Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales - Silvia Roxana Lemos - E-Book

Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales E-Book

Silvia Roxana Lemos

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Beschreibung

Esta obra llevó 7 años de investigación para la tesis MEL-FCPYS-UNCuyo, y tres más para su adecuación a los nuevos paradigmas que intentan dar luz de esperanza a una crisis civilizatoria 2020 sin precedentes. Fue creada como plusvalía de solidaridad (Santos 2009) en la formación de constelaciones de conocimiento y diálogo de saberes, para la reivindicación de la visión biocéntrica política-omta y espiritual-nurum, reconociéndose el sentido comunitario de las tierras que los y las hospedan desde tiempos inmemoriales; para de esa manera, ejercer su derecho a ser y estar, desde un pensamiento milenario decolonial. Al respecto, se requiere de una antropología jurídica, con marcos teóricos, epistémicos críticos y revisionistas; como así también de una Sociología Primal que repare la herida identitaria y aporte a la próxima conquista social: la inclusión de la perspectiva de los "Derechos bioculturales" de la matriz multicultural abyamericana, que facilite formular leyes y Políticas Públicas, desde la construcción de ciudadanía intercultural, concretamente… la constitución de Estados Plurinacionales. Desde la "no violencia" que coloca a la ciencia al servicio de la humanidad, este libro, no intenta denostar la tradición occidental-latino-católica que se sostiene hegemónicamente en nuestro continente; sino reparar con benevolencia académica, el "horror vacui" (Santos 2009) que dicha tradición desde sus actos fundantes (conquista americana) invisibilizara y redujera etnoterritorialmente para siempre, a los y las representantes de la tradición oral millcayac-allentiac del Cuyum (Cuyo) del continente de Abyayala.

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Índice
Prólogo
Prólogo
Agradecimientos
Introducción
Capítulo 1
Sociología primal y antropología jurídica
Capítulo 2
Los Huarpes “en” Abyayala y Abyayala “en” el mundo
Capítulo 3
Abyayala del Norte, Centro y Sur: el contexto de los huarpes precolombinos
Capítulo 4
La colonización del destierro y la deshonra huarpe
Capítulo 5
Profanación de memorias, promesas de retornos, corporalidades y espacios sagrados
Capítulo 6
Abyayala, cultura visible de una oralidad viva
Capítulo 7
Reconstrucción de la espiritualidad huarpe
Capítulo 8
El pasaje Omta de anclaje etnoterritorial e intercultural
Capítulo 9
El viaje nurum del fuego para la unidad y la reconstrucción
Anexo
Bibliografía

CREPÚSCULO 2020

AMANECER DE ESTADOS PLURINACIONALES

Silvia Roxana Lemos

Lemos, Silvia Roxana

Amanecer de estados plurinacionales / Silvia Roxana Lemos. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Suburbia, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-47966-1-5

1. Sociología. 2. Antropología. I. Título.

CDD 301.01

Diseño de tapa: Maitreya Arte y Diseño

Diseño de interior: Silvia Ojeda

© 2020 Silvia Roxana Lemos

© 2021 de esta edición by Pampia Grupo Editor

ISBN 978-987-47966-1-5

Primera edición: eBook

Pampia Grupo Editor

Avenida Juan Bautista Alberdi 872

C1424BYV – Ciudad Autónoma de Buenos Aires

www.pampia.com

www.alquimiaandina.org

[email protected]

Reservados todos los derechos.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, transmitida por un sistema de recuperación, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso expreso por escrito de la editorial y de la autora.

Editado en Argentina

Detrás de toda certeza, hay una parcialidad pasible de deconstrucción1

todo es interpretación… que aspira a una argumentación en nombre

de aquello imposible de deconstruir y por lo tanto de definir:

el amor, la justicia, la paz y la verdad.

En nombre del “Bien” y la obtención de riquezas, se han producido muchas atrocidades en contra de grupos humanos, nuestro planeta y sus seres vivos (fauna y flora).

El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao (…)

ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo origen,

aunque distinto nombre, su identidad es el misterio,

y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla2.

Para constelar la inclusión de una parte segregada que pertenece al todo,

este libro es solo una interpretación, una argumentación introductoria…

una perspectiva, para el pase de lo multicultural hacia lo intercultural.

No se puede constelar la paz de una nación,

sino se opera a partir de su génesis milenaria primigenia.

En plena crisis civilizatoria, solo nos queda la esperanza

de pulsar la constelación a través de la rasgadura espacio-temporal 2020

abriendo un portal como una opción más, para el ingreso voluntario

desde la libertad de consciencia y una epistemología solidaria.

1. La deconstrucción es un término utilizado por el filósofo Jacques Derrida. Se basa en el estudio del método implícito en los análisis del pensador Martin Heidegger. Nos muestra que toda interpretación es deconstruible, cuestionando toda certeza que se precie de ser verdad, mostrando que detrás de ella existe una construcción histórica.

2. Lao Tse, Tao Te King.

Prólogo

de Licia Brizuela y Gabriela Pérez

Licenciadas en Trabajo Social, autoras de la obra “Regenerando Lazos sociales, desde el respeto por la Naturaleza” (2013); tesis de grado convertida en libro por la UNCuyo, Mza.

¡Xehuercheyna Caye Huarpe! (¡Volver al Corazón Huarpe!)

Como habitantes del Valle de Tulumaya (Lavalle), la propuesta que nos hizo la autora de escribir el prólogo fue realmente una alegría. También nos surge un agradecimiento profundo por dedicar y comprometerse, durante 7 años, para investigar, sentir, conocer, comprender, la comunidad huarpe desde su cosmovisión, y desde un sentido circular de tiempo, pasado, presente y futuro integrados en un relato.

Observamos que la Pacha nos ofrece una hermosa sincronía. Con Silvia nos conocimos allí en tierras huarpes, en la comunidad de La Asunción, en ese momento simplemente conectando desde la naturaleza, y desde compartir ese sentir amoroso con aquellas personas que habitan Guanacache del Valle del Tulumaya desde hace siglos.

Este es un libro que nos permite conocer, recordar y sentir en nuestro cuerpo, mente y espíritu la historia y el presente de nuestros hermanos y hermanas millcayac; como también tener una mirada integral de los pueblos originarios que habitan el Abyayala, este hermoso continente que nos cobija desde hace siglos.

Mucho se ha ocultado, tergiversado y manipulado desde la historia oficial; muchos supuestos héroes galardonados fueron la cara visible y la mano activa que materializó el horror que vivió nuestro pueblo huarpe, cada una de sus familias, niños, niñas, mujeres, hombres, abuelos y abuelas.

Poco a poco con la lectura comenzamos a descubrir que existe otra forma de ver el mundo, otras miradas; es como, si de repente, nos sacamos unos anteojos que durante años no nos permitieron ver otras perspectivas, otros hechos concretos, otra forma de comprender y experimentar la vida, la relación con Pecneteta o Pecnetao (como ellos/as llaman la Madre Tierra), con Hana (Madre Naturaleza), con Hunuc Huar (Dios y Padre mítico fundador del pueblo huarpe), y la relación entre las personas; empezamos a descubrir el valor y el dolor que padecieron y aún padecen nuestros hermanos y hermanas millcayac-allentiac.

También surgen interrogantes: ¿cómo es posible que el dialecto millcayac quedara en el olvido? ¿Cómo es posible que conozcamos tan poco la cultura Huarpe-Andina? Pero ¿si este es un pueblo que pisó los suelos que desde niñas nosotras pisamos? Pero ¿cómo en la escuela nos nombraron a esos pueblos como seres del pasado? Pero, si aquí están. Algo se oía en los diálogos de la ciudad, pero era tan poquito, tan lejano...

Si hay algo que ha caracterizado a nuestro pueblo huarpe es el “silencio”.

Silencio que les permitió vivir, también sobrevivir�

Silencio que les dio cobijo frente a tanta persecución y violencia� Silencio que mantuvo su llama, sus conocimientos, sus creencias, su espiritualidad allí entre ellos/as, en sus corazones.

Hay que destacar que este Silencio toma lugar después de la conquista Europea, después que los maltrataron, los humillaron, se los llevaron a las minas de Chile, donde muchos murieron congelados en el camino y otros tantos en el trabajo, separándolos de sus familias que es su núcleo fundante.

También los/as obligaron a cambiar sus nombres, les quitaron sus tierras, desviaron el agua de sus Lagunas de Guanacache; como si fuera poco los torturaron, esclavizaron, violaban a las mujeres y los/as separaban de sus hijos/as. ¿Podemos imaginar el dolor que esto significa? En sus barcos trajeron las prácticas y concepciones del Patriarcado y todo lo que esto implica.

Pero ahora, y de la mano de este libro llegó el momento de Hablar, ¡de Re-Conocer, de Recordar!

Este Silencio también estuvo expuesto a principio del siglo XX en lo académico, ya que se ha dado mucha difusión a las teorías europeas pero, como dice la autora, el pensamiento Huarpe-Andino ha sido invisibilizado y hasta desfigurado, y atravesado por una “Sociología de las Ausencias”, abordado desde un sincretismo inconexo, entendido y estudiado desde una visión occidental. Retomarlo desde la cosmovisión del pueblo originario huarpe gana en comprensión desde una perspectiva holística, por ello se propone una “Sociología de las Emergencias” que permita comprender y retomar este saber, este modo de vida huarpe de manera integral. Por supuesto que esto implica tener valentía académica.

Con este libro se intenta llevar claridad allí donde durante años primó la oscuridad y el ocultamiento. Esto condice con la profecía de nuestros pueblos originarios referida a los Pachacuteq, que tiene que ver con ciclos cósmicos. Los pasados 500 años previos a 1990 se caracterizaron por el “Pachacuteq de Oscuridad”, donde padecieron un sinfín de situaciones dolorosas, y que poco a poco son explicadas en estas hojas. Luego de los años `90 exponen que comienza a vislumbrar el “Pachacuteq de Luz”, que permite llevar consciencia, iluminar todos los errores que se desarrollaron anteriormente.

Por ello creemos que llegó el momento de vivir en el tiempo que sincroniza con Che (la Luna), que es armónico y que reconoce la fuerza de los astros, de Xumec (el Sol) y las estrellas, sobre Pecnetao-Pecneteta y Hana. También percibimos que es tiempo de habitarla de manera respetuosa, sabiéndonos parte y no dueños/as, vivir sus ciclos sin apropiarnos de la tierra, los ríos, los animales e inclusive de otras personas.

Este libro se está pariendo en este contexto de aislamiento social-obligatorio, y muy cerca del comienzo del nuevo año maya� allí en el calor del útero, del necesario estar en el hogar para encontrarnos y espejarnos, para reconocer en los ojos del otro/a un nosotros/as y reconocernos parte de este Cuyum en el Abyayala. Viene a recordarnos, a volver a pasar por el corazón, la sabiduría, la vida en armonía con Pecnetao y el habitar comunitario del y la huarpe que permanece y resiste. También es una invitación a poner en nuestros ojos y corazones ese grito silencioso de justicia. ¿Hasta cuándo vamos a negarles?

Pero consideramos que ya no se puede negar esa diversidad que crece, que se hace fuerte, que espira deseos de lucha en convivencia armónica y pluriétnica, que nos empodera hacia el Buen Vivir.

Un nuevo tiempo-espacio se nos presenta como viable, donde los/as hermanos/as Huarpes nos retornen a las raíces, y donde caminemos todos/as como hijos/as de esta Pecnetao que nos cobija, al calor de todo lo que tenemos por compartir con los distintos colectivos, que también buscan salir del margen en el que nos coloca este sistema capitalista� los derechos de mujeres y disidencias, las asambleas por el agua, los movimientos en pos de la soberanía alimentaria, aquellos que buscan la recuperación de nuestra salud de manera autónoma y tantas experiencias que quieren ser incluidas en un todo que las albergue, en un mundo pluriétnico y plurinacional� si nos miramos, son más los puntos de encuentro que las diferencias que nos han mantenido alejados/as hasta este momento� ¡XEHUERCHEYNA CAYE HUARPE! (¡Volver al Corazón Huarpe!).

Prólogo

de María Elena Fuertes

Permacultora y Licenciada en Sociología UNCuyo. Mendoza.

Territorialidades ancestrales de los hijos e hijas de Huar

Es importante rescatar las raíces ancestrales de estos territorios, para lograr una mayor conexión en este momento en que la Pecnetao pide a gritos que dejemos de dañarla.

Es mucha la cantidad de personas interesadas en saber acerca del pueblo huarpe, y ya no como un dato histórico del pueblo que antaño habitaba el Cuyum, sino como un llamado más profundo de recuperar las raíces, de re-conocernos como parte de algo más grande, parte de la tierra y el lugar que habitamos; la necesidad de conectar espiritualmente desde lo material y empírico, sacralizando todos los reinos que aquí habitamos, mineral, vegetal, animal, esencial.

Espiritualidad que viene de la mano con rescatar esa cultura, que la historia oficial relató en algún momento como ya extinta, registros arqueológicos de un pasado que se sincretizó, mezcló con la civilización occidental hasta hacernos creer que desaparecieron. Pero junto con el grito de la Madre Tierra llega la información de que esa cultura está viva, oculta y guardada allí en el secano, donde los procesos civilizatorios empujaron al pueblo huarpe que protege su cultura ancestral, que resistió el ser esclavizado… a ese secano que la misma civilización desertificó, talando los algarrobos, acaparando y desviando el agua, para el beneficio de la lógica capitalista.

Ese progreso civilizatorio que desde la conquista y colonización fue arrinconando y reduciendo al pueblo huarpe hasta ese lugar del territorio donde ya el agua no llega. Porque el agua que antaño fluía libremente por los ríos y los arroyos, que llenaba lagos y lagunas, que daba vida a plantas y animales se fue secando, como se fue secando la biodiversidad y escondiendo esa cultura ancestral, en la cual se conocían el alimento y la medicina de cada planta que naturalmente aquí crecía; valoraban y respetaban los animales que les servían de alimento y abrigo, ayudaban y acompañaban el agua en su fluir, dejando como legado las acequias y canales, hoy cubiertos de cemento y llenos de bolsas, botellas y hedor que trae el progreso, donde ya ni los sapos cantan, las abejas decrecen y las luciérnagas se apagaron.

Cursos de agua secos y secas las lagunas en nombre del progreso civilizatorio occidental, que con su economía extractivista continúa secando la Tierra. Ese mismo progreso que juzgó, con sus paradigmas dominantes, que la vida de algunos seres valían y otras no, que la cultura euro-occidental merecía ocupar todos los espacios homogenizando la riqueza de la diversidad, negando las expresiones de la cultura huarpe, la cultura milenaria de esta Tierra. Que las personas llegadas de Europa merecían los territorios que habitaban otros pueblos. Robo, genocidio, etnocidio, biocidio llamado progreso.

Ese progreso que con el tiempo requirió más saqueo a la Tierra como parte de la lógica extractivista de la economía capitalista que sólo es posible acaparando el agua. Agua que sólo llegará allí donde el interés económico de los grupos de poder lo permitan, agua estancada en grandes diques y represas para ser usadas en ciertas actividades productivas. Y allá, en ese rincón donde aún sobrevive el pueblo huarpe, donde aún reina la cosmovisión ancestral, donde están guardados los recuerdos, la cultura, los ritos, la espiritualidad y la conexión con estas tierras. Allí, en ese rincón, ya no puede llegar el agua.

Es notoria la cantidad de personas que sienten mucha intriga y muchos deseos de conocer más del pueblo huarpe, siento que el porqué de ese deseo tiene que ver con un llamado muy profundo de volver a conectar con nuestras raíces y con las del territorio. Y siento que es ese mismo territorio el que nos está gritando que es momento que conectemos con seres humanos que aún guardan esa información.

Muchas gracias Silvia R. Lemos por ser canal en este proceso, y gracias al pueblo huarpe por haber resistido hasta el día de la fecha, y podamos colaborar junto a ustedes en la labor de activar su legado, operando con justicia, reparación socio-histórica, cultural y económica.

Con cariño.

María Elena Fuertes.

Agradecimientos

De la multiculturalidad a la interculturalidad.

En ocasiones escuché decir que la filosofía devenida de la cultura del latín, Grecia y Roma, son el inicio del conocimiento formal, mal que nos pese a personas utópicas como yo. Entre ella y ellos, un historiador me manifestó, sin tapujos, en la cara, que era una locura des-contemporánea tratar el tema partiendo desde la crítica al colonialismo de tantos siglos atrás…

Fue entonces cuando me percaté del arduo trabajo que me aguardaba, formalizar y socializar la sistematización de datos para colaborar con una interculturalidad, para trascender lo multicultural o lo transcultural que evite “estandarizaciones monoculturales”; a través del acompañamiento durante los procesos de sanación de memorias, y de visibilizar eslabones perdidos de la herida ancestral, durante los casi 10 años que me tomó el trabajo de investigación de la tesis y posterior escritura de este libro.

La y los miré en silencio, ante su supremacía de poder científico, y después de darme sus espaldas, me dirigí al jardín de la Academia y coloqué en la Madre Tierra mis manos� pidiéndole sea testigo de esos dichos, invocando los nombres de quienes los esbozaron, pidiendo justicia y fuerzas para continuar un camino solitario, sin fondos económicos ni equipo interdisciplinario, lo pedí al grito de victoria omta-nurum: “Xehuercheyna caye huarpe”…

En aquel momento, con mi proyecto en mano, esas personas que me dieron la espalda, jamás se imaginaron que, diez años después, lograría no solo hacer entrar por la puerta grande de la Academia el pensamiento espiritual-nurum y político-omta huarpe; sino la intención de terceros a convertirlo en libro. Por ello mi profundo agradecimiento a Fundación Santa Elena Mendoza, quien colaboró en la publicación.

Pero también quiero agradecer a esos “no”, por encender aún más la vehemencia de mi inquebrantable voluntad, dado que no hicieron más que continuar introduciendo el dedo en la herida de destinos rotos que aún supuran reclamos de justicia. Y si hubieran imaginado que lo lograría, quizá sus negaciones no las hubiera escuchado, porque eso que manifestaron les salió de sus entrañas con poco disimulo político, al verme una persona sin trayectoria dentro de “sus ambientes académicos”. Me subestimaron. Hemos retornado.

En mi estrategia de no volver a la marginalidad ante cada “no” institucionalizado, hice un cambio de táctica, me quedaba la última puerta de ingreso legítimo al campo de conocimiento científico… la Maestría de Estudios Latinoamericanos. Por lo tanto que se destaque este “gracias” a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, un gracias emitido por una “mestiza” atrevida que en pleno Pachacuti de retornos, emprendió el desquite histórico de graduarse en la Academia con títulos de grado y posgrado.

Y así, co-creando con Pecnetao o Pelmetao� me llegó la solidaridad epistémica y fui escuchada. Mi proyecto de tesis finalmente tuvo acogida y comenzó activarse: fueron científicos y científicas que sin sentirse adscriptos/as directos a esta temática, se sensibilizaron con los Pueblos Originarios y me facilitaron trayectos para continuar. Así debe ser la ciencia al servicio de los pueblos� como alguna vez nos inculcó Arturo Roig: ¿puede ser intolerante (disfrazado de neutralidad monocultural), insensible y poco digno/a un científico o científica social latinoamericano/a en un continente con tanta inequidad, discriminación y sufrimiento?

Por ello, agradezco a mi Director de tesis Dr. Alejandro Paredes, quien colaboró teórica e institucionalmente en construir los puentes descolonizadores; como así también a la Dra. Adriana Arpini y Dra. Paola Bayle. Paciencia, gestión académica y comprensión acompañaron los 7 años de investigación que cargaba esta tesis, al no contar con becas ni honorarios por ser investigadora. Posteriormente y cercana a la fecha de defensa pública, aparece Javier Espósito, quien se solidariza precipitando la publicación del libro, para que no quede guardado en una biblioteca universitaria y llegue a la ciudadanía común.

Asimismo merecen especial mención quienes me inspiraran teóricamente en la defensa etnográfica política huarpe; me refiero a la Dra. Leticia Katzer, las Sociólogas cuyana Rosa Bustos y la aymara Silvia Rivera Cusicanqui. También a quienes integraron el Tribunal de tesis. Otro agradecimiento al Dr. Diego Escolar.

Siguiendo la línea de integración intercultural; para abrir caminos de diálogo introduciendo una Sociología primal Abyahuarpe en la Universidad, agradezco en 2011 a la Asociación de Profesionales de Sociología de la Provincia de Mendoza, Secretaría de Graduados de FCPYS-UNC y al CICUNC por colaborar en la concreción de dos Jornadas teórico-prácticas que organicé; invitando a Tolteca de la UNAMéxico Lic. Juan Corneli y el salteño Chasquij Delfor W. Layme formado por amautas, para que disertaran sobre ciencia y pensamiento espacio-temporal de las civilizaciones Náhuatl-Maya e Inka, para esclarecer las versiones populares que se referían, de manera equivocada, acerca de la prospectiva del año maestro 2012, como fin de una era.

También a mis maestros y maestras del humanismo espiritual ancestral: Consejo de Ancianos/as A.Y.O. Porque se reclama justicia étnica, desde este vuelo de libertad en el sentir, el hacer y el pensar; dediqué mi tesis a la memoria del mito fundante cuyano “Hunuc Huar” y al biocéntrico-telúrico “Hana” y ”Pecnetao” o “Pecne-Madre” como le suelen decir también a nuestra Madre Tierra. Sobre todo a Millcayac Numita y su ceremonia de fuego-luna, y en nombre de ella a todos los y las Nurum del Cuyum.

Un especial agradecimiento a Anto Barros, Rosita Guardia, Rubén Díaz, Chiqui y Mingo. También al Dr. Sebastián Brizuela. Merecen especial consideración Omta Marcelino Azaguate y Omta Diego Barros, quienes junto a sus comunidades vienen construyendo los puentes de la interculturalidad huarpe.

Sin más fondos económicos que mis modestos ingresos de horas de docencia, en silencio me dirigía a hemeroteca de la FFYL-UNCuyo, y a las comunidades en busca de las entrevistas etnográficas, y sin quererlo, me sorprendieron con la mejor enseñanza espiritual y profesional de la vida: que la “paciencia” y “tolerancia” también es parte de la espiritualidad, y sobre todo una “cortesía de la inteligencia”. Que “nuestras memorias no pueden ocuparse por mucho tiempo en el rencor ni estancarse en el miedo y prejuicios, sino en honrar y dignificar a nuestras/os ancestras/os”; en lucha política, tal cual nos manifestara Silvia Rivera Cusicanqui, de no caer en un discurso miserabilista que inevitablemente nos llena de frustración, en tanto colonización internalizada; para superar la memoria del lamento, sin trivializar el dolor.

Por lo tanto, si bien en los primeros capítulos soy muy crítica con la colonización espiritual que se ejerció sobre las y los huarpes históricos, solicito prudencia respetuosa y tolerante para con aquellos/as que profesan la religión católica y sobre todo uno de sus sacerdotes benefactores: Benito Sellito a quien, muchos/as le llevan memoria en su corazón, y no les gusta sean criticados/as. Benito� siempre fue transparente a nivel ideológico, y dijo que su actuar estuvo inspirado en su obra misional de amor a Jesucristo. Si bien esta tesis no parte desde el fundador del cristianismo, no quita se dé a conocer sobre la obra actual de la pastoral.

Agradezco a las artistas plásticas y de dibujo mendocinas: Nuria Altamira, María Inés Carlderón y María Inés Altamira, por graficar a Omta Ucchuquimini.

Un agradecimiento por el respeto y cariño de mi segunda familia, conformada por amigos, amigas de mi camino de sabiduría; como así también mención especial a mis estimados/as del Cordón del Plata-Tupungato: Calle los 4, ex Barrio Pérez y Barrio Integración, que guardo siempre en mi corazón. A mi renacedora y artesana andina, respectivamente: Stella Maris Civelli y Caro Bragado.

A Érica Videla, Laura Simón, Fabricio Gutiérrez y Valeria Chavarría, y a través de ell@s a mis estudiantes y graduados/as de nivel superior IES 9-009 de Unidades Académicas Luján de Cuyo, Casa Matriz Tupungato, Penitenciaría y Legislatura; asimismo a Anabel Cuquejo, Julia Elmelaj, Norma Maggini, Rubén Ippoliti, Carolina y Elizabeth Giaquinta, y a toda la comunidad administrativa y cuerpo docente del Instituto.

Para finalizar, dedico este libro a mis padres Myriam y Félix Luis, y a través de ella y él, la memoria que invoqué de 7 linajes hacia atrás y a los/as que viven tanto perpetradores como benefactores: hermanos, tíos/as, primos/as, sobrinas Luna-Martina-Zarita; sobrinos Gael-Giovanni-Juan Francisco; un cariño y agradecimiento especial a Natalia De La Maza Lemos y Juan Pablo Lemos Guidoli (el Coyote); también un reconocimiento de inclusión al árbol, a mi tío abuelo Agenor Cano al solo efecto de constelar prueba indirecta histórica de ajusticiamiento; por último a mi sobrino Astor Félix, que viene en camino a través de mi querido hermano Mauricio y miestimada cuñada Ivana.

Justojunto a Félix, como sus nombres lo indican, vinieron a constelar la justicia y felicidad; Astor Félix viene a cauterizar una de las ramas maestras que nunca más permitirá exclusiones, en un transgeneracional que tardó un siglo en constelar la justicia para poder sellar la paz.

Como marca nuestro abya-tiempo prospectivo fractal, los finales son cíclicos, en consecuencia, los destinos rotos tendrán por siempre una nueva oportunidad; por lo tanto, agradezco al guardián de los retornos y la justicia de mi transgeneracional: mi abuelo Félix Lemos.

Hemos retornado…

Silvia Roxana Lemos

Introducción

Este libro contiene la tesis que reunió reflexiones y perspectivas críticas de la investigación durante 7 años, dentro de la Maestría en Estudios Latinoamericanos FCPYS-UNCuyo; que indagó la historia, antropología y arqueología cuyana para aproximarnos a la reconstrucción espiritual, histórica y política del Cuyum, partiendo de las y los “Huarpes históricos” para ser enlazados con los “modernos”, y de esta manera no restar importancia a la verdadera matriz fundante abyahuarpe milenaria, que es anterior al capitalismo, por lo tanto no es ni cristiana ni occidental. Si no se reivindica a los/as Huarpes históricos/as difícilmente pueda tratarse la problemática étnica ancestral en la Mendoza contemporánea.

También incluye los aportes que realizó el Tribunal evaluador de la UNCuyo durante la defensa pública de la tesis; respecto al tratamiento político, epistémico y teórico de la problemática (Fanon 1974, Mignolo 2008, De Oto 2012, Bhabha 2002, Tubino 2002, 2005)3, dentro de la construcción de los estados modernos plurinacionales, esta parte, se expone resumidamente en el primer capítulo; por ello constituye solo el inicio de una labor que todavía tiene mucho camino por recorrer. Por lo tanto, este libro es solo una mirada útil, si se quiere, para comenzar a rever desde una antropología jurídica la construcción de democracias más tolerantes, biocéntricas (sustentables) e inclusivas. Por lo tanto, la tesista pasa la posta a generaciones futuras de investigadores e investigadoras de la ciencia.

La tesis intentó llegar a conclusiones que, en parte, pudo hacer comprensible los efectos del plan colonizador en el actual sincretismo y dispersión huarpe, para ajusticiar desde la historia que no pudieron contar las y los vencidos. Para ello, desde una epistemología de la visión descolonizadora, se construyó una sociología de emergencias-ausencias de las culturas orales (Sociología primal de las heridas étnicas huarpes). Quizás esta tesis de maestría sea una invitación a romper con la colonialidad del poder eurocéntrico del “saber”, del “ser” y del “hacer”, pero el trasfondo primal muestra heridas que supuran de muchos transgeneracionales que es necesario y justo cauterizar.

Este trabajo descoloniza la dicotomía superior-inferior del acto fundacional de Mendoza de Pedro del Castillo, aquel 2 de marzo de 1561, activando para ajusticiar también la memoria del prócer huarpe Omta Millcayac Ucchuquimini, que resistió sin éxito la llegada de la colonización.

Si bien entre Pueblos Originarios y Academia hay discrepancia respecto a cómo denominarlos, tratamos de evitar, lo que más se pudo, llamarlos “indígenas” o “aborígenes”, etc. La Academia, sin reparos, lo denomina en su mayoría “indigenismo”; en nuestro caso, queremos darle otro sentido identitario a su derecho milenario, y desde esta tesis se los/as enuncia con el prefijo “abya”.

Abyayala, se estima, es una de las enunciaciones que debe distinguirse dentro de la diversidad. Desde esta obra se utiliza para ser incluida sin ánimos de menospreciar lo “occidental” en sí; seremos críticos solo en aquellos aspectos del etnocentrismo eurocéntrico que, en muchos casos, todavía impera. Por lo tanto no responde a un anti-occidentalismo, ni anti-cristianismo, sino a un anti-colonialismo eurocéntrico para integrar lo que éste destruyó, y pueda convivir el pensamiento de Abyayala interculturalmente con un occidentalismo: donde todos y todas podamos ser “gente”; porque incluso la palabra “indígena”, “indios” o “indigenismo”, son representaciones coloniales que no le corresponden; pero que, para evitar el mestizaje o sincretismo, es necesario diferenciarlo, o bien activar los dialectos locales (el nuestro cuyano sería el millcayac-allentiac); hasta tanto persista la estructura encubierta de un colonialismo internalizado y/o maquillado.

Un asimilacionismo cultural uniformador (colonialismo internalizado) que enajena, en algunos casos, ciertas culturas de procedencia; asimilándose a la cultura hegemónica para poder acceder a la educación, trabajo, justicia, medios de comunicación, etc. (Tubino 2005).

Todo ello deja como resultado una herida colonial en las subjetividades (pensamiento fronterizo), dada la degradación de una parte de la humanidad de este continente, que fue desvalorizada como aquella inferioridad con el rótulo de paganos, primitivos, subdesarrollados, etc.; cuando Europa y/o EE.UU, continúan infligiendo misión civilizadora y modernizadora (Mignolo 2005).

Es intentar en Cuyo, desde los/as Huarpes ancestrales, acortar la brecha, y poder convertir al pensamiento de Abyayala en una promesa profundamente auto-reflexiva, y sobre todo un “conocimiento prudente para una vida decente” (Santos 2009:196); porque los paradigmas siempre serán parciales e incompletos (Ibíd 2009).

Al respecto, la socióloga aymara Silvia Rivera Cusicanqui4, nos impulsa a hacer frente a una constante tensión del “colonialismo interno”; porque al enemigo lo llevamos “dentro”, por ello sigue vigente, porque está internalizado. Por ello, buscará superar esa visión miserabilista de la memoria como lamento, pero sin trivializar el dolor; así es como a su modo de ver se debe enfrentar la tarea de “descolonización5, en sus estructuras políticas, económicas y sobre todo mentales, es decir en sus modos de concebir el mundo” (Rivera Cusicanqui 2010A:56), para que convivan las dos visiones.

Del mismo modo se explayarán, en este libro, las dos propuestas que nos aporta en materia sociológica andina Rivera Cusicanqui6, la “Epistemología cheje” y “Sociología de la visión”.

Y así permitir la inclusión de nuevas visiones de comunidades e identidades con múltiples diferencias culturales que no se funden, sino que antagonizan o se complementan (según sea el grado de integración, desde la solidaridad y la tolerancia). Por lo tanto, esta obra es una invitación para preparar a la sociedad, democráticamente, en el ejercicio de ciudadanía intercultural, como así también de un constitucionalismo que tenga en cuenta la raíz multicultural de Abyamérica, sin perder de vista su labor desde la antropología jurídica, que a través de este libro comienza a trazarse de manera introductoria, ya que sus páginas cuentan con datos debidamente documentados y respaldados por la ciencia.

3. Fanon 1974, Mignolo 2008, De Oto 2012, Bhabha 2002:

Bhabha 2002. El lugar de la cultura. Trad. de César Aira. Buenos Aires: Manantial.

De Oto, Alejandro (2012). Siempre se trató de la modernidad y del colonialismo. Una lectura entre teorías coloniales desde una perspectiva fanoniana. CILHA - a. 13 n. 17 - 2012 - Mendoza (Argentina) ISSN 1515-6125

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4. Entrevista FACSO UChile a Silvia Rivera Cusicanqui 19/10/2012 http://uchile.cl/s85824. http://www.facso.uchile.cl/noticias/85824/lo-indio-es-parte-de-la-modernidad-no-es-una-tradicion-estancada#

5. Silvia Rivera Cusicanqui se refiere al pensamiento crítico descolonizador de Franz Fanon y Alberto Memmi; también la del sociólogo Pablo González Casanova y del pensamiento indianista radical de Fauto Reinaga (Rivera Cusicanqui 2010c).

6. Panelista del II Coloquio Internacional Pensamiento Crítico del Sur, “Existencias cuerpos y comunidad”, organizado por CCT CONICET Mendoza. 02/09/15.

Capítulo 1

Sociología primal y antropología jurídica

Para sanar la herida identitaria ancestral y construir una ciudadanía intercultural incluyendo la perspectiva biocultural

Perspectiva biocultural abya-americana, para la interculturalización de la Gestión de Políticas Públicas, y los Derechos Humanos Emergentes.

Conocer y comprender datos claves para la próxima conquista social: la perspectiva biocultural, que en tanto pacífica, requiere de capital de solidaridad, en ámbitos formales e informales, dentro de estructuras sociales, educativas, políticas, culturales, jurídicas, legislativas y económicas.

El presente capítulo 1 no corresponde de manera exacta con el que obra en la Maestría de Estudios Latinoamericanos de la FCPYS-UNCuyo (2015); dado que se decidió tomar solo algunos elementos para complementarlos con los aportes (2020) que realizó por una parte, el Tribunal examinador de la tesis7; y por la otra, la necesidad de generar aproximaciones para una antropología jurídica en la práctica legislativa con perspectiva biocultural, para incluir el pensamiento de los Pueblos Originarios, y así se pueda dar solución a los reclamos desde su lógica comunitaria biocéntrica. Asimismo, incluir la acción de referentes de un nuevo pacto eco-social para asistir la crisis civilizatoria 2020 que está transitando la humanidad.

1.1 Crepúsculo 2020 de un binarismo excluyente y colapso ambiental

La revolución pasó a ser ante todo de consciencias; que este crepúsculo 2020 nos permita el tránsito hacia un nuevo amanecer, como base para la construcción de Estados Plurinacionales y gestión con triple impacto de sustentabilidad, dado que incluso antes de la pandemia este no era el mundo deseable a nivel social, ni sustentable a nivel ambiental, ni justo a nivel económico.

Esas tres dimensiones no se pueden separar ni desarticular de lo filosófico. Verificamos que los valores sociales no se condicen con los del sistema económico, por lo tanto, si no cambiamos los objetivos, no podremos cambiar el rumbo para aunar la economía con la sociedad; en tanto el sistema capitalista de acumulación por la acumulación misma no fue diseñado para cubrir necesidades, resolver problemas sociales y ambientales, poniendo en riesgo la vida del planeta8.

Al respecto, los Pueblos Originarios pueden legarnos enseñanzas sobre el Buen Vivir “Suma Qamaña- (la Constitución Nacional argentina se refiere al término “bienestar general”); por lo tanto, así como se está avanzando a nivel provincial y nacional sobre políticas públicas con perspectiva de equidad para la inclusión de la diversidad (género, discapacidad, etc.), sería necesario hacer un aporte en lo que respecta a la visión de Abyayala9 que se ha dado en llamar “perspectiva biocultural”.

Por respeto y dignidad, la visión de nuestros pueblos milenarios, merece ser incluida con su hierofanía10 cargada de inteligencia afectiva, cuando se refieren al trato del medio ambiente, al planeta que llaman “Madre Tierra” y todos sus seres vivos (no solo humanos), previniendo de no ser desvalorizadas sus prácticas ancestrales.

El crepúsculo 2020 nos muestra que estamos parados al borde de un abismo; al coronavirus (COVID 19) se suma otra pandemia tan peligrosa que amenaza la vida, es aquella del extractivismo y uso del plástico que llevó al colapso ambiental, como así también la indolencia humana y la desidia de aquellos estados que mantengan pendiente la reparación histórica de nuestros pueblos milenarios.

La tierra, el agua, flora, fauna, el trabajo digno, la desconcentración de la riqueza, la obsolescencia programada del uso del plástico, la agroecología, soberanía alimentaria, serían contextos esenciales para la vida, ese sería el “cambio cultural” del que hay que hablar, y no la profundización de brechas dogmáticas entre posturas irreconciliables y poco tolerantes.

¿Cómo salir del binarismo? Una de las respuestas proviene de Derrida11 quien nos dice que es a través de la deconstrucción. Es importante ser conscientes sobre la base de que no existe una verdad absoluta, sino circulación de ideas, perspectivas que siempre serán resignificadas frente a la diversidad.

De esta manera se cuestiona toda certeza que se precia de ser verdad, mostrando detrás una construcción histórica que persigue intereses desde parcialidades; porque desde el auto deconstruirse asumo que todo es interpretación, y que todo en última instancia es poder12.

Llegar a una convivencia para pensar la comunidad desde la diferencia, y no solo desde lo común (Espósito 200913), para llegar a una síntesis articulada dentro de una democracia real. Sobre todo cuando las interpretaciones no se presentan como tal, sino bajo la máscara de la verdad.

Mucha literatura actual suele decir que la generación millennials está desestructurando sistemas organizacionales piramidales; quisiera destacar, que en realidad lo vienen haciendo las mujeres desde siglos atrás… constituyendo la base de movimientos libertarios, para co-crear una sociedad más justa, eco-sustentable, equitativa e igualitaria. La igualdad deriva de un derecho humano, mientras que la equidad es una consideración de carácter ético, con la que se intenta aplicar medidas que corrijan el desequilibrio histórico entre los géneros y entre el euroccidente colonizador y Abyayala.

Muchas mujeres de los pueblos originarios, e incluso aquellas que más recientemente se están reconociendo como descendientes; disponen y aportan un pensamiento específico donde la tierra es tratada como una madre (Madre Tierra) dentro de la perspectiva de Derechos Bioculturales y también reclaman por el resarcimiento del genocidio y etnocidio que padecieron. Muchas de ellas, se están sumando al histórico movimiento de mujeres desde el paradigma del “Buen Vivir”. Por lo tanto los movimientos eco-feministas luchan por la decolonización de las mujeres, la naturaleza (territorio, agua, soberanía alimentaria, etc.) y el futuro. Si salimos de los dualismos, debemos cuidar de no quedar entrampados con un antropocentrismo depredador del planeta, darle derechos a la madre naturaleza. Estamos asistiendo a una sexta extinción masiva provocada por la humanidad, y no por cataclismos naturales.

La base del movimiento de mujeres en el mundo, no es ir en contra del varón, sino cuestionar al sistema androcéntrico, es decir que el fin sería la igualdad con equidad. Desde éste libro, la visión no busca destruir al euroccidentalismo, sino deconstruir su imposición dominante, colonizadora, jerárquica, invisibilizadora de la historia, depredadora y pretenciosa de universalidad.

Ahora tenemos el desafío del debate dialógico, aprovechando el amparo de un marco jurídico y legal que ratifica conquistas, y la adhesión del Estado Argentino, a la Convención Internacional de Derechos Humanos, con rango constitucional. El enfoque basado en Derechos Humanos constituye una perspectiva estructurante para la conceptualización de las políticas públicas, que proporciona contribuciones sustantivas en cuanto a sus objetivos, contenidos, procesos de gestión, institucionalidad pública e inclusión de las personas (Laura Elisa Pérez Gómez: Maestra en Ciencias. Investigadora del Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH-UNAM); integrante del “Grupo de Trabajo para el análisis de los informes nacionales previstos en el Protocolo de San Salvador” (GTPSS) de la OEA).

Por lo expuesto, no poner en duda jamás al Estado de Bienestar Plurinacional fundado en el bien común y la sostenibilidad, para incluir la diversidad de los pueblos ancestrales, a través de la perspectiva de los derechos bioculturales.

1.1.1 Práctica Legislativa y Gestión de Políticas Públicas, con perspectiva Biocultural

La gestión de Políticas Públicas debería ejercerse de manera no uniforme para sostener la diversidad desde la lógica del Bien Común, con sostenibilidad económica, social y ambiental. Una de las vías propuestas es el asociativismo de la Economía Social y Solidaria, como tercera fuerza productiva que no persigue la lógica del fin de lucro, sino la reproducción de la vida desde una economía al servicio de las comunidades locales y amigabilidad con el medio ambiente.

De esta manera se gestaría una Política Pública para empoderar a cada territorio, pensando a escala de Desarrollo Local Sustentable donde los principios del cooperativismo, la reciprocidad y la solidaridad permiten reconstruir el tejido social, y encadenamientos socio-productivos a pequeña escala, que recupere el valor de lo ancestral y de las relaciones en comunidad. De esta manera se fomenta la agroecología y se acercan consumidores y productores para permitir un comercio con precios justos14.

Tomar medidas concretas para el repoblamiento regional y buena conectividad con el mundo, abriendo posibilidades para las y los jóvenes; debilitando aquellas cadenas de valor que privilegian a las finanzas y distribución del producto cuyo valor agregado no queda en el territorio; de esta manera se abren las puertas para propiciar ferias urbanas a través de una economía que se coloca al servicio de la humanidad y la sustentabilidad planetaria15.

Para efectos de soportar jurídica y sociológicamente los mandatos imperativos de un sistema perverso y no sustentable que nos llevó a este colapso 2020, se intentará una aproximación para que quizá se incluya una nueva categoría de perspectiva de la diversidad, mediante la creación de derechos bioculturales:

“Los denominados derechos bioculturales (…) resultan del reconocimiento de la profunda e intrínseca conexión que existe entre la naturaleza, sus recursos y la cultura de las comunidades étnicas e indígenas que los habitan, los cuales son interdependientes entre sí y no pueden comprenderse aisladamente16”.

Esta vinculación histórica del pueblo huarpe con su tierra y comunidad es innegable, y los cambios se dieron, dados los procedimientos de gubernamentalización provincial, repercutiendo en su modo de vida; así y todo continúan con la idea de “ocupación histórica” del campo y no que lo “hereden” (Katzer 2013).

En consecuencia, las marcas de etnoterritorialidad que internalizaron los poblados huarpes del secano lavallino, comenzarán a demarcarse desde la colonia, primero cuando los colonizadores se apropian de tierras y una vez evangelizados con los “aparicionismos católicos”;“le rogamos a la virgen que no nos deje perder la fuerza y la identidad del pueblo” (Katzer 2009:581).

Existen dos enfoques de la Técnica legislativa17 siguiendo a Alberto Castells (198818): uno jurídico académico y otro político legislativo. El primero es más cientificista, la mayor parte del conocimiento sería teórico y estaría centrado a interpretar la ley, pero no a crearla. Por lo tanto, la inclusión de la perspectiva biocultural constituiría un esfuerzo de tolerancia epistémica que se da cuando se habla del conocimiento práctico. En ese sentido el enfoque político legislativo significa un cambio epistemológico muy importante en función del rol legislativo y de la elaboración de las leyes, tal cual se desarrolla en la actualidad.

Y al decir epistemológico se refiere a un intercambio con nuevas miradas, perspectivas, respecto a posiciones científicas, intelectuales y profesionales necesarias, para la reparación integral e inclusión de los pueblos abyamericanos, en tanto fueron víctimas de epistemicidio, genocidio y etnocidio.

En la dimensión política legislativa, este conocimiento supone un saber práctico donde la motivación profunda de ese saber consiste en conocer la acción legislativa desde su esencia, en armonía con lo que es la función legislativa y política, para que una antropología jurídica pueda integrar visiones constituyéndose desde una ciudadanía intercultural, para fortalecer la democracia y en especial la elaboración de las leyes.

Se considera que esta nueva mirada permite un aporte más crítico sobre la creación de la ley y un mayor análisis desde el punto de vista de la participación ciudadana y la voluntad política, que está supeditada a marcos jurídicos19. Por lo tanto, esta nueva forma de ver la técnica legislativa puede ayudar a superar las formas tradicionales de creación de las leyes y generar formas innovadoras para incluir la perspectiva biocultural, en el proceso de formación y sanción de las leyes.

El Poder Legislativo es el que reuniría características como: vigencia, aplicabilidad, eficacia y conveniencia; que respectivamente requiere de voluntad política, preceptiva de contenido y participación democrática intercultural. Esto implica que la formación y sanción de leyes ha de visualizarse desde la práctica con una mirada crítica de esta instrumentación contextualizada20.

1.1.2 Crisis civilizatoria. Cambio Sistémico 2020 para un Pacto Eco-social

Estamos ante un sistema económico, político y social en plena crisis, dada las externalidades económicas y culturales negativas, arrolladoras y sin precedentes, que traen como consecuencia el cambio climático, la desigualdad, exclusión, discriminación, inequidad y pobreza. De la “Resistencia” a la “Re-existencia contra la extinción”21, proteger y tejer al caminar los territorios, las vidas y la memoria integral… partiendo de la ancestral.

La actual crisis generada por el coronavirus nos permite reflexionar desde otras perspectivas más biocéntricas, para pensar el cambio urgente hacia un modelo más amigable con el medio ambiente (cambio climático y agotamiento de los recursos energéticos) y compatible con los valores y la cultura de los pueblos.

A esta altura del colapso civilizatorio, el alto desarrollo tecnológico parecería todavía no solucionar los problemas de pobreza y de derechos vulnerados, no hace más que llamarnos la atención. La pobreza no es la causa, sino el efecto de un sistema de desigualdad socio-económica y, en algunos casos, de falta de tolerancia ante la diversidad. Por lo tanto hay que repensar reflexionando, deconstruyendo y dialogando acerca de los modelos de seres humanos-humanas, comunidad, organización, universalidad-relatividad y su interacción con la tierra, el agua en relación con la diversidad identitaria intergrupal22.

Entre caminos utópicos y distópicos transitemos aquel que requiere de aprovechar las redes para generar un pacto eco-social, una construcción más amigable, si es que la palabra amor pudiera estar vigente, con mismo rango de validez que se le otorga al “odio”, activado como motor de cambio organizacional y combustible de reforzamiento de brechas ideológicas.

El agua es un recurso esencial y escaso� ¿qué nos pasó?, tenemos todos los climas, profesionales de nuestra educación superior pública y gratuita, tenemos la energía y nos tenemos a nosotros y nosotras que ponemos la ciencia al servicio de acciones amigables con el planeta. Repensar 2020 para el cambio en las formas de organización socioeconómica requiere del apoyo de comunidades nacionales e internacionales desde una consciencia global planetaria, y a la vez local con las y los vecinos. Un pacto eco-social entre la humanidad y la biodiversidad; aquí la Argentina es clave por sus reservas acuíferas respecto al mundo, y la soberanía alimentaria23.

Repensar el rol del Estado, del Mercado (empresas) y el Tercer sector; en la nueva matriz civilizatoria deconstruir los sistemas de creencias y la forma en que estos condicionan e impiden el advenimiento de nuevos modelos de valores naturales y sociales, más sustentables, amigables con el ambiente y menos concentradores de la riqueza.

Un pacto eco-social para la reducción del consumo global (obsolescencia programada) y apoyo permacultural para frenar el colapso ambiental, y así rever la matriz energética y el uso contradictorio del agua (revisar su uso industrial)24.

Tradicionalmente existen tres lógicas de la planificación estratégica del Desarrollo Local25, donde el Bien Común solo le competería a la sociedad civil, mientras que el Estado busca el bien público y el Mercado la ganancia. Es importante que los tres actores articulen sus lógicas desde el eje rector del Bien Común, porque la economía y política ha de estar al servicio de la humanidad, el cuidado del planeta y sus seres vivos (humanos y no humanos).

Fomentar Municipios y Regiones del Bien Común, una estrategia de cambio desde abajo. La Economía del Bien Común26 (EBC), puede ser inspiración que describe un completo orden alternativo económico, un movimiento desde abajo; que tiene como nodo de conocimiento entre sus objetivos el promover los recursos necesarios para fomentar el conocimiento desde una perspectiva comprometida, y construida en todas sus facetas: educación, Academia, cultura, ciencia, arte, leyes y gestión de políticas públicas.

Un movimiento que pretende recuperar una economía basada en valores (Dignidad humana, Solidaridad, Sostenibilidad ecológica, Justicia social, participación democrática y transparencia) en contra del detrimento actual que produce la búsqueda de la máxima rentabilidad, mediante la competencia y justificando cualquier medio para conseguirlo27.

La crisis 2020 nos amenaza con el tránsito de puentes distópicos si no torcemos para siempre los malos hábitos que nos llevaron a este colapso ambiental. Se requiere una urgente reconversión de economías hipo-carbónicas hacia el reciclaje y energías limpias, poner límites al extractivismo (megaminería, deforestación, fracking y agrotóxicos) que no son actividades esenciales, sino la “otra” gran pandemia del planeta.

Descentralizar las urbes y crear aldeas sustentables con lazos próximos y sentidos de comunidad... dado el riesgo irreversible a que hemos llevado al planeta, y no que solo se concentre el interés en crear redes meramente tecnológicas. Por ello una educación biocéntrica a la juventud en relación con la tierra, las huertas y el reciclado; a través del tercer sector. Un asociativismo que planifique a corto, mediano y largo plazo; formar a quienes estén más organizados y organizadas para poder asistir el colapso ambiental desde una obsolescencia programada de un sistema que ya no puede continuar, no es sustentable y un peligro para la vida del planeta.

Requiere de mucho diálogo acerca de los factores ambientales, dar lugar a los y las jóvenes para que las redes tengan una función social a manera radial y no vertical, rescatar la función de las sociedades de fomento, promover las huertas orgánicas sin tantos intermediarios que encarecen los alimentos, y socializar nuestra relación con la tierra, controlar los presupuestos públicos y gradualmente rever la matriz energética.

Lo concreto es que algo nos trascendió como humanidad a través de una emergencia planetaria pandémica, obligándonos a un aprendizaje digital por la cuarta revolución tecnológica� que estaba por llegar de manera gradual en la Argentina… cerca del 2030; se adelanta disruptivamente en medio de un aislamiento físico obligatorio, como medida preventiva sin respuestas por parte de la ciencia y adelantos tecnológicos. Por primera vez, sin hacer alusión explicita a doctrinas ideológicas, las mayorías comienzan a poner en tela de juicio al sistema capitalista, dadas las externalidades negativas que llevó a una crisis de sostenibilidad planetaria sin precedentes en la historia humana.

Por lo expuesto, uno de los debates postulan un ¿”pos-capitalismo”, un “anti-capitalismo” o sin más un “socialismo”28? Sea el debate que fuera, la visión ancestral de Abyayala, anterior a cualquier “ismo” occidental ha de ser integrada dentro de los Estados Plurinacionales; revalorizando su matriz mítica fundante, sus lenguas madres y su visión espiritual; sobre la certeza y oportunismo histórico de debilidad de un capitalismo 2020 agonizante.

La visión espiritual de estos pueblos no dejan de asombrar al mundo, pero también de ser discriminados en algunas ocasiones. El Psiquiatra Almendro (2008) intenta marcar las diferencias entre “clínica” y “cultura”, para evitar la “patologización” de lo que se desconoce; dice que Occidente no debe imponer su cultura reduciendo lo que desconoce solo a su forma de pensamiento, “ya que no se puede explicar lo desconocido en términos de lo conocido y, por lo tanto, Occidente no debe imponer su cultura reduciendo lo que desconoce a categorías diagnósticas” (Almendro, M. 2008: 68).

Las habilidades con la psiquis que poseían estos ancestros fue catalogada en la época colonial, sin más, como manifestaciones o posesiones demoníacas; que Reyes (2009) tipificará en tres tipos de interpretaciones: la primera decía que eran dioses inexistentes, producto de la ignorancia y superstición; la segunda, que algunos dioses eran encarnaciones de apóstoles cristianos o de la trinidad; y por último, que se trataban de entidades del mal, opuestos a lo que consideraban el único y verdadero Dios cristiano-católico (Ibíd. 2009:98).

El y la sanadora ya tiene su mente ampliada por el hecho de haberse educado en un grupo humano, cuya matriz de pensamiento responde a una “dualidad complementaria”; pero anclada desde el “más acá”, la tierra; a la que se siente muy ligado/a y será desde un “monoteísmo panteísta”, con una concepción del dios doble. Lamentablemente esto fue lo que trajo prejuicios y desvalorizaciones en los conquistadores, que no comprendieron este panteísmo de hierofanías, creyéndolo un politeísmo inculto (Reyes 2009)29.

La y el sabio no están desprotegidos en el universo, sino contenido por el espacio-tiempo, que es ni más ni menos que: la madre tierra y el cosmos; en las eras complementarias de luz-oscuridad, determinadas por su ciencia astronómica antigua, para nada improvisada (Reyes 2009)30.

Por lo expuesto, se rechaza la categoría de “sobrenatural” con la cual suele mal caracterizarse a la espiritualidad ancestral, y en su lugar, más ético y respetuoso, referirse como “hierofanía” (Eliade 2001:148; en Reyes 2009:103), ya que en el fundamento dual está la base que explica la multiplicidad de su “pluralidad en clave de hierofanías” (Ibíd. 2009:113).

Una espiritualidad que se condensa en ese “gran espíritu del todo”, y que se refleja como hierofanías en la diversidad del universo, sobre múltiples aspectos de la misma divinidad; tan real como la vida misma, ni más ni menos que la naturaleza, varones, mujeres, los astros, los animales, los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales, el cielo, la tierra, la memoria de ancestros corpóreos y desencarnados; es decir el hombre histórico, como civilización de lo humano y lo cosmotelúrico; hijo e hija de su tiempo, su espacio, su historia y su comunidad.

Se hace indispensable entonces, aproximarnos en esta tesis a un marco científico integrador para analizar y dar a conocer la sabiduría antigua de este continente, y sobre todo la huarpe; con el fin de revisar aquellas versiones etnocéntricas de confesionarios en la época de la colonia, que intentaron interpretar unilateralmente las prácticas espirituales Huarpes, rescatadas y reconstruidas en el capítulo 7 y 9.

Por lo tanto, la respuesta será un desafío a consensuar, dando lugar a sistemas que permitan la articulación de lógicas comunitarias con las de propiedad individual, en vinculación con la madre naturaleza; una visión espiritual que no puede estar solamente reglada por la visión espacio-temporal gregoriana. El pedido de ayuda no solo viene de un planeta 2020 en agonía, sino de pueblos ancestrales que vienen resistiendo, desde hace milenios, a la intención de ser exterminados y tratados con racismo encubierto.

La activación de los calendarios biocéntricos (entre ellos, el calendario de 13 lunas huarpe) podrían ayudar a “amigarnos con la naturaleza” y promover consciencia bioética y ecológica.

El pensamiento ancestral promueve el “amigarse” con los ciclos de la vida, y no explotar a la madre naturaleza como se lo está haciendo; jamás el hombre podrá doblegarla. Esta conexión amigable no solo redundará en sustentabilidad, sino que disminuirá el nivel de angustia aportando al aprendizaje de los pasajes del cambio: nacimiento, pubertad, adolescencia, enfermedad, menopausia y la muerte. Ya que parecería ser que en su mayoría, el hombre moderno, no estaría preparado para vivenciar y aceptar de buena gana estos inevitables cambios, tanto personales como de la madre naturaleza.

Con esto estamos intentando decir que los pueblos originarios realizaban las ceremonias biocéntricas, no porque fueran meros animistas, sino para afrontar y prepararse para los inevitables cambios de los ciclos personales y/o de la naturaleza-cosmos, que acompañan porque pertenecen a ellos.

Las prácticas de los y las Nurum no se pueden reducir a estados meramente psicocorporales (Krippner y Winkelman 1983), sino que por el camino de la integración con la Naturaleza (Hana huarpe) logran dar respuestas a los desafíos ambientales o crisis climáticas. Por ello el y la Nurum están totalmente “conscientes” del lugar físico donde se encuentran, y no poseídos por deidades demoníacas o trastornos en su personalidad.

Por tanto, el mote demoníaco que solía incrustársele al “paganismo indígena” no es más que una falta de conocimiento y tolerancia de determinados sectores frente a la diversidad: comprender, integrar y empatizar con el “... gran respeto que la mente nativa siente por el universo y por toda forma de vida” (Almendro 2008:17); que constituye un complemento a la angustia del hombre informático, ya que “... desde la lógica es imposible racionalizar el sentido último de la existencia” (Almendro 2008:23-25).

Pero en la época colonial no todas las miradas deben dirigirse a la religión, sino también a la política. Sobre una lectura general del colonialismo español que conquistó a Abyayala, Rodolfo Puiggrós (1964) dirá que gracias a su introducción en estas tierras logró sobrevivir de una larga agonía por los cambios sociales donde nobles y burgueses estaban en conflicto –el nuevo mundo debía ser de Castilla, del Rey feudal y no del Rey burgués–(Puiggrós, R. 1964: 99), auto-imponiéndose en este continente privilegios en los órdenes social, cultural, político, religioso y económico.

Se sabe la importancia que tuvo el imperio romano para impostar parte de la civilización occidental31; poco después de la fundación de Roma en el 753 a.E.C.32, logró dominar a los pueblos circundantes del Mar Mediterráneo, pertenecientes a Europa, África y Asia. Por su parte, también España tuvo un papel decisivo en la configuración de una tradición y pasado inquisitorial33.

Pero en el caso de este continente fue más terrible aún, ya que eran considerados/as los/as originarios/as como una “subcategoría humana por ende se podían explotar y sacrificar”, y la duda de si tenían alma. Esto fue motivo de la intervención de frailes ante el Papa Julio III, por parte de aquel “gran defensor de los indígenas” Fray dominico Bartolomé de Las Casas; y que el Sacerdote Benito Sellito, a favor de los/as huarpes, sintetizó como un colonialismo con dramáticas consecuencias, constituyéndose en el “Vía crucis de un pueblo”, el huarpe (Sellito 2010:113).

Sobre los pueblos originarios edificaron la “civilidad euro-americana”; y en el caso huarpe para Katzer (2009) no serán más que ruinas, donde desdibujaron las huellas de una etnohistoria y memoria antigua para dar lugar a la condensación simbólica de un etnoterritorio huarpe reducido solo al proceso de evangelización católica; marcado por la visión de la organización socio-espacial impuesta por los españoles, que pervive hasta el presente.

Para Rivera Cusicanqui (2010: c) el colonialismo lo tenemos internalizado: “hemos metido al enemigo en nuestro interior”, por eso sigue vigente y en forma encubierta, generando una constante violencia étnica y racial.

Estas propuestas no estarán libre de dilemas; por tanto, se requiere de recaudos frente al “optimismo consolador” de los estudios posmodernos (Follari 2002); no se perderá de vista la totalidad macrosistémica que “condiciona” los microespacios sociales. En este caso, Rivera Cusicanqui (2010:c), nos dirá que más que el capitalismo en sí, hay que centrarse en la colonización europea en estas tierras como “matriz estructuradora” que, en muchos casos, fue maquillada, actualizada y fortalecida con los liberalismos; como así también, ciertos populismos monoculturales que no logran la autonomía de grupos vulnerados.

Concretamente refuncionalizaron las estructuras coloniales de larga duración sobre bases de negación, sincretismo pretencioso de universalismo, invisibilización, paternalismo asistencialista. Una violencia no solo con la expropiación material y dispersión territorial, sino simbólica en código de “conflictos existenciales”, tales como: desarraigo étnico, inmigraciones, opciones matrimoniales, categorías tributarias, etc., que generan frustración y autonegación; es decir, un colonialismo internalizado con una violencia encubierta (Rivera Cusicanqui 2010c).

La violencia no se soluciona con más violencia, sino que se gestiona, y así con justa razón Rivera Cusicanqui (2010c) nos habla de que la cultura e identidad étnica lamentablemente� constituye un “chaleco de fuerza”, nos obliga a comprometernos para asistir desde la ciencia, la falta de construcción de ciudadanías interculturales, y las consecuencias de no gestionar estratégicamente el proceso “multi, inter y transcultural34” que se aportará durante todo este capítulo.

El marco teórico de Alejandro De Oto (2012), Tubino (2002), Mignolo (2000, 1999, 2005, 2008), Bhabha (2002), que se le incorporó el día de la defensa pública de la tesis MEL-FCPYS-UNCuyo, constituye un núcleo estratégico para acudir desde la ciencia social al pedido de ayuda de los Pueblos Originarios de Mendoza, y que podría referenciar de manera indirecta, a las previas de una antropología jurídica que permita fundar estados modernos plurinacionales.

En este caso, el pasaje intercultural y sociológico se realizó desde los sociólogos/as Boaventura de Sousa Santos (2009), Pierre Bourdieu (1995) y Silvia Rivera Cusicanqui (1993), como marcos teóricos modernos. Dado que se está ante un objeto de estudio local que fue víctima de un colonialismo y epistemicidio, que destruyeron pruebas de relatos orales antiguos, deformaron el relato histórico fundacional, y que demonizaron en parte y hasta invisibilizaron a sus mitos fundantes (se trata en detalle, dentro del capítulo 4).

A tal efecto se intentó desafiar la geopolítica y mítica eurocéntrica (capítulo 2), donde toma preponderancia la función del mito; solo que aquí anclaremos en el pensamiento de los pueblos originarios, y así nivelarla ante la supremacía de la mítica grecorromana y/o latina-católica.

Traer en debate académico al pensamiento de Abyayala colabora en fortalecer la visibilidad y credibilidad de las prácticas cognitivas de las clases, pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente víctimas del colonialismo científico y religioso europeo; y así favorecer su reconstrucción.

En el caso del Cuyum mendocino estaríamos en una transición paradigmática, donde los conocimientos ancestrales y antiguos traspasarán los límites de la zona de frontera del Cuyum, sitiada por Pedro del Castillo; que requiere no solo de un trabajo de reparación histórica y traducción intercultural pendiente, sino y sobre todo de reconexión con los mitos fundantes con la gran madre continental “Abyayala”.

A partir de esta etno-sociología vamos a intentar permeabilizar las zonas de fronteras fijadas por el Plan de Colonización; fortaleciendo la construcción de puentes de interculturalidad. Nuestra Abyayala –(…�) nos es más necesaria (�) de los indios han dicho más de lo justo (�) para que la crueldad con que la trataron pareciese justa y conveniente al mundo (�…)– (Martí, J. En Reyes, L. 2009: 11).

Es ahí donde tuvimos que construir una sociología andino-huarpe desde la no violencia. Vale reiterar que la tesis, y ahora libro, no intenta denostar la tradición occidental-latino-católica que sostiene hegemónicamente a la cultura americana y mendocina, sino operar con benevolencia académica para enfrentar al “horror vacui” (Santos 2009) que la conquista española, a partir del siglo XVI, invisibilizara y redujera etnoterritorialmente a los y las representantes de la tradición oral millcayac-allentiac del Cuyum (Cuyo).

Cualquier nombre en lengua abya-milenaria puede consultarse su traducción en el capítulo 6 que es específico, aunque también a lo largo de todos los capítulos. Es importante tomarse el tiempo para poder conocer, comprender datos claves para la próxima conquista social pacífica que, al ser desde la no violencia, requiere de un capital de solidaridad que podría ser… la inclusión de la perspectiva biocultural en ámbitos, formales e informales, de áreas sociales, políticas, culturales, jurídicas, legislativas y económicas.

Dijo B. de Sousa Santos (2009:50) que no sabremos de las consecuencias de un conocimiento suprimido, silenciado y/o marginado, hasta que no sea avalado de acuerdo con el capital de solidaridad que consiga crear; así y todo, no dejará de ser el hecho una reducción de la realidad, constituyéndose en un vacío, como dijéramos, un “horror vacui” que hizo imperioso desde esta tesis encarar con una benevolencia sociológica.

Por ello, se precisa de la creación de una plusvalía de solidaridad (Santos 2009:88) en la formación de constelaciones de conocimiento; debido a que cada uno de ellos, por sí solo, no puede asegurarlo. Es que algunas de las prácticas del conocimiento, que no se fundamentan en la monocultura científica europea, fueron instituidas como prácticas ignorantes cuando “... son antes prácticas de conocimiento rivales, alternativos...” (Santos 2009:88); y que es necesario rescatarlas desde la no violencia35, para aprender de la trayectoria “que va de la ignorancia colonialista al saber solidario” (Santos 2009:96).

Santos (2000) nos habla que en el conocimiento hegemónico producido por los estados liberales y las revoluciones industriales de Occidente, subyace un tipo de “razón indolente” en sus diversas formas: impotente, arrogante, metonímica y proléptica; que requiere de una sociología de las ausencias y de las emergencias para efectuar el reclamo, deconstrucción36 y reconstrucción.

Esto se debe a que el euro-occidentalismo, en su mayoría, ha creado una monocultura de lo “universal” como válida al margen del contexto colonizado; generando formas sociales no legitimadas por aquella razón metonímica (Santos 2000), que para el caso de Abyayala las convierte en no creíbles, ignorantes, residuales, localistas e improductivas.

Hegel mejor que nadie decretó la supremacía europea al decir que la historia universal va de Oriente a Occidente, sitio donde culmina la trayectoria ¿civilizatoria? de la humanidad, “... un privilegio que por turnos ha pasado de los pueblos asiáticos a los griegos, luego a los romanos y, finalmente, a los germanos (…) el futuro de (Norte) América es aún un futuro europeo, conformado por las sobras de la población europea” (Santos 2009:225).

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