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Todo lo que usted quiera conocer sobre el té. Su historia y presencia en la pintura y la literatura, y su influencia en la historia mundial. El té en Cuba, los tipos de té y sus procesos. Beneficios y preparación del té rojo, el té verde, el té negro. Propiedades del té según la medicina tradicional. Acción farmacológica e interesantes efectos terapéuticos y sus aplicaciones terapéuticas. Formas de preparar el té y otros productos basados en el té, como compresas, mascarilla, para el mal aliento, para la caída del cabello, para el dolor de muelas, etc., y algunas recetas a base de té.
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Seitenzahl: 121
Veröffentlichungsjahr: 2017
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Edición ebook: Aldo Gutiérrez
Edición base: Lic. María Luisa Acosta Hernández
Diseño interior y de cubierta: Lic. Carmen Padilla González
Corrección: Lic. Clara D. Macías Fernández
Realización: Caridad Castaño Jorge
Composición digitalizada: Alejandro Villar Saavedra
© Mercedes T. Crespo Villate y Felipe Chao Barreiro, 2017
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2017
ISBN 978-959-05-0959-9
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El té es una planta arbustiva de la familia de las teáceas, propia del Extremo Oriente, denominada por los botánicos Camellia sinensis o Thea sinensis, la cual contiene el alcaloide teína. Presenta hojas perennes, de color verde oscuro; fruto en forma de una cápsula globosa con tres semillas negruzcas; flores pequeñas, pueden ser de color blanco, crema o rosáceo, con un agradable aroma, tienen de seis a nueve pétalos y se encuentran solas o en grupos de dos o tres.
Esta planta prospera en terrenos frescos y bien drenados, necesita del sol y no tolera las heladas. Para su mejor desarrollo, cuando está en plena floración, el riego debe ser abundante. Sus hojas se deben recoger, por primera vez, cuando la planta tiene tres años de sembrada; esta operación se realiza tres veces al año.
En la recogida manual se escogen las hojas más tiernas que estén alrededor de una yema terminal cerrada, porque son las de mayor calidad. Actualmente, la recolección del té es mediante máquinas, lo que permite abaratar el costo. De la infusión de estas hojas, que también recibe el nombre de té, surge la bebida estimulante, estomacal y nutritiva que se conoce en el mundo.
Las diferentes clases de té que se venden en el comercio dependen del modo de recolección y preparación de las hojas. Existen 23 géneros y más de 280 especies de la familia de las teáceas; están en la provincia de Yunnan, en el sur de la República Popular China. Esta planta es tan importante para los ciudadanos chinos, que no pueden estar ni un día sin tomar su té. Como China es un país muy extenso y con múltiples nacionalidades, los hábitos y las costumbres al tomar el té son distintos. En general, la gente bebe la infusión que se prepara con la planta y agua hirviendo. Se toma té verde en el sur y té de jazmín en el norte del país.
El té debe tomarse, lentamente, disfrutando su fragancia, contemplando las hojas que en el fondo del tazón ofrecen el sabor. Se considera de muy mala educación tomarlo de pie y de forma rápida. Su oferta inicia cualquier reunión, visita, comida, pero nunca termina la actividad; es en realidad una muestra de hospitalidad. En Beijing, capital del país, los trabajadores, en la mañana, llevan un frasco con tapa hermética donde echan las hojas y, durante el día, solo rellenan este con agua hirviendo. Así, las hojas que comenzaron ofreciendo un té fuerte que da energía, se va suavizando durante el día hasta el fin de la jornada, cuando es necesario solo una bebida ligera que traiga el merecido descanso nocturno.
Es importante definir, exactamente, la diferencia entre infusión y decocción. Cuando se habla de infusión se hace referencia a hervir el agua y poner en esta, ya fuera del fuego, cualquier hoja para extraer las sustancias más aromáticas. En el caso de la decocción es hervir junto con el agua diferentes partes de la planta: hojas, raíz y partes duras. No obstante, lo normal es identificar la palabra infusión con cualquier tipo de hoja y agua hirviendo. Lo correcto es decir una infusión de manzanilla, menta, tilo o jazmín; no un té de manzanilla, etcétera.
Hay varias razones para tomar té:
1. Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
2. Baja los niveles de colesterol en sangre.
3. Protege contra las caries.
4. La actividad antioxidante del té supera la de algunas frutas y verduras.
5. Ayuda a combatir la fatiga.
6. Estimula las defensas y el funcionamiento mental.
7. Es una bebida natural que no engorda, no contiene azúcar ni calorías. Se puede tomar fría o caliente.
El país tiene cuatro grandes áreas productoras:
1. Jiangnan. En el sur de las márgenes centrales del río Changjiang, más conocido como Yangtze, área que produce té verde, aunque también té negro.
2. Jiangbei. Gran área al norte del mismo río Changjiang, donde la temperatura tiene de 2 ºC a 3 ºC menos que en Jiangnan. La principal variedad es el té verde, pero también se produce el té comprimido para las minorías que viven en las regiones del noroeste del país.
3. El área del suroeste. Incluye Sichuan, Yunnan, Guizhou y Tibet. Produce té negro y verde, así como el comprimido. El té Pu’er es el más conocido de la provincia de Yunnan.
4. Lingnan. Las provincias sureñas de Guangdong, Guangxi, Fujian y Taiwán, donde se produce el té Wulong.
Históricamente, el té siempre ha desempeñado un papel preferencial en la economía de China: durante la Dinastía Tang, era un instrumento de cambio por caballos turcos y mongoles. China es el mayor productor de té en el mundo con 1,02 millones de toneladas, producidas de las distintas variedades.1
1 Dato obtenido del texto China, hechos y cifras, Editorial Lenguas Extranjeras, Beijing, República Popular China, 2007.
Hay otros 27 países productores de té, con los que China debe competir en un mercado que no solo busca la calidad del producto, sino también la forma de empaquetamiento para la mejor preservación y la presentación del producto. Como curiosidad, se puede decir que en la provincia de Yunnan, al sur del país, hay un árbol de té que tiene 13 m de altura y 3,2 m de circunferencia; se supone que tenga alrededor de 1 700 años de edad, el más viejo de China. Se le conoce como el rey de los árboles de té.2
2China el más más..., Ed. en Lenguas Extranjeras, Beijing, República Popular China, 1990.
Los mejores tés de China son:
Dragonwell. Producido en Longjing, cerca del lago Oeste, en la ciudad de Hangzhou, provincia de Zhejiang.
Biluochun. Producido en el distrito Wu, Jiangsu.
Huangshanmaofeng. Recogido en la montaña de Huangshan, en la provincia Anhui.
Junshan (aguja plateada). Producido en la isla Qingluo, que se encuentra en el lago Dongting.
Qimen. Té negro producido en el distrito Qimen, provincia de Anhui.
Liuan Guapian. Producido en el distrito de Liuan, provincia de Henan.
Xinyang Maojian. Producido en Xinyang, Henan.
Duyun Maojian. Producido en la montaña de Duyun, provincia de Guizhou.
Wuyi: Té llamado “De roca”, producido en la montaña Wuji, provincia de Fujian.
Tieguanyin. Producido en el distrito de Anxi, provincia de Fujian.
Antes de que fuese una bebida el té fue una medicina. En la actualidad, tomar té es un pasatiempo cultural del pueblo chino; ocupa un lugar en su historia, su pintura, su literatura y sus tradiciones.
Saborear el té forma parte de su espíritu, su necesidad de disfrutar la tranquilidad, la ecuanimidad y la armonía infinita. Por el sentido espiritual que esto implica es necesaria una atmósfera agradable. El lugar de tomar el té debe ser confortable, adecuado para relajar la mente, con pinturas representativas de la belleza de la naturaleza y caligrafías con pensamientos que obliguen a la meditación y la contemplación.
La primera referencia escrita apareció (350 d.C.) en un texto parecido a un diccionario que describía el té como una bebida hecha de hojas hervidas. En ese momento también lo mezclaban con jengibre y naranja, y era indicado para males digestivos y nerviosos.
Durante la Dinastía Tang (618-907 d.n.e.) llamada la “Edad de Oro”, hubo un auge intelectual en China, sobre todo en poesía, pintura, música, danza y cerámica, lo cual revitalizó la expansión económica de la época. En Changan, capital del reino, había templos y palacios que podían competir en belleza y delicadeza con las grandes villas romanas, con jardines que cubrían acres de terrenos y eran la representación más exquisita del arte chino. Otros aspectos más prácticos, pero no menos importantes, fue la siembra de la caña de azúcar, los primeros cultivos de uva para hacer vino y el arraigo popular de tomar té, que se inició como una práctica aristocrática, para luego ser asumida por todas las clases sociales.
Dice una antigua leyenda que:
China era gobernada por el emperador Wan Tu, quien fue destronado por su Primer Ministro y desterrado a una remota región al sur del país. Un día se sentó bajo la sombra de un arbusto planeando su venganza. Hizo el fuego para calentarse y se sorprendió cuando unas hojas que cayeron en la cacerola de agua hirviendo, daba una fragancia al agua, y un brebaje sabroso y relajante. Esta “agua” clarificó su mente y durante siete años la bebió en el mismo lugar, y con el tiempo se arrepintió de las pensadas represalias. Wan Tu nombró a esta agua TAI, que significa paz en chino, como reconocimiento al efecto que sobre él había logrado.
El poeta Lu Yu escribió, en el año 780 d.n.e., el Tai Ching (té clásico) por eso es considerado el padre del té. Este libro describe en sus diez capítulos, las zonas productivas, los métodos e instrumentos para el cultivo, forma de recolección y procesamiento, así como su preparación y ceremonia, la cual utilizaba una veintena de piezas o instrumentos. Debido a la complejidad de la ceremonia solo los ricos con sirvientes podían hacerlo; estos conocedores eran funcionarios oficiales, miembros de la corte e intelectuales al servicio del reino.
El quinto capítulo del Tai Ching describe la forma de elaborar el té, dando importancia a la ebullición del agua, que consta de tres grados: el primero, cuando las burbujas que flotan en la superficie parecen ojos de pescado; el segundo, cuando las burbujas son como perlas de cristal rodando por una fuente; el tercero, cuando las olas se agitan tumultuosas. Al primer hervor se hecha una pizca de sal, al segundo el té, al tercero una cucharada de agua fría para fijarlo y dar juventud al agua.
Con las hojas de té machacadas y puestas al vapor se forma una especie de ladrillo que se deja endurecer y es vendido. Aún hoy se comercializa así por ser más fácil su transportación. La infusión se realizaba con pedazos de este bloque.
Ya desde esta época se abrieron salones para beber té, que pronto se convirtieron en lugares de reunión para intercambios sociales y comerciales. En estas tertulias se validaba la calidad de las hojas, el mejor tipo de agua y la forma de hacer el té. Se presentaban a los artesanos con las cerámicas, especialmente hondas, para poder batir el líquido. El color de la taza, que predominaba, era oscuro: azul o marrón, para realzar el verde pálido de la infusión. La creatividad del artesano se manifestó en porcelana y cerámica realizadas, en especial, para el ceremonial del té.
Una tradición tan antigua se ha reflejado en las artes plásticas. En el Museo del Palacio de Beijing se encuentra la obra, en color y en papel, titulada La reunión de té, que fue pintada por Wen Zhenming, uno de los cuatro mejores pintores de la Dinastía Ming. En esta obra se refleja el estilo de vida de los letrados de la época, mientras que, reunidos, se deleitaban con el preciado té. Otra forma de expresión artística son las pinturas en los biombos, entre ellos, La danza de la recolección del té, incrustado con piedras de variados colores, que se encuentra en el Museo Provincial de Sichuan.
En el Museo de Alberta, en Londres, se muestra un cuadro titulado Tea time in Flandes