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Recurriendo con amenidad y simplicidad a analogías, cuentos y anécdotas, el doctor Gutiérrez Ornelas nos ofrece herramientas y perspectivas sabias para abordar los temas candentes de la cotidianeidad: el miedo que nos congela, la ira que nos desborda, la tristeza que nos hunde… hasta propuestas refrescantes como el vincularnos con ojos nuevos al día a día y la manera como podemos relacionarnos desde nuestra profunda sabiduría con los retos actuales. Al final de cada capítulo se ofrecen una serie de meditaciones prácticas especialmente diseñadas para cultivar la aceptación, la compasión o el agradecimiento… y trascender los viejos patrones que limitan el desarrollo de una vida plena.
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Seitenzahl: 152
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Javier Gutiérrez Ornelas
En el presente
50 prácticas de mindfulness
Prólogo de Fernando Álvarez de Torrijos
© 2022 Javier Gutiérrez Ornelas
All rights reserved
© de la edición en castellano:
2022 by Editorial Kairós, S.A.
www.editorialkairos.com
Composición: Pablo Barrio
Diseño cubierta: Katrien Van Steen
Imagen cubierta: Erwin (HOerwing56)
Primera edición en papel: Octubre 2022
Primera edición en digital: Octubre 2022
ISBN papel: 978-84-1121-055-3
ISBN epub: 978-84-1121-096-6
ISBN kindle: 978-84-1121-097-0
Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total ni parcial de este libro, ni la recopilación en un sistema informático, ni la transmisión por medios electrónicos, mecánicos, por fotocopias, por registro o por otros métodos, salvo de breves extractos a efectos de reseña, sin la autorización previa y por escrito del editor o el propietario del copyright.
Agradezco infinitamente a cada uno de mis maestros espirituales, a Jorge Luis Jáuregui, mi maestro de vedanta advaita, al reverendo Fa Chao Sakya, mi maestro de budismo chan, al maestro Fernando A. de Torrijos y a Javier García Campayo, mis maestros de mindfulness y al venerable lama Rinchen Gyatsen, mi maestro de budismo tibetano.
También quiero agradecer a mi familia, que me ha apoyado en los momentos de ciertas decisiones radicales que he tomado guiado por mi intuición.
Agradezco a cada uno de mis estudiantes, porque me han enseñado mucho más de lo que yo les puedo enseñar.
Finalmente, mi agradecimiento es para tantos y tantos autores de libros de sabiduría perenne, ya que me han inspirado para ser un faro en este camino hacia una vida con mayor significado.
Este es un libro profundo y sencillo en el que el autor nos invita a observar la vida desde el centro de nuestro SER. Nos anima a realizar unas cortas prácticas cada semana, una serie de actividades relacionadas con la vida diaria que poseen un poder transformador y que paso a paso pueden conseguir un cambio significativo en la vida de muchas personas.
Una invitación al autoconocimiento, a descubrir nuestro potencial como seres humanos, diluyendo los nubarrones mentales y los condicionamientos adquiridos que nos impiden percibir nuestra propia belleza. Comprometernos con las prácticas aquí sugeridas, nos permitirá que lo bueno, útil y auténtico que mora en nuestro interior se manifieste en nuestro beneficio y en el de aquellas personas con las que compartimos nuestra vida.
Hace muchos años, en Madrid, tras una adolescencia de mucho sufrimiento e incertidumbre, decidí comprometerme con la vida, averiguando la razón por la que había nacido. Dejé de buscar respuestas fuera de mí, animándome a entrar en mi interior, en la quietud del ser, en busca de algo. En uno de esos momentos de profunda oscuridad en el que me sentí paralizado, algo me habló desde el interior, diciendo: «si has nacido tiene que haber alguna razón para ello», y a partir de esas palabras fue que decidí hacer de mi vida una aventura.
Fuera de mí todo era ruido, recibía muchos consejos sin sentido y sin haberlos solicitado, como si el que me los ofrecía supiera de lo que estaba hablando. Su procedencia era muy diversa, de familiares, amigos, maestros, autoridades civiles o eclesiásticas, posiblemente sin mala intención. Sin embargo, eran opiniones lanzadas frívolamente sin que nadie se hubiera molestado en preguntarme qué era lo que realmente necesitaba, lo que me compungía, de dónde surgía mi descontento, mi malestar, mi sufrimiento… Es decir, no me sentía escuchado.
¡Debes hacer esto! ¡Debes hacer lo otro! Todos esos manifiestos caían en mí como palabras vacías, pues no se reflejaban en los actos de quienes los lanzaban; te decían hacer esto, pero ellos hacían completamente lo contrario. Mi conclusión fue que es difícil encontrar sabiduría en la multitud, cuando uno percibe que esa multitud como grupo o individualmente sigue atrapada en su propio sufrimiento, en su propia oscuridad y en su propio egoísmo.
¿Por qué nos hacemos tanto daño unos a otros? ¿Cuál es la causa de tanto sufrimiento?
Tendrían que pasar muchos años y una gran cantidad experiencias de todo tipo. Vivencias con diferentes personas, ricas y pobres, independientes y dependientes, poderosas y sin poder alguno, con gran erudición o analfabetas, de todas las edades y de todos los colores, en barrios pobres y en universidades, en palacios y en chabolas, en monasterios y en prisiones, en el campo y en las ciudades, para llegar a la conclusión de que todos estamos en el mismo barco, y que, si el barco se hunde, ahí nos hundimos todos.
Descubrí que nadie es mejor o peor, que el papel que cada uno desempeña es el territorio en el que le ha puesto la vida para expresar su humanidad lo mejor que pueda. Que ser un ser humano es un privilegio y conlleva una profunda responsabilidad, que todos estamos aquí por una razón y que nuestra función más importante es averiguar la razón de haber nacido y de acuerdo con ello colaborar en el propio desarrollo, contribuyendo de la forma más eficaz posible al proceso de la evolución humana.
Hay una inscripción en el Museo de Antropología de la Ciudad de México que creo que dice así: «Esos toltecas eran realmente sabios, solían dialogar con su propio corazón».
Todos hemos nacido con una JOYA inmaculada en nuestro interior, una chispa de conciencia que no se mancilla, que se mantiene pura toda la vida y cuya principal función es dar luz y guiarnos en este valle de lágrimas. En el momento de nacer y con la llegada de la primera respiración, esa magnífica joya encuentra su morada en nuestro interior, iniciándose ahí el proceso de vivir. Poco a poco, vamos despertando tímidamente a una nueva realidad, y de acuerdo con las circunstancias, nuestra alma se va manifestando, va abriendo cada uno de los sentidos para poder percibir las experiencias iniciales de la vida, con sus condicionamientos y limitaciones basados en la genética heredada y en el medioambiente en el que ha surgido.
Ese nuevo personaje que emerge entre llantos empezará a ser afectado por todo tipo de choques agradables o desagradables que irán moldeando una neblina. Alrededor de esa joya, se empezará a construir un yo, nos cubrirán todo tipo de ropajes que con el tiempo podrán llegar a ser nubarrones oscuros, que nos impedirán percibir aquello que desde el corazón del SER nos mueve.
En nuestra vida todo tiene una razón de ser, aprendemos unos de otros. Somos el actor o la actriz de nuestra propia película, también el director y la guionista. ¿Eres tú el que decide quién quieres que esté en tu película o son otros los que deciden por ti?
Durante años, dirigí el programa de reducción de estrés del centro médico de la Universidad de Massachusetts. Por mis clases pasaron miles de pacientes con múltiples condiciones crónicas, que en muchos casos habían surgido debido a elevados niveles de estrés. La mayoría de los participantes llegaban a nosotros porque habían perdido el sentido de dirección, su mente bulliciosa o egoica había tomado posesión de sus vidas, zarandeándolos en mil direcciones.
Venían al curso a aprender algo que les permitiera recuperar la estabilidad, la paz mental, la armonía, la alegría de vivir. Es muy fácil perderse, las distracciones son abundantes y variadas, nuestro cerebro está tan presto a distraerse que «un día giré la cabeza, y se convirtió en mi vida».
El programa de reducción de estrés se creó para darnos la oportunidad de parar, respirar, relajarnos y recuperar el sentido de dirección. Su mayor propósito ha sido ayudar a que cada persona aprendiera a conectar con su cuerpo y respiración, que son los fundamentos de la medicina cuerpo/mente, ayudando a esa mente dispersa, «loca», a dejar de interferir. El cultivo de la atención plena o mindfulness es una invitación a que esta mente egoica que se cree la dueña de la casa se vaya calmando, para que la Mente Silenciosa y tranquila, que surge del resplandor de la joya interna, empiece a indicar de nuevo nuestro camino, nuestra razón de ser.
A mis pacientes les digo que además de la joya que se depositó en nosotros al nacer y que no ha dejado de brillar, se nos entregó un jardín o huerto a cultivar, tu huerto, tu jardín, tu compromiso con la vida, tu responsabilidad como ser humano. Un huerto en el cual depositar semillas que tengan alma y significado para ti. Para atenderlo es necesario visitarlo a diario, cada persona posee el suyo y debe atender el suyo, no el de otros. Esa es la responsabilidad personal de cada uno: aprender a no manipular el jardín de otros y asegurarse de que los demás respeten el suyo.
Uno de mis poemas favoritos de don Antonio Machado es el que termina diciendo:
«Alma, ¿qué has hecho de tu pobre huerto?»
El libro que tienes en tus manos es una invitación a atender tu propio huerto, de forma sencilla pero eficaz, con entera dedicación. Es una invitación a detenernos en el aquí y ahora, en el momento presente que es en realidad el único momento que tenemos para estar vivos. La mente bulliciosa o dispersa necesita del pasado y del futuro para sobrevivir, le aterra la quietud, es el fundamento del tiempo psicológico y la memoria ordinaria, la dualidad, la separatividad.
La Mente Silenciosa es donde surge la pura percepción, el entendimiento, la inteligencia, la compasión/sabiduría, que se manifiestan en la quietud del momento presente y es puerta de acceso a la memoria trascendental y a la percepción no dual.
Dedica cada día al menos diez minutos al momento presente. Una invitación a hacerte consciente de tu cuerpo y la respiración que lo acompaña y nutre, de forma que la luz interna te alcance, te guíe. Hazlo a tu manera, pero atendiendo con sentido de compromiso y responsabilidad a las indicaciones y guías ofrecidas por Javier en este libro, para que de estas prácticas puedas extraer semillas que tengan alma y significado para ti. Una vez que las tengas claramente en tus manos, deposítalas con cuidado en ese jardín interior que te fue entregado al nacer para que lo cuidaras, para que con el calor que emana del cultivo de la atención plena, germinen, den fruto, y puedan convertirse en alimento para aquellos con los que compartes tu vida.
FERNANDO ÁLVAREZ DE TORRIJOS
Massachusetts, 8 de marzo 2022
Viajamos mentalmente de manera incesante perdiéndonos el maravilloso espectáculo que está frente a nosotros y quejándonos de que la vida no tiene sentido o que algo le falta.
Nos quejamos de que a la vida algo le falta, y sí, lo que le falta somos nosotros, nuestra atención, que en lugar de estar conectada con el siempre sorprendente flujo de la vida, se pierde entre el pasado y el futuro.
Desde hace más de diez años, me involucré en un viaje hacia mi interior, que no deja de sorprenderme, porque, cuando menos lo espero, me depara maravillas insospechadas. Se desvelan ante mí secretos que siempre he tenido frente a mis ojos, pero que yo no veía.
Al darme cuenta de que el despliegue de la vida está ante nuestras narices y que la mayoría de las personas solo desean que el siguiente fin de semana les ofrezca momentos de felicidad, decidí prepararme de manera total. Quise tener las herramientas para poder abrir la puerta de esta maravilla a personas interesadas. Hoy, mi labor es decirles que no hay nada más asombroso que vivir el momento presente, compartiéndoles algunos ejercicios y pistas para lograrlo.
¿Dicen que ya vivimos el momento presente? Nuestro cuerpo sí, pero nuestra mente generalmente se distrae en un futuro construido con nuestros temores y ansiedades o en un pasado perdido entre remordimientos, culpas, tristezas y frustraciones.
Con nuestra mente podemos viajar en el tiempo también para concretar cosas favorables como planear las vacaciones o irnos a momentos placenteros del pasado. Sin embargo, para lograr estos viajes tenemos que pagar el precio de abandonar el aquí y el ahora, donde se despliega la vida en toda su plenitud, y yo prefiero no comprar ese boleto, porque es el boleto de la desatención.
En consecuencia, busqué la forma de entrenarme para profundizar y enraizarme en el momento presente. Esto me ha llevado a conocer a extraordinarios maestros de esta disciplina, llamada mindfulness, que hoy enseño.
Mindfulness es la capacidad de poner total atención en el momento presente, pero no solo en lo que nos rodea y percibimos, sino también y muy especialmente en nuestras sensaciones corporales y procesos mentales, tanto pensamientos como emociones, sin distraernos con ellos. Debemos darnos cuenta de que somos esa consciencia que está en la base de todo cambio, sin que ella misma se modifique. Aunque esto se dice fácil, requiere ejercicios que suelen ser sencillos, y que por esa misma simpleza son fácilmente demeritados, creyendo que tienen menos poder del que poseen.
En consecuencia, en este libro iremos explorando diferentes reflexiones y ejercicios para lograr semana a semana una vida plena, una vida de total presencia.
Quiero cerrar esta breve introducción comentándote que cada ejercicio que aprenderemos tiene un amplio respaldo científico, y cada reflexión que compartiremos viene de tradiciones orientales, que han sido añejadas y destiladas en los cerebros y corazones de grandes sabios.
Mi recomendación es que leas un capítulo por semana; como son cincuenta, tienes suficientes para todo un año. Durante cada semana conviene estar atenta o atento a percibir si lo que leíste se relaciona con lo que vas viviendo. El estar presente en cada momento correspondiente a dicha semana te permitirá aprender con tu propia capacidad lo que la vida te va enseñando. Estoy seguro de que serán muchos los momentos en los que notarás la sintonía entre lo que leíste y lo que la vida te está desplegando.
Si lo trabajas así, no te saturarás y permitirás que la vida te vaya guiando, a su paso, a su tiempo y en su momento. Por lo tanto, no será una lectura que sea desarrollada solo por ti, sino que la vida se confabulará contigo, para que cada capítulo tenga un mayor sentido. La vida siempre nos está hablando y mostrando sus secretos y maravillas, si nosotros estamos ahí para escucharla.
De este modo, es importante que bebas estas reflexiones paso a paso, ya que te darás cuenta de que son pistas para que puedas conocer una sabiduría que es parte de tu naturaleza, ¡porque es tu naturaleza!
Cada capítulo tiene el hilo conductor de hacernos ver y revalorar el presente, tanto lo exterior como nuestro interior, ya sean las emociones, percepciones, conductas o tendencias. Con esto podremos equilibrarnos momento a momento ante los cambios incesantes de la existencia.
Deseo sinceramente que este pequeño libro cumpla con su función: el darte pistas para sacarle el mayor jugo posible a la vida y a tu maravillosa esencia y con ello ser un agente de cambio positivo para ti y para todos los que te rodean.
«Quien reconoce su miedo, reconoce su humanidad».
El miedo es una de las emociones más importantes para la supervivencia, pero cuando se vuelve excesivo y desbordado actúa exactamente en forma contraria.
Ante las situaciones adversas y riesgosas, el miedo es una alarma imprescindible que ha sido desarrollada durante millones de años para que en cuestión de unos segundos nos active para tratar de ponernos a salvo.
Por lo tanto, es absolutamente normal que esta emoción, diseñada por el proceso evolutivo para avisarnos de los peligros, se detone para que nos protejamos y tomemos nuestras precauciones, evitando ser vulnerables ante una situación de riesgo.
El miedo es como esa luz roja en el tablero del coche que se enciende para avisarnos de que debemos atender alguna cuestión importante: una vez que la atendemos, se apaga, volviendo a la normalidad.
Desgraciadamente, lo que suele sucedernos es que, aunque atendamos al riesgo, muchas veces ese foco no se apaga. Es decir, hemos tomado nuestras precauciones para evitar un daño, pero, incluso ya protegidos, la emoción del miedo sigue allí, como telón de fondo. Es alimentada por nuestros pensamientos catastróficos sobre determinada situación, lo que nos va generando más daño que beneficio.
Está demostrado que el miedo crónico genera un estrés que daña nuestro cuerpo de forma muy agresiva. Tal vez podemos protegernos de un riesgo exterior, pero nuestro miedo desbordado nos daña desde dentro.
¿Qué hacer entonces para dejar de tener miedo? Bueno, ciertamente, no se trata de dejar de tener miedo, porque, cuando intentamos hacerlo, este suele crecer más. Por el contrario, se trata de aprender a estar con él y verlo como lo que es, una serie de cambios físicos que se activan ante un riesgo o ante el pensamiento de un riesgo.