El hechizo que consume - Leonora Ríos - E-Book

El hechizo que consume E-Book

Leonora Rios

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Beschreibung

"Regla 1: Todo juego es por voluntad propia. Regla 2: La palabra de seguridad para detener la función estaba escrita en el papelito que se encontraba en el bolsillo de su abrigo y todos los participantes la conocían con anticipación al día. Regla 3: Al cruzar la puerta, cedía el derecho a su cuerpo para compartirlo entre aquellos que deseasen disfrutar de él." Alfa tenía claro que sus deseos carnales van más allá de unos cuantos azotes en una noche calurosa, pero lo que no sabía era que su primera visita a un club de swingers le brindaría la oportunidad de descubrir su propio poder y un nuevo nivel de deseo. DJ de profesión y bailarina de corazón, Alfa posee una memoria musical que le permite revivir experiencias pasadas al escuchar la canción que sonaba en esos momentos de pasión intensa y electricidad en el cuerpo, sirviendo como grabación de su amante, el sexo que tuvieron y el sonido de aquella sesión lasciva. En su primera experiencia en el club de swingers, este poder musical le ayudará a recordar para siempre una experiencia inolvidable llena de pasión, lujuria y autoconocimiento.

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Seitenzahl: 24

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Leonora Ríos

El hechizo que consume

 

Lust

El hechizo que consume

 

Cover image: Shutterstock

Copyright ©2022, 2023 Leonora Ríos and LUST

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788728442999

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

A ella le gustaba bailar frente al espejo mientras se vestía. El deseo, para Alfa, era una experiencia musical. Sabía mover sus caderas como si fueran maracas, las que respondían al ritmo de la música como si su cuerpo estuviera obligado a hacerle caso a alguna clase de hechizo, que se activaba cada vez que sus canciones favoritas empezaban a sonar en alto volumen en la pista de baile, o en su cuarto, cuando desnuda, imaginaba que su apartamento entero era eso, una pista de baile, un reto, una jungla de sueños, de deseos y pasiones escondidas en casa esquina.

 

Tenía una lista en su aplicación de música sincronizada, para poder acceder a ella en cualquier lugar a donde fuera, de canciones según el orden de sensaciones que quería sentir. Alfa era una mujer detallista, obsesiva por los recuerdos auditivos, coleccionista de las voces y los sonidos que podrían retornarla a momentos calientes, eróticos, sensuales y mágicos que eran de lo que se alimentaba su memoria cada vez que se preparaba para enfrentar el mundo.

 

Ahora vivía en Manhattan. El gran sueño de toda DJ y de toda mujer de corazón libre… pues hay algo en la gran manzana que hace que uno siempre quiera estar mordiendo un cuerpo, saboreando unos labios, apretando una extremidad con la pulpa de los dedos, temblorosos de deseo. Ella cerraba los ojos e imaginaba el contacto de algún muslo entre sus manos mientras ajustaba su cabello y se aplicaba un poco de perfume.

 

«Sueño mamá, contigo toda la noche, cuando me quiero despertar, no puedo…» Ahora, en su habitación, con solo unos pantis de encaje negros y su top de encaje, bailaba sonriente bajo el ritmo de su canción adorada Sueño mamá, del gran Roberto Poveda, canción que siempre la transportaba a los brazos de aquel amante Puertorriqueño que había encontrado en Central Park durante ese verano de conciertos inolvidables y fiestas hasta largas horas de la madrugada… La canción hablaba del santo remedio de la sal, la sal del mar, pero tal vez también la sal del sudor de sus cuerpos enredados bailando y amándose en la esquina del speak easy