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Este libro aspira a describir y analizar el Gobierno del General Horacio Vásquez del período de 1924 al 1930. Horacio Vásquez fue tres veces presidente de la República Dominicana, brevemente en el 1899, por casi un año en el 1903 y en el período de seis años que estudiamos. Sin embargo es un hombre y político olvidado por la historia. Por eso en esta obra intento rescatar la historia política, social y económica de un singular período de la historia nacional y la obra de Gobierno del presidente Vásquez. Aunque no es una biografía de Don Horacio, estudio las distintas facetas de la vida de este último gran caudillo, y los rasgos personales de este hombre público que representó y dominó los treinta primeros años del Siglo XX.
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Veröffentlichungsjahr: 2021
Y CAÍDA DE LA DEMOCRACIA
Eduardo J Tejera
Published by The Little French eBooks
Copyright Eduardo J Tejera
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INDICE GENERAL
Introducción.
I. Síntesis Histórica.
II. Gobierno de Horacio Vásquez
III. La Política Económica y de Desarrollo.
IV. Reforma Constitucional y Reelección: Hacia el Desastre.
V. Elecciones, Traiciones y Golpe de Estado
VI. Vásquez; Legado y Balance de una Vida.
Bibliografía
A mis hijos Eduardo, Carlos, Ivonne Marie,
Adriana y Sebástián y a mis nietos y nietas,
todos mi pequeño mundo de alegría y amor.
Y a la bella Anita, la caudilla de mi corazón.
Este libro aspira a describir y analizar el Gobierno del General Horacio Vásquez del período de 1924 al 1930. Horacio Vásquez fue tres veces presidente de la República Dominicana, brevemente en el 1899, por casi un año en el 1903 y en el período de seis años que estudiamos. Sin embargo es un hombre y político olvidado por la historia. Por eso en esta obra intento rescatar la historia política, social y económica de un singular período de la historia nacional y la obra de Gobierno del presidente Vásquez. Aunque no es una biografía de Don Horacio, estudio las distintas facetas de la vida de este último gran caudillo, y los rasgos personales de este hombre público que representó y dominó los treinta primeros años del Siglo XX. El objetivo de la obra es narrar la historia de su Gobierno y las diferentes políticas que aplicó del 1924 al 1930. De una manera u otra en el poder o fuera del poder, como líder del horacismo y luego del Partido Nacional, con virtudes y aciertos y defectos y contradicciones, Horacio Vásquez por su personalidad y liderazgo fue uno de los líderes más conspicuos y representativos de su época.
La obra está dividida en seis capítulos, comenzando el primero con una síntesis histórica de la República, en la cual se explican las causas políticas y excesos monetarios y la crisis de la deuda externa fraudulenta que culminaron en el Modus Vivendi de 1905 y la Convención Domínico-Americana de 1907. Una historia dramática y dolorosa de la vida política en la época de los grandes caudillos militares y las dictaduras irresponsables. Pero el país lentamente se fue desarrollando y cambiando su fisonomía económica y social. En lo económico hubo transformaciones importantes, como la naciente industria azucarera, la instalación de dos líneas ferrocarriles, y la introducción de redes de comunicaciones, luz eléctrica, teléfonos, acueductos y carreteras, que redibujaron el mapa social y las estructuras de la nación. Los capítulos del dos al seis narran los distintos aspectos y políticas sectoriales del Gobierno de Vásquez y se presentan cuadros y cifras de indicadores económicos y sociales y las obras públicas que se construyeron.
Se presentan y analizan también los temas más polémicos y conflictivos, que han perseguido el legado de Vásquez, como la Prolongación de Poderes, la reforma Constitucional para permitir su reelección y el surgimiento de Trujillo al amparo protector de Vásquez en los ultimos años de su Gobierno. Sin embargo, el estudio además abarca la totalidad de la obra de Gobierno en muchos aspectos no muy conocidos. Se brinda una visión de conjunto de todo su Gobierno. Vásquez fue un gobernante demócrata y liberal, que protegió las libertades públicas y la prensa libre. Realizó importantes obras de infraestructura, de fomento de la agrícultura y la educación. Con la paz de seis años que brindó, el país entró a una nueva fase de su desarrollo. Espero que este libro contribuya a rescatar la memoria de un gran mocano y un buen presidente de la República Dominicana. Fue un gran caudillo liberal que durante treinta años contribuyó a forjar la historia política nacional. Un hombre hecho por los valores de su época.
Deseo señalar que para escribir la historia del tercer Gobierno de Horacio Vásquez es necesario realizar un repaso a los graves acontecimientos que agobiaron a la naciente República desde su fundación hasta la ocupación norteamericana en el 1916. Para llegar al Gobierno de Vásquez hay que hacer una síntesis de esta trágica historia de la República Dominicana. La Primera República de 1844 al 1861 tuvo doce presidentes y varias Juntas de Gobiernos militares. Eran gobiernos que duraban días, a veces menos de seis meses y muy pocos más tiempo. Nunca hubo gobiernos estables, institucionales y liberales. La Segunda Repúblia nació en 1865 y duró hasta el 1916, cuando desapareció el Gobierno Nacional y fue sustituido por los Gobernadores militares de los Estados Unidos. Pero sufrió una etapa de profunda inestabilidad y desorden político de 1899, año de la muerte de Lilís, hasta el 1916. Los norteamericanos se retiraron después de grandes presiones en 1924. En ese año se firmaron los acuerdos de un Gobierno Provisional de cuatro meses y en julio de 1924 se juramentó el nuevo presidente Horacio Vásquez, una vez recuperada la soberanía nacional. Su Gobierno duró hasta el golpe de estado de febrero de 1930.
He utilizado muchas fuentes bibliográficas de libros, la prensa de la época, artículos periodísticos de personajes de ese período y cientos de cartas e informes presidenciales de Vásquez, que están depositadas en el Archivo General de la Nación. Pude escanear e imprimir todos los Informes Anuales de la Receptoría de Aduanas de 1905-1941, que están en la Biblioteca del Congreso en Washington y el AGN y fotocopié y utilicé los Presupuestos Nacionales de los seis años de Gobierno, recogidos en la Gaceta Oficial. Tuve también acceso a varios estudios y artículos de académicos dominicanos y norteamericanos y al valioso Informe Económico de la Comisión presidida por Charles G. Dawes de 1929.
Deseo expresar mi alta gratitud al Dr. Frank Moya Pons, quien desde el principio me ofreció ideas para este libro y me brindó asistencia bibliográfica. Al Lic. Bernardo Vega que me brindó datos y orientación. A la Sra. Amanda Livoti, quien me ayudó en la primera parte de la investigación. Al Lic. Luis Cunillera le agradezco su cooperación en la revisión y corrección del manuscrito. Su trabajo fue muy valioso. Igual a mi asistente Inés Rodriguez, por haberme ayudado a organizar diversos documentos y transcribir cartas e informes y al Lic. Bryan Rivas, quien me ayudó a preparar cuadros de cifras económicas. Todos me ayudaron a mejorar la obra.
Eduardo J. Tejera
Junio de 2014
La historia de la República Dominicana está dividida en tres ejes centrales que confluyen desde su independencia el 27 de febrero de 1844 hasta finales del Siglo XIX. Durante este período el país tuvo cincuenta presidentes mayormente caudillos militares nacionales o regionales y muy pocos gobiernos civiles. Su independencia de Haití fue un acto heróico de guerras y formación gradual de un Estado. En el 1861 a solicitud del presidente General Pedro Santana el país fue anexado a España y volvió ser parte de la Monarquía española. Fue un retroceso sin sentido y equivocado. Desde el inició de la Anexión varios patriotas se levantaron en armas y comenzó la Guerra de Restauración que duró cuatro años hasta que el 11 de julio de 1865 las tropas españolas abandonaron el país. Fue una noble victoria. Después sobrevino un período de gran inestabilidad y múltiples gobiernos hasta que el dictador Ulises Heureaux (Lilís) se mantuvo en el poder de manera férrea y despótica por trece años. En lo económico fue un período de desarrollo de la industria azucarera, de los ferrocarriles y cierta infraestructura limitada. Como se sabe, Lilís, fue ajusticiado el 26 de julio de 1899 por un grupo de jóvenes revolucionarios, compuesto por Horacio Vásquez, Ramón Cáceres, Jacobo de Lara y otros valientes luchadores.
Caos Político y Crisis de la Deuda Externa
Se pueden destacar como los principales ejes de la segunda mitad de la historia del Siglo XIX; el caudillismo militar y los gobiernos efímeros poco funcionales; la inclinación de los gobernantes a emitir dinero sin respaldo, tomar préstamos y colocar bonos que no se podrían pagar y a cambio cedieron desde el 1869 las Aduanas y puertos del país a los acreedores extranjeros, entregando así la soberanía financiera del Estado; y la incapacidad de crear Gobiernos institucionales que unificaran todo el país y administraran en forma razonable las finanzas públicas y mantuvieran el orden ciudadano. Al revés, prevaleció el caudillismo militar, la rampante corrupción, el deseo de vender a Samaná a Estados Unidos o de convertir el país en protectorado de potencias europeas, y la preminencia del mando militar sobre el civil. Estos rasgos y actitudes definieron la idiosincrasia del país y sus gobernantes, que han marcado la política dominicana hasta nuestros días. 1
La República Dominicana emergió el 27 de febrero de 1844 como Estado soberano mediante la separación de la vecina República de Haití que dominó y ocupó la parte Oriental de la Isla por veintidos años. Tenía una escasa población de 125,000 habitantes aproximadamente y Santo Domingo tenía menos de 6,000 habitantes y la mayoría de los pueblos por debajo de 3,000. El movimiento separatista fue creado por la sociedad de patriotas La Trinitaria, que fue una organización secreta liderada por Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella, y Francisco del Rosario Sánchez, junto con relevantes revolucionarios de pensamiento liberal que mantenían el ideal de la independencia absoluta. Ellos crearon la idea que la independencia era posible y forjaron con sus prédicas los principios de la dominicanidad. Inmediatamente, el 28 de febrero de 1844, el grupo revolucionario creó la Junta Gubernativa Provisional compuesta de seis miembros, la cual intentó gobernar, pero no pudo, por falta de unidad y experiencia. Esta efímera Junta, apenas duró un día y el 1 de marzo de 1844 se formó un nuevo gobierno llamado Junta Central Gubernativa, presidida inicialmente por Tomás de Bobadilla, que lideraba el bando conservador. Existían dos grupos, el de los Trinitarios que preconizaban por la independencia total, y el de los que creían que la naciente República necesitaba estar bajo un Protectorado español, francés o inglés. Santana y Bobadilla apoyaban esta posición. Los miembros de la Junta fueron cambiando constantemente, a veces duraban días o semanas debido a las intrigas y conflictos internos entre los bandos y líderes. Esta Junta duró cinco meses.
Las contradicciones y sectarismos extremos se manifestaron en los primeros diez meses de la República. Durante los meses de septiembre y octubre de 1844 comenzaron a desarrollarse los trabajos de la Asamblea Constituyente, con la misión de dotar al país de una Constitución democrática y liberal. Después de diversas negociaciones y tensiones que se prudujeron entre los partidarios de Santana, Bobadilla y algunos Trinitarios, se impuso la voluntad del General Santana y se proclamó la primera Constitución, en San Cristóbal, promulgada el 6 de noviembre de 1844. Santana había rechazado la primera versión liberal con amenaza de renunciar y obligó a insertar el famoso artículo 210, que le daba plenas facultades extraordinarias a él y lo eximía de toda responsabilidad durante la guerra de sus actos y decisiones. Aquí comenzó el otro eje de la historia, el caudillismo militar autoritario, que controlaba sus propias tropas leales y tenían sus seguidores de ganaderos y comerciantes, frente a los grupos de políticos liberales. 2
El General Santana gobernó desde 1844 hasta el 4 de agosto de 1848. Fue el primer Gobierno que duró cuatro años y que pudo establecer el orden con férrea autoridad. Estos años fueron de fuertes tensiones internas entre Santana con los Trinitarios que se habían quedado en el país y deseaban recuperar el poder perdido y traer a Duarte y Sánchez. Las intensos enfrentamientos con la Iglesia Católica fueron muy fuertes con el Gobierno. La Iglesia presionó para que le devolvieran los bienes, capitanías e inmuebles que le habían sido confiscados por el Gobierno haitiano de 1824. Santana se negaba a devolver tantos bienes y los privilegios que tenían. Este impasse marcó la oposición de la Iglesia a su Gobierno. Santana buscó consolidar su presidencia, para poder continuar con las guerras y constantes invasiones haitianas y lograr garantizar la independencia de la joven nación.
Recomendado por Santana, el Congreso escogió el 18 de agosto de 1849 a Buenaventura Báez como nuevo presidente el 24 de septiembre. De 1849 al 1857 gobernaron alternativamente el General Pedro Santana y Buenaventura Baez, dominando de esa forma un importante período formativo de la República. Durante un tiempo fueron aliados, pero después por ambiciones se separaron y convirtieron en fuertes rivales. Buenaventura Báez gobernó hasta 1853, fecha en que terminó su período presidencial y nuevamente fue electo por el Congreso el General Pedro Santana. El nuevo Gobierno de Báez se dedicó a mantener la estabilidad interna y administrar las deterioradas finanzas públicas. En septiembre de 1849 Báez hizo que el Congreso autorizara una emisión de 1,500,000 pesos. Después volvió a emitir dinero sin respaldo en 1851 y 1852, con funestas consecuencias para la economía. Los puertos estaban en muy mal estado y el comercio importador y exportador era insignificante, lo que apenas generaba recaudaciones arancelarias. La situación general era muy precaria y el país se desgastaba en discordias y enfrentamientos civiles y militares, o en defensa de nuevas invasiones haitianas. La deuda interna y las papeletas emitidas comenzaron a agravar a la economía.3 Del 1856 al 1861, gobernaron tres presidentes, hasta que Santana en el 1861 solicitó la Anexión a España.
El país estaba ya saturado de guerras intestinas, pleitos de caudillos regionales y de la total desarticulación de la economía nacional, debido al mal manejo administrativo y al exceso de emisiones monetarias sin respaldo. El historiador Frank Moya Pons, describió los efectos negativos de la guerra civil: “de tal manera que el peso dominicano llegó a cotizarse a 3,125 y 4,750 unidades por uno fuerte, mientras la masa de numerario circulante reconocida oficialmente por el Gobierno cibaeño alcanzaba ya la entonces astronómica cifra de $ 42,290,430, que era apenas la mitad de lo que realmente circulaba, pues Báez había emitido en un solo año unos $ 59,700,000 nacionales y el Gobierno cibaeño aproximadamente $ 20,000,00 en los 17 años que llevaba fundada la República Dominicana y sus gobiernos habían realizado por lo menos 33 emisiones monetarias sin más respaldo que el crédito del Estado, ascendentes a $ 148 millones ”.4 Con este panorama la situación política era caótica y el país estaba fragmentado en regiones y pueblos empobrecidos dominados por caudillos locales, subordinados al presidente-dictador de turno, mientras el 95 % del pueblo era analfabeto y pobre y vivía de una precaria economía agrícola de subsistencia. Las revoluciones, corrupción y desorden fueron fatales para la nación.
La Anexión a España.
El período de la Anexión de la República a España de 1861 al 1865 fue un proceso traumático tanto para los dominicanos, como para los españoles. Para ambos fue un fracaso, pérdidas enormes de vidas, de guerras civiles y de un mayor deterioro de las economías. ElGeneral Santana pasó de presidente a ser Capitán General bajo la Corona. Gobernó por poco más de un año, con grandes dificultades, con sus propios aliados desencantados y con los mismos Jefes superiores españoles en contra y también se oponían los líderes de la gesta patriótica Restauradora. Luchó cruelmente contra los mismos dominicanos. Santana buscaba de España dinero fuerte para sanear las finanzas y la crisis monetaria. Quiso con el dinero español recoger el circulante depreciado y sin valor debido a todas las emisiones de monedas realizadas. Pero España no le brindó dinero ni real apoyo.
Desde el principio la Anexión no fue aceptada por la mayoría de la clase política, militar e intelectual, en particular de Santiago y el Cibao. Muchos dominicanos estaban convencidos de que España iba a restaurar la esclavitud, a pesar que se había comprometido con mantener la abolición. Pero los celos y desconfianza eran grandes. Pronto comenzaron los levantamientos armados de caudillos militares dominicanos contra la Anexión en distintos pueblos y focos regionales. Comenzó la acción en forma de guerra de guerrillas en los campos y montes del interior. Para febrero de 1863 el General Santiago Rodríguez se rebeló en Santiago, y fue apoyado por emergentes líderes de la Restauración como Benito Monción, Pedro Antonio Pimentel y José Cabrera. Para septiembre se extendieron los enfrentamientos y se llevó a cabo la batalla e incendio de Santiago, que destruyó casi toda la ciudad. Los rebeldes, no obstante, se reunieron para formar el Gobierno Provisional Restaurador y eligieron presidente, al General José Antonio (Pepillo) Salcedo, quien duró apenas varios meses derrocado en octubre 1864.
La Junta Provisional Gubernativa nombró al General Gaspar Polanco como presidente, pero apenas duró cuatro meses en el poder y en su lugar se nombró presidente a Benigno F. Rojas y al General Gregorio Luperón, vicepresidente, para preparar una Convención Nacional para reunirse en Moca y proclamar una nueva Constitución en 1865, siguiendo las ideas liberales de la Constitución de Moca de 1858. La guerra continuó, pero era evidente que España no podía vender a las tropas restauradoras y se desgataba, perdiendo miles de soldados y una enorme cantidad de recursos. Cansados de esta guerra sin salida, en Madrid comenzó un movimiento en el Gobierno que deseaba retirarse de la Isla y terminar este estéril conflicto bélico. En efecto, la Reina de España decretó el retiro formal el 3 de marzo de 1865. En ese mismo año las tropas españolas abandonaron el país y se fueron a Cuba y Puerto Rico.
Crisis de la Deuda Pública con Gobierno de Báez y Lilís.
La Segunda República se denomina el período de múltiples gobiernos que abarca desde 1865 hasta el 1916, cuando el país fue ocupado por los Estados Unidos. La primera etapa de la Segunda República tuvo varias fases conflictivas del 1866 al 1899 y la segunda de 1899 al 1916 fue una época de mayor caos e inestabilidad política que terminó con el desastre de la intervención norteamericana.5 Varios eventos marcaron la nueva presidencia de Buenaventura Báez. Primero, desde el inicio enfrentó una revolución armada liderada por Luperón, Pimentel y Cabral, con la intención de derrocarlo. Segundo, el reiterado empeño en concluir la negociación del famoso empréstito con la Casa financiera Harmont and Co., de Londres, para obtener un crédito de 420,000 libras esterlinas, cuya negociación y ejecución culminaron en una estafa y fraude para el país y resultó ser una fuente de generosas comisiones para Báez y su Ministros negociadores. El tercer evento, fue la insistente negociación de Báez con los Estados Unidos para vender, anexar o arrendar la Península de Samaná y su intento junto con aventureros expansionistas norteamericanos de anexar y convertir al país parte de la Unión Norteamericana. Por dinero Báez deseó que la República Dominicana se integrara a los Estados Unidos.
El 21 de junio de 1868 el Gobierno de Báez otorgó poderes al Coronel norteamericano Adolphe Mendes, Encargado de Negocios del país en Francia, para que gestionara un empréstito por 420,000 libras esterlinas en París, Londres o cualquier otra capital. El Secretario de Estado dominicano, Manuel María Gautier, se dirigió a Mendes encargándole que gestionara el crédito con el agente financiero Edward H. Harmont, ciudadano alemán, que para la fecha tenía 31 años. Finalmente, el 1 de mayo de 1869 se firmó el infausto contrato de préstamo, firmado por la República el Ministro de Hacienda Ricardo Curiel y por Edward H. Harmont como representante de la Casa Harmont y Cía, de Londres. Inmeditamente, el Secretario Gautier comunicó al negociador en París Mendes que dejara sus gestiones, ya el contrato se había finalizado y firmado por las 420,000 libras esterlinas. 6
El especulador de Harmont solo llegó a avanzar al Gobierno la suma de 38,095 libras, que ni siquiera llegó a la cantidad de 50,000 libras esterlinas estipuladas en el contrato. El préstamo tenía un plazo de 25 años, al 6 % de interés o pago anual fijo de 58,900 libras esterlinas. Lo más funesto y escandaloso fueron las garantías y comisiones pemitidas por Báez a sus Ministros y los agentes externos, quienes se vieron implicados en acusaciones de dolo por las inmensas comisiones que Hartmont repartió de 100,000 libras, casi el 25 % del empréstito. El artículo 10 del Contrato fue una enajenación de la República. Se le concedió a la casa bancaria como garantía de repago, las recaudaciones directas de las Aduanas de Santo Domingo y Puerto Plata, y por el artículo 11, se autorizó a los prestamistas a designar empleados en ambas Aduanas, para contrafirmar; “los recibos expedidos por los receptores” y además “colectar los derechos hasta la concurrencia de la suma necesaria para el pago de los intereses y de la amortización del empréstito, y enviarlo al Consulado Británico en la ciudad de Santo Domingo, quien los remitirá mensualmente a Londres”. 7
Al final todo fue una total estafa de Harmont quien colocó los Bonos sin ninguna autorización entre agentes y el público londidenses por la elevada suma de 757,700 libras esterlinas en la Bolsa de Valores de Londres.8 Este empréstito de Báez fue el primero de una serie de emisiones de Bonos y créditos del país, que contribuyeron al colapso y la peor crisis de la deuda externa. El historiador César Herrera, escribió; “La soberanía nacional quedaba en poder de los prestamistas. El oneroso proceso de tan turbias negociaciones, a lo largo del tiempo, culminaría en 1916 con una dominación exótica, en nombre de acreedores extranjeros, cuyo origen era el empréstito Hartmont…al concluir fríamente la vasta estafa, que aniquiló la vida financiera del Estado dominicano durante más de medio siglo, con sus terribles consecuencias para la vida general del país”. 9 En resumen, con esta funesta operación se hipotecó a la nación y se dio total entrada a la injerencia extranjera de acreedores privados y de sus respectivos gobiernos que en aquella época protegían con su diplomacia directa o buques de guerra los intereses de sus ciudadanos.
Durante los próximos trece años de 1874 al 1887 existieron 22 gobiernos en el República, algunos de muy corta duración y otros de uno a dos años. Eran los tiempos de las peleas políticas entre los partidos rojos y azules, representando los dos principales movimientos de la época. Fue igual un período de desbordada corrupción y hechos fraudulentos, que frenaba el desarrollo del país. Desde que ascendió al poder en 1887 hasta el 1899 Ulises Heureaux (Lilís) volvió a repetir la historia de los préstamos onerosos y fraudulentos que enajenaron aún más al país y quebraron la moral y la soberanía nacional. Fue una época desastrosa, de falta de integridad y patriotismo de sus gobernantes. El dictador empeoró las finanzas públicas al convertirse en el campeón de las emisiones monetarias inorgánicas, llamadas las “papeletas de Lilís”. Desde 1885 el presidente Heureaux designó como agente fiscal para conseguir préstamos en Europa al hábil Eugenio Generoso de Marchena,10 que había trabajado con Báez en obtener el préstamo Hartmont. 11
Finalmente para e1 1888 se terminó de firmar el crédito con la firma bancaria Westendorp & Co., de Holanda. Esta casa financiera gestionó la venta de Bonos dominicanos en varias capitales europeas. El Gobierno de Lilís realizó con la Westendorp dos importantes operaciones de préstamos, muy onerosas para la nación. El primer préstamo en 1988 fue de 770,000 libras, a un plazo de 30 años al 6 % de interés. El instrumento final firmado por Marchena en Amsterdam el 16 de agosto de 1888, en su artículo quinto, expresaba: “Se creará en Santo Domingo el 1 de noviembre de 1888, una Caja General de Recaudaciones de Aduanas, --- llamada La Regie --- que será encargada de efectuar el ingreso de los derechos de importación y exportación percibidos en todos los puertos de la República actualmente abiertos al comercio exterior, o que puedan serlo en lo adelante. Esta Caja General de Recaudación será administrada por los delegados nombrados por los señores Westendorp & Co., o los que representen sus derechos hasta la extinción del empréstito”. 12 Esta entrega de las Aduanas dominicanas y la Regie fue algo insólito que cercenó la soberanía nacional y profundizó el poder de los europeos en el país.
El historiador César Herrera expresó esta opinión: “La República, por obra y gracia de sus gobernantes, daba un nuevo paso hacia el abismo. Este empréstito constituyó un fraude mayor que el de Hartmont…La operación con Westendorp fue de consecuencias incalculables, porque la República no pudo desligarse de sus ataduras hasta el 1947”.13 Lo más lamentable fue que la Westendorp para salir del país y vender sus derechos buscó un grupo de financistas y aventureros norteamericanos para que formaran una compañía y traspasarle todos sus derechos y concesiones. Fue entonces que se realizó la peor y más criticable de las operaciones, con graves consecuencias políticas para la nación, al entrar en escena la firma prestamista Improvement Co., de Estados Unidos con tentáculos dentro del Gobierno norteamericano.
La Improvement Co, creó también una firma financiera llamada Santo Domingo Finance Co., filial 100 % suya, para colocar Bonos en los mercados bajo otro nombre. El dictador buscó por esta vía la colocación de 300,000 libras. Se justificó para prolongar el ferrocarril de La Vega a Moca y otras inversiones y pagar deudas internas. El Gobierno garantizó un beneficio de 4 % sobre la inversión del ferrocarril calculada en 80,000 libras, cifra que después se triplicó y fue el resultado de malversaciones de las dos partes. Cada operación era un saqueo oneroso a la nación. Pero la transacción más audaz y un verdadero robo fue la idea de emitir nuevos bonos para canjearlos y extender las deudas. El Congreso aprobó el 9 de agosto de 1897 la Ley de Reconversión, con el objetivo de que la Santo Domingo Finance Co., comprara e intercambiara las deudas y bonos de Westendorp al valor descontado de 28 centavos el dólar. 14 A continuación se presenta un cuadro que contiene una síntesis de los préstamos y emisiones de bonos, más importantes de la segunda parte del siglo XIX. Es una trágica historia de irresponsabilidades, fraudes, e hipoteca de la nación.

Lilís al final estaba atrapado y sin salida, y los líderes políticos e intelectuales deseaban salir de él y derrocarlo. Finalmente, un grupo de cibaeños de Moca, se agruparon bajo el nuevo liderazgo de Horacio Vásquez, su enérgico primo Ramón Cáceres, los hermanos Jacobo y Manuel de Lara y otros jóvenes rebeldes. Estando Lilís en Moca en visita a comerciantes, el grupo se preparó para matarlo. Ramón Cáceres se acercó a él en una casa y le disparó los tiros mortales, el día 26 de julio de 1899. El complejo y traicionero dictador terminó sus días ajusticiado, con lo cual comenzó a girar en la política un nuevo período y una nueva generación que se inició con el Siglo XX. Ramón Cáceres y Horacio Vásquez de inmediato se convirtieron en héroes nacionales y símbolos del liderazgo de la nueva generación y de la llamada Revolución del 1899.
Caudillismo e Inestabilidad 1899-1916.
Con la revolución de 1899 que siguió tras la muerte del dictador Ulises Heureaux se abrió un nuevo capítulo en la política dominicana. Una juventud cargada de ideales tomó las riendas del poder, junto a numerosos viejos políticos antililisistas. Se despertó una gran confianza en el porvenir de la nación y los dominicanos creyeron que vendría un cambio en la forma de hacer política, administrar las finanzas públicas y en respetar la libertad y el orden Constitucional. La sociedad estaba ansiosa por un cambio hacia un sistema político estable y respetuoso de las leyes y la libertad. Se creyó inocentemente que con la muerte del dictador se acabaría también con el sistema de los caudillos militares y políticos inescrupulosos que dominaban zonas y regiones y que vivían de las luchas y las constantes revoluciones.
Al conocerse la muerte de Lilís, su vicepresidente el General Wenceslao Figuereo ascendió a la presidencia y trató de reorganizar las fuerzas lilisistas y mantenerse en el poder. Pero su esfuerzo fue inútil y pronto el Gobierno cayó. Con el triunfo revolucionario Horacio Vásquez asumió la presidencia provisional de la República con treinta y nueve años de edad, seguido de toda la juventud entusiasta, con el mandato de pacificar el país y organizar unas elecciones libres para escoger al nuevo presidente y Gobierno Constitucional. Vásquez gobernó solo por cuatro meses del 18 de agosto al 15 de noviembre de 1899. En sus primeros decretos eliminó la censura, levantó el impedimento de entrada a todos los exiliados, acabó con las persecuciones políticas y trató de armonizar con las diferentes fuerzas políticas del momento. Su administración fue liberal y respetó las libertades públicas de la población. Una medida muy importante fue poner a circular el dólar norteamericano y fijó la tasa de cambio a cinco pesos de plata dominicanos por un dólar. En efecto, por primera vez dolarizó la economía para crear estabilidad cambiaria y controlar la inflación. En esos meses demostró su innato talento de líder y de mando y un sentido pragmático de la política.
Cuando se acercaban las elecciones Vásquez no se quiso postularse para la presidencia y promovió la candidatura del respetado líder Juan Isidro Jimenes. De estas primeras elecciones libres en varias décadas salió presidente Jimenes y Horacio Vásquez vicepresidente y ambos se juramentaron el 15 de noviembre de 1899. La ciudadanía estaba en el apogeo de sus ilusiones y esperanzas, pues con el fin del tan difícil y traumático Siglo XIX, comenzó a gobernar una nueva generación de políticos. Si bien el Gobierno estaba en bancarrota y sin dinero y las Aduanas en manos de la Improvement Co., el presidente Jimenes comenzó a poner orden en las finanzas nacionales y a buscar soluciones con los acreedores extranjeros tenedores de bonos. Para 1900 la República tenía una deuda externa con los tenedores de bonos europeos y norteamericanos de US$ 24 millones y la deuda interna a suplidores, comerciantes y bancos ascendía a US$ 10.1 millones, lo que era una cifra de deuda pública extraordinaria, teniendo en cuenta el monto del Presupuesto y los ingresos aduaneros que administraban los representantes de los acreedores. 15
La situación causada desbordaba las deudas y la capacidad de pagos del país, pues también enfrentaba a varios Gobiernos extranjeros. Jimenes intentó renegociar con la Improvement para recuperar el control de las Aduanas y repartir los ingresos y pagos entre todos los tenedores de Bonos, no solo para la Improvement. El 10 de enero de 1901 el Gobierno le arrebató el control de las Aduanas a la Improvement y acordó entregarles el 40% de los ingresos para pagarles. Pero la Improvement protestó y llevó sus demandas ante la Secretaría de Estado norteamericana y solicitó su protección oficial. El Gobierno de Estados Unidos intervino directamente y manipuló a favor de la Improvement, lo que inició un proceso de total injerencia oficial norteamericana en los asuntos bilaterales y de protección indebida a una empresa privada y sus enredadas finanzas.
Tras conflictos internos, Horacio Vásquez asumió la presidencia mediante un golpe de estado al presidente Jimenes. Gobernó esta segunda vez por un año, hasta que él mismo también fue depuesto el 23 de abril de 1903. Estos dos golpes de estado fueron un grave retroceso político para la nación, que marcó con constantes revoluciones y levantamientos los próximos 15 años, hasta la ocupación norteamericana en 1916. Comenzó la era de los Generales caudillos que cargados de ambiciones e intrigas daban un golpe por cualquier diferencia. La inmediata tarea del nuevo presidente Vásquez fue pacificar el país y retornar a la tranquilidad tan deseada por el pueblo. Las fuerzas políticas rápidamente se agruparon en dos grandes movimientos tras la muerte de Lilís, uno los horacistas o coludos seguidores de la causa liberal y defensores de la democracia e institucionalidad. La otra gran fuerza fue los jimenistas, o bolos compuesta por los seguidores de Juan Isidro Jimenes, con un credo político similar.
Igual que Jimenes, la gran tarea del nuevo gobernante fue el manejo de la crisis y las imposiciones de la deuda externa; el gran dolor de cabeza del pueblo dominicano. El presidente Vásquez siguió las negociaciones con la Improvement para llegar a un arreglo sobre las Aduanas y la reprogramación de pagos. La Improvement exigía el pago de US$ 11 millones para ceder sus derechos y propiedades en el país, en particular el Ferrocarril Central Dominicano construido con recursos de la firma. Pero Vásquez y su Gabinete de Ministros rechazaron tales pretensiones, bajo el alegato de los fraudes y abultamientos de deudas de la Improvement. El presidente Vásquez insistió que existían deudas falsas y documentos ilegales que no se debían pagar y eran objeto de altos descuentos y renegociación. Después de complejas negociaciones se firmó el 31 de enero de 1903 un Protocolo mediante el cual la Improvement aceptaba el monto de US$ 4.5 millones, como deuda reconocida y se dejaba la forma de pago a un arbitraje de tres expertos. 16 El citado Protocolo fue negociado por Don Emiliano Tejera, Ministro de Hacienda, y Juan Francisco Sánchez, Ministro de Relaciones Exteriores.La compañía fue representada por John T. Abbot, funcionario de la Improvement y William Powell, Ministro de Estados Unidos en Haití y Encargado de Negocios ante el país. El Protocolo fue un avance, pero no un acuerdo definitivo.
En el plano político el General Alejandro Woss y Gill comenzó una insurrección armada en la Línea Noroeste el 23 de marzo de 1903 y marchó con sus tropas hacia la Capital. La nueva guerra civil fue sangrienta y muy dura y hubo muchos caídos de ambos bandos. Acorralado por las fuerzas de Woss y Gill el General Vásquez tuvo que renunciar el 23 de abril de 1903 y marcharse con su primo el General Ramón Cáceres a Santiago de Cuba, donde vivieron exiliados una temporada. El efímero Gobierno de Woss Gil apenas duró ocho meses y fue derrocado por la llamada Revolución La Unión, liderada por Carlos F. Morales Languasco, quien instaló un Gobierno provisional presidido por él y en poco tiempo celebró nuevas elecciones. Salió electo presidente el mismo Morales Languasco y Ramón Cáceres vicepresidente. Su Gobierno tomó posesión el 24 de octubre de 1903 y duró dos años hasta el 24 de diciembre de 1905.
Laudo Arbitral 1904 y Modus Vivendi 1905.
El Laudo Arbitral es la sentencia de un proceso arbitraje internacional dictada por el grupo de tres expertos escogidos por el Gobierno dominicano, el de Estados Unidos y un técnico financista independiente. Fue un proceso negociador que emergió de los acuerdos del Protocolo suscrito el 31 de enero de 1903 y las negociaciones duraron alrededor de un año. El Protocolo de 1903 fue firmado entre Gobierno Dominicano y por primera vez por los Estados Unidos, en nombre de la Improvement Co., mediante la cual la compañía aceptaba como deuda reconocida la suma de US$ 4.5 millones. El hecho que firmara el representante del Gobierno norteamericano cambió la naturaleza de las negociaciones y ahora involucró a una potencia extranjera. Es decir, Estados Unidos negoció y firmó en nombre de una empresa prestamista privada. De ahí en adelante, los Estados Unidos aumentaron su injerencia directa en los asuntos del país y gradualmente se fue perdiendo la soberanía nacional. El Gobierno designó para negociar a Don Federico Velásquez, quien realizó una labor muy encomiable y patriótica.
Después de un año de negociaciones, finalmente la decisión de la Comisión negociadora produjo el Laudo Arbitral, el 14 de julio del 1904. El Laudo ratificó que se le pagaría la suma de US$ 4.5 millones a la Improvement Co. Se tuvo que aceptar que el Gobierno norteamericano se encargara de pagar a todos los acreedores y de nombrar a un Agente Financiero, con el mandato de administrar las Aduanas nacionales, depurar las cuentas y realizar los pagos. Era, en efecto, una intervención de un gobierno extranjero, que ejercería una especie de tutelaje o Protectorado económico sobre la República. Para garantizar todos los pagos el Gobierno entregó el control y administración de las Aduanas de Puerto Plata, Montecristi, Samaná y Sánchez, que ya las tenían bajo control los viejos acreedores. Los tenedores de bonos europeos protestaron, pues se sintieron afectados en sus acreencias, al darle prioridad el sistema a las deudas de la Improvement, que era una firma norteamericana. Esto causó reclamaciones y demandas legales y la presión militar de los Gobiernos europeos, que amenazaron con mandar buques de guerra. La opinión pública del país estuvo en contra del Laudo y pidió su anulación por onerosa y abusiva. Pero eso era imposible, pues o se firmaba, o las potencias europeas invadían al país.
El 31 de marzo de 1905, se firmó otro convenio, el Modus Vivendi entre el presidente Morales Languasco y el Gobierno de Estados Unidos, presidido por Theodore Roosevelt, que estableció una fórmula de repartición de los ingresos arancelarios.17 Se estableció también a pagar en partes proporcionales a los tenedores de bonos en manos de otros países, decisión que fue muy bien acogida por los intereses europeos. Creó la famosa Receptoría General de Aduanas, administrada y dirigida por un delegado norteamericano designado por el presidente de ese país. Es decir, de aquí en adelante y por cuatro décadas todas las Aduanas y sus ingresos y egresos para pagos eran realizados por el Receptor oficial norteamericano. Con este convenio la República quedó formalmente intervenida, perdió su soberanía financiera, y, en efecto, igual perdió su autonomía política.
Plan de Ajuste de la Deuda.
En medio de estas trascendentales negociaciones, la situación política y militar interna se deterioraba por día. Hubo oposición al presidente Morales Languasco por la firma del Modus Vivendi y por aprobar la creación de la Receptoría General de Aduanas. El país se negaba a aceptar lo que era casi ineludible frente a su bancarrota y su imposibilidad de pagar a sus acreedores. Los horacistas se distanciaron del presidente, pues entendían que se había aliado con los jimenistas y que planeaban sacar a todos los horacistas del Gobierno con un auto golpe de estado. Las luchas fratricidas no cesaban ni en el medio de tan difícil situación con la crisis de la deuda externa. En diciembre fue derrocado el presidente Morales Languasco y enseguida fue designado como nuevo presidente, su vicepresidente Ramón Cáceres Vásquez (Món), el 29 de diciembre de 1905. Cáceres fue el segundo político de importancia dentro del horacismo y primo cercano y aliado de Horacio Vásquez.