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A lo largo de nuestra vida, tomamos entre cinco y siete Decisiones vitales: ¿qué carrera sigo? ¿Seguimos juntos o lo dejamos? ¿Tengo un hijo o no? ¿Cambio de empresa? ¿Dejo el empleo? ¿Compro o alquilo? Ya sea en el ámbito profesional o personal, nuestra vida se articula en estas decisiones. Sin embargo, no somos conscientes de los criterios y los patrones que suelen guiarnos en la toma de decisiones. Con este libro, descubrirás cuál es tu manera de decidir y aprenderás a tomar tus próximas decisiones de un modo más efectivo y en mayor consonancia con tus objetivos.
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Seitenzahl: 98
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Decisiones vitales
Lo difícil no es decidir, sino saber qué quiero
Pep Marí
Primera edición en esta colección: enero de 2024
© Pep Marí, 2024
© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2024
Plataforma Editorial
c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona
Tel.: (+34) 93 494 79 99
www.plataformaeditorial.com
ISBN: 978-84-10079-05-2
Diseño de cubierta: Sara Miguelena
Fotocomposición: Grafime S. L.
Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).
Quiero partir de una cita fantástica del filósofo estoico LUCIO ANNEO SÉNECA: «Cuando veas una pequeña luz brillar, síguela. Si te lleva al pantano, ya saldrás. Si no la sigues, pasarás el resto de tu vida preguntándote si aquella luz era tu estrella».
Me hace ilusión dedicar esta guía a todas aquellas personas que han visto una luz brillar y han tenido el coraje de seguirla. Para todas ellas, mi más profunda admiración. Al hacerlo, han mejorado su mundo y el de todos.
Por favor, dime cuántas veces realizas a diario cada una de estas acciones:
Despejar una incógnitaTraducir al latínCalcular una aceleraciónFormular un ácidoHacer un comentario de textoDibujar un cubo en tres dimensionesConstruir una torre con palillosRecitar de memoria una declinaciónAnalizar sintácticamente una fraseSubir por una cuerda¿Ninguna? No me tomes el pelo. Lo aprendiste en la escuela y en el instituto. Tus padres pidieron a unos excelentes profesores y profesoras que te lo enseñaran. Si no lo practicas, lo olvidarás. Entonces ni su inversión, ni la tuya, habrán valido la pena.
Y ahora, dime… ¿Cuántas decisiones tomas cada día? Muchas, ¿verdad? Y decisiones importantes, en un mes, ¿cuántas acabas tomando? Más de veinte, seguro. Y a lo largo de tu vida, ¿cuántas decisiones vitales, de aquellas que marcan tu existencia, has debido tomar? De estas, probablemente muchas menos, quizá no más de diez. Pero cada una de estas diez ha significado un antes y un después en tu vida.
Y, sin embargo, nadie nos educa para tomar decisiones. Curioso, ¿no?
Si me permites una comparación, es como si nadie nos enseñara a andar. No podríamos desarrollarnos como personas. Pues tomar decisiones es andar por la vida. Y a eso, de momento, nadie nos enseña. Por lo menos, nadie lo hace de una forma clara, práctica y sencilla.
Así que agradezco a los planes de estudio la oportunidad que me brindan de complementar la formación que ofrecen a sus alumnos. Si hubieran pensado en todo ahora yo no podría escribir este libro.
Si tuviese la posibilidad de elaborar los planes de estudio escolares creo que solo deberían existir dos asignaturas: aprender a pensar y aprender a relacionarse. Dominando estas dos materias, si realmente te interesa, puedes aprender todas las demás. En la primera, entre otros muchos temas, tendría cabida una guía práctica para tomar decisiones.
Dado que no puedo realizar ninguna aportación en los currículos escolares, pero siempre se está a tiempo de aprender, decidí compartir en este libro cuanto he aprendido sobre el proceso de la toma de decisiones.
Una aclaración para terminar de presentar este libro. Soy consciente de que la mayoría de las decisiones se toman a una velocidad vertiginosa y de una forma inconsciente. Quiero centrarme en el resto de las decisiones: esas pocas elecciones deliberadas que se toman a cámara lenta. Quizá las primeras, las inconscientes, son el piloto automático con el que navegas durante el día a día. Pero las segundas, las meditadas, son el timón que marca el rumbo de tu vida.
Me atrevo a ir más allá: creo que las decisiones inconscientes se pueden programar, e incluso reprogramar, si cabe. Si aprendes a tomar decisiones de forma deliberada y consciente, mejoras también las elecciones inconscientes. En definitiva, tanto unas como otras están bajo tu control. No por haber automatizado la conducta de andar (decisiones inconscientes) vas a perder el control sobre la conducta de detenerte (decisiones conscientes) cuando tú quieras. Lo cortés no quita lo valiente.
Por supuesto, si fuese solo por esas decisiones intrascendentes del día a día, no tendría sentido escribir un libro. Y menos aún merecería la pena leerlo. No son ellas las que me impulsaron a redactar este texto, sino las otras: ese puñado de decisiones vitales que me convirtieron en la persona que soy ahora.
Resulta curioso que en la escuela no se enseñe a tomar decisiones, pero que, en cambio, sí se pida a los alumnos, al final de la etapa escolar, tomar una de las primeras decisiones vitales de la vida: qué sigo estudiando.
Me consta que muchos jóvenes viven momentos angustiantes al constatar que se acerca el instante de decidir qué quieren ser de mayores y que no se sienten preparados para tomar esa decisión.
Espero que este libro les aporte algunas pistas.
Dispones de dos posibilidades: de principio a fin, siguiendo el orden propuesto en el índice temático, o en función del instante en el que te encuentras ahora mismo, en relación con el proceso de la toma de decisiones.
Si optas por la primera posibilidad seguirás el camino propuesto por el autor. Primero te familiarizarás con el concepto de decisiones vitales, después serás consciente de la dificultad que implica tomar ese tipo de decisiones, aprenderás una metodología para aumentar las probabilidades de acertar y, finalmente, accederás a ejercicios y conceptos que te entrenarán en el arte de elegir.
Si, en cambio, prefieres leer este libro de forma personalizada, deberás comenzar por los capítulos correspondientes al momento en el que te encuentras (antes, durante o después de haber tomado una decisión) y atender a las recomendaciones del autor.
Este sencillo gráfico te será de utilidad.
Aún no has tomado la decisión
Acabas de tomar una decisión (aún no la has aplicado)
Estás poniendo en práctica tu decisión
Ya has puesto en práctica lo que implicaba tu decisión
Comienza por el capítulo 5 y sigue con el 7
Lee el capítulo 6
Lee el capítulo 8
Lee directamente el capítulo 9
Si ahora mismo no debes tomar ninguna decisión importante te aconsejo que aproveches el tiempo para entrenar: a decidir también se aprende. En este caso te recomiendo que accedas directamente a los capítulos 10, 11 y 12.
Si te quedas con hambre después de haber leído los capítulos que te sugiero, puedes seguir la lectura por donde quieras, sabiendo que el libro está estructurado en dos partes: un procedimiento para decidir y varias formas de practicarlo.
Llevo más de treinta años asesorando a personas que necesitan tomar decisiones muy importantes. Estas son las preguntas que acostumbran a plantearme.
Nada ayuda tanto a no agobiarse como tener un criterio para diferenciarlas. Todas no son igual de importantes y, por tanto, no todas merecen la misma preocupación por tu parte. Un criterio que suele funcionar es el nivel de impacto que esas elecciones tienen en tu vida.
Las intrascendentesA las que aludía en la presentación en términos «de piloto automático». Elecciones inconscientes, en su inmensa mayoría, que nos permiten mantener el barco a flote, pero que no condicionan su rumbo.
De estas, tomamos decenas a diario. Apenas implican riesgo.
Permíteme algunos ejemplos:
¿Voy al supermercado de la esquina o cojo el coche y compro en el centro?Si la reunión comienza a las 8, ¿a qué hora pongo el despertador?¿Qué ropa me apetece vestir hoy?Las importantesTambién me he referido a ellas en el capítulo anterior. Elecciones meditadas y reflexionadas. Conscientes y deliberadas, con varias posibilidades de elección. Implican riesgo y marcan el rumbo de la embarcación. No tomamos estas elecciones cada día, pero son habituales.
Si tú no las tomas, la vida las toma por ti.
Espero que valgan estos ejemplos:
¿En qué escuela matriculamos a nuestro hijo?¿Pido un aumento de sueldo?¿Cómo alimento a mi bebé?Las vitalesLas intrascendentes nos mantienen a flote; las importantes marcan nuestro rumbo, y las vitales, nuestro destino. Más riesgo, imposible. No tomarás muchas durante toda tu vida. Por eso mismo, debes convertir en una obra de arte cada una de ellas.
¿Qué carrera universitaria estudio?¿Tenemos un hijo?¿Me voy a vivir al campo?Lamentablemente, no siempre puedes decidir libremente entre varias opciones. No todo depende de ti, ya te has dado cuenta. ¡Qué más quisieras!
En muchas ocasiones no dispones ni tan siquiera de una alternativa, y en otras tantas estás condicionado por otras personas (por el deseo de agradar, por ejemplo).
Pero aquello que siempre podrás elegir, como proponía Viktor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido, es la actitud que adoptas ante esos hechos. En palabras más sencillas, no siempre puedes decidir qué sucede, pero siempre puedes decidir cómo te tomas lo que sucede.
Fácil. Sigue esta lista de comprobación:
¿Tienes varias opciones? ¿Podrías haber tomado otra decisión? Si te arrepientes alguna vez, ¿podrás volver atrás?Una sola respuesta negativa levanta la sospecha de que otros han elegido por ti.
Tres indicadores pueden ayudarte.
Si lo haces, significa que dudas. Esto dispara las posibilidades de arrepentirte. Tómate el tiempo que necesites para llegar a esa conclusión, pero, en cuanto te decidas, ya no habrá marcha atrás. Más adelante explicaré por qué revisarla genera desconfianza y condiciona su aplicación.
Si no la revisas, pinta bien.
Si para tomarla has caído en algún tipo de contradicción, tus sensaciones serán negativas. Si has sido coherente con tus valores y tus metas, entonces la satisfacción te indicará que vas por el buen camino. De acuerdo, solo es un presentimiento, pero da pistas.
Comprometerse públicamente implica varias cosas: sientes seguridad y vas a dejarte el alma para que funcione. Tanto una cosa como la otra previene el arrepentimiento y aumenta las probabilidades de acertar.
En resumen, si no revisas continuamente la decisión, si te sientes satisfecho/a de haberla tomado, y si ya se la has comunicado a alguien, creo que has tomado la decisión acertada. Con su puesta en escena y el paso del tiempo podrás verificar esta intuición.
Persistir en el esfuerzo resulta imprescindible para hacer buena una decisión.