El Confesionario - Roberto Luis Peláez - E-Book

El Confesionario E-Book

Roberto Luis Peláez

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Beschreibung

El "Confesionario" no es solo el lugar usado para el SACRAMENTO de la Reconciliación. Ese instante donde se reconocen los pecados de un penitente. ¿Qué significa CONFESAR? Del griego, "HABLAR LA MISMA COSA". La Biblia dice que "la Confesión es poder confesaros unos a otros vuestros pecados para que seais salvos". ¿Cuál fue el PECADO de Marcos? ¡ENAMORARSE! En cuerpo y alma. Ofreciendo su Libertad, su Vida, tal como lo hacían en la Iglesia. Sólo que en esta historia "UN RAYO LE PARTIÓ LOS HUESOS Y LO DEJÓ ESTAQUEADO EN LA MITAD DEL PATIO", diría Cortázar. No hay pecado cuando se es fiel a uno mismo con los demás. ¿QUÉ ES EL AMOR? Existen tantas definiciones como seres hay en el planeta. El amor ACONTECE. Y en el relato nos cuentan lo difícil que es ocultarlo. Muchos transitan la Vida sin conocerlo. Cerramos EL CONFESIONARIO con el AMOR como sinónimo de ENTREGA. Roberto, el autor de este libro, escribe como "HACIENDO UN ESFUERZO PARA PODER ESCUCHARSE", intentando encontrar EL SABOR, EL COLOR y EL SENTIDO DE LA VIDA. Para Roberto, EL BUSCADOR, no hay sueños imposibles y lo más curioso es que nos EMBARCA a todos como Noé en su ARCA. Él sueña, como buen maestro, que nadie se quede abajo y asciendan con él para CONCRETARLO. Sigamos "Buscando el latido" (Elvira Sastre) y nosotros, los que amamos Leer, Ser y Crecer. "El amor es ETERNO, mientras dura", Vinicius de Moraes. Triny Arce

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Seitenzahl: 74

Veröffentlichungsjahr: 2025

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ROBERTO LUIS PELÁEZ

El Confesionario

Versión 2025Edición arreglada, dramática y final

Peláez, Roberto Luis El confesionario : 2025 versión arreglada, dramática y final / Roberto Luis Peláez ; Prólogo de Mayra Cepeda. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6117-6

1. Novelas. I. Cepeda, Mayra , prolog. II. Título. CDD A860

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

Prólogo

El confesionario versión 2025 – Pequeña nouvelle

El Confesionario – Pequeña obra de teatro

El Confesionario – Pequeño corto cinematográfico

Juliana Pelaez. Ilustradora de la tapa

Triny Arce. Autora de la contratapa

Agradecimientos

Dedicado a todos aquellos que se preguntan si escribo acerca de mí: Lo hago.

Prólogo

¿Alguna vez la vida les ofreció la misma oportunidad en momentos diferentes? Quién alguna vez no ha soñado con que le suceda algo así en el amor... Pero, cuando ocurre, ¿desde qué lugar decidimos? Sabemos que la vida nos cambia. Que nuestra forma de sentir hoy no es la misma que en nuestra infancia o adolescencia. ¿Realmente cambiamos? ¿O somos los mismos de siempre?

Una situación como esta se le presenta a Marcos, un sacerdote que hace más de dos décadas eligió su camino de vida. Tanto él como su historia se desdoblan cuando aparece alguien de su pasado. A lo largo del relato, conocemos a un joven Marcos de diecinueve años que recién se inicia en el amor. Y también al Marcos actual, viviendo un camino escogido posteriormente. Sin embargo, hay algo que no cambia: un amor que el paso del tiempo parece no haber apagado. Un amor que parece ofrecer una segunda oportunidad. Un amor que parece ser real. A partir de ese momento, Marcos comienza a vivir diferentes situaciones que lo obligan a volver a elegir constantemente y, de alguna manera, a cuestionar sus propias decisiones.

En este texto, Roberto Peláez logra retratar tanto a Marcos como a otros personajes en un diálogo permanente entre el presente y el pasado. Adopta una estructura en espejo que nos permite apreciar un mismo suceso desde el punto de vista de cada uno de ellos. Y con ello nos invita a repensar sobre diferentes elecciones tomadas en nombre del amor. Pues, a lo largo de los siguientes dieciocho capítulos, se nos van a ir presentando diversas confesiones realizadas al padre Marcos. ¿Qué está bien y qué está mal en el amor? ¿Hay realmente algo que esté bien o que esté mal?

Al mismo tiempo, al avanzar en esta historia, somos nosotros los que recibimos el testimonio de Marcos. Él vive rodeado de revelaciones de todo tipo. Pero su secreto será la mayor confesión que nos hace en este libro. Secreto que se transforma en amor y en acto de amor. Tal vez algún episodio nos resuene y nos invite a cuestionar algunas de nuestras propias decisiones. Qué mejor que la literatura para liberar pensamientos, explorar otras realidades posibles y, en especial, disfrutar.

¿Qué dice un cura cuando se confiesa? Esto es lo que descubrirán los lectores que elijan asomarse por la cortinilla de la primera página: un secreto que transgrede, que va en contra de muchas normas, pero también una historia de amor.

Mayra Cepeda

Mayra Cepeda es de Adrogué, Buenos Aires. Estudió Letras y trabaja como docente en los niveles primario, secundario y universitario. En general la pueden ver preparando clases, corriendo por las montañas, cuidando plantas y animales o recolectando frases que aparecen por las calles.

EL CONFESIONARIO VERSIÓN 2025

PEQUEÑA NOUVELLE

AUTOR: ROBERTO PELAEZ

Corregida, ampliada y mejorada por María Diez

María Diez

Esbozo biográfico en mí sostenido

Nací bajo el signo de Capricornio, aquel primero de enero cantado por Silvio Rodríguez en su bella y equívoca celebración de un espejismo. Mi nombre incompleto pero suficiente es María Diez.

En un pretérito imperfecto (como casi todos, pero más) egresé de la Escuela de Periodistas del Círculo de la Prensa y, entonces, solo debí cruzar cuatro calles con rumbo sudeste para inscribirme en el Instituto Nacional Superior del Profesorado Joaquín V. González.

Cursé allí el Profesorado de Castellano, Literatura y Latín y, desde mi titulación, me dedico al ejercicio de la docencia en el nivel medio. Casi cuatro décadas de vocación sostenida me definen. Soy la que soy y, a los efectos de este requerimiento, no hay mucho más para contar.

“In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen”.

Se levantó de la cama, refregó sus ojos y miró el reloj. Eran las cinco de la tarde. Se incorporó de inmediato y vistió sus infaltables jeans con camisa blanca. Con gesto mecánico anudó los cordones de sus zapatos negros. Repetía la rutina de cada sábado; tras una siesta de media hora, salió de su habitación modesta y se encaminó al templo.

Subió las escaleras y llegó a la sacristía, saludó a su acólito con un apretón de manos, tomó del armario su estola violeta, la besó y se la puso; con prontitud se dirigió al confesionario. Como todos los sábados y miércoles, atendía a los fieles que decidían revelar sus pecados, para ser purificados luego por el sacramento divino.

Marcos era un sacerdote franciscano, de cuarenta y dos años, a quien el destino había devuelto al lugar adonde había sido monaguillo, tras una larga ausencia. Veinte años le tomó volver. Tras la dura experiencia en el seminario y sus posteriores designaciones, más o menos amables, en las provincias del interior del país, por fin regresaba a su casa. Veinte años le tomó volver, lo que sonaba como una mala copia o un homenaje al Ulises homérico, aunque, en comparación, su odisea no había sido tan épica como la del famoso griego. Y no había un reino terrenal al final de tal peregrinaje.

Su parroquia era de estilo colonial, con tonos blancos, celestes, y ribetes dorados. Consagrado a la Inmaculada Concepción, el lugar era modesto y humilde, pequeño, pero cercano al equilibrio perfecto.

Ahora, mientras recorría los bancos de tonos amarronados y observaba imágenes de santos, Marcos escuchó el murmullo en torno a él.

—Buenas tardes, padre. Todas las bendiciones para usted. ¡Siempre tan lindo usted! –Repetían las mujeres que, disparadas, salieron a su paso.

El sacerdote las saludó, una a una, con una sonrisa.

Esa tarde, una confesión iba a marcar su vida para siempre.

ORA PRO NOBIS

La infancia de Marcos había sido muy dulce. Protegido por su madre por ser el primogénito, siendo muy pequeño aprendió a leer, desde el periódico hasta obras infantiles, incluyendo la durísima “Corazón” de Edmundo de Amicis, con su lacrimógeno cuento “De los Apeninos a los Andes”.

Disfrutaba de jugar al fútbol en la plaza, del cine de barrio tan cercano, de contar estrellas cada noche. La impronta religiosa de su familia fue el madero al que aferrarse cada vez que algo (la enfermedad de su hermano, el abandono de su padre, la temprana muerte de su abuela) amenazaba la estabilidad de su joven vida.

Su madre, Elena, lo cuidaba trabajando de todo lo que podía para brindar a él y a sus hermanos la mejor educación. Ella, de extraordinaria capacidad, había canjeado su probable éxito laboral por la dedicación al cuidado de sus hijos. Destino de vida.

Marcos tuvo que luchar con empeño contra el terrible señalamiento social que padecía. “No vas a llegar a nada”, “Vas a ser un don nadie” sentenciaban sus compañeros de escuela primaria, tan indolentes como lacerantes en sus dichos. Por eso, desde muy joven se preparó intelectualmente abrevando tanto en la fantasía inspiradora de Verne y Bradbury como en la dureza estimulante de Sarmiento y Hernández. Y no desdeñó el poder del cine, que frecuentaba con entusiasmo nunca saciado, en la formación de su intelecto y su sensibilidad.

Vivió una adolescencia a puro trabajo y estudio, con el compromiso que puso en cada causa: desde ayudar a una escuela rural, defender a un compañero o visitar a un conocido que estaba enfermo, hasta pintar las aulas de su colegio.

Su talón de Aquiles eran las mujeres, y no porque no se sintiera atraído por ellas, todo lo contrario; les tenía miedo, pavor, y sentía ante ellas una abochornante vergüenza.

Cuando alguna se le acercaba con intenciones de besarlo o tocarlo, Marcos salía del momento con una excusa. Por prurito o por lo que fuera, nunca se puso de novio durante su tránsito por el secundario.

Tras la escuela media, optó por estudiar magisterio, camino en el cual se sentiría a gusto: amaba a los chicos, le encantaba enseñar y ayudar al otro en su superación. Su elección lo hacía feliz y ser el “Bendito tú eres” en su curso lo llenaba de regocijo no exento de temor.