant Pere de Rodes
4 Cap de Creus
5 Aiguamolls de l’Empordà
6 Empúries, playas y cultura clásica
7 Montgrí: mirador de les Medes
8 Ascenso al castillo del Montgrí
9 Arrozales y humedales de Pals
10 De Tamariu a Aigua Xelida
11 Camino de ronda de Calella de Palafrugell
12 Bosques y calas de Cap Roig a Palamós
13 La costa salvaje de Tossa de Mar
14 Camino de ronda de Lloret de Mar a Blanes
Los caminos de ronda
PUEBLOS CON ENCANTO
• El Port de la Selva
• Cadaqués
• Roses
• Figueres
• Castelló d’Empúries
• L’Escala - Empúries
• Torroella de Montgrí y l’Estartit
• Begur
• Palafrugell
• Pals
• Peratallada
• Cruïlles, Monells y St Sadurní de l'Heura
• Sant Feliu de Guíxols
• Castell-Platja d'Aro
• Tossa de Mar
• Lloret de Mar
• Blanes
DATOS ÚTILES | Dónde comer
DATOS ÚTILES | Dónde dormir

Las mejores excursionesCOSTA BRAVA

César Barba

INTRODUCCIÓN

S e conoce como Costa Brava, el sector litoral más septentrional de Catalunya, desde Portbou, en la frontera con Francia, hasta la desembocadura del río Tordera en Blanes. Se trata de uno de los litorales más pintorescos de España, formado por acantilados abruptos, bosques de pinos, calas recónditas y playas de ensueño. Corresponde a la fachada marítima de las comarcas del Alt y Baix Empordà y de la Selva.

Este litoral peculiar debe su relieve accidentado a una serie de sistemas montañosos que caen en picado sobre el mar Mediterráneo, formando acantilados rocosos que le dan un aspecto salvaje, con pequeñas calas donde los pinos llegan hasta la orilla del mar y extensos arenales –como el golfo de Roses o la playa de Pals– que confieren variedad al paisaje.

Los Pirineos no se resignan a perder su carácter de alta montaña al llegar a la Costa Brava, mantienen su personalidad y nos regalan bellos pueblos de pescadores y villas rurales colgadas de las alturas, humedales costeros de delicado equilibrio ecológico y hayedos que crecen al amparo de umbrías empinadas. Y es que el extremo oriental del Pirineo ha sido, desde siempre, un lugar de paso entre los pueblos y culturas del resto de Europa y la península ibérica, lo que ha dejado en el territorio un legado muy preciado. Este patrimonio histórico-artístico, enclavado en el punto de encuentro del mar y la alta montaña, conforman un atractivo territorio para los paseos y excursiones.

Las poblaciones marineras son otro de los principales encantos de la Costa Brava. La suavidad del clima, la luminosidad del cielo despejado por la tramontana y estas villas detenidas en el tiempo, atrajeron visitantes desde fines del siglo XIX. Escritores, músicos, artistas del país y extranjeros fueron los primeros en descubrir la Costa Brava, y la dieron a conocer al mundo. Es el caso de Pablo Picasso, Yves Klein o Marc Chagall, por citar algunos, pero fue sin duda Salvador Dalí, nacido en Figueres, quien dio a este rincón mediterráneo fama internacional. La Costa Brava ha tenido también un cronista de excepción, el escritor Josep Pla, quien utilizó el diminutivo de Petit Empordà o Empordanet para designar al entorno de su Palafrugell natal. En su inmensa obra escrita, Pla dejó una descripción tan detallada y enraizada en los paisajes y las gentes que hoy, a pesar del tiempo y de los cambios, da la impresión que sus textos nos adentran en lo más profundo e inalterable del carácter de este terrirtorio.

1 Paraje Natural de la Albera

DISTANCIA: 13,5 kmDESNIVEL: 800 m.TIEMPO: 4 h.RECORRIDO: Si bien se asciende de forma paulatina, la ruta presenta un desnivel considerable, con más pendiente de bajada que de subida, aunque sin pasos complicados. La tramontana puede soplar fuerte en picos y collados, mejor evitar días ventosos.LLEGAR AL PUNTO DE INICIO: Sant Quirze de Colera. Gmap

Véase mapa en Internet

La sierra de la Albera es un macizo montañoso situado en la parte más oriental de la cordillera pirenaica, entre el Coll de Pertús y el mar Mediterráneo. A caballo entre el Empordà y el Roselló, tiene su máxima altitud es el Puig Neulós, de 1256 metros de altitud. Su cresta, que recorreremos en esta excursión, marca la línea divisoria entre el Alt Empordà al sur, y las comarcas del Rosellón y el Vallespir, en la Catalunya Nord. El territorio ampurdanés de la sierra conforma, desde el año 1986, el Paraje Natural de Interés Nacional de la Albera.

Iniciamos la ruta en el aparcamiento del antiguo monasterio benedictino de Sant Quirze de Colera, al que se accede por una pista en buen estado desde Vilamaniscle o desde Rabós (término al cual pertenece). El cenobio conserva la magnífica iglesia basilical y vestigios del claustro, dependencias monásticas y fortificaciones. Justo delante del monasterio se encuentra la iglesia románica de Santa Maria de Colera, documentada desde 1123 y construida de piedra y pizarra de la zona. Completando los edificios del lugar, se ubica el restaurante Corral de Sant Quirze (www.facebook.com/elcorraldesantquirze).

Desde el aparcamiento atravesamos el Torrent de la Perdiu por un bonito puente de madera, dejamos a la izquierda la Font del Convent, y seguimos hasta una señal que indica, a la izquierda, el camino hacia el Coll de Pallerols (45 min). Se inicia así un largo ascenso, bien señalizado con marcas de pintura amarillas y postes de madera que indican la dirección al collado. La subida empieza fuerte, se suaviza en una señal antes de llegar a la altura de las Roques Blanques, y vuelve a empinarse en el tramo final que llega al Coll de Pallerols. Los arbustos y la vegetación baja de carrascas, brezos, jaras, espinos y aulagas hacen recomendables los pantalones largos, aún en verano, ya que estas plantas ciñen el camino.

A medida que ganamos altura, el sendero ofrece mejores vistas del valle en que se emplaza el monasterio, los picos pirenaicos del entorno y, como telón de fondo, el omnipresente macizo del Canigó. Llegados al Coll de Pallerols (538 m) encontramos un nuevo cartel indicador, que dejamos de lado para continuar a la izquierda por un sendero evidente que se enfila en suave ascenso. A las magníficas vistas que venimos disfrutando, se suman ahora las de la otra vertiente, donde ya vemos aparecer la planicie ampurdanesa y el golfo de Roses.

Continuamos carenando por la Serra dels Esquerders, hasta otra señal que indica en dirección a Portbou y el Coll de Banyuls, después de la cual vemos, a la derecha del camino, la cabaña de Font Jordana, un pequeño refugio de piedra seca con vistas privilegiadas. Volvemos al camino y seguimos adelante en dirección al Puig d’en Jordà, que dejamos a la derecha para llegar a un collado donde, encaramados a las piedras, vemos ya la costa francesa, con la población de Banyuls-Sur-Mer en primer término. Después de disfrutar de la panorámica, bajamos hasta el Coll del Torn (606 m), donde los postes indicadores del PR-17 nos indican la dirección del Coll de Banyuls (3 km).

La Albera es el último reducto de la tortuga mediterránea, una especie en grave peligro de extinción a causa de los incendios forestales, de los cambios en los usos del suelo y de las capturas por el hombre. 

Una nueva ascensión nos lleva hasta el Puig de la Calma (717 m), el punto más elevado de esta ruta, con una amplia cima que permite extender la mirada en todas direcciones. Hacia la vertiente francesa se abren nuevas vistas del Rosselló, con Banyuls-Sur-Mer y el Cap Béar en la línea de mar, y hacia el interior distinguimos la torre de Madaloc, detrás de la cual se esconde Colliure. Hacia Catalunya distinguimos claramente el valle y el monasterio de Sant Quirze de Colera y a continuación la llanura ampurdanesa y el golfo de Roses, con el macizo de Montgrí al fondo. Al norte las altas cumbres pirenaicas, presididas nuevamente por el Canigó.

Iniciamos el descenso de la cumbre por un sendero rocoso con tramos empinados, donde a veces habrá que ayudarse con las manos, aunque sin pasos expuestos ni mayores dificultades. El camino está bien señalizado, al inicio con hitos de piedra y luego con marcas de pintura amarillas, a las que hay que estar atentos para llegar al Coll de Vallfreda. En el collado giramos a la izquierda y continuamos bajando hasta una pequeña balsa de agua y una puerta de alambre, que atravesamos para llegar a la bifurcación del Coll del Llop. Podemos seguir cualquiera de los dos caminos, aunque el de la derecha evita la subida y bajada al Coll de les Forques. Un último tramo por la línea de frontera entre Francia y España (pasamos junto al hito fronterizo 592) y llegamos al Coll de Banyuls, límite entre los términos de Rabós, en el l'Alt Empordà y Banyuls-sur-Mer, en el Rosselló. El collado es un punto de partida y lugar de paso habitual de las rutas por la Albera y cuenta con un refugio emplazado en un antiguo búnker de vigilancia fronteriza, que forma parte de la Ruta dels 4 refugis de Tramuntana, del Centro Excursionista Empordanès (www.cee.cat).

En el collado cogemos el sendero paralelo a la carretera en dirección a Sant Quirze, señalizado con un cartel de Itinerannia (Sant Quirze de Colera, 2 h). El sendero cruza un torrente, gira a la izquierda y desemboca en la carretera. Seguimos a la derecha por el arcén unos metros, hasta otra señal, a la altura de la masia Els Pils, donde giramos a la izquierda por la pista, siguiendo el GR-11 hacia Sant Quirze. El camino amplio de tierra pasa un torrente al costado de un viejo árbol, atraviesa una riera a la altura del dolmen de Comes Llobes de Pils (señal) y comienza un ascenso suave. En un giro señalizado a la izquierda, dejamos la pista por un atajo que sube a la Fonteta, una agradable fuente de agua fresca, para enlazar nuevamente con la pista, que seguimos a la derecha hasta el Coll de Plaja. Comenzamos el suave descenso por la pista hasta un nuevo atajo señalizado (Sant Quirze de Colera, 20 min) donde seguimos el sendero de la izquierda que desciende cómodamente hasta el monasterio, punto de inicio y final de la ruta.

Riqueza ecológica de la Albera

La sierra de la Albera separa las grandes llanuras del Empordà y de Roselló y desde 1659, por el Tratado de los Pirineos, su línea de cresta marca la frontera franco-española. El territorio ampurdanés de la sierra conforma el Paraje Natural de la Albera, constituido por dos sectores diferenciados: uno occidental, el de Requesens y Baussitges, que presenta las zonas más húmedas y elevadas, con una cobertura de bosque de casi el cien por cien; y el sector oriental, la zona de Sant Quirze de Colera-Balmeta, por donde transcurre esta excursión, con características más mediterráneas, y una vegetación de brozas, matorrales y alcornocales en las zonas bajas y encinas en las altas. En la zona del Roselló, el bosque de la Massane, en pleno macizo de la Albera, también es reserva natural nacional de Francia.

Si bien los incendios y la explotación forestal han convertido la antigua frondosidad del valle de Sant Quirze en zonas de matorral y monte bajo, el paraje conserva una gran riqueza botánica y zoológica, como lo demuestra la presencia de euforbia (en la foto) y el hecho de ser el último reducto de dos razas autóctonas: la vaca garduña o vaca de la Albera y la tortuga mediterránea.

2 Calas y playas de Llançà

DISTANCIA: 7 km.DESNIVEL: 140 m.TIEMPO: 1 h. 30 min.RECORRIDO: paseo sin ninguna dificultad por el litoral del norte de Llançà, ideal para tomar un baño en verano. Mejor evitar los días de tramontana.LLEGAR AL PUNTO DE INICIO: Oficina de turismo del puerto de Llançà. Gmap

Véase mapa en Internet

Situada al norte del Cap de Creus, entre éste y la frontera con Francia, la villa marinera de Llançà cuenta con siete kilómetros de costa, y muchos más de caminos de ronda, que llevan a Port de la Selva hacia el sur y a Colera hacia el norte. Como un paréntesis en este litoral de promontorios y acantilados, salpican la costa extensas playas de arena fina y pequeñas calas de piedras, entre las que destaca con luz propia la cala Bramant, una playita prácticamente cerrada por la acción geológica y erosiva, hasta formar una especie de piscina natural de aguas transparentes que deja a la vista el relieve submarino. No es ni mucho menos la única playa de este recorrido, en el que visitaremos los arenales concurridos del centro de la población y las calas más tranquilas y solitarias de la orilla del Cap Ras.

Lançà ha sido siempre una población pesquera. Mediante plafones explicativos situados en las playas del municipio, se podrán descubrir las diferentes artes de pesca que se practicaban antiguamente. 

Iniciamos el recorrido en la caseta de información turística situado en el aparcamiento de la zona del puerto de Llançà. Caminamos hacia el norte por el paseo Marítimo, bordeando la playa del Port, que se extiende a lo largo de la bahía de Llançà, desde las instalaciones del puerto pesquero y deportivo hasta la desembocadura del río Valleta. Rápidamente llegamos a la desembocadura, que superamos por un puente sobre la avenida del Mestral, para seguir bordeando la costa por una zona conocida como la Piscina, donde el mar forma una lengua de agua que se adentra en la playa. Continuamos pasando por un embarcadero en el barrio de Sant Carles y por la punta de Gasparó, un bonito mirador de Llançà donde se han instalado reposeras para disfrutar del paisaje. Enseguida se llega a la playa de la Argilera, la primera de un rosario de arenales que salpican esta costa.

Continuamos por un camino acondicionado con barandillas de madera junto a la carretera, que nos lleva hasta la playa de Grifeu, un amplio litoral de arena dorada y aguas turquesas. Con un gran hotel y un restaurante por un lado y una urbanización medio escondida entre un bosque de pinos por el otro, esta está playa protegida entre dos salientes rocosos. Como curiosidad, ha conservado un bonito ejemplar de tamarisco en medio, un árbol acostumbrado a vivir cerca del mar, ya que tolera con facilidad grandes cantidades de tierra con sal, y que en primavera luce en todo su esplendor flores blancas y rosadas. Sus raíces son muy extensas, lo que facilita alcanzar las aguas subterráneas más profundas.

Pasada la punta de Grifeu volvemos a bordear la carretera y justo antes de bajar las escaleras que llevan junto al mar, tenemos una buena panorámica de las playas del Cros, Canyelles y el Rastell, cerradas por el norte por la punta de Canyelles. Bajamos y, con vistas de Llançà al otro lado de la bahía, nos encontramos con un panel explicativo de la riqueza marina de la rocosa playa del Cros. Este arenal está fraccionado en dos tramos por un conjunto de arrecifes que se pueden seguir hasta el final saltando de uno a otro.

Continuamos atravesando la tranquila playa de Canyelles por un bonito paseo costero y en medio de un agradable entorno natural, para llegar así a la punta del Cap Ras. Es una zona litoral con mucha historia, ya que marcaba, desde tiempos inmemoriales, el límite entre los dominios monásticos de Sant Quirze de Colera y Sant Pere de Rodes. Justo en la entrada de esta gran saliente nos encontramos la cala Bramant, una magnífica obra de la naturaleza en la que la orografía da forma a una piscina natural de aguas cristalinas, ideal para practicar el buceo. Es sin duda la playa más singular de la zona, rodeada de rocas hasta casi cerrarla por completo, de forma que parece obra más humana que natural.

Seguimos adelante en suave subida para darle toda la vuelta al Cap Ras. De camino vamos viendo cómo la fuerza de la tramontana ha doblado los troncos y ramas de los árboles y batido la vegetación de los alrededores. Al llegar al punto más elevado del Cap Ras, ya vemos las playas del otro lado, el Borró d'Enfora en primer término y hacia dentro el Borró Gran. Más allá destaca la bahía de Garbet, con la playa del mismo nombre y la montaña de los Canons, detrás de la cual se esconde la población de Colera. Pasada la playa del Borró Gran, encontramos un poste indicador del GR-11 que nos indica, hacia la izquierda, Llançà. Vamos siguiendo el sendero hasta la playa del Rastell, desde donde volvemos a Llançà deshaciendo el mismo camino.

Capella del Port

Un elemento característico del puerto de Llançà es la Capella del Port que, según la leyenda, fue construida en 1691 por Joan-Lluís Tresserres, después de una promesa que realizó en alta mar. Se cuenta que tras sobrevivir a un temporal, Tresserres prometió que allí donde pudieran amarrar la nave edificarían una capilla. Este lugar fue el puerto de Llançà, y en agradecimiento levantó el templo.