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El saber que le quedaba poco tiempo de vida le genera cuestionar que es la vida, la existencia de Dios, el porque de tener que morir. Decide buscar respuestas y esa búsqueda le lleva a vivir experiencias inusitadas y sorprendentes, las cuales le dan una explicación a todas sus dudas
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Seitenzahl: 210
Veröffentlichungsjahr: 2018
julio bonanno
Diario de la agonía
Editorial Autores de Argentina
Bonanno, Julio
Diario de la agonía / Julio Bonanno. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-761-350-6
1. Relatos. 2. Relatos Personales. 3. Experiencia Personal. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Maquetado: Eleonora Silva
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Día uno (lunes)
Compré un cuaderno. Un cuaderno de 48 hojas; 96 paginas; más que suficientes para lo que tengo que escribir. No me agrada mucho escribir, pero es como una necesidad de que algo de mi permanezca en la vida, de dejar algo, no sé qué, tampoco me preocupa demasiado ese tema, tengo cosas más importantes, así que en cada página del cuaderno solo expresaré en pocas palabras lo más importante de cada día.
Salí del hospital, con toda la confusión en mi cabeza y una frase que me martilla la mente: “le quedan a lo sumo tres meses de vida”. Después de esa frase vinieron todas las explicaciones, las cuales no escuché ninguna, en mi mente, el martillo seguía golpeando: “tres meses”; “tres meses”. Luego de sentir molestias y sufrir descomposturas por un tiempo, hasta que un dolor intenso me llevó al médico, hacerme controles y ver como estaba mi salud. Nunca esperé que la situación fuera tan nefasta. Tan drástica y tan terminal. En plena juventud la vida se me va por una puta enfermedad que me va comiendo por dentro como si tuviera una fiera hambrienta que solo puede saciar su hambre devorando mis órganos.
Con ese aturdimiento y una bolsa con medicamentos y los papeles de cómo, cuándo y de qué forma tomarlos, y de los días en que debía ir al hospital para el tratamiento. Un tratamiento que solo es para llegar un poco más entero a la muerte, con un poco menos de dolor y nada más. Me encontré en la calle, caminando sin sentido, hasta que al ver la librería surgió la idea.
Para quien voy a escribir y para que, no lo sé, no se trata de a quien, solo se me ocurrió, como hacer algo en el poco tiempo que me queda. No puedo viajar por el tratamiento, más allá de irme un fin de semana, no puedo hacer deportes extremos…….no recuerdo si puedo tener sexo…..tampoco tengo pareja, hace ya casi un año que el departamento se ha reducido a un habitante.
Así que, como no puedo hacer casi nada; salvo morirme; cosa que hace todo el mundo o mejor dicho todas las personas de este mundo, con lo cual morir no es una originalidad, es simplemente a lo que estamos sometidos al nacer, nacer implica morir…….¿morir implicará volver a nacer?.... Podría ser, a toda causa le sigue un efecto, si el efecto de nacer es morir, entonces el de morir tiene que ser nacer. ¡Qué bien, he determinado la existencia de la reencarnación!, quedo para la posteridad. ¿Existirá la reencarnación? No me gusta eso de tener que volver a vivir y padecer. Acá uno nace para sufrir, son pocos los que tienen buenas vidas, los demás las padecen. Y si, no me pidas cuaderno frases positivas, todo se ve muy negro desde mi perspectiva.
Creo que lo del cuaderno ha sido un escape para intentar no pensar en la peor frase que he escuchado: “a lo sumo le quedan tres meses de vida”. Buscar distraer mi mente de todo este agobio, de esta desazón, de sentirme que floto en un vacío. En un segundo se quemaron mis sueños, mis deseos, mis expectativas, mis ansias, mis pasiones. Me han quitado todo y en tres meses ni siquiera quedará mi cuerpo.
Mi cuerpo que nunca pensé que sería tan endeble y frágil. Mi cuerpo que me abandona, y que solo deja por ahora a mi mente con cierta lucidez y capacidad de funcionamiento. Lo demás ya está sometido al deterioro diario de la destrucción lenta pero inexorable. Voy a morir, voy a la nada.
Día dos (martes)
Hoy tengo descanso del hospital, recién mañana empiezo mis sesiones. Ahora frente a mi cuaderno trato de olvidarme de eso, de mi tremenda enfermedad y tratar de ser un simple ser humano. Una persona común y corriente como hasta ayer. O al menos como hasta hace una semana cuando un dolor terrible me terminó depositando en la guardia de un hospital. Luego una ambulancia me llevó a otro hospital. Estudios y análisis, más estudios, más análisis y al final la noticia que destruyó mi mundo. Estoy leyendo lo que escribí ayer, y lo que estoy escribiendo ahora; ¿de qué sirve escribir y para qué?; es un vano intento de que mi existencia no se pierda, de que todo acabe sin más, pero si esto que escribo no llega a ningún lado de nada sirve y se perderá todo. No quiero que todo se pierda, sería tan inútil entonces mi vida, ¿cuál es la razón de nacer, vivir y terminar muriendo? El solo hecho de respirar sin generar nada, sin lograr nada, que el corazón siga bombeando sangre me parece tan poco. Así la vida sabe a poco, sabe a nada. Si no queda nada al morir, el haberse pasado la vida defecando todo los días para que no consiga otra cosa que la nada no tiene sentido.
El vacío se apodera de mí, soy una persona joven, la cual ya no puede tener sueños, generalmente se sueña a largo plazo, una carrera profesional, un trabajo, una familia, tener fama, riquezas, poderes, aunque sea una mala persona, pero ser algo, y eso es a largo plazo y los sueños implican años y a mí me quedan tres meses menos un día.
¿Qué carajo hago en el mundo? Acá con el culo en el asiento de la silla, con el cuaderno sobre la mesa, no fumo, pero tampoco podría, tampoco alcohol, eso aceleraría todo y yo quiero prolongar todo, quiero llegar a la última hoja de mi cuaderno.
Debo ir día por medio en la semana al hospital, lunes miércoles y viernes, tengo mi libertad sábado y domingo, ¿qué haré los fines de semana? Se lo que haré de lunes a viernes, hospital, tratamiento, drogas, al otro día cama, descanso, al otro día hospital, tratamiento, drogas, al otro……así hasta que no haya otro día. Es un proyecto muy pobre, muy cortito y tan inútil, porque el tratamiento no me salva de la muerte, apenas si la atenúa, la demora, evita que el dolor sea mayor. Aminora el sufrimiento, solo eso.
¿Existirá la reencarnación? Ayer jodí con eso, pero no sé si es verdad. ¿Cuál será el sentido de reencarnar? Para sufrir más no tiene sentido, seria pasar de dolor en dolor, de muerte en muerte. Si es así, la vida no tiene sentido, si solo se trata de nacer, comer, cagar y morir, se ve sin fundamentos si solo se trata de eso, así que reencarnar por solo hacer lo mismo, se ve sin sentido, volver y volver para seguir llenando de mierda todo inodoro que anda por ahí. Todo esto así de la vida no va a ningún lado. Antes nunca pensé ni en la muerte ni en la vida, simplemente vivía. Ahora cuestiono todo, porque todo me resulta nada.
Día tres (miércoles)
Estuve en el hospital más de seis horas, por lo menos me dieron de comer, no mucho, no rico, pero no gasto, por suerte la obra social se hace cargo, siempre que muera dentro de los tres meses. Pues por la enfermedad y el contrato laboral debí renunciar a mi puesto, ya estaba estipulado por la obra social que si quedaba sin trabajo, me cubrían tres meses, creo que mi enfermedad leyó mejor que yo el contrato y dijo hagamos todo en noventa días.
El dolor y el cansancio doblegan mi cuerpo, miro el resumen de mi cuenta bancaria en la compu, me pagaron un mes por cada año trabajado, aguinaldo doble, vacaciones y un plus equivalente a…………. ¡Síííí acertó! : A tres meses.
Bueno ya no son tres meses, son tres meses menos dos días
Este diario, que no es diario, no llevo un detalle de todo lo que hago en cada día, solo escribo unos párrafos por día
Quizás lo llame los párrafos de los 90 días.
Quiero aprovechar el tiempo que me queda para encontrar el sentido de la vida, por lo menos algún sentido para mí, ya que ahora todo está en una fase distinta, ahora que todo se ve tan diferente. Cuando los sueños se hacen pesadillas, cuando ya no puedes proyectar nada, todo cambia y en este caso todo se vuelve un agujero vacío, oscuro y profundo que me va devorando hasta consumirme. Necesito encontrar una razón a vivir, a que yo tenga vida y porque ya es suficiente todo lo vivido y debo morir.
Si, esto es lo que haré, voy a investigar porque existe la vida, que es vivir, cual es la razón de morir, de si hay algún dios, porque este dios; nunca fui creyente; que nos hace morir o nos hace vivir una vida de sufrimientos no me gusta, no lo quiero, no lo acepto. Un dios así, que por más que se le rece te deja morir, no le importa un carajo el dolor de un niño o las penurias de una anciana. Con un dios así no hace falta ningún demonio.
Me duele todo, mi mano ya se cansa, apenas pude escribir un poco, suficiente, algún párrafo por día, un pensamiento.
Día cuatro (jueves)
Hoy no hubo hospital, me levanté al mediodía, compré comida, mañana es viernes, ¿dónde puedo ir el sábado?
No tengo familia, padres muertos, sin hermanos ni hermanas, los parientes más cercanos viven lejos casi medio país de distancia. Así que no les diré a ningún familiar, ¿para qué? Que sigan con sus vidas tranquilas.
Amigos, amigas, mejor que no se enteren, no quiero lástimas de nadie, ni que me ofrezcan ayuda o vengan a consolarme, lo que menos necesito en este momento es tener a personas incómodas tratando de alentar a alguien a quien la medicina; por una enfermedad incurable; la ha condenado a muerte.
La verdad que no sé qué escribir, no le veo sentido a esto, si no lo va a leer nadie. Debo superar mi depresión, sino caeré en la cama y no me levantaré y moriré antes.
En fin por lo menos me distraigo. Eso, debería escribir cosas interesantes, que parezca que mi mente aún funciona, por más que todos saben que nunca funcionó muy bien jaja…….me río en soledad, ¿sería bueno tener a alguien? La verdad no lo sé, no me gustaría tener a alguien que sufra conmigo, que su empatía le cause tanto dolor como a mí. Mejor así, la soledad es mi pareja.
Muchas contradicciones en mí, soy así. Es que estoy como en una nube, en el aire a miles de metros de altura y en otros momentos como si estuviera en un pozo, y nada es lo que debe ser, no tengo los pies sobre la tierra, no puedo hilvanar ni un puto pensamiento coherente, todo es desvarío. Es dar vueltas y vueltas como si estuviera en una calesita y no lograra sacar la sortija, y sigo dando vueltas y vuelvo al mismo lugar, al lugar en el que no quiero estar, pero siempre es volver a estar en esa oficina, en ese consultorio del hospital donde un par de médicos con varias carpetas, con estudios de todo tipo me van explicando porque yo tengo condena a muerte y por más que los oigo; pero no los escucho; por más que miro radiografías, ecografías, análisis y demás estudios, no logro encontrar la vía por donde escapar a este siniestro destino de ya no tener más destino; de contar con solo noventa días de vida; si es que tengo suerte de llegar al día noventa.
Día cinco (viernes)
Vaya ya pasaron cuatro días, va rápido esto, más de lo que pensaba. Porque el tiempo se acelera en ciertas circunstancias y se retarda en otras, ¿será la mente? Según como procesamos todos, como lo vivenciamos, hace que las horas vayan más rápido o más lentas. Puede que el tiempo no sea fijo sino que es variable, varía según como sea las energías que ponemos, las energías que se generan según sea lo que está pasando. ¿Será energético todo? Ví en la tv un documental sobre energías, todo medio esotérico, sonaba raro, pero como estoy en mi investigación sobre la verdad de la vida y en la búsqueda de un dios para que me dé respuestas o para putearlo hasta el último día de mi vida.
Hoy en el hospital el tiempo se hizo larguísimo, y ahora parece que va a mil, que cada minuto dura un segundo, mañana voy a la costa, si ya no estamos en temporada, es otoño pero no hace frío aún, voy en tren, es lindo, con ese ritmo cadencioso, es relajante el tren, me gusta y serán mis dos días, sin obligación de nada, solo una parte de la medicación, las otras me las tengo que tomar cuando voy al hospital.
Es un poco tarde y el sueño me gana rápido, es el tratamiento, solo hago caminatas, o un poco en bicicleta, todavía puedo bicicletear, no mucho pero es algo, siempre me gustó y lo disfruto. Debo hacer algo más, ahora que me voy acomodando a mi nueva vida. Bueno, sí, tengo mi investigación sobre la vida, aunque he leído algo, visto algún documental, todavía no se para dónde agarrar.
Por lo menos escribo, eso ya es mucho jajá………. ¿alguien leerá esto?
Debo hacer un testamento y dejar esta herencia a alguien………… ¿a quién? ¿Quién se merece esta tortura? ¿Cuál es mi peor enemigo? Debo hacer una lista.
Puta me duermo, me duele hasta las uñas.
Día seis (sábado)
Ya estamos en tres meses menos cinco días, guau parece ayer que el martillo despedazó mi cerebro, y aún sigue ahí torturándome: “tres meses de vida”, ese martillo me seguirá hasta el cajón.
Estoy en el tren, el ritmo me adormece, tengo dolores, a veces fuertes, me he dado cuenta que se me han caídos algunos cabellos, siento las uñas más débiles.
Me duermo, que me despierten al llegar.
Estoy en la playa, hace más frío acá, por suerte me traje abrigo, camino sobre la orilla. Hay un par de pescadores. Una chica que corre. Y varias personas que caminan como yo. No está para tomar sol y mucho menos para bañarse. Veo las gaviotas, ellas vuelan y no piensan en la muerte, al desconocer la muerte las hace sentirse inmortales. Ser inmortales. Quizás nosotros sufrimos con la muerte justamente por esa noción temporal de las cosas que tenemos, por sabernos muertos al final del camino. Quizás la inmortalidad sea algo mental, si desconoces la muerte nunca vas a pensar en morir.
Y como hago para vivir sin pensar en la muerte. Me la grabaron a fuego en mi mente y se apodera de todos mis pensamientos, de todas mis sensaciones, de todas mis emociones. Me domina, debo evitar al menos ese dominio pues así mis emociones me derrumban más de lo que estoy. Encontrar algo que le dé positivismo a mi mente, algo que se grabe a fuego, pero más fuerte, más grande, ocupando casi todas mis neuronas, que invada mis sensaciones, mis emociones, todo mi cuerpo y mi alma. Que me dé un plan de trabajo, una búsqueda, que me lleve a una verdad, mi verdad. ¿Podré lograrlo con mi investigación? Todavía es algo que me parece sin mayor sentido pues deberíamos nacer con la sabiduría de porque nacemos y para que lo hacemos, a que venimos, y ese venir hacia donde nos lleva. Saber de lo transcendental y no tener que andar en búsquedas que por lo general no llevan a ningún lado. Por ahí seriamos mejores personas si tuviéramos los conocimientos de la vida, más humanos.
Necesito encontrar algo que me haga salir del pozo donde estoy. Debo encontrar la prueba de que tengo alma y que al morir esta no muere y va a algún lugar. ¿Al cielo? A donde sea. Sin alma es la muerte y la nada. El alma es la posibilidad de algo más, incluso reencarnar implica tener alma. Ese es el punto uno y si hay alma puede haber dios o dioses o algo más poderoso.
Voy a comer y luego dormir, el cansancio decide por mí.
Día siete (domingo)
Domingo, caminé por la playa, bastante, fue lindo, distinto, sentir la espuma en los pies, la arena mojada que se hunde y pisar más fuerte para que quede una huella más profunda, miro a lo lejos, miro mis huellas y en poco el mar las hace desaparecer, que poco que dura mi huella. La verdad que muy pocos dejan huellas, hay muchos que se los recuerda en los primeros tiempos, pero son pocos que se los recuerda después de mil años. A mí no me recordarán más que un segundo, bueno un segundo puede ser mucho tiempo jajajá.
Me doy un gusto y tomo un café, una media luna, está linda la tarde, hay poca gente, está tranquilo.
Tengo que ver dónde voy el próximo sábado, quizás a conocer una ciudad o pueblo que no conozca aún, podría ser, eso sí en tren, es más lindo. Y si busco un pueblo donde vivir mis últimos días, un pueblo donde hacer la búsqueda de mi verdad. Necesito que tenga hospital para el tratamiento, o que este en una ciudad cercana. Después buscaré en internet. Podría ser, cambiar de lugar, de sitio, de casa, alejarme de todo esto, de este vivir frenético de la ciudad, ir a un lugar calmo, tranquilo, donde pueda investigar, descansar, meditar, un poco de soledad, escapar a los amigos. Y a morir donde no me conozcan. Lo primero será buscar ciudades con hospitales que hagan los tratamientos que requiere mi enfermedad. Luego un pueblito cercano porque no quiero vivir en la ciudad. No quiero salir a la calle y que el bullicio me aturda, que los apuros de las personas me arrastre en una marea humana que me hace caminar a las corridas. Ya no quiero correr, ni apurarme por nada, quiero disfrutar de mis pocos minutos, de mis ratos, de que al menos mis últimos días no estén regidos por las reglas de las sociedades de las ciudades. En la ciudad todo es competir y lograr posicionarse por sobre los demás, y como ya no puedo competir me salgo de la pista de carrera. Salgo del sistema que nos engulle y nos arrastra a vivir sin saber para qué pero que lo tenemos que hacer con la mente llena de cosas que para mí ya no sirven, nada de lo terrenal, de lo material, nada físico puede sanarme, ni darme un motivo de vivir mis últimos momentos. Necesito de algo más, de algo diferente, vivir de otro modo, este modo no me ha aportado nada, ahora en el vestíbulo de la muerte se puede ver que nada tengo y que nada soy. Corría cuando estudiaba, corría cuando trabajaba, corría cuando amaba. Siempre correr y nunca pensar y mucho menos en mí, por lo menos en la parte más íntima e interna de mi ser. Todo es pensar en lo de afuera, en la ropa que se usa, en los peinados, en como decorar la casa, en tener hijos, en ganar mucho dinero, en triunfar. ¿Triunfar en qué? ¿Cuál es el triunfo si al final te moris y todos tus logros quedan ahí sin sentido? ¿Dónde nos lleva esta locura? ¿Cuál es el negocio de esto? Es dudoso que haya ganadores, todos perdemos, y nos engañamos a nosotros mismos, nos confundimos, nos creamos dioses y cánones, doctrinas, reglas, mandamientos, leyes y normas, todo para que la vida parezca con sentido, pero solo es para tapar los ojos, cerrar los oídos y solo nos deja la boca para decir boludeces, para pelearnos por nada, matarnos como si eso fuera la razón de vivir. Una ridiculez que matemos a otros, que otros maten por una frontera, un color de piel, una ideología, por el poder del mundo. Si el destino es morir es una reverenda pelotudez querer dominar el mundo, conquistar todo y ser el más macho. Todos los machotes terminan en el mismo sitio donde voy yo. El poder es tan efímero como la vida que se tiene, por más riquezas y poder si la vida se te escapa no la podes retener. Nos desvivimos por poder y nos olvidamos de vivir para seguir viviendo. Debemos buscar la vida. La vida eterna si es que es eterna. Por lo menos buscar algo más trascendental, más universal, más profundo. Comprender el sentido de tener alma, de cuál es la razón de tenerla y para que, de donde venga, donde va. Tratar de entender la razón y el motivo de la vida. De porque la vida está viva, debe haber algo más que morir, o es vida o es muerte y si es muerte entonces no estamos vivos sino padeciendo una ilusión, un juego macabro de algún dios siniestro. Pero si la vida es real entonces tenemos algo más que la muerte. No creo en la resurrección de la carne, mi carne está pudriéndose, no sirve para una resurrección y hasta que esta llegue donde voy a estar o donde estará mi alma. Suena muy torpe, muy a poco. La vida debe ser más profunda, más contundente. Si hay vida debemos estar vivos siempre, no un tiempo y luego una espera eterna. Para eso hubieran hecho la carne eterna y listo. La vida real es otra cosa, es más de lo que pregonan las religiones y lo voy a descubrir, debo hacerlo o por lo menos intentar entender algo, eso espero. Que el universo me ayude, por favor, ¿sí?
Día ocho (lunes)
De nuevo en el hospital, rutina diaria, en un pabellón separado, no por contagio porque no contagiamos a ninguno, quizás sea para que los demás no vean las escenas tremenda de cuerpos destruyéndose, tantas figuras pálidas, niños pequeños que van muriendo día a día, lentamente, el dolor desgarrado de la familia, los gritos y los llantos. No es el mejor espectáculo ni la mejor sala para promocionar un hospital. No aparecemos en los folletos de propaganda.
¿Porque habré elegido escribir en un cuaderno? Tengo la compu al pedo, podría escribir ahí, sería más fácil corregir. Es que no quiero corregir, lo que pongo se queda, cada letra, es más auténtico, tiene que salir del alma, o al menos de mi cabeza, que este cuaderno sea yo y nada más que yo. Dije salir del alma, creo que me gusta esa idea de que tenemos alma, le da un sentido mayor a las cosas, me da esperanza y eso es muchísimo para mí.
Cansancio, dolor, sin ganas de comer, sin proponerlo bajo esos kilos de más, bueno en poco bajaré tanto que quedaré piel y hueso y luego solo hueso, luego polvo y luego nada. Nada, suena tan mínimo, tan a nada, ni siquiera a poco, poco en mi vida sería mucho, nada es la ausencia total de todo mi ser, de mi espacio, mi lugar, mi voz, hasta mi mesa y mi cuaderno, ni mi lápiz, bueno mi lápiz terminará antes que yo de tanto sacarle punta, compraré varios, no pensé en eso, solo compré uno, ah y un sacapuntas, esto de sacar con el cuchillo es más peligroso que mi enfermedad, me lo voy a clavar en cualquier momento o me cortaré un dedo.
Busco en internet, hay dos ciudades con hospitales de alta complejidad que tienen pueblos pequeños muy cerca, uno de ellos está muy cerca de las montañas, es caminar unas cuadras y estas ahí tocándola. Me gusta ese pueblo, siento como que me llama, como que me dice: “vení, este es tu lugar”.
Mmmm la medicación hace efectos alucinógenos en mi mente, mejor me voy a dormir, hasta mañana.
Día nueve (martes)
Martes, descanso, el sol entra en la ventana, ¿quién corrió las cortinas? Ufa las dejé así anoche, mi distracción aumenta o la pérdida de memoria o las dos cosas, no solo pierdo cabello, también otras cosas y al final perderé la vida.
Tengo una obsesión con la muerte, antes ni bola, era como las gaviotas, era inmortal, ¿porque la humanidad piensa en la muerte?, no sirve pensar en eso, ¿quién nos inculcó esa estupidez?, mirá las gaviotas, si alguien fue y se lo contó no le hicieron caso.
Podría establecer que mis células no se degeneren, que no envejezcan, que no mueran y así seguir siendo inmortal, en realidad las gaviotas se mueren pero no lo saben, entonces es normal para ellas sentirse inmortales, porque por más que yo decrete, mi mente bombardeada por tanta muerte no podrá evitar pensar en ella.