Dinero y evolución - Norma Pimienta - E-Book

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Norma Pimienta

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Beschreibung

Hemos transitado milenios cargados de sufrimiento, carencias, pérdidas, crisis, guerras, culpabilizaciones, victimismos y sacrificios, y ha llegado la hora de comprender que otra Vida es posible. Te proponemos, a lo largo de estas páginas, recorrer el sendero del discernimiento y el libre albedrío para reconocer tu Poder espiritual, en la experiencia No-Dual de tu existencia. Y que puedas resignificar la relación que mantienes con el dinero cuya fuerza magnética está destinada a redimir a la humanidad, dadas las implicancias que este proceso de entendimiento supone.

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Índice
PRÓLOGO
PREFACIO
PRIMERA PARTE
La expresión energética del materialismo
¿Qué es la consciencia?
¿Qué es el “yo”?
¿Qué es la vida y qué es la realidad?
La coherencia
Causa y Efecto
Ley de Renacimiento
Los pensamientos
Formas-pensamiento
La Multidimensionalidad
¿Qué son las Dimensiones?
La quinta Dimensión (5D)
¿Por qué no cambiamos?
Los cambios planetarios
La Ascensión
¿Para qué quiere un Alma experimentar la dualidad?
Identidad
El Retorno de CRISTO
Pensamiento y Oración
“La Revelación de Dios a los hombres”.
SEGUNDA PARTE
La profundización de la vida
Del Miedo al Amor
Del materialismo a la Voluntad
La Evolución y el Dinero
El Dinero y las Leyes Naturales
Algunas aproximaciones a un cambio de perspectiva
Más intentos duales de cambiar la economía
La autoayuda financiera
Hablar de dinero a los niños
Dinero y medios de comunicación
Dinero y Niveles de Consciencia
¿Cómo vemos a los pobres?
El Dinero en el mundo Dual
TERCERA PARTE
El mundo y el problema material
El Materialismo es un Efecto, no una Causa
“Muerte y limitación son sinónimos”.
La Misión álmica y el servicio
La espiritualización del dinero en la vida personal
Conclusiones
El dinero y nuestro futuro como humanidad
APÉNDICE A
Las Iniciaciones y el trabajo a realizar
APÉNDICE B
La organización con alma
1.La Comunidad: fenómeno social y espiritual
2.Alma, Espíritu y Organización
APÉNDICE C
Los argentinos y el dinero
Inflación
Endeudamiento o emisión
El Poder y la Fuerza en la política argentina
Notas y citas bibliográficas
Referencias
Páginas webs citadas:

DINERO Y EVOLUCIÓN

DEL MATERIALISMO A LA NO-DUALIDAD

Norma Pimienta

Buenos Aires, Argentina, 2019.

Pimienta, Norma

Dinero y evolución / Norma Pimienta ; dirigido por José Marcelo Caballero ; prólogo de José Víctor Nuñez Urrea. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Suburbia, 2019.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-47256-2-2

1. Metafísica. 2. Economía. I. Caballero, Jos'e Marcelo, dir. II. Nuñez Urrea, José Víctor, prolog. III. Título.

CDD 110

Pampia Grupo Editorial

Dirigido por: José Marcelo Caballero. - 1a ed.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

© Norma Pimienta

© de esta edición, Pampia Grupo Editor, ٢٠١9

Juan B. Alberdi 872 (1424) C.A.B.A., Buenos Aires, Argentina

E-mail: [email protected]

www.pampia.com

Director Editorial: José Marcelo Caballero

Ilustración de cubierta: 123RF

Primera edición

Editado en Argentina - Edited in Argentina

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

PRÓLOGO

“En la medida que dos mundos se traslapan -consciencia y comercio- emerge un nuevo resultado: uno que pone a las personas y a la naturaleza por sobre las utilidades”.

(J. Renesch & B. Defoore).

Lo primero que me gustaría decir es que con Norma nos une, entre muchas otras cosas, una misma pregunta (búsqueda) sobre que queremos significar cuando decimos que somos hechos “a imagen y semejanza” del Creador. Desde esta inquietud, tempranamente constatamos lo limitante e injusto que había sido para la comprensión del fenómeno humano, el subrepticio reemplazo de la noción de Persona por la de Individuo, rehén de su código genético, único en el mundo y estructuralmente separado del resto de la humanidad. De hecho, esta última noción fue instaurada por Adam Smith en su obra “La Riqueza de las Naciones” (1776), cuando afirmaba que la mejor forma de atender las necesidades de la sociedad era dejar actuar a la mano invisible del mercado, articulada desde el encuentro de ofertas con demandas y de la competencia entre los individuosmovidos por sus propios intereses.

En todo aquello que refiere a las expectativas sociales, se asume que ellas responden a las necesidades básicas y a los derechos fundamentales de los miembros de una sociedad. Desde la perspectiva de las necesidades, las nociones individuo y persona pueden ser utilizadas indistintamente, pero no es lo mismo cuando se trata de derechos o de las sensibilidades que originan la exigencia de configurar identidades dotadas de reputación, lo que rara vez se alcanza mediante eventos puntuales y/o en tiempos breves, principalmente porque suele ser el resultado del testimonio de vida de una persona, como reflejo de su Ser y de su espiritualidad.

En este ámbito, con bastante frecuencia las nociones de Alma y Espíritu suelen ser consideradas como sinónimos o dos formas de referirse a un mismo fenómeno. Sin embargo, no hay en la Biblia ni un solo versículo que combine la palabra “alma” con palabras como “inmortal” o “eterna”. Al mismo tiempo la misma Biblia deja claro que “alma” y “espíritu” son dos cosas distintas: el Alma se refiere a la dimensión horizontal de espiritualidad de los seres humanos puestos en el mundo, en tanto que el Espíritu corresponde a la dimensión vertical de la espiritualidad del ser humano que lo conecta con su trascendencia y su dimensión creadora. 

José Víctor Núñez

PREFACIO

El grado y la progresión del sufrimiento humano dependen del nivel de dualidad en el que se asienta la existencia.

Después de décadas de búsqueda y sufrimiento, asumí que cambiar el orden de percepción era el único camino hacia la liberación del dolor, en el marco de nuevos campos de experiencia. Al ir experimentando “lo nuevo”, comprobé que no se necesitaba una vida monástica ni un “samadhi” prolongado para sentir plenitud y gozo existencial, y que tampoco se requería cambiar lo “externo”, porque todo se modificaba, en la medida en que iba cambiando mi marco de referencia.

Probé, estudié, apliqué y ensayé variadas técnicas, métodos, tradiciones espirituales, filosofías y demás amuletos que ayudaron —no lo niego— a no perecer en el intento. Pero no fue sino hasta Comprender el verdadero legado intelectual y epistemológico de Jesús, El Cristo, que pude aprehender de qué “se trata la vida”. El cognitivismo y el constructivismo ayudaron a fundar una disciplina diaria de autoobservación de los pensamientos; luego, las escuelas esotéricas aportaron lo suyo en la comprensión más cabal de lo que acontece en la mente, principalmente, el Vedanta Advaita, el más perfecto sistema de pensamiento para explicar la naturaleza de la mente y de la consciencia. Pero faltaba “algo” que cerrara la brecha entre la información y la experiencia, y le diera lógica al proceso existencial: ese aporte ineludible lo hallé en el entendimiento de que la experiencia era la llave para comprobar el poder creador mental. Y esa creación aludía, insoslayablemente, al origen de Todas las cosas.

La analogía es la herramienta más poderosa para el entendimiento en la vida espiritual; por ende, sólo se trataba de experimentar lo cotidiano desde la certeza de haber sido creado por mí, y de este modo, “parecerme” a Aquel que Creó Todo. Esto fue dándome una confianza inapreciable a la hora de construir la Fe, que comenzó a erigirse como el baluarte inalterable de mis días. Si puedo crear, me vuelvo invulnerable e invencible, dejo de temer y no deseo nada más, pues nada puede faltarme.

La autonomía que mi personalidad había perseguido por años, dio paso a una soberanía poderosa y muy sutil en su expresión cotidiana. Sentirse poderoso es saberse creador de lo que acontece, y nada tiene que ver con el dominio sobre las cosas o sobre los demás. Ese Poder me volvió más comprensiva e incluyente, porque entendí que al criticar o juzgar, se desvanecía en la emocionalidad inútil e inoperante.

Aprendí a emocionarme cuando era pertinente, y eso me convirtió en un ser más sensible y menos hipócrita.

Meditar y Orar se convirtió en una necesidad fisiológica más: el cuerpo físico —la forma— operaba mejor cuando lo hacía, al igual que el alimento cuidado y el movimiento consciente.

La respiración cambió, se volvió más profunda y “reconocible”: cada aliento empezó a tener sentido.

Finalmente, el pasado ya no formaba parte de mi “línea de tiempo”, y el futuro dejó de preocuparme. Crear y saberse creador es estar presente.

Nada de lo que acontecía a mi alrededor me era ajeno; sin embargo, todo era sujeto a una relativización perceptual, pues la “escenificación” de lo acontecido dependía siempre del “campo” en el que me encontraba presente. Así, las personas se convirtieron en “Almas”, y las situaciones, en configuraciones de aprendizajes conscientes. Todo comenzó a renacer desde esta nueva perspectiva. Nada era igual que antes, pues mi “yo” había cambiado.

En ese nuevo orden de entendimiento, me di cuenta de que el Amor que Él proclamó, cuando estuvo entre nosotros, no era sino una “manera” de ver la vida desde un enfoque No-dual de consciencia. Y allí cerraron la psicología —con su encuadre del “yo”—, la sabiduría ancestral, con su apreciación de la Verdad y, ahora, la Creación —VIDA— a través de la facultad humana de PENSAR.

JESÚS vino a contarnos qué es la No-dualidad, como un estado de consciencia que nos permite experimentar el Amor. Y esa experimentación debe darse en este plano de la MATERIA.

Allí, entonces, pude realinear todo lo aprendido en relación con el dinero —máximo exponente material—, y escribir estas páginas, en la profunda convicción de que la vida en este planeta Tierra se expresa en su totalidad cuando se aprende a fusionar la materia y el espíritu a través del dinero.

Largas décadas intentando reconfigurar el mapa mental del dinero en empresas, organizaciones, Estado, tercer sector, clubes de trueque, cooperativas, RSE, finanzas sustentables y banca ética, entre otras intervenciones en capacitación, consultoría, y promoción, llevaron a resignificar el “sentido del dinero” en este planeta expiatorio.

Comprobar que la Redención —es decir, la expiación del “mal”que está en la mente— es posible cuando se comprende que la vida, en este plano material, puede espiritualizarse a través del dinero, es la prueba más fehaciente —y ardua— que el ser humano puede atravesar en el camino hacia la consciencia de No-dualidad.

La Nueva Humanidad requiere la unión entre Oriente y Occidente, y entre la ciencia y la religión, y ese camino sólo se transita en la consciencia No-dual. El espíritu debe fusionarse con la materia, en cada Alma primero, para dar un salto cuántico evolutivo como Raza, y eso sólo es posible cuando se emplea el dinero como el puente de lo dual a lo No-dual, en cada acto de la vida cotidiana.

Mi mayor gratitud a Norberto —y a mi Alma por haberlo elegido como mi padre en esta encarnación—, que me enseñó que: “Dios no necesita esa clase de ofrendas de tu parte” —cuando alguna vez, adolesciendo, le espeté que quería internarme en un monasterio—; que una gran prueba de amor a los hijos es no hacerles faltar nada —a lo que dedicó su vida en esta encarnación, cumpliendo su Misión con excelencia—; y que puso todo el tiempo a prueba la construcción de una Fe inquebrantable frente a su amoroso y compasivo ateísmo.

Gracias a mamá y Marisa, mi hermana, por ser tan grandes Maestras en el recorrido kármico, y nuevamente, compartiendo una encarnación.

Gracias a todos los amigos del camino espiritual que coadyuvaron a la maestría emocional, en cada momento compartido.

Gracias a las Almas que conforman mi Familia de Luz en este amado planeta Tierra.

Norma

PRIMERA PARTE

La expresión energética del materialismo

Estamos dejando atrás un modo de vivir, y de interpretar la vida. La vida, tal como la entendimos hasta hoy, ya no puede manifestar lo que deseamos. La entendimos como lucha, conflicto, idealismo, oposición, y todo aquello que, en su configuración energética, conlleve energías de dualidad, es decir, de algo que se opone a mi “yo” para que “yo” pueda entenderlo. Esa configuración cognitiva de reconocer mi propia existencia a partir de otro separado de mí, es lo que está siendo puesto en juego hoy.

Hemos transitado miles de años sosteniendo un modo de ser, y de interpretar lo que vemos y lo que somos, a partir de un sistema dual de cognición que nos ha permitido evolucionar en este planeta Tierra. El resultado de la condición actual de la humanidad es producto de complejos procesos evolutivos, en todos los aspectos en los que la vida se ha materializado.

Pero hoy se impone un profundo y audaz análisis, y reflexión, acerca de los alcances de estos procesos a fin de evaluar su devenir.

Debemos fundar un nuevo propósito, como humanidad, que deje de lado el idealismo y la lucha por esos ideales; y el conflicto y los personalismos autocentrados, a nivel individual y colectivo —naciones—. Hoy emergen nuevas formas de considerar lo “real”, a partir de un acercamiento de la ciencia a la naturaleza de la consciencia, y a un afán creciente por ejercer la Buena Voluntad entre todos los seres humanos.

Tomando la detallada explicación que, a lo largo de toda su obra, realiza Djwhal Khul1, describiremos las manifestaciones de los distintos aspectos de la divinidad, que ha transitado el reino humano a lo largo de milenios.

Evolutivamente, hemos empleado las siguientes energías en nuestro desarrollo: la energía de la Voluntad o Poder —para los cristianos la Voluntad de Dios—, la energía de Amor-Sabiduría —el Amor de Dios—, la energía de Inteligencia Activa —Mente de Dios—, la energía de Armonía —o bien conocida por su opuesto: el Conflicto—, la energía de Conocimiento concreto o Ciencia —de la que emergen los avances y descubrimientos hasta hoy—, la energía de Devoción o Idealismo —muy fuertemente presente hasta comienzos de este siglo—, y la actual energía de Orden ceremonial que será la que produzca las nuevas formas de civilización2.

Actualmente cinco energías predominan en la humanidad, y deben ser reconocidas a fin de encauzar los aspectos benéficos de sus expresiones, tanto individual como colectivamente. La energía del Sexto Rayo, idealismo o devoción, está muy presente en la civilización actual; debemos encauzarlas para que exalten lo divino en cada ser humano, en lugar de manifestarlas a través de ideologías que separan y dividen. La segunda energía es la del Séptimo Rayo, de Orden y Ceremonial, cuya función es la de ordenar y establecer el nuevo ritmo de la civilización, que hoy está en proceso activo de expresarla.

La tercera es la de la inteligencia —Quinto Rayo— a través de la creatividad humana; la cuarta influencia proviene del Amor-sabiduría —Segundo Rayo— presente en todos los seres humanos que hoy sienten el llamado de apaciguar sus mentes a través de la oración, la meditación y la transmisión de lo Sagrado; y la quinta influencia energética proviene del aspecto Voluntad —Primer Rayo—, que no ha sido muy comprendido hasta hoy, pues debemos reconocer el potencial creador divino en cada ser, apartándose de la personalidad-ego-yo inferior.

Todas estas energías influyen en la humanidad, manifestándose en las distintas razas y naciones de muy diversas formas. Pensemos, por ejemplo, en los problemas raciales como una forma de manifestación de la energía del Cuarto Rayo divino, en su expresión dualista del conflicto, es decir, sin que sea posible manifestar Armonía, que es la esencia o aspecto divino que debería expresar.

Veamos cuáles son los desafíos actuales a partir de esta apretada síntesis de lo que está aconteciendo en distintos Planos de existencia, y que influyen en las esferas conscientes de los seres de este planeta. Lo que está ocurriendo a nivel planetario es el resultado del efecto de estas energías en los planos de la materia; y el futuro evolutivo dependerá de si podemos, o no, encauzarlas desde las cualidades del Amor, Sabiduría y Poder, en un marco sostenido por la Voluntad al bien.

Para emprender el viaje hacia la Evolución, anclando positivamente en las energías predominantes de esta época, debemos dejar de lado la ambición egoísta, la ilusión de separatividad, y el miedo a la muerte, como pilares de la construcción subjetiva de una vida basada en el miedo, la supervivencia, el victimismo, y la culpabilización.

Los grandes desafíos de la humanidad, en las próximas décadas, serán resolver los problemas territoriales de las naciones —que equivalen análogamente al consumismo material de los individuos—; comprender a la muerte como un cambio de estado de consciencia —que deberá ser abordado por el conocimiento científico, desde la comprensión de la naturaleza de la consciencia—; e instaurar correctas relaciones humanas, como único signo de cultura de individuos y naciones.

En función de lo expuesto, remarcamos la influencia del sexto y séptimo Rayo en la actual etapa evolutiva de la humanidad. El sexto —cuya influencia rectora terminó en 1625, aunque su fuerza sigue manifestándose— determina el aspecto dual de aquellos individuos reaccionarios, intransigentes y fanáticos con sus ideas y convicciones, tanto en el campo de la política, la religión o cualquier otra actividad humana.

El séptimo rayo tiene cada vez mayor influencia —desde 1675—, y su mayor objetivo es el de unir los conceptos de espíritu y materia, y de sustancia y forma. De esta energía surge el estado actual de la Ciencia en pos de demostrar esta unión, dejando de lado el materialismo que la caracterizó hasta hoy. Cada vez más personas expresan la energía de este Rayo, encarando actividades que buscan fusionar la materia y el espíritu, sobre todo en el campo de la salud.

Es importante remarcar el impacto que las energías de estos Rayos tienen sobre los cuerpos físicos y mentales de los individuos, a través de una mayor emocionalidad, idealismo y deseo como fuerzas controladas por el Séptimo Rayo.

En este marco energético, desde las altas esferas cósmicas y planetarias, estamos viviendo el más grande desafío de la humanidad: trascender esta oposición epistemológica que envuelve cada acto de nuestras vidas, y lograr la Consciencia de Unidad, como próxima meta evolutiva. Y es entonces donde avizoramos un punto clave de apalancamiento sistémico para lograr esta transcendencia: el DINERO.

Pocos temas atraviesan tantas circunstancias de la vida, a lo largo de nuestra evolución, como el dinero. Está siempre –o casi siempre— presente: en nuestro andar cotidiano — consumos, alimentación, hábitat, servicios, interacciones varias—, en muchos de nuestros anhelos —viajes, entretenimientos, cultura—, en nuestras planificaciones a corto y largo plazo —adquisiciones, mayor calidad de vida—, y hasta en las preocupaciones por nuestro futuro —retiro, jubilaciones, aportes, asistencia económica a nuestros familiares cercanos—.

Pero, aun siendo tan estructural y transversal a nuestra condición humana, no ha tenido un tratamiento axiológico ligado al Espíritu. Es lo que trataremos de realizar a lo largo de estas páginas.

¿Qué es la consciencia?

En los últimos 20 años, la investigación en materia de temas de consciencia se ha incrementado en todos los círculos científicos y académicos del mundo. Psicólogos aficionados al budismo, terapeutas alternativos o integrativos que demandan información sobre esta materia, y demás sanadores o terapeutas cuánticos que basan sus capacidades y habilidades en lo que a la consciencia concierne. Veamos por qué esto es así.

La posibilidad que la tecnología nos ha brindado de observar el cerebro y su relación con el mundo físico, tiene repercusiones en todos los ámbitos de la ciencia. Así, la correlación cuántica, la resonancia, las relaciones de fase, la no-localidad, se entremezclan en las consideraciones teóricas de la biología, y de las corrientes terapéuticas derivadas de la psiconeuroinmunoendocrinología en el campo de la salud mental y sus correlatos en el cuerpo físico —medicina psicosomática—. De igual modo, la experiencia de laboratorio ya ha dado suficientes pruebas del efecto curativo que la oración y las plegarias tienen sobre personas enfermas.

Son numerosos los trabajos que prueban el poder curativo de la oración; citemos por ejemplo: a) Thomas Jefferson Hospital y Facultad de Medicina de Pennsylvania, Dirección de investigaciones a cargo del Dr. Andrew Newberg, b) Unidad Coronaria del Hospital General de San Francisco (EU) a cargo del Dr. Randolph Byrd, c) American Heart Institute de Kansas (EU), entre otros. Todos dan cuenta de mejoras y sanaciones en pacientes a quienes se ha dirigido plegarias, como una terapia más durante sus internaciones médicas. Por otro lado, citemos uno de los experimentos sobre el poder de la meditación y su incidencia sobre hechos de violencia o delincuencia: 7.000 personas reunidas meditando redujeron el porcentaje de terrorismo mundial en un 72%. Son siempre más fuertes e influyentes los pensamientos positivos que los negativos. El efecto de la Consciencia puede reducir las catástrofes naturales y la violencia en el mundo.

Existen dos claras visiones acerca de la naturaleza de la consciencia en Occidente. La primera, la materialista, que la considera producida por el cerebro, como si fuera una consecuencia de las funciones de supervivencia que surgen de él. A medida que se necesita de mayor complejidad para hacer frente a las situaciones externas, aparece este mecanismo consciente que regula las experiencias, y que deviene de un sistema complejo mayor, que es el cerebro.

Los idealistas, por su parte, sostienen que solo la consciencia es real, y que la materia es la realidad percibida por nuestra mente. Finalmente, los dualistas admiten una relación entre el cerebro y la consciencia; para ellos la mente y la materia son diferentes, y se juntan en el cerebro, pero la consciencia no puede explicarse por los procesos cerebrales por más complejos que sean.

El materialismo —también en estas disquisiciones filosóficas y científicas— está dejando de tener primacía, pues los investigadores que sostienen esta visión no pueden explicar cómo surge la consciencia de una materia inconsciente. La respuesta nuevamente la dan la física y la biología cuántica, al mostrarnos que la compleja distribución de quantos en las redes neuronales proviene de campos latentes en el cosmos, de iguales propiedades y características.

Todo lo que hoy está demostrando la ciencia, concuerda con lo que las Verdades Eternas han enseñado a lo largo de milenios: que no somos seres aislados, que hemos venido a este plano material a cooperar con los demás seres, y que solo así aseguramos nuestra evolución. Veamos de dónde proviene esta consigna que debe convertirse, a partir de ahora, en el nuevo Axioma de nuestra existencia.

Durante milenios hemos vivido bajo un sistema de acercamiento a la realidad que nos hizo ver que las cosas son blancas o negras, buenas o malas, lindas o feas…

Nunca hemos podido observar lo que acontece desde una mirada unificadora que nos implique desde el mismo acto de observar. Esto, a grandes rasgos, es la dualidad. Es decir, que mientras el cosmos se expande en coherencia y correlaciones perfectas, los organismos vivos evolucionan gracias a la cooperación, y cada célula sabe lo que debe hacer porque recibe información de sus compañeras todo el tiempo; nosotros hemos vivido sosteniendo que la separación era lo natural, lo que debía regir nuestra existencia.

La dualidad se opone a la Consciencia como un estado en el que el individuo puede moverse, y expresar su Ser a partir de un conocimiento abarcativo de todo lo que existe. Tomaremos a lo largo de este trabajo, la filosofía y el acercamiento axiológico del Vedanta para describir estos procesos, pues entendemos que ninguna otra disciplina ha logrado explicar tan cabalmente todo lo relacionado con la mente, y los distintos estados y niveles de consciencia, fundamentaciones que, en las próximas décadas, serán validadas por la ciencia.

La Consciencia posee dos estados de expresión: dual y No-dual. Si seguimos manteniendo la creencia —como en Occidente— de que la consciencia es una función relacionada con la actividad intelectiva personal, jamás llegaremos a comprender qué significa la totalidad del Ser. Es decir que ser consciente es conocer desde un enfoque No-dual, indiferenciado, simultáneo y total, y eso nada tiene que ver con llenar la mente de información y considerarse intelectual.

La mente no provee cognición; la mente solo puede acumular información, analizarla, verificarla hasta científicamente, pero todo eso no valida la cognición. Los sentidos proveen los inputs que la mente toma como “reales”, y allí comienza el problema… La mente y los sentidos viabilizan el proceso cognitivo, pero no aseguran ni validan el acto de Saber ni el de Saber que se Sabe.

El problema en Occidente es que no podemos explicar la cognición con las herramientas axiológicas que hemos construido. Toda fundamentación teórica termina limitándose con su propio herramental interpretativo.

La consciencia dual implica conocer, a partir de los sentidos, creyendo que se sabe, y soslayando el matiz interpretativo que la mente le va dando a todo lo que percibe. Cada percepción realimenta una creencia, y esta se ancla en el mundo subjetivo de aquel que percibe. No hay posibilidad alguna de percibir sin involucrarse emocionalmente, ya que toda percepción remite a una memoria, y esta, a una emoción.

La moderna psicología occidental —en comparación a la investigación sobre la naturaleza de la mente en Oriente— nos provee de escasas posibilidades de certezas a la hora de explicar la Realidad. Su teoría solo alcanza para concluir que el sufrimiento humano solo puede ser sobrellevado, tal como nos enseñó Freud. El budismo, por su parte, nos aconseja trascenderlo a partir de lograr estados de consciencia más profundos, desde la meditación, pero el problema no se acaba allí, a menos que esos estados se vuelvan permanentes y alcancen la vida ordinaria y su estado de consciencia habitual. Cosa bastante complicada en la cotidianeidad actual.