El don del Espíritu Santo y su poder en la Iglesia - Gary S. Shogren - E-Book

El don del Espíritu Santo y su poder en la Iglesia E-Book

Gary S. Shogren

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Beschreibung

El don del Espíritu Santo y su poder en la Iglesia de hoy del Dr. Gary Shogren pretende explorar la doctrina del Espíritu Santo. Específicamente su persona, la relación entre la iglesia apostólica y la de hoy en día, sus dones y su obra en la formación de la iglesia. Se lleva a cabo por medio de investigación exegética, teológica e histórica. Un libro académico pero enfocado a la divulgación y a la aplicación para la iglesia de hoy y sus retos eclesiales y también socio-culturales. El libro se divide en tres grandes bloques: El espíritu de Dios en textos escogidos del Nuevo Testamento. El espíritu en la Iglesia patrística El espíritu en la Iglesia de América Latina Contiene un apéndice por Craig Keener sobre el libro Fuego extraño: el peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa de John MacArthur. El libro no es un tratamiento completo del Espíritu y sus dones, sino un acercamiento académico a los temas principales con los que el creyente de hoy se enfrenta y vive en su camino espiritual personal y también colectivo a nivel eclesial en nuestra época actual. Un libro de crítica académica constructiva, tal como nos tiene acostumbrados el Dr. Gary Shogren, sobre los temas más importante y más polémicos, como es la ausencia –o el extremo también– de la manipulación de una de las personas de la Trinidad "el Espíritu Santo".

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EL

DON

DEL

ESPIRÍTU

SANTO

Y SU PODER EN LA IGLESIA

Gary S. Shogren

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 Viladecavalls

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

http://www.clie.es

© 2023 por Gary S. Shogren

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)».

© 2023 por Editorial CLIE. Todos los derechos reservados.

EL DON DEL ESPÍRITU SANTO Y SU PODER EN LA IGLESIAENSAYOS DE INVESTIGACIÓN EXEGÉTICA, TEOLÓGICA E HISTÓRICA

ISBN: 978-84-17620-70-7

eISBN: 978-84-17620-77-6

Teología cristiana / Neumatología

Acerca del autor

Gary S. Shogren es doctor en Exégesis del Nuevo Testamento por el Kings College, de la Aberdeen University; Master en Divinidades y en Nuevo Testamento por el Biblical Theological Seminary; B. S. en Biblia y Estudios Pastorales, Philadelphia College of Bible. Ordenado como pastor bautista, ejerció el pastorado en Penacook Bible Church. Posteriormente fue profesor de Nuevo Testamento en el Conservative Baptist Seminary of the East y el Biblical Theological Seminary en los Estados Unidos. Desde 1998 es profesor de Nuevo Testamento en el Seminario ESEPA, en San José, Costa Rica. Sirve como editor de la Biblia para Asociados Wycliffe. Es autor de numerosos libros en inglés y español entre los que destacan sus comentarios a Romanos, 1 Corintios, y 1 y 2 Tesalonicenses, y también libros prácticos como ¡Témpano a la vista!: Cuando los obreros de Dios chocan con la fría y dura realidad.

DEDICATORIA

Con gratitud a la Dra. Ruth B. Edwards, Universidad de Aberdeen, Escocia.

Por ser mi mentora durante mi trabajo doctoral, y por demostrar la verdad profética y apostólica de que Dios ha derramado su Espíritu sobre todos los hijos y todas las hijas de su familia.

Sucederá que en los últimos días –dice Dios–,

derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano.

Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán,

tendrán visiones los jóvenes

y sueños los ancianos.

En esos días derramaré mi Espíritu

aun sobre mis siervos y mis siervas,

y profetizarán.

Hechos 2:17-18

El siguiente material fue usado con permiso de los titulares de los derechos de autor:

Capítulo 8, “¿Nos sanará Dios? Una reevaluación de Santiago 5:14-16a” originalmente fue publicado como “Will God Heal Us? A re-examination of James 5:14” por Evangelical Quarterly 61 (1989): 99-108. Los derechos de autor pertenecen al autor.

Capítulo 10, “La profecía cristiana y el canon en el siglo II: una respuesta a B. B. Warfield”, fue originalmente publicado como “Christian Prophecy and Canon in the Second Century: A response to B. B. Warfield” por Journal of the Evangelical Theological Society 40/4 (December 1997): 609-26. Impreso con permiso del editor.

Capítulo 12, “1 Cor 13:8-12 en la exégesis patrística: ¿cómo vendría el ‘perfecto’?” fue originalmente publicado como “1 Cor 13:8-12 in Patristic Exegesis: How did they suppose the ‘the perfect’ would come?” por Journal of Pentecostal Theology (Sheffield) 15 (1999): 97-119. Impreso con permiso del editor.

Capítulo 14, “Los ‘ultracarismáticos’ de Corinto y los pentecostales de América Latina como la religión de los marginados” fue originalmente publicado como “The ‘Ultracharismatics’ of Corinth and the Pentecostals of Latin America as the religion of the disaffected” por Tyndale Bulletin 56.2 (2005): 91-110. Impreso con permiso del editor.

Algunos capítulos son de Gary S. Shogren, Primera de Corintios: un comentario exegético-pastoral (Barcelona: Clie, 2021): capítulo 2, “El bautismo y la llenura del Espíritu Santo”; capítulo 3, “Hablar en lenguas y profetizar: ¿qué son?”; capítulo 4, “Exposición de 1 Corintios 13:8b-13”; capítulo 5, “¿Realmente ‘ningún ojo no ha visto’? o, ¿el Espíritu ya nos ha abierto los ojos?”; capítulo 9, “El templo del Espíritu Santo en 1 Corintios 3:16-17 y 6:19”. Impreso con permiso del editor.

Apéndice: Craig Keener, “Una reseña de John MacArthur, Fuego Extraño: el peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa” es de Strangers to Fire: When Tradition Trumps Scriptures (2014; Empowered Life Academic-Harrison House Publishers); traducido e impreso con permiso del autor, Craig Keener, y del titular de los derechos de autor, The Foundation for Pentecostal Scholarship, Inc. (tffps.org).

Mi agradecimiento a todos los editores por su amable permiso de reeditar estos materiales.

Gracias a Rubén Cardona S., por su labor en la traducción de este libro.

Citas del Nuevo Testamento Griego son de Novum Testamentum Graece, Nestle-Aland, 28va ed. © 2012 Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart.

Si no decimos lo contrario, los textos bíblicos son de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional (NVI), usada con permiso.

Otras citas son de Santa Biblia Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados (NTV); Santa Biblia Reina Valera Revisada, © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina (RV 60), usada con permiso; Dios Habla Hoy, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994 (DHH), usada con permiso; Santa Biblia Reina Valera Contemporánea, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994 (RVC), usada con permiso; Santa Biblia La Biblia de las Américas, © Copyright 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation, usada con permiso (LBLA).

Citas de la literatura judía son de A. Díez Macho, ed., Apócrifos del Antiguo Testamento, 6 tomos (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1984-2011); Carlos del Valle, ed., La Misná, BEB 98 (2da ed.; Salamanca: Ediciones Sígueme, 1997); Florentino García Martínez, Textos de Qumrán (5ta ed.; Madrid: Trotta, 2000); José-María Triviño, Obras completas de Filón de Alejandría, 5 tomos (Buenos Aires: Catedrático de la Universidad Nacional de La Plata, 1976); Jacob Neusner, The Babylonian Talmud: a translation and commentary, 22 tomos (Peabody, MA: Hendrickson, 2005, 2011).

Índice

Abreviaturas

Prólogo por Robert Menzies

Introducción

El Espíritu de Dios en textos escogidos del Nuevo Testamento

1.El Espíritu Santo. El don escatológico de Dios

2.El bautismo y la llenura del Espíritu Santo

3.Hablar en lenguas y profetizar: ¿qué son?

4.Exposición de 1 Corintios 13:8b-13

5.¿Realmente “ningún ojo no ha visto”? o, ¿el Espíritu ya nos ha abierto los ojos?

6.“La letra mata y el Espíritu vivifica”

7.¿Los apóstoles siempre obedecieron el Espíritu Santo en Hechos? Algunos casos

8.¿Nos sanará Dios? Una reevaluación de Santiago 5:14-16a

9.El templo del Espíritu Santo en 1 Corintios 3:16-17 y 6:19

El Espíritu en la iglesia patrística

10.La profecía cristiana y el canon en el siglo II: una respuesta a B. B. Warfield

11.El don de lenguas en la iglesia del siglo II: una respuesta a Cleon Rogers

12.1 Corintios 13:8-12 en la exégesis patrística: ¿cómo vendría “lo perfecto”?

El Espíritu en la iglesia de América Latina

13.El sacerdocio universal de todos los creyentes

14.Los ‘ultracarismáticos’ de Corinto y los pentecostales de América Latina como la religión de los marginados

15.La iglesia del ‘Bastón de la palabra’: cómo el control del micrófono reemplaza la obra del Espíritu en el culto

Apéndice

CRAIG KEENER: “Una reseña a Fuego extraño: el peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa, de John MacArthur”

ABREVIATURAS

Biblia:

Génesis

Gn

Éxodo

Éx

Levítico

Lv

Números

Nm

Deuteronomio

Dt

Josué

Jos

Jueces

Jc

Rut

Rt

1 Samuel

1 S

2 Samuel

2 S

1 Reyes

1 R

2 Reyes

2 R

1 Crónicas

1 Cr

2 Crónicas

2 Cr

Esdras

Esd

Nehemías

Neh

Ester

Est

Job

Job

Salmos

Sal

Proverbios

Prov

Eclesiastés

Ecl

Cantares

Ct

Isaías

Is

Jeremías

Jr

Lamentaciones

Lam

Ezequiel

Ez

Daniel

Dn

Oseas

Os

Joel

Jl

Amós

Am

Abdías

Abd

Jonás

Jon

Miqueas

Mi

Nahúm

Na

Habacuc

Hab

Sofonías

So

Hageo

Hag

Zacarías

Za

Malaquías

Ml

Mateo

Mt

Marcos

Mc

Lucas

Lc

Juan

Jn

Hechos

Hch

Romanos

Rm

1 Corintios

1 Cor

2 Corintios

2 Cor

Gálatas

Efesios

Ef

Filipenses

Flp

Colosenses

Col

1 Tesalonicenses

1 Ts

2 Tesalonicenses

2 Ts

1 Timoteo

1 Tm

2 Timoteo

2 Tm

Tito

Tt

Filemón

Flm

Hebreos

Hb

Santiago

St

1 Pedro

1 P

2 Pedro

2 P

1 Juan

1 Jn

2 Juan

2 Jn

3 Juan

3 Jn

Judas

Jd

Apocalipsis

Ap

Tobías o Tobit

Tob

Judit

Jud

Sabiduría de Salomón

Sab

Eclesiástico, Sirácida

Eclo

Baruc

Bar

1 Macabeos

1 Mac

2 Macabeos

2 Mac

Otra literatura antigua:

T. Aser

Testamento de Aser, versión Díez Macho

T. Jud.

Testamento de Judá, versión Díez Macho

1QHa

Hodayota

1QpHab

Peshar Habacuc

1QS

Regla de la Comunidad

1QSb

Regla de las Bendiciones

4Q504 Frags.

4Q Palabras de los Lucerosa

CD

Documento de Damasco

Fuentes modernas:

AB

Anchor Bible

ABD

Anchor Bible Dictionary (también llamado Anchor Yale Bible Dictionary)

ACCS

Ancient Christian Commentary on Scripture

ACW

Ancient Christian Writers. 1946-

AGJU

Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums

AnBib

Analecta Bíblica

ANF

Ante-Nicene Fathers.

Editado por Alexander Roberts y James Donaldson. 1885-1887. 10 tomos. Repr. Peabody, Mass.: Hendrickson, 1994.

ANTC

Abingdon New Testament Commentary

BAC

Biblioteca de Autores Cristianos

BCG

Biblioteca Clásica Gredos

BEB

Biblioteca de Estudios Bíblicos

BEC

Baker Exegetical Commentary

BJ

Biblia de Jerusalén

BNCT

Black’s New Testament Commentaries

BSac

Biblioteca Sacra

CBC

Comentario Bíblico Contemporáneo

CBQ

Catholic Biblical Quarterly

CETGNT

Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento

DHH

Dios Habla Hoy

DTNT

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento

EKKNT

Evangelisch-katholischer Kommentar zum Neuen Testament

EQ

Evangelical Quarterly

ExpTim

Expository Times

FC

Fathers of the Church. Washington, D.C., 1947

GCS

Die griechische christliche Schriftsteller der ersten [drei] Jahrhunderte

HTKNT

Herders theologischer Kommentar zum Neuen Testament

HUT

Hermeneutische Untersuchungen zur Theologie

ICC

International Critical Commentary

IBC

Interpretation: A Bible Commentary for Teaching and Preaching

JAAR

Journal of the American Academy of Religion

JBL

Journal of Biblical Literature

JECS

Journal of Early Christian Studies

JETS

Journal of the Evangelical Theological Society

JPTSS

Journal of Pentecostal Theology Supplement Series

JSNT

Journal for the Study of the New Testament

JSNTSS

Journal for the Study of the New Testament: Supplement Series

JTS

Journal of Theological Studies

LBLA

La Biblia de las Américas

LSJ

Liddell, H. G., R. Scott, H. S. Jones,

A Greek-English Lexicon.

9va ed. with revised supplement. Oxford, 1996.

LXX

Septuagint (

Göttingen Septuagint, 67 tomos

, 1931-)

NCITG

El Nuevo Comentario Internacional al Testamento Griego

NIGTC

New International Greek Testament Commentary

NAPSPMS

North American Patristic Society, Patristic Monograph Series

NA

27

Novum Testamentum Graece,

Nestle-Aland, 27ma ed.

NA

28

Novum Testamentum Graece,

Nestle-Aland, 28va ed.

NovT

Novum Testamentum

NovTSup

Novum Testamentum Supplement Series

NPNF

1

Nicene and Post-Nicene Fathers,

Series 1. Editado por Philip Schaff. 1886-1889 14 tomos. Repr. Peabody, MA: Hendrickson, 1994

NPNF

2

Nicene and Post-Nicene Fathers,

Series 2. Editado por Philip Schaff. 1886-1889 14 tomos. Repr. Peabody, MA: Hendrickson, 1996

NTS

New Testament Studies

NTV

Nueva Traducción Viviente

NVI

Nueva Versión Internacional

PG

Patrologia graeca (= Patrologiae cursus completus: Series graeca). Editado por J.-P. Migne. 162 tomos. París, 1857-1886

PL

Patrología latina (= Patrologiae cursus completus: Series latina). Editado por J.-P. Migne. 217 tomos. París, 1844-1864.

RNT

Regensburger Neues Testament

RV 1909

Reina Valera 1909

RV 60

Reina Valera Revisada, 1960

RVA

Reina Valera Actualizada

RVC

Reina Valera Contemporánea

SB

Sources bibliques

SC

Sources chrétiennes. París: Cerf, 1943

SecCent

Second Century

SNTW

Studies of the New Testament World

TDNT

Theological Dictionary of the New Testament.

Editado por G. Kittel y G. Friedrich. Traducido por G. W. Bromiley. 10 tomos. Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964-1976

TLG

Thesaurus linguae graecae: Canon of Greek Authors and Works.

Editado por L. Berkowitz y K. A. Squitier. 3ra ed. Oxford, 1990

TM

Texto Masorético

TS

Theological Studies

TynBul

Tyndale Bulletin

VP

Versión Popular (ver Dios Habla Hoy)

WA

Weimarer Ausgabe (Obras de Martín Lutero)

WBC

Word Biblical Commentary

WTJ

Westminster Theological Journal

WUNT

Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament

ZECNT

Zondervan Exegetical Commentary on the New Testament

ZKG

Zeitschrift für Kirchengeschichte

PRÓLOGO

Conocí a Gary Shogren en el otoño de 1985 en Aberdeen, Escocia. Yo acababa de llegar a la Universidad de Aberdeen para comenzar mis estudios de doctorado en Nuevo Testamento. Gary era un veterano que estaba terminando su tesis doctoral. Recuerdo vivamente mi primer día en el campus y mis recelos. ¿Estaba yo preparado para este nivel de estudios académicos? ¿Encajaría en este grupo de eruditos?

Uno de los primeros compañeros que conocí fue Gary. Su cálida sonrisa, su humor contagioso y sus modales amables me hicieron sentir como en casa al instante. Cuando hablé con Gary, sentí que yo estaba en el lugar correcto. Dios utilizó a este buen hermano, junto con otros, para confirmarme que realmente había oído ‘Su’ voz.

Ahora, casi cuarenta años después, tengo la alegría de escribir este prólogo para el excelente libro del Dr. Gary Shogren. He tenido un contacto limitado con Gary desde aquellos primeros días en Aberdeen. Él se hizo misionero en América Latina. Yo me fui a China. Sin embargo, creo firmemente que este libro es un reflejo auténtico de la vida y el ministerio de Gary. Digo esto, porque esta colección de ensayos sobre el Espíritu Santo está marcada por cualidades que vi en Gary hace tantos años.

En primer lugar, este libro está repleto de ricas ideas extraídas de un asombroso conocimiento de la Biblia y de la historia de la iglesia. El capítulo inicial, “El Espíritu Santo como don escatológico de Dios”, es un gran ejemplo de hábil exégesis expresada con claridad y convicción. En este capítulo Gary desentraña la riqueza de la comprensión del Nuevo Pacto de la obra del Espíritu Santo llevando al lector en un viaje estimulante a través de la Biblia. También recurre a un rico conocimiento de la historia de la iglesia. Su capítulo sobre “El sacerdocio universal de todos los creyentes” vale por sí solo el precio del libro. Con acertadas citas de Lutero, Calvino y Wesley, Gary revela lo que esta importante doctrina significa para la iglesia contemporánea, particularmente para la iglesia en América Latina.

En segundo lugar, este libro tiene un fuerte tono pastoral. No pude evitar recordar mis anteriores encuentros con Gary mientras leía. Una cualidad notable y edificante impregna el análisis y la aplicación. Me sentí especialmente motivado y alentado por su descripción de las auténticas reuniones de culto apostólico y, más concretamente, por su llamamiento a que nuestras iglesias expresen más plenamente la realidad de que “en Cristo” somos un reino de sacerdotes.

Por último, este libro es inmensamente creativo y está lleno de un rico humor. Esto también es un reflejo de la persona que conocí durante nuestros días juntos en la Universidad de Aberdeen. Gary era ingenioso y divertido. También era un pensador creativo que poseía una vívida imaginación. Está claro que sigue siendo todo eso. Me encantan los numerosos ejemplos, evocadores y a menudo humorísticos, que Gary utiliza para iluminar su mensaje. Desde un “bastón de la palabra” hasta viajes en el tiempo, desde pirámides y obeliscos hasta un concertista de piano al que empujan fuera del escenario, la obra está salpicada de ilustraciones memorables y apasionantes. En resumen, este libro es rico en contenido, edificante en tono y un placer de lectura.

Estoy encantado, pero no sorprendido, de que este libro haya sido escrito en español. La dedicación y los dones que permitieron a Gary sobresalir en sus estudios de doctorado, sin duda ayudaron a Gary a abrazar otro idioma, cultura y gente. Creo que la ubicación de Gary en América Latina también le ha animado a estudiar y escribir sobre el Espíritu Santo. En vista del crecimiento fenomenal de la iglesia evangélica en esa región en los últimos treinta años, particularmente el ala pentecostal, es maravilloso ver los dones académicos de Gary enfocados en este tema. Aunque no estoy totalmente de acuerdo con Gary –soy un pentecostal clásico, Gary no lo es– me beneficié enormemente de la lectura de este, su último libro. Gary es un hermano cristiano maravilloso, un misionero dedicado y un erudito excepcionalmente dotado. Recomiendo encarecidamente este libro a todos los que deseen comprender y experimentar más profundamente la obra del Espíritu Santo.

Después de leer este libro, me acordé de las palabras que el Dr. Russell Spittler compartió conmigo. El Dr. Spittler, que falleció recientemente, fue un líder pentecostal y el ex rector del Seminario Teológico Fuller en Pasadena, California. El Dr. Spittler me dijo una vez: “La primera teología sistemática verdaderamente pentecostal se escribirá en español y no tendrá notas a pie de página”. El libro de Gary me anima a pensar que el Dr. Spittler tenía razón a medias. La primera teología sistemática verdaderamente pentecostal se escribirá en español, pero tendrá muchas notas a pie de página; y no pocas harán referencia a El don del Espíritu Santo.

Robert Menzies, Ph.D, Universidad de Aberdeen.

Ha vivido y servido en Chinadurante la mayor parte de las tres últimas décadas.Es Director del Asian Center for Pentecostal Theology(www.pentecost.asia)y autor de varios libros sobre el Espíritu Santo.

INTRODUCCIÓN

CREEMOS EN EL ESPÍRITU SANTO, SEÑOR Y DADOR DE VIDA

Del Credo de Nicea-Constantinopla, suscrito en la Iglesia de Santa Irene

Menguada por la Mezquita Azul y opacada por la gran Iglesia de Santa Sofía, la Iglesia de Santa Irene (“Santa Paz”) no recibe una segunda mirada por parte de los millones de turistas en Estambul. De hecho, incluso no estaba abierta para los visitantes durante mis visitas a la ciudad. Cuando me decepcionó por segunda vez por el letrero de CERRADO, y calculando que podría no tener más oportunidad de ir, decidí que estaba justificado entrar a escondidas, por un minuto. Después de todo, fue en ese lugar donde se reunió el (Primer) Concilio de Constantinopla en 381 d. C., que hizo una proclamación resonante acerca del Espíritu Santo, una que aún se afirma hoy.1

Allí, los padres de la iglesia decidieron que necesitaban expandir el decreto niceno original de 325: algunos habían encontrado dentro de su abrupto “y (creemos) en el Espíritu Santo” la maniobra que necesitaban para rechazar la deidad eterna del Espíritu. Constantinopla quería asegurarse de que todos los cristianos, de todas partes, supieran que el Espíritu es una persona, que él es Señor, que, junto con el Padre y el Hijo, él es el único Dios, en resumen, ¡que ningún cristiano sano dejaría a un lado al Espíritu Santo!2 Ellos se decidieron por la siguiente formulación:

Y creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,

que procede del Padre

que con el Padre y el Hijo recibe una misma

adoración y gloria,

que habló por los profetas.

Esta es la única declaración del credo sobre el Espíritu Santo que es aceptada formalmente hoy por la gran mayoría de cristianos en el mundo, incluyendo la mayoría de los cristianos evangélicos.3

En esta colección de ensayos nos enfocaremos en ciertas verdades bíblicas sobre el Espíritu. Pero antes de empezar, distanciémonos de dos acercamientos extremos de su persona y obra.

“EL VIENTO SOPLA POR DONDE QUIERE”, SÍ, PERO ¿REALMENTE LO OÍMOS SILBAR?

La mayoría de las definiciones del evangelicalismo incluyen que somos cristocéntricos. Tan esencial como eso suena, agreguémosle que, no puede existir sano predicador de Cristo que no sea al mismo tiempo un predicador del Dios trino, y, por tanto, un heraldo del Espíritu Santo y sus obras. Un milenio y medio ha pasado desde Santa Irene, y por triste que sea, es aún necesario señalar esto. Por ejemplo, Francis Chan, más conocido por su libro Loco Amor, se había sentido presionado para publicar El Dios olvidado: como revertir nuestra trágica desatención al Espíritu Santo.4 El desatendido Espíritu: no es un Dios desconocido del mercado de Atenas, sino una persona de la trinidad misma. ¿Cuál podría ser la causa de esta renuencia a hablar del Espíritu? Ya que, para muchos cristianos, la pregunta “¿Quién es el Espíritu Santo, y cuáles son sus obras?”, resulta en una rica cosecha de la vía negativa –“Bueno, no esto, aquello, o lo otro…”– sino una escasa cosecha de la positiva, que debe en algún punto incluir una fuerte declaración: “Bien, él es el Señor, el dador de vida”.

Me encontré con esta renuencia cuando era adolescente. Yo estaba en un coro que cantaba esta maravillosa canción:5

Ven, Espíritu Santo, porque oscura es la hora;

Necesitamos Tu llenura,

Tu amor y Tu inmenso poder.

Muévete ahora entre nosotros, incítanos a orar.

Ven Espíritu Santo, reaviva a la iglesia hoy.

El seminarista que estaba al lado de mí en el coro me dio un codazo y me susurró que eso “no era bíblico”. Yo no pensé en preguntarle por qué pensaba eso; aún no sé por qué. ¿Será que él quería que el Espíritu regresara al reino de lo “desconocido”? O ¿pensaba que sonaba muy pentecostal? Esa podría ser la explicación: aunque nosotros los evangélicos somos los campeones en una exégesis sólida, algunos tropiezan justo en ese punto cuando la interpretación obvia de un texto podría apoyar las afirmaciones de los pentecostales. Un ejemplo de esto podría ser el texto: “Conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá” (1 Cor 13:9-10). Yo creo que, por todas las reglas del contexto, la semántica, la gramática, la historia, y la regla de fe, que este es un texto que debe ser interpretado escatológicamente, que la venida de la perfección es el regreso de Cristo.6 Pero ya que eso podría dar ayuda y consuelo a un oponente teológico, podría ser menos incómodo hacer de “lo perfecto” un candidato menos probable, por ejemplo, el cierre del canon del Nuevo Testamento. Otro ejemplo es Hb 2:4 – que “Dios ratificó” el testimonio de los oyentes de Jesús “con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad”. Este texto se ha transmutado para decir lo que no dice: que, solo los testigos oculares de la enseñanza de Jesús tenían poder para hacer milagros, y por tanto los milagros han cesado.7 Ahora bien, no estoy diciendo que esta doctrina, por tanto, debería estar equivocada, solo que este manejo de Hb 2:4 está basado en un argumento falaz y como tal es poco convincente. Es la misma falacia de generalización errónea la que encontramos aquí, alguien usa la declaración:

Mi abuelo una vez tenía un sombrero de color café.

Y erróneamente se infiere la conclusión que, por lo tanto:

Solo mi abuelo tenía un sombrero de color café, y no solo eso, después de que mi abuelo murió, dejaron de fabricar sombreros de color café.

¿Cómo puede alguien que diariamente trabaja entre las páginas de las Escrituras perder la centralidad del Espíritu? Una posible razón es que cada estudiante de la Bíblica se acerca al texto con sus propios lentes: su mente aquí hace que algunos textos brillen más vivamente, y allí hace que otros textos queden nublados. Esto puede explicar el porqué, en algunos círculos, puede aparecer un prejuicio cognitivo que filtra las referencias al Espíritu.

Para algunos, el mismo Jesús dijo que debíamos minimizar al Espíritu Santo. Porque, ¿no dijo que el Espíritu se enfocaría en Jesús?

Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho (Jn 14:26).

Y aún más fuertemente:

Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí (Jn 15:26).

A partir de estos se extrae, usando la misma falacia citada arriba, la exégesis equivocada:

Dado que el Espíritu viene a hablar de Jesús,

Por tanto, el Espíritu habla solo de Jesús y nunca de sí mismo.

Podríamos dar muchos ejemplos, pero aquí hay dos, el primero de un no-pentecostal, y el segundo de un pentecostal.

El Espíritu Santo nunca llama la atención hacia sí mismo ni hacia los hombres, sino que centra toda la atención en el Señor Jesucristo y lo que Dios ha hecho en su Hijo y mediante él.

(El Espíritu Santo) nunca nos habla de sí mismo. Él viene a glorificar a Jesús, ayudándonos a ver más a Jesús, a entender mejor a Jesús, a que respondamos más obedientemente a Jesús, y a que amemos con un compromiso más profundo de corazón.8

Nuevamente, sí, todo lo que el Espíritu dice tiene que ver con la obra de Dios en Cristo, ¡pero el texto en ninguna parte dice que él hablaría exclusivamente de Jesús!9 De hecho cuando el Espíritu vino, él también dio mucho testimonio de sí mismo, su palabra dada por los antiguos profetas, su indispensabilidad, su poder, su gloria. Él le dio a la iglesia un canon del Nuevo Testamento que, según mis cálculos, tiene al menos 250 referencias explicitas del Espíritu de Dios. Incluso en el mismo evangelio de Juan, el Espíritu está pobremente ocultado. Lo esencial de las palabras del Señor a Nicodemo, por ejemplo, fueron sobre el Espíritu y su obra en hacer que las personas nacieran de nuevo.

Tomemos dos pequeñas porciones de la Biblia y apliquémosle una simple prueba sobre el testimonio del Espíritu de sí mismo. Los números crudos no son suficientes para construir una teología, sino que ilustran mi punto:

Hechos 1-2 – Hay en un conteo 31 referencias a Jesús en estos versículos.10 Hay 12 referencias al Espíritu.11

Gálatas 3-6 es un pasaje particularmente lleno de verdades del evangelio. En él, hay aproximadamente 25 referencias a Jesucristo.12 Y hay 16 referencias al Espíritu.13

En ambos casos, para estar seguros, se refiere más a Jesucristo que al Espíritu. Sin embargo, el Espíritu está regular y gloriosamente presente en el texto, y a menudo es el enfoque primario de algún párrafo u otro. Y así, debemos preguntarnos: ¿cómo podría el Espíritu haber inspirado a los autores de Hechos o Gálatas a escribir sobre sí mismo, si la modestia le impide hacerlo?

Y ahora que lo pienso, ¿qué nos dice, que cuando Pablo escribe en 1 Cor 2:2 que el predica solo a Cristo, aun así en la misma carta él hace referencia al Espíritu, su poder de resurrección, sus dones, su transformación del corazón, aproximadamente 35 veces?

Una vez leí un aclamado comentario académico sobre Gálatas que parecía ser muy insustancial en su tratamiento del Espíritu; una rápida mirada al índice confirmó mi sospecha de que el autor aparentemente no “veía” al Espíritu en las páginas de esa epístola, aunque se mostraba radiante. De hecho, la defensa del evangelio de Pablo en esa carta se basa en las preguntas: “¿Quién tiene el Espíritu? ¿Cómo lo reciben? Y, ¿cuál es el resultado de la presencia del Espíritu en el creyente?”.

Romanos también puede ser leído ventajosamente con estos lentes, tal como 1 y 2 Corintios.

Resulta, entonces, que el Espíritu habla de sí mismo todo el tiempo, aun en las cuatro así llamadas “Epístolas Capitales” de Pablo. Y que puede solo significar que un creyente cristocéntrico por definición también será Espíritu-céntrico.

Este es un lado de la moneda, la relativa negligencia del Espíritu Santo. Es por esto por lo que yo, un no pentecostal, he escrito mucho sobre la obra del Espíritu. Y cuando un grupo de académicos pentecostales reunía artículos para una refutación de la exégesis cesacionista, me pidieron que contribuyera con algunos ensayos.14

Seguimos adelante: la situación puede ser igualmente desagradable en el otro extremo, entre aquellos que se presentan como extraordinariamente (e incluso únicamente) ungidos por el Espíritu.

“EL VIENTO SUPUESTAMENTE SOPLA POR DONDE QUIEREN LOS APÓSTOLES MODERNOS”, PERO ¿REALMENTE ELLOS TIENEN RAZÓN?

El error usualmente aparece en pares binarios. El diablo se deleita en jugar con nosotros: ahora invitándonos a un error, y luego nos atrae a su igual y opuesto. De cualquier forma, somos defraudados, y cualquiera que sea el extremo al que vayamos, él se place en los resultados.15 Él insta a algunos a negar la deidad de Cristo, él presiona a los gnósticos a negar su encarnación. Y si una de sus tentaciones es el desatender del Espíritu, entonces podríamos estar mejor si buscamos su error opuesto.

No imaginemos nunca que la estratagema del Maligno es hacernos pensar demasiado en el Espíritu, porque esto no es posible. Pero se estaría satisfecho si le diéramos “una misma adoración y gloria” a una falsa imagen del Espíritu o –más probablemente en el ambiente de hoy– una falsa doctrina de la obra del Espíritu.

El objetivo oculto del infierno es que olvidemos la obra del Espíritu en cada creyente, en cada cuerpo de creyentes, en el cuerpo entero de Cristo, en sus dones, en su guía hacia Dios, en su avivamiento, en su transformación. Si descuidamos al Espíritu, como fue explicado antes, el enemigo cumple con su meta. Pero él también gana si nos convencemos de que solo muy pocos líderes son ungidos, guiados, dotados y transformados. Este error no fue intrínseco en la historia del pentecostalismo que, por cierto, era en el fondo sociológicamente nivelado: “Pentecostés” por su nombre recuerda el hecho de que el Espíritu es derramado a toda carne, hombre y mujer, rico y pobre, joven y anciano, y no solo a individuos, principalmente varones que tienen sus propios programas de televisión. La red de televisión neo-pentecostal más conocida está, en su mayoría, repleta de gente cuyo mensaje es su propia conexión íntima con el Espíritu. Ellos pueden a veces insinuar que otros pueden tener la misma unción, pero al final, ellos son los escogidos, los que llaman al Espíritu “mi compañero”, “mi mejor amigo”, o lo saludan todos los días con un Buenos Días.

Y, ¿qué pasa en este paradigma con el que no está ungido? Si ellos realmente son sensibles al impulso del Espíritu, los que no son ungidos sabrán que deben dar su dinero al ungido, y mientras más dinero, mejor. Después de todo, ¡el ungido les ha dicho que esto es lo que el Espíritu dice! La red de televisión internacional en la que estoy pensando tiene como su página principal un aviso que dice “Ofrendar”. Cuando hice un conteo de sus predicadores, encontré que más del 80% de ellos –y no importe si eran hombres o mujeres, de diferentes razas, o con diferentes estilos de enseñanza– estaban predicando una variación del mismo mensaje: “Siembren una semilla en el predicador ungido –¡yo!– para que muestren que tienen fe y recibirán una bendición”.

El decimotercer capítulo de esta colección podría parecer tangencial a mi tema del Espíritu Santo. Pero no lo es. “El Sacerdocio Universal de Todos los Creyentes” ha sido históricamente infravalorado en Latinoamérica; es la doctrina que, para verdaderamente entender el don del Espíritu se debe empezar a comprender el sacerdocio de todos y afirmar nuestros mutuos dones. Ha sido necesario defender esta verdad en dos frentes. Por un lado, hemos tenido que identificar y alejarnos del modelo de sacerdocio jerárquico romano: que mientras el Espíritu bendice al laico en algún nivel, es a través del sacerdote ungido que uno debe acercarse a Dios. Y, estábamos avanzando a un punto de vista más bíblico, el que se recuperó parcialmente en la Reforma. Pero entonces, justo en ese momento, llegaron los predicadores ungidos a desviar a la mayoría de la iglesia con la mentira de que no todos los creyentes son iguales ante los ojos de Dios. Esta falsa mutación del pentecostalismo tiene raíces históricas en el montanismo del segundo siglo. No identifiquemos al pentecostalismo histórico y bíblico con el montanismo, como muchos teólogos hacen, ya sea pentecostales16 o no-pentecostales.17 Pero el montanismo sí tiene paralelos con el sacerdocio de los súper-ungidos: al menos en la forma original del movimiento, Montano y las profetisas Priscila y Maximila eran la manifestación de lo “perfecto” que había de venir (1 Cor 13:8-12), y el Paráclito se limitó a ellos (ver nuestro capítulo 12).

Existen otras toxinas que circulan por toda América Latina. Hemos dicho que las más distorsionadas en esta área tienen que ver con la obra del Espíritu. Esto no sugiere que la herejía doctrinal es menos tóxica que la confusión sobre nuestras prácticas, sino que tener una falsa imagen del Espíritu, si bien es un error exponencialmente más grave y ofende más a Dios, está en lo actual causando cuantitativamente menos daño directo a la iglesia.

Una desviación doctrinal es negar la trinidad. Nuestra época ha sido testigo del regreso de la herejía de Sabelio, quien argumentaba que, si Dios es uno, entonces podemos decir que el Padre es el Hijo, y el Hijo es el Espíritu, el Espíritu es el Padre, y por tanto, “el Padre murió por nuestros pecados” (la doctrina, “patripasionismo”) y que el Espíritu es Jesucristo. Encontramos esta enseñanza “modalística” en el pentecostalismo unicitario. Esta herejía había sido analizada y rechazada antes del Concilio de Constantinopla.

En segundo lugar, está la negación implícita o explicita de la persona del Espíritu, es decir, tratarlo como una fuerza impersonal. Por supuesto, los Testigos de Jehová desde hace tiempo han negado la deidad de Cristo, pero también a la persona del Espíritu: “Hasta cierto grado puede compararse con la electricidad, una fuerza que puede emplearse para una gran variedad de funciones”.18 Pero uno no tiene que ser un Testigo para actuar como si él fuera una fuerza para ser adquirida, empleada, o compartida. Incluida en esta, está la doctrina Rhema, la Palabra de Fe; porque su influencia está muy esparcida, yo considero esta como la doctrina más dañina de nuestros días. Existen autores que tratan estas doctrinas con mayor profundidad, y recomiendo al lector tenerlas en cuenta.19 Simplemente para dar una ilustración, citaré el libro de Agnes Sanford, The Healing Light (La luz que sana). Fue publicado en 1947 y hasta donde sé nunca traducido al español. Dudo que muchos latinoamericanos hayan oído sobre ella, sin embargo, debido a su gran influencia en pentecostales de habla inglesa, millones en América Latina han escuchado o predicado sus doctrinas sin estar conscientes de ello. Noten cómo se acerca al Espíritu –o más ampliamente a Dios– usando el lenguaje de la “fuerza” o el “poder” en vez de utilizar el término “persona”: “El primer paso para buscar resultados por medio de algún poder es contactar ese poder… El segundo paso es encenderlo… El tercer paso es creer que este poder se está usando y aceptándolo por fe”. También: “Todo el universo está lleno del (poder creativo de Dios), pero solo una cantidad de dicho poder que fluye entre nosotros servirá”. “Una forma de entender una fuerza de la naturaleza inexplorada hasta el momento es experimentar con la fuerza inteligentemente y con mente abierta”.20 Este es el mismo camino que la gente está siguiendo hoy cuando hablan de “activar el poder de Dios” o “darse cuenta cuanta fuerza espiritual de fe obra para que puedas recibir todo lo que Dios prometió en su Palabra” o “la fe es como un principio científico”. Esto no es ni sana doctrina ni (para usar el modelo de Sanford) buena ciencia; tiene sus raíces en una visión mágico-pagana.

El tercer asunto es el desprendimiento de la doctrina sana del texto de la Escritura, con una novedosa interpretación de 2 Cor 3:6, “la letra mata, pero el Espíritu da vida”; esto exploraremos en el capítulo 6.

Cuarto, y esta vez en una dirección completamente diferente, son varias manifestaciones del neo-mesianismo, que tiene como intención ser un retorno a las raíces hebreas, pero es de hecho un recién envuelto judaizante. Esto busca destronar al poderoso Espíritu y reemplazarlo con una lista de reglas, lo que resulta en una negación de la obra santificadora del Espíritu, justo como Pablo lo constató en la lista de las obras de la carne en Gálatas: sin el Espíritu “siguen mordiéndose y devorándose”. En la versión falsa del mesianismo, se encuentra una aplicación válida de 2 Corintios: “el Espíritu no les da vida, entonces la letra siempre los mata”.

De una forma u otra, el falso pastor usa el púlpito para despojar a la familia de Dios del Santo Espíritu. El predicador que subestima su importancia –sea el que se unge como portavoz de Dios, sea el que dice falsedades acerca de quién es el Espíritu– es culpable de robarnos al Espíritu.

MI PROPIO PEREGRINAJE

Estoy feliz de escribir sobre el Espíritu Santo en parte por los muchos giros –algunos mejores que otros– que he tomado en mi propio viaje.

Primer acto: A principios de los años 1970s, el movimiento carismático se propagó desde las Asambleas de Dios y otros grupos pentecostales a los cristianos de otras denominaciones.21 En ese contexto, oré por el don del Espíritu, e interpreté lo que entonces me aconteció –mi vida dio un giro completo– nada menos que la obra de Dios. Empecé a devorar el Nuevo Testamento. Leí el libro El Espíritu Santo y Tú de Dennis Bennett, y entre otros libros La luz que cura. Iba a una reunión de oración el jueves por la noche, que se llevaba a cabo en una escuela al otro lado de la ciudad. Nos sentábamos en círculo, cantábamos coros, leíamos las Escrituras, y alguien podía dar un mensaje profético o –y aquí es donde a veces yo contribuía– hablar en lenguas. (Existe, por cierto, gente que dice que no deberías enseñar sobre el Espíritu Santo si nunca has hablado en lenguas. Yo no estoy de acuerdo, pero de hecho esa “regla” no se aplica a mí de todos modos). En nuestra reunión nunca hubo ninguna confusión, ni saltos, solo un tiempo de adoración tranquilo y ordenado. Cuando alguien hablaba en lenguas, todos esperaban para que alguien lo interpretara. Deseo alguien hubiera pensado en filmar una reunión; siguió las instrucciones de Pablo en 1 Corintios 14 de una manera que no he visto desde entonces.

Como carismático, escuché testimonios de personas de nuestro grupo que ellos habían pasado años, décadas, en la iglesia, pero solo recientemente habían llegado a conocer a Cristo como su Señor y Salvador. Por otro lado, conocí a otras personas, usualmente adolescentes o jóvenes adultos, que tomaron otro camino: algunos tenían una sed insaciable de lenguas, y sufrieron durante meses y meses, rogando a Dios para que pudieran recibir el don. Entre unos de mis compañeros jóvenes había un enfoque a lo espectacular, pero menos interés en la vida santa.

Segundo acto: La Biblia fue mi punto de entrada al movimiento carismático; al final también fue mi salida. Intenté seguir el axioma de que, aunque las experiencias personales pueden abrir nuestros ojos a la verdad de Dios, al final la Palabra tiene que ser el juez de nuestras experiencias. Releí Hechos y 1 Corintios y miré dentro de mi corazón y miré a mis amigos carismáticos. Concluí que “la gente afirma que habla en otros idiomas, pero lo que oigo no corresponde con la ‘interpretación’ que se ofrece”. Por ejemplo, alguien podría “en lenguas” pronunciar una frase muy corta, pero la interpretación era mucho más larga y compleja; o una frase en lenguas podría repetirse una y otra vez, pero la interpretación no reflejaba esa reiteración. Había otras discrepancias. Finalmente tuve que hacer la pregunta, ¿debo continuar en un movimiento que tiene mucho de bueno, pero que ahora me parece equivocado en algunos aspectos importantes? Decidí que no.

Compré una Biblia Scofield: la versión de la Biblia era la misma que yo había estado usando, ¡pero ahora estaban esas iluminadoras notas a pie de página! Estas me decían que había estado totalmente equivocado en el acto anterior de mi vida; que no había bautismo del Espíritu después de la conversión; que no había lenguas ni profecía hoy, no desde que el canon se cerró. ¡Concluí –muy apresuradamente, sin cuidado– que yo había sido miembro de una falsa secta! Que mientras que al principio había concluido que algunas cosas que había visto en el movimiento carismático eran incorrectas, ahora todo lo que había visto era un engaño. Aquellos encuentros apacibles en la escuela, los recordaba como salvajes y caóticos. Ahora entiendo que hay procesos cognitivos presentes cuando una persona se convierte de una orientación a otra, que hay una tendencia a recordar mal el pasado y a interpretar nuestros recuerdos a través de nuevos lentes. Aunque me aferré a este acercamiento dispensacionalista hasta que fui al seminario, no se me ocurrió que no estaba mirando la Biblia solamente, sino que la estaba leyendo a través de un sesgo cognitivo diferente, uno que me había sido dado.

Tercer acto: Durante la mayor parte de mi vida adulta he concluido que ni mis experiencias ni mi interpretación de ellas en el primer o segundo acto hicieron justicia a la verdad de la Palabra de Dios. (También supongo que todavía tengo una gran cantidad de sesgo cognitivo, y que algún Cuatro Acto puede estar siempre a la vuelta de la esquina; por favor, Señor, ¡que la Biblia siempre nos sorprenda con una visión más profunda!). Y como después de muchos años de educación estaba mejor equipado para hacer mi propia investigación, y estaba bajo poca presión de los empleadores o denominaciones para obtener los resultados “correctos,” me sentí libre de hacer de nuevo las preguntas que siempre he tenido. ¿Quién es el Espíritu? ¿Por qué vino? ¿Qué bendiciones tiene para la iglesia? Y también: ¿Me estoy perdiendo las bendiciones que él quisiera darme? ¿Algunas de las obras del Espíritu en mí realmente coinciden con la Biblia? ¿Cómo evalúo yo lo que veo que sucede en las iglesias, particularmente como misionero en América Central? Yo enseño en un seminario que no tiene ningún credo en cuanto a los dones espirituales aparte de su norma de que la Biblia debe guiarnos; esto lleva a la feliz situación de que algunos de mis colegas son pentecostales, otros no, y todos mis compañeros/as tratan de ser guiados por la Biblia. Mi experiencia me muestra mis amigos pentecostales bíblicos disciernen mejor que nadie los errores del neo-pentecostalismo.

En los últimos años, algunos cristianos de todo el mundo se han identificado ellos mismos como “abiertos pero cautelosos” a la obra del Espíritu hoy día. Como no soy ni pentecostal ni cesacionista, se podría suponer que esta tercera Vía Media es la que he estado buscando. Pero, de hecho, el adjetivo “cauteloso” no me gusta. ¡El hecho de que necesitemos un gran discernimiento en estos tiempos no debería dejarnos tímidos!

Mi lema, entonces, es: Seamos agradecidos, gozosamente abiertos y con vista clara.

LA NATURALEZA DE ESTE LIBRO

El presente libro no es un tratamiento completo del Espíritu y sus dones; existen otros volúmenes que hacen ese trabajo, y tendremos una lista recomendada de títulos al final de este capítulo. Por ejemplo, no analizo a fondo el tema vital de la Nueva Reforma Apostólica, aparte de argumentar aquí y allá que es un error de doctrina y un gran fracaso en la práctica. Esta colección es más bien una exploración de ciertas verdades del Espíritu y su obra en la iglesia.

Estos son artículos que he escrito durante 40 años, es decir, durante mi vida adulta entera. Una versión temprana de “¿Nos sanará Dios? Una reevaluación de Santiago 5:14-16a” sirvió como mi trabajo final de exégesis en la universidad. Algunos de mis artículos los he escrito solo para esta colección: “El Espíritu Santo, el don escatológico de Dios”; también “La letra mata y el Espíritu vivifica” de 2 Cor 3:6. “El sacerdocio universal de todos los creyentes” fue una ponencia que di en el 500 aniversario de la Reforma en la institución donde he enseñado la mayor parte de mi ministerio, el Seminario ESEPA en Costa Rica. “¿Los apóstoles siempre obedecieron el Espíritu Santo en Hechos? Unos casos” es de mi blog.

Los otros artículos fueron publicados en revistas o en mis libros y reflejan el desarrollo en mis pensamientos en un momento u otro. Por mucho que quisiéramos creer que es así, los cristianos no desarrollamos nuestra doctrina en una tabula rasa, “renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá”. De hecho, usualmente creemos lo que alguien nos ha dicho que creamos, hasta el punto en que no lo hacemos. En un caso, un colega mío me dio la idea de lo que finalmente se convirtió en “La profecía cristiana y el canon en el siglo segundo: una respuesta a B. B. Warfield”: le había dicho que no había informes históricos del carisma de la profecía más allá de la muerte de los apóstoles.22 Mi colega respondió que tal vez yo tenga razón, pero que él no estaba seguro. Después de investigar mucho, tuve que concluir que había sido mal informado, y que había numerosas referencias a la profecía en los siglos segundo y tercero. Entonces se me ocurrió que, si yo no tuve los hechos en ese caso, ¿podría no haber sido lo que ocurrió en otros casos? Y así “1 Cor 13:8-12 en la Exégesis Patrística: ¿Cómo vendría el ‘Perfecto?’” y “El don de lenguas en la iglesia del siglo segundo” siguieron, usando la misma heurística: ¿Cómo sé que lo que sé es verdad, a menos que haya examinado la evidencia de primera mano? Por supuesto, ¡uno no tiene que ser un “opositor”, prejuzgando los resultados al suponer que todo lo que uno ha oído ya era equivocado! Eso también sería una forma de mente cerrada.

Después de esto, pasé algunos años escribiendo sobre 1 de Corintios.23 Esa es la fuente de los artículos “El bautismo y la llenura del Espíritu Santo”; “El templo del Espíritu Santo en 1 Corintios 3:16-17 y 6:19”; “Hablar en lenguas y profetizar: ¿Qué son?”; “¿Realmente ‘ningún ojo no ha visto’? O, ¿el Espíritu ya nos ha abierto los ojos?”; “Exposición de 1 Corintios 13:8b-13”; y por fin, “Los ‘ultracarismáticos’ de Corinto y los pentecostales de América Latina como la religión de los desafectos”, que también publiqué como artículo aparte.

Mi ensayo final, “La iglesia del ‘Bastón de la palabra’: cómo el control del micrófono reemplaza la obra del Espíritu en el culto”, es uno que ha estado dando vueltas en mi cabeza durante muchos años. Es un tratamiento más “travieso” sobre el tema del sacerdocio universal de los creyentes, y su relevancia me llevó a terminarlo como conclusión de esta colección.

También hemos incluido como apéndice especial, un ensayo del académico pentecostal Craig Keener. Cuando el Strange Fire de John MacArthur salió en 2013 (versión en inglés; la versión en español Fuego extraño: el peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa salió en 2014), la cuidadosa y conciliadora reseña de Craig del libro fue incluida en la refutación, Strangers to fire: When tradition trumps Scripture (2016). La versión en español de su reseña ha circulado informalmente durante algunos años, pero nunca ha sido incluida en ningún libro. Muchas gracias a Craig y al editor Robert W. Graves por permitirme incluirla.

“EL ESPÍRITU Y LA NOVIA DICEN: ¡VEN!”

Algunos creen que una vez que el libro del Apocalipsis fue escrito, la era inaugural del Espíritu Santo se cerró.24 O al menos, dicen, el brillo de su presencia se mitigó, ya sea porque era el plan de Dios todo el tiempo o porque la gente lo abandonó. Pero lo que me llama la atención es que en la conclusión del Apocalipsis (22:17), la parte que invita al mundo perdido a compartir la Nueva Jerusalén. Y, ¿quién los invita? “El Espíritu y la novia dicen: ‘¡Ven!’; y el que escuche diga: ‘¡Ven!’”. El comentarista Greg Beale lo expresa así:

El Espíritu es el Espíritu Santo. La novia representa al verdadero pueblo de Dios... que dice a través del poder del Espíritu Santo, “Ven”. (…) No todos en la iglesia visible pueden decir “ven”, sino solo aquellos que tienen oídos para escuchar la exhortación del Espíritu (como se muestra en): “Y que el que oiga diga: ‘Ven’”.25

El poderoso Espíritu Santo está trabajando, y siempre quiere estar trabajando más y más a través de su iglesia. Escuchemos perpetuamente su llamado y volvamos al mundo, y en su poder, invitemos a todos a venir.

LECTURA RECOMENDADA: para una visión general del tema del Espíritu en la iglesia, las siguientes obras seleccionadas representan una variedad de perspectivas.

Kuyper, A. (1900). La obra del Espíritu Santo, 3 tomos. Glorified Word Project, orig. Ver http://es.gospeltranslations.org/wiki/La_Obra_del_Esp%C3%ADritu_Santo.

Keener, C. S. (2017). Hermenéutica del Espíritu: leyendo las Escrituras a la luz de Pentecostés. Salem, OR: Publicaciones Kerigma.

Carson, D. A. (2000). Manifestaciones del Espíritu: una exposición teológica de 1a Corintios 12-14. Barcelona: Andamio.

Chan, F. (2013). El Dios olvidado: como revertir nuestra trágica desatención al Espíritu Santo. Lake Mary, FL: Casa Creación.

Lacueva, F. (2003). Espiritualidad trinitaria. Barcelona: Clie.

Fee, G. D. (2007). Pablo, el Espíritu y el pueblo de Dios. Miami, FL: Editorial Vida. Este libro es una versión más breve de su magistral texto inglés de 967 páginas, (1994). God’s Empowering Presence: the Holy Spirit in the letters of Paul. Peabody, MA: Hendrickson.

Dunn, J. D. G. (1977). El bautismo del Espíritu Santo. Buenos Aires: La Aurora.

_____. (1981). Jesús y el Espíritu. Salamanca: Secretario Trinitario.

Horton, M. (2017). Redescubrir el Espíritu Santo: la presencia perfeccionadora de Dios en la creación, la redención y la vida diaria. Nashville, TN: Vida.

Deiros, P. (1998). La acción del Espíritu Santo en la historia: los primeros 500 años. Miami: Editorial Caribe.

Horton, S. M. (1992). El Espíritu Santo revelado en la Biblia, ed. rev. Miami, FL: Editorial Vida.

Deidun, T. J. (2006). New Covenant Morality in Paul, AnBib 89, 2da ed. Rome: Gregorian & Biblical Press.

Grudem, W. ed. (2004). ¿Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro puntos de vista. Barcelona: Clie.

Menzies, W. W. y Menzies, R. P. (2004). Espíritu y Poder, fundamentos de una experiencia Pentecostal. Miami, FL: Editorial Vida.

Vondey, W. (2019). Teologia Pentecostal: viviendo el evangelio completo. Salem, OR: Publicaciones Kerigma.

1 Como muchas iglesias antiguas, Santa Irene ha sido nivelada, reconstruida y reutilizada una y otra vez; el edificio en sí no es del siglo IV, pero es el lugar sagrado de Santa Irene.

2 Una razón para Constantinopla era ocuparse del continuo rechazo de la trinidad en el semi-arrianista macedonianismo (también llamados los pneumatómacos): el macedonianismo rehusó aceptar la fórmula nicena homoousios y la deidad eterna del Espíritu.

3 No nos debe distraer, el hecho de que la iglesia occidental más tarde amplió la segunda cláusula a “procede del Padre y del Hijo”. Todos los que creen en el Filioque, “y del Hijo”, por definición también confiesa que “procede del Padre”. Para más información sobre el Primer Concilio de Constantinopla, ver J. N. D. Kelly, Primitivos credos cristianos, tr. S. Talavero Tovar (Salamanca: Ed. Secretariado Trinitario, 1980), cap. 10, “El credo constantinopolitano”.

4 Por Francis Chan (Lake Mary, FL: Casa Creación, 2013). Originalmente, Forgotten God: reversing our tragic neglect of the Holy Spirit (2009). También recomendado es Michael Horton, Redescubrir el Espíritu Santo: la presencia perfeccionadora de Dios en la creación, la redención y la vida diaria (Nashville, TN: Vida, 2017), capítulo 1, “Señor y dador de vida”.

5 “Come, Holy Spirit” por John W. Peterson, nuestra traducción. En inglés es, “Come Holy Spirit, dark is the hour; We need Your filling, Your love and Your mighty power. Move now among us, stir us we pray. Come Holy Spirit, revive the church today”. Hasta donde sé, la canción no es conocida en español.

6 Me ocupo del pasaje en detalle en mi comentario de Corintios, y también en los capítulos 4, 10, 11 y 12 de este libro.

7 Ambas interpretaciones de Hebreos 2 y 1 Corintios 13 se encuentran en Charles C. Ryrie, El Espíritu Santo: un estudio completo de la tercera persona de la trinidad y su obra en el creyente (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 1978), 100, 107-08.

8 Citas de J. Hampton Keathley, ABCs for Christian growth (Richardson, TX: Biblical Studies Foundation, 2004), 204; lo escojo porque está citado con aprobación por John MacArthur, Fuego extraño: el peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa (Nashville, TN: Nelson, 2014), 265 n. 13. La segunda cita es de Jack Hayford, “Symbols of the Holy Spirit”, https://www.jackhayford.org/teaching/articles/symbols-of-the-holy-spirit/, nuestra traducción.

9 Me parece que la doctrina de la “no autorreferencia del Espíritu” se debe derivar también de una lectura errónea de Juan 16:13, en la cual algunas versiones más antiguas en inglés (King James, Douay-Rheims) es “he shall not speak of himself”; en inglés “of” es equívoco y podría confundirse con “él no hablará sobre sí mismo”. En la Biblia del Oso de 1569 y en la RV del 1909 hay una redacción similar a King James: “porque no hablará de sí mismo” podría interpretarse equivocadamente como “no hablará sobre sí mismo”. Casi todas las demás versiones en español traducen correctamente ἀφʼ ἑαυτοῦ/af jeautou como “no hablará por su propia cuenta”; en inglés ahora se traduce igual, “on his own (authority)”. Vea D. A. Carson, The Gospel according to John, PNTC (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1991), 540, nuestra traducción – “Así como Jesús nunca habló o actuó por iniciativa propia, sino que dijo e hizo exactamente lo que el Padre quería que hiciera y dijera... así también el Espíritu habla solo lo que oye”.

10 Hch 1:1-11, 1:16, 1:21-22, 2:21, 2:22-28, 2:30-36, 38-39.

11 Hch 1:2, 1:4, 1:5, 1:8, 1:16, 2:4 (2x), 2:17, 2:18, 2:33, 2:38, 2:39.

12 Gá 3:1, 3:13, 3:14, 3:16, 3:22, 3:24, 3:26-29, 4:4, 4:6, 4:14, 4:19, 5:1, 5:2, 5:4, 5:6, 5:10, 5:24, 6:2, 6:12, 6:14, 6:17, 6:18.

13 Gá 3:2-5, 3:14, 4:6, 4:29, 5:5, 5:16-18, 5:22-23, 5:25, 6:1, 6:8.

14 Ver Robert W. Graves, Strangers to fire: when tradition trumps Scripture (Woodstock, GA: Foundation for Pentecostal Scholarship, 2016). Yo creo que era el único no pentecostal en contribuir con esta colección.

15 Esto lo expresa mejor C. S. Lewis, Cartas del diablo a su sobrino (New York: HarperOne, 2006), Prefacio: “En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores…”.

16 Así lo argumenta Lucien Jinkwang Kim, “Is Montanism a heretical sect or Pentecostal antecedent?”, Asian Journal of Pentecostal Theology 12.1 (2009): 113-24.

17 Jan Hanko, “Pentecostalism and its relation to Montanism”, Critique 33b.10 (1975); Frederick Dale Bruner, A theology of the Holy Spirit: the Pentecostal experience and the New Testament witness (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1970), 35-37.

18 “El Espíritu Santo… la fuerza activa de Dios”. https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1101989306.

19 Por ejemplo, Stanley M. Horton, El Espíritu Santo revelado en la Biblia; Michael Horton, Redescubrir el Espíritu Santo.

20 La cita completa es del capítulo 1 de su libro: “Si intentamos encender una plancha eléctrica y no funciona, nos fijamos en el cableado de la plancha, el cable, o la casa. No nos quedamos consternados ante la plancha y gritamos: ‘¡Oh, electricidad, por favor, ven a mi plancha y hazla funcionar!’. Nos damos cuenta de que mientras el mundo entero está lleno de ese misterioso poder que llamamos electricidad, solo la cantidad que fluye a través del cableado de la plancha hará que la plancha nos sirva. El mismo principio es cierto para el poder creativo de Dios. Todo el universo está lleno de él, pero solo la cantidad que fluye a través de nuestros propios seres nos servirá”. Agnes Sanford, The healing light: the art and method of spiritual healing, 1947.

21 En inglés, “charismatic” tiene un significado diferente que “carismático” en español. En español se refiere usualmente a un católico que tiene una experiencia pentecostal. En inglés, un “carismático” es una persona de denominaciones no pentecostales que tiene una experiencia pentecostal.

22 Se podría mencionar la opinión de Michael Horton de que “ya a mediados del siglo segundo existía un consenso cada vez mayor en cuanto a que se estaban desvaneciendo”. Horton, Redescubrir el Espíritu Santo, 257.

23Primera de Corinthios: un comentario exegético-pastoral (Barcelona: Clie, 2021; también en Logos Bible Software); en inglés, 1 Corinthians: an exegetical and pastoral commentary (Logos Bible Software) y Publicaciones Kerigma.

24 Esto a veces se basa en una mala exégesis de la advertencia de Juan contra la alteración del texto del propio Apocalipsis (Ap 22:18-19). Más bien, su autor seguía una tradición de muchos siglos de pronunciar maldiciones sobre aquellos que alteraban cualquier escrito, y especialmente los escritos sagrados.

25 Greg Beale y David Campbell, Revelation: a shorter commentary (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2015), 522; nuestra traducción.

EL ESPÍRITU DE DIOS ENTEXTOS ESCOGIDOS DELNUEVO TESTAMENTO

CAPÍTULO 1

EL ESPÍRITU SANTO.EL DON ESCATOLÓGICO DE DIOS

¡Cuán amplia es la obra del poderoso Espíritu Santo en su pueblo! De hecho, uno no puede concebir cualquier faceta de la experiencia cristiana que no sea directamente por o a través del Espíritu: la convicción de pecado, la regeneración/el nuevo nacimiento, la elección, el llamado, el bautismo, la transformación, la nueva naturaleza, la santificación, la llenura, el poder, los dones y las virtudes divinas que son “fruto” del Espíritu. La cadena se extiende sin que falten eslabones. Él incluso nos lleva a la “glorificación” en el siglo venidero (Rm 8:30): cuando Pablo llama a nuestro cuerpo resucitado “un cuerpo espiritual” (1 Cor 15:44, 46), no está diciendo que seremos fantasmas; mejor, la palabra “espiritual” es el equivalente de “del Espíritu (Santo)”. como el mismo Pablo lo explica en el capítulo 15:45: “Nuestro futuro está en el Espíritu que da vida”.

Como lo afirma un proverbio antiguo: “Los peces serán los últimos en descubrir el agua”: es la saturación del Espíritu de nuestro mundo lo que puede cegarnos ante lo inesperado de su presencia. Porque de hecho nuestra experiencia es radicalmente diferente de la del pueblo de Dios antes del Pentecostés.

Examinemos esta ruptura entre lo antiguo y lo nuevo. Un breve panorama en este capítulo nos dará un contexto para el resto del libro.1

I.  CRISTIANISMO Y JUDAÍSMO. DOS PNEUMATOLOGÍAS EN CONFLICTO

Ni el Antiguo Testamento, ni el judaísmo del Segundo Templo, ni en los rabinos había una clara señal de que Dios dotaba a cada miembro de su familia con la llenura del Espíritu, al menos no antes del siglo venidero. Esto explica por qué en la teología magistral del Antiguo Testamento de John Goldingay, él se refiere con poca frecuencia al Espíritu Santo, y luego usualmente a cómo entendemos el Antiguo Testamento desde la perspectiva de Cristo.2 Michael Horton detecta un rol más generoso para él en las Escrituras Hebreas, por ejemplo, en Job 33:4, Eliú revela que “El Espíritu de Dios me ha creado; me infunde vida el hálito del Todopoderoso”. Dice Horton que: “La teología de Eliú podrá ser poco digna de confianza en muchos puntos, pero aquí su confesión está de acuerdo con la interpretación que tiene Dios de la realidad. En esta conversación con Job, Eliú no está hablando de la creación, sino de su propia existencia. El Espíritu aún le sigue dando vida a todo lo que vive”.3