Cuentos cortos de un viaje largo - José Luis Vicente - E-Book

Cuentos cortos de un viaje largo E-Book

José Luis Vicente

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Beschreibung

Un viaje inesperado que produce cada vez más preguntas que buscan respuestas y, cuando ya parece normalizarse, todo vuelve a donde empezó. En el segundo cuento, la historia continúa buscando confirmar que aquello que no es posible se convierta en realidad, una realidad que quiere y no tiene. En el tercer cuento se narra la historia del otro personaje que pasa a ser protagonista y de pronto cambió su vida sin saber por qué.

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Seitenzahl: 86

Veröffentlichungsjahr: 2023

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José Luis Vicente

Cuentos cortos de un viaje largo

Vicente, José LuisCuentos cortos de un viaje largo / José Luis Vicente. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4140-6

1. Cuentos. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

Cinco años

¿Qué está pasando?

Método científico

El auto

El padre

El profesor

El trabajo

Carlitos

Ley

Preparación

La llamada

El reencuentro

Zona de riesgo

La fuga

Sandra

Agradezco a mi esposa y a mi hija que me apoyaron siempre.

A mis amigos y a los que partieron antes que yo. “Calitos Re” y Walter cachito Torres” que siempre me acompañan en mis cuentos.

Los amo

Cinco años

La vida es descripta como una aventura que tiene que vivirse, un reto a superarse o una lección que aprender, cada día, sin saber qué o cuándo pasarán las cosas. Si bien nunca tuvo una profesión o un oficio se sentía muy bien en un trabajo de seguridad privada que si bien no le gustaba les permitía vivir sin deudas, cada tanto podía hacer una salida a comer a fuera y el proyecto de vivir un poco mejor en algún lugar más grande y cómodo estaba estancado.

Después de unos años de vivir en pareja sin mayores sobresaltos y convencido de que las cosas no podían mejorar decidió casarse, creía que ya no se podía ser más feliz y que ese amor de cuentos solo era para las películas de chicos y que no salen de la pantalla del cine.

Después de más de 10 años en seguridad le dieron un pequeño ascenso a supervisor, y como siempre ponía su mejor voluntad y esmero, por lo cual cada día salía a la medianoche para recorrer los servicios de la empresa, pero cuando la cosa se ponía aburrida entre servicio y servicio cada tanto se dormía un poco en el viaje en colectivo nunca más de tres o cuatro minutos.

Ya había terminado el último control y hasta volver a su casa tomó una siesta, el cuerpo ya conocía los tiempos de los colectivos y después de la vía se despertaba casi automáticamente unas cuadras antes de bajar.

Las cosas no habían sido distintas a otros días y como siempre se despertó unos minutos antes de llegar, este recorrido del 110 lo dejaba a solo 2 cuadras de su casa, el día empezaba a clarear y el calor de la primavera se sentía desde temprano.

Vivía en un departamento de planta baja de un edificio de 4 pisos, al fondo a la izquierda la escalera que subía al primer piso y a la derecha la puerta del suyo, a la entrada estaba el patio al que daban todas las habitaciones y a la izquierda había un bajo escalera, que se había convertido en depósito, todo parecía igual pero en cuanto la cruzó la puerta una sensación de que algo estaba distinto lo invadió, estaba cansado y no le dio mayor importancia, la luz no encendió, primero pensó que había confundido la llave con la del patio, pero esta tampoco se había prendido, podía tratarse de un problema menor o un corte temporal de la corriente eléctrica y volvió a ignorarlo.

No era hora de ponerse a revisar nada y decidió completar la pequeña siesta del colectivo, parecía lo más adecuado para la hora que era, acomodo dos sillas de la cocina como hacía siempre, una para la cadera y otra para la cabeza y se recostó ya que era temprano y procuraba no molestar a Sandra quien dormía.

Ella trabajaba durante el día con un contador y casi no se veían. Durante la mañana solo para desayunar y luego en la tarde cuando ella volvía tomaban unos mates juntos y charlaban mientras preparaban la cena, las cuales se convertía en discusión seguido por cosas que pasaban durante el día, hacían las compras y organizaban la comida para la cena que compartían juntos cada día, por lo cual para ella dormir un rato más en la mañana era importante. Y el trataba de no despertarla cuando llegaba temprano, para no comenzar el día discutiendo.

Cuando despertó había pasado casi una hora, el sol ya casi entraba al patio y una serie de detalles llamaron su atención.

Había demasiada tierra en la mesada y la heladera no estaba, fue entonces que empezó a recorrer el departamento y vio que los cajones estaban vacíos y que faltaban los televisores y los equipos de música. ¿Qué estaba pasando?

Fue a la habitación y vio que la cama estaba levantada.

El teléfono no tenía tono.

Desconcertado y confundido reviso todo el departamento con más detenimiento y con extrañeza vio que tenía una apariencia de abandono y salió a la calle como para corroborar que no se había equivocado de dirección, lo que no era lógico ya que estaba dentro y conocía el departamento.

Si bien la relación no era la ideal, no tenía sentido que ella se hubiera ido en medio de la noche.

Ya había amanecido y la luz del día no daba respuestas, sí más preguntas.

Al salir no vio el árbol de la vereda que estaba casi en la entrada del edificio. ¿Qué había pasado con él? ¿Cómo fue que no lo notó al entrar? A la derecha un local de ropa. ¿Cómo podía ser que hubiera un local de ropa, en donde estaba el día anterior el taller de motos de Carlitos?

Todo estaba bien, pero se notaban ciertos cambios, que no entendía, caminó un par de cuadras y donde había comenzado a demoler una vieja panadería encontró un edificio de diez pisos y el portero estaba baldeando la vereda. ¿Quién es este tipo y cómo puede ser que un edificio haya aparecido durante la noche? Algo no estaba bien, y con un poco de desconfianza y otro poco de temor por creer que se estaba volviendo loco, se acercó tímidamente a hablar con él.

—Buen día.

—Buen día.

—¿Esta es la calle Mosconi?

—Sí.

—Creo que estoy un poco perdido ¿la calle de la esquina es Helguera?

—Sí. ¿Qué calle busca?

—López.

—La primera para allá ¿busca algo en particular?

—No me parece que estoy un poco confundido no recuerdo este edificio.

—Yo trabajo acá desde que se inauguró hace 4 años.

—Qué raro, yo no lo había visto nunca.

—Y eso que el edificio es grande como para no verlo.

—Recuerdo la panadería que estaba acá pero no el edificio.

—La panadería la tiraron abajo hace como 5 años yo trabajé en la construcción del edificio.

—Creo que necesito dormir un poco, eso de no dormir me está confundiendo un poco o ya necesito vacaciones. Hasta luego, gracias.

Cada vez más confundido siguió recorriendo el barrio y preguntándose cómo puede ser que el edificio tenga casi 5 años si hasta hacía unos días atrás no habían empezado a demoler el local.

El resto del barrio parecía estar como lo recordaba solo uno que otro negocio había cambiado de rubro, y un par de edificios que no conocía se alzaban donde él recordaba unas casas, comenzó a buscar a alguien que lo pudiera ayudara a entender.

La tarea no sería fácil ya que él nunca había sido una persona muy comunicativa con los vecinos y trabajar de noche no ayuda. De pronto una idea cruzó su cabeza; Carlitos, el mecánico que trabajaba al lado, era temprano para el taller, tenía que esperar, ambos eran fanáticos de los R12, un tiempo atrás le había querido vender el suyo, él lo recordaría, tenía que hacer tiempo y a esa hora solo había un lugar donde poder tomar un café.

Ya desde la esquina vio las sillas en la vereda y sintió cierto alivio, por lo menos algo estaba en su lugar, las instalaciones eran las mismas y el viejo que estaba de costado leyendo el diario con una lupa era un personaje conocido.

Se sentó en una mesa y busco un diario para esperar a informarse.

Se acercó el mozo quien al verlo comentó:

—Cómo anda tanto tiempo.

—Bien gracias, pero un poco confundido.

—Puede ser el día. ¿Dónde está viviendo ahora?

—¿Dónde estoy viviendo? Hasta donde recuerdo no me mudé, aunque hoy pareciera que todo está un poco de cabeza, por ejemplo, ¿nos conocemos?

—Claro, usted pasaba por acá y compraba pan y de vez en cuando facturas cuando volvía de trabajar de supervisor hace unos años atrás.

—¿Unos años atrás? ¿Cómo unos años atrás?

Volvió a mirarlo, pero esta vez prestando más atención y creyó reconocer al chico que el día anterior le había vendido el pan. Y no pudo más que especular que era su hermano y comentó:

—Es tu hermano el chico que atiende acá a esta hora casi todos los días.

—Que yo sepa desde hace más de 5 años estoy yo y Ernesto que es el dueño pero a esta hora no hay otra persona que atienda.

—Yo ayer vine a comprar un pan, le quise pagar con 2 pesos y no me lo cobró porque no tenía una moneda de un peso para el vuelto.

—Hace rato que el pan no vale un peso. Por lo menos 4 años.

—Cómo 4 años.

—Sí, usted venía siempre a comprar pan y de vez en cuando factura, fue cuando hacía menos de un año que nos habíamos mudado acá de la otra cuadra y fue en esa época que empecé a trabajar acá. Ud., ¿no tenía un auto verde que lo vendió al poco tiempo?

—Sí, hace unos meses.

—Y su señora tenía unos ojos claros muy lindos.

—Perdón. ¿Qué fecha es hoy? ¿Porque decís tenía?

—Ella se fue del barrio hace unos años.

—¿Cómo hace unos años?, cada vez entiendo menos.

Confundido y más desorientado que antes revisó el diario y al ver la fecha todo tenía menos sentido.

La fecha indicaba que habían pasado 5 años.

Eso no tenía sentido, pero coincidía con lo que había hablado con el portero y el mozo del bar. No podía ser una broma, pero tampoco cierto. Las cosas son o no son. No puede haber otra posibilidad.

Tenía que encontrar una explicación a todo esto que cada vez tenía menos sentido.

Terminó el café mientras repasaba el diario que lo único que hizo fue confundirlo más aún de lo que ya estaba. Si había salido hacía apenas 8 horas, cómo habían pasado 5 años no comprendía el cambio de gobierno: ¿Mauricio presidente? Los precios de las cosas si bien no eran su especialidad habían aumentado a más del doble, al menos el dinero con el que salió a la mañana todavía era legal y servía.

Se acercaba la hora en que Carlitos abriera el taller que por el momento era lo único que podría darle algunas respuestas.

Entonces recordó que el taller de motos ya no estaba.