Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión - Deb Dana - E-Book

Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión E-Book

Deb Dana

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Beschreibung

«¿Y si su neurofisiología pudiese contribuir a la seguridad y la conexión?». Ésta es una pregunta que Deb hace a sus clientes al iniciar su viaje terapéutico. Aunque en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) hay muchas posibilidades diagnósticas, fundamentalmente los clientes acuden a tratamiento al sufrir una merma en su capacidad de regular sus respuestas autónomas. Un enfoque terapéutico polivagal se basa en saber que las experiencias tempranas modelan el sistema nervioso autónomo y que las experiencias actuales lo remodelan, que los patrones de respuesta habituales pueden interrumpirse y crearse nuevos patrones. Es posible enseñar a los clientes a escuchar sus relatos autónomos sin riesgos y modelar sus sistemas en pos de la seguridad y la conexión. La hora de terapia invita al descubrimiento, y el tiempo entre sesiones puede dedicarse a propiciar el dominio. Un enfoque polivagal empieza por ayudar a los clientes a explorar en qué sentido el sistema nervioso autónomo es creador, y a la vez testigo, de la experiencia que han vivido, para luego orientarlos hasta que se conviertan en agentes activos de su sistema esencial. La sesión de terapia es el momento semanal del cliente en el que experimenta de forma previsible la corregulación y la conexión con nuestro estado vagal ventral y puede explorar sin riesgos experiencias de movilización y colapso. El proceso de reorganización autónoma que arranca en la terapia se refuerza con la práctica entre sesiones. Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión te ofrece formas de ayudar a los clientes a sintonizar con su sistema nervioso y empezar a remodelar sus respuestas por medio de prácticas empíricas que pueden introducirse en las sesiones e implementarse entre sesiones. Este libro se divide en dos apartados y un anexo. El apartado I presenta los principios organizativos de la teoría polivagal. El apartado II contiene ejercicios destinados a complementar la labor clínica y mantener a los clientes activamente implicados en el proceso de reorganización autónoma más allá de la hora de terapia. El anexo completa el libro, recopilando los ejercicios en un formato que puedes trabajar con tus clientes. «Este libro es un bello ejemplo de la noción de que sentir, nombrar e identificar lo que ocurre en el interior es el primer paso para la recuperación. Deb Dana te guía lúcidamente para que viajes a lo más profundo de ti mismo y tomes conciencia de cómo tu sistema de vigilancia interno —la configuración de seguridad de tu sistema nervioso autónomo— es la base de nuestra forma de sentir, actuar y pensar. Es un valioso manual para ayudarte a abordar tu fisiología interna y crear las condiciones necesarias para la seguridad y la conexión». —Bessel van der Kolk, M.D., Profesor de Psiquiatría, Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, autor de El cuerpo lleva la cuenta.

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Nota a los lectores:Este libro no pretende ser sustituto de un consejo o tratamiento médico. Cualquier persona con una afección que requiera atención especializada debe consultar un médico o clínico cualificado. Las normas de la práctica clínica y los protocolos cambian con el tiempo, y ninguna técnica o recomendación está garantizada como segura o efectiva en todas las circunstancias. Este libro pretende ser un recurso de información general para los profesionales que ejercen en el campo de la psicoterapia y la salud mental y no sustituye a la formación adecuada, la revisión por pares o a la supervisión clínica. Ni la editorial ni la autora pueden garantizar la completa exactitud, eficacia o idoneidad de cualquier recomendación particular en todos los aspectos.

LIBRERÍAS:

THEMA: MKMT: Psicoterapia

BISAC: SCI089000 Ciencia / Neurociencias

TEMAS:Teoría polivagal aplicada/ Aspectos Fisiológicos de la Psicología/Neurociencia

© 2022 EDITORIAL ELEFTHERIA, S.L.Todos los derechos reservados.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Título original:Polyvagal Exercises for Safety and Connection: 50 Client-Centered Practices

Copyright © 2020 Deborah A. Dana

Publicado originalmente por W. W. Norton & Company, Inc., 500 Fifth Avenue, New York, N.Y. 10110

Imagen de cubierta: Elena Rego /Alamy Stock Photo

Copyright de la presente edición en español:

© 2022 EDITORIAL ELEFTHERIA, S.L.

Sitges, Barcelona, España

www.editorialeleftheria.com

Primera edición: Febrero de 2022

Diseño de cubierta: iStock.com/ iwanara-MC

Maquetación: MI Maquetación S. L.

ISBN: 978-84-126778-4-3

DL: B 3902-2022

A mis compañeros de ruta

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Índice

Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión

 

Prólogo

Agradecimientos

Introducción

PARTE I. El sistema nervioso autónomo: patrones y vías

Capítulo 1. La jerarquía autónoma

Capítulo 2. Neurocepción

Capítulo 3. Corregulación

PARTE II. Desplazarse por las vías autónomas: el enfoque básico

Capítulo 4. Entablar amistad con el sistema nervioso autónomo

Consciencia autónoma precisa

Ejercicio: Puntos de referencia autónomos

Ejercicio: Anclas vagales ventrales

El arte de entablar amistad

Ejercicio:Entablar amistad con la jerarquía

Ejercicio: Árboles autónomos

La práctica de reconectar

Ejercicio: Lenguaje corporal

Ejercicio: La secuencia entre la supervivencia y la conexión social

Ejercicio: La escala de la conexión social

Ejercicio: Un cuaderno de neurocepción

Capítulo 5. Prestar atención a los estados autónomos

Prestar atención al sistema nervioso

Ejercicio: Alfabetos autónomos

Ejercicio: Nombres autónomos

Ejercicio: Relatos breves autónomos

Ejercicio: Prestar atención al tiempo

Prestar atención a las vías autónomas

Ejercicio: Diagramas circulares diarios

Ejercicio: Rastreador diario-tres cosas distintas

Ejercicio: La petición autónoma de conexión

El juego

Ejercicio: Caminos hacia la actitud juguetona

Ejercicio: Momentos de juego

Replanteamiento de la soledad

Ejercicio: Preferencias personales en torno a la soledad

Ejercicio: Prestar atención a la quietud

Momentos que disfrutar

Ejercicio: Disfrutar de instantes

Expandirse hacia fuera: conectar con el arte y la naturaleza

Ejercicio: Prestar atención a través del arte

Ejercicio: Prestar atención a la naturaleza

Capítulo 6. Modelar el sistema nervioso autónomo

El grado justo de dificultad

Ejercicio: Mapa de energía y acciones

Destellos y resplandores

Ejercicio: Encontrar destellos

Ejercicio: Del destello al resplandor

Modelar tu historia por medio del sonido

Ejercicio: El sonido de nuestra voz

Ejercicio: La música de nuestra vida

Modelar a través del movimiento

Ejercicio: Momentos de movimiento

Ejercicio: Acción imaginada

Ejercicio: Recorrer un laberinto

Modelar a través de la respiración

Ejercicio: Encuentra tu respiración

Ejercicio: Comprende tu respiración

Ejercicio: Sigue tu respiración

Modelar a través del entorno

Entornos exteriores

Ejercicio: Verde, azul y floreciente

Ambientes interiores

Ejercicio: Un espacio vagal ventral propio

Modelar mediante la reflexión

Ejercicio: Escribir nuestras reflexiones

Ejercicio: Reflexionar con compasión

Capítulo 7. Integrar nuevos ritmos autónomos

Un nuevo ritmo de regulación

Ejercicio: Reconocer

Ejercicio: Reflexionar

Ejercicio: Regular

Ejercicio: Crear afirmaciones «si-entonces»

Ejercicio: Renarrar

Resiliencia

Ejercicio: Ejercitar el freno vagal

Ejercicio: Rutinas de resiliencia

Capítulo 8. Conectar con los demás

Pertenencia

Ejercicio: Reglas de reciprocidad

Ejercicio: Plan de conexión personal

Ejercicio: Grupos de conexión

Conectar con algo mayor que el yo

Ejercicio: Con agradecimiento

Ejercicio: Conexiones compasivas

Ejercicio: Inspirar asombro

Conclusión

Apéndice

Bibliografía

Sobre la autora

PRÓLOGO

Como profesor cuya carrera académica abarca cinco décadas, he tenido mucho tiempo para plantearme objetivos personales. Durante mi carrera, he observado las trayectorias de mis compañeros, que maduraban y pasaban por los rangos académicos. Algunos se alegraban de llegar a ser eméritos y haciendo presentaciones. Otros dejaron sin tropiezos la academia y se retiraron.

El de profesor es un puesto exigente que incluye gestionar laboratorios, instruir a estudiantes universitarios, orientar a estudiantes graduados y jóvenes colegas, solicitar subvenciones y generar recursos para la investigación, establecer contactos dentro de una disciplina, acoger con agrado tareas profesionales como valorar a compañeros, manuscritos y propuestas de subvención, y ser miembro de comités de instituciones. Algunos de nosotros también hemos desempeñado funciones administrativas en el seno de instituciones y colegios profesionales, mientras que otros han forjado lazos con organismos gubernamentales y la industria.

Esta compleja cartera de experiencias me ha dado una idea de cómo adquirí y acepté los criterios concretos que definen mis objetivos personales. Al observar a mis compañeros, veía que muchos profesores se sentían frustrados al final de su carrera. Parecían sentir que no habían triunfado ni logrado nada significativo. Esta autoevaluación estaba a menudo vertebrada por el hecho de que sus instituciones los alentaban a jubilarse, su sensación de no haber recibido el reconocimiento que creían merecer. Pensaban que nadie los recordaba ni a ellos ni sus contribuciones. Mis compañeros habían dedicado décadas a definirse en términos de la estructura de evaluaciones académicas, y cuando ya no podían financiar su investigación mediante becas federales, se sentían maltratados y olvidados. Básicamente, desde una perspectiva polivagal, el mundo académico, con sus estrategias evaluadoras crónicas, había llevado los cuerpos y mentes de mis colegas a un estado crónico de defensa. Para muchos que no tenían una narración de transición positiva, la experiencia del profesorado acababa siendo abusiva y excluyente. De acuerdo con la teoría polivagal, esas experiencias de vulnerabilidad y defensa crónica resintonizaban el estado autónomo y provocaban problemas de salud mental y física. Vemos, pues, que la experiencia de ser profesor tiene muchos atributos en común con las familias y relaciones violentas. Ahora bien, hay una diferencia importante: la experiencia de ser profesor aporta un conjunto eficaz de habilidades que puede aplicarse fuera de la universidad. Por lo tanto, si las experiencias académicas se interiorizan como preparatorios —que permiten al científico hacer frente a los retos del mundo fuera de la universidad—, entonces la narración personal pasa de ser una de abuso a una de resiliencia adaptativa. Esta resiliencia se asocia a estados autónomos que no sólo pueden conducir a una mejor salud mental y física, sino también al pensamiento expansivo y audaz y a interacciones sociales gratificantes.

Metafóricamente, los profesores se hacen mayores en el seno de la universidad. En los círculos profesionales, su grupo de coetáneos empieza a desaparecer por motivos de jubilación y salud. Este cambio en las interacciones sociales margina a sus profesores y sus narraciones se vuelven negativas. Cuando rondaba los cincuenta, empecé a pensar en las transiciones personales de los académicos. Caí en la cuenta de que una postura pasiva con respecto a lo que la institución definía como éxito sólo me llevaría a la decepción y la frustración a medida que envejeciera. Empecé a poner en práctica lo que yo, personalmente, necesitaba lograr para sentir que mi viaje tenía éxito. Me concentré en el descubrimiento de que, en mi caso, llevar mis ideas a la práctica era mi objetivo personal. Sin embargo, estaba mal preparado para tomar mis ideas de investigación y trasladarlas a la práctica clínica, la educación o el conocimiento público. De modo que, como académico, había estructurado mi narración para aplicar las herramientas que tenía y me había dedicado a archivar mis ideas y métodos. Me fijé como objetivos personales publicar artículos que presentaran una teoría integradora y aportaran la metodología para estudiar la teoría.

Cuando me hallaba planteándome las dimensiones del éxito académico, desarrollé la formulación inicial de la teoría polivagal. La teoría suscitó interés en el mundo clínico y no tardó en cobrar vigencia en el estudio y el tratamiento del trauma. Esta buena fortuna permitía mi necesidad personal de llevar las ideas a la práctica. Durante los veinticinco años transcurridos desde la primera presentación de la teoría, he tenido la suerte de gozar de la oportunidad de apoyar a terapeutas perspicaces y con talento que han adoptado la teoría polivagal como un manual que resume las respuestas del organismo a la seguridad, el peligro y el riesgo de muerte. Estos terapeutas audaces, apasionados y compasivos han empleado esta información para ayudar a sus clientes a organizarse y comprender sus reacciones ante el peligro y el riesgo de muerte. Cuando los terapeutas adoptaron la teoría polivagal, sus terapias se basaron en ella. Deb Dana es una de estas terapeutas especiales. Sus libros parten de los principios de la teoría polivagal y proporcionan a los terapeutas una batería de capacidades terapéuticas concebidas para permitir al cliente —y a menudo al terapeuta— explorar sus respuestas fisiológicas; reencontrarse con un cuerpo que tal vez se había quedado insensible. Mediante su puesta en práctica clara e inteligente de la teoría polivagal, se orienta al cliente para que atienda tanto a la insensibilidad adaptativa posterior a un trauma grave como a las vulnerabilidades que se experimentan cuando los portales al sistema nervioso se despiertan por medio de indicios de seguridad. Mediante sus ejercicios, el cliente puede experimentar una inteligencia no reconocida del sistema nervioso, cuando al principio rechaza la validez de los indicios de seguridad. Esta reacción escéptica ilustra la disparidad de la narración personal con la narración del organismo (esto es, el sistema nervioso). La narración personal que lleva al cliente a terapia aboga por unas relaciones de confianza, mientras que la narración del organismo grita tajantemente que no le volverán a engañar y que protegerá al superviviente dejando de confiar en que los indicios son de veras indicios de seguridad bien intencionados.

En este libro, Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión, la teoría polivagal se transforma en un proceso vivo, que se siente y puede compartirse con profesionales clínicos y clientes. Deb Dana aporta ejercicios que sistemáticamente destapan las capas adaptativas de regulación neuronal del sistema nervioso autónomo que cambian, y a veces distorsionan, nuestra perspectiva de los hechos y de los demás. Por medio de estos ejercicios, cambiamos de estado autónomo y empezamos a comprender que la narrativa personal no es un documental de hechos, sino un documental de sentimientos. Con ello no se minimiza la importancia de los hechos, sino que se hace hincapié en la importancia de los sentimientos a la hora de distorsionar, intensificar o amortiguar el efecto de los hechos.

A través de la visión de Deb, creativa y compasiva, y la acogedora y creciente familia de terapeutas conocedores de lo polivagal, la teoría polivagal se está traduciendo en herramientas e incorporándolas, lo que está transformando la práctica de las terapias conocedoras del trauma. Como testigo de este proceso, me honra la repercusión que un modo de comprender nuestro legado evolutivo puede tener, en las manos de Deb Dana y otros terapeutas con talento, a la hora de reducir el peso del dolor personal y el sufrimiento que han experimentado los supervivientes de traumas. Espero impaciente las siguientes ideas brillantes de Deb a la hora de traducir los principios de la teoría polivagal en un lenguaje accesible y una batería de herramientas útil para los terapeutas.

—STEPHEN W. PORGES, autor de La teoría polivagal

AGRADECIMIENTOS

En la vida hay momentos que son «un antes y un después». Son los momentos en los que el mundo que habitamos cambia y nos hallamos en territorio desconocido. La publicación de mi primer libro, La teoría polivagal en terapia, fue, para mí, uno de esos momentos que te cambian la vida. Los lectores vieron mi modo de trabajar y quisieron saber más. Empecé a viajar y a enseñar y mi pequeña familia polivagal llegó a ser una comunidad polivagal internacional. En persona y por correo electrónico, supe de descripciones de casos clínicos e historias personales de sufrimiento. Todos coincidían en reconocer que aplicar el punto de vista del sistema nervioso autónomo cambiaba el modo en el que las personas comprendían sus historias e interactuaban con el mundo.

Me di cuenta de que las actividades sencillas de la vida cotidiana brindaban oportunidades continuas de modelación autónoma. Las actividades diarias para enriquecer el sistema nervioso son la base de Ejercicios polivagales, así que es natural que este libro no se escribiera en largos períodos ininterrumpidos, que es mi ritmo de escritura favorito, sino en ratos más reducidos que reclamaba en el transcurso de mi vida diaria. En el proceso de escritura, me convertí en alumna de mi propio sistema; descubrí patrones que quería disfrutar y patrones que estaba lista para cambiar. Aprendí por experiencia propia que conformar el sistema nervioso a nuevas formas exige paciencia y persistencia, y que es posible.

Escribir Ejercicios polivagales fue una aventura autónoma que no podría haber recorrido sin el apoyo de muchas personas. Albergo un lugar especial en mi corazón para los participantes en mis talleres dispuestos a ser mis pilotos de prueba. Juntos aprendimos que algunos ejercicios ayudaban en la teoría, pero no se trasladaban a la práctica, mientras que otros funcionaban bien retocándolos un poco. Tina Zorger me ha acompañado en esta aventura desde el principio y es la persona en quien confiaba para que escuchara mis frustraciones y me ayudara a encontrar la manera de avanzar. Ella sabía cuándo yo necesitaba detenerme a disfrutar y cómo ayudarme a seguir creando. Mi guía de confianza Linda Graham me abrió la puerta a ver más allá de los puntos donde me hallaba estancada y a confiar en mi sabiduría interior. El compañero escritor Gary Whited aportó a nuestra conexión su don de la escucha profunda, ofreciéndome un lugar seguro donde hablar de mis dificultades a la hora de escribir. Mi amiga Marilyn Sanders compartía mi amor por las primeras horas del día y, muchas mañanas, cuando ambas nos despertábamos en el mundo, empezábamos la jornada con un café y una conversación de inspiración polivagal.

Este libro no habría sido posible sin el apoyo de mi maravillosa editora, Deborah Malmud, y su estupendo equipo de Norton. Ella creyó en esta obra, me puso en contacto con Trish Watson (que me ayudó a ordenar los ejercicios para que fueran de fácil comprensión y acceso) y siempre estuvo abierta a explorar nuevas ideas. Deborah comprendía mis momentos de desesperación vagal dorsal y siempre respondía con un mensaje de esperanza vagal.

Mi amistad con Stephen Porges ha modelado mi vida de formas maravillosas e inesperadas. Steve siempre estuvo dispuesto a ayudarme a conocer la ciencia de la conexión con mayores matices, se presentaba sin vacilar para prestarme un momento de corregulación muy necesario cuando yo me perdía, y continúa conformando mi mundo invitándome a acompañarle en nuevas aventuras de inspiración polivagal.

Mi mayor agradecimiento es para mi marido, Bob, que me apoyó cada día durante lo que a menudo parecía la aventura de escribir un libro interminable. Ahí estaba para celebrarlo conmigo cuando yo encontraba las palabras justas y me ayudaba a recobrar la esperanza cuando ya iba a tirar la toalla. Su amor sigue colmándome el corazón de alegría.

Mientras escribía Ejercicios polivagales, fueron incontables las personas que me ofrecieron cercanía justo cuando más la necesitaba. Los amigos preguntaban qué tal, los colegas probaban las prácticas y la gente me contaba sus historias. A todos quienes me han acompañado en este viaje, les deseo que sus días estén llenos de abundancia vagal ventral…

INTRODUCCIÓN

«¿Y si su neurofisiología pudiese contribuir a la seguridad y la conexión?». Ésta es una pregunta que hago a mis clientes al iniciar nuestro viaje terapéutico. Aunque en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales ( DSM-5) hay muchas posibilidades diagnósticas, fundamentalmente los clientes acuden a tratamiento al sufrir una merma en su capacidad de regular sus respuestas autónomas. Un enfoque terapéutico polivagal se basa en saber que las experiencias tempranas modelan el sistema nervioso autónomo y que las experiencias actuales lo remodelan, que los patrones de respuesta habituales pueden interrumpirse y crearse nuevos patrones. Es posible enseñar a los clientes a escuchar sus relatos autónomos sin riesgos y modelar sus sistemas en pos de la seguridad y la conexión.

El aprendizaje es un proceso de descubrimiento y dominio, y las formas de fomentar el descubrimiento son frecuentemente distintas de las de propiciar el dominio (Gopnik, 2005). La hora de terapia invita al descubrimiento, y el tiempo entre sesiones puede dedicarse a propiciar el dominio. Un enfoque polivagal empieza por ayudar a los clientes a explorar en qué sentido el sistema nervioso autónomo es creador, y a la vez testigo, de la experiencia que han vivido, para luego orientarlos hasta que se conviertan en agentes activos de su sistema esencial. La sesión de terapia es el momento semanal del cliente en el que experimenta de forma previsible la corregulación y la conexión con nuestro estado vagal ventral y puede explorar sin riesgos experiencias de movilización y colapso. El proceso de reorganización autónoma que arranca en la terapia se refuerza con la práctica entre sesiones. Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión te ofrece formas de ayudar a los clientes a sintonizar con su sistema nervioso y empezar a remodelar sus respuestas por medio de prácticas empíricas que pueden introducirse en las sesiones e implementarse entre sesiones.

El cambio incremental conduce al cambio transformacional. Kok y Fredrickson (2011) identificaron una espiral ascendente donde pequeños y a menudo fugaces momentos de regulación vagal ventral se acumulan y se combinan a lo largo del tiempo, lo que conduce a una mayor flexibilidad autónoma. Estos micromomentos, que yo denomino destellos, constituyen la base del bienestar fisiológico y psicológico de tus clientes. Los puntos de inflexión se producen cuando un estado de equilibrio se altera y lo sustituye un nuevo estado de equilibrio. Éstos son los momentos mágicos en los que se traspasa un umbral (Gladwell, 2000). Los ejercicios de este libro le aportan un modo de utilizar el tiempo entre sesiones para contribuir a la progresión de tus clientes hacia un punto de inflexión vagal.

Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión se divide en dos apartados y un anexo. El apartado I presenta los principios organizativos de la teoría polivagal. La idea es leer primero este apartado, con el fin de construir una base teórica para los ejercicios que se presentan en el apartado II. Quienes han leído La teoría polivagal en terapia (Eleftheria, 2019), encontrarán en el apartado I nuevas formas de explicar y analizar la jerarquía, la neurocepción y la corregulación. Si ésta es tu primera introducción a la teoría polivagal, los capítulos 1-3 te aportarán un conocimiento informado polivagal de la organización y las acciones del sistema nervioso autónomo. Tanto si desconoces la perspectiva polivagal como si eres un terapeuta polivagal orientado y experimentado, dedícale tiempo de hacer los pequeños ejercicios que incluye cada capítulo. Estos cuadros con indicaciones están destinados a relacionar los principios organizativos de la teoría polivagal con su experiencia personal y crear una base sólida para trabajar con tus clientes a través del prisma del sistema nervioso autónomo.

La investigación sobre cómo se adquieren los hábitos demuestra que se requiere una media de 66 días de práctica para que una acción se automatice, que saltarse algún que otro día no supone un retroceso y que el apoyo continuo durante este tiempo es un ingrediente importante del éxito (Lally, Van Jaarsveld, Potts y Wardle, 2010). Los estudios demuestran que el aprendizaje espaciado produce efectos duraderos y que las experiencias continuadas distribuidas en el tiempo ayudan a que el aprendizaje se generalice en nuevas situaciones (Kang, 2016). Al conjugar esta información con la certeza de que disfrutar nos motiva a aprender (Lucardie, 2014), Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión te invita tanto a ti como a tus clientes a la práctica de lo que mi colega, Amber Gray, denomina home-play (juego en casa) ( Gray, 2018). A diferencia de las tareas para hacer en casa, que pueden vivirse como un factor estresante y activar acciones autónomas de protección e innumerables historias de fracaso, el juego en casa capta el interés del cliente, con una invitación abierta a adentrarse en prácticas agradables de escucha activa y adquisición de destrezas y a disfrutarlas.

A partir de este conocimiento de cómo aprenden las personas, el apartado II contiene ejercicios destinados a complementar la labor clínica y mantener a los clientes activamente implicados en el proceso de reorganización autónoma más allá de la hora de terapia. El apartado II desarrolla la secuencia de mapeo básica de La teoría polivagal en terapia (2019) y complementa los ejercicios de seguimiento y tonificación presentados en ese texto. La introducción presenta un resumen del marco BASIC (Befriend, Attend, Shape, Integrate, Connect [entablar amistad, prestar atención, modelar, integrar, conectar]) y analiza cómo emplear los ejercicios presentados en el apartado para ayudar a los clientes a adquirir la capacidad de conectar sin riesgos con sus respuestas autónomas y sortear sus experiencias diarias de nuevas maneras. Cada uno de los capítulos 4-8 está dedicado a un elemento del marco BASIC y presenta ejercicios variados para poner en práctica con los clientes y mejorar el aprendizaje entre sesiones. Cada capítulo empieza con un resumen de la investigación que conforma el apartado, seguido de una serie de ejercicios. El formato del ejercicio y su uso previsto presenta cierto contexto para los clientes, describe los pasos del ejercicio e incluye consejos para los terapeutas.

El apartado II presenta el marco BASIC en una secuencia que profundiza de un capítulo al siguiente. Empieza con «Entablar amistad» y recorre ordenadamente los apartados. Cada capítulo incluye varios ejercicios distintos entre los que escoger, sabiendo que algunos resultarán atractivos para los clientes, mientras que otros les parecerán menos interesantes. Para los clientes que desconozcan la perspectiva polivagal, los ejercicios son una invitación a la conexión autónoma. Si has estado trabajando así y tus clientes empiezan a conocer sus patrones autónomos, los ejercicios intensificarán su experiencia. Tanto si tus clientes son principiantes como si están al corriente del mundo polivagal, los ejercicios ofrecen un camino hacia la reorganización autónoma.

El anexo completa el libro, ofreciendo rastreadores de progreso para cada uno de los componentes BASIC y presentando ejercicios en un formato que puedes copiar y compartir con los clientes. Un predictor importante del cambio es la percepción de moverse hacia un objetivo. Los estudios demuestran que, incluso al identificar un objetivo como importante y significativo, no rastreamos automáticamente los cambios, y cuando lo hacemos, solemos asimilar determinados datos e ignorar otros (Webb, Chang y Benn, 2013). Contar con un modo de ver y medir el progreso contribuye al cambio. Los rastreadores de progreso personal de los capítulos 4-8 son sencillas herramientas de evaluación destinadas a ayudar a los clientes a prestar atención explícita a los cambios sutiles que demuestran que su sistema nervioso autónomo se está reorganizando. La idea es emplear los rastreadores a intervalos regulares, primero trabajando con los ejercicios del capítulo, para luego ver cómo el cambio autónomo en curso sigue repercutiendo en los comportamientos y creencias. Complétalos en las sesiones, retómalos más adelante para pasar revista de manera continua y sugiere a los clientes que los se apliquen ellos mismos en casa.

Ejercicios polivagales para la seguridad y la conexión te brinda un modo de ayudar a los clientes a mantener vivo el proceso de consciencia y reorganización autónomo fuera de la hora de terapia. Los principios organizativos descritos en el apartado I te ayudarán a saber cómo funciona el sistema nervioso autónomo y crear una plataforma para enseñar los ejercicios del apartado II. Los ejercicios BASIC ayudarán a tus clientes a prestar atención a las acciones de su sistema nervioso autónomo entre sesiones, a empezar a remodelar su trayectoria autónoma y a reforzar su movimiento en pos de la seguridad y la conexión. «La felicidad reduce el umbral neuronal para percibir los sucesos vitales como positivos y esperanzadores, al tiempo que eleva el umbral para percibir los hechos como negativos y desalentadores» (Lucardie, 2014, p. 440). Con este libro, tanto tú como tus clientes contáis con una guía para construir la base autónoma de la felicidad de inspiración vagal ventral.

APARTADO I

EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO: PATRONES Y VÍAS

Descubrí que había un país ignoto por explorar en los mecanismos del sistema nervioso de los mamíferos.

—WILDER PENFIELD

La capacidad de responder a las dificultades de la vida diaria y recuperarse de ellas es un marcador del bienestar y depende de las acciones del sistema nervioso autónomo. Al pensar en el sistema nervioso autónomo, ¿adónde van tus pensamientos? Tal vez tengas un recuerdo difuso de cuando aprendiste biología hace mucho y crees que este sistema es de alguna manera importante para la supervivencia. Al desarrollar la teoría polivagal, Stephen Porges ha aportado un mapa moderno del territorio del sistema nervioso autónomo y un nuevo conocimiento de las formas en las que modela las experiencias de conexión y protección a cada momento.

Los tres principios organizativos de la teoría polivagal son:

1. Jerarquía autónoma

El sistema nervioso autónomo se divide en tres partes, cada una con su conjunto de acciones protectoras.

•El más precoz sistema vagal dorsal aporta estrategias de inmovilización.

•El sistema simpático, el siguiente en llegar, incorpora la lucha y huida.

•El más reciente sistema vagal ventral ofrece la capacidad de estar a salvo mediante la conexión y la participación social.

•Reconocer a qué punto de la jerarquía ha llevado a tu cliente el sistema nervioso autónomo es fundamental para la eficacia de la terapia. Cuando el sistema nervioso autónomo ha entrado en un estado desregulado vagal dorsal o simpático, el cuerpo y el cerebro de tu cliente han sido secuestrados y se mantienen en una respuesta de supervivencia. Cuando el estado vagal ventral está activo, cuerpo y cerebro trabajan juntos, y es posible procesar y cambiar.

2. Neurocepción

La neurocepción, la detección sin conciencia, describe el modo en el que el sistema nervioso autónomo interactúa con el mundo.

•Al trabajar por debajo del nivel de la conciencia, el sistema nervioso autónomo presta atención al interior del organismo, al entorno exterior y a las relaciones entre las personas.

•Para remodelar el sistema nervioso autónomo, primero hay que transformar la experiencia implícita en explícita, llevando la percepción a la neurocepción, para luego añadir contexto por medio del prisma del discernimiento.

•La neurocepción funciona en todos los momentos de la sesión de terapia. La capacidad de sintonizar con las conversaciones autónomas implícitas que se dan entre tú y tus clientes es un parte esencial de la creación de presencia terapéutica y la forja de confianza en el proceso terapéutico.

3. Corregulación

La corregulación es un imperativo biológico. Es esencial para la supervivencia.

•La capacidad de autorregularse se basa en experiencias continuas de corregulación. Por medio de la corregulación, conectamos con los demás y creamos una sensación común de seguridad.

•Con un prójimo regulador y de fiar, adoptamos el ritmo de la reciprocidad y erigimos experiencias de seguridad en conexión. A muchos de tus clientes les falta esta primera experiencia de hallarse en un espacio seguro con una persona que no supone un peligro.

•Como terapeuta, tienes la responsabilidad de ser una presencia regulada y reguladora para tus clientes. Si no ofreces una corregulación predecible y continua de en la sesión de terapia, a tus clientes les costará participar en el proceso terapéutico del cambio.

A lo largo de la evolución, tanto el cerebro como el sistema nervioso autónomo han crecido y cambiado. John Hughlings Jackson propuso una jerarquía de estructuras cerebrales en la que los niveles superiores regulan la actividad de los niveles inferiores; definió la disolución como una especie de evolución a la inversa que se da cuando las estructuras cerebrales superiores ya no inhiben las estructuras inferiores (Franz y Gillett, 2011; York III y Steinberg, 2011). Esto lo observas cuando la corteza prefrontal del cliente se bloquea en respuesta a una situación que parece abrumadora y deja que el sistema límbico elabore una respuesta. Asimismo, el sistema nervioso autónomo puede considerarse desde el punto de vista de la jerarquía y la disolución. Al contemplar la evolución del sistema nervioso autónomo, emerge un sistema tripartito que es evidente y cuantificable, lo que crea una jerarquía predecible de respuesta ( Porges y Carter, 2017). El sistema nervioso autónomo también sigue una ruta predecible de disolución: desciende por la jerarquía, pasando de la seguridad y conexión vagales ventrales a la movilización simpática de la lucha y huida y finalmente al estado más temprano de bloqueo vagal dorsal.

El uso de imágenes permite hacerse una idea de cada estado autónomo. Los humanos evolucionaron a partir de unos antiguos reptiles similares a las tortugas (Porges, 2015a). La imagen de la tortuga escondiéndose en su caparazón representa bien el estado vagal dorsal de la desconexión. Si pasamos al sistema nervioso simpático, piensa en los movimientos veloces de un pez reaccionando al instante para evitar a un depredador. Por último, al alcanzar el estado vagal ventral exclusivo de los mamíferos, imagínate a unas personas hablando y sonriendo en un momento compartido de conexión.

Darwin comprendió que el cerebro y el corazón estaban conectados y entablaban una conversación bilateral por medio de lo que entonces se conocía como el nervio neumogástrico, ahora llamado el nervio vago o X par craneal (Darwin, 1873). William James (1890) escribió que «una emoción humana únicamente inmaterial es una insignificancia» (p. 194) y que la sensación intelectual debe estar conectada a una «una acción corporal de algún tipo» (p. 201). Este conocimiento temprano de las conversaciones bilaterales entre el cuerpo y el cerebro se abandonó en pro de concebir el cerebro como la fuerza dominante que dirige la experiencia diaria. La teoría polivagal restableció la noción de que, por medio de vías bidireccionales, los procesos psicológicos influyen en el estado corporal y el estado corporal cambia nuestras percepciones (Porges, 2009). Las fibras sensoriales envían información al cerebro y las fibras motoras traen información de regreso, lo que inicia una respuesta. Las vías corticobulbares (cortico por corteza y bulbar por una región de la médula) conectan la corteza motora con el sistema nervioso autónomo a través del nervio vago, con lo que la corteza tiene un modo de ejercer cierto control en las respuestas del tronco encefálico ( Porges, 2011).

Hasta hace poco, los científicos no tenían modo de comprender esta conexión entre el corazón y el cerebro salvo por medio del uso de modelos animales para poner a prueba las hipótesis y el estudio post mortem de los sistemas del organismo. En la actualidad, los investigadores pueden estudiar el sistema nervioso autónomo y los patrones de actividad cerebral en humanos vivos en tiempo real. Por medio del uso de electroencefalogramas, la biorretroalimentación y dispositivos inteligentes, podemos escuchar las conversaciones que recorren las vías entre el sistema nervioso autónomo y las redes corticales. La variabilidad de la frecuencia cardíaca, los cambios que se dan por naturaleza en el ritmo latido a latido del corazón, revela el estado del sistema nervioso autónomo y podría ser un biomarcador del estrés y la salud generales (Evans et al., 2013). La variabilidad alta y baja se asocia a cambios en la capacidad del cerebro (región prefrontal) de fomentar la autorregulación cognitiva y emocional (Park y Thayer, 2014). Otro ritmo, la arritmia sinusal respiratoria, sigue los cambios en la frecuencia cardíaca asociados a pautas respiratorias (Sahar, Shalev y Porges, 2001). Este ritmo de latido y respiración cambia en respuesta a necesidades físicas y psicológicas. En la labor clínica, notamos la comunicación entre el cuerpo y el cerebro por la intensidad con la que los clientes responden a una experiencia, cuánto dura su respuesta y con qué frecuencia ocurre. Vemos en acción las conversaciones entre el cuerpo y el cerebro de los clientes. A medida que avanza la tecnología, tal vez pronto puedas observar cambios en el estado autónomo, según se desarrolla una sesión, por medio de números que sigan los cambios momento a momento y colores cambiantes que ilustren la experiencia autónoma. Es interesante plantearse lo que el doble prisma de observar el cuerpo y los comportamientos de tu cliente combinado con la siguiente generación de herramientas de medición fisiológica puede aportar a la interacción clínica.

El sistema nervioso autónomo conforma el modo en el que experimentamos la vida. Las creencias, los comportamientos y las respuestas corporales están incorporados en la jerarquía autónoma. La fisiología y la psicología están interconectadas. El estado y la historia trabajan juntos en un bucle persistente y, si no se interrumpe, imperecedero. La teoría polivagal nos invita a adentrarnos en la ciencia de sentirnos lo bastante seguros como para enamorarnos de la vida y asumir los riesgos de vivir. Al concienciar explícitamente sobre los mecanismos implícitos del sistema nervioso autónomo, puedes aprender a convertirte en un recurso regulado y regulador para tu propio bienestar y el de quienes te rodean. En los siguientes capítulos veremos qué hay bajo la superficie de los comportamientos y creencias y empezaremos a responder a la pregunta de cómo la fisiología puede crear las condiciones que favorecen la seguridad y la conexión.

CAPÍTULO 1

LA JERARQUÍA AUTÓNOMA

El organismo se reorganizará cuando se sienta a salvo.

—STEPHEN PORGES

La vida diaria es una experiencia compleja de navegación autónoma. El trauma, que puede verse como «lo que le pasa a una persona cuando hay demasiado y ocurre demasiado pronto, hay demasiado durante demasiado tiempo o no lo suficiente durante demasiado tiempo» (Duros y Crowley, 2014, p. 238), crea una necesidad autónoma que conforma el sistema alejándolo de la conexión en pos de la protección. El sistema nervioso autónomo responde momento a momento a lo que a menudo son necesidades contrapuestas de sobrevivir y ser social. En un estado de protección, la supervivencia es el único objetivo. El sistema está cerrado a la conexión y el cambio. En un estado de conexión, la salud, el crecimiento y la recuperación son posibles.

AL SERVICIO DE LA SUPERVIVENCIA

Los clientes se enfrentan al dilema de equilibrar el impulso de supervivencia con el anhelo de conexión. Las respuestas que eran necesarias y adaptativas para sobrevivir en el pasado acarrean sufrimiento en el presente. Los relatos de traumas se mantienen en vías autónomas sintonizadas en un patrón de respuesta de umbral bajo e intensidad elevada. Una pregunta que se le puede hacer al cliente cuando siente que le sobreviene una respuesta de supervivencia adaptativa es «¿Le suena este cambio autónomo?». Muchas veces, la activación en el momento actual los lleva de vuelta al origen autónomo en el pasado.

El sistema nervioso autónomo aprende por medio de la experiencia. Incluso antes del nacimiento, este sistema asimila el entorno y le da respuesta. La exposición prenatal a varias experiencias adversas, incluyendo las dificultades socioeconómicas, un apoyo social inadecuado y el consumo de sustancias influyen en la función autónoma del bebé (Alkon et al., 2014; Fifer, Fingers, Youngman, Gomez-Gribben y Myers, 2009; Hambleton et al., 2013). El estado anímico de la madre se transmite, y la ansiedad y la depresión repercuten en el nivel de madurez y la frecuencia cardíaca del bebé en desarrollo (Kinsella y Monk, 2009). Primero en el útero y luego en la familia, las experiencias tempranas influyen en el sistema nervioso autónomo y crean patrones de respuesta habituales. Por medio de experiencias reiteradas de regulación cocreada, las interacciones íntimas entre madre y bebé conforman el sistema del bebé (Ostlund, Measelle, Laurent, Conradt y Ablow, 2017). El hecho de que madre e hijo «compartan a nivel autónomo» crea la experiencia de la sintonía (Manini et al., 2013, p. 2). En el marco de una relación con un cuidador receptivo, la danza diádica de la conexión, perdiendo la conexión y luego recobrándola, sienta las bases para un sistema nervioso regulado. Con una persona regulada y reguladora fehacientemente, los ritmos de la reciprocidad construyen experiencias de seguridad en la conexión. Cuando las dinámicas familiares se basan en experiencias de falta de sintonía autónoma, hay pocas probabilidades de que se produzcan experiencias de reparación. Cuando los adultos de la familia llevan a cuestas sus propios patrones de desregulación, habitualmente desencadenantes de estados de protección incapaces de brindar la seguridad de la conexión, el sistema nervioso autónomo del niño responde creando sus propios patrones de protección. «Sin la experiencia de un prójimo organizativo, el sistema nervioso se encuentra aturdido» (Fisher, 2014). Si no se interviene, se transmite un legado de organización autónoma desregulada de generación en generación.

Es frecuente que quienes han sufrido traumas pasen por estados de desregulación impredecibles, rápidos, intensos y prolongados. Este desequilibrio autónomo y falta de flexibilidad desembocan en problemas de salud. Los problemas físicos incluyen una función inmunitaria deficiente, problemas digestivos, problemas respiratorios, diabetes, mayor riesgo de cardiopatía, ictus y fatiga crónica (Andersson y Tracey, 2012; Dorrance y Fink, 2015; Mazur, Furgała, Jabłoński, Mach y Thor, 2012; Merz, Elboudwarej y Mehta, 2015; Thayer y Sternberg, 2006; Vaillancourt et al., 2017; Van Cauwenbergh et al., 2014). Además de la fisiología, la psicología también se ve afectada. El aislamiento social y la soledad, la alerta frente a rostros iracundos, la distracción de las ocupaciones, la incapacidad de discernir las señales significativas de las triviales y un mayor grado de depresión y ansiedad son algunas de las consecuencias de un sistema nervioso autónomo desequilibrado (Grippo, Lamb, Carter y Porges, 2007; Hawkley y Cacioppo, 2010).

La noticia esperanzadora para ti y para tus clientes es que, como el sistema nervioso autónomo aprende con la experiencia, las experiencias ininterrumpidas pueden remodelar el sistema. Puede ponerse freno a patrones habituales y pueden crearse nuevos patrones. La flexibilidad autónoma es un resultado de la terapia fruto del esfuerzo, al ayudar a los clientes a descubrir sus vulnerabilidades autónomas y aspirar juntos a la resiliencia autónoma de recursos.

LA JERARQUÍA EVOLUTIVA

Como muestra la figura 1.1, el sistema nervioso autónomo está compuesto por dos ramas (el parasimpático y el simpático) y, con la división del sistema parasimpático, tres vías diferentes, todas ellas trabajando al servicio de la supervivencia.

FIGURA 1.1. La configuración del sistema nervioso autónomo: dos ramas, tres vías

Al surgir cada nueva vía, la anterior se mantuvo y siguió aportando su particular respuesta exclusiva de supervivencia ( Porges, 2006). Si seguimos la evolución de las tres vías del sistema nervioso autónomo, observamos la jerarquía autónoma, el primer principio organizativo de la teoría polivagal, y encontramos las propiedades emergentes y las estrategias adaptativas para cada uno de los estados autónomos.

Piensa en el sistema nervioso autónomo como un sistema anidado. A lo largo de la evolución, a lo que empezó siendo un sistema vagal dorsal único de inmovilización que nuestros antepasados reptiles empleaban para sobrevivir, se le añadió primero el sistema simpático de movilización y las opciones de lucha y huida, y más adelante el sistema ventral vagal de la comunicación social y la conexión. Al desarrollarse cada nuevo sistema y conservarse el anterior, emergió la jerarquía autónoma (figura 1.2).

El sistema vagal dorsal más temprano actúa de fondo, regulando los órganos situados por debajo del diafragma, incluyendo el sistema digestivo.

FIGURA 1.2. Relación evolutiva anidada de tres vías