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Este libro nos introduce en el mundo de los acuarios, nos aporta sus orígenes, su historia, sus secretos, detalles técnicos, sus debatidas polémicas y un sencillo e imaginario viaje a través de algunas instalaciones de este tipo en el mundo. Nos argumenta, además, por qué trabajar en este campo técnico-profesional requiere la combinación de tres esenciales perfiles: científico, educativo y recreativo.
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Seitenzahl: 226
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Edición: Neyda Izquierdo Ramos Diseño de cubierta e interior: Yadyra Rodríguez Gómez Ilustración: Seidel González Vázquez (6del)Corrección: María de los Ángeles Navarro González Composición digital: Seidel González Vázquez (6del)Conversión a e-book: Amarelis González La O
© Maida Asela Montolio Fernández, 2022
© Sobre la presente edición: Editorial Científico-Técnica, 2022
ISBN 9789590512667
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO Editorial Científico-Técnica Calle 14 no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La [email protected]
www.nuevomilenio.cult.cu
A la memoria de mi madre, quien con gran fervor hablaba del acuario;
a mi hija, que creció en él. A mi nieta, que lo visita frecuentemente.
Con respeto y admiración a los hombres y mujeres
que dedican parte de su vida a este apasionante mundo,
en ocasiones con anónima labor.
Agradecimientos
A los que poco o mucho, pero con igual valor, tributaron a mi labor, ellos entenderán la imposibilidad de citarlos.
A los que enriquecieron con valiosas recomendaciones estas cuartillas: Ms. C. Elena Gutiérrez de los Reyes, Ms. C. Ma. Victoria Orozco Llerena, Ms. C. Roberto Pérez de los Reyes, PhD. Dr. Danilo Cruz Martínez.
A Mercedes Viñas por su indiscutible apoyo.
A los colegas que respondieron a mi solicitud aportando información, anécdotas, vivencias y certeros comentarios.
Al doctor José Luis Solorzano Velasco, que prestigia con su hermoso prólogo el presente libro.
A los técnicos y directivos que me acogieron al visitar sus instituciones trasmitiéndome sus valiosas experiencias.
A los que me apoyaron y se entusiasmaron con la idea.
Prólogo
Señor, una minúscula gota de agua reposa en la palma de mi mano. Te la ofrezco, y con ella te ofrezco el océano entero. Esta diminuta gota tiene el poder de aligerar la ardiente sed de los hombres y, si se reparte por la tierra, el poder de dar vida a la semilla y a la cosecha futura.
Ishpriya R. S. C. J.
Sin lugar a dudas, el mar es por sí solo, una verdadera maravilla natural, que ha causado asombro, fascinación, respeto, cuentos, mitos y leyendas. El planeta Tierra, como bien sabemos podría llamarse planeta Agua, ya que esta cubre 71 % de la superficie, el resto, 29 %, corresponde a la masa sólida de islas y continentes.
Si se pudiera unificar toda el agua en estado líquido del planeta, obtendríamos un volumen aproximado de 1386 millones de km3, lo que al final constituiría 0.02 % de la masa total del Planeta.
El mar ha sido fuente de inspiración de poetas y escritores de la misma civilización, bien se sabe que sus combinaciones químicas permitieron el desarrollo de la única vida, en el universo, como la conocemos hasta hoy.
Su estudio, admiración e investigación es tan antigua como el propio hombre desde sus primeras civilizaciones, estas se desarrollaron junto al mar y los ríos, precisamente, para lograr su supervivencia.
El acuario ha sido, sin dudas, un elemento necesario en la cultura humana, una ventana a un mundo que a pesar de su alcance y cercanía, no es de fácil penetración.
En los océanos, sitios megadiversos, existen más de 230 000 especies de seres vivos, se incluyen, peces, crustáceos, mamíferos marinos, cefalópodos, artrópodos, y muchos más. Gracias al desarrollo de los acuarios ha sido posible sumergirse cómoda y seguramente en este fascinante mundo de vida.
El acuario es accesible para todos a través de sus exhibiciones, no solo nos permite conocer la extraordinaria diversidad faunística que existe en las aguas del planeta, sino también —gracias al desarrollo de técnicas modernas—, permite el acercamiento a los distintos ecosistemas, marinos y dulce-acuícolas, que encontramos en todos los rincones de la Tierra.
La visita a un acuario es un agasajo al entendimiento, al gozo, es una experiencia obligada para el conocimiento del ser humano.
Llevados de la mano de la autora, conoceremos los detalles técnicos, la historia, el futuro y los secretos del maravilloso e intrincado trabajo que representan los acuarios en el mundo. Con su sensibilidad, nos permite conocer muchos de sus secretos y algunas de sus criaturas más fascinantes.
La complejidad que significa reproducir las condiciones elementales y únicas del agua del mar y sus océanos en pequeños exhibidores y controlar los soportes de vida que las especies requieren, se ha convertido en toda una especialidad en el mundo de la investigación.
En la actualidad los acuarios, gracias a la ciencia y la tecnología como lo veremos en este interesante libro, no se limitan únicamente a la exhibición de peces, también se han incluido otras como los mamíferos marinos, que sin duda, han sido admirados por el ser humano desde los inicios de su historia.
Algunas de estas especies eran adoradas por los esquimales y representadas en sus tótems como seres sagrados, la Biblia, menciona que Jonás fue devorado por un gran pez; y la Ilíada describe que el mismo Homero fue rescatado por un grupo de delfines al ser arrojado al mar.
La inclusión de algunas especies que se han adaptado al manejo en condiciones controladas, ha incrementado el interés y el disfrute de los visitantes, lo que ha convertido a los acuarios no solo en salas de exhibición y aprendizaje, sino también en lugares de interacción, entretenimiento, educación, investigación, conservación y reproducción. Una ventana submarina al increíble mundo de los océanos, en la que algunos representantes se convierten en embajadores ante el mundo de los humanos, y permiten sumergirnos en una serie de conocimientos nunca antes alcanzados.
El naturalista Jacques Ives Costeau escribió en su primer libro Elmundo del silencio, que el mar es un inmenso universo silencioso; afortunadamente, él mismo reconoció con el paso de los años, que el mar es un grandioso y diverso universo que no es para nada silencioso. Los chasquidos de los camarones, los clicks de las langostas, los fantásticos y prolongados cantos de las ballenas, que sin duda, sirvieron de fuente de inspiración para la creación de temibles leyendas en los primeros navegantes, ahora los podemos compartir y conocer, con la seguridad y la calma que los acuarios, junto a la ciencia, nos brindan.
La gracia, empatía por el ser humano, y la simpática sonrisa de los delfines, la elasticidad, agilidad y destreza de los lobos marinos y otros mamíferos marinos, ha dado un giro más amplio a los acuarios.
Cuando hace varias décadas escribimos la tesis sobre “los zoológicos como centros reproductores y repobladores de las especies en peligro de extinción”, nos limitábamos a aquellos sitios que manejaban fauna terrestre. En la actualidad, los acuarios han tomado igualmente esta responsabilidad y gracias a ellos, un gran número de especies han sido estudiadas por el ser humano, se han desarrollado nuevas tecnologías e incluso novedosos medicamentos, transmutándose en verdaderas arcas de Noé, para la conservación y reproducción de muchas especies.
La investigación de campo es difícil, costosa y complicada, cuando tratamos de penetrar a un mundo totalmente diferente al ser humano a pesar de la ayuda aportada por innumerables dispositivos técnicos de avanzada; sin embargo, gracias a cada uno de los acuarios y sus especialistas, hemos aprendido del mar, sus criaturas, sus misterios, sus maravillas, aunque su riqueza integral es aún desconocida.
Conozco y reconozco la labor que cada uno de los trabajadores de los acuarios en el mundo realizan para el cuidado de los seres vivos que en ellos se atesoran y, sin duda alguna, se requiere poseer un perfil especial, estar comprometidos con la vida, ya que de cada uno de ellos, con diversa labor, son responsables de la vida de los habitantes de los acuarios. Por ello, siempre he dicho a mis colaboradores: vivimos de los animales, pero sin duda, vivimos por ellos y para ellos.
Con una vida completa dedicada a esta labor, Maida Montolio, nos sumerge en un mundo maravilloso de emoción y aventura, pero sobre todo de conocimientos sobre el papel fundamental que los acuarios tienen en la formación y en la vida del ser humano. Sin duda, este se convertirá, no solo en un libro más de conocimientos, sino también en una herramienta de consulta obligada para los amantes del océano. Permitirá a los profesionales y al público en general sumirse en el mundo acuático, con una emoción que colma los sentidos en el intrincado y fascinante mundo del mar.
Gracias a los acuarios y a profesionales como la autora, el mar nos impresiona, nos deslumbra, nos apasiona, nos conmueve, nos hace soñar y se nos pone al alcance de la mano.
Jacques Ives Costeau dijo que una vez que el mar te ha capturado con su embrujo, te mantiene para siempre en su red de maravillas.
José Luis Solorzano Velazco
Médico Veterinario y Zoólogo
¿Por qué este libro?
La idea nació hace varios años, pero es de suponer que el tiempo escaseaba y quedaba como colofón la socorrida esperanza del futuro, más tranquilo, más apacible y con una consecuente dosis de libertad, para enfrentar riesgos por conjeturas y contradicciones lo que sin duda, estimula la tentadora y fructífera controversia.
Al escribir estas primeras líneas, la autora, se hace responsable de todo cuanto expresa, ya que antes de organizar las incipientes ideas y encauzarlas, mucho reflexionó en el tema y se dispone a transformarse en esclava de lo que plasmará en sus cuartillas.
Puede suponerse la existencia de muchos años de vínculos con el mar y no se equivocan. No ha sido, precisamente, disfrutando de veraniegas vacaciones, pero al pasar revista, fueron de similar placer, porque favorecieron el acopio de la tan invocada experiencia.
Cuando ambos elementos se combinan, suficiente tiempo ha pasado y al no saberse con exactitud el momento en que estas páginas saldrán a la luz, lo mejor es, no precisar su magnitud, porque comienzan a galoparse en la mente y en el corazón las rachas de un pasado, que se recordará para volverlo a vivir.
Se seleccionaron las vivencias y las lecciones aprendidas durante más de veinte años, por cierto, se afirma que no son nada, pero claro que sí lo son y seguro muchos estarán de acuerdo.
Se aborda así la primera obligación, agradecer de manera especial a quien brindó la posibilidad para que el esclavo apasionado y soñador se relacionara aún más con el mar y con las múltiples vías para darlo a conocer.
Fue un especial e inolvidable 18 de diciembre el día que surgió la propuesta de trabajar en un acuario, una institución muy noble, sencilla y popular. No se precise el año, baste decir que fue en la última década del pasado milenio.
Los amigos y colegas más cercanos, si deciden leer estas cuartillas, saben perfectamente quien fue el generador de la propuesta, para los menos conocidos, es necesario mencionarlo y si no se siente del todo complacido, se anticipan las disculpas.
Resulta imprescindible agradecer a Guillermo García Montero (director del Acuario Nacional de Cuba: 1990-2016), la posibilidad brindada ese 18 de diciembre, sobre todo, cuando se exacerban los más profundos sentimientos de ese hermoso día, por haber depositado en mí una gran confianza, gracias por brindarme la oportunidad de “vivir en y para un acuario”. No muchos han disfrutado de tan singular y comprometido privilegio, aún más, de esa especial satisfacción.
Llega ahora el momento de exponer la oportuna advertencia de una prestigiosa figura de las ciencias marinas y cito: “…para trabajar en un acuario hay que combinar varios pocos, de ciencia, de pedagogía, de arquitectura, de artista, de diseñador y añadió: sobre todo de soñador”.
El indiscutible adagio constituyó la primera gran lección llena de sabiduría, fue del doctor en Ciencias Naturales Darío Guitart Manday, formador de varias generaciones de biólogos marinos cubanos y fundador del Acuario Nacional de Cuba en 1960, época en que muchos países altamente desarrollados del mundo carecían y aún hoy carecen de este tipo de institución.
En breve, se supo que el doctor Guitart, el Profe, como muchos le llamábamos, acertaba, cuando se enfrentó con poca experiencia a tan indiscutible reto. Por ello, sirvan estas líneas de modesto tributo a su memoria, haciendo valer la eterna gratitud por sus continuas enseñanzas y sus permanentes consejos.
Cumplido lo anterior, libre de todo adeudo o compromiso, se retoma la pregunta inicial y con ella, las primeras respuestas:
•Para resaltar el amor y la consagración que se requiere para trabajar en un campo profesional donde se vinculan, simultáneamente, tres esenciales perfiles: científico, educativo y recreativo, pilares inseparables de estas instituciones.
•Quizás constituya una oportunidad para hacerle más sencillo el camino al relevo, para trasmitir modesta información a los principiantes o, simplemente, para los interesados en el tema.
•Para reconocer con total sencillez la merecida labor de los prestigiosos antecesores y los colegas de todo el mundo.
•Para reafirmar el concepto de que un acuario, como los museos, los zoológicos y los simples o monumentales parques, cumplen un importante rol social, aunque respetamos los criterios de quienes no coinciden, que se sabe existen.
•Para que el lector nutra con sus reflexiones la experiencia alcanzada o simplemente pueda acercarse más a estas instituciones especializadas, a su vida interna, a su complejidad y a las consecuentes polémicas.
•Tal vez se logre que algunos disfruten o se molesten al verse reflejados en los pasajes descritos y se incite el debate, más fructífero, si no todos coinciden.
•Porque el contacto con la naturaleza requiere conocimientos, y con ellos, la sensibilidad y el amor para promover la protección del mundo en que vivimos, tan severa y cruelmente afectado.
•Para continuar trabajando por la conservación del hermoso patrimonio “azul” de la humanidad, como ineludible responsabilidad ante las generaciones venideras. En esto, es probable estemos todos de acuerdo, para no ser absolutos, la gran mayoría, aunque con distintos enfoques y precisiones.
Se obvian otras muchas respuestas, que se impondrán en lo adelante, otras se plasmarán al final como lecciones aprendidas.
La Autora
Múltiples significados
El signo Acuario se identifica como símbolo de transformación y cambio permanente, por el vínculo representativo que tiene con el agua, extraordinaria solución bien conocida por su escurridizo movimiento, capaz de filtrarse y transitar por donde entiende y quiere. Es el undécimo signo del zodiaco, el sexto en la naturaleza positiva masculina y se dice que el cuarto, al describir la cualidad humana, junto con Tauro, Escorpión y Leo.
En el ámbito estelar, la constelación Acuario fue una de las primeras descubiertas y descritas. A esta constelación se le denomina el aguador porque se expande en el espacio estelar con la figura de un corpulento hombre que vacía un recipiente de agua desde su hombro (Fig. 1). Esta constelación clasifica entre las diez de mayor tamaño y no es fácil verla si no dispone de gran paciencia. Si lo logra, podrá observar el área que ocupa, la referida forma y sus múltiples estrellas en el apasionante y maravilloso universo nocturno.
Fig. 1. Constelación Acuario (http://www.astrociencia.com, http://www.allthesky.com).
En ella se encuentra la famosa nebulosa Hélice (Hélix) denominada “Ojo de Dios”, de gran espectacularidad. Los expertos dicen que está a más de 300 años luz del Sistema Solar, a pesar de que se considera una de las más cercanas a la incandescente estrella. Su tamaño es aproximadamente la mitad de la Luna.
No desperdicie la oportunidad de disfrutar de ella, no se arrepentirá, sobre todo si tiene la posibilidad de hacerlo cerca de la costa, le resultará extraordinariamente conmovedor.
Se argumenta que Acuario responde a la voluntad del llamado Dios An, quien continuamente refresca con agua la inmortalidad del planeta, que bien merece mantenerse por toda la eternidad.
Los egipcios, por su parte, refieren que la constelación Acuario representa a Hapi, Dios del Nilo y el poeta latino Manilo (siglo i a. n. e.) la asocia con la juventud que se derrama continuamente sobre la Tierra.
En el calendario babilónico, uno de los tantos y más antiguos que existe, cuyo origen fue en la antigua Mesopotamia (siglo vi a. n. e.), se describe el signo Acuario como un haz destructor, maldito y estruendoso, íntimamente relacionado con el famoso diluvio universal, por tanto, está asociado al Dios de la Tormenta (Fig. 2).
En la cultura occidental, el signo Acuario se representa con un ánfora y es sinónimo de olas, ondas y movimientos indistintos del vital fluido, que posee igualmente determinada influencia electromagnética.
En los pasajes mitológicos abundan las citas vinculadas a Acuario, entre muchas, su vínculo con Odiseo, rey de Ítaca, uno de los fieles exponentes de la guerra troyana y en cuya civilización se identifica con Urano/Caelus y Crono/Saturno.
Fig. 2. Calendario babilónico (http://www.mentescuriosas.es, http://www.edu.glogster.com).
Como si fuera poco, no puede obviarse la astrología médica y en ella se describe que Acuario impone siempre el deseo y la curiosa orden a los sistemas circulatorios y nerviosos del ser humano.
El vocablo acuario responde a la palabra hebrea “kad” que significa tarro, jarra o urna, con ello nos aproximamos al objetivo que nos ocupa, ya que un acuario es cualquier recipiente que permita almacenar agua y que, total o parcialmente, en sus entornos tenga una o varias secciones transparentes para lograr la observación de lo que contiene el ambiente acuático o semiacuático acogido. Puede ser cualquier organismo vivo y lo más común es que sean peces, pero igualmente pueden residir plantas, reptiles, artrópodos, etcétera.
Para muchos esta definición es sinónimo de pecera, sin embargo, esta concepción es errónea, véase por qué.
Una pecera, aunque tiene similares características físicas, no propicia, en modo alguno, el control de las condiciones ambientales del preciado líquido y este debe sustituirse de manera sistemática. Que así lo digan aquellos que con ellas han tenido gran deleite, pero igualmente situaciones muy críticas, al punto de llegar en ocasiones a abandonar el disfrute de tal afición.
A diferencia de una pecera, en un acuario (sigue refiriéndose a un recipiente o recinto, sea cual fuera el tamaño) se mantienen y controlan las condiciones ambientales en correspondencia con el tipo de organismo que en él vive, siempre intentándose mantener un equilibrio, lo que técnicamente se conoce como “la estabilidad del sistema”.
Para ello, se incorporan diversos accesorios y equipos, más o menos perfeccionados, para la filtración, la depuración permanente del volumen de líquido que se almacena, mejorar los niveles de oxígeno disuelto en el agua, eliminar residuos, etcétera. En otras palabras, se atiende el mantenimiento de los principales índices de calidad de agua y de vida para el bienestar de los inquilinos.
Por lo anterior, a diferencia de una pecera, en un acuario es posible representar un paisaje acuático o subacuático con su flora y su fauna asociada, contando con sistemas de circulación de agua, de aire, de filtros (mecánicos, biológicos y químicos), de iluminación, de temperatura, skimmers1 o sistemas de filtración para remover los contaminantes que en breve se convierten en componentes nocivos para los organismos. También pueden incluir efectos especiales para simular la generación de oleajes, salpicaduras, rompientes y buscar mayor fidelidad de la visión, lo cual solo se logra si se domina el conocimiento integral acerca de lo que se exhibe.
Pueden lograrse acuarios con alto grado de sofisticación para exhibir verdaderos arrecifes coralinos, paisajes costeros, ecosistemas abisales, pastizales marinos, etcétera.
Para esto es imprescindible conocerlos in situ y saber incorporar los sistemas tecnológicos de apoyo antes mencionados: logrando el óptimo funcionamiento y el referido equilibrio de los parámetros de calidad del agua, entre otros.
Acuarios como los anteriores llevan implícito, de manera paralela e imprescindible, el diseño de métodos de observación y mediciones permanentes, para avizorar con tiempo suficiente las alteraciones o incidencias que se susciten y tomar medidas inmediatas si fuera necesario, siempre en beneficio de las joyas que se cuidan como verdaderas mascotas o bien llamados animales (y plantas) afectivos.
Aclaradas las diferencias existentes entre una pecera y un acuario vale tan solo recordar que, aquarium es una palabra del latín, donde aqua significa obviamente agua y rium se traduce como lugar, recinto, espacio, etcétera.
Es oportuno describir tres importantes términos vinculados al manejo de los acuarios y no se olvide que por el momento, se sigue hablando de “recipientes o recintos”. En ocasiones, estas denominaciones se utilizan indistintamente, pero tienen diferencias precisas:
•Acuariología es la ciencia que estudia todo lo relacionado con el manejo de los acuarios.
•Acuicultura es la actividad que se dedica a la aplicación y el desarrollo de conocimientos para el manejo de organismos acuáticos, principalmente con fines alimentarios y comerciales, haciendo uso en ocasiones de avanzadas técnicas de cultivo sustentadas con importantes aportes científicos.
•Acuariofilia es la afición o tenencia de organismos acuáticos vivos con fines expositivos, decorativos y de investigaciones científicas, se logra mediante el idóneo manejo de los acuarios.
Para concluir los múltiples significados de la palabra “acuario”, se llega a las instituciones especializadas que han asumido igualmente esta denominación a partir del origen latino de la nomenclatura aquarium.
Los acuarios posibilitan que un gran número de personas puedan contemplar, e incluso interactuar, con especies acuáticas o semiacuáticas vivas, exhibidas en acuarios, tanques o recintos que varían en número, forma, diseño y capacidad, estos se convierten en espectaculares ventanas de contemplación, lo que permite un acercamiento a las maravillosas criaturas de este asombroso mundo.
En la actualidad, gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología aplicada a la industria de los acuarios, pueden almacenarse desde pequeños volúmenes hasta varios millones de litros de agua que permiten el manejo y la exhibición de múltiples especies, desde curiosos microorganismos, hasta seres vivos de impresionantes tallas (entre estos, los mamíferos marinos) con características fisiológicas y conductuales que requieren una esmerada atención, conocimientos y por supuesto la extraordinaria experiencia de los especialistas que las tienen a su cargo.
1 Sistema separador de proteínas, que mediante succión absorbe los residuos o desperdicios que se depositan en la superficie del agua.
Nacimiento y desarrollo de los acuarios
Lejos de la realidad está la idea de que todo lo que es existencia y manejo de peceras y acuarios corresponde netamente a la civilización moderna o contemporánea.
Desde hace miles de años las dinastías asiáticas cuidaban y observaban organismos acuáticos vivos, mientras los mantenían en recipientes de porcelana de exquisita decoración (Fig. 3).
Fig. 3. Pecera china de porcelana (fotografía de la autora).
De la misma forma eran conservados en exuberantes fuentes de jardines, armónicamente decoradas con preciosas y delicadas plantas ornamentales. Es de suponer que en ambos casos, el acceso a la contemplación y al disfrute de tales maravillas de la naturaleza no era masivo ni mucho menos interactivo. Lo cierto es que fue muy grande el auge alcanzado por esta afición, iniciada hace más de dos mil años, vigente y consolidada con el tiempo.
Entre los siglos xiv y xv de nuestra era, la tenencia de acuarios comenzó a extenderse desde China hacia diversas regiones. Primeramente hacia el archipiélago japonés, que adquiría la producción de los espléndidos recipientes de porcelanas, y se impusieron, de manera especial, en la época del emperador Hong-Wu, fundador de la dinastía Ming, que perduró tres siglos. Fue famoso por la expulsión de los mongoles del territorio chino y responsable de una importante política de supervivencia y de autosuficiencia económica. Esta civilización adquirió importantes territorios a partir de violentas guerras que provocaron la muerte de cientos de miles de personas, identificándose esta época como la edad dorada del arte y la literatura china.
Paralelo a esto, también en China se incursionaba en la reproducción de peces, pudiendo citar como ejemplo el origen, desde hace más de dos mil años, de la llamada koiocarpa dorada, por lo que vale referir que se consolidó la práctica definitiva de la piscicultura (acuicultura de peces) que se remonta a los años 618 y 904 (a. n. e.), específicamente durante la dinastía Tang (Fig. 4).
Fig. 4. Carpa Koi de China y Japón (https://peces.mascotahogar.com).
Aunque no está vinculado directamente con el nacimiento y desarrollo de los acuarios, al tener relación con la acuariofilia, es oportuno citar el ancestral arte chino Feng Shui. Según se dice, se dirige al mejoramiento de la vida y la comunicación. Al principio se vinculaba con los cambios y la relación con la naturaleza y el clima, se desarrollaba exclusivamente por nobles, reyes y emperadores, pero, en breve, se extendió a nivel popular.
Con la caída del último Emperador y la instauración de la República Popular China en el año 1912, fue por completo prohibido, sin embargo, tomó fuerza en Hong Kong, Taiwán y Malasia y en el siglo xx se extendió a todo el mundo. En una de sus tantas técnicas, el Feng Shui incluye la tenencia de una pecera en hogares y centros de negocios. Esta debe contener cinco peces, cuatro dorados o plateados y uno negro y debe ubicarse, en determinado ángulo cerca de la puerta o entrada principal. Como los peces mueven todo el tiempo el agua, igualmente se supone que evolucione la prosperidad y demás virtudes del lugar. Si muere el pez negro debe ser sustituido de inmediato porque su desaparición se asocia a que absorbió determinados maleficios.
En otras regiones, como en Egipto los hallazgos arqueológicos han revelado por igual la existencia de esta actividad, para lo cual se construían estanques donde se mantenían y reproducían peces vivos, principalmente como reservas alimenticias, e incluso quedaron en evidencias los antecedentes vinculados al desove artificial o inducido de peces.
Las primeras especies a las que fueron aplicadas tales técnicas fueron los llamados peces cíclidos (familia Cichlidae), grupo de gran éxito evolutivo que incluye un gran número de especies, en su mayoría de agua dulce, pero de gran poder de adaptación a determinados cambios de salinidad. Son propias de Centro y Sudamérica, aunque también distribuidas en África y Madagascar.
Con el descubrimiento de elementos del antiguo arte egipcio se han obtenido detalles de descripciones exhaustivas de diversas especies de peces que llegaron a tener hasta atributos sagrados, recibiendo la contemplación y la adoración como deidades omnipotentes.
De esto han dado fe las representaciones encontradas en los bordes u orlas de las tumbas egipcias, donde de manera especial aparecen imágenes asociadas al cultivo del esturión (familia Acipenseridae) de aguas eurihalinas, distribuidas principalmente en el Mar Negro, Mar Caspio, América del Norte y Europa (Fig. 5). Estas especies se explotan desde la Antigüedad, en particular por el interés de sus huevas con lo que se produce y comercializa (con alto valor) el exquisito caviar (Fig. 6).
Fig. 5. Esturión (familia Acipenseridae) (http://www.medioambiente.net).