El reino de las tormentas - E. E. González - E-Book

El reino de las tormentas E-Book

E. E. González

0,0
5,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

David Lopez es un profesor de una universidad en Comodoro Rivadavia. El esconde una fobia extraña que le atormenta desde niño: el miedo a la lluvia. Cuando el futuro del mundo entero entra en juego por unas tormentas de proporciones catastróficas, David no solo debe luchar para encontrar a su familia misteriosamente desaparecida sino también enfrentarse a un enemigo poderoso, sobrevivir en el proceso y por sobre todo... enfrentar sus miedos mas profundos y obscuros."

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 230

Veröffentlichungsjahr: 2015

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.


Ähnliche


E. E. GONZÁLEZ

El reino de las tormentas

Editorial Autores de Argentina

González, Elías E.

   El reino de las tormentas / Elías E. González. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2015.

   Libro digital, EPUB

   Archivo Digital: descarga y online

   ISBN 978-987-711-456-0

   1. Novela. I. Título.

   CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail:[email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini

Dedicado a la memoria de Alfredo “El Negro” Clavero (1938-2009)

Todavía sigo esperando mi yogur con zucaritas Tío…

El miedo es la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.

Se estima que de un 7 a un 13% de la población occidental sufre de alguna fobia. Según los datos de la OMS, existen más de 250 tipos de fobias reconocidas y estudiadas. Se calcula que el 7% de la población mundial padece alguna clase de fobia en sus categorías más simples, mientras que el 4% desarrollará algún tipo de complejo.

Se experimentan síntomas como: problemas respiratorios, dificultades cardiacas, temblores, mareos, sudoración, náuseas y pérdida de control. En algunos casos muchos de estos síntomas resultan en la muerte del fóbico.

“No huyo de un reto porque tenga miedo, al contrario, corro hacia el reto porque la única forma de escapar del miedo es arrollarlo con tus pies.”

(Nadia Comaneci)

“Encontramos felicidad luchando en medio de una rabiosa tormenta, no tocando el laúd a la luz de la luna, o recitando poesías en medio de las flores”

(Ding Ling)

Índice

Prólogo: El robo

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19

Capítulo 20

Capítulo 21

Capítulo 22

Capítulo 23

Capítulo 24

Capítulo 25

Capítulo 26

Capítulo 27

Capítulo 28

Capítulo 29

Capítulo 30

Epílogo: Reintegro

Prólogo: El robo

Ya no sé cómo seguir acelerando este auto. Estoy totalmente desesperada y muerta de pánico. El tránsito parece conspirar contra mí. Creo que me he salvado de más de doce accidentes y choques pero aún me queda camino por recorrer. La lluvia sigue cayendo fuertemente y me pregunto cuando irá a detenerse.

-Tranquilo mi amor, ya estamos por llegar.-Le digo mientras él desfallece en el asiento trasero.

Por fin llego al hospital, no tengo idea de donde estacione, solo detuve el auto, alce al niño e ingrese lo más rápido posible a la recepción del hospital.

-¿Señora? Por favor necesito ayuda para mi hijo cuanto antes.-Digo desesperada a la recepcionista quien enseguida levanta el teléfono y llama al doctor.

-¿Helena?-Escucho mi nombre y veo al doctor Ramírez parado cerca de mí.- ¿Qué pasó?

-Por favor doctor ¡Tiene que ver a mi hijo cuanto antes! ¡Por favor!-Lloro

-Llevémoslo en la camilla ¡rápido! -Dice y un par de enfermeros aparecen con una camilla para llevarlo a la sala.

-Helena dígame qué le pasó.-Dice y yo no puedo contestar ya que me agobia la desesperación y la culpa.-Fue él otra vez ¿No?

-Sí, si fue él.-Digo mientras mi niño es adentrado en la sala.

-No Helena, vos te quedas conmigo, ya lo está viendo un doctor a tu hijo, tenes que contarme todo.

Aunque me amedrenta tanto, debo contarle todo, sé que el doctor tiene que saber esto para poder ayudar a mi hijo. Largo todas las dolorosas palabras en una catarsis desastrosa y desesperada.

-No lo puedo creer.-Dice cuando termino.- ¿Cómo podes seguir en esa casa? Ese hombre está enfermo Helena.

-No estamos juntos desde hace un tiempo largo. Pero nunca me imaginé que esto iba a pasar ¡Nunca!-Digo y otro de los doctores sale de la sala y voy corriendo hacia él.- ¿Cómo está doctor? ¿Cómo está mi hijo?

-Él va a sobrevivir Helena pero de este día no se va a olvidar nunca

-Helena me acaba de contar todo lo que pasó doctor.-Le dice el doctor Ramírez a su compañero.-Díganos cómova a estar el niño

-Tiene un par de contusiones fuertes, le duelen mucho pero no perdió tanta sangre. Se va a recuperar. Pero con respecto a lo otro.-Dice y parece incomodarse.-Su presión aumentó drásticamente. Él es un niño pequeño y débil y esto hay que manejarlo con mucho cuidado. Estoy hablando de psicología y cuidados intensivos porque…-Dice y comienza a vacilar.

-¿Qué doctor? Dígame por favor.-Ruego desesperada.

-Hubo acceso carnal Helena, quien fuera que lo haya hecho lo hizo violentamente.-Dice y caigo en el suelo envuelta en llanto.

-Helena, no te preocupes, va a estar bien.-Dice el doctor Ramírez acercándose a mi.-Te vamos a ayudar con su recuperación pero hay que tomar medidas serias. La vida de tu hijo va a cambiar ahora.

-Él va a sobrevivir pero su corazón es débil y no se cuanto pueda soportar. Situaciones así pueden derivar en futuros problemas cardíacos. A partir de ahora vamos a tenerlo en la mira.

-Haga lo que tenga que hacer doctor.-Digo entre llanto.-Yo no hice nada como madre, lo menos que puedo hacer es confiar en todo lo que me piden que haga.

-Ok, vamos a tranquilizarnos a mi oficina y vamos a hablar bien de esta situación ¿Está bien?

Después de charlar con los doctores, me dejan entrar a ver a mi hijo. Cuando lo veo en la cama descansando mi corazón se llena de amargura y tristeza profunda. Me acerco a su pequeño rostro.

-Perdón mi amor, perdoname.-Digo mientras mis lágrimas caen sobre el.-Mamá no va a permitir que nada malo te vuelva a pasar otra vez. Lo prometo.-De pronto, siento un leve movimiento y veo como abre un poco los ojos y me mira.

-¿Mami?-Pregunta con su voz aguda.- ¿Qué pasó?

-Estas bien bebe, ahora estamos a salvo.-Digo y él se mueve un poco expresando algunas molestias y luego vuelve a dormir repentinamente. No resisto el mar de lágrimas en mis ojos.-Voy a mantener mi promesa esta vez.Sufriste demasiado para alguien de tu edad. Mami te va a cuidar mi amor… mami te cuida…

Capítulo 1

Atrapa Sueños

Siempre tuve la seguridad de que mi capacidad para distinguir la realidad de la fantasía era totalmente sostenible… excepto por los últimos giros que ha dado mi vida.

Ahora se me viene a la mente una persona que me dijo un par de líneas que nunca olvidaría:“Para encontrar un manantial, primero hay que cruzar un gran desierto. Para encontrar luz, primero hay que atravesar una densa obscuridad. Y para encontrar calma… primero hay que soportar la tempestad.”… Principios que para algunos son tan básicos y obvios. Pero para mí, claramente no lo eran. Y aun así me cuesta divisar esa línea entre lo real y lo absurdo.

Todo lo que amaba se había esfumado ante mis propios ojos. Todas las cosas que creía importantes las perdí. La vida misma se estaba desvaneciendo lenta en mis venas. Eventualmente, esto me fue una gran y dolorosa enseñanza de vida…. Lástima que aprendí la lección demasiado tarde.

Después de todo lo que había pasado, allí me encontraba… de rodillas. Por un momento tenía esperanza, pero ya no más. Que dolor sentía. Mis ropas estaban rotas, me encontraba sucio, mojado y sangrando…Él me apuntaba a la cara y yo esperando esa bala que acabaría con mi vida…

Pero quiero relatarles lo que viví antes de que el mundo quedara cubierto totalmente. Antes de que las primeras tormentas llegarán… antes…. Cuando era feliz. Cuando todo estaba bien.

Mi nombre es David López, Y esta es mi historia…

Nací en la ciudad de Caleta Olivia, Santa Cruz, pero por motivos de trabajo de mi padre, nos mudamos a Comodoro Rivadavia, Chubut, cuando yo tenía 8 años. Allí continúe la escuela. En séptimo grado me enamoré perdidamente de la chica más hermosa que que pueda existir, Melisa… Su belleza era sin igual y su forma de ser era lo que más me cautivaba. Yo era el típico chico de lentes muy estudioso y bastante fracasado, así que ella nunca se fijó en mí, y cada vez que me hablaba mi cara se tornaba extremadamente roja de vergüenza y eso la asustaba.

Pasaron los años de escuela y en tercer año de secundaria ella comenzó a tener interés en mí. Ya éramos amigos pero yo nunca le conté de mis sentimientos. Muy pronto nos fuimos acercando más y más. Terminamos la escuela y comenzamos la universidad. Ella dejó de estudiar porque ya no le gustaba lo que estaba haciendo. A mí me gustaba mucho lo que estaba estudiando asique seguí con mi carrera: Licenciatura en Geografía.

En el anteúltimo año de mi carrera, Meli quedo embarazada. No sabíamos cómo enfrentar la situación. Nuestros padres nos sermoneaban ygritaban diciendo cuan decepcionados estaban de nosotros. Mucho más los padres de Meli que eran pastores en una iglesia evangélica, ellos nunca quisieron que yo esté con su hija y el embarazo les dio más razones para odiarme. La situación en mi casa era bastante diferente.

Yo le prometí a Meli que iba a cuidar de ella y que nos íbamos a casar después de mi egreso. Así lo hice. Me gradué con honores y con todos los cabos atados. A los meses, Leonardo llegó a nuestras vidas. Lo recibimos con mucho amor. No tenía experiencia alguna pero estaba dispuesto a criar al niño.

Finalmente me gradué y luego me casé con Meli, tal como se lo prometí. Más tarde llegó nuestro segundo varón, Sebastián, y luego nuestra primera niña: Sofía. Así surgió mi familia.

Era muy de mañana cuando me levanté ese día. Hacía bastante frío afuera. Me tomé un café y fui a despertar a Sebastián para ir a la escuela. Lo muevo bruscamente pero él no responde así que le gritó al oído su nombre y el da un salto de la cama, a lo que yo respondí con mucha risa pero obviamente el no.

-¡Buen día vago! – Le digo con tonada paisanesca.

-Linda manera de comenzar el lunes.- Me responde con desgano mientras se refriega los ojos.

-Preparate que te llevo a la escuela, levanta a tu madre y decile que te haga el desayuno por favor, yo tengo que bañarme todavía.

- Ok.-Contesta totalmente en el país de los sueños.

A pesar de su edad, Sebastián ya era un poco más alto que la mayoría de sus compañeros. Tiene ciertos rasgos del rostro que muchos comparan con el mío, pero es más parecido a Leonardo. Tiene el pelo de un bebé, de color negro, pero suave y brilloso, probablemente por el tiempo que le dedica diariamente a cuidarlo con cremas y acondicionadores especiales para el cabello. Se acercaba su cumpleaños número doce y él estaba muy emocionado (aunque muy disimuladamente) porque su hermano mayor vendría a verlo desde Buenos Aires. A decir verdad, todos estábamos emocionados, habían pasado meses desde que se había ido de casa. Yo ya tenía planeada una fiesta donde invitaría a sus amigos a pasarla bien con él.

Me termine de bañar, me cambie y mi hija sale a abrazarme desesperada.

-¿Qué haces despierta a esta hora Sofí?

Con sus ojos llenos de lágrimas me responde:

-¡Papi tuve una pesadilla!

- ¿Qué soñaste?

- ¡Que el cielo se ponía negro y monstruos nos atacaban!

- Mi amor, es un sueño tonto, nada más, no pasa nada.

Alzo a la niña en mis brazos, me rodea el cuello y la llevo a nuestra cama.

Sofía, la niña del hogar. Su cabello es de un castaño claro como el de su madre, pero con rulos. Tiene una nariz gorda como la mía pero sus ojos son idénticos a los de su madre.

-Sebastián ¡te dije que no mires películas de terror con tu hermana! ¡Que sea la última vez!-Le grite a Seba, sospechando de una manera obvia que él lo había hecho.

-¿Qué? ¡No miramos nada anoche!- Me responde desde abajo.

No le preste mucha atención. Abrí las ventanas de mi cuarto para que Sofía pudiera ver la luz. Le prendí el televisor y le puse el canal de los niños. De a poco el miedo la iba abandonando.

Me dirigí hacia la cocina donde mi esposa y mi hijo desayunaban. Meli sigue siendo igual de hermosa que en nuestra época escolar, pero la madurez en los rasgos esculpidos de su cara, su hermoso cabello del mismo color de Sofía pero lacio y más largo, sus ojos claros radiantes y su enorme dedicación por esta casa y los que vivimos dentro de ella han hecho que el amor que le tengo siga vigente y en aumento.

-Meli deje a la nena en nuestra cama, cuando puedas anda con ella, ¿dale?

- Si amor, no hay problema. ¿A qué hora volves hoy?-Contesta mientras acomoda la losa lavada de la noche anterior.

- Creería que a las 3 o antes, tengo una reunión con unos profesores que vinieron desde Santa Fe. Pero voy a tratar de volver antes.

- Bueno, no te olvides que a las Siete es la reunión en la iglesia.

- No me olvido amor, ahí estaremos. ¿Vamos Seba?

- Vamos.-Contesta tragando el café con leche y tostadas como puede.

Mientras me acerco hacia la puerta comienzo a mirar a las ventanas que están a los lados de la misma. Las intenciones de salir quedan momentáneamente suspendidas. En su lugar algo me paraliza. ¿Cómo pude estar tan ocupado como para no darme cuenta? El día afuera esta gris. Un miedo horrible empieza a fluir de mi interior.

-¿Queres que me tome el cole mejor?-Pregunta Seba preocupado.-No hay drama pa.

Meli se acerca a mí, se dio cuenta de que estaba mirando hacia afuera anonadado.

-Tranquilo amor, en las noticias no dijeron nada.

-¿Estás segura?-Le pregunto con miedo.

-Sí, estoy segura, solo son nubes pasajeras, nada te va a pasar, te lo prometo.

Pongo el mayor de mis esfuerzos para irme de la casa, aunque todo en mi no quiere que lo haga. De repente unos destellos de luz solar se filtran por el patio iluminando todo de nuevo. Ella tenía razón. Beso a mi esposa y saludo a mi hija desde la ventana, nos subimos al auto y arrancamos en este día totalmente normal.

Dejo a Seba en la escuela y llego al lugar de mi trabajo. La universidad de la Patagonia de San Juan Bosco, donde enseño Geografía Física.Dar clases es lo mío, me preparé para esto y me gusta mucho lo que hago. Me tomo muy enserio mi trabajo, es muy importante para mí.

En uno de esos intermedios que nos tomamos, me encuentro en la cafetería, mirando las noticias. Un reportero estaba dando un informe.

“…las autoridades de Río Negro todavía buscan a la familia Rodríguez, quienes desaparecieron el pasado martes y no se sabe absolutamente nada de ellos, solo algunos testigos afirman que esto fue obra de los supuestos “fantasmas traficantes” o “Trafitasmas” quienes vinieron a Argentina causando la desaparición de las personas y llevándolas quien sabe donde! Los expertos permanecen escépticos a la idea de que este grupo tan conocido y temido haya llegado a Argentina, si hace solo un mes fueron divisados por cámaras en Estados Unidos. Aunque la verdadera cuestión que muchos se están preguntando es ¿Por qué lo hacen? Y ¿Cuál es su propósito?...”

No preste mucha atención después de eso, para mí también era ridículo que este grupo de traficantes estén en Argentina, son demasiado internacionales como para venir tan lejos. Yo me doy vuelta y sigo charlando con mis colegas. Al cabo de unas horas, llega el momento de irme a casa.

A la hora estipulada nos encontrábamos en la iglesia cantando. Nunca fui de darle prioridad a la religión en mi vida. Creo que soy más un hombre de ciencia, de razón y estudio. Meli es todo lo contrario, ella es dueña de una fe suprema.

La reunión termina, nos saludamos unos a otros con los demás y luego con el pastor. Después nos vamos a casa.

-¡En unos días llega mi cumpleaños gente! – Dice Sebastián golpeando la cabecera de mi asiento en el auto.

- Sí hijo falta muy poco.- Le dice Meli

- Supongo que el ingrato de Leonardo va a venir a saludarme ¿no?-Dice casualmente.

- Si obvio Seba. No me dijo nada todavía pero yo creo que sí.-Le contesto.

-Más le vale, de lo contrario me voy a ver obligado a irme hasta Buenos Aires y festejar allá, dicen que esta buena la noche porteña.

-¡Buena Tigre!-Le digo y chocamos los cinco.

-Como la noche porteña te va a quedar la cara del palmazo que te voy a dar.-Le dice Meli.

Todo era risas y alegrías en el auto, pero había alguien que se reía apenas. Era Sofía, todavía la veía preocupada.

-¿Todo bien por ahí Sofí?- Le pregunto curioso.

-Si papi, estoy bien.- Me responde cambiando la expresión de su rostro en sonrisa.

Llegamos a nuestro hogar, miramos televisión, comimos, y nos fuimos a la cama.

Cuando voy a arropar a Sofía me doy cuenta que ella ya se había dormido, pero se durmió dibujando. Me acerque a ver sus dibujos, eran dibujos sobre lo que ella había soñado, dibujó un cielo totalmente negro y una especie de criatura seguida por otras detrás de la misma que venían hacia nosotros. La verdad me quede pensando.

Me acuesto y un poco preocupado le pregunté a Meli:

-¿Notas algo extraño en la nena?

Piensa por un momento y luego me responde.

-No ¿Por qué?

-La veo rara, está teniendo sueños algo bizarros. Y eso la pone mal.

-No le pasa nada David, yo estuve todo el día con ella y la pasamos muy bien.

-¿No te dijo nada de su pesadilla?

-Me dijo que le compremos un atrapa sueños.

-¡¿Qué?! – Pregunto alterado.

-¡Es broma! No empieces David, yo también tenía muchos sueños feos cuando tenía seis años, quizá lo heredo de mi, pero no es para tanto, seguro mañana se va a despertar de lo más normal. Va a estar bien, no te preocupes.

-Sí. Probablemente tengas razón.

-Claro que tengo razón. Y no sigas mas con esto.

-¿Que no siga más con qué?

-Ya te conozco, vas a quedarte preocupado y después vas a ir a ver a internet qué significa todo lo que pasa.

-Bueno…-Digo sumiso.-No voy a seguir con nada.

Me doy vuelta pero sigo pensando en los dibujos, igualmente luego de un par de vueltas incómodasfinalmente me quedo dormido.

“¡Ya vienen! ¡Cuidado! ¡Ya vienen!”

Los gritos de Sofía a las cuatro de la mañana nos hicieron correr de nuestras camas asustadísimos. Llegamos a su cuarto al mismo tiempo que Sebastián.

Cuando entramos, la vimos ahí… parada, llorando. Y mirándonos con ojos de asombro.

-¿Qué pasó mi amor, otra pesadilla? - Le pregunta Meli desesperadamente.

A lo que ella responde:

-Ya vienen…

Capítulo 2

Premonición

“Estímulos esencialmente anímicos que representan manifestaciones de fuerzas psíquicas que durante la vigilia se hallan impedidas de desplegarse libremente.”

Esta es la definición de Sueños que encontré buscando en internet. Bastante complicada. Después de lo que pasó esa noche con Sofía,simplemente no pude dejarlo así, me puse a indagar sobre el ensueño. Sé que es ridículo pero por alguna razón extraña sentí el deseo de investigar al respecto, de verdad me preocupaba por mi hija. En un momento encontré una afirmación que me puso a pensar. Decía que según la visión de la parapsicología, si el sueño anticipa eventos futuros o exhibe eventos pasados desconocidos, se puede hablar de una premonición o de una retrocognición respectivamente.

¿Podría mi niña estar soñando algo que todavía no pasó? Me pregunté a mí mismo. Pero después me di cuenta de que estaba exagerando todo este asunto. Me llegué a sentir bastante torpe, así que deje mi preocupación de lado. Yo nunca creí en la parapsicología ni en nada de eso y no creo que llegue a compartir esa ideología en ningún momento cercano.

Me dirigí hacia el living y encuentro a mi esposa hablando con mi hijo mayor por teléfono.

-Acá te paso con papi, te amo hijito.-Se despide y me pasa el teléfono.

-Hola Leo ¿Cómo estás?

-Bien Papá, Ya compré el pasaje, mañana temprano salgo a eso de las nueve.

-Bueno, ahí estaré esperándote. Tus hermanos ya quieren verte.

-Sí y yo también a ellos.

-Ok hijo, cuidate, nos vemos mañana.

-Un abrazo.

Conversaciones cortas y exactas, ni más ni menos. Así hablamos con Leo por teléfono. Mi primer hijo, pensar que un día fue tan solo un bebé diminuto que se pegaba al vidrio de la ventana y me gritaba llorando que no me valla a trabajar, y hoy, con dieciocho años es todo un hombre, estudiando y haciendo lo que le gusta, la verdad me siento muy orgulloso de él.

Otro día más en la universidad. Estaba caminando por el pasillo que llevaba al aula donde daba clases, cuando una de mis estudiantes me detiene.

-¡Profesor! ¡Profesor! ¡Espere!

Era Roció. Una joven brillante, muy inteligente, pero tenía una particularidad que me molestaba mucho y era su increíble manera de ahogarse en vasos de agua. Sus preguntas tenían soluciones tan simples y sencillas, le costaba mucho relacionar los conceptos que yo daba en referencia a los autores que escribían las mismas obras. Sé que esto puede resultar difícil para los alumnos, pero Roció llevaba 3 semanas con el mismo trabajo de la misma obra del mismo autor que yo había explicado millones de veces en clase.

-Decime Roció.-Digo fastidiado anticipándome a lo que sé que se viene.

-¿Strahler fue el que dijo que la unificación de un conjunto de ciencias…

-¡Roció!-interrumpiéndola-… ¿Cómo es que todavía seguís con el trabajo de Strahler? ¡La fecha de entrega ya pasó!

-Si ya se profe. ¡Pero es que no he tenido tiempo!

-¿Por qué no has tenido tiempo? ¿Qué es lo que haces?

Se queda tiesa, como pensando y analizando sus siguientes palabras.

-Perdone profe. Esta va a ser la última vez, lo prometo.-Dice agachando la cabeza.

-¿Ya cuantas veces me vas prometiendo lo mismo?

-Lo sé perdóneme ¡lo voy a completar cuanto antes!

Me quedo mirándola, expresando algo de fastidio y le contesto.

-Está bien, pero es la última vez, ¡la próxima no te lo voy a aceptar!

Me sonríe y agrega:

-¡Está bien, la última vez!

Le aclaro su duda y entramos a clase.

En otro entretiempo de clases me encuentro nuevamente en la cafetería y las noticias otra vez llaman mi atención.

“…Se acaba de descubrir vía satélite una formación extraña de tormentas mezclándose en la parte central del océano atlántico, los expertos dicen que no habían visto algo así en años, pero afirman seguros que este fenómeno se disipara eventualmente, aquí les mostramos algunas imágenes…”

Miro las noticias pero pierdo el enfoque cuando veo a mi compañero Carlos a quien se le habían caído los apuntes. Me acerco a él y trato de ayudarle con sus papeles.

-¿Qué te pasó Carlitos?-Le pregunto.

-Nada, ando apurado. Me tengo que ir.

-¿Tan temprano? No te estarás rateando como la última vez ¿No?-Le digo sonriendo.

-No, esta vez pedí permiso al rector.-Responde algo nervioso haciendo caso omiso al chiste que le acababa de hacer.

-¿Estás bien?

-Si amigo no pasa nada.-Dice y me agarra el hombro.-Tengo que hablar con vos ¿Cuándo puede ser?

-¿Vas a ir al cumple de Seba?

-¡Cierto! Sí, claro que voy.

-Bueno, entonces ahí hablamos. ¿Te parece?

-Dale. Me voy, cuidate.-Dice, mira con preocupación al televisor que está arriba, detrás de mí y luego se va.

Esa misma noche volvimos a la iglesia. La verdad no tenía muchas ganas de ir, la realidad pura es que nunca me gusto ir, pero si le decía eso a Meli solo sería tema para discusión. Asique ahí me encontraba, el pastor sermoneaba pero mi mente volaba en otro mundo.

La reunión termina y tengo muchísimas ganas de irme a mi casa, y cuando intento hacerlo…Meli aparece y el pastor detrás de ella. Nos saludamos.

-¿Como estas David? Mucho tiempo sin verte.-Dice el pastor estirando la mano. Por alguna razón creo que evitó la multitud para venir directo hacia donde me encontraba yo con Meli.

-Todo bien Pastor, muy ocupado.-Digo estrechando su mano.

-David, le estaba diciendo al pastor, que nos podríamos juntar a charlar cuanto antes.-Dice Meli en una especie de complicidad.

-¿Charlar? ¿De qué?-Pregunto intrigado.

-Melisa me contó sobre…-Vacila.-Ese… problemita que tienes David.

-¿Problema? Yo no tengo ningún problema.-Digo y siento que la sangre me hierve, pero trato de disimular lo más que puedo.

-David por favor es por tu bien.-Me dice Meli, casi rogándome que acepte.

-Bueno, lo voy a pensar y uno de estos días le avisamos pastor.-Lo dije obviamente para escaparme de la situación cuanto antes.

Nos despedimos y nos dirigimos a casa. Voy manejando y pensando en lo que dijo el pastor y cuán molesto estoy. No quiero que nadie me ayude, detesto cuando la gente trata de hacer eso porque me hace pensar que estoy loco y que necesito ayuda médica cuando no es así.

-¿Te enojaste?-Pregunta Meli.

-Puede ser.-Contesto sin mucho ánimo.

-Perdón por no consultarte antes, pero sabía que no ibas a querer.

-Meli, por favor, no lo vuelvas a hacer, no es la gran cosa, ya lo estoy superando.

-¿Y si no es así? ¿Y si se pone peor?

-Mira, la próxima vez voy a intentar salir y vas a ver qué voy a poder. No necesito de nadie para salir de esto.

-Te amo… y quiero lo mejor para vos.

-Lo sé Meli. Vas a ver qué va a estar todo bien.

Desde que era pequeño, algo raro me ocurre. Es algo muy extraño, que al principio no comprendía. Fui tildado de loco por este problema. Hay pocas cosas que me asustan en la vida, pero solo hay una que me aterra de verdad… la lluvia. Cuando siento el agua caer, o empiezo a ver llovizna, un miedo inmenso me ataca, no sé como describirlo bien, pero me siento ahogado en pánico como si estuviera viendo una bestia. Lo tenía antes de casarme con Meli, pero nunca se lo había dicho a nadie. Ni siquiera a mi mama, fui hijo único y no quería que me viera como un fenómeno, tampoco se lo hubiera dicho a mi papá, aunque él había muerto ya hace bastante, igualmente no vivía en mi casa, ellos se habían divorciado hace ya muchos años. Así que no tenía a nadie en quien confiar, solo Meli. Ella me convenció de que vayamos a ver a un especialista amigo, luego de un par de sesiones, el doctor concluyó en que padecía una clase de fobia,(muy rara) llamada Pluviofobia, o sea, miedo irracional y enfermizo a la lluvia. Me recomendó un acompañante terapéutico, pero yo no quise. El doctor dijo que si esto continuaba así, podría desarrollar una especie de obsesión por los dispositivos creados para protegerse en la intemperie, como los paraguas, toldos, sombreros e impermeables. Yo no quiero llegar a ese punto, pero sinceramente… no sé qué hacer.

Capítulo 3

Miedo Interno