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- Herausgeber: Ecos Travel Books
- Kategorie: Lebensstil
- Serie: Pirineos paso a paso
- Sprache: Englisch
- Veröffentlichungsjahr: 2024
Si las montañas se alzan al sur y los ríos corren hacia el norte…, entonces esto es la Val d'Aran. Situado tras el cordón montañoso que forman algunos de los picos emblemáticos de los Pirineos, como los Besiberris, el Tuc de Mulleres o el circo de Colomèrs, la Val d'Aran dormita plácidamente en la cara norte de la cordillera. Es un territorio de fuerte personalidad, el único valle del Pirineo catalán que mira al Atlántico, mientras por el rabillo del ojo otea el Mediterráneo desde el túnel de Vielha. Sus bosques, cumbres y lagos, son el objetivo de las rutas de esta guía. La mayoría de los núcleos de población del Aran se alojan a orillas del río Garona, que recorre el valle de este a oeste y forma la auténtica columna vertebral de este territorio. Pero en este valle también abundan las villas encaramadas a las alturas, ya que el 30% de superficie aranesa está situada por encima de los 2000 metros. De hecho, la Val d'Aran es de los primeros en vestirse de blanco cuando, en pleno otoño, las nevadas comienzan a perfilar las cumbres pirenaicas. Es buena época para salir de excursión, pues las nevadas tempranas coinciden con la explosión de color los bosques, un espectáculo que ilumina el valle con infinidad de tonalidades.
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Seitenzahl: 108
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SUMARIO
Las mejores excursionesVAL D'ARAN
César Barba
INTRODUCCIÓN
Si las montañas se alzan al sur y los ríos corren hacia el norte…, entonces esto es la Val d’Aran. En efecto, situado tras el cordón montañoso que forman algunos de los picos emblemáticos de los Pirineos, como los Besiberris, el Tuc de Mulleres o el circo de Colomèrs, la Val d’Aran dormita plácidamente en la cara norte de la cordillera. Es un territorio de fuerte personalidad, el único valle del Pirineo catalán que mira al Atlántico, mientras por el rabillo del ojo otea el Mediterráneo desde el túnel de Vielha.
La mayoría de los núcleos de población del Aran se alojan a orillas del río Garona, que recorre el valle de este a oeste y forma la auténtica columna vertebral de este territorio. Pero en este valle también abundan las villas encaramadas a las alturas, ya que el 30% de superficie aranesa está situada por encima de los 2000 metros. De hecho, la Val d’Aran es de los primeros en vestirse de blanco cuando, en pleno otoño, las nevadas comienzan a perfilar las cumbres pirenaicas. Es buena época para salir de excursión, pues las nevadas tempranas coinciden con la explosión de color los bosques, un espectáculo que ilumina el valle con infinidad de tonalidades.
Si las montañas se alzan al sur y los ríos corren hacia el norte…, entonces esto es la Val d’Aran.
En cualquier rincón del valle que nos situemos, seguro que existe una arboleda al alcance de la mano. Sobre una superficie total de 63.000 hectáreas, los bosques araneses ocupan 10.500 hectáreas, con algunos de los abetales más importantes de la península, como los de Varicauva y Valarties; con extensas florestas que combinan hayas, roble albar, tilos, castaños y arces como es el caso del magnífico bosque de Toran; pero sobre todo con algunos de los hayedos más extensos de Pirineo, entre los que destaca el de Artiga de Lin.
La mayoría de estos bosques serán objetivos de las rutas de este libro, que también nos llevará de la mano por parajes emblemáticos de la Val d’Aran, como el Pla de Beret, de los pocos espacios pirenaicos con posibilidad de realizar una ruta de alta montaña apta para toda la familia; el circo de Colomèrs, uno de los rincones lacustres más bellos de la Val d'Aran; la ascensión al Tuc del Montcorbison, un pico a tocar de Vielha para disfrutar de una de las panorámicas más completas de la zona; o la ruta por la Val de Ruda y los lagos de Saboredo, un magnífico rincón aranés del parque nacional de Aigüestortes.
Si los bosques, cumbres y lagos son el objetivo de estas excursiones, esta guía también nos acompaña por los pueblos con encanto del Aran, donde se esconde un valioso patrimonio románico. Ermitas e iglesias repartidas al azar entre el empedrado de las villas y la soledad de los picos abruptos, que parecen formar parte de la biodiversidad del valle. Se ocultan en pequeños pueblos y al fondo de cada hondonada, e intentan mimetizarse entre el paisaje y los tejados de pizarra. Pero hay detalles que las delatan, como los imponentes campanarios de las iglesias Era Purificacion de Maria de Bossòst o el de Santa Eulària d’Unha; la nave románica de la Mare de Diu de Cap d’Aran en Tredòs o la perfección del arte lombardo en el conjunto de Santa Maria de Arties.
Os proponemos descubrir la magia de la Val d’Aran a través itinerarios para todos los niveles, desde paseos familiares hasta desafiantes ascensos. Cada ruta ofrece la oportunidad de conectar con la naturaleza aranesa en su estado más puro, y visitar pueblos salpicados de bellos rincones y con un espléndido legado románico. Una guía con las mejores excursiones, para descubrir los tesoros naturales y monumentales de este paraíso pirenaico.
1 Del Pla de Beret a Montgarri
DISTANCIA: 12 km.DESNIVEL: 240 m.TIEMPO: 3 h a pie, 1 h 40 min en bici.RECORRIDO: ruta apta para hacer a pie, en bici o raquetas de nieve, siempre por pistas, por ambas orillas de la Noguera Pallaresa.LLEGAR AL PUNTO DE INICIO: aparcamiento del Pla de Beret. Se accede desde Vielha por la C-28, o por la Bonaigua desde el Pallars, hasta Baqueira, donde continuamos por la C-142b, que sube a la estación de esquí. Gmap
Véase mapa en Internet
El Plan de Beret es uno de los parajes imprescindibles del Pirineo catalán, por su ubicación excepcional, a 1860 metros de altitud y rodeado de los picos más altos de los Pirineos. Este gran altiplano forma la frontera natural entre la vertiente atlántica de la cordillera, situada al norte, y la vertiente mediterránea al sur. Alberga, por un lado, las fuentes donde nace el río Noguera Pallaresa, que se dirige hacia el sur y desagua en el río Segre, antes de volcar sus aguas al Mediterráneo; y por otro el nacimiento de uno de los afluentes que forman el río Garona, que pone rumbo al norte para dibujar la columna vertebral de la Val d'Aran, antes de adentrarse en Occitania y desembocar en el océano Atlántico. Pocos parajes pirenaicos ofrecen la oportunidad de realizar un recorrido de alta montaña sin gran desnivel y apto para toda la familia, como esta ruta que sigue el curso del Noguera Pallaresa hasta el santuario de Montgarri, y vuelve al Pla de Beret por la otra orilla del río.
Se trata de una ruta apta para hacer en bici, a pie y con raquetas de nieve en invierno, que se inicia al aparcamiento del Pla de Beret, junto a un gran edificio metálico color verde. Desde aquí parten dos senderos que discurren en paralelo al curso del río Noguera Pallaresa, y que confluyen en Montgarri. El de la derecha es una pista apta para el tráfico de vehículos; y el de la izquierda, una pista sin vehículos de motor. El itinerario puede hacerse en los dos sentidos, aunque sobre el terreno está señalizada en el sentido horario, y así lo haremos nosotros. Si partimos pronto, en cambio, quizás convenga seguir el sentido contrario, ya que a media mañana, cuando toque hacer el camino de vuelta, la pista de coches estará más transitada.
Seguimos así la pista ancha y cómoda que sale por la izquierda del aparcamiento, y que planea en medio de la gran planicie. Hacia atrás nuestro disfrutamos de vistas magníficas, con las cimas del Montardo (2833 m) y el Besiberri (3023 m), y más a la derecha algunos de los picos más altos del Pirineo, la Maladeta (3308 m) y el Aneto (3404 m). Después de este inicio plácido comienza un descenso suave, siempre con la Noguera Pallaresa a nuestra derecha y alternando tramos de prados de alta montaña con otros de bosques de pino negro y abetos. Al pasar el río de Parros, donde hay una pequeña cabaña de pastor, giramos a la derecha siguiendo siempre la pista sin pérdida.
Descendemos suavemente para cruzar el río Horcalh por un pequeño puente, y remontamos para llegar a una curva a la izquierda con una cruz a pie del camino. Es un punto ideal para disfrutar de la vista del santuario de Montgarri, asentado sobre un ancho valle, con la montaña de Barlonguèra detrás. Continuamos bajando para hacer el último tramo por el Prat dera Barca, muy cerca del río, y llegar así al santuario.
Situado a 1645 metros, Montgarri era un caserío aislado del Val d’Aran, que soportaba condiciones muy duras en invierno. Esto y el difícil acceso aceleró su despoblamiento a mediados del siglo XX, y el progresivo abandono del santuario, la rectoría y el hospital. Pasó el tiempo hasta que en 1995 se restauró el edificio, y la borda situada junto a la iglesia comenzó a funcionar como refugio y restaurante. Paralelamente, se acondicionó el santuario, cuyo origen se remonta a principios del siglo XII, aunque el actual edificio fue construido en el siglo XVI. Tiene un empinado campanario al que se puede subir para disfrutar de las vistas. Según la leyenda, la iglesia fue construida en el lugar donde un pastor descubrió la imagen de la virgen de Montgarri, que fue nombrada patrona de los pastores y en cuyo honor levantaron una capilla. En Montgarri se celebran dos romerías anuales, el 2 de julio y el 15 de agosto, durante las cuales los vecinos de los valles de Àneu y de la Vall d'Aran se encuentran para celebrar un tradicional festejo, con misa, comida y baile con animación.
Actualmente el santuario de Montgarri cuenta con restaurante y refugio de montaña, y es uno de los rincones preferidos de los excursionistas que visitan el Val d’Aran. www.refugimontgarri.com
Comenzamos el camino de vuelta a las puertas del recinto del santuario, cruzamos el puente sobre la Noguera Pallaresa y seguimos a la izquierda. Atravesamos una zona de aparcamientos, hasta las casas en ruinas del antiguo pueblo de Montgarri. Más adelante llegamos al cruce donde nuestro itinerario se une a la pista que sube desde Alós d’Isil. En este punto, bien señalizado, se deja de lado la pista que desciende hacia el Pallars y se gira a la derecha para ascender por la orilla oriental del valle, entre frondosos bosques de pinos. Vale la pena detenerse en este cruce de caminos para disfrutar de unas vistas diferentes del valle, con el río que serpentea en primer término, después los prados con manchas de bosque y al fondo el Tuc de Barlonguèra (2802 m), que forma una pared de altas cumbres.
El camino asciende con desniveles moderados y tramos planos que permiten recuperar fuerzas. Hay que recordar que ahora se circula por una pista donde también pasan coches, y aunque el tráfico es escaso, las curvas cerradas aconsejan precaución en todo momento. Un poco más adelante, en un aparcamiento situado a la izquierda, encontramos indicaciones para acceder al santuario desde esta vertiente, superando un fuerte descenso con peldaños. En este punto también hay plafones del Espai de Memòria, que recuerdan la ocupación del Aran por los maquis, y la ayuda que desde el santuario se prestó a los fugitivos de la Europa ocupada por los nazis, que podían descansar y aprovisionarse en Montgarri antes de continuar su trayecto, normalmente hacia el valle de Isil o el puerto de la Bonaigua.
Pasadas las primeras rampas, el ascenso se suaviza entre laderas boscosas. El camino, más sombreado que a la ida y elevado respecto al río, llega a un collado desde donde la pista ya planea, y nos permite disfrutar nuevamente de las amplias vistas del Pla de Beret, con los picos más alto de la cordillera como telón de fondo. Ahora solo queda atravesar una vez más la Noguera Pallaresa por un pequeño puente, y volver al aparcamiento donde iniciamos la ruta. Es, sin dudas, el mejor final de itinerario que podemos imaginar.
El río Garona
Una buena forma de descubrir los encantos del Aran es seguir el rumbo serpenteante que dibuja el río Garona, con la mayoría de los núcleos de población situados a sus pies. En la parte alta el río acoge poblaciones como Salardú y Arties, dos núcleos históricos que conservan sendas iglesias románicas y caseríos característicos del tradicional estilo arquitectónico aranés. En la zona central del Aran, donde el Garona se ensancha por el aporte del río Nere, se levanta la capital del valle, Vielha, en la que viven más de la mitad de los habitantes araneses. En la parte baja del valle, el Garona gira hacia el norte, y da cobijo a poblaciones como es Bòrdes, Bossòst (foto) o Les, que en la medida que se acercan a Francia cobran vitalidad, relacionada al comercio con el país vecino.
En su recorrido, el Garona baña los parajes más bellos de la Val d’Aran, da vida a bosques exuberantes, acaricias piedras milenarias, serpentea por fértiles valles y recorre pueblos forjados a golpe de duros inviernos.
2 La Artiga de Lin
DISTANCIA: 7,5 km.DESNIVEL: 320 m.TIEMPO: 2 h 20 min.RECORRIDO: itinerario sencillo que puede acortarse partiendo de Uelhs deth Joèu, donde se puede llegar en coche, salvo en verano.
