Desencontrando el amor - Lic. Agustín Rosendi - E-Book

Desencontrando el amor E-Book

Lic. Agustín Rosendi

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Beschreibung

Este libro narra las aventuras y desventuras de un hombre que, tras una separación, emprende la búsqueda del amor en una mujer. Su escasa preparación emocional, las heridas de la infancia y cierta inocencia lo llevan a sufrir múltiples reveses. Una tras otra, las mujeres con las que se encuentra lo confrontan con sus propios límites, haciéndolo atravesar situaciones difíciles que lo obligan a replantearse muchas cosas. Esa necesidad de sentirse acompañado a través del amor se convierte, poco a poco, en un proceso de transformación personal que lo fortalece emocionalmente. Las distintas vivencias afectan también su entorno: sus relaciones personales, su trabajo y su salud. Esta obra no solo tiene un espíritu novelesco, ya que se trata de un relato novelado basado en hechos reales, sino que también tiene el propósito de compartir experiencias con quienes hayan atravesado circunstancias similares, y que sobre todo está dirigida principalmente a un público mayor de 50 años. Esta historia, con un tono reflexivo y filosófico, narra y analiza las experiencias más significativas del recorrido del protagonista y ofrece un mensaje de aliento a quienes se han sentido identificados con las situaciones, ayudándolos a sobreponerse.

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Seitenzahl: 153

Veröffentlichungsjahr: 2025

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AUTOR

DESENCONTRANDO EL AMOR

HISTORIAS DESPUÉS DE LOS 50 1 ra PARTE

Rosendi, Agustín Desencontrando el amor : historias después de los 50 1ra Parte / Agustín Rosendi. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6682-9

1. Narrativa. I. Título. CDD A860

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Diseño general de tapa: Emma Rosendi

Tabla de contenido

INTRODUCCIÓN

Capítulo 1 - La más tóxica

Capítulo 2 - La primera depresión

Capítulo 3 - La niña grande

Capítulo 4 - Tres semanas

Capítulo 5 - Una buena mujer

Capítulo 6 - La doctora

Capítulo 7 - Los demonios

Capítulo 8 - Una mujer sin corazón

Capítulo 9 - Psicótica narcisista

Capítulo 10 - La segunda depresión

Capítulo 11 - Cómo salir

Capítulo 12 - Modelo y locura

Capítulo 13 - De amor y mentiras

Capítulo 14 - La tercera y última depresión

Capítulo 15 - El hospital

Capítulo 16 - Las cosas deben cambiar

Capítulo 17 - Encuentros

Capítulo 18 - Sin control

Capítulo 19 - Pensando...

Capítulo 20 - Pequeña luz

Capítulo 21 - El extranjero

Capítulo 22 - Fin y principio

Capítulo 23 - Más de lo mismo

Capítulo 24 - La mujer de acero

Capítulo 25 - Rompiendo las reglas

Capítulo 26 - Un año distinto

Capítulo 27 - Del otro lado

Capítulo 28 - Contacto cero

Capítulo 29 - Revivir

Capítulo 30 - El secreto de la felicidad

Dedicado a quienes me ayudaron en mis peores momentos,

me escucharon y me aconsejaron como verdaderos amigos;

Pablo Díaz, Miriam Kendall, Vanesa Ortega, Federico Soaje,

Esteban Seisdedos, Analía Perezón y la escucha de Dios.

INTRODUCCIÓN

Esta es la historia de Pablo Cruz, un hombre con dos hijas que se ha divorciado a los 50 años. Comienza un redescubrimiento con su propio ser, su identidad y una búsqueda de un verdadero amor. No estamos hablando del amor a los padres, hijos, amigos, sino un amor hacia una mujer. Un amor sano, recíproco, un amor de verdad como nunca tuvo.

Después de más de 20 años de casado, y siendo siempre fiel, Pablo nace otra vez, sin experiencia, con un comportamiento bastante inmaduro, casi adolescente en cuanto a las mujeres.

Formado como militar, católico, de familia de principios, le costará mucho aceptar realidades y golpes de la vida que repercutirán no solo en su corazón sino en su trabajo.

Se suele victimizar mucho a las mujeres en las separaciones, pero no se tiene en cuenta el sentimiento del hombre, que queda sin hogar, sin pareja y sin ver a sus hijos a diario. La mayoría pasa por una depresión muy grande. Encima existe un sentimiento de culpa bastante común, por no estar con la familia que había armado.

Cuando un matrimonio no funciona, en general, hay tres opciones. Se sigue como si nada, soportando lo que sea, viviendo como muerto en vida, para no salir del ambiente de confort. Esta es una vida triste, aburrida, monótona, pasiva, desprovista de emociones. Son los que no quieren llegar a la casa, o alargan sus tareas laborales para que pase el tiempo. Los fines de semana son lo peor que hay, ya que tienen que estar con una pareja cuya relación es totalmente estéril. No hay regalos, no hay mimos, casi no hay intimidad, queda solo ser puntuales en los compromisos familiares, y así pasa la vida.

La segunda opción es la más común, el engaño. Entonces uno, o los dos miembros de la pareja, se sumergen en esa historia oscura, paralela. Se suele elegir esta opción para no modificar el statu quo, para no “romper” el matrimonio ya roto. Se trata de una simulación de que todo está bien, frente a los familiares y amigos. Se vive con nervios, a escondidas, con trampas y artilugios para que no se descubran los engaños. Escapadas y ardides de los más rebuscados se hacen para intimar con otra persona y así evitar tener necesidades físicas con la pareja.

La tercera opción es la más difícil, pero la más honrosa, y es dejar el matrimonio. Si bien es duro, también demuestra coraje hacia los hijos, ya que les enseña a que no se debe falsear el amor. Por otro lado, se vuelve a tener la oportunidad de ser feliz nuevamente, hecho que todos nos merecemos. Pero se corre el riesgo de ser defraudado, engañado, o simplemente no encontrar una nueva pareja. Por eso, el que opta por separarse debe contemplar también que, a la opción de salir del matrimonio, puede llevar a una vida solitaria.

La separación de Pablo se debió al percatarse de que su vida no tenía emociones. Su mujer era una excelente madre y ama de casa, pero no dialogaba, no lo ayudaba, no lo presumía. Era como un hijo más y no hubo forma de cambiar la situación. Muchos dirán si siempre fue así, pues fueron muchos años de matrimonio. La respuesta es que sí, ella no había cambiado nunca, pero Pablo sentía que se le iba la vida y ya no era feliz. Se negaba a envejecer sin emociones de pareja, y aunque intentó cambiar las cosas, no hubo acuerdos, y decidió separarse.

Como todo separado, hay mucho dolor al verse en la soledad y el no poder ver a los hijos a diario. Pero ya había tomado la decisión. Así que todo empieza aquí, al irse de su casa. Pablo nunca hablaría mal de su esposa ya que no hubo terceros, ni agresiones, ni problemas de dinero, únicamente fue el sentirse solo estando acompañado, lo que es una de las más terribles soledades.

Sus aventuras amorosas serán, profundas, caóticas, alegres, tristes, tragicómicas algunas, y otras, llenas de dolor. Esta historia revela de cómo fue creciendo emocionalmente, cómo tuvo que superarse a sí mismo para seguir viviendo. Su sentido de moral y lealtad chocarían con las realidades, ya que esperaba lo mismo del resto de las personas. Salir a los 50, no es como a los 20, hay otras relaciones, otras charlas, otras experiencias.

Las experiencias prematrimoniales de Pablo eran muy escasas y en cierta forma, como ya se dijo, su emocionalidad era casi adolescente, muy inmadura y crédula.

Al principio vivió unos meses tratando de no gastar mucho dinero, extrañando terriblemente a sus hijas. El no verlas a diario mermó su ánimo. Se sentía muy solo. Solo le quedaba abrazar su carrera de piloto de línea aérea y sus clases de artes marciales, dos cosas que amaba profundamente.

Poco después comenzaría su primera aventura.

BASADO EN LA VIDA REAL...

Capítulo 1 La más tóxica

Luego de separarse, Pablo, sin saber qué hacer, se fue a vivir al velero de su hermano. Pensaba que solo iba a estar unos días, pero pasaron tres meses en soledad, nadie lo visitaba, estaba muy angustiado.

Tiempo después, Pablo tendría su primera experiencia. Así conoció a Alejandra. Era una chica bajita de hermosos ojos verdes y cabello corto rubio. Descendiente de letones, tenía una piel muy blanca y una sonrisa encantadora. Típica eslava.

Pablo se la encontró en un aeropuerto donde recién arribaban. Para su sorpresa, al llegar al hotel, ella se alojaba allí y la vio en el gimnasio. Intercambiaron unas palabras y como algo fuera de lo imaginado, Alejandra le dice a Pablo: “¿vamos a tomar un café? Yo te invito”. Esto estremeció a Pablo, no estaba acostumbrado, nunca una chica lo había invitado a nada, era algo sorprendente, totalmente nuevo.

Se estaban fijando en él, parecía que al fin y al cabo era algo atractivo, que podía gustarle a alguien. Pablo aceptó y luego del gym fueron a tomar algo. Parecía muy raro todo, pero ella no quiso aceptar que Pablo pague. La charla fue amena y de a poco ella dejaba ver que le interesaba.

Pasaron los días y comenzó una hermosa historia, donde Pablo se sentía halagado, mimado, deseado, libre en la intimidad, realmente la empezó a querer mucho. Nunca se había sentido así. Comenzó a experimentar esa pasión, esas emociones que no había tenido nunca. Se sentía vivo por primera vez.

Ale, parecía suave, inocente, algo aniñada, y la atracción era mutua. Era su refugio, ya no estaba solo, pero no todo era lo que parecía.

Al cabo de un mes, a Pablo le preocupaba por qué nunca podían ir a su casa. Ale le respondió que estaba conviviendo con alguien. No podía ser, Pablo se derrumbó, como era posible, no entraba en su juicio de valor algo así. Sin embargo, la necesidad de estar con alguien y el miedo terrible a volver a estar solo, hicieron que Pablo lo dejara pasar, aceptando excusas muy frágiles. “No te preocupes”, le decía Ale, “entre nosotros no pasa nada, pronto lo dejaré y vamos a estar juntos, viviremos en mi casa”.

Era evidente que Pablo era un dependiente emocional y soportaba todo. Empezó un calvario, no solo él se había convertido en un “amante”, sino que pasó a estar disponible para cuando ella quería. Era claro que toda relación para Pablo tenía un concepto de seriedad y fidelidad, y esto distaba mucho de serlo.

Cuando ella le decía que tenía un par de horas libres, Pablo iba corriendo a verla, dejando todas sus actividades. Es que Pablo sentía que era eso o la nada, no existía en su mente otra mujer, era el vacío, la soledad absoluta, así eran sus sentimientos. Ale, hasta lo dejaba plantado en bares sin importarle nada y Pablo, todo lo perdonaba. De a poco perdía su dignidad.

Y así empezó el abuso emocional de Ale con Pablo. Cuando a Ale, las cosas se le complicaban, tenía que sacar a Pablo de su vida, para lo cual borraba todas las conversaciones y lo bloqueaba, de tal forma que Pablo no tenía el más mínimo acceso de contactarla. Esto era desesperante, y solo el lector que ha pasado por una situación así lo comprenderá. Esto es lo que se llama “apego a lo malo”, o toxicidad, algo que uno sabe que le hace mal pero no puede dejarlo.

Una persona emocionalmente madura no dudaría un instante en cortar esto, pero faltaría mucho para que Pablo haga algo así.

Todos los meses pasaba la misma historia, bloqueo, desesperación, súplicas para volver, reencuentro, bloqueo otra vez. Las migajas de cariño eran más que suficientes para un necesitado de afecto como Pablo, y su sufrimiento era cada vez peor.

Por su separación y esta relación inestable, Pablo empezó terapia. Su psicólogo le dijo algo que quedó grabado en su mente: “tu situación es como la de un niño africano muerto de hambre, que entra a un supermercado y no elige, sino que toma el primer paquete de galletas que ve, por el hambre que tiene”. Y era verdad, quería que Ale lo sea todo, cuando para ella, solo era un amante.

En verdad a los pocos meses, Ale deja a su pareja y queda sola, pero en vez de cumplir su palabra vuelve a bloquear a Pablo. Estaba desesperado, no sabía cómo llegar a ella, no podía creer que Ale no cumpliera su palabra, pues él de una forma inocente, siempre le había sido fiel. Qué posición tan lastimosa, sus amigos bien le aconsejaban, pero Pablo estaba muy metido, y simplemente no podía salir. Necesitaba esa intimidad, ese cariño, ese afecto superficial, aunque era más que obvio que todo era falso.

Pero no había amor propio, y Pablo le daba todo a quien no lo valoraba. Por primera vez había entregado vanamente su corazón a la persona equivocada. Fue vergonzosamente un amante, que, creyendo en una futura valoración, insistía en una relación que no tendría buen final.

Después de 10 meses de este sufrimiento tan tóxico, el vínculo se cortó. Ale, ya no necesitaba esa rémora que le seguía a todos lados como un cachorrito.

A las mujeres deja de atraerles el hombre servicial. Ser bueno, exitoso en el trabajo, buena persona, buen novio, no garantiza nada, así como tampoco el cariño o el amor unilateral que uno pueda dar. Ale, sin más, y como era habitual, se alejó totalmente de Pablo, pero esta vez en forma definitiva.

Tendría Pablo que comprender que una buena soledad lo alejaba de las malas compañías. Tendría que buscar a alguien que lo ayude a crecer, que le aporte, no otra Alejandra. Tendría que aprender a estar solo, en vez de escaparle, pero aun faltarían muchos años para esto.

Tenía y debía crecer emocionalmente…

Capítulo 2 La primera depresión

Con 50 años, Pablo no podía creer en lo que había pasado. Esa falta de lealtad, ese falso cariño, el sentimiento de abandono, de no valoración, un ego herido, era algo que nunca había sentido.

Buscaba respuestas, lloraba, no tenía consuelo, no podía aceptar esa realidad. Y en eso se basa mucho el sufrir, en no aceptar las cosas como son, ya lo decían los “estoicos” 100 años d. C. Ale, había mentido, no lo quería, solo fue un pasatiempo mientras cortaba con su pareja. Este era el mundo real, la bienvenida de Pablo.

Había que aprender muchas cosas, como a perdonarse uno mismo, a que uno no tiene la culpa de que lo engañen, o le mientan, pero sí aprender a ser más cauteloso, a cuidarse un poco más, a no exponerse tanto con quien no conocía.

Lo importante de esto que le pasó a Pablo, era ver cómo podía salir de este sufrimiento, cómo se supera esa ex. El secreto no es superar a otra persona, era superarse a sí mismo. Y otra vez, es muy fácil decirlo, pero a cualquiera que haya pasado una situación similar, sabe lo duro que es.

Lo primero que hizo Pablo fue consultar con un profesional, su psicólogo. Y así tomó varias medidas. La principal fue, aprender que de nada vale luchar por alguien que no nos quiere, las súplicas, las migajas de cariño, no sirven, crean angustia y hacen perder nuestro valioso tiempo.

Muchos le aconsejarían a Pablo, disfruta tu soledad, pero no es fácil hacerlo con un corazón roto, aunque sea alguien que no valía la pena. La soledad es buena para aprender, pero no es buena para quedarse en ella, al menos, para la gente como Pablo, que disfrutaba de la pareja, de la compañía.

A gran cantidad de gente, en verdad, les place estar solos, se sienten bien. Pero Pablo no era así. Para él no había cosa más linda que despertarse con alguien, ir de la mano, cenar, desayunar, charlar, y sobre todo compartir la vida, tal vez viajes, proyectos, son cosas que uno estando solo, no lo disfrutaría igual.

La realidad era que estaba destrozado y pasarían muchos años para tener las herramientas de poder dominar sus emociones afectivas.

Lo peor que Pablo podía hacer era quedarse encerrado, así que buscó apoyo en sus amigos, los cuales siempre estuvieron, los de verdad. Y es importante destacar que los verdaderos amigos están en las malas, cuando el resto se aparta, son capaces de dar el hombro y escuchar el sufrimiento una y mil veces.

Sin embargo, no alcanzaba, así que también se apoyó en sus oraciones, en el deporte, visitar a familiares y a pasear con sus hijas. Y siempre pensando que algo mejor debía venir. Todo pasa y así de a poco se fue sintiendo mejor. Al cabo de un mes empezó a superarse y de a poco comprendió los errores que había cometido.

Se había entregado en cuerpo y alma a la primera mujer que conoció, que lamentablemente no era una muy buena.

El precio emocional es muy caro. Pero así empezó su historia después de separado.

Debía enfrentar su fantasma más grande, la soledad. Debía confrontar, y vencer ese miedo para que esa oscuridad se transforme en luz. Lo que pasaba, era que no estaba acostumbrado, que no tenía herramientas aún, no había madurado lo suficiente. La soledad era algo terrible, caótico para él, y sentía mucha angustia.

Era claro que sus problemas no eran del hoy, sino de su infancia. Con su psicólogo trataba de comprender esto que tanto daño le hacía.

Tenía que duelar esta pérdida y salir adelante. Debía crecer, adaptarse, tener experiencias, superarse y salir adelante. No podía ser que sea una catástrofe haber perdido a una mujer sin valor. Pero el apego a lo malo le había ganado, y no sería la última vez.

Capítulo 3 La niña grande

Ya sintiéndose mejor, y luego de sufrir un par de meses por Alejandra, Pablo se muda a un departamento con su hermano que ya estaba divorciado. Esto era momentáneo hasta encontrar algo mejor, así le permitiría ahorrar algo de dinero mientras se acomodaba.

Empezó aquí una etapa de conocer varias personas que lo harían tener algo más de experiencia.

Al principio solo pensaba en ser mejor profesional. Se sentía orgulloso de su trabajo, era fenomenal, el deseo de todo piloto, estar en una Línea Aérea. Era hermoso ir a trabajar, llegar al aeropuerto, verificar el plan, la meteorología, controlar el avión, cargar las computadoras de a bordo y volar por todo el país. No podía sentirse mejor.

Nunca quiso comprometerse con alguna tripulante, pues en caso de tener una relación fallida debería verla seguido con otro hombre, o tal vez algún colega. Y fue una muy buena decisión. Así que su vida transcurría entre la aviación y su karate, muy feliz, pero siempre necesitado de un afecto, de una compañera, la soledad era dura para Pablo y por ahora, no la quería como opción.

Cierto día al llegar de un vuelo con su uniforme, se topa en la entrada del departamento con una hermosa chica.

Mariana era alta, de ojos marrones y pelo negro. Tenía una linda sonrisa con labios muy anchos y un cuerpo deslumbrante. Quedaron en salir, tomar algo y conocerse. Los diálogos eran muy maduros y ella le hacía reír mucho, le daba la pizca de alegría que le faltaba, era muy divertida y parecía ser muy liberal. Pero él era 20 años mayor que ella, y eso hizo que Pablo no se enganche mucho. A pesar de ser muy afectuosa y tener mucha experiencia, no cuadraba demasiado con la forma de ser de Pablo que era un tanto más formal.