El camino chino y la razón china - Yan Yilong - E-Book

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Yan Yilong

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El camino chino y la razón china. Basado en prácticas que se llevan a cabo en la República Popular China, este libro presenta una nueva perspectiva de las características y ventajas que tienen la economía, la política y la estructura de gobernación de este país. Se enfoca en una serie de cuestiones que preocupan a los pueblos, propone nuevos conceptos y formulaciones que incluyen el sistema de gobernanza por objetivos, la toma de decisiones colectiva, la gobernación justa y la coordinación de polarización. Con una visión global y una interesante discusión con la teoría occidental, el texto explora el origen de la cultura y la historia del país, el camino de su civilización política, las razones que hacen del Partido Comunista de China (PCCh) una organización capaz y las características de un socialismo ventajoso. Es un nuevo entendimiento e interpretación de la filosofía de Xi Jinping y del socialismo chino de nuestra era.

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#ChinaVisiónDelMundo

EL CAMINO CHINO Y LA RAZÓN CHINA

Basado en prácticas que se llevan a cabo en la República Popular China, este libro presenta una nueva perspectiva de las características y ventajas que tienen la economía, la política y la estructura de gobernación de este país. Se enfoca en una serie de cuestiones que preocupan a los pueblos, propone nuevos conceptos y formulaciones que incluyen el sistema de gobernanza por objetivos, la toma de decisiones colectiva, la gobernación justa y la coordinación de polarización. Con una visión global y una interesante discusión con la teoría occidental, el texto explora el origen de la cultura y la historia del país, el camino de su civilización política, las razones que hacen del Partido Comunista de China (PCCh) una organización capaz y las características de un socialismo ventajoso. Es un nuevo entendimiento e interpretación de la filosofía de Xi Jinping y del socialismo chino de nuestra era.

ÍNDICE

PREFACIO. LA RAZÓN CHINA DEL CAMINO CHINO

I. Un milagro de desarrollo sin precedentes

II. El gran camino centenario promueve un nuevo panorama

III. Un nuevo camino económico que integra el socialismo y la economía de mercado

IV. Un nuevo camino político concentrado, eficiente, vigoroso y vibrante

V. Nuevo camino de gobernanza para todos

VI. Nuevo camino de la globalización comunitarista

VII. Nuevo orden de la sociedad humana

PRIMERA PARTE. METODOLOGÍA DEL DISCURSO CHINO

Capítulo I.

El gran rejuvenecimiento de China requiere de la escuela china

Capítulo II.

Construcción del sistema de discurso chino de “una esencia y tres aplicaciones”

I. De la teoría a la práctica como esencia

II. ¿Qué significa unir las tres tradiciones?

III. Metodología de investigación del practicismo

IV. Algunas discusiones relacionadas

SEGUNDA PARTE. MODELO ECONÓMICO DE CHINA

Capítulo III.

Mecanismo general de utilización del conocimiento: comprensión del plan quinquenal bajo la economía de mercado

I. ¿Fracasó el sistema de planificación estatal?

II. Nuevo plan nacional: plan quinquenal que utiliza el conocimiento holístico

III. Desafíos que enfrenta la planificación estatal

Capítulo IV.

Plan quinquenal: un sistema de gobernanza por objetivos nacionales

I. Palabras que actúan, acciones que resultan

II. Garantía institucional de la gobernanza por objetivos

III. Tres mecanismos principales de la gobernanza por objetivos

IV. Desafíos del sistema de gobernanza por objetivos

Capítulo V.

Construcción del estado de sustento en la nueva era

I. Construcción del estado de sustento

II. Estado de sustento vs. estado de bienestar

III. Desequilibrio entre el bienestar de las personas y el desarrollo económico

IV. Promoción de la construcción del estado de sustento en todos los sentidos y de ciclo completo

Capítulo VI.

Responder a la insuficiencia de la demanda efectiva con una nueva gestión de la demanda

I. El desafío fundamental del desarrollo económico de China es la insuficiencia de una demanda efectiva

II. El “carruaje de seis caballos” del lado de la demanda y la nueva gestión de la demanda

III. Responder a la insuficiencia de la demanda efectiva con una nueva gestión de esta

TERCERA PARTE. MODELO POLÍTICO DE CHINA

Capítulo VII.

Comparación de los sistemas políticos chino y estadounidense: división del trabajo de siete poderes vs. separación de tres poderes

I. El sistema político chino de la división del trabajo de siete poderes

II. División y coordinación del trabajo vs. separación y equilibrio de poderes

III. Selección competitiva vs. elección competitiva

IV. Ajuste acumulativo vs. adaptación inestable

Capítulo VIII.

Mecanismo de toma de decisiones colectiva

I. Modelo de toma de decisiones colectiva

II. Evolución histórica de la toma de decisiones

III. Proceso de la toma de decisiones

IV. Características y desafíos de la toma de decisiones colectiva

CUARTA PARTE. MODELO DE GOBERNANZA DE CHINA

Capítulo IX.

Gobernanza para todos: la buena gobernanza tradicional de China

I. Paradigma de la gobernanza para todos

II. La nación, la anfitriona, y el monarca, el invitado

III. Incorporar el sistema feudal al de prefecturas y condados

IV. Seleccionar talentos

V. Normas morales, con el auxilio de la pena, y la unidad de los ritos y la ley

VI. Tener a China como prioridad y al mundo en el corazón

VII. Gobernanza para todos y la buena gobernanza contemporánea

Capítulo X.

Liderazgo del Partido Comunista de China y la buena gobernanza al estilo chino

I. Modelo de diamante de la buena gobernanza de China

II. Partido pionero

III. Liderazgo del Partido y estado facilitador

IV. Liderazgo del Partido y mercado de beneficio común

V. Liderazgo del Partido y sociedad orgánica

QUINTA PARTE. CHINA Y EL MUNDO

Capítulo XI.

El rumbo del mundo: el nuevo orden de la unidad de contrarios

I. Debate sobre el cambio de tendencia del patrón internacional después de la Guerra Fría

II. Introducción del concepto de la unidad de contrarios

III. Debilitamiento permanente de la hegemonía estadounidense y formación del patrón internacional de dos polos y múltiples grandes potencias

IV. Doble rol de China bajo el orden global actual

V. Gran competencia estratégica permanente entre China y Estados Unidos

VI. Nuevo orden global de la unidad de contrarios

Capítulo XII.

Teoría de los tres círculos y el nuevo periodo de oportunidades estratégicas de China

I. Marco: teoría de los tres círculos de China en la gestión estratégica

II. En retrospectiva: tres periodos de oportunidades estratégicas desde la fundación de la Nueva China

III. Cambio: término del tercer periodo de oportunidades estratégicas

IV. Momento adecuado: tendencia mundial de la nueva era

V. Entorno correcto: condiciones inherentes de la nueva era

VI. Riesgo: trampas estratégicas de la nueva era

VII. Armonía de las personas: la gran estrategia para crear el cuarto periodo de oportunidades estratégicas

Capítulo XIII.

Comunitarismo: un nuevo paradigma de las relaciones internacionales en el siglo XXI

I. Seguridad universal vs. seguridad del equilibrio de poder y seguridad colectiva

II. Desarrollo común vs. suma cero y libre desarrollo

III. Visión de integración de civilizaciones vs. choque de civilizaciones y multiculturalismo

IV. Asociación vs. alineamiento

Capítulo XIV.

La Franja y la Ruta y la exploración de la economía política de geodesarrollo

I. Construir la gran plataforma de geodesarrollo

II. Construir el nuevo orden de geodesarrollo

EPÍLOGO

Navegación estructural

Cubierta

Portada

Créditos

Índice

Comenzar a leer

Notas

Autor

Publicidad LID Editorial

PREFACIOLA RAZÓN CHINA DEL CAMINO CHINO

Es necesario acelerar la formación del sistema de discurso y narrativa chino, utilizar la teoría china para interpretar la práctica china, emplear la práctica china para sublimar la teoría china, crear nuevos conceptos, categorías y expresiones que integren elementos chinos y extranjeros, y mostrar las historias chinas y el poder mental y espiritual detrás de ellas de manera más completa y clara.

Palabras de Xi Jinping durante el 30.º estudio colectivo del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China 31 de mayo del 2021

I. Un milagro de desarrollo sin precedentes

El surgimiento de la China moderna es un milagro nunca antes visto en la historia de la humanidad. China ha creado un prodigio de rápido desarrollo con la mayor escala, velocidad y duración en la historia del desarrollo humano.

En unas pocas décadas, China ha pasado de tener un bajo rendimiento a la verdadera excelencia a nivel global. En 1949, China era uno de los países con el PIB per cápita más bajo del mundo, con una esperanza de vida media de solo 35 años, inferior a la de Francia en 1820. No obstante, hoy nos hemos convertido en la segunda economía más grande del mundo, con un PIB per cápita superior a diez mil dólares estadounidenses. Pronto, cruzaremos el umbral de los países de altos ingresos.1 La esperanza de vida promedio de China ha alcanzado los 77,3 años y aumentará a 78,3 años durante el periodo del XIV Plan Quinquenal. En Estados Unidos, este índice solía ser de 78,8 años, pero se redujo a 77,8 en el 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Lo anterior significa que, aunque el PIB per cápita de China solo representa una sexta parte del estadounidense, la esperanza de vida es cercana a la del país norteamericano y puede sobrepasarla en un futuro próximo.

Más importante aún, desde la perspectiva global, el ascenso de China ha roto tres grandes mitos del desarrollo. Primero, ha roto el “techo de cristal” de los países en vías de desarrollo, los cuales han sido incluidos, durante mucho tiempo, en un sistema de desarrollo global centralizado en Occidente y marginado en el mundo no occidental, en el que tienen acceso a un cierto espacio de desarrollo, pero no se les permite romper ese techo. Por ende, estos países solo pueden desarrollarse de manera dependiente o semidependiente, pero no real e independientemente. Pueden avanzar dentro del sistema de división del trabajo permitido por los países hegemónicos, sin mover el “queso” de la hegemonía. Como resultado, muchos países han caído en la trampa de la renta media. Sin embargo, China no solo ha logrado un desarrollo endógeno e independiente, sino que ha seguido subiendo una nueva escalera de desarrollo, superando la trampa de la pobreza y la trampa de la renta media. En el futuro, también vencerá la trampa del ingreso alto que están enfrentando países como Japón, y avanzará hacia lo alto de esta escalera de desarrollo.

Segundo, ha roto el mito de que solo el sistema capitalista logra un desarrollo más rápido. Los países que lograron la modernización en el pasado fueron todos capitalistas. En su mejor momento, el PIB per cápita de la Unión Soviética era de unos siete u ocho mil dólares estadounidenses.2 Como país socialista, China ha logrado un crecimiento mucho más rápido que un país capitalista y ha construido una sociedad moderadamente acomodada de manera integral en unas pocas décadas. La República Popular China alcanzará la modernización socialista en su centenario.

Tercero, ha roto la paradoja de las potencias occidentales sobre la hegemonía. A lo largo de la historia, sobre el escenario mundial, han aparecido diferentes protagonistas y lo único que se ha mantenido intacto es la lucha por el poder, pero el surgimiento de China ha superado tal maldición, puesto que no se trata del levantamiento de una nueva hegemonía, sino del retorno de una potencia mundial con nuevos aires. A diferencia de la hegemonía en la historia occidental, China no se enriqueció colonizando y saqueando al mundo, sino gracias al trabajo duro, la innovación y la revolución de mil millones de personas. Lo que China persigue no es la gobernanza autoritaria, sino la autoridad humana; no es la hegemonía, sino la benevolencia. China no exporta guerras, agitación o sufrimiento, sino que crea enormes oportunidades de desarrollo para el mundo, permitiendo que todos los países se beneficien de su rápido desarrollo. China no pretende dominar al mundo, sino que defiende con firmeza el genuino multilateralismo y promueve la construcción de la comunidad de destino común para la humanidad.

II. El gran camino centenario promueve un nuevo panorama

Para la humanidad del siglo XXI, el surgimiento de China no solo es una nueva realidad, sino que contiene un nuevo sentido sobre la fuerza china, y más aún, las doctrinas chinas y la razón china. En el sistema de conocimiento occidental, países como China seguirán el modelo occidental paso a paso o colapsarán tarde o temprano, pero de ninguna manera surgirán. El ascenso inesperado de China significará un desafío holístico a la “teoría universal”, que no es más que un disfraz de la teoría política occidental. La gente se desencantará verdaderamente del conjunto de conocimientos de siglos centrado en Occidente y se dará cuenta de que la llamada “universalidad” no es más que occidentalidad, que los “valores universales” son, en realidad, valores occidentales, y que el llamado “fin de la historia” es simplemente un instante de la historia.

El surgimiento de China solo puede describirse en palabras de China, y el camino chino solo puede explicarse con la razón china. La paradoja de la historia es que la transformación de la China tradicional a la China moderna ha sido impulsada principalmente por su integración al sistema occidental, pero la occidentalización nunca ha dominado por completo al país, puesto que el tamaño de China es muy grande para caber en el paraguas occidental y los huesos chinos son demasiado duros para la capacidad digestiva de Occidente. China tiene la misión histórica de absorber el sistema occidental y superarlo, a fin de crear un nuevo sistema para la humanidad.

Así como la experiencia china ha aportado soluciones chinas al mundo, la razón china también contribuirá con su sabiduría, pues reinterpretará el mundo y reescribirá el conjunto de conocimientos de la humanidad, lo cual no significa el traslado del occidentalismo al sinocentrismo, sino una liberación de los elementos reprimidos y marginados en el conjunto de conocimientos centrado en Occidente y una redención para el progreso del pensamiento humano aprisionado por la mentalidad occidental.

El gran rejuvenecimiento de China requiere la existencia de una escuela china (capítulo I). En resumen, la llamada escuela china se basa en los genes de la propia civilización y toma prestadas algunas teorías occidentales para establecer un sistema teórico sobre el proceso de revolución, construcción, reforma y rejuvenecimiento de la China moderna, con el propósito de lograr la unidad entre la teoría y la práctica, entre la conciencia y la existencia, proponer nuevas explicaciones y expresiones sobre los problemas universales de la sociedad humana, y utilizar la razón china para interpretar el desarrollo humano y las palabras chinas para contar las historias del mundo. Será una revolución de conocimientos que abarcará múltiples disciplinas, durará generaciones e involucrará a innumerables expertos y académicos. La escuela china no es un complemento a los conocimientos occidentales, sino una revolución fundamental del pensamiento sobre la verdad de la humanidad que agitará el corazón del mundo.

La revolución de los paradigmas en la construcción del conocimiento necesita trascender la controversia entre la “esencia” y la “aplicación” de más de un siglo entre China y Occidente, pasar del estilo occidental centrado en la teoría, al estilo chino centrado en la práctica, y promover la creación del discurso chino de “una esencia y tres aplicaciones” (capítulo II), usando la práctica como la esencia y los recursos teóricos del marxismo, la cultura tradicional china y el sistema occidental de filosofía y ciencias sociales como aplicaciones para llevar adelante la innovación teórica y narrativa. El uso de la práctica como esencia significa cambiar el aprender como en Occidente en aprender de la práctica, deshacerse de los grilletes del dogma teórico occidental, romper la aceptación a ciegas de la ciencia formal y defender el practicismo en la metodología, en lugar del deductivismo, el falsacionismo y el positivismo, para que la demarcación científica de la teoría se base en la práctica, el respeto a la práctica y la resistencia a la prueba de la práctica, y no en la “metodología científica” de la metafísica, ni sobre la base de la deducción lógica de una teoría específica. De esta manera, podemos alcanzar la terrenalidad, la veracidad y la innovación de la teoría en el ciclo continuo de práctica-teoría-práctica.

El nuevo camino centenario promueve un nuevo panorama. La razón china no se interpreta con la razón occidental. La necesidad de una interpretación propia y auténtica se fundamenta en que el camino chino supera holística y esencialmente al mundo occidental, en lugar de poseer diferencias en algunos elementos parciales. Se ha formado un innovador camino chino en todos los aspectos, como la economía, la política, la sociedad, la gobernanza y las relaciones internacionales, entre otros.

III. Un nuevo camino económico que integra el socialismo y la economía de mercado

En economía, China se ha embarcado en un nuevo camino, con una economía de mercado socialista que supera tanto a la economía planificada al estilo soviético como a la economía de mercado capitalista. ¿Se pueden integrar el socialismo y la economía de mercado? Las teorías occidentales, en su mayoría, sostienen que al igual que un conejo no puede tener cuernos y un caballo no puede tener alas, la economía de mercado es incompatible con el socialismo y la economía de mercado socialista está condenada al fracaso. Sin embargo, la economía de mercado socialista de China ha roto dicho mito y ha logrado la integración orgánica del socialismo y la economía de mercado.

La práctica china ha demostrado que la economía de mercado es una herramienta que puede ser utilizada tanto por el capitalismo como por el socialismo. Es más, el socialismo puede hacer un mejor uso de ella. Debemos recordar que la lógica del mercado y la del capital difieren entre sí. La lógica del capital busca que el capital crezca, y la del mercado, que el intercambio sea justo. El capitalismo es la ley de la selva, y la economía de mercado se fundamenta en el intercambio de valores equivalentes. Para poder crecer, el capital necesita un mercado sin restricciones. Sin embargo, en la mayoría de los mercados modernos de productos y factores, el capitalismo no defiende la lógica del mercado, sino que la distorsiona. De forma contraria al intercambio equivalente, busca excederse en sus beneficios, y en vez de compensar a aquellos que más contribuyen, retribuye a los más poderosos.

El socialismo y la economía de mercado no son incompatibles, sino que coexisten en armonía, dado que sus lógicas son más coherentes entre sí. El socialismo puede defender y mejorar la lógica del mercado y crear una economía de mercado superior en comparación con el capitalismo. La lógica socialista es la lógica de la comunidad, y el socialismo está centrado en las personas y busca mejorar continuamente el bienestar de ellas. Por tal motivo, es necesario lograr la división del trabajo y la cooperación a través del intercambio equivalente del mercado, crear un mecanismo de incentivo coherente con las contribuciones y compensaciones individuales y promover la coordinación entre un mayor desarrollo y una mejor distribución. Al mismo tiempo, el socialismo puede compensar las fallas del mercado en diversos niveles y fortalecer la efectividad del mercado. La práctica ha demostrado que la superioridad de la economía de mercado socialista radica precisamente en su calidad socialista y deviene de las ventajas de la combinación del socialismo con la economía de mercado.

En primer lugar, la propiedad pública de la tierra proporciona una base común para el desarrollo nacional, y la tierra se ha convertido en la mayor riqueza pública que garantiza el bienestar común del pueblo. La propiedad colectiva de la tierra es el fundamento del desarrollo y la estabilidad rurales y el sustento esencial de cientos de millones de campesinos, puesto que evita que se “proletaricen” en los procesos de urbanización de zonas rurales. Bajo las condiciones de la economía de mercado, la propiedad pública de la tierra urbana proporciona herramientas de financiación para la urbanización y la industrialización, y crea las condiciones para promover la construcción de infraestructura a gran escala. Esto es contrario a lo que ocurre en muchos países en vías de desarrollo que, debido a la privatización de la tierra, se ven limitados en su proceso de desarrollo por la falta de herramientas de financiación pública y la fragmentación de la propiedad de la tierra, por lo que les es difícil superar el cuello de botella de la inversión en desarrollo y llevar adelante la construcción de infraestructura a gran escala.

En segundo lugar, la economía pública y la privada pueden hacer uso de sus respectivas ventajas y trabajar de la mano para mejorar conjuntamente la competitividad y la vitalidad de la economía china. Las empresas estatales desempeñan un papel trascendental no solo en la industrialización nacional, sino también en la internacionalización de las empresas chinas. En China, la proporción de los activos públicos en los activos sociales totales es mucho mayor que en la mayoría de los países del mundo. Una mayor participación de la economía pública permite a China proteger mejor los intereses públicos y proporcionar una mejor infraestructura pública para el desarrollo económico. Por ejemplo, el rápido desarrollo del tren de alta velocidad y la cobertura universal de 4G e incluso 5G han reducido en gran medida el costo de las actividades económicas y han permitido a las personas disfrutar de un mayor nivel de bienestar.

En tercer lugar, la planificación del Estado puede compensar las fallas del mercado y liderar y promover el desarrollo económico y social. La economía neoliberal sostiene que la economía de mercado y la planificación estatal no son compatibles. Con la disolución de la Unión Soviética y los cambios drásticos en Europa del Este, la planificación estatal como un experimento institucional, parece haber sido declarada un fracaso. No obstante, China ha roto el mito del “fracaso de la planificación estatal”, puesto que esta ha logrado un gran éxito en el país oriental y se ha convertido en su superpolítica pública y un importante medio para promover su desarrollo.

La economía neoliberal sostiene que la información relevante se encuentra disgregada dentro de la sociedad económica, por lo que el plan nacional para desarrollar proyectos sociales se enfrentará a serios problemas de asimetría de información y es una “arrogancia”. El defecto de esta visión es que un tipo de información clave para las operaciones socioeconómicas no existe de forma dispersa, sino de manera holística. Incluso la llamada información dispersa e invisible ha sido descubierta en la actual era de los macrodatos y puede ser integrada eficientemente.

La innovación de China radica en que el mercado funciona con “conocimiento disperso” y la planificación estatal aplica el “conocimiento holístico” (capítulo III), a fin de lograr la complementariedad ventajosa entre ambos elementos. La planificación estatal compensa la ceguera del mecanismo de mercado a nivel macro y la falla del mercado en la asignación de recursos de bienes no netamente privados, mejorando la dirección y la planificación del desarrollo nacional y la eficiencia en la asignación de recursos general de la sociedad. En el mundo real, el equilibrio espontáneo del mercado es nada más que un mito. Por ejemplo, la racionalidad del mercado a corto plazo puede no parecer racional a largo plazo. Después de agregar el tiempo como una variable, el denominado equilibrio de mercado a menudo se convierte en un desequilibrio. China establece planes quinquenales, los cuales le permiten planificar el desarrollo en escalas de tiempo de cinco años, unas décadas e incluso cien años, de manera que el Estado pueda tomar muchas medidas que parecen antieconómicas a corto plazo, pero que sientan una base importante para el desarrollo a largo plazo. La planificación estatal puede promover el desarrollo para lograr un mayor nivel de equilibrio del tiempo, el espacio y la ecología, entre la oferta y la demanda y entre el interior y el exterior.

Al mismo tiempo, el sistema de gobernanza por objetivos (capítulo IV) permite a China tener una gran capacidad para lograr objetivos nacionales. Los países occidentales pueden implementar la administración por objetivos a nivel empresarial, mientras que China es capaz de lograrlo a nivel nacional. Además, China está comprometida en hacer realidad estos objetivos nacionales, lo cual contrasta fuertemente con las innumerables visiones hermosas que muchos países occidentales han prometido, pero no han podido cumplir. Una vez aprobadas las metas del plan quinquenal, se transforman en la voluntad nacional. Entonces, es necesario concentrar todos los recursos y movilizar todas las fuerzas. Asimismo, los diferentes departamentos y campos ejercen coordinadamente sus poderes para concretar la integración de recursos, formando una fuerte sinergia, a fin de hacer realidad los objetivos comunes y dar un gran paso en el desarrollo nacional cada cinco años. Después de décadas de trabajo, el país experimentará cambios trascendentales.

En cuarto lugar, China ha optado por el camino de una sociedad de sustento (capítulo V), diferente al liberalismo y al estado de bienestar. El liberalismo asume que el bienestar individual depende completamente de su éxito en el mercado, mientras que en un mercado orientado al capital, las condiciones de vida de los trabajadores atomizados son extremadamente frágiles. El estado de bienestar brinda a los individuos una protección estatal fuera del mercado, aunque la mayoría de las supuestas sociedades de bienestar ofrecen un nivel de bienestar relativamente bajo y estrictamente restringido. Para brindar un bienestar de alto nivel y accesible universalmente, como en algunos países nórdicos, es imprescindible contar con extraordinarios recursos, una población limitada y una economía altamente desarrollada. En realidad, muchos países han caído en la trampa del estado de bienestar debido a una abrumada carga fiscal.

A diferencia de los conceptos básicos del corporativismo estatal, la protección contra riesgos sociales y los derechos sociales del estado de bienestar, el concepto fundamental del estado de sustento es la comunidad socialista, a decir, una gran familia que construye y comparte en conjunto. Por ello, el sustento personal no solo depende del individual, sino de los esfuerzos comunes de los colectivos, la sociedad y el Estado. Asimismo, cada persona debe aportar a la construcción de esta comunidad. En cuanto a los grupos vulnerables, los países de bienestar generalmente gastan dinero en mantenerlos, por lo que ellos no se preocupan por su sustento, pero como no hacen ninguna contribución, terminan convirtiéndose en una carga para toda la sociedad. Lo que hace el estado de sustento es expandir las oportunidades para que los grupos vulnerables participen en la construcción de la comunidad y potenciar sus capacidades para que sean parte del desarrollo. De esta manera, no quedarán rezagados durante el avance social. Al mismo tiempo, el Estado hace su mayor esfuerzo para garantizar las condiciones básicas de la vida, para que las políticas de sustento y el desarrollo económico formen un círculo virtuoso.

La lógica comunitarista significa también que las necesidades básicas del sustento como la salud, la pensión y la vivienda, no se resuelven por completo mediante la lógica del mercado. Una persona no puede ir al médico, pasar la vejez y poseer una vivienda solo cuando tiene dinero. Por lo tanto, es importante lograr una alta desmercantilización y garantizar las necesidades básicas del pueblo a través de diferentes métodos. Adicionalmente, en la lógica comunitarista, los canales de financiación del estado de sustento son mucho más amplios que los del estado de bienestar, que principalmente depende de los impuestos. La gran proporción de los bienes públicos y la asistencia coordinada de todos los actores de la sociedad pueden proporcionar recursos para la construcción de un modelo de estado de sustento.

El estado de sustento tiene la doble función de protección social y promoción de la eficiencia económica, y puede lograr una equidad eficiente. No solo asegura el bienestar individual, sino que evita caer en la trampa del estado de bienestar.

En quinto lugar, a partir de la reforma y apertura, los gobiernos locales se han retirado gradualmente de la participación directa en las actividades económicas, pero siguen siendo un importante impulsor del desarrollo. Son plataformas que promueven el desarrollo económico y los elementos clave de las actividades económicas y productivas. Aunque los gobiernos no participan directamente en la producción, construyen plataformas para las actividades productivas y comerciales, optimizan el entorno del mercado, empoderan a los actores del mercado y promueven la interacción entre ellos, creando así grandes valores y promoviendo el despegue económico de China. Estas plataformas regionales se encuentran en proceso de mejora, puesto que los gobiernos locales no solo atraen inversiones y desarrollan parques industriales de manera tradicional, sino que crean activamente nuevas ventajas para las industrias locales a través de incubadoras de innovación, fondos industriales y reclutamiento de talentos.

A su vez, la economía de mercado socialista puede crear un mecanismo de crecimiento más sostenible que la economía de mercado capitalista. Debido a la disminución de la tasa de rendimiento de capital y a la insuficiente demanda potencial de consumo, los países de economía de mercado se enfrentarán al problema de la insuficiencia de la demanda efectiva en una determinada etapa de su desarrollo. Incluso, el nuevo espacio de demanda que depende de la innovación y la creación se llenará rápidamente con nueva capacidad productiva. Los estados capitalistas resuelven este problema de la insuficiencia a través de guerras, transferencia industrial y profundización financiera, entre otros métodos. Si bien el capital produce grandes ganancias, genera también muchos problemas para el país que lo posee y para otros países del mundo.

China también se encontró con el techo de la insuficiencia de la demanda efectiva, pero en lugar de tomar el viejo camino de los países desarrollados capitalistas, aprovechó al máximo las ventajas del socialismo para promover una nueva gestión de la demanda (capítulo VI). Es necesario duplicar la “troika” de la demanda3 y que incluya la inversión privada y la inversión pública, el consumo privado y el consumo público, la exportación y la demanda potencial mundial. Bajo este nuevo marco de demanda social total, es posible aprovechar las ventajas del socialismo con el propósito de promover la inversión pública, el consumo público y el desarrollo común de todos los países del mundo. Podemos explorar la demanda potencial, crear un desarrollo de más alto nivel y más sostenible, y ayudar a formar un nuevo patrón de desarrollo con un ciclo doméstico como cuerpo principal y un doble ciclo nacional e internacional que se promuevan mutuamente.

IV. Un nuevo camino político concentrado, eficiente, vigoroso y vibrante

En el ámbito político, China también ha emprendido un nuevo camino que supera tanto al modelo soviético como al occidental.

Desde la perspectiva de la ciencia política occidental, el sistema político chino suele llevar las etiquetas de “totalitarismo”, “autoritarismo” y “Estado-partido”, entre otras. Bajo esta lógica, el sistema chino es considerado un sistema de transición, y predicen constantemente que, con el crecimiento del capital privado, la expansión de la economía de mercado y el surgimiento de la clase media, el sistema político de China será insostenible y se derrumbará tarde o temprano. Esta fue una premisa importante para que Estados Unidos adoptara con China el denominado Compromiso Estratégico.

Los hechos han demostrado que el mundo occidental ha cometido un grave error de juicio estratégico, puesto que no es China la que se ha derrumbado, sino la propia teoría del colapso de China. El sistema político chino no es una debilidad en la competencia entre las grandes potencias, sino una fortaleza que demuestra una gran vitalidad, lo cual es justamente la ventaja institucional fundamental e invencible de China.

Aunque el concepto de autoritarismo tiene una mirada de “baja resolución”, y es cada vez menos aplicable para explicar el funcionamiento de la política china, los estudiosos occidentales han insistido en este pensamiento preestablecido durante décadas y le han agregado decenas de diferentes calificativos para describir el sistema político de China. Sin embargo, lo anterior no aumenta su poder explicativo, sino que destaca su incapacidad de justificarse.

Una razón importante por la que el sistema político chino es calificado como “autoritario” es que los occidentales creen que el poder político de China está demasiado concentrado. De hecho, el principio de separación de poderes, del que Occidente se enorgullece, se ha convertido en la esencia de la rigidez e ineficiencia de sus sistemas políticos en el siglo XXI. El autor considera que el sistema político de China no busca separar, sino dividir el trabajo. El sistema político de China destaca la división del trabajo de siete poderes (capítulo VII): el liderazgo del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), el poder legislativo de la Asamblea Popular Nacional, el poder ejecutivo del Consejo de Estado, el poder de consulta de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, el poder de supervisión de la Comisión Nacional de Supervisión, el poder judicial del Tribunal Popular Supremo y la Fiscalía Popular Suprema, y el poder militar de la Comisión Militar Central. Gracias a la función unificadora de la dirección del Comité Central del PCCh, el sistema político de China divide su trabajo, pero no lo separa. El principio operativo básico del sistema político de China es la división del trabajo, a fin de crear una estructura de estado facilitador. En cambio, el estadounidense separa sus poderes, lo que produce un gobierno limitado. Por ello, el sistema político chino es más eficiente y efectivo que el estadounidense. Una razón importante por la que el país norteamericano optó por la separación de poderes es evitar la corrupción y prevenir, hasta cierto punto, el abuso de poder, a costa de la eficiencia del sistema. Sin embargo, algunas personas siguen aprovechando las lagunas del sistema para llevar a cabo importantes “actos corruptos bajo el sol”. Por su parte, China evita la corrupción del poder a través de la supervisión en lugar del control, con el propósito de lograr tanto la eficiencia como la integridad.

China es criticada a menudo por no contar con elecciones competitivas, aunque la realidad es que las elecciones occidentales se han degenerado a tal punto, que se han convertido en “espectáculos electorales” y en el origen de la incompetencia profesional, la miopía institucional y los caprichos políticos. En China, los candidatos a cargos públicos deben pasar por una serie de selecciones a diferentes niveles, así como por elecciones y exámenes. Estas selecciones se basan en el desempeño real, en vez de la capacidad electoral, por lo que los líderes seleccionados son sólidos, experimentados y supervisados por el organismo superior, no políticos especializados en presumir. Al mismo tiempo, la gobernanza a largo plazo del Partido Comunista de China permite la sostenibilidad de las políticas nacionales, evitando el cambio político constante provocado por la alternancia de partidos en el sistema electoral.

En correspondencia con la etiqueta de autoritarismo, Occidente suele decir que China no tiene democracia. No obstante, la persona que realmente entiende el funcionamiento político del país asiático sabe que decir que China no tiene democracia es tan absurdo como decir que el desierto del Sahara no tiene arena y que la obra Sueño en el pabellón rojo no cuenta con historias de amor. La democracia al estilo chino es diferente a la democracia al estilo occidental centrada en las elecciones, puesto que es una democracia sustantiva de proceso completo y múltiples canales. Por ejemplo, el autoritarismo fragmentado es una etiqueta que se le suele colocar al proceso de toma de decisiones de China. Incluso, algunos académicos simplemente lo denominan “modelo de caja negra”. Son explicaciones equivocadas o sin fundamentos. En realidad, el proceso de toma de decisiones en China es la interpretación de su democracia. China ha desarrollado un modelo colectivo de toma de decisiones (capítulo VIII), a fin de aunar la sabiduría colectiva para formular políticas de alta calidad a través de mecanismos democráticos.

Tomemos el plan quinquenal como ejemplo. Durante su diseño, que se extiende de dos a tres años, innumerables personas contribuyen con su sabiduría, llevando a cabo inmensas investigaciones profundas y específicas y continuos debates para elaborar un texto de unas decenas de miles de caracteres. Cada palabra tiene un peso importante. Los participantes en la toma de decisiones colectiva constituyen el círculo político de China, incluyendo tres niveles: el de toma de decisiones, el de redacción y el de participación. Los dirigentes del Partido y el Estado orientan la formulación del plan; las reuniones de toma de decisiones del Comité Central del Partido Comunista de China, el Consejo de Estado y la Asamblea Popular Nacional verifican los procesos de la formulación; se establece un equipo encargado de redactar el plan; la Asamblea Popular Nacional, la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y otras autoridades competentes participan en la investigación y brindan consejos; los laboratorios de ideas, los expertos y el público general forman parte de la planificación y la investigación, y presentan sugerencias políticas a través de diferentes canales.

La toma de decisiones colectiva es un nuevo modelo que aplica la democracia antes del centralismo e integra la ciencia en la democracia. Este método está compuesto por cinco etapas. Primero, en la etapa inicial de compilación de políticas, movilizan a todas las partes para que ofrezcan consejos y sugerencias, como una “lluvia de ideas”. Segundo, el equipo de redacción implementa las instrucciones de los dirigentes nacionales, integra las opiniones colectivas, recopila información relevante y redacta las políticas preliminares. Tercero, una vez formuladas las políticas preliminares, solicitan opiniones a distintas partes y modifican los textos para elaborar un borrador. Cuarto, forman un documento político oficial a través de consulta y decisión colectiva en reuniones formales de diferentes niveles de toma de decisiones. Quinto, comunican e implementan el documento político formulado a todas las partes.

V. Nuevo camino de gobernanza para todos

En cuanto a la gobernabilidad, China también ha superado al modelo occidental de la “buena gobernanza” para embarcarse en un camino al estilo chino.

La modernización de la gobernanza china no es un proceso de occidentalización o la realización de la llamada buena gobernanza introducida desde Occidente en los años noventa del siglo XX. Tanto la base de la civilización china como sus condiciones básicas y sistema social son diferentes a las occidentales, de modo que la modernización de la gobernanza china es el autoperfeccionamiento del sistema y la gobernabilidad del país.

Es absolutamente innecesario destacar siempre al mundo occidental cuando hablamos de la buena gobernanza y considerarla como algo introducido. China es el país con la tradición de buena gobernanza más rica del mundo. El Tao Te Ching planteó un gobierno bondadosamente justo, y las obras de las Cien Escuelas de Pensamiento se enfocaron en cómo gobernar bien el país. A lo largo de la historia, han surgido innumerables prácticas y pensamientos grandiosos sobre la buena gobernanza.

“Cuando prevalece la norma de la Gran Virtud, el mundo entero forma una sola comunidad en beneficio de todos los pueblos”. La buena gobernanza tradicional de China se puede resumir como la gobernanza para todos (capítulo IX). La cultura tradicional china destaca el colectivismo, en lugar del individualismo. Por ello, el poder político es una herramienta con la que se ejerce la justicia y se gobierna para las personas. Una buena gobernanza debe reflejar al máximo la voluntad colectiva y salvaguardar los intereses públicos. La tradicional gobernanza para todos incluye determinadas connotaciones específicas.

En primer lugar, “el pueblo es el dueño, y el monarca, el invitado”. “Respetar al monarca para superar los prejuicios del individuo, priorizar al pueblo para superar el egoísmo del monarca, y destacar los dos elementos para lograr la justicia”. El propósito de establecer un “monarca” es gobernar a la nación, puesto que el “monarca” es su representante. Entonces, se debe respetar al “monarca”, pero el pueblo prevalece. El “monarca” debe preocuparse por las inquietudes del pueblo, escuchar lo que escucha el pueblo y defender la vida del pueblo, a fin de “lograr una comunicación fluida en toda jerarquía, teniendo ideas afines”.

En segundo lugar, “incorporar el sistema feudal al de prefecturas y condados”. Las disputas entre aquellos dos sistemas se desplegaron a lo largo de la historia china, y su combinación, en la opinión de Gu Yanwu, famoso académico de la dinastía Qing, sería un modelo efectivo para la gobernanza tradicional china, puesto que el sistema feudal se generaba principalmente por necesidad, mientras que el de prefecturas y condados aseguraba la estabilidad y la justicia a largo plazo, aunque tenía el defecto del centralismo.

En tercer lugar, seleccionar talentos. China tiene una larga historia con diferentes mecanismos de selección de talentos. El Estado no puede ser gobernado solo por un jefe, puesto que se requiere de la cooperación de personas talentosas y sabias. El origen no es importante, ya que la virtud es lo primordial.

En cuarto lugar, las normas morales, con el auxilio de la pena, y la unidad de los ritos y la ley. Según el orden de importancia, la gobernanza debe estar orientada por la moral, restringida por los ritos, administrada por la política y juzgada por la ley. La moral y los ritos son la raíz de la gobernanza, mientras que la política y la ley son su fin.

En quinto lugar, tener a China como prioridad y al mundo en el corazón. “Lo lejano, lo cercano, lo pequeño y lo grande como un conjunto”. La buena gobernanza no solo se enfoca en una persona, una familia o un país, sino en el mundo entero. Hay que manejar los dos extremos y aplicar la medianía. Por ello, este concepto destaca el conjunto, pero también lo supera.

La buena gobernanza tradicional para todos sigue siendo de gran importancia para el avance de la modernización en la gobernanza actual. La buena gobernanza de la China contemporánea consiste en combinar, de manera orgánica, la gobernanza tradicional con el concepto, el sistema, la capacidad y la técnica de la gobernanza moderna, a fin de lograr un mayor nivel de buena gobernanza.

La modernización de la gobernanza china tiene como objetivo hacer realidad la buena gobernanza al estilo chino, y lo fundamental es darse cuenta de la primacía del pueblo, garantizar plenamente el rol del pueblo como dueño del país, y aprovechar al máximo el entusiasmo, la iniciativa y la creatividad de la gente. El liderazgo del Partido es la característica esencial del sistema de gobernanza de China, y la buena gobernanza de China se puede resumir como un “modelo de diamante” (capítulo X), incluyendo cuatro elementos: un partido pionero, un estado facilitador, un mercado de beneficio común y una sociedad orgánica, con el propósito de garantizar conjuntamente la realización de la primacía del pueblo.

Para entender la buena gobernanza al estilo chino, primero, debemos comprender la naturaleza del Partido Comunista de China. Es necesario evitar la trampa cognitiva de las ideas preconcebidas y no juzgar al Partido Comunista de China con la mentalidad de un partido occidental de orientación electoral. El Partido Comunista de China es una organización que realiza la misión estratégica nacional dirigiendo, organizando y movilizando a los miembros del Partido y al pueblo. Su naturaleza pionera es un requisito previo para materializar sus funciones organizativas y una variable clave para lograr la buena gobernanza al estilo chino. No es un partido de élite, sino un partido pionero, puesto que los partidos de élite están por encima del pueblo. En cambio, los partidos pioneros están entre su pueblo, piensan en el pueblo y trabajan con el pueblo. Luchan primero y disfrutan después.

El gobierno chino es un facilitador, en lugar de un gobierno limitado. El liderazgo del Partido permite la unificación efectiva del poder estatal y la operación más eficiente del sistema, para que China logre la unidad de una alta centralización política y una descentralización administrativa. La línea de masas del Partido está integrada en el sistema de gobierno, lo cual convierte al gobierno chino en un gobierno responsable, en vez de un gobierno de responsabilidad limitada.

China implementa una economía de mercado socialista, de beneficio común, y no capitalista. Sirve a la maximización del bienestar del pueblo, en lugar de a los intereses del capital.

La modernización de la gobernanza social en China consiste en construir una sociedad orgánica, en vez de la llamada sociedad civil. En una sociedad moderna, en constante movimiento y conformada por individuos, la premisa para que China construya una sociedad orgánica radica en el liderazgo del Partido como aglutinante y catalizador social, lo cual permite a la sociedad ser un conjunto orgánico de alta diversidad y unidad.

VI. Nuevo camino de la globalización comunitarista

Desde la perspectiva de la relación de China con el mundo, China se está embarcando en un nuevo camino para redefinir el patrón y el orden globales.

El ascenso de China no repetirá la historia de alternancia de hegemonía entre diferentes países desde el “largo siglo XVI”. Por el contrario, como un nuevo estilo de potencia global, promoverá la evolución del orden mundial en una dirección más justa y racional.

El mundo se encuentra en medio de drásticos cambios nunca vistos en el último siglo, destacados por seis aspectos. Primero, la estructura internacional, que ha pasado del modelo de “una sola superpotencia y múltiples grandes potencias” al término de la Guerra Fría, a un modelo de “dos polos y múltiples grandes potencias”, en la que China, como fuerza estabilizadora y transformadora en el orden global actual, se une a la estructura global como un polo del nuevo orden global, formando así la “unidad de opuestos” con Estados Unidos (capítulo XI). Segundo, la globalización, cuya continua tendencia ascendente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se ha revertido. Tercero, el sistema capitalista global, cuyo proceso de integración desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha colapsado. Cuarto, el equilibrio de poder entre Oriente y Occidente. La historia mundial ha pasado de la gran divergencia centrada en Occidente durante cientos de años a la gran inversión del surgimiento colectivo de países no occidentales, con una tendencia clara del ascenso de Oriente y descenso de Occidente. Quinto, la Revolución Industrial. En plena Cuarta Revolución Industrial, China se ha convertido por primera vez en uno de los líderes de la revolución de las industrias emergentes. Sexto, las relaciones entre China y Estados Unidos. Desde el gobierno de Trump, Estados Unidos ha cambiado su Compromiso Estratégico con China desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos estados, lanzando una gran confrontación estratégica al país asiático. Las relaciones entre ambas partes han entrado en una nueva etapa de cooperación y confrontación. La pandemia de COVID-19 ha acelerado aún más estos seis grandes cambios sin precedentes en el último siglo.

Esta nueva coyuntura histórica no solo significa grandes desafíos estratégicos, sino también tremendas oportunidades, lo cual nos obliga a llevar a cabo nuevos análisis. A diferencia del marco de análisis estratégico del modelo de tres círculos compuesto por el valor, la capacidad y el apoyo, propuesto por los profesores de Harvard, el marco de análisis de la “teoría de los tres círculos” de China (capítulo XII) se enfoca en el momento adecuado, el entorno correcto y la armonía de las personas. En la gestión estratégica, adaptarse al momento adecuado es el primer factor, identificar el entorno correcto es la base y el apoyo de la gente es la motivación. La unidad de estos tres elementos crea un periodo de grandes oportunidades. Desde la fundación de la Nueva China, el país ha tenido tres periodos estratégicos: a principios de la fundación de la Nueva China, en la etapa inicial de la reforma y apertura, y después de la Guerra Fría cuando China amplió su apertura hacia el exterior a través de la transición a la economía de mercado. Con el deterioro de las relaciones sino-estadounidenses y los cambios drásticos en el entorno internacional, este tercer periodo de oportunidades estratégicas se ha acabado.

Un antiguo refrán chino dice: “El momento adecuado no es tan importante como el entorno correcto, aunque este factor no es tan importante como la armonía de las personas”. Solo la unidad de estos tres elementos es capaz de crear un periodo de oportunidades estratégicas. En este mundo, nunca ha habido ningún periodo de oportunidades estratégicas fácil, puesto que siempre ha sido el resultado de grandes luchas, especialmente en el día de hoy. Desde que ingresó a la nueva era, China ha seguido las tendencias del momento adecuado y el entorno correcto, ha promovido el desarrollo de alta calidad internamente y el pleno liderazgo externamente, ha realizado activamente una serie de transformaciones estratégicas y, sobre todo, ha planteado la iniciativa de la Franja y la Ruta y el concepto de construir una comunidad de destino común para la humanidad, a fin de emprender un cuarto periodo de oportunidades estratégicas. En comparación con los ciclos anteriores, la connotación de esta nueva etapa ha vivido cambios profundos, por lo que necesitamos beneficiarnos de la innovación más que de la reforma y apertura, con el propósito de llevar adelante un surgimiento pacífico e inclusivo.

En la actualidad, el orden liberal internacional enfrenta desafíos sin precedentes, y la humanidad no puede volver a la “ley de la selva” basada en el realismo, en la que cada uno lucha individualmente. Ni el liberalismo ni el realismo han podido responder efectivamente a dos fenómenos del mundo contemporáneo: la desigualdad de la globalización y la continua expansión de la esfera pública global. La construcción de una comunidad de destino común para la humanidad propuesta por el presidente Xi Jinping y las prácticas de intercambio de China con otros países en los últimos años, han presentado, en realidad, un nuevo paradigma para las relaciones internacionales en el siglo XXI: el comunitarismo (capítulo XIII). Esta filosofía no solo se ajusta a la realidad y responde a los desafíos de la política internacional de este siglo, sino que contiene un aire idealista y refleja la tradición, la sabiduría y las soluciones chinas. En comparación con el realismo y el liberalismo, presenta determinadas características.

En términos de la seguridad, el comunitarismo es un concepto de seguridad universal, superando la seguridad del equilibrio de poder y la seguridad colectiva. En materia de desarrollo, el comunitarismo destaca el desarrollo común, lo cual es superior al desarrollo del juego de suma cero y al libre desarrollo. Desde el punto de vista de la civilización, el comunitarismo refleja una visión de integración de civilizaciones, superior a la noción de choque de civilizaciones y multiculturalismo. En el ámbito de las relaciones internacionales, el comunitarismo enfatiza la asociación y va más allá de los alineados y los no alineados.

“En un mundo pacífico, todo el globo comparte el mismo calor y frío”. El comunitarismo demuestra que las poderosas tendencias mundiales del siglo XXI, ya sea el realismo de “América primero” o los pequeños círculos de la gobernanza global centrados en unos pocos países y divididos por pensamientos ideológicos, son propias de la atrasada mentalidad de la Guerra Fría. Las fuerzas progresistas del mundo, representadas por la comunidad de destino común para la humanidad, la Franja y la Ruta y el multilateralismo genuino han traído luz y esperanza a la humanidad, como un nuevo motor del nuevo estilo de globalización.

Los países occidentales son fanáticos en usar la “geopolítica” para explicar la iniciativa china de la Franja y la Ruta. Creen que con esta iniciativa China está fortaleciendo su expansión geopolítica, utilizando las teorías conocidas como “poder marítimo”, “poder terrestre” e “isla mundial”, a fin de colapsar el patrón mundial y plantear una nueva amenaza al mundo occidental. Esta interpretación refleja no solo la arrogancia y el prejuicio del occidentalismo, sino la inevitable mala lectura que se produce al observar la nueva práctica del siglo XXI con el pensamiento teórico obsoleto del siglo XX.

De hecho, ninguna teoría geopolítica es capaz de interpretar la iniciativa de la Franja y la Ruta, ya que esta no se trata de una expansión geopolítica, sino que construye una plataforma política y económica para el desarrollo común del mundo. Por ello, es necesario hablar de la economía política de geodesarrollo (capítulo XIV) basada en las prácticas de la Franja y la Ruta.

La Franja y la Ruta es una importante plataforma de geografía económica, política y de desarrollo que da forma a puntos, líneas, planos y tendencias. La “concentración en puntos” se refiere al efecto de aglomeración para promover el desarrollo económico local, a través del diseño industrial y la construcción de parques industriales y puertos, entre otros. La “fluidez en líneas” significa el fortalecimiento de la construcción de infraestructura a gran escala, impulsando la interconexión de ferrocarriles, carreteras, vías fluviales, vías aéreas, redes de tuberías y canales de información, a fin de reducir la diferencia económica entre distintas fases de desarrollo. La “interconectividad en planos” se refiere a reducir el costo de las actividades económicas transfronterizas a través de la comunicación de políticas, la integración financiera y la fluidez comercial, para incentivar el flujo transfronterizo de bienes, personas, información y capital. La “consolidación de tendencias” tiene como objetivo conectar las fortalezas dispersas para formar una fuerte tendencia de desarrollo común. Los seis principales corredores internacionales de cooperación económica entre Europa y Asia constituyen el marco principal de la Franja y la Ruta.

Al mismo tiempo, la Franja y la Ruta es un nuevo modelo de desarrollo común, a fin de lograr una globalización más equilibrada; un nuevo modelo de cooperación internacional que pasa de la competencia estratégica a la cooperación estratégica, y un nuevo modelo de amistad internacional con un orden político más igualitario. La Franja y la Ruta es la iniciativa de desarrollo regional más magnífica que la humanidad ha propuesto a principios del siglo XXI, y es una práctica vívida para construir una comunidad de destino común para la humanidad. Es el mejor regalo que la China en ascenso ha entregado al mundo, y asimismo la mayor oportunidad de China.

VII. Nuevo orden de la sociedad humana

La innovación del camino chino se debe a que es un nuevo orden de la sociedad humana centrado en las personas, lo cual es, en su base, diferente al orden tradicional, centrado en el poder o en el capital.

La sociedad occidental moderna representa un orden centrado en el capital y construye un conjunto de discursos occidentales en torno a metaconceptos como libertad, democracia y derechos humanos. En cambio, la sociedad china es un orden centrado en las personas. La primacía del pueblo, el liderazgo del Partido y el socialismo forman el “triángulo de hierro” del sistema chino y son los metaconceptos de los discursos chinos.

La primacía del pueblo no prioriza los derechos individuales. El pueblo no solo se refiere a cada una de las personas, sino también al conjunto. Sin la libertad y los derechos comunes, no tenemos cómo hablar de libertad y derechos individuales. El centrarse en las personas se refiere a la primacía de la colectividad formada por más de mil millones de chinos, la que se convierte en el centro del orden político y económico que abarca la economía, la política, la sociedad y la cultura. Económicamente, existen bienes públicos que protegen los intereses comunes del pueblo, más que la mera propiedad privada. Políticamente, el pueblo es el dueño del país y el régimen sirve al pueblo, no a la plutocracia. Socialmente, es una comunidad social construida y compartida por todos, en lugar de una sociedad civil. Culturalmente, se protege la dignidad de los trabajadores, en vez de utilizar el dinero como el máximo parámetro para medir el valor social.

La dirección del Partido Comunista de China define las características esenciales del camino chino. Desde el punto de vista de la economía política, la dirección del Partido permite que los intereses generales del pueblo tengan un representante real. Gracias al liderazgo del Partido, más de mil millones de chinos han adquirido la primacía con metas, voluntad y acciones colectivas para controlar su propio destino, y la economía de mercado socialista de China ha logrado centrarse en las personas en vez del capital. Como poder general, la dirección del Partido puede proteger los derechos del capital y, al mismo tiempo, manejar y controlar su poder, de manera que evita su expansión desordenada y la penetración de la lógica del capital hacia la superestructura, y dirige la motivación de maximizar la ganancia del capital hacia el socialismo que maximiza el bienestar del pueblo.

El socialismo es una comunidad económica, política, social y cultural de todo el pueblo. Cada integrante es dueño de esta comunidad. A diferencia de la lógica capitalista de proliferación del capital, el socialismo es una lógica comunitarista. El pueblo constituye una comunidad de interés, cultura y destino comunes. En realidad, el socialismo es una simple verdad, es decir, todos comparten el trabajo, la comida, la dificultad y la gloria. El socialismo es una nueva forma de sociedad humana caracterizada por una economía simbiótica, distribución compartida, prosperidad universal e ideales comunes. Sin tomar el camino socialista, el Partido perdería su dirección y el apoyo de su pueblo. Sin la dirección del Partido, y lejos de la voluntad del pueblo, no sería posible construir ninguna comunidad socialista.

El camino chino es una nueva vía para la humanidad, la ruta correcta para el mundo y un nuevo orden para las personas. La razón china es la interpretación, la explicación y la connotación del camino chino y un nuevo sistema de conocimiento para la humanidad. En cuanto a su particularidad, la razón china es nada más que la presentación y la autoafirmación del camino chino, y establece su primacía para explorar el lejano futuro mientras que, en términos de su universalidad, la razón china significa que el nuevo sistema de conocimiento humano bajo grilletes ha sido liberado grandiosamente después de una larga espera. La razón occidental sigue siendo dominante, pero solo representa el pasado, y aunque la razón china sigue marginada, es el futuro que ha llegado.

PRIMERA PARTEMETODOLOGÍA DEL DISCURSO CHINO

Esta es una era que necesita teorías y definitivamente producirá teorías, y necesita ideas y definitivamente creará ideas.

Palabras de Xi Jinping durante el simposio para debatir sobre la filosofía y las ciencias sociales en China 17 de mayo del 2016

Capítulo IEl gran rejuvenecimiento de China requiere de la escuela china4

A lo largo de la historia de la humanidad, la prosperidad y el desarrollo de cualquier escuela es producto de la gran práctica y declaración pública del poder espiritual de una era específica. Es la respuesta ideológica a los temas y el resumen teórico de las prácticas bajo el contexto histórico, y el precursor para liderar y promover los cambios de los tiempos.

Desde el “largo siglo XVI”,5 como lo denominan los historiadores, ha formado y desarrollado gradualmente el sistema de conocimiento de la filosofía y las ciencias sociales modernas de Occidente, volviéndose cada vez más refinado. La civilización occidental centrada en Roma, Grecia y el cristianismo hebreo ha servido como placenta para su nacimiento, y el sistema capitalista moderno en evolución se ha convertido en su matrona. Es el reflejo espiritual de la realidad política y económica actual de Occidente y la autoafirmación de la sociedad occidental moderna. Es un auténtico hijo del mundo occidental que lleva el dolor, la alegría y el orgullo de siglos de transformación occidental, pero que proclama legislar para toda la raza humana.

La expansión global del poder material occidental va acompañada de una expansión global del poder espiritual occidental. El mundo occidental se ha convertido en el centro de la nueva “iglesia universal”, el modelo occidental en el “modo universal” y los valores occidentales en los “valores universales”. Bajo la presión de la fuerte superioridad militar, material y espiritual, todas las diferencias entre las civilizaciones y realidades no occidentales y las occidentales son definidas como disparidades entre lo premoderno y lo moderno, lo periférico y lo central. Este conjunto de conocimientos afirma que, solo aceptando plenamente los valores y los modelos occidentales, podemos conseguir la entrada al mundo moderno y lograr la salvación pasando de la barbarie a la civilización y del atraso al progreso.

La civilización china se encuentra en el oriente del mundo y se ha conservado hasta el día de hoy. Desde la dinastía Zhou del Oeste, China ha sido un país de gran unificación durante más de tres mil años. Esta espléndida civilización milenaria ha sufrido innumerables altibajos, sin colapsar, y su extenso territorio ha vivido numerosos reveses, sin separarse. Estas son sus dos características excepcionales. A lo largo de la historia, la civilización china siempre ha sido una de las más avanzadas del mundo.

La China moderna sufrió los cambios más importantes y se encontró con los enemigos más poderosos en miles de años. Ante el enorme impacto de Occidente, China cayó en una crisis sin precedentes, puesto que no era capaz de combatirlo, vencerlo o debatirlo. El eje principal del desarrollo histórico de China desde los tiempos modernos ha sido responder a esta crisis, explorar el camino de la salvación nacional y la supervivencia y hacer realidad el gran rejuvenecimiento de la nación china.