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DAR. La naturaleza de los Reyes te invita a explorar las profundas lecciones de nuestra identidad espiritual y los principios que rigen el Reino de los Cielos. Este libro despliega un paralelo fascinante entre los protocolos terrenales de las monarquías y las instrucciones divinas para acercarnos al Rey de reyes. Desde cómo honrar con humildad y agradecimiento hasta el impacto transformador de las ofrendas sinceras, este libro revela cómo nuestras acciones reflejan nuestra naturaleza real. En un mundo donde la realeza parece olvidada, este libro te recuerda que somos parte de una familia celestial, llamados a vivir y proceder como reyes y sacerdotes. Con ejemplos bíblicos profundos y enseñanzas prácticas, aprenderás a recuperar tu identidad, activar el favor divino y manifestar la gloria de tu Rey en cada aspecto de tu vida. Atrévete a descubrir lo que significa caminar en la cultura real y ser parte activa del Reino que trasciende el tiempo y la eternidad.
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Seitenzahl: 110
Veröffentlichungsjahr: 2025
ZABDIEL GUILLÉN SILVA
Silva, Zabdiel GuillénDar : la naturaleza de los Reyes / Zabdiel Guillén Silva. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-5959-3
1. Narrativa. I. Título.CDD A860
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Prólogo
Oración como ciudadano
Sinopsis
En lo vasto de los tiempos, donde las corrientes culturales y las ideologías parecen inundar cada rincón de nuestra existencia, surge una obra que nos invita a detenernos, reflexionar y redescubrir una verdad permanente: somos parte de un Reino que trasciende lo terrenal, y nuestra conexión con él es más vital que nunca.
Como padre espiritual del autor, he tenido el privilegio de ser testigo del nacimiento de esta obra, que brota desde lo más profundo del corazón de alguien que no solo escribe, sino que vive cada palabra. Este libro no es simplemente una compilación de pensamientos o un ensayo académico; es un llamado a la acción, un recordatorio de nuestra herencia espiritual y un mapa para navegar en el camino hacia una relación más íntima con nuestro Rey celestial.
“Dar, La naturaleza de los reyes” es una guía que nos conduce a explorar los protocolos y principios del Reino de los Cielos. En sus páginas, encontrarás la riqueza de las Escrituras desmenuzada con delicadeza y presentada con claridad. Un libro diseñado para confrontar nuestra cotidianidad, desafiándonos a salir de la rutina religiosa para abrazar una vida en constante reverencia y adoración. Uno de los aspectos más impactantes de este libro es cómo redefine nuestra comprensión de la humildad, la obediencia y el honor. A menudo, en el ajetreo de nuestras vidas modernas, olvidamos que acercarnos a nuestro Creador requiere más que oraciones rápidas o actos superficiales. El escrito nos enseña cómo nuestras acciones, pensamientos y actitudes reflejan nuestra verdadera comprensión de Quién es Dios y cuán profundamente lo valoramos.
El autor nos lleva de la mano a través de un viaje que comienza con una mirada introspectiva hacia nuestra propia postura espiritual. ¿Estamos preparados para entrar en la presencia del Rey? ¿Entendemos lo que significa llevar una ofrenda digna, no solo en términos materiales, sino también en nuestra entrega total a Su voluntad? Estas preguntas, lejos de ser retóricas, nos invitan a examinar nuestras vidas y redescubrir el gozo de vivir como ciudadanos de un Reino eterno.
Es digno de destacar cómo el autor utiliza ejemplos tanto de las Escrituras como de la historia para ilustrar los principios del Reino. Desde la visita de la reina de Sabá al rey Salomón hasta las enseñanzas de Jesucristo sobre el dar, cada relato está meticulosamente analizado para extraer lecciones prácticas que podemos aplicar hoy en día. Además, se nos recuerda constantemente que no somos mendigos en el Reino de Dios, sino reyes y sacerdotes llamados a reflejar Su gloria en todo lo que hacemos.
Una de las enseñanzas más valiosas de este libro es la importancia del honor. En un mundo donde la irreverencia y la falta de respeto se han normalizado, el autor nos recuerda que honrar a Dios no es opcional; es una expresión de nuestra comprensión de Su majestad. Este honor se manifiesta en cómo vivimos nuestras vidas, en las decisiones que tomamos y en cómo tratamos a los demás. Es un reflejo de nuestra relación con el Rey y una declaración de nuestra lealtad a Él. Cada página está impregnada de una pasión por Dios y un profundo deseo de ver a otros experimentar la plenitud de Su Reino. Este libro es un testimonio vivo de lo que puede suceder cuando alguien se rinde completamente a la guía del Espíritu Santo.
Te invito a que leas este libro con un corazón abierto y dispuesto. Permítete ser desafiado y transformado por sus enseñanzas. Cada palabra está diseñada para inspirarte a vivir una vida que refleje la belleza y la majestad del Rey de reyes. Este no es un libro para leer rápidamente y dejar de lado; es una obra para meditar, discutir y aplicar.
“Dar, La naturaleza de los reyes” es un faro que nos llama de vuelta a lo esencial. Nos recuerda que, aunque somos ciudadanos de una tierra temporal, nuestra verdadera ciudadanía está en el cielo. Y como tales, estamos llamados a vivir de manera digna de nuestro llamado, reflejando en todo momento el carácter y la gloria de nuestro Rey.
A medida que avances en este viaje, mi oración es que encuentres una renovada pasión por tu relación con Dios y un entendimiento más profundo de lo que significa ser parte de Su Reino. Que cada página te lleve más cerca de Él y te inspire a vivir una vida que honre Su nombre.
Con amor y oración,
Ap. Jorge Pompa
Ministerio Internacional Fuente de Vida
Monterrey, Nuevo León - México
En un mundo en constante cambio, donde las culturas y tradiciones se diluyen bajo el ritmo acelerado de las sociedades modernas, emerge la necesidad de rescatar los valores y principios que trascienden el tiempo. Este libro se adentra en los protocolos que rigen la relación entre la humanidad y la realeza celestial, una temática profundamente relevante en un contexto donde lo espiritual muchas veces queda en segundo plano frente a lo cotidiano.
A través de un enfoque reflexivo y fundamentado, el lector es invitado a explorar los principios esenciales que nos guían en la presencia del Rey de reyes, reconociendo su majestad, reverencia y la importancia de nuestras acciones como ciudadanos del Reino de los Cielos. Este análisis no solo rescata los aspectos formales de la adoración y la honra, sino que también nos devuelve a una identidad espiritual que nos define como hijos y herederos de un Reino eterno.
Este libro busca ser una brújula, recordándonos que cada acto de humildad, gratitud y obediencia no es simplemente un gesto, sino un reflejo de nuestro entendimiento profundo del privilegio de estar en la presencia del Gran Rey. Así, lo invitamos a recorrer estas páginas con un corazón dispuesto a aprender, reflexionar y redescubrir su lugar en la familia real celestial.
Ap. Max Hebeling
Revival & Kingdom Ministries, Inc.
San Diego, California USA
Los protocolos para visitar a un rey
En México, como en la mayoría de los países, las monarquías o reinados se han ido extinguiendo a lo largo de los años. La mayoría de las naciones se han convertido en democracias, y esto le ha quitado demasiado sentido al propósito principal de nuestro reino: el reino de los cielos.
Aunado a eso, las religiones han agregado tradiciones, costumbres, rituales y maneras de proceder, diluyendo casi por completo la cultura, los protocolos, las leyes, la moral y la ética de nuestra realeza espiritual como parte de la familia real.
En tiempos pasados, el comportamiento protocolario, cuando nos visitaba un personaje real, exigía tener muy en cuenta algunos de los siguientes protocolos:
- Deben saludar con una reverencia (las mujeres doblando la rodilla derecha e inclinándose; los hombres deben agacharse ligeramente).
- Al rey no se le hacen preguntas, y si acaso se dirigieran a él, siempre se le habla por “Su Majestad”. Nada de “Don Enrique” o “Doña Isabel”.
- Y, por si a alguno se le ocurre decir: “En unos minutitos comenzamos, nada más que llegue el Jefe de Gobierno o el director del...”. ¡Nada!
Al rey nunca se le hace esperar; al contrario, todos lo esperan a él. De modo que, cuando haga su entrada, se puede dar por hecho que el evento comenzó.
Entre las reglas básicas a seguir para tratar a un monarca, tal como indicaría uno de los maestros del protocolo, “chambelanes” o mayordomos mayores de la Corte, están:
- Al rey no se le habla hasta que él dirija la palabra.
- Si se da el caso de que le dirija la palabra a alguien, este debe responder siempre antecedido por la frase: “Su Majestad”.
- Al igual que ellos, se debe guardar un profundo sentido de la privacidad y un extremado control sobre sí mismos.
- Está prohibido fotografiar a los reyes cuando comen. De ahí que, en los banquetes oficiales de gala, únicamente se permiten imágenes de los brindis.
- No debe haber acercamientos porque los reyes siempre guardan su distancia.
- Nunca mirarlos fijamente.
- Los apretones de mano, abrazos y besos para con los nobles están prohibidos; la reverencia es suficiente. En todo caso, son los miembros de la realeza quienes deciden el tipo de saludo. Entre menos contacto físico, mejor; la gente no debe tomar libertades en el tipo de saludo.
- No pasar antes que él o ella ni decirle “con permiso”. Bueno, esto es casi impensable por el equipo de seguridad que acompaña al soberano.
- No se debe coincidir en el color de vestido que eligió la reina.
- Al dirigirse hacia ellos, debe hacerse como “Su Alteza Real”.
- Si se entona el himno de su reino, es obligatorio ponerse de pie.
En nuestro reino celestial, algunos de estos protocolos son totalmente opuestos, y otros se asemejan y son parte de nuestra realeza celestial.
Dios, en su palabra, nos va enseñando la manera en que debemos presentarnos ante Él, con qué reverencia, cómo quiere que le llamemos, si podemos ver su rostro o no, la manera en que debemos acercarnos y cómo Él guarda su distancia con cierto tipo de personas, si podemos pasar o ir a un lugar con o sin su permiso, la manera correcta en que debemos cantarle, adorarle, postrarnos, y si nuestra vestimenta, sobre todo espiritual, puede coincidir con la de Él o no. Todo esto con el fin de culturizarnos y familiarizarnos con nuestra nación de los cielos.
Por ejemplo, solo por mencionar algunos, cuando entras a su palacio lo debes hacer de esta manera:
Se entra teniendo acciones de gracias y alabanzas hacia Él
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. 5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” (Salmo 100:4-5 RV 1960).
Se entiende que cuando una persona va por primera vez a la casa de nuestro Rey no tenga idea de que es parte de nuestro protocolo entrar teniendo acciones de gracias. Ellos solamente ven que se entonan canciones rápidas y lentas, después pasan a dar dinero, alguien habla con el micrófono y, finalmente, termina orando por ellos, pero no saben que es parte de nuestro protocolo real como ciudadanos del reino de los cielos tener acciones de gracias. Lo grave es que gran parte de la ciudadanía del cielo ignore este requisito, que es el que los prepara para tener esa audiencia con su Rey.
Algunos ciudadanos entran con quejas o murmuraciones acerca del estacionamiento, de la silla, del aire acondicionado, del sonido que está muy fuerte, del color de la pintura; no les gusta lo que se canta, y si los mueven de lugar se molestan, ignorando que por ese tipo de comportamiento son serios candidatos a no calificar para estar en la presencia de ese Rey. Muchos asisten a la iglesia con ese tipo de acciones, y por eso no pueden tener un encuentro real con Él.
Se entra teniendo un corazón humilde
“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente” (Salmo 51:17: TLA ).
La humildad es lo contrario al orgullo; es una condición de sentirse inferior. Una condición de humildad es aquella que considera a la otra persona como superior a ella y está dispuesta a escuchar y aprender el consejo o dirección para ser mejor en la vida. De esta manera, el individuo ha desarrollado una conciencia de sus propias limitaciones y debilidades, y obra en consecuencia.
En nuestro reino, la humildad es la actitud virtuosa que se debe observar ante Dios, ante su superioridad y perfección, y en plena conciencia de que ha sido Él quien nos ha concedido la gracia de la existencia.
También en nuestra nación del cielo, la humildad implica reconocer la propia pequeñez ante el misterio de la vida, aceptar la igual dignidad de todos los seres humanos y someterse a la voluntad de Dios, apreciada como buena, agradable y perfecta. En este sentido, nuestro Rey aconseja:
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:5 RV 1960).
En este versículo se nos invita a vestirnos como Él, con humildad. En otras palabras, quiere decir que, si no se tiene la vestimenta apropiada de humildad, tu audiencia con el Rey también está en peligro. Y sí, también hay un porcentaje de ciudadanía que quiere presentarse ante nuestro Rey Jesús con orgullo en su corazón. Estas personas llegan con ideas, pensamientos y maneras de proceder o avanzar en cualquier ámbito, y las consideran superiores a cualquier otra idea porque no han desarrollado una conciencia de humildad ante Dios como su Rey y Señor. Por lo tanto, no logran tener esa audiencia con Él debido a que no cumplen con este protocolo de nuestro reino.
¿En nuestro reino, de qué nos privamos si no nos presentamos con humildad?
a) El Rey le resiste