El ingenio de Charles de Gaulle - Marcel Jullian - E-Book

El ingenio de Charles de Gaulle E-Book

Marcel Jullian

0,0

Beschreibung

Todos los franceses conocen al Charles de Gaulle militar, al político, al hombre de Estado, y todos recuerdan su guasa, su ingenio, su sentido del humor y su habilidad para la réplica aguda. Y, por supuesto, su causticidad inimitable. Todos los que lo rodeaban fueron sus víctimas, al igual que ese partido político del que él declaraba: "No puedo decir que los deteste. Se puede detestar a Hitler o a Stalin. No se puede detestar la nada". Cada una de sus agudezas daba en el blanco, cualquiera que fuera el objetivo; pero el humor, feroz a más no poder, nunca era verdaderamente gratuito. Subrayando las peculiaridades de unos, las vilezas de otros y la mediocridad imperante, Charles de Gaulle, fino conocedor de la naturaleza humana y uno de los políticos más influyentes del siglo XX, nos muestra en esta selección de sus comentarios más ingeniosos la visión de los seres y de las cosas de una figura que sigue siendo una fuente de inspiración.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 159

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



El ingenio de Charles de Gaulle

Selección de Marcel Jullian

CHARLES DE GAULLE

Traducción de Pablo Hermida Lazcano

Título original: Traits d’Esprit, originalmente publicado en francés, en 2000, por Le cherche midi

Primera edición en esta colección: marzo de 2021

© Le cherche medi, 2000, 2010, 2020

© de la traducción: Pablo Hermida Lazcano, 2021

© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2021

Plataforma Editorial

c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona

Tel.: (+34) 93 494 79 99 – Fax: (+34) 93 419 23 14

www.plataformaeditorial.com

[email protected]

ISBN: 978-84-18582-02-8

Diseño de cubierta y fotocomposición: Grafime

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).

Índice

PrefacioCharles de GaulleFranciaEl vocabulario del generalEl paísLa RepúblicaEl EstadoEl mundoEl puebloEl progresoLa pazLa opinión públicaLa muerteLa prensaLa televisión y la radioLa escritura y los escritoresLas mujeresIsrael y los judíosPétainVichyLa ResistenciaLa LiberaciónMayo del 68La juventud y la escuelaEl comunismoEl fascismoLos políticosEl EjércitoLos diplomáticosEuropaRusia y los rusosLos inglesesWinston ChurchillLos alemanesArgeliaLa partida y… despuésCaleidoscopioA modo de epílogo

Prefacio

Pocos hombres han inspirado tantos libros, fervor, reflexión o cólera como el general De Gaulle, fallecido en 1970. Desde la primera edición de estos pensamientos, han aparecido numerosos testimonios, y el rumor, alimentado por sus diversas contribuciones, ha continuado expandiendo su imperio. Además, hemos querido actualizar esta obra enriqueciéndola considerablemente y renovándola a partir de estos nuevos materiales disponibles.

La documentación relativa a Charles de Gaulle es más vasta, compleja y multiforme que nunca. Nos ha parecido bueno —la honestidad intelectual obliga— diferenciar tres capas, de muy distinta naturaleza, en este gigantesco iceberg.

La primera se compone de escritos del propio general, prácticamente todos publicados en la actualidad.

La segunda capa está constituida por testimonios directos.

La última, por fin, se consagra a los rumores, a las habladurías, a los pensamientos de fuente incierta. Si estos no constituyen prueba alguna, son no obstante un reflejo harto útil del espíritu público, en el mejor de los casos, de la opinión pública, en el peor, respecto de Charles de Gaulle. Asimismo, añaden «el guiso», como habría dicho el general.

Siguiendo este principio, vamos a tratar de iluminar, una tras otra, lo que cabría denominar las grandes provincias de una personalidad fuera de lo común, con la esperanza de que esta cobre mayor relieve, si cabe.

Son numerosos los que hoy se siguen identificando con el gaullismo, y para quienes esta palabra posee un sentido y un contenido. Ahora bien, desde la desaparición del general, ha llegado una nueva generación. ¿Qué sabe esta de Charles de Gaulle y del gaullismo? A esta generación, un libro semejante — tal es al menos nuestra esperanza— debería poder aportarle elementos de información y de reflexión sobre «el hombre del 18 de junio», que ha entrado vivo en la Historia.

MARCEL JULLIAN

Charles de Gaulle

Autorretrato

Texto poco conocido, difundido por la Francia libre, en El Cairo, en el Journal d’Égipte, el 20 de abril de 1941.

«Soy un francés libre,

creo en Dios y en el futuro de mi patria.

No soy el hombre de nadie.

Tengo una misión y nada más que una, la de

proseguir la lucha por la liberación de mi país.

Declaro solemnemente que no estoy vinculado a

ningún partido político, ni ligado a ningún político,

quienquiera que sea, ni de centro, ni de derechas ni de izquierdas.

Solo tengo un objetivo: liberar a Francia.»

*

«Una llamada desde las profundidades de la Historia, y luego el instinto del país, me han llevado a hacerme cargo del tesoro abandonado, a asumir la soberanía francesa. Soy yo quien posee la legitimidad. Es en su nombre como puedo llamar a la nación a la guerra y a la unidad, imponer el orden, la ley, la justicia, exigir en el exterior el respeto de los derechos de Francia.»

*

Rueda de prensa antes de su regreso a la presidencia en 1958.

«¿Alguien cree que a los sesenta y siete años yo vaya a comenzar una carrera de dictador?»

*

Testimonios

En sus Souvenirs d’Outre-Gaulle [Recuerdos de ultra-Gaulle], el almirante François Flohic refiere esta confidencia del general:

«Pero hay una cuestión que sobrepasa mi persona: la de la legitimidad: desde 1940, yo la represento. No es el gobierno de la Tercera República el que ganó la Gran Guerra, sino que la legitimidad residía en el pueblo francés, que tuvo sucesivamente al frente a Joffre, Clemenceau y Foch. Ahora soy yo quien la encarna y esta situación durará hasta mi muerte.»

*

1922. Charles de Gaulle es admitido en Saint-Cyr. Su compañero Chauvin le confía:

—Tengo el curioso sentimiento de que a usted le aguarda un destino muy grande.

De Gaulle le responde con voz soñadora:

—Sí, yo también.

*

A propósito de Georges Bidault, cofundador del MRP (Movimiento Republicano Popular) y presidente del gobierno desde el 19 de junio hasta el 18 de noviembre de 1946.

«Un día, en un salón, sorprendí a Bidault en una reflexión referida a mí: “Nunca había visto a nadie cazar tantas moscas con hiel en lugar de miel”. Ese hombre me entendía.»

(Según Jean-Raymond Tournoux.)

*

Dwight D. Eisenhower y Charles de Gaulle se reúnen en París, el 3 de septiembre de 1959, y al día siguiente en Rambouillet, y examinan el panorama general.

«Roosevelt pensaba que yo me creía Juana de Arco. Estaba equivocado. Yo me creía simple y llanamente el general De Gaulle.»

(Íd.)

*

«Solo me gustan quienes se me resisten; pero, desgraciadamente, no los soporto…»

(Según Olivier Guichard.)

*

Un sindicalista cristiano recibido con su delegación comienza así su breve discurso:

—Mi General, como hemos expuesto reiteradamente a sus predecesores…

Y recibe por respuesta:

—Señores, se equivocan ustedes de persona, ¡De Gaulle no tiene pre-de-ce-so-res!

(Íd.)

*

«¡En el fondo, fíjese, mi único rival internacional es Tintín! Somos los pequeños que no se dejan engañar por los grandes. No se dan cuenta de ello debido a mi estatura.»

(Según André Malraux.)

*

En un almuerzo en la Boisserie (la residencia de De Gaulle) que recuerda uno de los ministros: en el menú, un pollo del corral de los De Gaulle. Pero, en el plato del general, un bistec. A un invitado que se sorprende de ello:

«Yo no me como los animales que conozco.»

(Íd.)

*

1963. Cena en el palacio del Elíseo a la que asistían Hélène y Pierre Lazareff, Joseph Kessel, elegido miembro de la Academia Francesa la antevíspera… Antes de la llegada de los convidados, Charles de Gaulle exclama:

—No los conocía personalmente, pero siento mucha admiración por ellos…

Roger Stéphane sentía curiosidad por saber de quiénes se trataba…

—Los Beatles.

(Según Roger Stéphane.)

*

Hacia el final de su vida, el general se queja amargamente de su memoria y en particular el 28 de mayo de 1970, cuando recibe al doctor Parlier, que lo examinaba todos los meses.

—Aquí —señala con el índice la sien— solo tengo ya un colador…

—¡Vamos, mi general!, lo que usted dice es pura coquetería. Siempre ha tenido una memoria de elefante y la sigue teniendo…

—Tengo una memoria de elefante cansado, muy cansado… Piense que, en mi juventud, por diversión, y sin ningún esfuerzo, aprendí javanés. Incluso inventé un idioma secreto, el «siaçnarf…».* Coja la palabra français («francés»), pronúnciela comenzando por el final y haga lo mismo con las otras palabras… Verá cómo es mucho más complicado que el argot llamado verlan… ¡Y sabía páginas enteras…!

(Según el doctor Parlier.)

*

10 de marzo de 1959. Al primer ministro de Gran Bretaña, el señor Harold MacMillan, en visita oficial a Francia y recibido en Rambouillet.

—Pues sí, querido amigo, a ojos de algunos, usted y yo pasamos por impenitentes conservadores, pero voy a hacerle una confesión: a veces me visita el ángel de lo extraño…

(Íb.)

*

1942. Londres. Winston Churchill y su esposa invitaron a cenar al general De Gaulle y a su mujer. Dos semanas más tarde, los De Gaulle les devuelven la cortesía y los reciben en su pequeño apartamento de Berkhamsted. El general hace las presentaciones.

—Esta es mi hija Élisabeth… Pero les ruego disculpen la ausencia de mi hijo, que está en alta mar… —Se vuelve hacia su hija Anne, discapacitada, y pronuncia esta frase que suena como un magnífico desafío—… Y esta es Anne… ¡También es una De Gaulle!

(Íb.)

*

Sobre el inconveniente de medir un metro noventa y cuatro.

«Los gigantes nunca estamos a gusto del todo. Los sillones son siempre demasiado pequeños. Las mesas siempre demasiado bajas, las camas siempre demasiado cortas, los interlocutores están siempre demasiado lejos…»

(Según Philippe Ragueneau.)

*

1947. El gobierno francés estudia la posibilidad de conceder la medalla militar a los cinco grandes líderes aliados.

«De los cinco, conozco al menos a tres que no la aceptarán: Roosevelt, porque está muerto. Stalin, porque lo conozco. Y yo, porque… porque me conozco aún mejor.»

—Sobre este asunto, mi general, ¿cuál es su punto de vista?

—El más elevado, querido amigo. Es el menos abarrotado.

*

1959. Consejo de Ministros. El orden del día está sobrecargado de detalles técnicos y de problemas de tercera categoría. El presidente se aburre y lo hace saber ruidosamente:

«¡De Gaulle, señores, no ha sido creado y traído al mundo para ocuparse de la rutina!»

*

Rumor

Distendido, el general confía a sus colaboradores sus recuerdos de infancia:

«De niño, me gustaba jugar a la guerra. Mis hermanos y yo compartíamos nuestros soldaditos de plomo. Xavier tenía Italia. Pierre, Alemania. Y yo, señores… ¡yo siempre tenía Francia!»

*

1943. El embajador Baelen cuenta la historia de un encuentro entre el general De Gaulle y un consejero administrativo en Damasco.

—Mi general, quiero servirlo, sigo en mi puesto, pero he de decirle que no soy gaullista.

—¡Yo tampoco, señor!

Luego añade incluso:

—Y no me atrevería a jurar que, en algún que otro momento, el propio mariscal Pétain no lo haya sido un poco.

*

«Al principio, creo que era más o menos como todo el mundo. Es decir, que apenas era gaullista… Y luego, poco a poco, viéndome actuar, he llegado a serlo…»

*

«Cada francés ha sido, es o será gaullista.»

*

Un gaullista:

—Al gaullismo le esperan tareas apasionantes.

El general, abrupto:

—¡Explíquese con claridad, Dios mío! ¿El gaullismo? Yo no lo conozco.

*

El general De Gaulle y Gaston de Bonneval, su ayudante de campo, están a solas y analizan la situación. Haciendo alusión a uno de los visitantes de la jornada, Bonneval recuerda:

—Mientras charlaba con André Malraux…

—Con el general De Gaulle no se charla —replica el general—. Con el general De Gaulle se conversa.

*

«¡Oh, la ambición política, la ambición política!… ¡Qué rápido te invade la ambición política!… (Una pausa)… ¡Míreme a mí, por ejemplo!»

*

En la calle Solferino de París, en 1956, un político acude a consultar al general sobre las desdichas de Francia. Diagnóstico:

«¡Las cosas andan mal! Estoy envejeciendo…»

«Soy el personaje de El viejo y el mar de Hemingway: no he traído más que un esqueleto…»

*

En Londres, en 1941, De Gaulle se cruza en la calle con un exiliado francés, que lo reconoce y se pone firme exclamando: «¡Viva Francia!» Respuesta educada del general:

—Gracias, señor.

*

1958. De Gaulle accede a la magistratura suprema. Los miembros de su gabinete vacilan y se preguntan por la manera en que deben dirigirse a él. ¿«Mi general» o «señor presidente»? Una disquisición zanjada enseguida por el propio interesado:

«Entonces, ¿según ustedes ya no soy general?»

Francia

Vista por Charles de Gaulle

«Toda mi vida me he hecho una cierta idea de Francia.»

*

«Francia no puede ser Francia sin grandeza.»

*

«Ahora oigo a Francia responderme. En el fondo del abismo, se revela, camina, sube la pendiente. ¡Oh, madre, tal y como somos, aquí estamos para servirla!»

*

Alocución del 27 de junio de 1958.

«¡Qué oscuro estaba ayer! Pero esta tarde hay luz. ¡Francesas y franceses, ayudadme!»

*

Algunas «máximas»

«En Francia, la izquierda traiciona al Estado y la derecha traiciona a la Nación.»

*

«Todo francés desea beneficiarse de uno o de varios privilegios. Es su forma de afirmar su pasión por la igualdad.»

*

«¿Y cómo quieren ustedes que se entiendan los franceses en un país en el que hay doscientas setenta clases de quesos?»

*

Testimonios

«¡Es curiosa esta atracción que sienten los franceses por lo extranjero! Todas las noches, la radio me habla desde la avenida del presidente Kennedy. No hay ninguna avenida Clemenceau ni en Washington ni en Londres, que yo sepa.»

(Según André Malraux.)

*

«No voy a ver a los bretones para hablarles de Bretaña. ¡Voy a ver a los bretones para hablarles de… Francia!»

(Según Jacques Narbonne.)

*

En 1945, el jefe del Estado sudafricano, el mariscal Smuts, se compadece de Francia y de la magnitud de la reconstrucción que ha de llevarse a cabo:

—General, me temo que jamás volveré a ver a Francia como una potencia mundial.

—Señor mariscal, lamento oír que su salud está tan comprometida.

(Según Claude Guy.)

*

Agosto de 1963. Jordania solicita a Francia la reanudación de las relaciones diplomáticas. El general da instrucciones de ganar tiempo, en virtud de un principio incontrovertible según el cual:

«Francia no se precipita. Es una gran dama que no hace la corte a los demás. Son ellos quienes la cortejan.»

(Según Alain Peyrefitte.)

*

Marzo de 1964. De Gaulle envía a Jacquinot a las Tierras Australes.

«Es la primera vez que un ministro va allí. Con mayor razón un ministro de Estado. No es baladí que existamos en las islas Kerguelen, donde tenemos por súbditos muflones y renos; en las islas de Ámsterdam y de Crozet, donde administramos a las focas; en Tierra Adelia, donde reinamos sobre los pingüinos.»

(Según Alain Peyrefitte.)

*

Rumor

2 de marzo de 1916. El capitán De Gaulle es hecho prisionero en Verdún. El sargento primero:

—¿Cómo se llama?

—Charles de Gaulle.

—¿De Gaulle? Ese era antiguamente el nombre de Francia.

—¡Sigue siendo el nombre de Francia, señor!…

*

A una anciana francesa de Londres que fue a visitarlo en junio de 1940, para pedirle «noticias de nuestra pobre Francia», esta magnífica respuesta:

«¡Señora, ella nos enterrará a todos!»*

*

En Argel, para el 14 de julio de 1943, primera fiesta nacional libre, el embajador Murphy se jacta ante el general de conocer bien Francia, porque tiene ascendientes allí, y París por haber residido allí varios años. De Gaulle:

—No, Murphy, usted conoce a la duquesa de la Rochefoucauld, pero no conoce Francia. ¡Y si ha vivido varios años en el país, ellos [los franceses] llevan allí dos mil años!

El vocabulario del general

En Le vocabulaire du général de Gaulle [El vocabulario del general de Gaulle] de Jean Marie Cotteret y René Moreau, el ordenador identifica las diez palabras favoritas de De Gaulle que, consciente o inconscientemente, se repiten con más frecuencia en sus escritos:

Francia (ya la hemos tratado);

el país;

la República;

el Estado;

el mundo;

el pueblo;

la nación;

el progreso;

la paz;

el futuro.

Vamos a abordarlas ahora, en su mayor parte en orden, amén de algunas otras.* (Salvo el tema «futuro», evocado en otros lugares.)

El país

Visto por Charles de Gaulle

«¡Y bien, mi querido y viejo país, henos aquí juntos una vez más, ante una dura prueba!»

*

1945.

«Solo el pueblo es soberano.

A la espera de que sea capaz de expresar su voluntad, he asumido la responsabilidad de conducirlo.»

«Cuando se desata la lucha entre el pueblo y la Bastilla, es siempre la Bastilla la que acaba por equivocarse.»

*

Testimonios

Almuerzo privado con François Faure en el hotel Connaught el 29 de marzo de 1942.

«La burguesía francesa ha pasado a la historia, y sé que en Francia el pueblo es ya el único capaz de luchar y de morir por una idea…»

(Según Alain Guérin.)

*

Principios de diciembre de 1945, Charles de Gaulle recibe a un visitante. Y como este le interroga sobre el estado del país, él le responde:

«¿El pueblo? Recuerde que el diciembre pasado los franceses eran infelices. Hoy están descontentos. Es un progreso.»

(Íd.)

*

«Sin esta fuerza que lo contiene y lo organiza un poco a pesar de todo, este pueblo iría a la catástrofe. Lo sabe bien. ¿No estaba allí acaso cuando acudí por dos veces a rescatarlo?»

(Según Edgar Pisani.)

*

«¡Por desgracia, los franceses no siempre son Francia!»

(Según Jacques Vendroux.)

*

1969. En plena redacción del texto del referéndum que planteaba a los franceses una regionalización descentralizadora, un miembro del gobierno propone para la región parisina la denominación «Île-de-France». El presidente no parece estar a favor:

«Ya tenemos Córcega. Dos islas en Francia serían demasiadas.»

(Según Alain Peyrefitte.)

*

Rumor

Después de las elecciones legislativas de marzo de 1967.

«¿Qué puedo hacer yo, cuando a tanta gente le importa un bledo? ¿Y cuando aquellos a quienes no les importa un bledo piensan ante todo en ellos, en su carrera, en sus intereses personales, en su cuenta bancaria? ¡Cuando ya no hay más que esa clase de gente, un país está acabado!…»

*

Antes de la manifestación gaullista del 30 de mayo de 1968 en los Campos Elíseos.

«¿Dónde está el pueblo? ¡Los franceses son unos becerros! ¡Los becerros están hechos para ser comidos! ¿Qué hago yo a la cabeza de los becerros? ¡Más me valdría volver a casa para escribir mis memorias!»

*

1996. A propósito del mercado negro.

«Todos hacen trampas, pero se indignan de los que son más tramposos que ellos.»

La República

Vista por Charles de Gaulle

«¡República!

¡Ha pronunciado usted la palabra! Ya no estamos en la época de la República de los sabios de Platón ni de los filósofos del Siglo de las Luces. No son las elucubraciones de no sé qué pensador, aunque sea académico, las que pueden modificar los principios fundamentales de la sociedad.»

*

1947. Rueda de prensa.

«¿He estrangulado yo la República? Hay que hablar con seriedad de las cosas que son serias. Es preciso terminar con una explotación de términos que solo pueden engañar a aquellos que han querido ser engañados de antemano.»

*