De Cero A Héroe - Wanda Montanelli - E-Book

De Cero A Héroe E-Book

Wanda Montanelli

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Beschreibung

”En los encuentros televisivos cotidianos, en los editoriales de la prensa o en los reportajes sobre crímenes, el único motivo que parece mover a la gente es la circulación o la audiencia. Por lo demás, cierran los ojos. A nadie le interesa saber que cuanto mayor sea la audiencia, más enlaces en twitter, o 'likes' en facebook, más efectiva será la inseminación de la violencia gratuita. Se llama emulación y, en psicopatología de la comunicación, ”efecto Werther”.
Nuestra sociedad está llena de individuos frustrados que atribuyen sus fracasos al mundo que les rodea, y puede ocurrir que ciertos parias que se califican a sí mismos en un nivel más bien bajo en la escala social, consideren un camino para ser promovidos a un nivel superior, y por lo tanto decidan atribuirse a sí mismos la condición de héroes dignos de figurar en las primeras páginas de los periódicos. En consecuencia, pueden actuar empuñando un arma deflagradora en busca de comprobaciones que conviertan su mera existencia en algo legendario; tanto que se hable de ello durante días, meses, años. Un verdadero avance. De Cero A Héroe: de nadie a héroe”.

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Wanda Montanelli,

De cero a héroe. Cuando la publicidad gratuita convierte a los criminales en héroes

Año de publicación: 2022

Traductor: Jorge Ledezma

Primera edición en italiano: junio 2019

www.argentovivoedizioni.it

WANDA MONTANELLI

De cero a héroe

Cuando la publicidad gratuita

convierte a los criminales en héroes

De cero a héroe

A quien cree que no todo está perdido…

A los comunicadores que hacen su trabajo

un viaje perpetuo a espacios inexplorados.

El efecto Werther debido a la propaganda mediática es un regalo desproporcionado a la delincuencia: la de las agresiones a las mujeres, las masacres pseudo-religiosas, los suicidios, el acoso escolar.

"[...] este efecto también funciona para acciones tan diversas como los actos de violencia o, por el contrario, los actos heroicos. El requisito es que se publiciten y que el destinatario sea una persona similar, o que se sienta similar, al protagonista del episodio narrado". (Giorgio Nardone y Paul Watzlawick, El arte del cambio)

Prefacio

Acepté con gusto escribir el prefacio del libro de la Dra. Wanda Montanelli por la actualidad del tema, relativo a las estrategias de comunicación humana, investigadas sobre todo en las repercusiones sociales del Efecto Werther, en diferentes y compuestas formas emulativas suicidas u homicidas..

La estructura del libro hace especial hincapié en los posibles efectos perniciosos de los contenidos violentos transmitidos a través de los medios de comunicación de masas, y cabe señalar a este respecto que los numerosos estudios realizados sobre la existencia de relaciones entre la violencia transmitida y el aumento de las acciones delictivas, como factor de imitación patológica de la reprobación social, han llegado a resultados bastante contrastados, lo que refleja las corrientes de pensamiento discordantes que se han desarrollado a lo largo de los años con respecto a este problema.

Sin embargo, el hecho en el que sí coinciden los estudios es el relativo al impacto de los contenidos violentos en los niños y la consiguiente intención de reducirlos al menos en aquellos programas que pueden ser recibidos por un público juvenil. Para ello, ha surgido la necesidad de tomar medidas, estableciendo códigos de autorregulación, que regulen la relación entre los menores y los medios de comunicación.

Esto se hizo necesario ante la preponderancia de los resultados que confirman la existencia de una relación entre la violencia observada en la pantalla y el posterior comportamiento agresivo de los espectadores (Andison S. "Tv violence and viewer aggression: a cumulation study results 1956-1976" en Public Opinion Quaterly. 3. 1977).

Las investigaciones más recientes a este respecto se han centrado en la posibilidad de identificar contramedidas para reducir el impacto de la violencia mediática en los espectadores. Waddell y sus colegas (2019) observaron que la violencia en los medios de comunicación suele ir acompañada de señales de desvinculación moral que permiten a los espectadores minimizar las preocupaciones morales que generalmente evoca la violencia en la vida real (Waddell, Bailey, Davis, 2019). Estos datos coinciden con las conclusiones de investigaciones anteriores (véase, por ejemplo, Hartmann et al., 2014) que observan que los contenidos violentos de los medios de comunicación suelen ir asociados a mensajes de desvinculación moral, que hacen que la violencia representada parezca justa, necesaria o sin consecuencias reales. De nuevo, Tsay-Vogel y Krakowiak (2016), observan que el agrado en los espectadores de contenidos mediáticos violentos aumenta cuando hay mensajes asociados de falta de sinceridad moral, que restan importancia al comportamiento agresivo (por ejemplo, cuando la violencia se presenta en una lucha del bien contra el mal) o se restan importancia a las características de las escenas violentas (por ejemplo, dando una representación menos realista de la sangre). Pues bien, Waddell y sus colegas observan que la presentación de contenidos/señales eudemónicas, que activan reacciones emocionales de bienestar y prosocialidad, antes de las imágenes violentas, disminuye el gusto de los espectadores por estas últimas. En esencia, se trata de provocar una activación prioritaria de las emociones morales. Estas observaciones son cruciales, ya que aportan pruebas de la posibilidad de gestionar el impacto de la violencia mediática en los espectadores, minimizando sus consecuencias psicológicas y de comportamiento. Sin embargo, otro hallazgo esencial es que los propios medios de comunicación pueden ser un vehículo para la adopción de medidas eficaces y no sólo para los efectos negativos de la violencia representada.

Todo el equipo del Istituto Internazionale di Scienze Criminologiche e psicopatologico-forensi (Roma), que presido, ha recogido innumerables testimonios internacionales sobre la combinación de medios de comunicación de masas - comportamientos suicidas y homicidas con relativos atestados al respecto.

Al recordar los estudios de David Phillips sobre el efecto Werther, que afectan a la esfera del suicidio, el camino de la exploración conduce a los ulteriores motivos de alarma que siguieron a sus trabajos sobre la delincuencia, y a la conclusión a la que llegó el sociólogo californiano sobre el carácter imitativo de los asesinatos ampliamente difundidos.

Se trata de hallazgos a los que hay que prestar la debida atención, sin juicios conceptuales preconcebidos. Por otra parte, creemos que ya constituiría un "comportamiento criminógeno" por parte de nosotros, los investigadores, ocultar tanto a nosotros mismos como a la opinión pública algunas investigaciones peculiares sobre el tema "Manipulación y medios de comunicación de masas", como la de J. A. Motto 1970, o análisis más recientes recogidos en la literatura internacional más acreditada sobre el tema de los medios de comunicación de masas y la agresión (Clark ch. 1994; Berry G., Asamen J.K. 1992; Palermo G. 1995; Zanacchi A., 1994; De Fleur M., Ball-Bokeak J. 1995); (véase también la investigación de Gentile, Berch, Choo, Khoo, Walsh, 2017; Bushman, Gollwitzer, Cruz, 2015; Krahè y Bushing, 2015; Bushman, Huesmann, & Whitaker, 2009; Krahé, 2013; Anderson et al, 2010; Bushman & Huesmann, 2006; Ferguson & Kilburn, 2009; Greitemeyer & Mügge, 2014 con respecto a los efectos de la violencia mediática en la agresión en niños en desarrollo;).

En la misma línea se sitúan los estudios sobre los fenómenos de los Baby Killers y los Asesinos en Serie con las investigaciones más avanzadas sobre el tema del Crimen y la Publicidad de Fredly y Goldfarb, así como sobre el tema del Yo de los Medios de Comunicación de Masas y la heteroagresividad de Phillips y Bollen, que exponen la opinión convencida y probada de que debido a una combinación de factores individualizados y por ahora bien codificados una vasta categoría de sujetos vulnerables y receptivos son víctimas de la fascinación de las emociones, experiencias y sentimientos heteroinducidos por los propios Medios de Comunicación de Masas, que por lo tanto constituyen verdaderas "pistas de comportamiento" a imitar.

Sin embargo, en el contexto del eterno debate sobre si el visionado de escenas agresivas sólo supone una catarsis que nada tiene que ver con la manifestación de los instintos agresivos o viceversa, la teoría más actual sobre la ampliación de los filtros conductuales y las mallas de frenos inhibitorios que separan lo permitido de lo no permitido, llegando al dictado intrapsíquico: "si otros lo hacen, yo también puedo hacerlo".

La autora, periodista y minuciosa investigadora de los fenómenos comunicativos y de las estrategias de comunicación, apuntó en su texto el aspecto de los costes sociales de la violencia y la incongruencia que se encuentra en la gestión de los medios de comunicación, cuando la notitia criminis puede surgir como una oferta gratuita de publicidad homicida cada vez que se emiten noticias de forma enfatizada; hasta el punto de que casi resulta una forma de concesión obsequiosa al narcisismo y a la sed de propaganda de ciertos sujetos del mundo criminal.

La observación del redactor comprueba también la relación entre los elevados costes publicitarios que se ofrecen, a quien pretende hacer uso de ellos para promocionar una actividad, con parámetros precisos en la relación entre la duración del spot y el precio a pagar, también en relación con la franja horaria de emisión y la audiencia a la que se dirige; poniendo de manifiesto que la medida de coste-rendimiento que tanto se cuida en la contractualización entre la Red y el empresario, desaparece por completo en las fases de divulgación delictiva prolongada, acentuada y gratuita.

El texto acredita, en las intenciones de la autora, un nuevo punto de vista sobre los méritos y deméritos de la popularización mediática, además de los juicios probados de sugestión, persuasión y manipulación de los medios de comunicación, con argumentos sobre los costes sociales y/o puramente económicos de la comunicación cuando se emite de forma carente de lecturas profundas sobre el valor intrínseco del mensaje.

Vincenzo Maria Mastronardi

Referencias:

Anderson CA, Shibuya A, Ihori N, Swing EL, Bushman BJ, Sakamoto A, Saleem M. (2010).

Violent video game effects on aggression, empathy, and prosocial behavior in Eastern and Western countries: A meta-analytic review.

Psychological Bulletin, 136, 151– 173.

Andison S. “Tv violence and viewer aggression: a cumulation study results 1956-1976” in Public Opinion Quaterly.

3. 1977

Berry G., Asamen J.K. Children and television Sage publications Beverly Hills California 1992;

Bushman BJ, & Huesmann LR. (2006). Short-term and long-term effects of violent media on aggression in children and adults. Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, 160, 348–352.

Bushman BJ, Gollwitzer M, Cruz C. (2015). There Is Broad Consensus: Media

Researchers Agree That Violent Media Increase Aggression in Children, and Pediatricians and Parents Concur. Psychology of Popular Media Culture, Vol. 4, No. 3, 200–214.

Bushman BJ, Huesmann LR, & Whitaker JL. (2009). Violent media effects. In R. L. Nabi & M. B. Oliver (Eds.), The Sage handbook of media processes and effects (pp. 361–376). Los Angeles, CA: Sage.

Clark ch. La violenza in TV in Popper K. E Condry I “Cattiva maestra televisione” Reset Donzelli ed.

Milano 1994;

De Fleur M., Ball-Bokeak J. Teorie della Comunicazione di Massa, Il Mulino Bologna 1995.

Ferguson CJ, & Kilburn J. (2009). The public health risks of media violence: A meta-analytic review. The Journal of Pediatrics, 154, 759– 763.

Gentile, Berch, Choo, Khoo, Walsh (2017).

Bedroom Media: One Risk Factor for Development. Developmental Psychology, Vol. 53, No. 12, 2340–2355.

Greitemeyer T, & Mügge DO. (2014). Video games do affect social outcomes: A meta-analytic review of the effects of violent and prosocial video game play. Personality and Social Psychology Bulletin. Advance online publication.

Hartmann, T., Krakowiak, K. M., & Tsay-Vogel, M. (2014). How violent video games communicate violence: A literature review and content analysis of moral disengagement factors. Communication Monographs, 81(3), 310–332. doi: 10.1080/ 03637751.2014.922206.

Krahè B and Bushing R. (2015). Breaking the Vicious Cycle of Media Violence Use and Aggression: A Test of Intervention Effects Over 30 Months.

Psychology of Violence, Vol. 5, No. 2, 217–226.

Krahé B. (2013). The social psychology of aggression (2nd ed.).

Hove, UK: Psychology Press.

Palermo G.B. Comportamento criminale adolescenziale. La violenza televisiva è una delle cause?

“Leadership” 1 p-p 14-15 Cesil Milano 1995;

Tsay-Vogel, M., & Krakowiak, K. M. (2016). Effects of hedonic and eudaimonic motivations on film enjoyment through moral disengagement. Communication Research Reports, 33(1), 54–60. doi: 10.1080/ 08824096.2015.1117443.

Waddell TF, Bailey E, and Davis SE. (2019). Does Elevation Reduce Viewers’ Enjoyment of Media Violence? Testing the Intervention Potential of Inspiring Media. journal of Media Psychology, 31(2), 103–109 DOI: 10.1027/1864-1105/a000214.

Zanacchi A, A Dolus Bonus La pubblicità tra servizio e violenza Koinè Roma 1994.

Vincenzo Maria Mastronardi

Psiquiatra, psicoterapeuta y criminólogo clínico, profesor de Teoría de la Desviación y Criminogénesis en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Estudios Internacionales, ex director de la Cátedra de Psicopatología Forense Departamento de Neurología y Psiquiatría Universidad de Roma Sapienza.

Índice

1.De cero a héroe

2. El cyberbullying

3.La mujer, su libertad para decidir

4.La novela de Goethe y el efecto Werther

5.Baby killers, asesinos seriales

6.Efecto Werther: de los suicidios a los asesinatos

7. Internet "Regalo de Dios"

Rai, tarifas publicitarias

BIBLIOGRAFÍA

1.De cero a héroe

Un homenaje a la violencia

La propaganda cuesta mucho. Cuesta para todo el mundo, excepto para el mundo del crimen al que se le otorga pródigamente. Para el ámbito de la delincuencia, la publicidad es gratuita y se extiende a los espacios de los principales periódicos que valen millones. Son regalos a la criminalidad en nombre de una información enferma que se alimenta a sí misma en proporción a los crímenes de los que a veces es concurrente y cómplice.

¿De qué estoy hablando?

Del efecto Werther generalizado a la delincuencia común, al crimen pasional, al terrorismo. Me refiero a la escuela de la violencia que desde la profecía de Popper1 se describió por los efectos nocivos que causaba a sus usuarios y que, sin embargo, sigue dotada de despreocupación y analfabetismo mediático, quizá incluso de un poco de perfidia en el gusto por las descripciones sangrientas de una sociedad reducida a la alienación visual de sí misma.

Lo que quiero decir es que ignoran deliberadamente el hecho de que el mal es tan contaminante como, y peor, un virus. Algunos gestores de información manejan este delicado asunto como si fueran jabalíes encerrados en una vitrina. No ven el destrozo que ellos mismos producen. Están deslumbrados por el clamor de la primicia del momento, por la retroalimentación sobre su propio trabajo que se busca con avidez en el número de lectores, oyentes, espectadores, enlaces. En definitiva, cada día muchos se glorían de la multiplicación virtual, y por tanto real, del delito. En las tertulias, en las que alólogos, psicólogos, políticos, presentadores visitantes, compiten por ser invitados, no surge más que la incorregible temeridad con la que se desgrana la materia ensangrentada: el dolor, la alienación, el desprecio por la humanidad.

En los encuentros televisivos diarios, en los editoriales de la prensa o en los reportajes, el único motivo que parece mover a los iniciados es la circulación o la audiencia. Por lo demás, cierran los ojos. A nadie le importa que cuanto mayor sea la audiencia, los enlaces en twitter, o los "likes" en facebook, más efectiva será la inseminación de la violencia gratuita. Se llama emulación y, en psicopatología de la comunicación, "efecto Werther".

El decoro, la pietās, la dignidad, el respeto al cuerpo humano, dan paso a la sobreexposición del mal, a la cosificación de los cuerpos, de los trozos de cuerpos humanos expuestos como mercancía a la venta en los grandes almacenes, en la carnicería.

El cuerpo virtual y el cuerpo real

Un aspecto especialmente ignorado del efecto Werther es la frontera -mal definida- entre el cuerpo virtual y el de carne y hueso. Por la equivalencia que se establece entre el sujeto de la imagen y el real: muerto, vencido, destrozado en las películas de entretenimiento, o en los juegos de playstation. El ejercicio diario de la escuela del cinismo -absorbido desde la infancia- favorece la asimilación de la brutalidad al igual que la gimnasia para fortalecer los bíceps. Pero aquí, más bien, se fortalece el abdomen del usuario de la violencia, en cuyo espacio entra todo; el aparato se templa escena tras escena, día tras día, y como por una especie de vacuna antináuseas, las paredes del estómago se desarrollan libres de regurgitación, para poder observar los cuerpos disecados sin vomitar.

Es doctrina administrada en dosis masivas, es adiestramiento en la maldad acompañado de imágenes en la televisión, vídeos en línea, filmaciones a menudo enriquecidas sin piedad por sonidos y gritos atroces de dolor; no es más que un homenaje a la brutalidad. Brutalidad virtual, pero similar.

Falta el olor a sangre, pero los que pasen del aprendizaje al crimen real también lo tendrán, y podrán experimentar pedestremente el camino del crimen aprendido en las escenas del crimen interiorizadas, secuencia tras secuencia, como alimento "inmaterial", junto con el pan con mantequilla y la mermelada en el desayuno.

No basta con mostrar, también se quiere explicar el horror

Hay que tener en cuenta que la propaganda gratuita del crimen no termina con la difusión redundante de imágenes brutales y cuerpos destrozados. Continúa, en la operación de "evisceración", definida a través de palabras una tras otra, en el lenguaje a veces incoherente, a menudo paradójico con el que se pretende demostrar lo indemostrable: Los motivos del crimen, la historia del asesino, su agitación emocional; los agravios relativos que sufrió de niño, la incomprensión de los demás hacia él, como podría ser la de una abuela de mirada severa, o la de un padre-madre que le infundió miedo; en fin, las justificaciones -como gota que cava una piedra- argumentando sobre la nada, transforman al sujeto "promovido" de criminal en víctima plausible.

¿Víctima de quién? ¿De la esposa que, cansada de las palizas, quería el divorcio? ¿De los científicos que afirman que el ADN es una prueba irrefutable?

Según las conjeturas de los astutos expertos, nunca se demuestra la culpabilidad: los abogados partidistas, los sabelotodos que buscan fama, los psicólogos contrarios, ofrecen agotadoras exposiciones de sí mismos, con una aritmética imposible de escuchar en programas temáticos de la radio o durante la sobremesa. Todos los medios de propaganda son buenos para enredar las cartas y alimentar la duda del fumus persecutionis, junto con sus abultados honorarios.

Los abogados-analistas

No juraría por la mala fe de los que se dedican a la defensa del delito, pero ¿sabe lo que la mayoría de la gente piensa de ciertos abogados-analistas? Muchos están convencidos de que lo que les mueve es el dios dinero, la sed de fama, el narcisismo.

La forma de actuar de algunos defensores suele desagradar a personas que no entienden la defensa de personajes reprobables por los que no gastarían ni un céntimo.

"¿Qué piensan los italianos de los abogados?", el informe de Censis sobre la abogacía italiana, encargado por la Cassa Forense, informa de que el 82% de los encuestados piensa que los abogados están demasiado orientados a las ganancias, y el 40% se queja de la baja calidad profesional de muchos abogados.2 Tanto es así que recientemente se ha inaugurado un nuevo periódico, "Il Dubbio", dirigido hasta hace poco por Piero Sansonetti.3 El Consejo Nacional de la Abogacía, al que pertenecen unos 240.000 abogados italianos, lo quería. El objetivo del periódico es publicar -junto con artículos de interés general- "el punto de vista recurrente de los abogados que no suele encontrar espacio en los medios de comunicación nacionales". Con el objetivo, según Sansonetti, "de intentar mellar la opinión generalizada que considera el derecho a la defensa como algo secundario, que considera a los magistrados como defensores de la justicia y a los abogados como cómplices de los delincuentes".

Conozco personalmente a estimados abogados que dan sentido y lustre a su categoría. Pero si la opinión común es la expuesta anteriormente, creo que algunos abogados defensores deberían hacerse algunas preguntas.

Antes, los abogados hablaban con su cliente; lo protegían a ultranza si estaban convencidos de su inocencia o, cuando percibían indicios de culpabilidad, le aconsejaban que confesara. No creo que se necesite mucho tiempo para saber si un hombre que se apoya en un abogado de confianza es inocente o no. Defender a su cliente en conciencia está entre los deberes de un abogado, así como creo que le corresponde igualmente velar por que la verdad salga a la luz y disipe todas las dudas sobre el delito.

Hoy ya nadie se confiesa

Existe un deber de veracidad recogido en el código deontológico de los forenses4 en el artículo 50. La opinión común -no sé hasta qué punto se corresponde con la verdad- es, en cambio, que son los propios abogados los que dan el sermón a su cliente: sugiriéndole lo que debe decir, lo que debe callar, o incluso negarlo todo, hasta las pruebas. Pero el Estado de Derecho protege la inocencia, no la mentira; tiene en cuenta las circunstancias atenuantes, la condición mental del acusado. Desde luego, no apoya el engaño en perjuicio de la víctima, sus familiares y la propia institución de la justicia.

Si los asesinos confesaran, si las personas limítrofes que están madurando posibles crímenes futuros supieran que una vez que se cruza la línea que lleva al asesinato, no hay vuelta atrás; si se entendiera claramente que no se puede inventar la inocencia, ni siquiera con brillantes abogados príncipes de la abogacía, las cosas serían diferentes. Si se entendiera claramente que al delito le sigue la "certeza del castigo", ¿cuántos seres humanos podríamos salvar de aquí al futuro infinito? Habría mucha más gente viva, no por amabilidad con los criminales embrionarios, sino porque la posibilidad recóndita de salir impune de un asesinato -incluso con la ayuda de un buen abogado- puede ser un estímulo para el crimen. Por otro lado, la certeza de ser castigado y de pagar la deuda con la justicia y la indemnización, incluida la económica, a los familiares de las víctimas, sin resquicios, puede ser un poderoso elemento disuasorio.

En el mundo forense, es bastante singular y más merecedor de estima el abogado Aldo Scuderi que, en el programa "¿Chi l'ha visto?", ha defendido en varias ocasiones a su cliente Christian Leonardi, sospechoso de asesinar a su esposa Eligia Ardita. Sin embargo, cuando las pruebas de la culpabilidad del hombre eran tales que dejaban poco espacio para la duda, actuó a favor de la verdad, y junto con el hermano del acusado, después de hablarle con franqueza, acompañó a Leonardi a la comisaría.

Ciertamente, el abogado Scuderi descartó cualquier complicidad y artificio defensivo, dirigiéndose claramente a su cliente y facilitando la aparición de los hechos reales.

Posteriormente, Leonardi fue asistido por otro abogado y se retractó de su confesión. Pero es evidente, en este como en muchos otros casos, la desvergüenza del comportamiento del sospechoso cuando pretende salirse con la suya, a pesar de la evidencia de los hechos.