El Gran Capitán - Pablo Esteban Schulz - E-Book

El Gran Capitán E-Book

Pablo Esteban Schulz

0,0
2,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

El Gran Capitán nos cuenta la apasionante historia de Manuel y Serafina, dos almas gemelas que crecieron juntos en un pueblo tranquilo. Criados en familias clase media trabajadora y con mucho amor. Y si bien nunca les sobró, tampoco les faltó nada. Pero Manuel siente que solo con un poquito más de lujos tendrían, junto a su novia y sus familias, la felicidad plena. Por lo que se embarca en una aventura, en busca de un tesoro, el cual terminará cambiándole su vida para siempre. En ese viaje conocerá a un hombre que, sutilmente, le mostrará un sinfín de lecciones, entre ellas que la vida no termina acá, y que nuestra verdadera esencia es el amor, y que eso no muere nunca. Y después de esta vida nos reencontraremos con los que simplemente se nos adelantaron!!

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 105

Veröffentlichungsjahr: 2022

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



PABLO ESTEBAN SCHULZ

El Gran Capitán

Schulz, Pablo Esteban El Gran Capitán / Pablo Esteban Schulz. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-3132-2

1. Narrativa Argentina. 2. Novelas. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

El Gran Capitán

Epílogo

Agradecimientos

Dedicado a Ileana y Máximo, dos seres de luz.

Las historias de naufragios y de tesoros perdidos siempre abundaron, despertando, en muchas personas, el interés por leer y, en algunos, por bucear en zonas donde estas leyendas se cuentan que sucedieron. Como el caso de Manuel, un muchacho de veinticinco años de edad, que vive con sus padres, hijo único. Y está profundamente enamorado de Serafina, una chica delgada muy risueña, que vive a solo dos cuadras de su casa, en una ciudad no muy grande, de la provincia de Formosa. Se conocieron ya de chicos jugaban en la misma plaza del barrio y hasta cursaron juntos el jardín, crecieron juntos y siguen inseparables como el primer día. Son de esas parejas echas en el cielo, que están destinadas a encontrarse en la vida y a transitarla juntos.

Manuel trabaja en el campo, en la cría de ganado precisamente. Y en sus tiempos libres practica buceo, y cuando llega a su casa aprovecha cada ratito para leer o investigar supuestos casos de naufragios en diferentes partes del mundo, ya que desde muy chico siempre se interesó por estos casos y, además, ha visto en la televisión casos de naufragios y hundimientos. En el que han sacado desde monedas de oro, lingotes joyas y hasta vajilla de plata fina. De valores incalculables por el metal y la historia. Y los fines de semana, se dedica a disfrutar de su familia y de salir con Serafina, que muchas veces agarran una carpa un poco de comida y acampan en algún lindo paisaje de su ciudad disfrutando de la puesta de sol, los amaneceres y se recuestan en el pasto solo a mirar el cielo y escuchar las diferentes especies de pájaros que allí se encuentren. Hablan de diferentes partes del mundo que les gustaría recorrer juntos y hasta sueñan en un futuro de comprar una casa grande o construirla con sus propias manos, con un gran parque y tener muchos niños, para que corran en él.

Serafina trabaja en una tienda de ropa del centro de su ciudad. Y a la tarde, de una a cinco, ya que en esos pueblos, todavía se acostumbra a cerrar para dormir la siesta, aprovecha con su bicicleta, a llevar ropa usada que junta para llevársela a gente necesitada, es un lindo pasatiempo, ya que ella tiene un corazón muy noble y siempre se preocupa por los demás. Y junta con Manuel en una misma alcancía parte de su sueldo. Para viajar en algún momento a conocer París, la ciudad del amor, ya que son los dos muy románticos. Manuel admira cada vez que ve una camioneta 4x4 dice que el día que tenga una de esas, podrá hacer feliz a Serafina: recorriendo el país y parando a contemplar la puesta de sol, donde sea que los agarre.

En primavera a la hora de la siesta, Manuel siempre que puede se escapa un ratito del campo donde trabaja y pasa a buscar a su amada por su casa con su moto. Y juntos se sientan en la plaza del pueblo, una plaza muy grande y pintoresca, muy bien arreglada, repleta de flores de todas las variedades y colores. Y al sentarse juntos entre medio de ellas, les gusta observar las mariposas, de diferentes tamaños y brillos, posadas, sobre los pétalos de aquellas perfumadas rosas. Mientras, se besan y ríen como si el mundo fuera de ellos. Celebrando su amor en cada detalle. O ella cada tanto, lo sorprende a Manuel al llegar del trabajo, con unas galletitas que ella misma prepara y que a él tanto le gustan, para luego, muy abrazados en el sofá, mirar alguna película, entre tantas caricias hasta quedarse dormidos. Y no falta algún sábado que el padre de Manuel los levanta muy temprano, con el auto cargado de sándwiches y bebidas, y salen a disfrutar el día, a unos trecientos kilómetros de Formosa. Un lugar soñado, llamado bañado la estrella. Un humedal grande no muy profundo, minado de palmeras altas y rodeado de toda clase de aves. Es un mágico espejo de agua, donde se refleja el cielo y las palmeras. Y Manuel, sus padres y Serafina se sientan en sus orillas a mezclarse con ese perfecto lugar, mientras la madre de Manuel, nacida y criada en la zona, les cuenta historias de sus abuelos, vividas en ese mismo lugar, claro muchos años atrás. Mientras esperan los cuatro el mejor momento del día, la inmensidad del sol, asomando justo detrás de las siluetas de las palmeras, y desapareciendo en el agua, mientras muestra su último abanico de colores, que reflejan cada rincón de aquel esplendido lugar.

En cuanto a Serafina también es hija única, sus padres son dos personas mayores, muy trabajadores, actualmente jubilados. Siendo los dos socios activos del club de su ciudad, siempre organizando peñas y distintos eventos en dicho club. Recaudando fondos para los que menos tienen. Debe ser por eso que Serafina se la ve siempre risueña como encendida, disfrutando de ayudar a los demás, ya que se crio en un ambiente que siempre se respiró amor y caridad. De chica su madre le contaba esos hermosos cuentos de princesas que al final, luego de tantas idas y vueltas, ¡¡siempre terminan besando al príncipe azul!! Y lo tiene, no necesita más que a su familia y el amor verdadero de Manuel. Siente que la vida ha sido muy generosa y le dio más de lo que podría haber imaginado. Es por eso que vive siempre risueña y muy agradecida de la vida y se lo retribuye cada vez, no solo con las donaciones que realiza, también, va cantando y bailando por la vida. Regando esperanzas y devolviendo sonrisas a todo aquel que se cruce en su camino. Su padre cuando era una niña la sentaba en su regazo en el jardín de su casa y juntos observaban como las abejas se posaban sobre las flores. Y al llegar la noche salían a sentarse en el mismo lugar, pero esta vez, contemplaban en la oscuridad, a miles de luciérnagas brillar. Será también que ella cree que la vida está en los detalles y con nada lo tiene todo.

Llegado el domingo muy temprano por la mañana pasó Serafina por la casa de Manuel, para dar un paseo en bicicleta como ya de hacía años era costumbre en ellos, recorriendo las arboladas calles anchas y tranquilas de su ciudad, mientras se desafían en pequeñas carreras hasta llegar al verde césped junto al río. Donde cada domingo se recuestan solo a disfrutar de sus compañías. ¡¡Mientras que Manuel muy tranquilo y en silencio, miraba el cielo, y pensaba que podía hacer para completar la felicidad de su amada!! Como podría lograr un poco más de dinero, para comprar una camioneta y recorrer juntos el país, o llevarla a conocer las turquesas aguas del Caribe, o las bellas calles floridas de Europa, o concretar su gran sueño, besarse junto a la mítica torre Eiffel. Y así fue que empezó a buscar otro trabajo extra, algo que le permitiera juntar algo más de dinero y sorprender así a Serafina. Es que tanto la ama, que siente que no alcanza, todo lo que hace por ella. Manuel piensa que con una camioneta recorrerían todo el país y que solo con un poco más de dinero, podría llevarla a ver el amanecer a otro rincón del mundo. Y ya ahí estarían completos, dice que no precisarían nada más. Puede imaginarse su cara explotando de felicidad con tan solo esos dos detalles, que solo requieren un poco más de esfuerzo.

El lunes al llegar como cada día a las ocho de la mañana a su lugar de trabajo. Sin dudar un segundo más que convencido, habló con su empleador comentándole que le gustaría hacer algún dinero extra, a lo que su jefe sorprendido preguntó que si lo que le estaba pagando no le alcanzaba, o si tenía algún problema de deudas, de ser así él podría prestarle el dinero, a lo que Manuel le contestó: «no, no, jaja, tranquilo, nada de eso y agradezco mucho tu amabilidad. Con lo que me pagas vivo bien no me sobra, pero tampoco me falta, ¡¡solo quiero lograr ese poquito que nos falta a mi novia y a mí para que sea plena nuestra felicidad!!». A lo que su empleador contestó: «¡¡aahh… si es por eso no hay problema!! Podes venir los fines de semana también, vos sabes que siempre hay algo para hacer en la chacra». Y así lo hizo llegado el próximo fin de semana, se presentó a una nueva jornada laboral y claro muy cansado de no haber parado en toda la semana, pero contento ya que sabía que después de todo ese tremendo esfuerzo, solo se dedicarían a disfrutar con Serafina ese poquito que les faltaba, para completar su dicha. El padre de Manuel se preocupó ese mismo sábado, al esperarlo para ir de pesca como cada semana, lo cual era habitual tirar la caña en una laguna del lugar, disfrutando la paz que la soledad de esos momentos les regalaba y al llegar a su casa su madre los esperaba con un café calentito, y un rico bizcochuelo de chocolate que con sus propias manos pasaba la tarde preparando. Lo mismo pasó el domingo al llegar Serafina a su casa, con su bicicleta preparada para disfrutar junto a su amado el paseo de la mañana, esas carreras llenas de trampas, entre gritos y risas buscando la victoria de la llegada, para recostarse en el pasto y que el sol los entibiara. Ya no salía con sus amigos, ni concurría a sus clases de buceo, ni siquiera con Serafina a contemplar las puestas de sol ni amaneceres, en aquellas escapadas. El solo trabajaba y trabajaba. Su novia ya no sonreía tanto como solía hacerlo y todo aquel que la veía podía notar la diferencia de sus ojeras cansadas. Ya no comía cada noche con sus padres, ya que muy temprano se acostaba, solo se limitaba a pensar, qué le estaba pasando a Manuel, pues ya no era el mismo y sus amigos también lo habían notado. Porque aparte tampoco tenía tiempo para compartir con ellos como era habitual, en algún bar a tomar unas cervezas. Se había vuelto avaro, ya no salía por no gastar ni un solo centavo. Y reclamaba dinero que en algún momento había prestado a alguno de sus amigos. Se había convertido en una persona totalmente opuesta a lo que solía ser y su mente tampoco descansaba, solo se preocupaba en cómo obtener más dinero.