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Cuentos de las tierras cálidas reúne nueve relatos ambientados en esos lugares del sur donde las playas esconden numerosos secretos y la magia se entremezcla con la realidad y sus historias cotidianas. Desde la India hasta el Caribe asistimos a la odisea de una inmigrante africana a través del Mediterráneo (L' Azalie), el desapego de una niña de Kerala (Luna de seda), la decisión de una misteriosa esposa (Tragedia azul), o la amarga visita de una madre rusa a su hija, instalada en el Caribe (El deshielo). Cuentos que huelen a sal, que te harán reflexionar pero, especialmente, viajar a través de esos escenarios colmados de grandes historias.
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Veröffentlichungsjahr: 2016
Título original: Cuentos de las tierras calidas
©Alberto Piernas Medina, 2015
Ilutración de la cubierta: © Jesús Estudillo Fuentes
ebook by ePubMATIC.com
Para mamá
Cuentos de las tierras cálidas
Alberto Piernas Medina
Índice
1. Tragedia azul
2. Cuento de sombra y mangos
3. Luna de seda
4. La nostalgia del mijo
5. Alas
6. L’Azalie (sous les palmiers)
7. El suspiro de la barraca
8. El niño que encontró un charco
9. El deshielo
Tragedia azul
El viento que, como un suspiro de momia, había penetrado por la ventana rota del desván durante dos semanas cesó una mañana de abril, dejando a medias las radionovelas y cabizbajos los naranjos del jardín. Desde el diván, Matilde pensó en las aguas diáfanas de la Cala del Visir, envuelta en una chaqueta fina de lana negra, como todo su vestuario, como sus pelos enmarañados que brotaban sobre la tez blanca como un cuervo en la nieve. Negros también eran sus ojos, con los que escudriñó la impoluta cocina mientras mordía sus labios hinchados pensando en el almuerzo. Luego analizó la bóveda, las cuatro paredes costumbristas y una buganvilla que, desde el jardín, pretendía conquistar también el interior de la casa blanca y, según creyó una vez, estrangularla. Sin embargo, aquel día iba a permitirle vomitar un último llanto y bañarse en su eco. – Nadie llorará por ti – susurró Matilde para sí misma, mientras se acariciaba el rostro de forma compasiva. Entonces volvió a pensar en el almuerzo.
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