El sábado en las Escrituras - Alberto R. Timm - E-Book

El sábado en las Escrituras E-Book

Alberto R. Timm

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Este libro presenta y comenta las evidencias bíblicas más relevantes en relación con el debate por el verdadero día de reposo cristiano. Los asuntos de la perpetuidad, de la discontinuidad o de la sustitución del sábado como día de reposo cristiano dependen de la perspectiva desde la cual la persona estudie las Sagradas Escrituras. La observancia del sábado estimula una apreciación más profunda del amoroso carácter de Dios y de la naturaleza, reafirma nuestro origen, y fortalece la estabilidad emocional que deriva de la relación con él como Creador y Redentor. Al romper la rutina competitiva y mercantilista de la vida moderna, el sábado promueve la salud física, y refuerza el amor y el servicio altruista. El sábado fue observado desde la creación del mundo y prosigue rumbo a los "cielos nuevos" y a la "nueva tierra"; es el magnífico santuario de Dios en el tiempo, a disposición de todos los seres humanos, en todos los tiempos y lugares.

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El sábado en las Escrituras

Doctrina, significado y observancia

Alberto R. Timm

Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.

Tabla de contenidos
Tapa
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Conclusión

El sábado en las Escrituras. Doctrina, significado y observancia

Alberto R. Timm

Título del original en portugués: O sábado nas Escrituras. Doutrina, significado e observância, Casa Publicadora Brasileira, Tatuí, SP, 2010.

Dirección: Pablo D. Ostuni

Traducción: Cristina Morán

Diseño del interior y de la tapa: Carlos Schefer / Nelson Espinoza

Ilustraciones: Shutterstock

Primera edición; e-Book

MMXXIII

Es propiedad. © CPB (2010). © ACES (2010).

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Libro de edición argentina – Published in Argentina

ISBN 978-987-567-906-1

Timm, Alberto R.

El sábado en las Escrituras: Doctrina, significado y observancia. - 1ª ed. - Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2023.

E-Book.

ISBN 978-987-567-906-1

1. Vida cristiana. I. Título.

CDD 248

Publicado el 15 de septiembre de 2023 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Tel. (54-11) 5544-4848 (Opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)

E-mail: [email protected]

Web site: editorialaces.com

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

Prefacio

El mundo moderno, en el cual vivimos, aceleró el ritmo de vida de gran parte de la población, a una velocidad sin precedentes en la historia humana. En la esfera profesional, se espera una producción mayor y de mejor calidad. En el ámbito académico, los estudiantes deben asimilar un volumen creciente de información, que se va desplegando en profundidad y complejidad. Con la globalización de las comunicaciones y, consecuentemente, de la información, muchas personas viven actualmente cumpliendo una agenda predeterminada, casi sin tiempo para la vida espiritual, familiar y social. Al no haber sido creadas originalmente para convivir con tantas responsabilidades y preocupaciones al mismo tiempo, las personas son obligadas a hacerlo con elevados grados de estrés individual y colectivo.

En un mundo en el que las cosas y los compromisos son casi más importantes que la propia vida, la observancia del sábado bíblico es de una relevancia incalculable. Este día representa una ruptura con la tiranía de las cosas y la rutina de la vida, para proporcionar un tiempo especial dedicado a Dios, a la familia, a los amigos y a las personas necesitadas. Más que un mero feriado semanal, el sábado bíblico es, en realidad, un canal de bendiciones divinas (Gén. 2:3; Isa. 58:13, 14) y una “señal” de lealtad al Creador (Éxo. 31:16, 17). Prescrita por el propio dedo de Dios sobre tablas de piedra (Éxo. 31:13-18; Deut. 4:13; 9:9-11), la observancia del sábado debe ser redescubierta y reenfatizada en el mundo contemporáneo.

En los Estados Unidos de Norteamérica, se publicaron varias obras sobre el significado y la observancia del sábado1 durante los últimos años. Pero, la discusión sobre el verdadero día de reposo cristiano (sábado o domingo)2permanece encendida en los círculos cristianos.3 Es importante que reconozcamos la existencia de una antigua tradición británica/estadounidense de usar el término religioso “sabbath” (sábado) para designar al “sunday” (domingo civil); y la expresión “seventh-day sabbath” (sábado del séptimo día), al “saturday” (sábado civil). Siguiendo esta tradición, muchos autores modernos continúan usando el término “sabbath” en alusión al descanso dominical.

El presente estudio tiene por objetivo proporcionar una visión general de la enseñanza bíblica sobre el sábado, basada en principios de interpretación que permitan que la propia Biblia exponga lo que tiene que decir sobre el asunto. Siendo así, el primer capítulo demuestra las principales dificultades que se encuentran en algunos métodos inadecuados de interpretación bíblica y presenta algunos filtros que conspiran contra una comprensión honesta de las Escrituras, y sugiere principios fundamentales de interpretación. Basados en el principio de la Biblia como su propio intérprete, los capítulos 2 a 5 consideran el tema del sábado a lo largo de las Escrituras. El asunto del cambio del sábado al domingo es abordado en el capítulo 6. Y, por último, los capítulos 7 y 8 tratan, respectivamente, del significado y la observancia del sábado.

Estoy inmensamente agradecido por el apoyo de mi esposa, Marly, y la comprensión de nuestros hijos, Suellen, William y Shelley, durante el período de investigación y redacción de este proyecto. Marly asumió bondadosamente muchas de las actividades domésticas, y aun las de fuera de casa, que debían haber contado con mi participación. Una palabra especial de aprecio a Elías Brasil de Souza, Marcos De Benedicto, Mario Riveros Echeverry y Roberto Pereyra, por haber leído el contenido básico de la presente obra y ofrecido sugerencias pertinentes; así como a Cristina Morán, mi secretaria, por la ayuda a lo largo del proyecto y por la traducción del texto al español. Pero, mi gratitud suprema está dedicada a Dios, que instituyó y preservó el sábado como un canal de bendiciones para la humanidad.

Alberto R. Timm

Las referencias bíblicas pertenecen a la Nueva Versión Internacional (NVI), a menos que se indique explícitamente el uso de otra versión de las Sagradas Escrituras, como la Reina-Valera revisada en 1960 (RV60) –Nota del editor.

1 Ver, por ejemplo, Marva J. Dawn, Keeping the Sabbath Wholly: Ceasing, Resting, Embracing, Feasting (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1989); Wayne Muller, Sabbath: Finding Rest, Renewal, and Delight in our Busy Lives (Nova York: Bantam, 2000); Lynne M. Baab, Sabbath Keeping: Finding Freedom in the Rhythms of Rest (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2005); Norman Wirzba, Living the Sabbath: Discovering the Rhythms of Rest and Delight (Grand Rapids, MI: Brazos, 2006); Mark Buchanan, The Rest of God: Restoring Your Soul by Restoring the Sabbath (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2006); Dan Allender, Sabbath, The Ancient Practices Series (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2009); Keri Wyatt Kent, Rest: Living in Sabbath Simplicity (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009).

2 Ver J. N. Andrews, History of the Sabbath and First Day of the Week, 3ª ed. rev. (Battle Creek, MI: Review & Herald, 1887), pp. 193-517; J. N. Andrews y L. R. Conradi, History of the Sabbath and First Day of the Week, 4ª ed. rev. y ampl. (Washington, D.C.: Review & Herald, 1912), pp. 217-815; Kenneth A. Strand, ed., The Sabbath in Scripture and History (Washington, D.C.: Review and Herald, 1982), pp. 131-263.

3 Ver Samuele Bacchiocchi, “The Sabbath under Crossfire: A Biblical Analysis of Recent Sabbath/Sunday Developments”, en Biblical Perspectives, t. 14 (Berrien Springs, MI: Biblical Perspectives, 1998). Desde la publicación de la obra de Bacchiocchi en 1998, las discusiones sobre el verdadero día de reposo permanecen encendidas, como antes.

Capítulo 1

PRINCIPIOS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

En un vuelo desde los Estados Unidos de Norteamérica hacia el Brasil, tuve un diálogo interesante con una joven estadounidense, la cual venía a este país como estudiante misionera. Ella me dijo que estudiaba Teología en una institución conservadora estadounidense, que tomaba a la Biblia realmente en serio. Al identificarme como teólogo adventista del séptimo día, su interés por el diálogo aumentó aún más. Sin poder contener su curiosidad, ella dijo: “Jamás tuve la oportunidad de conversar con un adventista del séptimo día. ¿Podría usted explicarme las principales creencias de su iglesia?”

Después de haber discutido sobre algunas enseñanzas bíblicas, mencioné que una de las razones que llevan a los adventistas a observar el sábado es el hecho de que Dios no solamente descansó durante el sábado, sino también bendijo y santificó ese día (ver Gén. 2:2, 3). La joven reaccionó espontáneamente: “¡Pero usted no puede considerar este relato literalmente, ya que todo el contenido de Génesis 1 al 11 es simbólico!” Entonces, ponderé con ella: “Si tú estudias en una institución conservadora, que toma ‘la Biblia realmente en serio’, ¿por qué consideras el contenido de Génesis 1 al 11 solo simbólicamente?”

El diálogo siguió de manera respetuosa y amigable, pero una cosa quedó bien clara en mi mente: gran parte de los debates a lo largo de la historia cristiana, relacionados con la observancia del sábado y del domingo, han sido de naturaleza hermenéutica, nutridos por métodos divergentes de interpretación bíblica y filtros personales tendenciosos. En otras palabras, los asuntos de la perpetuidad, de la discontinuidad o de la sustitución del sábado como día de reposo cristiano dependen de la perspectiva desde la cual la persona estudia las Sagradas Escrituras.

Métodos de interpretación bíblica

Gerhard Ebeling sugiere que “la historia del cristianismo es la historia de la exposición de las Escrituras”.4 Por consiguiente, la familiaridad con los diferentes métodos de interpretación bíblica es fundamental para la comprensión de los debates en torno a las doctrinas bíblicas, incluyendo el propio sábado. El siguiente contenido aborda, en forma resumida, de qué manera la Biblia y el sábado han sido encarados bajo el impacto de algunos de los métodos de interpretación que más influyeron en el pensamiento cristiano.

En el período postapostólico, intérpretes cristianos comprometidos con la filosofía griega pasaron a alegorizar el Texto Sagrado al punto de que el método alegórico llegó a ser predominante en el cristianismo medieval.5Muchos sentidos ocultos y artificiales, impuestos a la Biblia, fueron corroborados por la autoridad eclesiástica. Siendo así, textos bíblicos que confirman la observancia del sábado pasaron a ser releídos en forma alegórica, para dar espacio a la emergente observancia del domingo.6 Por ejemplo, el propio relato de la Creación, que establece la observancia del séptimo día (Gén. 2:2, 3), era usado a favor del domingo, pues fue en el ‘primer día’ que Dios creó la luz (Gén. 1:3-5).7 Con este tipo de reinterpretación, el sábado terminó siendo destituido de su significado.

Otro golpe a la doctrina del sábado vino a través del método histórico-crítico, que recibió un impulso significativo a fines del siglo XVIII, con el surgimiento del racionalismo iluminista.8 Al ser aplicado al estudio de la Biblia, este método de análisis literario reduce el Texto Sagrado a un mero producto del contexto sociocultural en el que el referido texto llegó a existir.9 De esta manera, muchas enseñanzas bíblicas terminaron por perder su carácter normativo. Al considerar el contenido de Génesis 1 al 11 como mitológico, el sábado pasó a ser visto, por ejemplo, como una antigua institución babilónica10 o cananea,11 incorporada posteriormente por los hebreos, y no más pertinente para los cristianos modernos.

En la transición del siglo XIX al siglo XX, empezó a popularizarse, entre los evangélicos estadounidenses, el método dispensacionalista de interpretación bíblica, que normalmente divide la historia humana en siete dispensaciones, o períodos diferentes.12 Debido a que cada dispensación es considerada como distinta de las demás, los principios de una no se aplicarían necesariamente a las otras. Limitando la vigencia del sábado a la así llamada “dispensación de la ley” (para el Israel antiguo), los adeptos de este método consideran la observancia del sábado como anticuada para la actual “dispensación de la iglesia” (para la iglesia cristiana).13

A fines del siglo XX se estaba difundiendo, en muchos círculos cristianos liberales, el método posmoderno de considerar al propio lector como referencial de interpretación (“reader-oriented approach”).14 Rompiendo tanto con el carácter normativo del texto bíblico como con las tradiciones eclesiásticas predominantes, este método, de naturaleza esencialmente pluralista, deja a las Escrituras abiertas a una gran variedad de interpretaciones conflictivas. Por consiguiente, la aceptación o no del sábado pasó a ser un asunto individual. Cada persona debe decidir, basada en lo que más le convenga, qué hacer y qué dejar de hacer en este día.

Los métodos anteriormente mencionados surgieron en diferentes períodos de la historia, pero siguen siendo usados aún hoy por importantes segmentos cristianos. Por más atractivos que parezcan y difundidos que sean, son inaceptables para aquellos que reconocen el carácter normativo de las Escrituras como Palabra de Dios, y que las interpretan basados en los principios de la Sola Scriptura (exclusividad de las Escrituras) y de la Tota Scriptura (totalidad de las Escrituras). Por lo tanto, es indispensable que se use un método adecuado, que respete lo que el texto bíblico realmente está diciendo, sin atribuirle significados artificiales.

Filtros del mensaje bíblico

El compromiso personal con “toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4), incluyendo la observancia del sábado, también ha sido minimizado por el uso de diferentes filtros personales. Por ejemplo, los tradicionalistas limitan la interpretación bíblica a las tradiciones eclesiásticas predominantes. Como a partir del siglo IV d.C. la gran mayoría de cristianos pasó a observar el domingo, y solamente pequeños segmentos del cristianismo siguieron observando el sábado,15 los tradicionalistas insisten en que el domingo es, indiscutiblemente, el día de reposo para los cristianos.

Los racionalistas ponen a la razón humana por encima de las Escrituras, aceptando de ellas solamente las porciones que mejor encajan en su molde ideológico y más armonizan con su propia forma de pensar. Como, además del ejemplo divino (ver Gén. 2:1-3) y del Mandamiento divino (ver Éxo. 20:8-11), no existe una razón astronómica lógica para la observancia del sábado, este día es considerado por los racionalistas como una institución obsoleta, que solamente puede ser mantenida mediante una ingenua credulidad religiosa.

Por otro lado, los culturalistas tuercen el sentido obvio de las Escrituras a través de relecturas culturalmente condicionadas. Para ellos, la esencia propia del mensaje bíblico debe ser contextualizada en función de las diferentes culturas modernas, sin ejercer una influencia transformadora sobre los respectivos contextos culturales. De esta manera, la Palabra de Dios pierde su autoridad normativa. Como la cultura occidental no estimula y ni siquiera favorece la observancia del sábado, el día de reposo bíblico es considerado una institución anticultural.

A su vez, los carismáticos tienden a reemplazar el contenido objetivo de la Palabra de Dios por sus subjetivas experiencias personales.16 Interpretando tendenciosamente la declaración “porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Cor. 3:6),17 tienen por costumbre aceptar, de las Escrituras, solamente las partes endosadas por supuestas revelaciones personales del Espíritu Santo. No siendo la validez del sábado confirmada por tales “revelaciones”, pasa a ser considerada como una institución legalista (porque “la letra mata”), antagónica a la experiencia de aquellos que son guiados por el Espíritu (porque “el Espíritu da vida”).

Existen también los familistas,18 que colocan sus vínculos familiares por encima de la Palabra de Dios. Poca relevancia es atribuida a las palabras de Cristo: “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí” (Mat. 10:37, 38). Para los familistas, la observancia del sábado es una institución inaceptable, que terminaría rompiendo la tradición familiar y la armonía social que ellos tanto estiman.

Un estudio serio y objetivo de las Escrituras, incluso de la doctrina bíblica del sábado, jamás debería estar condicionado a las tradiciones eclesiásticas, a la lógica humana, a la cultura moderna, a las experiencias personales o a los vínculos familiares y sociales. Por más importantes que sean, estos elementos son aceptables solamente si no entran en conflicto con las enseñanzas normativas de la Palabra de Dios. Siempre que tales elementos entran en desacuerdo con la voluntad divina, la postura del cristiano debe ser la misma de Pedro y de los demás apóstoles: “¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!” (Hech. 5:29).

La Biblia como su propio intérprete

La mitología griega hace alusión a un asaltante llamado Procrustes, que secuestraba a los viajeros que pasaban por un camino de acceso a Atenas. El asaltante tenía dos camas, una larga y la otra corta, en las que amarraba a las personas de baja estatura en la cama larga; y a las personas altas, en la cama corta. Entonces, estiraba a las personas bajas hasta que alcanzaran el tamaño de la cama larga, y cortaba la parte inferior de las piernas de las personas altas para que no excedieran la longitud de la cama corta, “provocando inevitablemente la muerte de todos”.19

Desconociendo la advertencia de no hacer ninguna añadidura o supresión a las Escrituras (ver Apoc. 22:18, 19), muchos cristianos modernos usan una postura semejante a la de Procrustes en su estudio del Texto Sagrado. En realidad, existe una fuerte tendencia a adaptar subjetivamente el contenido de la Palabra de Dios a los gustos y los intereses personales. Todo estudio honesto de la Biblia, que desea evitar tales riesgos y distorsiones, debe ser informado y controlado por algunos principios básicos de interpretación.

Uno de estos principios es el de la exclusividad de las Escrituras. La propia Biblia condena la aceptación de tradiciones humanas que invaliden “la palabra de Dios” (ver Mat. 15:3, 6, 9); de argumentos humanos que contradigan el pensamiento divino (ver Isa. 55:8, 9); y de experiencias carismáticas en desacuerdo con “la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (ver Mat. 7:21-23). El contraste entre las efímeras opiniones humanas y la eterna palabra de Dios es resaltado en Isaías 40:6 al 8: “Que todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita, porque el aliento del Señor sopla sobre ellas. Sin duda, el pueblo es hierba. La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”.

Otro principio básico de interpretación es el de la totalidad de las Escrituras. Cristo afirmó que el cristiano genuino es alguien que permite que el Espíritu Santo lo guíe “a toda la verdad” (Juan 16:13); que vive “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4; cf. Deut. 8:3), y que enseña a otros “todas las cosas” ordenadas por Cristo (Mat. 28:20). De acuerdo con el apóstol Pablo, “toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia” (2 Tim. 3:16). Por consiguiente, el propio texto bíblico condena la práctica selectiva de aceptar, de las enseñanzas bíblicas, solamente lo que a uno le gusta, y rechazar lo que no se desea.

Un tercer principio básico de interpretación es reconocer y aceptar el desarrollo natural de los temas bíblicos, sin imponerles interpretaciones artificiales extrabíblicas. En este desarrollo, las enseñanzas de Cristo y de los apóstoles, registradas en el Nuevo Testamento, son los intérpretes inspirados de las Escrituras del Antiguo Testamento. Sin embargo, reconociendo a la Biblia como su propio intérprete, no se puede aceptar cualesquiera relecturas postapostólicas que tergiversen el significado natural del texto bíblico.

Además de la exclusividad, de la totalidad y del desarrollo natural del texto bíblico, también es indispensable interpretar el texto bíblico literalmente, excepto donde sea evidente el simbolismo. Es cierto que en la Biblia existen innumerables figuras de lenguaje, parábolas e incluso visiones apocalípticas, que deben ser interpretadas como tales. Pero, una de las equivocaciones hermenéuticas más graves es el intento de interpretar simbólicamente las porciones literales del texto bíblico, incluyendo sus descripciones históricas. Esta práctica termina por torcer el sentido obvio del Texto Sagrado, exponiéndolo a innumerables relecturas tendenciosas.

Un quinto principio básico de interpretación es el rechazo de falsas analogías que usan indebidamente un asunto para probar otro asunto.20Sin duda, en las Escrituras encontramos profecías y sus respectivos cumplimientos históricos; tipos (o símbolos) y sus respectivos cumplimientos antitípicos (o realidades). Pero, si queremos ser fieles al texto bíblico, no podemos imponerle relaciones tipológicas no sugeridas por el propio texto.

Por último, es indispensable reconocer el carácter normativo y universal de las enseñanzas bíblicas, y vivir en conformidad con ellas. El contenido de las Escrituras está repleto de principios universales y de aplicaciones temporales de esos principios en diferentes contextos culturales. Pero incluso tales aplicaciones temporales, cuya forma se restringe al contexto sociocultural de la época, están basadas en principios universales normativos, y pertinentes para todos los tiempos y lugares. En la analogía de los dos cimientos (ver Mat. 7:24-27), Cristo declara que edificar la casa espiritual sobre la roca significa oír y practicar sus “palabras”.

Resumen

Todo estudio que tiene como objetivo descubrir lo que la Biblia realmente quiere decir sobre diferentes asuntos (incluso sobre el sábado) debe, por un lado, evitar métodos y filtros que tergiversen el sentido natural del texto bíblico; y, por otro lado, adoptar principios adecuados de interpretación bíblica.

Entre los métodos que deben ser evitados, están (1) el método alegórico, que destituye al texto bíblico de su verdadero significado; (2) el método histórico-crítico, que elimina el carácter normativo de muchas de las enseñanzas bíblicas; (3) el método dispensacionalista, que fragmenta la unidad general de las Escrituras; y (4) el método posmoderno, que transfiere la autoridad del texto bíblico a su lector, dejando a las Escrituras abiertas a una gran variedad de interpretaciones conflictivas.

También es indispensable evitar algunos filtros personales como (1) el tradicionalismo, que limita la interpretación bíblica a las tradiciones eclesiásticas predominantes; (2) el racionalismo, que acepta de las Escrituras solamente las porciones que mejor encajan en su marco ideológico y más armonizan con su propia forma de pensar; (3) el culturalismo, que tuerce el sentido obvio de las Escrituras a través de relecturas culturalmente condicionadas; (4) el existencialismo, que tiende a reemplazar el contenido objetivo de la Palabra de Dios por experiencias personales subjetivas; y (5) el familismo, que pone a los vínculos familiares y sociales por encima de la Palabra de Dios.

Por otro lado, un estudio adecuado del texto bíblico, que reconoce a la Biblia como su propio intérprete, debe ser informado y controlado por los principios (1) de la exclusividad de las Escrituras; (2) de la totalidad de las Escrituras; (3) del desarrollo natural de los temas bíblicos; (4) de la interpretación literal del texto bíblico, excepto donde es evidente el simbolismo; (5) del rechazo de las falsas analogías; y (6) del reconocimiento del carácter normativo y universal de las enseñanzas bíblicas, y de la conformidad personal con ellas. Estos principios constituyen la base hermenéutica del estudio sobre el sábado expuesto en los siguientes capítulos.

4 Gerhard Ebeling, The Word of God and Tradition: Historical Studies Interpreting the Divisions of Christianity, trad. S. H. Hooke (Philadelphia: Fortress, 1968), pp. 11-31 (Capítulo 1 - “Church History is the History of the Exposition of Scripture”). Para un estudio más detenido del asunto, ver Anthony C. Thiselton, Thiselton on Hermeneutics: Collected Works with New Essays (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2006), pp. 40-45.

5 Ver William W. Klein, Craig L. Blomberg y Robert L. Hubbard Jr., Introduction to Biblical Interpretation, ed. rev. y actual (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2004), pp. 34-45.

6 El uso de textos bíblicos sobre el sábado para justificar la observancia del domingo puede ser visto en las citas de los Padres de la Iglesia compiladas por Willy Rordorf en su obra Sabbat und Sonntag in der Alten Kirche (Zurique: Theologischer Verlag, 1972), pp. 126-237, passim.

7 Justino de Roma, I e II Apologias; Diálogo com Trifão, 2ª ed., trad. Ivo Storniolo y Euclides M. Balancin, Patrística, t. 3 (São Paulo: Paulus, 1995), pp. 83, 84 (I Apologia, § 67).

8 Para una breve introducción al método histórico-crítico, ver Edgar Krentz, The Historical-Critical Method (Philadelphia: Fortress, 1975).

9 Algunas de las críticas más señaladas al método histórico-crítico aparecen en Gerhard Maier, The End of the Historical-Critical Method, trad. Edwin W. Leverenz y Rudolph F. Nordern (St. Louis, MO: Concordia, 1977); Gerhard F. Hasel, Biblical Interpretation Today: An Analysis of Modern Methods of Biblical Interpretation and Proposals for the Interpretation of the Bible as the Word of God (Washington, D.C.: Biblical Research Institute, 1985); Gerhard Maier, Biblical Hermeneutics, trad. Robert W. Yarbrough (Wheaton, IL: Crossway, 1994); Eta Linnemann, Historical Criticism of the Bible: Methodology or Ideology? Reflections of a Bultmannian Turned Evangelical, trad. Robert W. Yarbrough (Grand Rapids, MI: Baker, 1990); Ídem., Biblical Criticism on Trial: How Scientific Is “Scientific Theology”?, trad. Robert Yarbrough (Grand Rapids, MI: Kregel, 1998).

10 Friedrich Delitzsch, Babel and Bible: Two Lectures on the Significance of Assyriological Research for Religion (Chicago: Open Court, 1903), p. 38.

11 Julian Morgenstern, “Sabbath”, en George A. Buttrick, ed., The Interpreter’s Dictionary of the Bible (Nueva York: Abingdon, 1962), [4]:135, 136.

12A Bíblia Sagrada, con las referencias y notas de C. I. Scofield (Kissimme, FL: Imprenta Bautista Regular del Brasil, 1983), p. 4, menciona las siguientes dispensaciones: “Inocencia (Gén. 1:28); Conciencia Responsabilidad Moral (Gén. 3:7); Gobierno Humano (Gén. 8:15); Promesa (Gén. 12:1); Ley (Éxo. 19:1); Iglesia (Hech. 2:1); Reino (Apoc. 20:4)”. Para un análisis crítico del método dispensacionalista de interpretación bíblica, ver Hans K. LaRondelle, The Israel of God in Prophecy: Principles of Prophetic Interpretation (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1983).

13 Charles F. Baker argumenta, en su libro A Dispensational Theology (Grand Rapids, MI: Grace Bible College Publications, 1971), p. 262, que la observancia del sábado “se aplicaba solo a Israel como una característica distintiva del pacto de Dios con aquella nación”.

14 Entre las exposiciones más importantes de la hermenéutica bíblica posmoderna se encuentran las siguientes: Edgar V. McKnight, Postmodern Use of the Bible: The Emergence of Reader-oriented Criticism (Nashville, TN: Abingdom, 1988); George Aichele, et. al., The Postmodern Bible: The Bible and Culture Collective (New Haven, CT: Yale University Press, 1995). Ver también Anthony C. Thiselton, New Horizons in Hermeneutics (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1992); Terence E. Fretheim y Karlfried Froehlich, The Bible as Word of God in a Postmodern Age (Minneapolis, MN: Fortress, 1998).

15 La existencia de cristianos observadores del sábado a lo largo de la Era Cristiana es comprobada en J. N. Andrews, History of the Sabbath and First Day of the Week, 3ª ed., rev. (Battle Creek, MI: Review & Herald, 1887), pp. 193-517; J. N. Andrews y L. R. Conradi, History of the Sabbath and First Day of the Week, 4ª ed., rev. y ampl. (Battle Creek, MI: Review & Herald, 1912), pp. 217-815; Rordorf, Sabbat und Sonntag in der Alten Kirche; Kenneth A. Strand, ed., The Sabbath in Scripture and History (Washington, D.C.: Review & Herald, 1982), pp. 131-263, 323-332.

16 Una historia comprensiva del reavivamiento pentecostal/carismático es provista en Vinson Synan, The Century of the Holy Spirit: 100 Years of Pentecostal and Charismatic Renewal