En el mundo de mi nieta - Alejandro Sassano - E-Book

En el mundo de mi nieta E-Book

Alejandro Sassano

0,0
5,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.

Mehr erfahren.
Beschreibung

Cuando Arturo, un poderoso empresario, sufre un problema de salud, decide pasar unos días con su nieta Flor. Lo que parecía una simple recuperación se convierte en el inicio de un viaje transformador. Flor le muestra un mundo donde el amor, la solidaridad y el compromiso social valen más que cualquier fortuna. Inspirado por la ternura y sabiduría de su nieta, Arturo decide replantear su vida y utilizar sus recursos para generar un verdadero cambio. Un cuento emotivo y revelador sobre la redención, el amor intergeneracional y el impacto de los pequeños gestos.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 59

Veröffentlichungsjahr: 2025

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.


Ähnliche


ALEJANDRO SASSANO

En el mundo de mi nieta

Sassano, Alejandro En el mundo de mi nieta / Alejandro Sassano. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6557-0

1. Cuentos. I. Título.CDD A860

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

Dedicatoria

En el mundo de mi nieta

Sinopsis

A Meli, mi mujer. A Mica y Fio, mis hijas. A mi familia.

Florencia tiene 12 años. Por supuesto que va al colegio, como todas las niñas de su edad, y hace actividades extra como inglés y vóley. Lo que más le gusta es participar en un grupo de voluntarios donde, según sus propias palabras, vuelve feliz y con ganas de que sea otra vez sábado, único día donde sus papás la dejan participar, ya que la prioridad es ir al colegio, asistir al instituto de inglés y hacer deportes, y en la semana prácticamente no le queda más tiempo para otra actividad, aunque los días que no tiene tarea o alguna prueba, también la dejan ir. Flor vive con su mamá Claudia, su papá Rodrigo y sus hermanos Fede y Brisa. Es nieta de Arturo Constantino, uno de los hombres más ricos del país, el cual posee un grupo de empresas relacionadas con la venta de electrodomésticos, hotelería, supermercados (siendo esta la número 1 del país) y una decena de otros negocios de distintos rubros. A pesar de esto, no está rodeada de lujos, ya que su mamá, la hija de Arturo, así lo quiso. Si bien viven en un lindo barrio, en una linda casa y no pasan necesidades, tienen, más bien, un perfil bajo.

Volviendo al abuelo de Flor, este millonario muy conocido y respetado por sus pares, resulta ser, como todo empresario exitoso, una persona muy ocupada donde prácticamente no le queda tiempo para otra cosa que no sea trabajar y ocuparse de los asuntos de sus empresas. Pero, un día, todo cambió. Luego de un pico de estrés y de un enorme susto, Arturo decidió ir a su médico personal.

—Mire, Arturo, usted lo que necesita de manera urgente es tomarse unas semanas de vacaciones —le sugiere el doctor.

—Imposible. No puedo, tengo miles de reuniones esta semana —le responde Arturo negándose rotundamente.

—Arturo, sé que usted es una persona muy ocupada, con mucha responsabilidad. Lo entiendo perfectamente, pero no lo veo bien. Debe evitar a toda costa pasar por situaciones de estrés.

—Ok, una semana, más de eso no puedo.

—Perfecto, luego de una semana me viene a ver nuevamente.

—Hecho —responde Arturo extendiendo la mano para cerrar el “acuerdo” con un apretón de manos.

Arturo llama a los hijos: Mariano, quien preside la mayoría de sus empresas, Rodolfo, quien hasta hace poco trabajaba con su padre hasta que decidió tener su propia empresa textil, y Claudia, quien siempre se desempeñó como psicóloga infantil trabajando en escuelas primarias.

—¿Qué pasa, papá? —pregunta Mariano antes de decir aunque sea “hola” al atender la videollamada grupal.

—Hola, pá, ¿Estás bien? ¿Cómo te fue? —le pregunta Claudia, la única que sabía que iba a ir al médico.

—Bien hijos, bien.

—¿Por qué fuiste al médico viejo? ¡No sabía nada, nadie me dijo nada! —protesta Rodolfo algo enojado.

—Fui porque tuve un pico de estrés, Rodo. Estoy bien, pero el médico quiere que me tome un descanso de una semana. Tranquilos que estoy bien. Les quería avisar esto. Después te llamo Mariano, para darte más detalles de los temas que te tenés que ocupar en mi ausencia. Los llamaba también para consultarles si alguno va a usar la casa de Mar del Plata.

—No, pá —responden los tres al unísono.

—Bien, porque me voy a pasar la semana allá. En casa están trabajando y la verdad es que con mucho ruido, mucho descanso no voy a tener.

—No viejo, ni lo pienses. Te venís a casa —le dice Claudia.

—No quiero molestar, Clau.

—No es molestia, es más, me venís bien porque no tengo a nadie esta semana que me cuide a Flor —le responde Claudia antes de soltar una carcajada.

—Bueno, dale. Hablamos mejor más tarde. Chau, hijos.

Al día siguiente, Arturo llega a la casa de Claudia y lo reciben con cierta frialdad. La única que se puso contenta y le hizo un dibujo, fue Flor.

—¡Qué lindo dibujo, gracias! ¿Y ese de traje y con cara de amargado soy yo? —consulta Arturo.

—Y sí, abuelo, ¿Quién va a ser? Si nunca te vi sonreír ni con otra ropa que no sea un traje…

—Y, bueno… ¿Qué querés que me ponga a los 70 años?

—No sé abuelo, ¿Un buzo?, ¿Un jogging? —le responde Flor, con cara de “¿Qué tiene de malo?”, causando la risa de los tres.

—Bueno, estás en tu casa, papá, ponete cómodo. Rodrigo se fue temprano a trabajar; y yo también ya me voy. Los chicos ya se fueron al cole. Flor entra en un rato, ¿La llevas y la vas a buscar a las 12? Te pido eso, nada más. Hay comida hecha en la heladera, solo hay que calentarla.

—Sí, hija, andá tranquila.

Tal como quedaron, Arturo llevó y fue a buscar a Flor al colegio y después comieron juntos.

—Gracias, abuelo, ¡Qué rico cocinás! —le dice Flor en tono de burla ya que lo único que hizo Arturo fue calentar en el horno la tarta que dejó hecha su mamá.

—Ah, ¡Pero qué graciosa que sos! —le responde intentando pellizcarla.

—Mañana quiero que cocines vos.

—Ah, sí, ¿Y qué querés que te cocine?

—No sé, cualquier cosa. ¿Milanesas?

—Pero no sé cocinar milanesas. ¿Y si pedimos delivery?

—No es lo mismo, dejá abuelo... —responde, un tanto decepcionada Flor.

Los días iban pasando, y la rutina era la misma de siempre hasta que un día Flor miró a su abuelo y le empezó a hacer preguntas.

—¿Es verdad que sos recontra millonario?

—No sé bien a que te referís con “re contra”… —le empieza a responder Arturo pero Flor lo interrumpe.

—A que tenés mucha, mucha plata abuelo. Así me dijeron mis compañeros. Vieron que me venías a buscar y me dijeron que te conocen de la tele.

—Y bueno, mucho no me gusta hablar del tema, pero sí, plata tengo.

—¿Y sos feliz?

—Uff… cada pregunta que hacés vos —le responde el abuelo rascándose la cabeza.

—Pero no es muy difícil la pregunta abuelo.

—Y quizás para vos no, pero para mí sí. A ver, ¿Y vos sos feliz?

—Yo sí abuelo…

—Y por qué decís que sos feliz, contame.

—Porque hago lo que me gusta, que es ir al colegio, pero sobre todo ir con mi grupo de amigos a distintos lugares para ayudar a los demás. No solo personas, sino también animales, vamos a refugios y cosas así…

—¿Y eso te hace feliz?

—Muy —responde cortito y contundente Flor, con una sonrisa en la cara.

Finalizada la semana, Arturo vuelve al trabajo. No se podía sacar de la cabeza la pregunta que le hizo su nieta, que dicho sea de paso, nunca pudo responderle. Es por eso que fue en busca de Flor, la llevó a merendar y conversar.

—Flor, hablemos de eso que llamás “felicidad”.