El camino directo hacia la sanación - Eric Pearl - E-Book

El camino directo hacia la sanación E-Book

Eric Pearl

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Beschreibung

Tanto si estás buscando una sanación física, mental, emocional o espiritual para ti o para otra persona a la que quieras, El camino directo hacia la sanación ya está aquí. Este libro, escrito por el doctor Eric Pearl, un famoso sanador, autor y quiropráctico, junto con Jillian Fleer, una oradora, erudita y su compañera de enseñanzas, permitirá que tu experiencia de sanación más íntima y completa se despliegue. Está respaldado por ciencia pura y dura, física cuántica sencilla y conocimientos sobre nuestra realidad no dual. Con ejercicios agradables y fáciles de seguir al final de cada capítulo, te convertirás en el catalizador definitivo de cambios sutiles y épicos en tu vida y en la vida de otros, todo ello sin prácticas que requieran de mucho tiempo ni técnicas complejas. Quedarás sorprendido por su verdadera simplicidad. El camino directo hacia la sanación te proporciona las claves del secreto mejor guardado que descubrirás en toda tu vida: un yo feliz, cariñoso, sano y sanado. Mediante potentes talleres, seminarios y programas de formación, su trabajo les ha llevado por más de cien países mientras la Reconnective Healing® Experience (Experiencia de la Sanación Reconectiva) ha revolucionado la vida de millones de personas de todo el mundo. ¡Ahora es tu turno, tu invitación para ser quien eres de verdad!

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Doctor Eric Pearl y Jillian Fleer

El camino directo hacia la sanación

Si este libro le ha interesado y desea que le mantengamos informado de nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos qué temas son de su interés (Astrología, Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo, Espiritualidad, Tradición...) y gustosamente le complaceremos.

Puede consultar nuestro catálogo en www.edicionesobelisco.com

Colección Espiritualidad y Vida interior

EL CAMINO DIRECTO HACIA LA SANACIÓN

Doctor Eric Pearl y Jillian Fleer

1.ª edición en versión digital: noviembre de 2023

Título original: The Direct Path to Healing. A Trinity of Energy, Light of Information.

Traducción: David George

Corrección: Elena Morilla

Revisión de texto: Rafael Coriat

Diseño de cubierta: Enrique Iborra

Maquetación ebook: leerendigital.com

© 2022, Eric Pearl y Jillian Fleer Título publicado por acuerdo con Waterside Productions, Inc., a través de International Editors&Yáñez Co’S.L.

(Reservados todos los derechos)

© 2023, Ediciones Obelisco, S.L.

(Reservados los derechos para la presente edición)

Edita: Ediciones Obelisco S.L.

Collita, 23-25. Pol. Ind. Molí de la Bastida

08191 Rubí - Barcelona - España

Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23

E-mail: [email protected]

ISBN EPUB: 978-84-1172-088-5

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

 

Portada

El camino directo hacia la sanación

Créditos

Agradecimientos

Prefacio

Introducción

Antes de que sigas leyendo

Capítulo 1: El don del sanador

Capítulo 2: El don de la energía, la luz y la información

Capítulo 3: El don de recibir

Capítulo 4: El don de la inconsciencia consciente

Capítulo 5: El don del catalizador coherente

Capítulo 6: El don de la distancia

Capítulo 7: Yo soy… el sanador

En memoria de nuestros padres, Harold y Lois Pearl, y Jerry y Sheila Kalish, que están sonriendo, riendo y amando nuestra colaboración.

En memoria de nuestra querida «Mama» Pat Atanas.

A todos aquéllos en este planeta que viven en la conexión con su campo de energía y el reconocimiento de la Energía, la Luz y la Información (Energy, Light & Information®) que han escogido hacer que el mundo esté preparado, en lugar de esperar a que el mundo se prepare.

«Cuando dices que no sabes por dónde empezar, ya has empezado.»

RUPERT SPIRA

AGRADECIMIENTOS

A Dios / el Amor / lo Infinito

A Rafael Coriat por su valiosa contribución a la traducción de este libro.

PREFACIO

«Llegará un momento en el que creerás que todo ha acabado. Ése será el principio.»

LOUIS L’AMOUR

En 2001 se publicó un libro titulado La Reconexión: Sana a otros; sánate a ti mismo, escrito por el Dr. Eric Pearl, y que registra el descubrimiento de la Sanación Reconectiva. Se convirtió rápidamente, y sigue siendo un superventas internacional en su campo. Se tradujo a cuarenta idiomas. No sólo habla del emocionante descubrimiento sin precedentes de la Sanación Reconectiva, sino de lo que llevó a ella, en qué consiste y algunos aspectos básicos sobre cómo facilitarla para ti y para los demás. Explica la Sanación Reconectiva tan claramente como se conocía en esa época. Es honesto, certero y persuasivo en su simplicidad, y hace que la Sanación Reconectiva sea muy accesible en cuanto a su filosofía básica y sus sencillas indicaciones.

La verdad no cambia. Nuestra capacidad para comunicarnos y transmitir es, no obstante, otra historia.

Ahora ha llegado el momento de explicar la Sanación Reconectiva (de explicar la Sanación en sí misma) y hacer que sea todavía más accesible, de una nueva manera, de una forma más apropiada para el mundo actual, incluyendo nuestra creciente comprensión del Universo y nuestro reconocimiento de que todos somos representaciones individuales de una Conciencia, de El Que Es, independientemente del nombre con el que cualquiera de nosotros decida llamarlo.

INTRODUCCIÓN

Nada en este libro (ni en ningún otro libro) es la respuesta.

Tú eres la respuesta.

Un nuevo aspecto del conocimiento, de acuerdo con la física cuántica, es que por mucho que el Universo parezca expandirse externamente también parece expandirse internamente. Cuanto más hacia adentro nos permite ir la ciencia, más vemos que, a un nivel cuántico, lo que hay es, principalmente, aquéllo a lo que la ciencia le gusta referirse como un espacio vacuo: un aparente vacío de la nada. Al mismo tiempo, todo en el Universo que ha sido en algún momento y que será, está contenido en este espacio y está conectado mediante un campo que está más allá del espacio y el tiempo. Ese espacio es la consciencia y la conciencia, pese a que no siempre es en la forma en la que pensamos en la consciencia y la conciencia.

Es esta fuerza (o campo de fuerza de la percepción) la que engendra la vida y la conciencia, mantiene nuestro cuerpo unido en cuanto a la forma y la materia, y proporciona estructura a los sistemas solares, las galaxias, el Universo, el Multiverso y más allá. Es también a través de este campo cómo un aspecto más elevado de nosotros mismos le habla a nuestro Yo Humano. La intención de estos susurros es orientarnos hacia unos niveles más elevados de completitud, expresión y propósito. Podríamos referirnos a esto como un llamado interior. Nosotros lo llamamos Energía, Luz e Información experimentándose a sí mismos en forma de cada uno de nosotros en un espacio y tiempo finitos; o una conexión con su campo de energía llamada Experiencia de la Sanación Reconectiva.

Tanto si estamos escuchando como si no, incluso aunque decidamos ignorar los suspiros infinitos, todos recibimos llamados interiores en distintos momentos de nuestra vida. Para algunos se trata de un susurro a lo largo de toda una vida, y para otros es como el estallido de un trueno.

La Sanación Reconectiva es mi llamado, y ahora que la enseño junto con Jillian, mi compañera de vida, es nuestro llamado. Lo divertido sobre un llamado es que, aunque puedes ser conducido en muchas direcciones y de muchas formas, y aunque puede que a veces sea algo físico, mental y/o emocionalmente agotador, al responder al llamado, recibes un tipo distinto de fuerza y energía: un tipo que nace del servicio y del propio amor.

Cuando se te presenta algo de la forma en la que se nos introdujo a la Sanación Reconectiva, te das cuenta de que tu llamado forma parte del proyecto mayor, la misión del cual consiste en abrir paso en nuestro planeta a esta inteligencia: la Inteligencia Infinita. El resultado es hacer evolucionar a la humanidad desde el apego al Conocimiento hacia la vuelta a una sapiencia total que precede a todas las experiencias y que emerge en forma de la experiencia de la luz humana que SOMOS cada uno de nosotros.

Lo que queremos que sepas es que cuando las frecuencias de la Sanación Reconectiva se volvieron tangibles por primera vez en forma de experiencia, se abrió un portal literal. No es tanto un portal visible, sino que es, claramente, un portal literal en el sentido de que empezó modulándose en esta dimensión de altura, anchura, profundidad y tiempo, y que ahora asimilamos como Energía, Luz e Información®.

Podía sentirlo. Podía encontrarlo.

Y ME encontró.

Así que, ¿qué es ESO y cómo vamos a explicarlo en este libro? En primer lugar, nos estamos refiriendo a una inteligencia que es completamente distinta de cualquier cosa que pudiéramos haber imaginado en nuestra anterior realidad percibida en tres dimensiones, una realidad que considerábamos que estaba compuesta de altura, anchura y profundidad, la suma de las cuales genera el espacio en el que vive nuestro cuerpo-mente.

Sin embargo, alrededor del año 2000, cuando la ciencia aceptó finalmente lo que Einstein llevaba diciéndonos desde la década de 1950, se reconoció que el tiempo era la Cuarta Dimensión. Con el mero hecho de haberlo percibido, hemos salido de nuestra existencia tetradimensional para pasar a lo que hoy en día nos referimos como multidimensional. Aunque técnicamente cualquier cosa que vaya más allá de una dimensión es multidimensional, el uso de la palabra «multidimensional» reconoce la transición hacia lo no lineal, y se ha convertido en la designación aceptada (también hay mucho que decir del término omnidimensional). También es justo decir que la naturaleza de esta inteligencia es la de traer a la existencia el orden, la coherencia y la completitud: en otras palabras, ELLO proporciona orden, coherencia y completitud a los lugares y espacios donde anteriormente existían el desorden, la incoherencia y la división.

ELLO opera en nosotros,

a nuestro alrededor,

a través de nosotros

y en forma de nosotros.

En vez de nosotros estirarnos hacia ELLO,

recibimos.

Y la experiencia es nuestra conexión y respuesta a ELLO.

Un nuevo lenguaje que, en un sentido,

entra en un conocimiento silencioso,

disuelve toda expresión de los sentidos.

Paz.

Tu experiencia de Ello

es la sanación.

No hay espacio-tiempo.

Sanar es nuestro reconocimiento de que somos completitud.

Siempre plenos.

Una entidad.

Reconectados,

ya no dependientes de la ilusión del

«yo distinto»,

sino más bien siendo

nuestro propósito,

nuestra completitud

como unicidad,

y nada menos que esa recepción

nos define.

Ésta es la Experiencia de la Sanación Reconectiva.

ANTES DE QUE SIGAS LEYENDO…

Antes de que sigas leyendo, anota todo lo que sientas, creas, sepas o creas que puedes saber sobre la sanación… tus pensamientos, opiniones, ideas, conceptos, retenciones basadas en el miedo, y emocionantes impulsos hacia adelante. Regresa a lo que has escrito con tanta frecuencia como desees a lo largo de la lectura de este libro y más adelante, cuando vuelvas a leerte este tomo. Vive un poco: escribe con tinta. Siéntete con la libertad de añadir cosas a lo que has escrito, pero no borres nada. Más adelante, si algo en tus notas ya no aplica y quieres tacharlo, hazlo trazando una sola línea, de modo que dispongas de la opción de revisarlo y ver dónde te hallabas anteriormente. Te encontrarás regresando más de una vez, tanto mientras estés leyendo este libro como después, para monitorizar tu progreso. Descubrirás que ésta es una maravillosa guía de viaje a lo largo de tu propia evolución.También descubrirás que eres parte integral para un proceso que está aquí y tiene un gran alcance.

CAPÍTULO 1

EL DON DEL SANADOR

«Somos… parte integral del mundo que percibimos; no somos observadores externos. Estamos situados dentro de él. Nuestra visión de ello es desde su interior. Estamos hechos de los mismos átomos y las mismas señales de luz que son intercambiadas entre los pinos de las montañas y las estrellas de las galaxias.»

CARLO ROVELLI

Y entonces llegó Jered…

Los regalos de cumpleaños, los regalos durante las fiestas y los regalos de boda son, generalmente, sorpresas. Ésa es la razón por la cual los envolvemos antes de dárselos a su receptor. Afrontémoslo: el nivel de emoción suele llegar a su pico mientras abrimos el paquete, ya lo desenvolvamos tranquilamente para conservar el papel de regalo (que, entre tú y yo, nunca volveré a usar, de todos modos) o rompamos rabiosamente el lazo y rasguemos el papel, como si los regalos que todavía no hemos abierto fuesen a desaparecer si no abriésemos éste con la suficiente rapidez. Las sanaciones también son sorpresas. El papel que los envuelve quizás no sea de unos grandes almacenes, puede que el contenido no sea algo preseleccionado de una lista de regalos, pero pese a ello, la revelación del regalo llega a su propio paso y ritmo. No hay nada que puedas hacer para acelerarlo y ninguna pista sobre lo que hay dentro. Frecuentemente ni siguiera puedes adivinar cómo ha entrado el regalo en el paquete. Éste fue el caso de Jered… Jered sólo tenía cuatro años cuando su madre le trajo para que me conociera. Llevaba unos aparatos en sus rodillas que ya no le sostenían y tenía unos ojos que miraban en dos direcciones a la vez pero que eran incapaces de enfocarse en algo, las palabras ya no salían de su boca… y en el vacío estaba el flujo interminable de saliva. La luz de Jered había quedado reducida a una expresión vacía que apenas mostraba un brillo del hermoso ser que habitaba en su interior.

Había estado perdiendo la mielina, gracias a la cual se trasmiten los impulsos nerviosos, que revestía su cerebro, y como resultado de ello había estado sufriendo aproximadamente cincuenta ataques epilépticos de tipo gran mal por día. La medicación había reducido el número de ataques a unos dieciséis.

Mientras estaba tendido sobre la mesa, inmóvil y casi sin expresión, su madre me explicó que a lo largo del último año había sido testigo, con impotencia, de su rápido deterioro. Para cuando vino a verme por primera vez, se encontraba no con el niño que había conocido, sino con lo que sólo podía describir como «una ameba».

Durante la primera sesión de Jered, siempre que mi mano se acercaba al lado izquierdo de su cabeza percibía su presencia e intentaba llegar a ella. «¡Mira! Sabe dónde está tu mano. Está intentando alcanzarla. Nunca hace eso», me señaló su madre con una sorpresa esperanzada. Respiró hondo y añadió: «Ahí es donde le falta la mielina». Jered se volvió tan activo al final de esa sesión que su madre tuvo que sentarse a su lado en la mesa, tomando suavemente sus manos, cantando, apaciguadoramente, canciones infantiles como sólo una madre puede hacerlo. Su favorita era «Estrellita, ¿dónde estás?». El día de la primera sesión de Jered, sus ataques físicamente violentos se detuvieron. Por completo.

En la segunda sesión de Jered, éste asía los pomos de las puertas y empezaba a girarlos. Su vista mejoró y ahora era capaz de concentrarse en objetos. En su camino fuera de la consulta, señaló hacia un arreglo floral en nuestra zona de recepción: «Flores», dijo, sonriendo. Ninguno de los ojos de la gente que había en la habitación se mantuvo seco.

Esa noche, se vio a Jered recitando las letras del alfabeto junto con el presentador de un programa de televisión; y antes de irse a dormir, este angelito, que antes no podía hablar, alzó la cabeza, miró a su madre y dijo: «Mamá, cántame». Cinco semanas después, Jered había regresado a la escuela. En el patio. Pillando pelotas.

—Fragmentos y correcciones de un relato que Eric escribió para un libro titulado Hot chocolate for the mystical soul, compilado por Arielle Ford.

El regalo de ser invitado a la Experiencia de la Sanación Reconectiva (ESR) como catalizador llega con el propio hecho de ser testigo de ella y con la desaparición de la otredad, el descubrimiento del amor infinito y eterno que somos; y, de vez en cuando, conseguir la oportunidad, en medio del día, para cantar «Estrellita, ¿dónde estás?».

Parece haber un estigma en la cultura actual alrededor de la sanación, en concreto alrededor de la gente que llamamos sanadores, y el poder que les concedemos conscientemente y no tan conscientemente. El poder que les concedemos es nuestro propio poder intrínseco. Frecuentemente, cuando oímos que alguien es un sanador, se produce la suposición automática de que esa persona está, de algún modo, dotada de unas características muy particulares y altamente extraordinarias, o que esa persona está, de alguna manera, especialmente ungida por Dios con unos poderes sobrenaturales.

Cuando piensas en ello de esta forma, eso prepara, automáticamente, el escenario para la ilusión percibida del sanador como algo o alguien que es «más» a nuestros ojos, lo que reduce, por comparativa, nuestro reconocimiento de nosotros mismos. Esto sólo sirve para generar una alucinación de un abismo entre nosotros y Dios o, si quieres ser un poco más agnóstico al respecto, lo que los filósofos y los teólogos que van desde Aristóteles hasta santo Tomás de Aquino e Immanuel Kant, describieron como la «Primera Causa».

La historia de la humanidad es la evolución de nuestras ideas, y las ideas existen en la intersección entre nuestra consciencia y el mundo exterior. Una de las primeras ideas de nuestros antiguos antepasados fue que eran más que un simple cuerpo, y que cuando se descorporizaban tras la muerte se convertían en espíritus con el poder de habitar en todas las cosas, desde objetos hasta lugares y criaturas. A esta creencia se le llama animismo: la atribución de una esencia espiritual o «alma» a todos los objetos y seres, humanos y de otros tipos. El término animismo procede del latín, y la raíz anima significa, literalmente, «aliento», «espíritu» y «vida». Algunos eruditos creen que el animismo es probable que sea la expresión más antigua de la humanidad de algo que podría llamarse religión.

En 1989 se descubrió en Israel un lugar llamado Ohalo II, en la costa sudoeste del mar de Galilea, o lago Kinneret, cerca de la ciudad de Tiberíades. Proporcionó pruebas de que hace aproximadamente veintitrés mil años los humanos cambiamos nuestras lanzas por arados y que, como consecuencia de ello, nos transformamos de recolectores en agricultores. Los resultados consiguientes a esta transición se encuentran entre los desarrollos más importantes de la historia de la humanidad. A medida que empezó a desarrollarse una sociedad basada en la agricultura y la domesticación de animales, esto alejó más a la humanidad de la idea de que todos estábamos conectados. En lugar de que la humanidad fuera una parte indeleble del planeta, la humanidad reclamaba ahora su dominio sobre él; y a medida que la forma de vida nómada dio lugar a sociedades, empezaron a surgir las religiones organizadas.

Originalmente creadas como forma de comprender nuestro lugar en el mundo y en el Universo, a veces estas religiones crearon jerarquías como forma de mantener el poder; y así, después de muchos milenios, la idea del animismo, que venía a decir que no había distinción entre el mundo espiritual y el físico, dio lugar a la idea de que Dios era algo distinto o externo a nosotros.

Ahora que la sociedad se estaba reestructurando y estaban surgiendo jerarquías, ¿cómo podría tener la gente corriente acceso a Dios? Bueno, si querían tener un mejor acceso a Dios, sería mejor que fuesen a ver a sus sacerdotes, sacerdotisas, chamanes u hombres/mujeres santos.

A medida que las ideas del hombre evolucionan, se reorganizan y modernizan de acuerdo con nuestros descubrimientos científicos, también lo hacen muchas fes. Con la aparición de la física cuántica y de otros descubrimientos científicos que ponen de evidencia que todos estamos conectados a través de un campo de información, de repente parece como que la idea de que Dios es algo independiente de nosotros se ha vuelto bastante anticuada. En lugar de ello, está surgiendo la validación de la idea de que Dios está en nosotros y de que somos Dios.

Como alternativa, ya que el término «Dios» puede ser un vocablo controvertido para algunas personas, siéntete con la libertad de reemplazar la palabra «Dios» por «Fuente», «Energía», «el Campo Unificado», «baklava», «tulipán», «paraguas», «bacalao salado» o cualquier otra que escojas. Es, en esencia, una palabra para referirnos a El que es, razón por la cual es tan difícil comprender por qué tantos humanos todavía generan guerras en nombre de esta palabra.

El que seas religioso o el que no practiques una religión, no es lo importante. El que creas en Dios o el que seas ateo tampoco es importante. Lo importante es que, al igual que la humanidad está redescubriendo la idea de que no somos independientes de Dios, también estamos evolucionando, superando la idea de que sólo alguien especialmente designado como sanador (al tiempo que se asigna un atributo especial raro o único a esa persona) puede transmitir una sanación.

El nuevo camino significa que ser un sanador y la sanación propiamente dicha no son independientes de nosotros. Somos el sanador y la sanación; y como lo somos, no sólo sanamos a los demás, sino que también nos sanamos a nosotros mismos y, en el proceso, sanamos al mundo. Como lo somos, nos aportamos luz a nosotros mismos, a los demás y al mundo. Esto hace que todos seamos especiales y que nadie sea especial. Así, lo sobrenatural puede reconocerse como lo que ha sido siempre: sobre-natural; y ahora se puede reconocer lo extraordinario como lo que ha sido siempre: extra-ordinario. Y todos nosotros podemos, finalmente, simplemente despertar.

Todos somos especiales y nadie es especial

La Sanación Reconectiva (SR) no es una religión ni pertenece a ninguna religión. La SR respeta a todas las religiones y reconoce que, en los muchos grandes caminos espirituales del mundo, pueden encontrarse grandes verdades en todos sus escritos. Por ejemplo, dependiendo de la traducción del Nuevo Testamento en la que te bases, en Juan 14, 12 te encontrarás con que Jesús dice: «Estas cosas que hago, vosotros también las haréis… y mayores», o «Las obras que yo hago vosotros también las haréis, y obras mayores que éstas haréis vosotros», y «Haréis las mismas cosas que yo estoy haciendo. Haréis cosas incluso mayores…». Encontraréis, continuamente, estas enseñanzas en prácticamente todas las traducciones. Para muchos, ésta puede ser una afirmación que suponga un desafío aceptar. Si el pensamiento de hacer lo que hizo Jesús todavía no te intimida, hay muchos que intentarán desengañarte de esa idea enteramente; y frecuentemente, en el mismísimo nombre de la persona que pronunció estas palabras: ¡Jesús! De lo que la mayoría de nosotros no nos damos cuenta es de que somos mucho más poderosos de lo que creemos.

Marianne Williamson, una de las grandes maestras espirituales de la actualidad, lo estructura es esta forma; «Nuestro miedo más profundo no es que seamos incompetentes. Nuestro miedo más profundo es que somos inconmensurablemente poderosos Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta».

Lo que algunas personas temen, a muchos hasta el punto de ni siquiera permitirles explorar el significado de estas enseñanzas, es que pueden muy bien ser incalculablemente poderosos, tal y como nos dicen Marianne y otros. Muy frecuentemente son estas mismas personas las que, cuando te ven viviendo a la altura de tu potencial, se sienten incompetentes porque quizás no se vean viviendo a la altura del suyo y temen que nunca puedan hacerlo. Ese es el precio de vivir en la comparación y el juicio. En lugar de una voluntad de arriesgar e intentar alcanzar su propio éxito, suelen recurrir a desacreditar y denigrar a aquéllos que sí alcanzan el éxito. Esta cobardía y acoso basados en el miedo y pasivos-agresivos (a veces activamente agresivos), se conocen con el nombre del Síndrome de la Amapola Alta que, en resumen, significa que no debes ser la amapola más alta o te cortarán el cuello para hacer que quedes a la misma altura que la media. Aquí es donde se nos reta a trascender al miedo y a vivir en el amor: a vivir en nuestra propia luz, y no en nuestra oscuridad. En realidad, todo esto se reduce al asunto del mérito.

La Experiencia de la Sanación Reconectiva ofrece un campo de juego nivelado en el que todos y cada uno de nosotros es la persona que es parida, ungida y dotada de la capacidad de sentir: ser una amapola tan alta como quieras. Esta es la verdadera naturaleza de la sanación. Cualquier cosa distinta es fingimiento, llana y sencillamente; porque la sanación no está fuera de nosotros, sino que está en nuestro interior, y cuando nos abrimos a ser el catalizador, nos convertimos en la sanación. El sanador en cada uno de nosotros es la verdadera parte de nuestra naturaleza que existe simultáneamente frente a y más allá de nuestra umanidad física. En otras palabras, todos poseemos el poder de ser un sanador, pese a que no es tanto un poder, sino un derecho inalienable de nuestra verdadera esencia y evolución.

El cambio de paradigma que está en juego es que no estamos avanzando hacia la completitud, sino que más bien ya somos completitud, y las sanaciones se dan en este despertar y conciencia. Sólo necesitamos entrar en ello. Puede que nos hayamos perdido el rumbo de esta verdad esencial, pero este momento de la historia tiene que ver con recuperar nuestra sapiencia. En la Sanación Reconectiva, como no hay una jerarquía ni ninguna persona «escogida», todo se limita a nuestro reconocimiento y a la totalidad de nuestras experiencias y elecciones, y en cada una de ellas hay niveles de rendición de cuentas.

La evolución de nuestra humanidad reside en nuestra rendición de cuentas para aceptar nuestro papel como sanadores para nosotros mismos, los demás y el planeta. Fíjate en que hemos dicho rendición de cuentas, y no responsabilidad. Señalamos esto porque existe una importante distinción que hacer entre estos dos términos. La principal diferencia es que la responsabilidad puede ser de muchos, mientras que la rendición de cuentas es singular. Tener que rendir cuentas significa ser responsable de algo y tener que responder por ello. Esto se reduce a que la vida vivida desde la perspectiva de conocer tu verdadera naturaleza es un don por el que tienes que rendir cuentas, y rendir cuentas por tu propia vida y por tu bienestar te hace tener que rendir cuentas por la vida de todos y por su bienestar. Ese es el don de la verdadera unicidad, de la sanación y del progreso en la vida.

Cuando surja un pensamiento, pregúntate: «¿De dónde ha procedido ese pensamiento?». Entonces verás que los pensamientos no son colocados en la conciencia desde el exterior. No hay un exterior. No hay límites ni fronteras. Sólo está la totalidad de quiénes somos: consciencia de la fuente puesta de manifiesto en materialización física. Algunas personas son la encarnación del sanador toda su vida. Tienen que rendir cuentas por todos los aspectos de su vida y reconocen que la vida es un don y una evolución, que la experiencia es un mapa de carreteras, que pueden marcar una diferencia, que sus elecciones en el momento actual pavimentan el camino para sucesos futuros, y que mediante su sola presencia son un sanador. Otros ni siquiera tienen que rendir cuentas por el hecho de existir. No reconocen ni tienen la claridad mental para darse cuenta de que lo que sucede en su vida forma parte de una cadena mucho mayor de interacciones. Buscan cosas externas para llenar un vacío en su interior en lugar de fijarse en lo que ese vacío en su interior necesita de verdad para ser llenado.

En este ejemplo, si refinamos esto hasta sus elementos más sencillos, puede que sólo haya dos paradigmas para la mente pensante: que vivimos en un universo conectado en el que todo está interrelacionado, o que vivimos en un universo independiente y distinto: un universo desconectado en el que todo es aleatorio y arbitrario.

Un paradigma reconoce que una persona debe rendir cuentas por su vida y su sanación, además de por la sanación del planeta y por la de todos que lo habitan, y el otro paradigma no. Uno es un mundo de nosotros, y el otro es un mundo de yo. ¿En qué paradigma preferirías vivir? Intuimos que, si estás leyendo este libro, en el primero.

La simplicidad en la sanación

«Algo es elegante si es dos cosas al mismo tiempo: inusualmente sencillo y sorprendentemente poderoso.»

MATTHEW E. MAY

En la sanación, la simplicidad es una oportunidad que existe sin el sentimiento ni la necesidad de introducir mejoras ni precauciones. El sanador funciona en presencia, sin requerir de mejoras ni precauciones. El sanador se da cuenta de que, en la mismísima presencia de estas mejoras y medidas de seguridad planeadas, la sanación se ve reducida o posiblemente deja de existir completamente.

En la Sanación Reconectiva no hay necesidad de rituales, técnicas, herramientas de sanación ni baratijas, protecciones, intenciones, visualizaciones, memorizaciones, etc. Éstos sólo oscurecen la pureza del sanador, que es revelada cuando trascendemos a nuestra dependencia de los aspectos externos. Es revelada cuando todo lo demás desaparece y la brújula interior de la sapiencia, en la autenticidad y la verdad, surge de tu interior para reconocer genuinamente que tú eres suficiente. Tú existes, tú observas, tú eres testigo, tú disuelves la otredad. En este reconocimiento del recibir, inspiras catalíticamente al sanador hacia el potencial infinito de la consciencia, mientras, al mismo tiempo, reconoces el tuyo propio.

Recibir, recepción (conexión con el campo de energía). No es necesario que intentes enviar sanación, sino sólo recibir sanación. El mismísimo pensamiento o intento de enviar instila una idea de distancia, una falsa sensación de separación o división que, en el mejor de los casos, diluye y oscurece todavía más la sanación, haciendo que entres simultáneamente en una otredad que, a un nivel muy básico y, en general, ni siquiera a un nivel consciente, infunde una sensación de tristeza y miedo. Por lo tanto, busca subliminalmente una satisfacción temporal aliviando el ego mediante rituales, protecciones y estados que refuerzan todavía más la repetición en ciclo de más sentimientos de separación, más miedo y más antojos que aliviar.

Al recibir, entras en la unidad, en tu propia transfiguración e intimidad, como la pura sensación de una inteligencia infinita que disuelve el contenido de la experiencia que ha estado ocultando la perfección de tu unicidad, tu transformación, a ti. Es aquí donde eres un dispositivo receptor, una especie de Bluetooth, emparejable como Fuente-Inteligencia, disponible para su emparejamiento con otro y para disolver la otredad. Te conviertes en un participante y un agente para la sanación, permitiendo que todos entren en su propia ecuación de la sanación, perfectamente diseñada para ellos; y así se te introduce en el verdadero arte de la conexión con su campo de energía sin la necesidad de enviar; a la unicidad, sin la necesidad de fabricar otredad; al amor, sin la ilusión vacía del miedo y la separación. Esto es lo que significa ser un sanador. Esta es la Experiencia de la Sanación Reconectiva.

¿Qué hace que la simplicidad sea tan compleja?

La complejidad es, por definición, algo que es difícil de comprender o de captar conceptualmente. Así, ¿por qué es la simplicidad un logro tan aparentemente complejo? Porque en la mayoría de los casos se trata de una reducción de elementos a los que nos hemos apegado, creaciones de contenido que se nos había dicho que necesitamos y que, ya para empezar, nunca necesitamos. Eran, meramente, las necesidades imaginadas de las personas que nos aportaron estas ideas. Eran sus supersticiones y apegos de las que, por múltiples razones, nos convencieron y que nos aportaron una falsa sensación de comodidad y seguridad; y debido a ese apego, simplemente estamos asustados por aquello a lo que pensamos que tendríamos que renunciar para conseguir lo que simplemente es.

Sin embargo, si queremos, renunciar a nuestros apegos a ciertas ideas y cosas que creemos que nos mantienen a salvo y seguros, las cosas que nos resultan familiares o que consideramos confiables o ciertas, entonces podrán fluir, en el lugar dejado vacío por estos apegos, nuevas ideas, conceptos y energía. En realidad, renunciamos a muy poco, si es que renunciamos a algo, para ganar mucho.

Esto se reduce a que tenemos que estar dispuestos a renunciar a la ilusión de que necesitamos algo fuera de nosotros para conseguir una sanación. ¿Podría tratarse de que la ilusión sea una aberración, una aparición, una fantasía, algo detrás de lo que nos estemos escondiendo porque, de hecho, tenemos miedo de la potencialidad de nuestro poder innato y divino para sanarnos a nosotros mismos y ser el sanador de otros?

En el núcleo de la Sanación Reconectiva, la simplicidad consiste en desprendernos de nuestro apego a las técnicas, incluyendo aquellas técnicas intrínsecas a nuestras muchas modalidades conocidas; una renuncia a nuestras esperanzas y creencias en objetos externos para que nos proporcionen poderes especiales, protecciones; unos lo que sea especiales o, nos atrevemos a decir, cualquier cosa que creamos que nos hará ser «más» de la forma que sea.

Cuando todo esto se desmorona, todo lo que queda es nuestra comunión con el Es: el conducto que nos despierta y te despierta, el explorador, el facilitador/sanador hacia la conexión con su campo de energía. A través de esto te conviertes en el catalizador recién inspirado para la sanación. Todo lo demás no es más que desorden e ilusión que oscurece la belleza y la simplicidad del Antes-Más Allá, de la Fuente, la verdad, la liberad, el amor y la presencia. La presencia eterna que eres tú.

La presencia es clave porque se cruza con la atemporalidad, lo que es, al mismo tiempo, una aparente paradoja; algo contario a nuestro conocimiento, un pequeño misterio para muchos, cuando menos.

En este espacio

lo que se disipa es la distracción,

lo que queda es la atracción.

Lo que cae es lo externo,

lo que queda es lo interno.

Lo que cae es lo temporal,

lo que queda es lo eterno.

Lo que cae es la ilusión,

lo que queda es la realidad.

Lo que cae es la mentira,

lo que queda es la veracidad.

Lo que cae es la armadura,

lo que queda es la atención del corazón.